¿La escuela entera estaba sumida en una inquietante confusión, donde la incomodidad se percibía incluso fuera de los dormitorios y aulas. Entre los estudiantes y el personal surgían rumores y teorías, muchos temiendo que la antigua asistente de Nezu, ahora vinculada a un grupo criminal, hubiera usado su posición para perjudicar a la institución, aprovechando los contactos del director o vender información confidencial.
Cientos de teorías comenzaron a surgir, sobre todo el grupo de gerencia que asumió la tarea de analizar las implicaciones del ataque, centrándose en dos puntos clave: 'Las repercusiones para la escuela por haber permitido la presencia de un criminal' y 'Como el impacto de la declaración contra el gobierno afectará los próximos movimientos de la facción enemiga'.
El no saber que era lo que buscaban específicamente los dejaba más ansiosos. ¿Cuál era el verdadero objetivo? ¿Querían información de los estudiantes? ¿Una coartada para operar? ¿Habrá conseguido de Nezu información confidencial que le hizo finalmente mostrar su verdadera cara?
La noticia era difícil de digerir. Muchos comenzaron a cuestionar si la fiesta que organizó no había sido más que una distracción para acceder a documentos sin levantar sospechas. Había asistido maestros, asistentes y una cuarta parte de los estudiantes, siguiendo la estricta indicación de que era exclusiva para residentes de la prestigiosa escuela.
Sin embargo, el segundo ataque capturó toda la atención. ¿Había estado aliada con Shigaraki desde el principio? ¿Qué era aquella momia que emergió de la antigua piedra? Las teorías inundaron el ambiente mientras la escuela quedaba sumida en un inquietante silencio.
Cada delegado de los grupos, estaban sumidos en la red escolar de las computadoras dando su versión, para conectar los salones y formular distintas hipotesis simulatneamente, saturando así los chats.
El resto de los salones comenzaron a conectarse, compartiendo y rebotando ideas, hasta que poco a poco fue surgiendo una narrativa general, construida a partir de esas piezas dispersas de información.
Tocaron el tema de como la antigua asistente había insistido en bailar con el Símbolo de la Paz durante la fiesta, lo que llevó a una imagen cerró el debate. La fotografía que las noticias usaron para identificar al terrorista mostraba a la mujer con el mismo conjunto que en otra foto donde dos profesores y la arqueóloga subían a un auto para salir.
Los rumores no tardaron en esparcirse. Algunos recordaron otras ocasiones en las que se vio con el jubilado, Nezu y Midnight salir solo con la peliblanca, mostrando la relación más personal que tenía con ellos, a comparación del resto del equipo.
Lograron conectar rápidamente con la profesora, quien ofreció su versión de los hechos, para tratar de calmar a los chicos.
Todo quedó claro: La infiltrada estaba allí para obtener información de la escuela. Pero, sobre todo, trabajó en construir una relación con el Símbolo de la Paz, utilizando su compañía para fingir interés y facilmente conseguir datos de las instituciones más importantes directo de sus oficinas o tras cuestionamientos en conversaciones; logrando acceder al Palacio en el momento indicado.
La pesadez del ambiente creó un aura colectiva que se extendió, cargando aquella tensión incluso los rincones más lejanos de la escuela.
Esa energía extraña no pasó desapercibida para algunos de los piratas que se encontraban ocupados animando a Eri, quien extrañaba jugar con los mestizos más pequeños.
Luffy, Zoro, Jinbei y Sanji, levantaron sus miradas casi al mismo tiempo, volviendo la vista hacia la escuela en el horizonte. Algo estaba mal.
—¿Qué pasa, Luffy-niisan?
—Zoro... —Llamó Luffy sin apartar la vista, bajando a Eri de sus hombros.
El espadachín, sin necesidad de respuesta, entendió la orden de su capitán.
—¿Qué tienes Luffy? —Preguntó Usopp
—Vamos al edificio. Algo está sucediendo. —Decretó, pidiendo al tirador que se encargara de la pequeña.
Extrañamente, todas las torres de la academia estaban sumidas en silencio. Los pasillos y senderos, habitualmente llenos de vida, estaban completamente vacíos.
Aunque podía atribuirse a la resaca de la desvelada, la hora avanzaba: casi las 3 de la tarde, y aún no había señales de movimiento. Ni siquiera la cafetería parecía atraer a nadie.
Ese silencio no era normal.
Todo el mundo estaba encerrado en sus dormitorios o salones, y, lo más alarmante, no había una sola palabra del director.
Luffy, Zoro, Sanji y Robin decidieron inspeccionar la situación. Al llegar al entronque que dividía a los dormitorios, se detuvieron indecisos sobre el rumbo a tomar: ¿Los estudiantes o los profesores? Finalmente, acordaron dividirse. Luffy llevó a Zoro hacia el área de los estudiantes, mientras que Sanji, motivado por el deseo de ver a su querida Midnight, acompañó a Robin con los profesores.
El cocinero ajustó el cuello de su camisa, deteniéndose un momento para peinarse. Una vez que se sintió presentable, tocó la puerta con formalidad esperando a la heroína, pero tristemente fue, fue Mic quien, tras escuchar los golpes, se asomó por la ventana para identificar a los visitantes.
Al verlos, se puso palido, llamando a sus compañeros con señas para advertirles que no dijeran nada. Nemuri en cambio, estaba al tanto de lo observadores que era el par, por lo que decidió que sería mejor evitar que la vieran afligida, dirigiendose a preparar bebidas calientes para recibir a los inesperados invitados.
Mientras tanto, Mic, con una sonrisa forzada, abrió la puerta e invitó a ambos a pasar, intentando mantener la conversación ligera.
En cambio, del otro lado del sendero; el capitán entró sin pedir permiso al dormitorio de los chicos, seguido por Zoro, que analizaba el comportamiento de los estudiantes.
El ambiente era tenso, pero, como ellos sabían que los piratas venian en camino, a diferencia de los profesores que les llegaron de imprevisto, ya estaban listos fingiendo jugar con la consola que le dieron a Hagakure en Navidad.
La visión de los autos corriendo en la pantalla hizo que el trastorno de déficit de atención de Luffy le hiciera olvidarse por completo el motivo de su visita y se plantó frente a los chicos, fascinado por las carreras como si fuera el evento más importante del momento.
—¡SUGOOOOOOOOOOOOOOI!
—¿Cómo sigue la resaca, Zoro-san? —Preguntó Tokoyami con indiferencia.
—Necesitarían algo más fuerte para tumbarme.
—¡Dame! ¡Quiero! —Exigió Luffy el control dando saltos y golpeando el suelo con sus sandalias como un niño impaciente.
Momo, preparada para esa petición, le dió un control falso explicándole "cómo funcionaba" mientras Sero jugaba por él, haciéndolo creer que estaba ganando la carrera contra Sato.
Con el capitán exitosamente distraído, se quitaron un peso de encima; sin embargo, Zoro seguía vigilante, teniéndolos con el corazón acelerado, pues a pesar de a veces ser un idiota, era bastante observador con los comportamientos fuera de lo ordinario.
—Muy bien... ¿Qué es lo que tienen? —Demandó finalmente.
—¡Ah, nos estás retando! —Respondió el pelirrojo, sacando de contexto la pregunta, mientras le hacia entrega de otro contol.
