El pacifista y la guerrera.

Ya saben, lo de la disgrafia, disculpas por los teclazos y horrores del auto corrector.

Y recuerden, Avatar y sus personajes son propiedad de sus creadores

Comenzamos.

En honor a la verdad, las cosas salieron tal y como esperaba. Eso no quería decir que fueron satisfactorias. En lo más mínimo.

Hace seis horas.

-Avatar Aang, te saludo- hice un saludo formal al estilo japonés, por mera cortesía - Soy Amatista. Creo que Roku apenas tuvo tiempo de hablar algo de mi, antes que el surimi de mono llegará a interrumpirlos.

-Si, algo de una amenaza que no era de este mundo y que enviaron los espíritus a alguien para lidiar con ella- asintió Aang- gracias por ayudarme.

-Fue parte de mi misión- reste importancia a la gratitud de Aang- si fuera por mi, te habría dejado lidiar con el asunto y ver qué tal te iba. Pero no tengo tiempo para ello.

-¿Alguien quiere decirme quién es ella y que está pasando?- exclamó Sokka, al borde de la histeria- ¿Quien es ella?, ¿Cómo hizo, lo que fuera que hizo? , ¿Es una maestra aire?

-¿Que era esa cosa?- pregunto Aang ignorando a Sokka - podía sentir una presencia maligna y muy poderosa, era como estar ante algo ajeno a este mundo.

-Ese de ahí, era Ranthegoth, el que fluye con el tiempo - explique - es un ser que tiene la peculiaridad de existir al mismo tiempo, en el pasado, el presente y el futuro. De ahí que sea difícil combatirlo. Sabiendo el truco es relativamente fácil, pero no es algo que el avatar pueda hacer.

-Por eso te enviaron- entendió Aang- para sellar a ese ser.

-jajajaja-rei muy divertida - ¿Sellarlo? Si no te agrada este mundo, bien podrías ir a la capital de la Nación del Fuego y jurarle lealtad al Señor del fuego. El ceviche de mono solo tiene en mente una cosa, aniquilar a toda forma de vida que existe en el mundo, por el mero placer de hacerlo. No puedes negociar, rogar o incluso, sellar a ese ser, esperando que la amenaza que representa se apacigue. Solo hay una manera y es esa que no te agrada en lo más mínimo.

-¿Qué demonios está pasando?- gritó Katara, harta como Sokka de la situación.

-Tranquila niña, te van a salir arrugas si sigues estallando tanto- me burle de ella abiertamente y añadí - De acuerdo, hagamos esto más general- me dí la vuelta en dirección a Katara y Sokka y me presenté de nuevo - Saludos, soy Amatista, enviada por los espíritus a detener una amenaza que el calvito cobarde no puede manejar, con ustedes si es un placer conocerlos- hice una reverencia menos acartonada con ellos que con Aang- Bueno, es más un placer conocer a Sokka que a ustedes dos.

-¿En serio?- dijeron los tres a coro, igual de sorprendidos.

-En serio- afirme- tienes tus defectos, Pero en general, eres el único guerrero del grupo. Soy una guerrera, es natural que me caigas mejor. Te voy a ser sincera Avatar Aang- mire con dureza al niño viejo y continúe - como te dije, con la amenaza que tengo que lidiar, no hay sutilezas. Acabaré con ellos y con cualquier cosa que les ayude de buena gana. Si te parece o no, me es irrelevante. No respondo a ti y mi misión nada tiene que ver con ayudarte. Así que, seamos claros de una jodida vez, estamos yendo más o menos por la misma ruta, Pero mi ayuda es algo que vas a recibir muy poco. Y tendrás que ganarte cada vez que lo haga. ¿Quedó claro?

-Entiendo tu determinación, Amatista- tuvo la osadía de responder el imbécil - Pero como Avatar, mi misión es proteger y mantener el equilibrio en el mundo. No puedo permitir que se cometen actos de violencia sin intentar encontrar una solución pacífica primero. ¿Por qué no trabajamos juntos para encontrar una manera de detener a esta amenaza sin recurrir a la destrucción?

