¡Hola! ¿Cómo están? Me arrastraron a un viaje con la familia y no pude subir el capítulo cuando quería. Pero bueno, mejor tarde que nunca :D
Sin nada más que agregar... ¡COMENZAMOS!
Capitulo 18 - Una cercanía al pasado.
ZORO RORONOA.
Sanji huele delicioso, aun a pesar de haber limpiado su cuerpo con mi jabón, tiene un aroma característico. Su piel es suave al tacto y debe tener un champú especial, ya que su cabello parece seda. Logré convencerlo de dormir aquí y a pesar de lo ocurrido hace algunas horas, quería más. Aunque logre calmar mis ansias, él no aguantaría o peor, no lo disfrutaría como corresponde.
Yo me dormí rápidamente y en lo último que me quedaba de conciencia, sentí su espalda tocar mi pecho, por lo cual suspiré. Al despertar ya no estaba a mi lado, pero podía oler el desayuno desde mi habitación. Mire la hora en el móvil, dándome cuenta de era más almuerzo que otra cosa.
Me coloqué un short y una camiseta antes de salir - ¿Sanji? – Vi su cabeza asomar por la puerta – Buen día.
Se sonrojó, carraspeo y luego sonrió – Buenas tardes mejor dicho.
-Podrías ser más adorable si no fueras tan contestón – Se encogió de hombros y volvió a desaparecer.
-¡Lávate la cara antes de venir a comer! – Rodé los ojos y obedecí.
Era un almuerzo sencillo, huevos revueltos con ensalada y pollo. Utilizo lo único que había aquí para lograrlo. Me miró de pies a cabeza y una vez que terminó su escaneo me invito a sentarme - ¿Necesito tu permiso en mi casa?
-Si cuando soy quien cocina – Colocó un plato sobre la mesa y fue a servir otro.
-No necesitas hacer esto – Pude ver la mueca que intento esconder casi al instante.
-Quiero hacerlo – Giró sobre sus talones – Me… Lo que pasó ayer.
-Y hoy – Se sonrojó.
-Sí, eso. Me gustó – Sonreí y llevé un poco de comida a la boca – Quiero repetirlo otro día.
Eso me sorprendió, pensé que sería un poco más reticente y se haría el difícil o algo por el estilo - ¿De verdad?
-¡Si harás esa cara ya no! – Ni supe que expresión hice, pero no creo haberla pensado siquiera.
Estaba tan avergonzado, que se dio media vuelta e intento salir de la cocina. Menos mal soy más rápido y lo agarré justo en la mitad del pasillo - ¡Espera! – No volteó – Estoy algo sorprendido de que fueras tu quien lo propusiera, estaba convencido de que te seduciría de nuevo.
-¿Está mal qué sea yo? – Intenté girarlo. No sé movió e hizo hasta lo imposible para que no lo logrará voltearlo.
-Sanji, mírame – Negó con la cabeza – No tiene nada de malo, yo iba a hacer algo parecido, pero no de manera tan elegante – Relajó los dedos que llevaba cerrados en un puño desde que salió de la cocina.
-Lo siento, siempre que yo lo proponía, estaba mal o no era el momento – Cómo odio al imbécil que le tocó.
-¿De donde sacaste a esa basura? – Volteó por fin, tenía los ojos llorosos. Lo atraje a un abrazo, al principio no corresponde, pero en menos de treinta segundos, sentí sus cabellos en mi cuello.
-Lo conocí en un concierto.
-No te sientas mal si te dejó de gustar ese grupo – Sonrió por fin, y apretó un poco mas mí cuerpo.
-Tiré casi todos los discos – siento mucha pena por su suerte. Una sola vez me tocó ser el pasivo y fue difícil, a pesar de que el compañero en ese momento hizo hasta lo imposible para hacerme sentir bien. Con un imbécil cómo su ex novio, tuvo que parecer una tortura.
No hay manera de consolar eso, solo buscar darle mejores experiencias y rogar porque el tiempo haga que duela menos.