—¡Bien pensado Kirishima!
—¡NO ME REFIERO A ESO!
—Zooo~rooo, no seas aguafiestas. Solo una carrera.
El espadachín se negaba rotundamente a participar, pero la presión de todos terminó por convencerlo.
—Zoro-san, por ahí no es. —Apuntó Ojiro, jalando del respaldo del sillón y apuntando a otra dirección.
—¡SOLO VE DERECHO! —Bakugo explotó ante su ineptitud.
—¡Idiota, dije derecho! ¡No derecha!
—Igual, giró a la izquiera, kachan...
—¡¿Dónde mierda te metiste?!
—¡SE SALIÓ DEL MAPA! —Señaló Uraraka sorprendida de como el carro permanecía flotando en un entorno negro, acompañado de un silencio incómodo que invadió la sala.
—¿Dónde está ahora? —Preguntó Kaminari, cuando el auto regresó a una pista colorida.
—Parece otro juego...
—¡¿Cómo carajos terminaste en la pista arcoíris?! —Exclamó Mineta.
—No entiendo, ¿Qué tiene de malo? Regreso a la pista. —Respondió Luffy, como si no acabaran de romper las leyes de la física del videojuego.
—Sí... A la pista de Mario Kart. —Jiro dejó escapar una risa.
—¿Y eso que tiene de raro?
—¡ESTÁN JUGANDO NEED FOR SPEED!
—¡Ah, gané! ¡Jajaja, y sin ver! —Celebró Luffy agitando el control falso. —¡Soy el rey de los juegos!
—¿Ves, Zoro? Jajaja, eres muy malo.
—¡Es porque alguien jugaba por ti! —Espetó el peliverde, cruzándose de brazos con el ceño fruncido.
—¡No es cierto!
—Entonces, ¿Qué hacía la cinta jugando con el control? —Señaló Zoro directamente hacia Sero, quien estaba tratando (sin mucho éxito) de pasar desapercibido.
—¡Mira! ¡Dame! —El capitán robó el control que explotó como todo elemento tecnológico que llegara a sus manos, quedando Luffy como Sero, con las caras chamuscadas.
—¡MI CONSOLA!
El alboroto creció rápidamente llenando la sala de recriminaciones, gritos y quejas, siendo detenido por el irritado espadachín que lucia su frente repleta de venas, cansado de sus juegos.
—¡SUFICIENTE!
Como por arte de magia, el silencio fue absoluto, se congelaron en sus lugares como si jugaran luz verde, luz roja, y voltearon simultáneamente al espadachín.
—¿Qué es lo que ocultan? —Gruñó con un tono amenazante despues todas las distracciones.
—¿De qué hablas?
—No pueden fingir que no sucede nada... Sus 'voces' están intranquilas... ¿Qué es lo que están ocultando?
—En serio... No es nada. —Toru dijo nerviosa.
—Nada. —Gruñó Zoro, presionando el mango de Enma, marcandole las venas del brazo, poniendo nerviosa a la chica, que tragó saliva, arrepentida de haber hablado.
—No pueden ocultarlo... Todos en la escuela están así...
—¿Es por la fiesta de ayer? —Preguntó Luffy. —¿Hicimos algo malo?
—¡Si! ¡Eso fue! —Abogó Mineta, tratando de ocultar su incomodidad; pero solo vio como Zoro desenvainó su espada, clavandola en el suelo exigiendo la verdad. Podía ver mas allá de sus mentiras.
Concientes que el haber mentido, los estaba acorralando a un callejón sin salida; Siguieron las indicaciones de All Might y Aizawa, los estudiantes sabían que debían responder dos puntos importantes para mantener la cooperación de los piratas.
—Lo que sucede... —Comenzó Deku.
—Espera Midoriya. ¿Qué piensas? —Espetó Iida preocupado.
—Déjalo. —Bakugo replicó cruzado de brazos, respaldando al peliverde; Confiando en su criterio.
—Sus acciones con la familia del Dr. Doku provocaron que la comisión de Seguridad Publica se movilizara...
Luffy se recargó en el sofá, dejando caer la cabeza hacia atrás para ver mejor al pecoso, al entender que lo que sea los tiene así, era por su culpa.
—¿Ah?... Lo siento.
—En realidad no lo siente... —Pensaron al ver la respuesta con el gesto bobo del capitán.
—Usaron el don de una doctora que tuvo contacto contigo, Luffy-san.
—¿Doctor? ¡Yo no voy al doctor! No me enfermo. —Reclamó hurgándose la nariz.
—Tenemos entendido que fue cuando Nezu solicitó que fueran al psicólogo. —Aclaró Todoroki.
—¡Ah, la psicoloca! Fue muy aburrido~.
—Pues al tener contacto contigo, logró obtener un vestigio de tus memorias.
—¿Ah?
—Explíquense mejor... Es un idiota —Intervino Zoro con un bufido.
—Algo me dice que tú tampoco entendiste, Zoro-kun. —Comentó Tokoyami
—Tch...
—¿En serio lo quieres hacer enojar ahorita? —Mineta rezongó aterrado.
—El don de esa doctora se llama Evocación —Prosiguió Deku. —Es capaz de traer a la vida a alguien usando las memorias de quienes toca.
Un silencio tenso cayó en la sala. Los estudiantes lucían nerviosos.
—¡AAAAAH!¡¿VA A TRAER A MI ABUELO?!
—¡NO IDIOTA! El te ayudaría. —Quejó Bakugo, calmando su tono.
—Aaah~ Menos mal. —Dijo aliviado, relajandose, casi derritiendose en el sofá.
Zoro afiló la mirada, al verlos inseguros, acusandoles de una manera mas agresiva que comprensiva; al no tenerles la confianza de simplemente revelarlo.
—Entonces ¿Quién?
Los jovenes dudaron de proncunciarlo, deseaban guardarse el secreto, pero el espadachín cada vez se veía mas frustrado por su silencio.
Estaban convencidos de la confianza que reforzaron durante todo ese tiempo; confiando que podrían compartir el nombre para que les orientaran en como actuar... Sin embargo, lo que les hacía dudar tanto, fue que el par que tenian en frente, eran los mas impulsivos del grupo.
Los ojos del grupo rodaron a otra dirección y sus bocas se transformaron en "x" tratando de hacerse oidos sordos.
—¡Exijo a Jinbei! —Solicitó Iida levantando su mano.
—Tch.
—¡YA DIGANLO! —El par de piratas explotaron.
—Donquixote Doflamingo les está ayudando a planificar una manera de detenerlos... —Confesó Bakugo.
—¡¿MINGO?! ¡¿MINGO ESTÁ AQUÍ?! —Luffy se levantó de un salto. —¡TENEMOS QUE DETENERLO!
—¡ESPEREN! —Midoriya levantó las manos tratando de calmarlo. —Parece que por el momento solo lo tienen como consultor. Están preparando una estrategia que usarán solo si vuelven a descontrolarse en la ciudad...
—Sabemos que Joker no es de fiar... Pero estan esperando a que ustedes tengan otro desliz para actuar... Así que...
—Solo queremos que nos apoyen con comportarse —Añadió Iida.
—...
—Así no trabaja Doflamingo... —Zoro dijo serio, presionando el mango de su Katana, guardandola en su funda.
