Parte I. Historias Secretas


El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional.

Capituló uno de mi Vida… o de este experimento que espero funcione para mi acongojado corazón.

Mayo 26 – Grecia

Ya ha pasado tanto tiempo, el mundo se encuentra en paz, la paz que todos ellos consiguieron para nosotros. De hecho, ahora la vida es tan simple aquí en el Santuario, y lo único que logra tenerme motivada es verlo a él. Pensé que jamás me volvería a pasar, pero nuevamente el sentimiento de mujer es mucho más grande. Pasó mucho tiempo antes de darme cuenta de lo que realmente sentía por Seiya, y llegué a la conclusión, tal vez como una forma de auto convencimiento, de que todo lo que veo en él es simple admiración. Y lo es, hoy estoy segura que lo es.

Pero a él…

A él sí lo amo, y ni siquiera me di cuenta en qué momento fue, ni siquiera imaginé que esto pasaría. Después de la guerra santa, y de muchas otras cosas, Zeus le permitió a la diosa de la sabiduría traer de vuelta a los caídos en las batallas anteriores. Aquello me pareció bueno. Aunque siempre estuve pensando si aquello era más un castigo que un regalo. Ellos ya se habían ido, ya habían cumplido su ciclo, su misión en la vida, y ahora están de vuelta, y sí yo me siento como un mueble viejo en este vasto Santuario, ellos que fueron proclamados los grandes héroes, ya no son más que un recuerdo de lo que alguna vez fue una leyenda.

¿Estarán satisfechos con eso?

Al principio eran alabados, los agradecimientos y las lisonjas estaban a la orden del día, pero con el pasar de los meses, ellos se convirtieron en: aquellos que salvaron una vez el mundo, y la magia se esfumó. Los Santos de oro siguen estando por encima de todo, seguimos temiéndoles por su gran poder, y seguimos respetándolos por su valía, pero sin nada de preocuparse, ellos se convirtieron en simples hombres, y no sé si fue ello lo que me llevó a mí, a enamorarme tan estúpidamente de esta persona.

Todo empezó con una delicada sonrisa y unas palabras de camaradería, pero aquello fue suficiente para que mi loca mente empezara a maquinar infinidad de escenarios. Siempre he sido muy soñadora. Intento no imaginar, ni idealizar, pero mi mente es tan inquieta y tengo tanto tiempo libre que es imposible no pensar en él.

¿Acaso él conocerá tan siquiera mi nombre? Sabe que existo. De eso estoy segura, me saluda por mi constelación, reconoce mi rango y me ha felicitado por mi buen trabajo como maestra. Pero… ¿estará ligeramente interesado en mí?

Los caballeros dorados siguen siendo místicos, ajenos a los temas terrenales, andan por las inmediaciones del Santuario con la cabeza en alto, son corteses y se involucran únicamente lo necesario en otros asuntos, pero siempre, se les ve custodiando con ahincó las doce casas. No sé si alguno tenga una pareja o si les gusta salir a comer o disfrutar de la música. Siempre están con semblante serio y gesto endurecido. Nunca he escuchado algún noticia concreta sobre ellos, ni siquiera de los que dicen son los más desordenados. Ellos parecen fichas de ajedrez que siempre están dispuestos a proteger al rey sin moverse de su lugar a menos que alguien haga alguna jugada. Y como son tiempos de paz, permanecen inamovibles.

Rumores de los doce templos hay muchos, y cada día aflora una idea más absurda que la anterior. Hablan de orgías, de sectas, de sacrificios, de extorsiones y organizaciones delictivas. Hay tanto tiempo libre, que las semanas pasan lento y las personas ya no saben de que hablar.

Yo, no obstante, quisiera que sus vidas fueran más sencilla. Quisiera verlos sonreír, divertirse, despreocuparse. Quisiera ver que hay debajo de esas capas de soberbia y valor. Quisiera verlo a él, al humano detrás de la máscara.