LUFFY MONKEY.
Escucharlo contarme más sobre su pasado, fue un golpe de realidad. Para una persona cómo yo, que no conocía nada del mundo y si me imaginaba maldad, era únicamente en forma de burlas estúpidas sobre mi peso. Entender lo podrido que estaba todo, de boca de alguien a quién quiero, fue horrible. Apenas podía asimilar toda la información que me dio. La palabra monstruo tuvo un nuevo significado.
Quería ayudar a Torao, a Bepo y ser un apoyo para alguien. Él me parecía un hombre, aun mas increíble, luego de pensar en que se enfrenta al "padre" de su amigo para salvarlo. Es admirable su empeño, en cuidar a los demás y me preocupa que no vea por si mismo.
Mientras curaba sus heridas, pude admirarlo mejor, bajo las luces blancas del baño, se veía aún más atractivo. Ya terminada mi tarea, él se movió y el agua me tomó tan desprevenido, que eche la ducha al suelo y en menos de diez segundos, ya estábamos empapados. Por un descuido resbale y cuando pensé que acabaría con un hermoso moretón, sentí sus brazos en mi cintura e instintivamente, lleve mis manos a su pecho.
Una oleada de calor me recorrió completo, cuando sentí su piel. Como si hubieran encendido una fogata, justo a mi lado – Quiero besarte – Las palabras salieron disparadas de mi boca. Pensé en retractarme inmediatamente, pero me dio un golpe de confianza, al ver su expresión.
-¿Ahora? – Asentí. El bajó un poco la cabeza y atrapó mis labios en una unión desordenada. Es frenético, cómo si el otro fuera a desaparecer en caso de separación.
Su brazo en mi cintura, afianzó el agarre; la mano libre, recorría mi columna y yo evitaba que se alejé, atrayendo su toque, al jalar su cuello hacia mí. No se negó a nada, prácticamente no omitió palabra durante nuestro intercambio, fue como si estuviera ido – Torao – Suspiré su nombre cuando nos separamos por falta de oxígeno.
-Esto es malo – Se soltó de mí y colocó ambas manos entre nosotros. Abriendo y cerrando los puños – No siento mis manos.
-¿Te duele? – Negó con la cabeza - ¿Es malo?
-Suelen entumecerse, pero no hasta este punto. Creo que me pasé con el saco de boxeo – Toqué sus dedos y su expresión de sorpresa me preocupó – Están cálidas – Sujetó con más firmeza, mis extremidades – Eres muy cálido…
Me sonrojé, ni siquiera entendía por qué motivo. El solo había hecho una declaración sobre mis manos nada más. Pero mi cerebro soñador, se creía especial. Por un momento quise darme un golpe en la frente, ya que estaba pensando en tonterías, aunque era imposible, debido a su agarre.
-¿Qué quieres hacer entonces? – Lo tomé por sorpresa o tal vez estaba concentrado en algo más.
-¿Hacer? – Miró nuestra unión – Me gustaría seguir besándote.
Mi cara estaría hecha un foco de navidad, pues él río. Un sonido demasiado agradable - ¿Qué?
-Lo siento, a veces tus reacciones son demasiado adorables – En ese mismo instante, subió una de sus manos hasta las cejas y ahora fui yo quien río.
A mi me parece más tierno, cada vez que hace eso ¿Pensará qué soy psíquico o algo así? Pues eso solo lo hace conmigo – Soy peligroso, todo aquel que me subestima, paga las consecuencias.
-¿Cómo cuáles? – Me coloqué en puntas de pie y besé su mejilla.
-A su debido tiempo, lo averiguara Señor Torao – Él evitó que me aleje y comenzó a hacerme costillas para forzar mi confesión. Yo hui despavorido hasta la sala, siendo seguido muy cerca por el peleador.
Una vez me alcanzó, no paró su ataque, hasta que me rendí. En el forcejeo habíamos terminado tirados en el sofá. Yo recostado en sus muslos y el mirándome desde arriba - ¿Admites la derrota? – Sus preciosos ojos grises, brillaban bajo la luz tenue de la habitación.