—La fruta del diablo de Doflamingo le da el poder de crear y manipular hilos... Puede usar a las personas como títeres, obligarlos a moverse contra su voluntad, a traicionarse a sí mismos. Pero eso no es lo peor.
—Lo sabemos —Confesó Shoji. —Es todo un titiritero.
—Va a traer a la comisión como su Pinocho. —Agregó Denki
—También somos concientes de su carisma... Ya encantó los oidos de la Presidenta... No duda de su confianza... —Agregó Momo
Tras sus palabras, la sala se hundió en un profundo silencio que rompió el molesto espadachín.
—El momento en que lo eligieron a él... Su Comisión de Seguridad automáticamente pasó a estar bajo su poder. —Zoro dijo cual una sentencia.
Mientras los estudiantes compartían su versión frente al capitán y el segundo al mando, en la sala de profesores Robin y Sanji detectaron rápidamente que algo se les ocultaba. La arqueóloga, con su habitual agudeza, que lo primero que hizo Nemuri, fue apagar la pantalla de la computadora, en la cual trataba de calmar a los alumnos, ya que Nezu seguía planificando su versión para compartir a sus estudiantes; dejandoles al borde de la locura al no tener respuesta.
Decidida a descubrir la verdad, de manera sigilosa al solo ser una extremidad; creció una mano en la mesa, encendiendo la pantalla la cual mostró una conversación a la distancia.
Sin que los profesores se percataran, pues mantenía una conversación fluida... Su mano controló el mouse, dando un poco de Zoom, mientras deslizaba hacia arriba para tener mas contexto, permitiendo al par leer sin que se dieran cuenta, pues su posición les daba la espalda a la computadora.
Aizawa, percibió como las miradas de ambos piratas estaban fijas en una dirección, siendo esa, en ninguno de los presentes... Volteó hacia ese punto, percatandose de lo que sucedía, rapidamente erizando su cabello, mientras sus ojos brillaban de un rojo intenso enfocados en Robin, pero era demasiado tarde; habían visto suficiente... La imagen de Bakanee con su torso teñido de rojo, ojos suturados y solo un brazo, siendo capturada por los policias abarcaba toda la pantalla.
El entorno alrededor del cocinero comenzó a ondear por el calor que emitía su cuerpo por el coraje; Pero antes de que explotara Nemuri corrió hacia él, envolviéndolo en un abrazo por la espalda que lo tomó completamente por sorpresa, mientras una de las manos le cubría la mirada.
—No sigas... Ya no es uno de nosotros... —Susurró con tristeza para despues ponerse frente a el, temiendo que comenzara a chocar con los profesores, durante la explicación.
—¿De qué hablas, Nemuri chwan? —Preguntó, intentando recuperar la compostura mientras su corazón acelerado competía con su desconcierto.
—Los manipuló a todos ustedes... —Intervino Vlad King, relatando los detalles de las discusiones entre los profesores y las revelaciones de las noticias.
Explicó desde su punto de vista, los eventos tras los ataques terroristas, dejando claro que habían estado un paso detrás de una mente que jugaba con ellos desde las sombras.
Robin cruzó sus muñecas, atenta y silenciosa, absorbía cada palabra mientras sus ojos permanecían fijos en Aizawa. Esperando la más mínima oportunidad para usar su habilidad. Pero Eraserhead mantuvo su completa atención en ella, dejando claro que no bajaría la guardia ni por un segundo.
Mientras tanto, Nemuri suavizó el tono de su voz, deslizando sus manos hasta las mejillas del pirata. Sabía que cualquier muestra de interés o caricia por parte de una mujer era su punto débil, un gesto capaz de desarmarlo por completo y hacerlo sucumbir ante su encanto. Pero esta vez fue diferente. Sanji no se dejó envolver... No en esa ocasión.
—Sanji-kun, sé que es difícil... Pero, se alió con los villanos... —Expresó con voz temblorosa.—Confía en mi... Debemos dejarla a su suerte...
—Nemuri-chwan... —Susurró con ternura, llevaba sus manos a la cabeza de la joven para tranquilizarla, atrayéndola hacia él en un gesto de genuino afecto.
—Un verdadero hombre sabe perdonar las mentiras de una mujer...
Robin, esbozó una sonrisa al escuchar las palabras de su compañero y Nemuri se sonrojó ante su manera de pensar, mientras el resto de los maestros lo miraban con pena.
—¡NO SE TIENE NI UN MÍNIMO DE RESPETO! —Gritó Vlad King, rompiendo el momento.
—Pero una cosa es mentir y otra traicionar. —Añadió Ectoplasm.
—Fufufu...
—¿De qué te ríes?
—Recuerdos...
—Pero... Esto es completamente diferente... —Insistió Nemuri, arrugando la camisa del cocinero al apretar las manos en su espalda; no quería hablar de mas y manchar el nombre de su amiga.
—¿Lo es? —Replicó Robin con un gesto burlón.
—¿De qué estás hablando, Robin? —Preguntó Aizawa, calmando su don al tener que parpadear, mientras que la pirata no desistía en relajar sus brazos.
—Sabía que sería cuestión de tiempo... —Confesó, calmando su mirada y descansando sus ojos.
Su expresión se volvió distante, no respondía. Lo que preocupó a Eraserhead quién activó su don, sospechando que parte de su concentración, era el uso de su habilidad.
Robin relajó sus manos y las descansó a los costados.
—El Poneglyph rojo narra sobre un ser capaz de cosechar almas... Y los Poneglyphs azules guardan en su interior un Eternal Pose que dirigía hacia él. —Relató, captando la atención de Mic, Aizawa, Nemuri que estaban familiarizados con el tema; y ahora también Vlad King, pues la arqueóloga, se habia negado a revelar el mensaje de las estelas.
—Como saben, los Eternal Pose normalmente apuntan al magnetismo de las islas, pero este era diferente. Su aguja estaba fabricada con el mismo material que las Vivre Cards...
—Así que apuntaba a un ser vivo... —Comentó Aizawa.
—Así es... En su interior descansaba el ser que estaban buscando. —Explicó mirando a los viajeros. —Aquel que fue deseado para ayudar a crear un nuevo régimen... —Aunque su explicación parecía definitiva, en realidad la dejó inconclusa; ya que tenía una teoría en mente que necesitaba de mas pruebas... Pruebas que podrián existir en los escombros de Akasaka.
Los profesores no pudieron siquiera hacer preguntas o dar una respuesta a su declaración, debido a un estruendo que se escuchó a lo lejos, obligando a que los maestros salieran corriendo a ver que sucedía.
—¡SHAAAAAAGGYYYYYYY! —El grito del capitán hizo temblar las ventanas.
El ex-Símbolo de la Paz se congeló al escuchar su apodo en boca del emperador. Sus manos colgaron la bocina del Den Den Mushi, finalizando su llamada, para despues apoyarse en la mesa de la habitación que le designaron a la ex-asistente, donde los documentos confiscados de su cueva estaban esparcidos.
De nuevo escuchó la exigencia de su presencia, obligándolo dejar los papeles atrás y salir a enfrentar el llamado del capitán.