- vete al cuerno hippie come flores- le respondí realmente enojada-, ¿En verdad crees que todo se resuelve de manera pacífica?, déjame decirte algo, soy una firme creyente de que la pelea que más debe contar como una victoria, es aquella que no se tiene, sin embargo, existen oponentes que jamás entenderán con las palabras.

-Creo que siempre hay una forma de comunicarse, de encontrar un entendimiento- replicó estúpidamente Aang- Incluso con los oponentes más difíciles, hay una chispa de bondad y comprensión que se puede fomentar. La violencia solo conduce a más sufrimiento y desequilibrio. Debemos intentar encontrar una manera de hablar, de entender, antes de recurrir a la fuerza.

-Jajajaja- me reí a carcajadas, esto era muy hilarante- bondad en Yogg shothot y Ranthegoth, esa es muy buena- me calme y mire seriamente al Avatar, creo que demasiado sería para su gusto porque retrocedió el cobarde unos pocos pasos- es mejor pensar que no se va a inundar un río, preparandose para que lo haga, que solo esperar que no pase. Ya he peleado antes contra ellos y si por un momento crees que se puede razonar con ese cara de mono aullador, estás muy equivocado.

Una buena, el pelado se quedó callado al fin. Una mala, es entonces cuando la chocolata decidió defender a su peor es nada.

-Entiendo que crees que la violencia es necesaria en este caso, pero Aang tiene un punto- clásico, debia esperar eso - La violencia sólo conduce a más sufrimiento y podemos perder lo que estamos luchando por proteger.

-Mira Caridad cien fuegos, tú no entiendes- enfatice mis palabras como si hablara con un niño pequeño- Esta no es una amenaza común. Yogg-Shothoth y Ranthegoth no se detendrán ante nada. No hay negociación, no hay compasión. Solo destrucción.

-Pero, ¿no crees que hay una manera de detenerlos sin recurrir a la violencia?- intento usar los mismos argumentos de Aang, como si eso sirviera de algo- ¿Algo que no implique matar o destruir?"

-Si, tienes razón - admiti- Pueden suicidsese para ahorrarles las molesyias. La única manera de detenerlos es mediante la fuerza

-Amatista, entiendo que crees que es la única manera, pero no puedo aceptar que la violencia sea la única solución- dijo el señor sin argumentos-. Hay algo más, algo que no estamos viendo

-Bueno, como veo que no vamos a entendernos, los veré cuando estén en cama- dije de manera enigmática y añadía - te de hierbas, de flores y cualquier bebida fuerte, ¿verdad?- dije antes de comenzar a correr un poco, antes de saltar y salir volando, para asombro de todos.

-Felicidades Chicos - dijo Sokka al fin - acabamos de perder a una valiosa aliada

Con Amatista, semanas después.

Sentada en posición seiza, en esta Covacha, estaba haciendo ejercicios de respiración. Soy una persona paciente, pero la impuntualidad del pelado con flecha me estaba exasperando.

Acariciando a Momo, el lémur del grupo, como si fuera gato, detrás de mi, Sokka y Katara tenían el caso de influenza más severo que había visto en años.

En eso, se oyó el ruido de la llegada de Aang, que salto muy alto al ver como yo estaba ahí, meditando en su pequeño escondite.

-¿Cómo fue que….?- intento preguntar él monje y noto que efectivamente, había una taza con un té de hierbas, otra con té de flores y otra con te de ciervo- conejo.

-Te lo dije, ¿No?- dije simplemente - por cierto, revisa tus cosas, las ranitas escaparon.

Efectivamente, las ranas que Aang tenía pensado usar para curar a sus amigos se le habían caído vayan a saber dónde. Por lo que la imagen de Aang viendo que su aventura en teoría fue para nada, era algo muy divertido.

-Que se tomen dos y me llamen en la mañana- abrí la mano y le puse un frasco en la mano, que contenía paracetamol.

-¿Que es esto?- preguntó Aang al ver el frasco.