-Sólo por ahora, pues estoy muriendo de frío – Ambos estábamos mojados, con ropas demasiado ligeras para este clima de otoño.
-Lo siento, me dejé llevar – Hizo el intento de ponerse de pie, pero yo se lo impedí – ¿Luffy?
-¿Me ayudas a entrar en calor Torao? – Pude escuchar cómo le costó pasar saliva a través de su garganta - ¿No volverás a besarme hoy?
Si lo hizo, sentí la pasión en el contacto de labios que tuvimos. En sus dedos al delinear mi cintura, mis muslos y caderas. En el pulgar travieso que jugaba con mis pezones por encima de la ropa mojada. En todo momento mi cuerpo pedía más y más de él. En ningún instante tuve deseos de parar lo que estaba ocurriendo en ese sofá.
Me había quitado la remera, dudó un poco al hacer lo mismo con mis pantalones, pero lo terminó haciendo. Ya completamente a su merced, me sentí cohibido. Me miraba con demasiada intensidad – ¿Puedo tocarte?
-Lo estás haciendo – Dirigió su mano a la parte delantera de mi bóxer y comprendí a que se refería – Por favor hazlo.
Sentía que estaba a punto de explotar. El aire frío del lugar, rápidamente fue reemplazado por el calor abrasador de su mano. Mi polla se sintió en el cielo cuando comenzó a darle atención, mis pezones enviaban corrientes eléctricas a través de cada nervio, mientras mis labios eran silenciados por los suyos.
Estaba recostado sobre su regazo, recibiendo todas las caricias que me ofrecía. El vaivén en el glande me acercaba demasiado rápido al orgasmo. Por lo que decidí dejar de ser solo un espectador más y pasar a la acción. Mi intención era mostrarle que no todo sería dictado por él y creo que funcionó. Pues de la sorpresa, hizo exactamente lo que le pedí. Quedándose sentado sobre el sofá con el miembro listo para ser tomado.
Necesitaba todo el coraje del mundo para hacer esto. Pero sé que le gustará, pues en teoría ¿a qué hombre no le alegra el día que su pareja sentimental le haga una felación? No tengo ni un poco de práctica, pero el porno me da algunas pautas sobre qué hacer y eso que no volví a verlo desde los 18 años.
Primero – Que esté desnudo.
Segundo – Que me arrodille entre sus piernas abiertas y
Tercero – Pero no menos importante, no dientes.
Sus ojos me recorrían la cara mientras tomaba el asunto en mis manos. Intenté meterla completa en mi boca, lo cual no funcionó ya que, apenas llegaba a la mitad y casi me ahogo. Sentí sus manos en mi cabello, acariciándome suavemente – No necesitas hacer eso – Ahora ya era cuestión de orgullo.
Con ambas manos acaricie la base y mi boca la use únicamente para envolver el glande. Lamiendo la punta del mismo, lentamente. Eso pareció gustarle, pues un gruñido casi inaudible se escuchó en su garganta. Comencé a mover la cabeza de arriba para abajo, no rápido, era un movimiento lento.
Mi propia polla comenzaba a doler, por lo cual retomé el trabajo que le había quitado a la mano de Torao. Levanté la mirada para cerciorarme de que le gustaban mis atenciones, pero al ver los ojos llenos de lujuria me corrí. Aún tenia a Law en mi boca y se sentía de maravilla - ¡Luffy! – Quitó mi cabeza con una de sus manos y el líquido blanco salió disparado contra mi cara.
Tiene un gusto amargo, pero no por eso es desagradable. Torao seguía con la cabeza echada para atrás. Respiraba pesado, y yo también - ¿Te gusto?
Se incorporó sobresaltado, estaba parado mientras yo seguía de rodillas frente a él - ¡Lo siento! – Buscó algo con la mirada en la habitación y cuando lo encontró, fue en grandes zancada a traerlo. Regresó con un paquete de servilletas de papel. Se colocó en cuclillas a mi lado y con un sonrojo evidente, limpió sus restos de mi cara.