Parecía que Robin, habia aprovechado la breve tregua con Aizawa para, disimuladamente crear una copia suya en el área de los jóvenes y transmitir el mensaje a su capitán de que Bakanee que habia comenzado a movilizarse, quedando mal herida a consecuencias de la invasión, y ahora cargaba con el estigma de terrorista tras sus 2 atentados; obligándole a refugiarse con los villanos.
Por más que los chicos insistieron en no revelar más información, permanecieron firmes a su postura: Si hacían algo, Doflamingo encontraría la excusa perfecta para movilizarse y atraparlos a todos.
Argumentaron que había tomado un bando y sería mejor no intervenir, dejandola a su suerte, mientras ellos ideaban de forma independiente cómo manejar la situación.
Luffy escuchó en silencio, pero su expresión se endureció progresivamente. Esa actitud de "dejarla por su lado" le desarrolló cierto coraje hacia los héroes.
—¡Bakanee! ¡¿Qué significa para ustedes?! —Luffy Cuestionó enojado.
Su expresión habitualmente despreocupada, ahora estaba marcada por una intensidad aterradora. Sus ojos, oscuros y fieros, escudriñaban a los estudiantes, buscando una respuesta que ninguno parecía dispuesto a dar.
El silencio fue una daga que atravesó la paciencia del capitán. Su mandíbula se tensó, y desató su furia.
Golpes sacudieron la sala. Sus puños destrozaban muebles, reventaban paredes, y hacían vibrar el suelo bajo sus pies.
—¡RESPONDAN!
Los estudiantes se mantuvieron firmes, aunque sus cuerpos traicionaban su miedo. Aquellos más débiles, no querían involucrarse... Tenían sus manos temblorosas, respiraciones irregulares, gotas de sudor cayendo por sus sienes; Pero nadie se movió, nadie habló. Sabían que Luffy no los dañaría directamente, pero cada golpe, cada estruendo, era un recordatorio del nulo control que tenían de la situación.
Un puño pasó peligrosamente cerca de Bakugo, dejando una grieta profunda en la pared detrás de él. Pero, a pesar del impacto, el rubio se mantuvo firme sin apartar la mirada.
—Héroes... —Espetó con desprecio. —¿Así es como se enfrentan a los problemas? ¿Así es como protegen a quienes los necesitan? —Expresó con su rostro siendo cubierto por la sobra de su sombrero.
Destruyó los sofás, redujo la mesa a astillas, y lanzó el televisor contra la pared haciéndolo explotar en una lluvia de chispas.
Los estudiantes no hicieron más que cerrar los ojos, como si aquello les ayudara a soportar la presión que se cernía sobre ellos.
—¿Es todo lo que harán? ¡Cerrarse como cobardes mientras todo se derrumba a su alrededor! —Bramó el capitán, mientras sus movimientos sacudían la sala, convirtiéndola en un campo de escombros.
Al no recibir respuesta, Zoro desenvainó una de sus espadas. Aunque los estudiantes sabían que no las usaría contra ellos, la sola intención era suficiente para que la atmósfera se volviera sofocante... Las amenazas del espadachín, solían volverse mas peligrosas.
—Si no hablan, esto no se va a detener. —Amenazó blandiendo la katana...Pero no era un simple aviso.
Lanzó un tajo capaz de cortar en dos sus dormitorios.
En un instante, Deku y Kirishima reaccionaron, endureciendo sus brazos con Haki mientras Tokoyami, invocó a Dark Shadow, envolviendo a sus compañeros como un escudo.
El corte chocó contra el Haki reforzado y Dark Shadow, provocando una onda expansiva que hizo temblar la habitación, destuyendo las ventanas de todos los niveles... Las paredes crujieron, y pequeñas grietas comenzaron a extenderse por el suelo. Sin embargo, la estructura resistió gracias a la fuerza combinada de los tres estudiantes.
Zoro vio impresionado como los 3 lograron detener su ataque de advertencia... Aunque estaba molesto, no podía evitar sentir orgullo en ellos.
—Por favor Luffy-san, por favor comprende por esta ocasión. —Uraraka pidió moviendo sus manos para darse la fuerza de hablar alto ante el molesto pirata.
—¡NO ME IMPORTA SI EL GOBIERNO LA CONSIDERAN UN VILLANO! ¡PREGUNTÉ, ¿QUE ES PARA USTEDES?!
El silencio se apoderó del lugar por un instante que pareció eterno. Entendían la razón de la infiltración al palacio... más no la unión con Shigaraki.
Pero, sobre todo, no dudaban de la solicitud de All Might al insistir que le vieran como...
—Un villano. —Respondieron tajantemente, logrando enfurecer al capitán.
—¡¿POR QUÉ?!
—All Might dijo que no es de fiar...—Respondió Deku con seguridad, jamás desconfiando de su mentor. —Que la consideráramos un villano.
El ambiente parecía congelarse mientras la temperatura de Luffy subía.
—¡Mentiras! —Exclamó de nuevo, dando un pisotón. —¡Son nakamas! ¡Él jamás diría eso!
—¡No sabemos más! —Replicó Kirishima tratando de mantener la compostura al calmarlos. —¡No nos quiso dar detalles!
Luffy se detuvo con su respiración pesada y sus ojos oscuros fijos en el suelo.
—Luffy... —Llamó Zoro, esperando una respuesta de su capitán y logrando obtenerla.
—Se adelantó.
—¿Qué...? ¿Qué... significa e-so? —Preguntó Koda con su voz insegura.
—Ustedes querían hacer algo... —Gruñó Luffy con su voz temblando por el enojo. —Querían ayudar... ¡Prometieron a los reyes! ¡Lo discutieron entre ustedes en su entrenamiento!
Tenía razón... Deku tragó saliva, sus ojos evitaban al capitán al no poder responder. Cuando estaban en las montañas se veian bastante decididos a enfrentar al mundo con tal de liberar a las razas que eran reprimidas y capturadas en las sombras; Pero de igual manera, intentaban ver todas sus opciones para lograrlo de una manera bien vista por la sociedad, para no ser considerados un villano ante los medios.
—¡ESO QUE HIZO ERA SU TAREA! ¡ERA SU RESPONSABILIDAD! —Continuó con la sombra de su sombrero cubriendo su rostro. Levantó la mirada, para mostrar sus cejas fruncidas y coraje. —¡Y ahora, cuando lo hace por su cuenta, cuando hace lo que ustedes no tuvieron el valor de hacer! ¡LA LLAMAN VILLANA!
Presiono su mandíbula, rechinando dientes, y fue directamente en búsqueda de aquella persona que les inculcó la idea de tomarla como un enemigo.
—¡SHAAAAAAGGYYYYYYY!
Los maestros llegaron al dormitorio tras escuchar el ruido incesante y el eco de los gritos, solo para encontrarse con el capitán inmóvil con su pecho subiendo y bajando agitado, manteniendo su mirada oculta.
El aura que proyectaba Luffy no era maliciosa como la de un villano, pero su intensidad resultaba incluso más inquietante... No había odio; mas bien estaba confundido, decepcionado; molesto... Pero sobre todo, inestable; A punto de estallar en cualquier segundo.