-Veneno, no es - dije sin sarcasmo - soy muchas cosas, pero una asesina sin honor no es una de ellas.

Eso alivio al niño, que se desplomó por el cansancio apenas supo que todo saldría bien.

Al día siguiente.

Katara se sentía bien, lo suficiente como para levantarse y encararme con esa mirada de "no me intimidas" que tanto le gusta poner. Aang estaba sentado junto a ella, todavía agotado pero con los ojos brillantes de curiosidad. Sokka, por su parte, estaba inspeccionando el frasco de paracetamol como si fuera un artefacto de otra era, olfateándolo con desconfianza.

—Entonces, Amatista —dijo Katara, cruzándose de brazos—, ¿qué eres exactamente? No eres una maestra de ningún elemento que conozcamos, y lo que hiciste en ese templo… nadie aquí puede hacer algo así.

Sonreí, recostándome contra la pared de la covacha mientras Momo saltaba a mi regazo.

—No soy una "maestra" en el sentido que ustedes entienden. Digamos que juego con reglas distintas. Reglas más… fundamentales.

—¿Y eso qué significa? —preguntó Sokka, dejando el frasco a un lado—. ¿Eres un espíritu o algo por el estilo?

—Más bien un dolor de cabeza para los espíritus —respondí con una risita—. No soy de este mundo, eso te lo concedo. Pero no estoy aquí para que me interroguen como a un prisionero de guerra. Si quieren respuestas, tendrán que ganárselas.

Aang alzó la vista, frunciendo el ceño.

—No queremos pelear contigo, Amatista. Solo queremos entender. Si vamos a estar en el mismo camino, como dijiste, ¿no sería mejor si confiamos unos en otros?

Lo miré fijamente, dejando que el silencio se alargara lo suficiente como para que se removiera incómodo.

—Confianza, pequeño Avatar, es un lujo que no me puedo permitir. Y tú tampoco deberías, no con lo que se nos viene encima. Hablando de eso… —Me puse de pie, sacudiéndome el polvo de los leggings- niño, tu y yo, afuera, es para ayer - dije señalando a un confundido Sokka.

-¿Yo?- preguntó inseguro y señalándose a su mismo el aludido.

-No, estoy hablando con con él calvo inútil - dije de manera mordaz.- si, tú, vamos.

Harta de esperar, lo arrastre yo misma afuera

Fuera de la covacha, el aire helado del amanecer golpeaba la cara de Sokka mientras seguía a Amatista a regañadientes. Ella caminaba con pasos firmes, como si el frío no le importara, y se detuvo al borde de un pequeño risco, mirando el horizonte donde el sol apenas empezaba a asomarse.

—Bien, niño —dijo Amatista sin volverse—. Sé que no tienes agua control ni aire control ni ninguna de esas tonterías. Pero tienes cerebro y un par de manos. Eso es más de lo que muchos pueden decir.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Sokka, cruzándose de brazos para protegerse del viento—. ¿Qué soy tu proyecto personal ahora?

Ella giró la cabeza apenas, con una sonrisa que era más amenaza que amabilidad.

—No te hagas ilusiones. Solo quiero ver si sirves para algo más que gritar y enfermarte. —Hizo un gesto con la mano, y una roca cercana tembló antes de elevarse un metro del suelo, flotando como si pesara nada—. Atrápala. Sin armas. Solo tú.

—¿Qué? ¡Eso es imposible! —protestó Sokka, pero Amatista alzó una ceja.

—Imposible es lo que le espera a tu culo si no aprenden a moverse rápido. Vamos, guerrero. Sorpréndeme.

En honor a la verdad, si me esperaba que fuera directamente a intentar agarrar la roca con sus manos. Por eso la moví con ese "toque amoroso" tan característico mío. Que eso para él, fuera tan fuerte que lo lance como diez metros apenas agarro la roca, eso sí no me lo esperaba. Bueno, era el chiste, ver su capacidad física. Nada impresionante. Tenía la pasión, las ganas de ser un guerrero, Pero en los demás departamentos estaba out. Bueno, es un excelente pasatiempo.