- ¿Te gusto? ¿Torao?
Estaba sorprendido por mi pregunta, cómo si no la esperara – Por supuesto que sí. Creí que era evidente.
-¡Que bueno! – Sostuvo mi cara entre sus manos y me besó.
No se incómodo por su sabor, tampoco bajó le intensidad del contacto. Si eran lentos, pero tan profundos que terminan en lo más lejano de mi conciencia. Sus dedos se deslizaron por mi pecho nuevamente, jugando con mis pezones y enviando corrientes eléctricas a través de mi columna – Espera, espera, aun estoy algo sensible – No me hizo caso, reemplazó los dígitos con su boca, mientras la palma sujetó mi pene de nuevo.
-Eres delicioso – Comencé a mover más caderas al ritmo de su mano. Mientras él mordía los montículos y los jalaba con sus dientes.
-Torao – Traté de alejarlo de mis aureolas – Es mucho – Jadee. En respuesta, el besó mis labios y dejó de centrarse en esa parte.
-¿Aquí te gusta? – Su agarre en mi polla se volvió más marcado. Su respiración en mi oreja me hacia cosquillas. A pesar de haberme corrido hace unos segundos, ya estaba poniéndome duro de nuevo.
-Sí, pero estoy incómodo – No tuve que decir nada más.
El nos subió a ambos sobre el sofá, abrió mis piernas, llevando mi espalda al centro de su pecho - ¿Mejor?
-Si – Podía sentir su dureza contra mis nalgas, una mano justo sobre mi pezón y la otra de vuelta a mi polla – ¡Torao! – Ya sentía las primeras oleadas del orgasmo con el ritmo constante que usó desde el principio - ¡Espera, espera!
-¿Te gusta? – Solo salían gemidos de mi boca, así que asentí con la cabeza. Él no se detuvo, siguió subiendo y bajando la mano, acariciando glande al final de cada subida.
Mi cuerpo se tensó como una cuerda de guitarra, la espalda se arqueó de manera casi imposible y me corrí violentamente en la palma del peleador. El beso que recibí en el cuello, fue solo la cereza del pastel. Finalizando el acto con un última exhalación mía – Lo siento, fui el único que se corrió en la segunda ronda.
Una mano cubrió mis ojos y sentí cómo se restregaba entre mis nalgas con la otra. Gruñía en mi oreja con una voz demasiado sexy, para segundos después correrse en mi espalda. Su respiración era pesada, dándome escalofríos cada que su aliento acariciaba mi piel - ¿Estás bien?
Voltee la cabeza y el descubrió mis ojos, permitiéndome mirarlo – ¡Estupendo!
Su frente descanso en mi cabello – A mi también me gusto.
Torao durante el sexo, parecía otra persona ¿Aunque se puede considerar sexo si no hay penetración alguna?
LAW TRAFALGAR.
La cita a pesar de que casi se arruinó, con la aparición de Baby. Terminó de maravilla en la sala de Luffy. Pude contarle algo que a nadie más le había dicho, sentí su cariño mientras curaba mis heridas y aunque pensé que me dejé llevar demasiado al final, él lo disfrutó tanto como yo. Podía sentir el placer de mi compañero y eso lograba que mi lívido subiera muchísimos escalones a la vez. Nunca fui un hombre muy apasionado, y debo decir que a pesar de que fueron pocas las ocasiones en las que me acosté con alguien, jamás me había sentido tan satisfecho.
Limpiamos el desastre en silencio, el entró a darse una ducha, mientras yo terminaba de acomodar todo. Ese tiempo a solas me sirvió para pensar y vaya que no fue una buena idea recordar lo ocurrido recientemente, pues volvía a sentir mis pantalones ajustados en la entrepierna – Puedes pasar tú – Tenía las mejillas al rojo vivo. Tal vez por la ducha.