Aizawa no dudó lo que tenía que hacer; activó su don... Sus ojos resplandecieron en un brillante rojo, calvándose en el pirata, anulando de inmediato cualquier manifestación de su poder sobrenatural. Sin embargo, sabía que eso no era suficiente para detenerlo... Sabía que incluso sin su habilidad, el pirata seguía siendo una total amenaza física por su fuerza bruta y el haki que dominaba con maestría.
El sudor comenzó a acumularse en la frente del profesor, cayendo lentamente mientras mantenía su mirada fija. Nunca había visto al capitán comportarse de esa manera, tan desencajada, ni siquiera en los enfrentamientos más tensos que habían compartido.
La única situación remotamente comparable era aquel instante en el que su sombrero había sido puesto en peligro, desatando una furia que dejó a Bakugo fuera de combate en un simple "encuentro amistoso."
Pero esto... Esto era diferente... La persona de pie frente a ellos no era el joven que solo consideraban un idiota; si no que personificaba ahora a Monkey D. Luffy, uno de los cuatro Emperadores que controlaban los mares; y futuro Rey de los piratas.
El semblante de Aizawa que solía ser inexpresivo incluso en los momentos más críticos había desaparecido. Una leve rigidez en sus labios, el temblor apenas perceptible en sus dedos... Su nerviosismo era evidente para quienes lo conocían bien. Lo que terminó por movilizar a sus compañeros.
Ectoplasm, exhaló una densa nube morada, de la cual salieron una serie de clones atrapando al capitan, para evitar escalara la situación.
—Sombrero de Paja... Por favor, permítanos demostrar nuestras razones antes de...
—¡CÁLLATE! —Gritó, Jalado con fuerza sus brazos atrapados, arrastrando a dos de los clones hacia adelante chocandolos entre sí violentamente, haciéndolos desaparecer al instante.
Un tercer clon intentó sujetarlo por la espalda, pero una rápida patada giratoria lo desintegró en un parpadeo.
—¡Shaggy! ¡Quiero hablar con él!
Sus palabras no eran una petición; eran una orden. Una que dejó a los profesores tensos.
Cementoss tocó el suelo, endureciendo la estructura bajo los pies de Luffy, listo para crear una barrera en caso de que el pirata desatara su furia
A un lado, Midnight suspiró profundamente antes de tomar una decisión. Desvió su atención hacia Sanji, quien ya se encontraba al borde de intervenir. Abrazándolo por la espalda liberó su Quirk, envolviendo al cocinero en un fino pero efectivo aroma adormecedor.
—Lo siento, Sanji-kun. Es por el bien de todos~ —Susurró, mientras el rubio se desplomaba con suavidad, siendo bajado con cuidado entre sus brazos.
El rechinar de las puertas de los dormitorios llamó la atención del grupo, viendo como emergió el retirado con su expresión seria, dispuesto a enfrentar a Luffy.
—All Might, no puedes acercarte. —Dijo Snipe mientras daba un paso al frente, interponiéndose en su camino.
—No puedes enfrentarlo ahora, estás emocionalmente involucrado. Déjanos manejar esto. —Snipe añadió.
—No sabemos cómo va a reaccionar, no es seguro. —Advirtió Cementoss, levantando una pequeña barrera frente a él. —Está muy alterado.
Pero All Might no vaciló.
—Desde el primer día, el joven capitán me reconoció como su igual, como alguien digno de su confianza. Ahora me exige respuestas, y se las voy a dar. —Dijo viendo a Luffy respirar agitado, esperando una respuesta diferente provenir de el.
—¡Shaggy! Bakanee está en problemas, tenemos que...
—Lo sé. —La replica que recibió lo tomó por sorpresa, seca y sin un ápice de emoción.
Ese tono cortante, casi mecánico, no era lo que esperaba del hombre que había llegado a respetar. Luffy frunció el ceño y cerró sus manos en puños que temblaban de ira.
—¿Y qué piensan hacer al respecto?
—Lo más compasivo que podemos hacer por ella... Capturarla nosotros mismos. Supervisar su encierro. Así nos aseguraremos de que no caiga en malas manos... Por el vínculo que hemos construido, es lo mejor que podemos ofrecerle.
Sin esperar una explicación más, Luffy avanzó acercandose al rubio, plantando su pie y estrellando sus nudillos en el rostro de Toshinori en un puño que lo lanzó con fuerza, abriendo el suelo por el impacto, dejandolo temporalmente inmovil.
—¡ALL MIGHT!
Luffy jadeaba, su cuerpo temblaba, pero no por el esfuerzo, sino por la furia que lo consumía desde dentro. Era incapaz de aceptar lo que acababa de escuchar.
Toshinori, sin embargo no reaccionó. Permaneció allí tendido, como si el golpe no hubiera sido más que una insignificante expresión de la ira del capitán. Lentamente, apoyó una mano en el suelo para levantarse, con su rostro oculto bajo la sombra de sus mechones dorados.
—¡¿CÓMO PUEDES DECIR ESO?! —Reclamó, avanzando hacia él. —¡Ella confió en ustedes! ¡Arriesgó todo, y ustedes la están abandonando!
—No es tan simple como piensas, Joven Luffy. Pero si estás dispuesto a escuchar... Te lo explicaré...
—¡NO QUIERO EXPLICACIONES!
—Yo no soy como tú... No sé de héroes. No sé qué clases de sacrificios estan dispuestos a hacer para mantener su paz. Lo único que sé es que, si uno de mis Nakamas está en problemas, yo voy a ir. Y si alguien trata de detenerme... —Su aura creció volviéndose más intimidante. —Acabaré con todo lo que se interponga en mi camino.
Y eso, fue una amenaza... No una advertencia. El imponente Emperador finalmente mostraba sus verdaderos colores.
Sin necesidad de haki, el peso abrumador de la presencia de Luffy se desató en los alrededores. Un malestar intangible se apoderó de los maestros y estudiantes del departamento de héroes, quienes, alarmados por los gritos del pirata, se acercaron al lugar, topándose con el capitán que parecía retar al símbolo de la paz.
—¿Qué está pasando? —Preguntó un estudiante de segundo año, deteniéndose a observar el extraño enfrentamiento.
—Parece que esos criminales finalmente decidieron atacar —Comentó otro con desprecio.
—Heh~ Una decisión bastante estúpida si consideran que lo hacen dentro de la prestigiosa academia UA.
—¡Esto no es con ustedes! —Advirtió el capitán, provocando que los jovenes estudiantes tomaran una pose ofensiva.
Nemuri intentó buscando dormir a Luffy para calmar la situación, pero sus manos fueron detenidas y su cuerpo sujeto por una fila de manos naciendo de su espalda.
—Lo siento Nemuri san... Pero Luffy tiene razón... No nos importa cuales son las razones de Bakanee para aliarse con los villanos... Lo que no podemos ignorar, es que si la llegan a atrapar, será sometida a la misma tortura que vivió en el pasado... y eso no lo podemos permitir.
Tras su declaración frente a los profesores, los tres piratas se encontraron rodeados. Estudiantes del Departamento de Héroes de todos los grados aparecieron en formación, con gestos afilados y sus cuerpos tensos, listos para actuar.
Un estruendo que provino desde los dormitorios de la Clase 1-A, sacudieron ventanas de los otros edificios; anunciando que algo más estaba ocurriendo en aquella zona.