-Diria que no me lo esperaba - dije ayudando a Sokka a ponerse de pie - pero estaría mintiendo. Tienes la condición física de un nini hikikomori.

-No se porque, pero lo sentí como un insulto - dijo Katara que vio todo con pena ajena.

-Tambien lo sentí así, dijo Aang que se sentía aliviado de no ser el blanco de mi atención.

Sokka se sacudió la nieve de la ropa, gruñendo mientras se ponía de pie con la ayuda de Amatista. Su cara era una mezcla de dolor y confusión, pero sus ojos tenían un brillo de terquedad que no se apagaba.

—¿Nini hiki qué? —dijo, frotándose el hombro—. Si vas a insultarme, al menos usa palabras que entienda.

—Significa que te falta músculo y sobra flojera —respondí, cruzándome de brazos—. Pero no te preocupes, eso se arregla. O se rompe del todo. Depende de ti.

Katara dio un paso adelante desde la entrada de la covacha, con las manos en las caderas.

—¡Oye! ¿Qué te crees, tratándolo como saco de entrenamiento? Si quieres pelear con alguien, aquí estoy yo.

La miré de reojo, dejando que una sonrisa lenta se dibujara en mi cara.

—Tranquila, Caridad cien fuegos. No estoy buscando una pelea… - dije sonriendo con lo que seguramente ella interpretó con sadismo, si el como retrocedió es un indicador - Pero ya que insistes….. ¡Extinción cósmica!

Un aura de energía azul envolvió a Katara y la lanzo con fuerza, más lejos que Sokka, aterrizando en un manantial cercano. Al salir, el grito que pego al ver su situación era oro puro.

Extinción cósmica, usa fuerza de atracción débil, usando átomos del aire frente a ella, al dejarlos separa, su energía la lanzo lejos, pero también, separe los enlaces entre los átomos de su ropa. Adivinen porque grito.

Katara salió del manantial con un chapoteo furioso, el agua goteando de su cabello mientras usaba una corriente rápida para envolverse en una especie de manto líquido. Su cara estaba roja, no solo por el frío, sino por la pura indignación.

Pude ver qué Aang intentaba y fallaba, en no mirar en su dirección. Está tan rojo que bien podría freír en su calva un huevo, de lo roja que estaba su cabeza al ver así a su crush.

—¡¿Qué te pasa?! —gritó, señalándome con un dedo tembloroso—. ¡Esto no es gracioso!

—Depende de quién lo mire, Caridad —respondí, apoyándome en una mano como si estuviera en un picnic—. Desde aquí, es bastante entretenido.

Sokka se acercó cojeando, todavía frotándose el hombro, y alzó las manos como si quisiera evitar una guerra.

—Oye, Amatista, ya entendimos que eres la reina del caos, ¿sí? No hace falta desvestir a mi hermana para probarlo. —Miró a Katara y añadió en voz baja—. Aunque… debo admitir que el grito fue épico.

—¡Sokka! —Katara le lanzó una bola de agua que él esquivó por poco, pero no pude evitar soltar una carcajada.

Aang, desde la entrada de la covacha, finalmente habló, su voz vacilante.

—Amatista, sé que no te gusta que insista, pero… ¿de verdad no hay otra forma? Esto… —Hizo un gesto hacia Katara y Sokka—. No tiene que ser así.

Lo miré fijamente, y el aire pareció volverse pesado por un segundo, como si la gravedad misma respondiera a mi humor.

—Pequeño Avatar, si crees que esto es duro, espera a que Ranthegoth decida saludar. —Hice una pausa, dejando que mis palabras calaran antes de añadir con una sonrisa torcida—. Pero tranquilo, no te voy a desnudar a ti… todavía.

Katara gruñó algo entre dientes, Sokka murmuró un "gracias a los espíritus", y Aang solo bajó la mirada, atrapado entre el alivio y la frustración.

—Sigan practicando, niños —dije, caminando hacia el risco—. Cuando dejen de quejarse y empiecen a pelear en serio, avísenme. Hay cosas más grandes que ropa rota esperándonos ahí afuera.