-Gracias – Tomé la toalla que me ofrecía y pasé a su lado, olía a jabón.
Me duche lo más rápido que pude, se sentía raro estar en este lugar así. En la sala, Luffy me esperaba con las rodillas contra el pecho, mirando la televisión - ¿Seguro que no hiciste un pasado por agua nada más?
-Yo no me ensucie casi – Eso lo hizo enderezar la espalda.
-¡Cierto! – desvío la mirada - ¿Ya te sientes mejor?
Me senté a su lado, apoyando mi brazo sobre el respaldo – Muchísimo mejor – Desde donde estaba, podía apreciar que el rojo se extendía desde sus mejillas, hasta su cuello. Pasando incluso por sus orejas - ¿Te desagradó?
-¡Por supuesto que no! – Volteo a verme y se puso aún más colorado – ¡Es solo!... Estoy sorprendido de que haya pasado… Así.
-¿Así cómo? – Era demasiado adorable para su propio bien. Sus ojos se paseaban por el techo buscando una respuesta.
-¡Torao! – Creo que entiendo a que se refiere, pues él se había negado a compartir la cama conmigo aquella vez en mi departamento. Pero esta vez avanzamos a un nivel diferente - ¿Lo haces a propósito?
-Al principio no, pero en este momento sí – Hizo un puchero e intentó golpear mi hombro. Yo reaccioné sujetando su muñeca por instinto.
-¡Lo siento! – Él se había disculpado y fui yo quién lo lastimó. Solté rápido su piel e inspeccione la zona – ¡Había olvidado que no te gusta, fue la costumbre! Estoy bien, no creo que deje marca.
-Discúlpame – Negó repetidamente, yo me preocupé por lo que había hecho. Sentí algo parecido al pánico invadir cada espacio de mi mente. Puedo llegar a lastimarlo si tengo esas reacciones de nuevo.
Sentí sus manos en mis mejillas y a pesar de lo ocurrido hace unos segundos, esta vez no tuvo el mismo efecto – Cálmate Torao – Sus pulgares se movían en círculos sobre mi piel – No soy de cristal, no me has hecho daño.
-Luffy yo - ¿Qué iba a decirle? ¿Acaso si le cuento sobre mi pasado lo estaré abrumando con más información de la necesaria? ¿Cómo reaccionaría si sabe todo lo que hice? – No lo volveré a hacer.
Sonrió cómo solo él sabe hacerlo y recalco que todo estaría bien – No necesitas contarme la historia completa en una noche. Tenemos mucho tiempo por delante.
Tiene razón, él no me exige nada, no me dará una paliza si hago algo a mi manera, no se desquitara con mis amigos por no seguir sus órdenes. Él es el pequeño y adorable Luffy, aquel con un corazón de oro y sonrisa contagiosa. Que es capaz de ponerte de buen humor sólo con su presencia.
No dormí en casa de mi novio a pesar de las insistencias de este, no me parecía correcto molestar a su amigo con mi presencia al día siguiente. Además, tenía demasiado para pensar y eso es lo último que haré si estoy con Luffy. La despedida fue dulce, igual que él.
Por suerte el insufrible de Pica no ha vuelto a molestar, pero eso no quita que duerma más pendiente de la puerta que antes. Mañana será un día normal, todo lo normal que puede ser luego de haber tenido un contacto tan íntimo con el pequeño pelinegro. Soñé desde el momento exacto en el que lo sujeté contra mí pecho. Al despertar, ya tenía una erección. No contaba con tiempo para atenderla, por suerte bajo rápido con el agua fría y la idea de llegar tarde.
Mi jefa me dijo al llegar que ayer había echado a un hombre de aspecto desagradable, pues vino a preguntar muy altanero por mí. Al oír la descripción, no supe a quien se refería. Vi las grabaciones y todo, pero no recuerdo haberlo visto una sola vez. Tenía la cara pintada completamente de negro y usaba un sombrero de copa. Espero que no sea alguien relacionado con los Donquixote, ya tengo bastante de ellos por una vida.