Los estudiantes de la Clase A habían tomaronuna decisión colectiva: No podían permitir que los piratas abandonaran la escuela y arriesgaran la seguridad de todos con sus acciones. La posibilidad de que sus movimientos desencadenaran el plan de la comisión de seguridad era una amenaza demasiado grande para ignorar.
—¡No vamos a dejar que se vayan! —Gritó Kirishima, activando su modo Red Riot. —¡Es por su bien y por el nuestro!
Fue entonces cuando Zoro, desenvainó su otra espada. —¿Qué demonios creen que están haciendo? ¿Creen que esto es un juego? ¿Qué nos contendremos solo porque viajamos juntos?
Los estudiantes, aunque nerviosos, no retrocedieron.
—Lo siento, Zoro-san... —Dijo Deku angustiado, iluminando su cuerpo en brillantes venas rosas. —No podemos dejarlos ir.
—Se van a quedar aquí, les guste o no. —Gruñó Bakugo, con sus palmas chispeando con explosiones.
—¿Por qué? ¿Por qué eligieron a una sola persona sobre todos nosotros? —Insistió Toru, no queriendo formar parte del conflicto. —Ella ya forma parte de la liga de villanos... Nuestros enemigos.
Zoro quedó en silencio un momento.
—Porque ustedes cuentan con sus nakamas para cuidarse entre todos... Pero nadie ve por ella.
—Pero... La liga...
—¿Cuánto tiempo estará a salvo con esas personas? En cuanto se enteren que su objetivo era acabar con su líder, también tratarán de asesinarla.
—Esto no se trata de decepciones ni de si hizo lo correcto o no... Esto es sobre algo mucho más importante: La vida de alguien que una vez llamaron compañera está sentenciada.
—No podemos ignorar lo que ha hecho. Pero tampoco podemos condenarla sin saber la verdad. Si queremos entender lo que realmente pasa por su mente... Entonces debemos actuar antes de que lo hagan los demás.
Un nudo de náusea se instaló en los estómagos de los estudiantes. Sabían que el pirata tenía razón, pero la verdad resultaba insoportable.
Por un lado, querían aferrarse a su postura, dejarlos marchar para que pudieran protegerla. Pero, por otro, hacerlo equivalía a firmar una condena... no solo para ellos, sino para cualquiera que estuviera relacionado con el caso.
Conocían demasiado bien la crueldad del gobierno. No se limitarían a perseguir a los piratas: Irían tras todos aquellos involucrados con ellos; tras las familias de los estudiantes, amigos, compañeros... cualquier persona con la que hubieran tenido contacto.
Dejarlos libres significaba desatar una tormenta de represalias... Lo unico que pensaban era en, que podian capturarla como villano y mantenerla vigilada de esa manera...
Midoriya presionó los puños y se lamentó en silencio... —Si tan solo hubiera permanecido 'muerta'...
Sus ojos se expandieron, la mujer había tenido su oportunidad de desaparecer anteriormente y la desperdició. ¿Por qué quería aparecer frente al mundo? ¿Fue intencional? ¿Podrían volverlo a intentar? Desconocía como siempre que planes había ocultado.
Una oleada de pensamientos lo atormentó comenzando a murmurar como siempre, desesperando al espadachín al no recibir respuesta.
—Zoro san... Hay manera de solucionarlo, solo debemos pensarlo entre todos y...
El aura sofocante de Luffy se extendió como una marea invisible, alcanzando a Zoro y cada estudiante que lo rodeaba provocando un estremecimiento en los héroes que sintieron el peso de su presencia.
Zoro no esperó a sus propuestas; Tan solo se movilizó de inmediato hacia su capitán, tenía sus acciones claras. Pero una presencia que aumentaba tras él le arrancó la atención.
Giró su torso en un movimiento y sus espadas chocaron contra los látigos que Midoriya lanzaba desde sus muñecas. La fuerza del impacto chirrió hasta que fueron cortados, pero Midoriya no se detenía; cada vez más látigos surgían, buscando capturarlo. Por el momento, la prioridad era capturar a los piratas.
Antes de que pudiera contraatacar, un frío repentino recorrió el suelo. Un manto de hielo comenzó a expandirse bajo sus pies avanzando con velocidad hacia él y creando en su camino un iceberg congelando todo lo que tocaba y creciendo en tamaño.
—¡Kokujo O Tatsumaki!
Su ataque tomó forma. Las katanas giraron creando un torbellino de viento cortante que destrozó los látigos de Midoriya y pulverizó el hielo que lo amenazaba, creando una ventisca de escarcha que logró llegar incluso hasta el resto de los estudiantes y maestros, dejándolos confundidos al sentir la helada aguanieve sobre ellos.
—¿Todoroki, del 1-A? —Los estudiantes comenzaron sintiendo la fria escarcha cayendo en sus cuerpos.
—¡Ya comenzó! —Advirtió Aizawa, erizando su cabello, y manipulando su bufanda, usando su habilidad en Robin que no pudo defenderse en una reacción de rapidez, siendo víctima del Don, y atrapándola, mientras Cementoss aseguraba a Sanji con un muro de concreto aprisionándolo en caso de despertar.
—¡ROBIN! —Llamó Luffy, lanzandose hacía Aizawa, siendo interceptado por un muro de 3 metros de grosor que atravezó facilmente de un golpe, dejando a Cementoss asombrado por la fuerza del capitán; por lo que cada nueva muralla tenía mas y mas grosor.
—¡SE DECLARA SITUACIÓN DE EMERGENCIA! —El grito amplificado de Present Mic retumbó por todo el campus como una alarma. —¡EVACUEN LAS INSTALACIONES! EVITEN ENFRENTAMIENTOS DIRECTOS CON LOS SOMBRERO DE PAJA.
Los jovenes a pesar de escuchar las advertencias de Mic, no hicieron caso... Debían defender su escuela y compañeros.
Luffy se percató de aquellas intenciones... Así que detuvo su avance, permaneciendo de pie mientras era rodeado.
El aire se espesó con una presión insoportable cuando el Emperador desató su Haki de conquistador. Su intimidante presencia era tan abrumadora que el suelo parecía temblar bajo sus pies. Los rayos negros rasgaron el aire, partieron el concreto, destruyendo parte de los dormitorios de los maestros.
Las paredes se desplomaron, los techos se craquelaron... El caos se desató y los edificios circundantes comenzaron a ser dañados por la vibración de la tierra.
Los estudiantes, incapaces de reaccionar, se vieron obligados a usar sus dones para huir de la devastadora oleada de Haki, pero algunos no lograron escapar. La presión era tan insoportable que los cuerpos caían al suelo con espuma brotando de sus bocas mientras sus conciencias eran arrancadas por la brutal presión.
Los pocos que seguían en pie luchando por mantener la compostura, no tuvieron otra opción que cargar a sus compañeros caídos, huyendo a ciegas, temblando de desesperación al ver como los rayos impactaban en los alrededores.
El grupo B horrorizado, miraba el desastre que Luffy había desatado sin mover un solo dedo... Se habían arrepentido de ignorar las instrucciones de su profesor.
Eran incapaces de creerlo; sabian que era fuerte, pero jamás lo consideraron ese nivel de amenaza... En cuestión de segundos, más del 70% de los estudiantes y hasta parte del personal habían sucumbido. Aquella voluntad tan solo era la demostración innegable de una fuerza que aplastaba todo a su paso, dejándolos a merced de un monstruo.
