Tú
A lo largo de mi vida, estas noches siempre han sido complicadas, las he odiado aun, cuando mi madre estaba con vida y me protegía. Desde su muerte tuve que cuidar de mi mismo, sin nadie que me ayudará.
Claro que el idiota de Sesshomaru estaba en las sombras, obvio que me daba cuenta, no soy estúpido. Mandaba al enano verde a vigilar mis movimientos, no sé con qué intenciones, aunque, no, jamás lo haría para algo bueno.
Puesto que mi existencia era rechazada, tanto por demonios como él, como por los seres humanos. Nadie nos aceptaba en ningún lugar, ni a mí, ni madre. Fue doloroso verla sufrir y llorar por las noches, aunque ella no se daba cuenta, notar su preocupación por lo que sería de mi cuando ella ya no estuviera a mi lado. Años después se fue de este mundo, dejándome sólo, Tuve que aprender a cuidar de mi mismo a una corta edad. Los demonios buscaban acabar conmigo pues era considerado una vergüenza para ellos, los humanos buscaban lo mismo por ser una aberración. Fueron más de cien de años luchando por sobrevivir en soledad, aunque en noches como ésta me pensaba si no era mejor dejar de hacerlo.
Después conocí a Kikyo, una noche de luna nueva, aunque ella no pudo verme jamás con esa apariencia, ni conocer mi secreto respecto a esas noches. Ella era sacerdotisa con la cual creí que las cosas podrían cambiar, y cambiaron, aunque sea un poco. Con Kikyo tuve mi primer acercamiento con un ser humano que no quisieran hacerme daño, a pesar que su condición de sacerdotisa le pidiera hacerlo, ella no lo hizo.
Quizás fue fácil entendernos, puesto que teníamos la soledad y desconfianza a los demás en común. Sin embargo, por los engaños de un maldito ser como Naraku, fui sellado en el árbol sagrado por una de sus flechas cuando creyó que la había traicionado, al igual que yo creí que ella hizo con los planes que teníamos a futuro.
Siendo ese un golpe fuerte a mi orgullo, haciendo que levantara nuevamente esa barrera con la que me protegía, para que nadie más tuviera la oportunidad de herir mis sentimientos y aprovecharse de ellos.
Por cincuenta años permanecí dormido atado al árbol sagrado, hasta que en medio de la oscuridad en la que me encontraba escuché una voz. Esa voz me hizo salir de ese trance en el que me encontraba, tu voz.
A lo lejos un aroma llegó a mis fosas nasales, creí que era el de Kikyo, pero al acercarse más comencé a dudar. Después te vi por primera vez, tu rostro era tan parecido al de ella, a la persona que creía me había traicionado, pero pude darme cuenta que no eras ella.
Tenías un parecido con ella, sin embargo, tu espíritu era completamente diferente. Eras una chica tenaz, decidida, valiente y sumamente directa. Quise asesinarte para obtener así la perla de Shikón, hoy me doy cuenta que hubiera sido un completo error hacerlo.
Después de que tuvimos que unirnos para buscar los fragmentos, en esa búsqueda fui conociéndote. Conocí al gran ser humano que vive en tu corazón y en tu alma. El cual es capaz de ayudar y servir a quién lo necesite, sin importar de quién se trata, sin que dudaras ni un instante en hacerlo.
Fue así que nuestros amigos se fueron uniendo a nosotros en busca de los fragmentos. Primero llego el pequeño Shippo, que sabía sacarme de mis casillas. Después lo hizo el monje Miroku al cual quise asesinar en el instante en que te coqueteo y te propuso que tuvieras hijos con él. Y por último lo hizo Sango, cuando el maldito de Naraku le tendió la más cruel de las trampas y se quedó sola y sin familia, como algunos de nosotros. Todos en el grupo que conformamos, teníamos una razón para reunir los fragmentos, para así encontrarnos con Naraku tarde o temprano y detener todo el dolor que ocasionó en su búsqueda de poder y venganza.
Poco a poco lograste cambiar mi corazón, mi percepción de mí mismo, fuiste enseñándome a aceptarme en todas mis facetas. En la demoniaca, en la humana, en la de hanyo, me enseñaste a aceptar mis defectos y mis virtudes, tú las viste, a pesar de que yo no podía hacerlo.
Gracias a ti pude confiar en las personas, a preocuparme por ellos, a llorar por ellos, aprendí a mostrar mis sentimientos, aprendí que es vital proteger a las personas que son importantes para ti y que amas.
Pasamos un sinfín de momentos buenos, malos, dolorosos, divertidos, complicados, peligrosos en los que no dude en arriesgar mi vida para protegerte y mi alma pendió de un hilo al verte hacer lo mismo, esos instantes en los que creí que te perdía. No quiero pensar en lo que hubiera sido de mi si lo hacía, si perdía a la persona que comenzaba a darle un sentido, un propósito y un rumbo a mi vida.