Lo había sentido, una perturbación en "la Fuerza", por decirlo así. Por ello los dejé ahí, no sin antes decirle a Sokka que luego de un calentamiento, que le enseñé a hacer, me debía dar 100 lagartijas y 100 abdominales.

Me moví a un claro, dónde el cielo se había rasgado, y cuatro figuras salieron de ahí. ¿Cómo describir a esos seres? Asume que, un barril con tentáculos, cabeza de estrella de mar y alas de murciélago acaba de aparecer de repente, pero es un ser de casi tres metros de alto. Bueno, eso es exactamente lo que apareció en el claro. Antiguos, cuatro como había dicho. Tres metros de puro asco, y eso que ya los había visto antes, con todo y ese olor a zorrillo fermentando que la primer vez que lo sentí, me hizo vomitar, a mis tiernos ocho años.

Me detuve a unos pasos, cruzándome de brazos mientras uno de ellos giraba su "cara" hacia mí, soltando un gorgoteo que habría hecho vomitar a cualquiera con menos estómago.

—Qué bonito comité de bienvenida —dije, sin moverme—. ¿Memelosky los mandó a saludar, o solo vinieron a morir por su cuenta?

No contestaron, claro. Nunca lo hacen. En lugar de eso, el más cercano extendió un tentáculo grueso como tronco, apuntándome como si fuera a aplastarme. Pobre iluso.

—Electromagnetic Pulse —murmuré, chasqueando los dedos.

Una onda invisible salió de mi mano, y el aire crepitó con chispas azules. El tentáculo se retorció como si lo hubiera metido en una fogata, y el Antiguo soltó un chillido que hizo temblar los árboles. Los otros tres se movieron, alzando sus alas y mostrando filas de dientes donde no deberían estar.

—Vamos, feos —dije, sonriendo mientras el suelo bajo mis pies empezaba a vibrar—. Hagamos esto rápido. Tengo un niño que entrenar y una mojigata que molestar.

Y mientras tanto, con el salón de la justicia, que diga, el calvo y compañía.

-¿Sintieron eso?- pregunto Aang que estaba meditando, tratando de grabar a fuego la imagen de Katara en toda su desnuda gloria en su mente. - algo raro hay en el ambiente.

El Antiguo con el tentáculo chamuscado se tambaleó, pero los otros tres no se quedaron quietos. Uno desplegó sus alas y soltó un aullido que hizo vibrar el suelo, mientras otro escupía una baba negra que chisporroteó al tocar la nieve. El tercero simplemente se lanzó hacia mí, con todos sus tentáculos extendidos como una red de pesadilla.

—Qué originales —dije, rodando los ojos—. Gravity Crush.

El aire se volvió denso, y el Antiguo volador cayó como saco de piedras, aplastando a su compañero baboso con un crujido húmedo. El que venía directo a mí se detuvo a medio camino, sus tentáculos temblando bajo el peso invisible. Alcé una mano, y el suelo bajo él se hundió un metro, atrapándolo como en un molde.

—Dos menos —murmuré, girándome hacia el último—. ¿Tú qué tienes, estrella de mar?

El cuarto Antiguo gorgoteó, y de su "cara" salió un rayo de luz púrpura que quemó el aire en su camino. Di un salto lateral, sintiendo el calor rozarme, y chasqueé los dedos otra vez.

—Electromagnetic Pulse, segunda ronda.

La onda golpeó al bicho, y su cuerpo se convulsionó como si lo hubiera electrocutado un relámpago. El rayo púrpura se desvió, cortando un árbol en dos antes de que el Antiguo colapsara, humeando.

Me sacudí las manos, mirando los restos con una mueca.

—Memelosky debería pagarles mejor. O al menos darles un manual de "cómo no morir en cinco segundos". —Miré al cielo rasgado, que empezaba a cerrarse—. La próxima vez, viejo, ven tú mismo. Estoy harta de tus recaderos.