Los más fuertes intentaban resistir, pero sus cuerpos simplemente no podían. La gravedad del poder los doblegaba. Sin importar cuánto lo intentaran, se veían obligados a caer de rodillas, como si ante él no existiera otra opción más que rendirse. Las manos temblorosas tocaban el suelo, pero no lo hacían en un gesto de lucha, sino como una reverencia forzada, una súplica muda ante una fuerza que no podían comprender, ni controlar.
—¿Qué... qué demonios es esta presencia? —Monoma maldijo entre dientes sudando frio, con sus pupilas temblorosas, incapaz de alzar siquiera la mirada. La presión era tal que sentía su pecho oprimido y sus músculos inmóviles, como si su propio ser se hubiera rendido ante una fuerza mucho mayor.
Kendo, quedó paralizada por la sensación de impotencia, su mente le gritaba a su cuerpo que huyera, que llevara consigo a quienes pudiera, pero no podía... No pudo evitar que las lágrimas se desbordaran de sus ojos. No entendía por qué su cuerpo no reaccionaba, solo sabía que se sentía insignificante ante algo que desbordaba todo lo que había conocido hasta ahora.
Shoji y Tokoyami acostumbrados al capitán, actuaron rápidamente. Tentacle extendió sus extremidades, para cargar a los estudiantes fuera de peligro, mientras Tokoyami invocaba a Dark Shadow, usando su sombra como escudo para protegerlos de aquellos rayos negros.
A pesar del caos a su alrededor lograron mantener la calma, levantando a los que estaban a su lado, arrastrándolos y guiándolos hacia un lugar más seguro, lejos de la tormenta de destrucción que seguía rompiendo los cimientos de la escuela.
Toshinori observó con sus ojos temblorosos el caos frente a él: Estudiantes aterrados, algunos inconscientes y otros luchando por moverse mientras la escuela se derrumbaba bajo la presión del Haki.
Un fuego incontrolable comenzó a arder en su interior, un recordatorio del símbolo que alguna vez representó... Sabía que esto podía suceder. Había sentido la tensión acumulándose desde el principio.
Se despojó de su sudadera favorita que llevaba, dejándola caer al suelo sin mirar atrás. Debajo de ella, su antiguo uniforme de héroe de la Era Dorada relucía intacto y preparado, como si el tiempo no hubiera pasado.
Llevó una mano a su cinturón, donde guardaba la última medicina de Chopper. La fórmula le permitiría liberar su máximo poder sin consecuencias inmediatas, una oportunidad única para recobrar lo que había perdido.
Antes, con el medicamento apenas podía mantenerse activo por veinte minutos. Pero ahora, después de meses de entrenamiento, el cuidado meticuloso de la comida okama y la salud que le devolvió la presencia de la antigua asistente, tenía fe en que ese límite podría romperse.
El cuerpo de Toshinori comenzó a transformarse en cuestión de segundos. Sus músculos se hincharon haciendo que su silueta creciera hasta recuperar la imponente figura que alguna vez dominó como el Símbolo de la Paz. Se alzó más alto, formido y robusto. Su cabello normalmente caído y desordenado, se erizó con sus icónicos mechones dorados apuntando al cielo, y un destello azul intenso iluminó su mirada, proyectando su resolución renovada.
Respiró profundo, llenando sus pulmones al máximo, y luego soltó un grito que resonó para calmar las masas.
—YA TODO ESTÁ BIEN, ¡PORQUE YO ESTOY AQUÍ!
El suelo crujió y se rompió en pedazos bajo los pies de All Might, quien desapareció en un parpadear acompañado de una poderosa ráfaga de viento que hizo tambalear a todos a su alrededor.
En un abrir y cerrar de ojos, reapareció frente a Luffy, quien apenas tuvo tiempo de cruzar ambos brazos frente a su rostro para protegerse. Su postura era firme, sin haki, con la clara intención de sentir el verdadero poder del héroe número uno.
La mano del héroe, que inicialmente parecía llevar un golpe común, se envolvió en armamento al último instante, añadiendo una fuerza demoledora que retumbó al conectar con los brazos de Luffy. La potencia del impacto lo lanzó como un proyectil, atravesando el muro reforzado de concreto y acero que marcaba los límites de la academia.
El capitán se levantó del cráter con una sonrisa, limpiándose un hilo de sangre en el labio. Su mirada no parecía molesta; más bien denotaba emoción, sin embargo, su ceño fruncido dejaba claro que no era un simple enfrentamiento amistoso.
All Might, apenas lo vio salir de entre el concreto; se lanzó hacia adelante con su puño brillando con el intenso negro. El suelo nuevamente explotó bajo su arranque, y en un instante, estaba frente a al capitán, lanzando un gancho ascendente que levantó una ráfaga de viento capaz de arrancar la muralla desde los cimientos.
Luffy ladeó su cabeza justo a tiempo, por lo que el puño apenas rozó su mejilla, pero la presión fue suficiente para cortarle la piel y continuara destruyendo todo a su paso tras el pirata.
Usando su velocidad, el pirata giró sobre su eje y lanzó una patada estirada que buscaba impactar el abdomen del héroe.
All Might, anticipando el ataque. Giró sobre sí mismo y bloqueó con su antebrazo; el sonido del impacto retumbó como un cañón y ambos retrocedieron, deslizándose en el suelo destruido.
Sin perder tiempo, el rubio aprovechó su 'ventaja' en velocidad y cerró la distancia, desatando una lluvia de golpes rápidos, que fácilmente fueron detenidos por otra ráfaga de golpes que interceptaron cada uno de sus puñetazos en perfecta sincronía.
En el último impacto, cuando chocaron ambos puños al mismo tiempo provocaron una onda expansiva de poder que los impulsó hacia atrás, permitiendoles cargar uno de sus emblemáticos ataques.
—¡DETROIT SMASH! —Lanzó un golpe con toda su fuerza al suelo.
La onda expansiva levantó una tormenta de polvo y fragmentos, cegando momentáneamente a Luffy para que All Might se abalanzara sobre de él... Sin embargo, el Emperador lo previó... Salió de la nube de polvo con su piel ardiente y rosada.
—¡Jet Bazooka! —Gritó regresando sus brazos estirados para contrarrestar el golpe.
El choque de sus ataques creó una onda de choque tan poderosa que rompió la estructura del edificio principal y derribó muros cercanos de la entrada, dejando completamente vulnerable la escuela de un ataque enemigo.
El impacto lo lanzó varios metros de distancia, dejando tras ellos surcos profundos en el suelo.
El par estaba jadeando con la misma expresión... El héroe mantenía su sonrisa eternamente impresa en su rostro para calmarse tanto a el como a los presentes que lo veían, pero realmente se encontraba cansado y afligido por el encuentro; Mientras el pirata no podía contener su emoción... Su sonrisa era genuina a diferencia de la de All Might.
—¡Shishishi! ¡Esto es lo que esperaba! —Luffy expresó satisfecho, tomando aire profundamente, celebrando por fin poder tener un combate; o tan siquiera un calentamiento que lo despertara despues de meses de descanso.
Sus músculos comenzaron a tensarse, y su cuerpo empezó a brillar con un oscuro tono rojizo.