-¿Cómo te fue? – Bepo estaba en los vestidores esperándome.
-Bien, hubiera sido una noche perfecta sin Baby – Arrugó la nariz – Me la encontré y no tomó muy bien el que esté saliendo con Luffy.
-¿No ha superado esa obsesión contigo? – Negué con la cabeza – Pues tendrás problemas entonces.
-Dime algo que no sepa – La mirada de mi novio, cuándo ella comenzó su escándalo, no me pasó desapercibida. Cómo si no pudiera creer el evento que ocurría ante sus ojos.
-¿Qué dijo Luffy?
-Nada – Intentó calmarme, me llevó a su departamento, me escuchó mientras boxeaba, me trató las heridas y… "¿Te gustó? ¿Torao?" Trague saliva con dificultad ante el recuerdo de sus palabras luego de haberme hecho una mamada.
-¿El pequeño Law está recordando algo sucio? – Voltee sorprendido hacia Bepo, el cual me miraba sonriente – Estás rojo, bueno, tus orejas en realidad.
-No es cierto – Miré mi reflejo en uno de los espejos y el tenía razón.
-Eso no es malo Law, sentir cosas al recordar algo lindo con alguien es bueno y te hará bien – Se supone que yo soy quien debe ayudar a mi amigo, pero él es quien termina aconsejando últimamente.
Me preocupa mucho el estar exponiendo mis sentimientos de esa manera. Mostrárselos a las personas cercanas a mi no es malo, pero con todos esos problemas que acarrean los reencuentros con la familia Donquixote, no puedo descuidarme. Dónde ellos lleguen a saber cómo sacarme de mis casillas, estoy perdido y todos mis allegados también.
-Tienes razón Bepo – Acaricie su cabeza y le sonreí – Debo comenzar con mi turno.
-¡Claro! Nos vemos – El me siguió hasta su habitación y yo comencé mi rutina diaria.
…
Estuve dos días ajetreado en la clínica y apenas pude avisarle a Luffy eso. Quería conversar con él y si podía verlo, sería mejor. Le pedí una cita para el fin de semana y el aceptó, aunque me dijo qué debía ir a ver a su familia - ¿Quieres ir a almorzar con nosotros y después salimos los dos?
-¿Estarán de acuerdo con que vaya?
-Ya puedo imaginar a mi hermano saltando en un pie cuando te vea.
-De acuerdo, iré.
Tendré que dejar todo preparado y ver a quienes dejaré a cargo de mi amigo. Por suerte los compañeros de trabajo que tengo son agradables. Si le pido de favor que cuiden a Bepo, lo harán como si fuera su familia. La señora Kureha, es sin lugar a dudas una vieja excéntrica, pero muy leal a sus empleados.
Debía estar en casa de los padres de Luffy a las once de la mañana. Por lo cual, salí mucho antes con tal de llegar a tiempo. Por consejo de Bepo, llevé un vino para dárselo a los dueños de la casa. Una vez que estuve frente a la puerta y golpee, mis manos comenzaron a sudar. Fue el padre de familia quien me invitó a pasar, me saludó con un apretón se manos e indicó donde podía dejar la botella luego de agradecerme.
-Ace está en la sala con su novia y Luffy vuelve enseguida. Fue con Sanji y su amigo a la tienda.
-De acuerdo – Cuándo el hermano de Luffy me vio, saltó de su asiento y corrió hasta mi lado.
-¡Mira Yamato! ¡Te lo dije! – La chica era alta, de cabellos blancos y puntas celestes. Se me hace familiar.
-¡Oh! ¡Pensé que inventabas cosas! – Me tendió la mano y cuando le dije mi nombre, sus hombros se tensaron - ¿Nos conocemos de algún lado?
-No creo. Tengo buena memoria y no te he visto – Miró los tatuajes en mi mano y retrocedió – Ace, tengo que irme.