Es irónico, somos nosotras las mujeres las que nos vemos obligadas a ocultar nuestros rostros, pero ellos viven inmersos en una enmascarada. ¿Serán así siempre? ¿El ser santos dorados les quita humanidad, les quita sensibilidad? Quisiera no pensar en eso, pero desde que empecé a verlo a él como un hombre y no como un dios, la cantidad de preguntas se agazapan en mi mente y a veces me siento agobiada por todo, por la tristeza, por la pena e incluso por la envidia. Porque él puede estar allí, estoico, y yo estoy aquí hecha un manojo de emociones…

¿Acaso él sabrá todo lo que se dice de él? ¿Qué pensará al respecto? ¿Qué cara hará cuando lo sepa? Si es que aún no sabe nada. Seguramente, estoy más molesta yo por las habladurías que ellos, total, de eso trata, de rumores que no sirven para nada, más que para entretener.

Y aún así, estoy aquí escribiendo sobre esto. Y ni siquiera sé porque lo hago . Susurré mis sentimientos a una vieja amiga, y me dijo que no me ilusionara, que olvidara este sentir y que lo superara tal como lo hice con Seiya, que analizara y aceptara que nada podría pasar entre nosotros dos. Y me dio esta idea, escribir mis sentimientos en este desgastado diario que había guardado hace mucho tiempo en el baúl de los recuerdos de mi infancia. Pero no estoy segura que estas hojas resguarden y absorban este sentimiento que crece cada día. Si alguien lee esto pensará que soy absurda, que me he enamorado de un imposible, de alguien que apenas me dirige la palabra. Y es que sí es absurdo. Las leyes del Santuario son claras, no puede haber relaciones románticas dentro del refugio. Los santos de Athena deben amar sólo a la diosa y entregar su cuerpo y alma sólo a ella. Y aunque las leyes amazónicas, pueden tener cierta flexibilidad cuando elegimos amar a un hombre, el aceptar ese sentimiento, nos obliga a abandonar nuestros ropajes y puestos.

Eres mujer o eres un guerrero, no puedes ser ambas cosas… y yo quiero seguir siendo la temible y valiente Shaina de Cobra, así que debo continuar con mi misión y mi trabajo y obedecer el consejo de mi amiga y olvidarme de este amor… por ahora, tal vez siga descubriendo más de él y pueda seguir dejando mis sentimientos sumergidos en este viejo diario… tal vez, el tiempo pase y me dé la oportunidad, aunque sea una vez, de disfrutar de sus labios, de su cuerpo, aunque tengamos que guardar nuestro secreto en lo más profundo de nuestras almas con tal de servir a la orden hasta el final de nuestros días…

Voy a dejar esto por hoy, ya mi mente está divagando, imaginando encuentros fugaces que solo pueden habitar en mi cabeza. Debo aclarar mis ideas, espero poder hacerlo, espero poder olvidarme y enterrar esto que siento por él… mi caballero adorado, esto es muy grande y espero que mi voz no me delate cuando me acerque a ti. Espero que nunca lo descubras… mañana será otro día.

Continuará…

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Hola, yo por aquí de vuelta. No tenía la intención de que esta historia se extendiera a más de un capitulo, pero mientras escribía, me pareció buena idea de que se trate de una serie de confesiones, que podrían abarcar varios episodios hasta llegar a una conclusión. Aún no sé si se tratara solo de la cobra o si incluiré a más personajes hablando de amores imposibles. No me comprometo a actualizar seguido, por ahora esto es todo lo que hay, pero si se me sigue ocurriendo algo bueno, lo continuaré. No quería cerrar tampoco la posibilidad de una continuación, así que queda abierto, por ahora.

Esta idea salió de un ligero sueño, donde el caballero en cuestión leía una carta de Shaina y sus sentimientos hacia él, no me acuerdo de mucho, pero esto fue lo que salió. Ahora, en cuanto al guerrero que se ganó el afecto de la cobra en este fic, por ahora, sé quién va a ser, pero a ustedes los voy a dejar con la inquietud, por si se me ocurre cambiarlo más adelante por el bien de la trama XD XD

Bueno, un abracito, nos estamos leyendo.