CAPÍTULO UNO
Los siguientes eventos ocurren un poco antes de la aniquilación del clan Uchiha.
Narra Itachi:
Me encontraba afectado por la reunión que tuve con los ancianos, en parte ser un doble agente me estaba destruyendo así que desde hace tiempo me alejó de la aldea y visitó el bosque para poder calmarme, entre las misiones con los ANBU y mi padre me estaban causando grandes jaquecas, no tenía deseos de regresar a casa no si mi padre insistía que fuera contra mis principios.
Narradora
Itachi solo hacía tiempo hasta que el sol se ocultaba, aquella rutina que según él lo relajaba estaban causándole pesar, sentía que se estaba ocultando de su familia, pero el joven pelinegro no tenía opción sabía lo que le esperaba en casa.
Se sentó en el tronco colocando sus manos en su rostro cuando escuchó algo moverse entre la maleza, al levantar su vista vio un destello amarillo moverse de un lado a otro, aquello le parecía extraño ya que nadie solía ir a esa parte del bosque, pero no era algo que le preocupara ningún enemigo era rival para él sin que este lo detectara a tiempo.
Sin embargo, el joven se equivocó, antes de que lo notara un niño de cabellos dorados se encontró a lado suyo con la mirada puesta en él, de inmediato se espanto nunca antes alguien había logrado evadir su detección dejándolo algo impresionado.
Narra Itachi:
Me espante verlo parado a lado mio sin que yo me diera cuenta pero en cierta forma no había nada de qué preocuparme se trataba de un niño quizás un año menor que mi hermano, el se quedo mirándome con esos grandes ojos de color azul mientras intentaba acercarse a mi rostro, pero en ese momento no podía hacerlo, la altura del tronco y su baja estatura apenas lograba llegar me a la cintura, aún así se encontraba empeñado en ver mi cara, su acción me pareció tierna y algo divertida mientras se paraba de puntitas y estiraba su cuello mirándome fijamente que no pude evitar reírme.
-pensé que estabas llorando-me dijo sorprendido luego de verme reír-me alegra que no sea así-terminó diciendo a la vez que mostraba una encantadora sonrisa que pareció irradiar luz ante mis ojos.
-co...como te llamas-me apresure a preguntar aunque me encontraba algo aturdido luego de aquella sonrisa que provocó mi tartamudeo.
-Naruto!!!-me contestó feliz abriendo sus ojos emocionado mientras esperaba a que yo me presentara, inmediatamente le dije mi nombre provocando que volviera a sonreír.
El chico tenía definitivamente una hermosa sonrisa que me hipnotizaba con solo verla, puesto que existía un cierto brillo en ella que logra dejarme sin palabras, al observar mejor note que su cuerpo estaba lleno de heridas algunas antiguas y otras muy recientes que llamaron mi atención aunque insistí en saber quién lo había lastimado él no contestó simplemente me sonrió y se alejo de mi lado.
Los días que siguieron volví a encontrarlo, a veces se acercaba sin que yo lo notara y otras lograba verlo venir, todas esas veces tenía una nueva herida, pero entendí que no tenía que preguntar únicamente me dedicaba a curarlo. Después con el tiempo y que nuestras reuniones se hicieron constantes, al fin me contó lo que le pasaba, la gente de la aldea era mala con él, lo insultaban, le lanzaban cosas o incluso lo empujaban.
-Tal parece que nadie me quiere-dijo mientras una lágrima corría por su mejilla, escuchar eso me afecto demasiado que lo único que pude hacer fue abrazarlo fuertemente, mientras mi mente pensaba que si lo soltaba ahora la tristeza lo consumiría.
Después de que yo le mostrara mi cariño con ese cálido abrazo se separó para agregar que antes creía no tener amigos pero ahora estaba seguro de tener uno, al preguntarle de quién se trataba me miró sonriente y dijo- eres tú.
La felicidad transmitida por esas palabras eran indescriptibles, claro que yo tenía amigos pero esos pertenecían dentro del clan, nunca tuve un amigo fuera de ella, así que me agradaba que Naruto me considerara su amigo.
De ahí cada vez que lo miraba no podía evitar el sonreír, después de todo su sonrisa era contagiosa, me animaba cada día, a pesar de lo horrible de la misión que tuviera el lograba que me olvidara de todo, incluso de los problemas con mi padre, Naruto se convirtió en mi droga casi yo no podía volver a mi casa sin que antes yo lo viera, era "mí ángel" comencé a llamarlo así sin darme cuenta.
Narradora:
Itachi estaba dando un giro diferente a su vida, que lo llenaba de una sensación que aún no podía explicar lo que sí estaba seguro era que su vida estaría resuelta con solo estar a lado de Naruto y que nada se interpondría con ese deseo pero estaba hablando demasiado pronto.