-¿Tan pronto? – Su novio la siguió a la puerta. Esa actitud fue extraña, ella estaba visiblemente alterada con mi presencia, y sé que yo no la vi nunca. Cuando el pelinegro regresó, estaba molesto - ¿Qué relación tienes con Kaido?
Ese nombre… solía hacer encargos para él. Cómo me especializada en interrogatorios, los Donquixote vendían mis servicios de torturador. Kaido, el hombre gigante con aspecto de dragón era uno de mis clientes habituales - ¿Por qué quieres saber?
-¡Porque ese mal nacido le ha hecho pasar infiernos y si sabes dónde está, quiero que me lo digas! – Darle ese detalle, seria como poner un arma en su cabeza. Está demasiado enojado pata pensar con claridad.
-No te lo diré, pues si llegas a ir solo allá, te matarán – Golpeó un pared de la rabia.
-¡Maldición!
En eso la puerta se abre y llegan los que habían ido a comprar las cosas - ¿Yamato dónde fue? – Fue la primera pregunta de Luffy, hasta que me vio y luego a su hermano.
Entendió perfectamente que algo estaba mal, por lo cual me pidió ir al patio para hablar. Acepté sin pensarlo demasiado, pues si esa chica tiene relación con Kaido, sólo es cuestión de tiempo para que se entere de la verdad. En ese caso, prefiero contárselo todo y que sea lo que tenga que ser. Pues no puedo obligarlo a quedarse junto a alguien, con un pasado cómo el mío.
SANJI VINSMOKE
Ese fin de semana nos pasamos metidos en la cama. Zoro es un amante apasionado, seductor y divertido. Me reí cómo hace mucho tiempo no lo hacía, escuchando anécdotas sobre él y su hermana. Yo estaba reacio a contarle sobre el mío, por lo que solo le hable de la época en donde mamá aún estaba viva y parecíamos una familia normal.
-¿Cuándo te diste cuenta de que eras gay? – Lo pensé y sonreí ante el recuerdo.
-Mis hermanos y yo mirábamos una serie de un súper héroe cuando teníamos 6 años. A ellos les gustaban los villanos porque supuestamente eran fuertes y demás. A mi me gustaba el héroe, porque era guapo.
-¿Te llevas bien con ellos? – Claro que no, fui su saco de boxeo desde que mamá murió.
-Digamos que preferiría tener solo a Reiju en mi vida – Una de sus manos acarició mi mejilla.
-¿Quieres cambiar de tema? – Estábamos en una posición tan íntima, que parecíamos una pareja de amantes que llevaban años juntos. Él estaba recostado en el sofá y yo entré sus piernas, con mi espalda entre su pecho y el bíceps.
-Si, son parte de un pasado que prefiero no recordar – Asintió y para mi total sorpresa, beso mi frente. Yo me sonrojé al instante.
-La vida tiene muchos momentos malos, pero si te hubieras centrado en ellos, no serias lo qué eres ahora.
-¿Un recepcionista? – Negó con la cabeza y río suave. Moviendo su dedo gordo en mi mejilla tan suavemente, que me dio escalofríos.
-Una persona brillante. No me refiero a inteligente – Fruncí el ceño ante la idea de que me esté llamando idiota y él río – No dije que eres tonto. Con brillante me refiero a que llevas luz a cada lugar que vas. Siempre emanas energía positiva y esa es una cualidad que no todos poseen.
-Me gusta ver a las personas reír. Desde mi vieja habitación, podía ver un parque infantil. Familias riendo, amigos jugando, parejas acaramelada y quería eso para mí también – Abracé mis piernas ante el recuerdo de ese frío lugar en el ático, lo solitario y sucio que se veía todo – Uno anhela lo que no tiene.
Zoro se quedó en silencio, abrazando mi cuerpo contra su pecho con fuerza, recargando su mentón en mis cabellos - ¿Te sentiste solo?
-Sí. Mi mamá murió cuando tenía seis y Jude no era el mejor de los progenitores – Sus caricias en mi brazo me transmitían calma – Por suerte, todo eso que anhelaba lo conseguí con los Gold. Roger y Rouge son personas maravillosas y sus hijos, son los hermanos que siempre desee.