Mientras tanto, con el Gaang…

Aang abrió los ojos de golpe, levantándose de su meditación con el corazón acelerado.

—No es solo "algo raro" —dijo, mirando a Katara y Sokka—. Es como… una tormenta, pero no natural.

Katara, aún envuelta en su manto de agua, frunció el ceño.

—¿Qué, otra de las locuras de Amatista? Porque si es así, no pienso ir a aplaudirle.

Sokka se puso de pie, agarrando su bumerang con una mueca.

—Sea lo que sea, si nos va a caer encima, prefiero verlo venir. Además, después de las lagartijas que me debe, no me voy a quedar aquí sentado.

Aang asintió, aunque sus ojos estaban llenos de duda.

—Vamos. Pero… tengamos cuidado. No sé qué está pasando, pero se siente mal. Muy mal.

Fueron en mi dirección vieron los restos, más intactos unos que otros, de los recaderos de Memelosky. Ninguno de ellos me decepciono con el horror puro y crudo de sus caras.

-Eso es con lo que quieres negociar - dije a este Aang mientras señale a uno de los Antiguos, agonizando debido al Gravity crush - un ser que no entiende el mundo de la misma manera que nosotros y que, solo quiere una cosa de este mundo. Se resume en una palabra: "extinción" . Y está hablando de la de ustedes- me quedé callada un momento, dejando el peso de mis palabras hacer su magia para que entiendan la realidad y añadi: te enteraste de que eras el avatar más o menos días después de cumplir doce. Estás cosas salieron del cielo, junto a millones más de ellos y otros seres de su club social, e invadieron mi mundo cuando tenía solo ocho años. Enfrente en una pelea cara a cara a su líder y creeme, la cabra loca no es nada agradable a la vista. En comparación, estás cosas son cisnes a su lado.

Aang abrió la boca, pero no salió nada. Sus ojos estaban fijos en el Antiguo, y por primera vez, vi algo parecido al miedo real en esa cara de monje pacifista. Katara apretó los puños, el agua de su manto goteando más rápido, como si quisiera hacer algo pero no supiera qué. Sokka, por su parte, soltó un silbido bajo.

—Bueno, eso explica por qué no te gustan las charlas —dijo, rascándose la nuca—. ¿Qué sigue, más de estos feos?

-No, de momento nos dejarán en paz- dije con confianza - su líder no es estúpido, sabe que estoy aquí y con ustedes, no vendrá, no ahora.

-¿Dejarnos en paz?- dijo Katara tragando saliva- ¿A nosotros?

-No, me refiero a otro calvo con flecha, a la verdadera mujer más hermosa de la tribu agua del sur y a un guerrero hecho y derecho - dije con sarcasmo - ¡Claro que me refiero a ustedes!. El avatar no es una amenaza real en muchos sentidos, pero es lógico deshacerse de él primero. Por eso intento Ranthegoth mismo acabarte en el mundo de los espíritus, pero se lo impedi hacerlo. De nada por cierto.

Esa declaración hizo sentir a este Aang más insignificante de lo que ya era, si yo remarcaba que para esa pinza que vio, no era nada realmente importante, entonces su lugar en el mundo era más precario de lo que creía.

-Haz los ejercicios que dije- señale a Sokka- primero trabajamos en tu condición física, luego tengo unos buenos movimientos que van a gustarte. Y ustedes dos - señale a los maestros elementales- practiquen lo que saben, porque lo van a necesitar.

Al ver la mirada de Aang lo sabía, entendió al fin porque no me caía nada bien. Enfrentar a esos seres siendo más joven que él y no dar marcha atrás, en cambio huyó como cobarde de su responsabilidad como avatar. Se sentía miserable. Que bueno.

Y corte.

Me iré quitando de a poco el óxido. Tengo varias cosas en mi vida personal que me dificulta escribir, ya libre de ello regreso en forma. Pero de momento, para sacarme el óxido está bien.

Chicos, para estar pendiente de las actualizaciones, joderme y también, convivir, les dejo mi Discord y mi cuenta de X

Cuenta de X: arroba Animebot021

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