Porque lo hiciste, sin darte cuenta, con tu compañía, con tu existencia le diste un propósito a mi vida, y a pesar de estar buscando los fragmentos de la perla, no fue ese mi objetivo. Ese fue el protegerte, cuidarte y ver que estuvieras bien.
Fue por eso que cuando nuestra batalla con Naraku finalizó, y con el deseo correcto lograste que la perla de Shikón desapareciera. En mi corazón deseaba que estuvieras con bien, aunque eso significará que te alejaras de mi lado. Verte a salvo, con tu madre, tu abuelo y tu hermano fue suficiente para entender que no sólo yo te quería, que no sólo yo quería estar a tu lado.
Tenía que dejar de ser egoísta, no debía pensar en mí, sino en ti, en lo que era bueno para ti. Y después de esos días atrapada en la oscuridad de la perla, merecías regresar con tu familia.
Aún recuerdo la sorpresa y el miedo que reflejó tu rostro cuando te diste cuenta que estaba siendo atraído por el pozo. En ese momento no pude mas que pensar en que te encontrabas bien, a salvo y junto a tu familia.
Cuando salí del pozo me encontré con nuestros amigos, les expliqué que te encontrabas bien, a salvo y al lado de las personas que te amaban.
La vida ha sido difícil y complicada durante estos tres años lejos de ti, sin verme mi rostro reflejado en tus hermosos ojos chocolate, sin sentir tu dulce aroma que extraño demasiado.
Aquí estoy de nuevo, en una noche de luna nueva extrañándote, añorando tenerte entre mis brazos y sentir tu calor, como aquella primera vez en que supiste de mi transformación en estas noches. Ese día en que me recosté en tus piernas y te dije que olías bien.
Esas palabras salieron sin que pudiera controlarlas, en esas noches pierdo el control de mis sentimientos, mi naturaleza humana permitió que expresara lo que sentía y mantenía oculto hasta ese momento. Pero no me arrepiento, jamás me arrepentiría de mostrárteme ante ti como soy, mostrarte lo que hay en mí.
Gracias a ti, ya no temo a las noches de luna nueva, tu hiciste que confiara en mí, en mis habilidades, en que era fuerte para luchar por mi vida. Además, que ya no estoy solo, nuestros amigos y las personas de la aldea cuidan conocen mi condición en esas noches. Ahora puedo confiar este secreto que antes podría causar mi debilidad y por lo tanto mi muerte a más personas, sin temor a que se aprovechen y me hagan daño.
Mañana iré al pozo con la esperanza de encontrarte, como lo he hecho cada tercer día desde hace tres años. Creo que Shippo y nuestros amigos me han descubierto en algunas ocasiones, pero no me importa. Seguiré manteniendo la esperanza de poder verte algún día. Y sino regresarás, soy capaz de mantenerme con vida durante 500 años para encontrarte en la época en la que estás.
Estaba junto nuestros amigos, las gemelas jalaban mis orejas como siempre, sin embargo, las dejo hacerlo porque me gusta jugar con ellas. A veces me pregunto ¿algún día podré formar mi propia familia?
De repente a mi nariz llega un aroma, un aroma que tenía mucho tiempo sin percibir. Me quité a las gemelas de encima y se las dejé a Shippo, para dirigirme lo más rápido posible al origen de es aroma: el pozo.
Me detuve frent extendí mi mano dentro del pozo y sentí la calidez de tu mano. Jalé tu mano hacía mí, casi sin hacer ningún esfuerzo.
¡No lo podía creer estabas frente a mí! ¡Kagome Higurashi estabas de regreso! No pude evitar traerte hacia mi para abrazarte, para asegurarme que fueras real, que mi mente no estaba jugando conmigo.
Mi corazón, mi alma, mi cuerpo estaban contentos y felices de que regresaras a mi lado. Ten por seguro que esta vez no perderé el tiempo, te diré que te amo, te diré que quiero pasar mi vida junto a ti.
Kagome con tu regreso, has hecho que mi alma vuelva a mi cuerpo. Eres la mujer más importante, gracias por existir, por nacer para conocerme y permitirme estar contigo.
Te amo Kagome Higurashi.
.
.
.
.
.
.
.
Hola, aquí estoy de nuevo con un pequeño escrito que tenía empezado desde ya bastante tiempo, pero lo veía y lo abría y no encontraba la inspiración para concluirlo. El día de ayer este escrito contaba con 400 palabras aproximadamente, pero quizás por estar atravesando por días complicados emocionalmente, me dieron la inspiración que necesitaba para concluirlo.
En mi canal de WhatsApp les doy un poco más de detalles acerca de porque estos días son agridulces para mí y para mi familia.
También quiero agradecer que en mi página de Facebook KariiFics – InuYasha World llegue a 103 seguidores voy lento pero seguro jejejejejeje.
Muchas gracias a todos los que me regalan unos minutos de su tiempo para leer lo que escribo
Karii