Me sentía cómodo hablando con el moreno. Cómo si contarle sobre mi pasado no fuera tan doloroso, es un increíble compañero de conversación – Pues Tashigi es una hermana/mamá gallina. Siempre me regañaba cuando me metía en problemas y estudio conmigo Kendo para controlarme. Aunque es demasiado lenta aprendiendo y se quedó atrás muy rápido.
-¿Kendo? – Asintió y señaló unos trofeos y medallas colgados en una esquina. Estaban bastante escondidos. Me coloqué de pie para ir a verlos, él se quedó en su lugar - ¿Son tuyos?
-Sí – Había uno incluso del año pasado y entonces voltee para mirarlo.
-¿Aún practicas?
-Por supuesto, era maestro hasta hace algunos meses – Había tres espadas de verdad colgadas en la pared y él me dio permiso de tocarlas. Eran más pesadas de lo que pensaba – No creo que puedas usarlas todas.
-Nadie podría usar las tres.
-Yo sí – Le pedí que me enseñe cómo y él se colocó de pie. Tenía el torso al descubierto y se veía imponente mientras caminaba hasta mi lado.
Uso una en cada mano y la tercera fue a su boca, lo miré incrédulo. Cuando comenzó la rutina que me dejó asombrado. Era increíble cómo se movía, parecía que tenía seis brazos. Aplaudí su habilidad cuando las tuvo todas enfundadas y él sonrió con nostalgia - ¿Por qué dejaste de enseñar?
-El dojo me queda lejos – Las colocó todas en su lugar – Se mudaron a un edificio más amplio y ya me queda lejos.
Se acomodó a mi lado en el sofá, apoyó su codo en una de sus rodillas y la cabeza sobre la mano - ¿Quieres que te enseñé?
-Paso, prefiero que lo único afilado que pase por mis manos sean los cuchillos de cocina – Terminé la frase y sentí su toque suave en la punta de mis dedos.
-He estado pensando en cómo preguntar esto… Sanji, ¿Qué esperas de nuestra relación? – Era tan ligero el contacto de los dedos, que si no lo viera, pensaría que es el viento.
-¿Qué quieres tú? – a mi me encanta Zoro, a veces me desespera, pero eso no resta ni un poco al cariño que le tengo.
-Yo me adapto a lo que puedas darme. No quiero forzar nada, pues acabas de terminar una relación tormentosa. Pero tampoco me creo capaz de volver a alejarme demasiado.
-¿Te gusto? – Si me tomaba de las manos notaría que las mías están sudadas.
-Lo suficiente para romper muchas reglas auto impuestas - ¿Y eso que se supone que significa?
-Si dices que te gusto, a pesar de tu buen juicio te pateare – Enarcó una ceja y yo reí. Él no se parece en nada al señor Darcy – Eres cero romántico, no servirías como el protagonista de una historia de amor.
-En eso estamos de acuerdo, me parece que sería el personaje secundario sexy pero patán - Puras estupideces.
-No eres un patán, sólo te falta encontrar a alguien que entienda tus problemas – Tomó mi mano y yo me sonrojé al instante.
-¿Te gustaría ser ese alguien? – Con sólo mirarme mueve una fibra en mí – Olvídalo, no quiero que te sientas presionado a nada. Yo no voy a desaparecer de tu vida si te niegas y tampoco te trataré diferente.
-¿Qué cambiaría entonces? – Lo pensó un momento y se sonrojó, algo extraño para él.
-… Nada supongo.
-¿Entonces? – Esta vez, él rojo se extendía hasta sus orejas. Igual se veía atractivo. Adorable y atractivo.
-… Yo lo sentiría diferente – No puedo negarme a nada si me mira de esa manera. Si acepte hacer con lo que hacíamos sin compromiso, porque le iba a decir que no a tener algo serio.
…
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
Nos vemos en el siguiente capítulo :#
