—Quieto— Mike intenta inútilmente mantener inmóvil un caballo para subir a un inconsciente Morgan al lomo, pero el animal relincha, patalea y se niega a cooperar —Déjalo— Ordena la Emperatriz —Sube a Edge en Mehr los animales sienten el aura maligna que desprende por eso están inquietos en su presencia—

Mike obedece subiendo al hombre en la mascota imperial y Lena hace lo mismo en su otra bestia —Nos vemos en el palacio y Mike… Sin prisioneros— Concluye la emperatriz alzando el vuelo. Cada uno de los aliados del Sultán morirán. Únicamente aquellos que se negaron a pelear y permanecieron fieles a Kara vivirán.


—Lena— Kara corre al encuentro de su amor, La Emperatriz desciende y sin importarle nada besa con fervor a su princesa.

—Estás sangrando— Kara revisa de arriba abajo el cuerpo frente a ella en busca de más heridas, mientras la emperatriz susurra un Estoy bien para tranquilizar a su amada. Delicadamente, la noble roza sus nudillos en el pómulo de la emperatriz ahora de un color morado por el golpe recibido por Morgan —Estoy bien— Repite la soberana y sin contenerse más sus labios se juntan nuevamente.

—¡Lena! Bendito los Dioses, creímos que Morgan te mataría—

—Gracias por la fe— Responde con burla la soberana.

—No, hermana. Me refiero a que Edge—

—Te entiendo la verdad es que por poco lo logra el maldito. De no ser por Mehr y Chico lo estaría. Gracias por enviarlo Kara—

—No tienes idea lo que me costó mantenerme firme a mi palabra e ir yo misma—

—¡Hija! — La emperatriz madre aparece interrumpiendo la respuesta de Lena, quien cambia su atención hacia su madre y las dos mujeres se abrazan. Mehr desciende de los cielos tirando un bulto al piso como si de basura se tratara.

—¿Está con vida? — Susurra Kara paralizada en su lugar ante la vista de su verdugo frente a ella. La emperatriz se mueve junto a su mujer abrazándola por la cintura —Por ahora— Afirma la gobernante —¡Doxeh! Amárralo y asegúrate que no se suelte, tiene más fuerza que un hombre ordinario. Ponle cadenas y lo que haga falta— El comandante asiente y rápidamente cumple con la orden.

—Lena—

—Lo sé hermano. Hablaremos luego— Firme, la Emperatriz corta a su oráculo caminando al interior de su palacio.


—Hola— Tímida, Kara entra a la habitación de Lena, esa misma que ella ha ocupado desde que llego al imperio.

—Hola— Lena responde secando sus manos en la manta, en un entendimiento mutuo la suprema gobernante se sienta y delicadamente Kara pasa la tela húmeda por su rostro limpiando sus heridas —Tenía tanto miedo— Dice la princesa.

—Yo también— Confiesa la emperatriz —Por primera vez en mi vida tengo algo realmente importante que perder. A ti—

—Pero estás aquí —

—Por ahora—

—Shhhh— La noble susurra —Estás aquí y el resto lo solucionaremos juntas— Dice la princesa repitiendo las mismas palabras que la emperatriz le había susurrado hace unas horas.

Lena asiente y las manos suaves de Kara jalan su cinto, la soberana tararea conforme sintiendo las manos acariciar su dorso. Un toque en la puerta las interrumpe y Lena concede el permiso después de soltar una maldición. Dos de sus sirvientas entran con la cabeza gacha —Su baño está listo, Emperatriz— Anuncia una de ellas.

—Gracias— Responde la gobernante dando un dulce beso en la sien de su prometida en modo de despedida y camina al cuarto de lavado, siendo seguida por las dos mujeres.

Instantes después —Retírense— Ordena Kara con voz severa entrando al cuarto de baño, deteniendo en el aire la mano de una de las sirvientas que iniciaba con su tarea de desvestir a la emperatriz —Yo las mandaré a llamar para que limpien cuando hayamos terminado— Lena sonríe y las dos mujeres asienten saliendo a velocidad del rayo, obedeciendo la orden de su emperatriz consorte. Todos saben lo que les espera si se atreven a desobedecer a la noble.

Una ceja es alzada en forma de pregunta —Nadie que no sea yo, va a desnudarte ¿Entendido? —

—¿Ah sí? —

—Sí—

—Como ordene mi emperatriz— Sonriente Lena responde al tiempo que extiende sus manos a los lados, indicándole a Kara que está a su merced y la noble se acerca —No quiero que nadie te toque—

—Estamos igual en eso. Mataría a cualquiera que se atreva a mirarte siquiera, no digamos tocarte—

—¿Ah sí? —

—Sí. Es más— Continúa hablando la emperatriz —Si mal no recuerdo queme, castre y decapite al último que se atrevió a intentarlo— Y sin previo aviso Lena levanta al estilo nupcial a Kara provocando que se escape un grito de sorpresa y una sonrisa de la felicidad a la princesa —Y el otro está en mis calabozos esperando su final. A partir de hoy nos bañaremos siempre juntas. Así nadie más que nosotras nos desvestirá y nos tocará—

—Trato—

Responde la princesa y como su sello señala; un beso sella el pacto. Las caricias recorren sus cuerpos y el amor sus corazones en una entrega mutua y eterna, disfrutando de la calma ganada. Al menos hasta que la tormenta final azote.

—Sin importar que te amo Kara. Mi corazón, mi piel te pertenecen al igual que mi alma tuya es—


Nos acercamos cada vez más al final.

Capítulo 2 de 5 para terminar la historia.

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