—¡Ahora sí, Shaggy! ¡Voy en serio!
Ante la advertencia, All Might se preparó... Tensó su cuerpo listo para recibir lo que fuera que estaba por desatarse... Era un combate muy diferente que el que esperaba... Lo que comenzó como un ataque de ira, se transformó en el proceso en una manera para expresar el coraje y frustración de ambos.
La sonrisa del rubio se ensanchó, aceptando su invitación... —¡YOSH!
Que el héroe respondiera de la misma manera que el joven capitán, le hizo recordar todos aquellos momentos en los que todos temían escuchar aquella palabra que siempre era acompañada del desastre por sus decisiones impulsivas... Demostrando que en ese momento se había dejado llevar por el comportamiento del pirata.
Luffy mordió su antebrazo, soplando con fuerza. Su figura se volvió más fornida y ágil, sus músculos se tensaron como resortes listos para desatarse en cualquier momento; y su piel adquirió un brillo metálico por el haki imbuido, mientras vapor blanco escapaba de su cuerpo.
—Gear Fourth
—¡SNAKEMAN!
All Might no perdió tiempo. El héroe cargó hacia adelante con una velocidad explosiva, y sus brazos imbuidos en Haki.
—¡TEXAS... SMAAAAAASH! —Gritó, desatando un golpe que parecía partir el aire en dos.
Pero Luffy ya no estaba allí. Su cuerpo desapareció en un destello, moviéndose con una velocidad impredecible mientras sus ataques serpenteaban en el aire como bestias vivas.
—¡Black Mamba!
Una ráfaga de golpes se desató, todos rápidos e ininterrumpidos, cada uno buscando una apertura en la defensa del héroe. Sus brazos se curvaban y cambiaban de dirección a mitad de camino, dejando estelas negras en el aire.
All Might bloqueó y soportó varias docena de golpes en fracciones de segundo, pero incluso él comenzó a retroceder ante la presión.
Flexionó sus piernas, saltando alto en el aire; y desde las alturas, giró sobre sí mismo y lanzó un puñetazo descendente envuelto en Haki.
—¡MISSOURI SMASH!
El impacto creó un cráter masivo donde Luffy había estado, pero el pirata ya había anticipado el ataque.
—¡Jet Culverin! —Se escuchó lejos, a la distancia.
El puño de Luffy serpenteó a través del aire, viajando por todos los confines de la entrada... Todos aquellos presentes, a donde quiera que volteara se veian rodeados de esos reflejos negros y brillantes que no daban descanso... Parecía que en cualquier descuido ellos podrían a llegar a ser victimas del ataque.
Los estudiantes del grupo A que refugiaban a los otros alumnos, se detuvieron en seco en temor de que fueran alcanzados...
A pesar de haber luchado contra un Emperador del Mar, nunca antes habían presenciado el terror puro que representaba la Cuarta Marcha de Luffy con sus propios ojos. Y lo peor era que sabían que aún tenía una transformación más... una que ni siquiera el Símbolo de la Paz habría sido capaz de forzar a revelar.
Por mas que lo intentaban; la vista no era capaz de seguir el inicio del puño; todos se sentian atrapados en una red que proximamente conectaría un ataque, dejandoles a todos vulnerables pues el golpe parecía viajar sin control en todas direcciones, hasta que finalmente golpeó el costado del héroe donde se encontraba su herida, haciéndolo escupir una gran cantidad de sangre, y lanzándolo hacia un edificio cercano, destrozándolo casi por completo, colapsando parte de la estructura.
La sangre brotaba de una herida en su frente tiñendole medio rostro, cayendo en gruesas gotas que se mezclaban con el polvo en su piel.
De su boca, un hilo carmesí escapaba, tembloroso con cada respiración pesada y entrecortada. La tela de su traje estaba desgarrada en múltiples lugares, revelaba cortes profundos en su espalda, de los cuales corrían líneas de sangre que se oscurecían al empapar la tela restante. A pesar de todo, All Might se irguió para continuar.
Conciente del daño que sufría la escuela, decidió de alguna manera, llevar a sombrero de paja a otra ubicación.
El héroe saltó nuevamente, su velocidad y fuerza aumentando mientras liberaba su energía al máximo, esquivando uno de sus golpes serpenteantes y lanzando un gancho ascendente que impactó el torso de Luffy, enviándolo volando hacia un grupo de árboles perdidos en la zona boscosa.
Los del grupo B junto a los pocos que aún permanecían conscientes, estaban completamente agitados. Ese idiota, siempre despreocupado, con una sonrisa radiante que parecía no tener fin, había incapacitado a más de la mitad de los héroes, y él ni siquiera se había movido de su lugar. Ahora, ese mismo joven se enfrentaba al Símbolo de la Paz, con la misma sonrisa en el rostro, contrastando completamente con la del héroe.
All Might portaba su característica sonrisa fingida con el propósito de confortar a quienes le vieran, mientras que la del Luffy era sincera; el realmente se estaba divirtiendo al tener un combate de ese nivel.
Los estruendos de la batalla sacudían el aire como si el mismo cielo estuviera a punto de partirse en dos... Lo que preocupó al grupo del barco; en especial a Eri que insistía en que Luffy y Zoro habían actuado raro, por lo que para tranquilizarla, decidieron llevarla a la escuela a buscarlos.
Sin embargo, su intuición fue acertada... El caos que encontró en su camino la dejó paralizada por un instante. Árboles arrancados de raíz, y un sendero destruido que parecía interminable. Pero el miedo no la detuvo a pesar del calor que sintió recorrer todo su cuerpo. Siguió avanzando, separándose cada vez más de Nami, Chopper y Usopp.
—¡Espera Eri, puede ser peligroso!
Una feroz ventisca, proveniente del choque puños entre Luffy y All Might, sacudió violentamente la cabellera de los tres, obligándolos a aferrarse al suelo con todas sus fuerzas.
Fue Chopper, en su forma humana, quien reaccionó primero; saltando hacia Eri justo a tiempo, atrapándola antes de que el viento la arrastrara.
—¿Qué fue eso? —Preguntó Usopp, logrando reconocer los gritos de Luffy a la distancia.
—¿Luffy niisan? —Eri, con lágrimas rodando por sus mejillas, levantó la mirada hacia el sonido de la voz de Luffy.
—¿Qué está haciendo? ¿Qué está pasando?
—¡Vamos Usopp!
El grupo corrió hacia las instalaciones, encontrando a los estudiantes asustados, con miradas perdidas, mientras otros trataban de reagruparse para planear como defender la academia.
Mientras más avanzaban, más se percataban del panorama desolador. El edificio principal tenía una de sus torres parcialmente derrumbada, los edificios circundantes carecían de ventanas. El sendero estaba completamente destruido, con grietas profundas y fragmentos de concreto dispersos como si un terremoto hubiera sacudido la academia... Y la barda perimetral que alguna vez les brindó seguridad y protección, ahora yacía en ruinas.
Parecía una invasión. Esa única conclusión... Si realmente estaban siendo atacados, explicaría el estado alterado de Luffy.
Usopp preparó a Kabuto, Nami sacó su clima tact y Chopper llevo a Eri montada en su lomo en cuerpo de reno, listos para ver qué acción tomar.
Nami se apresuró hacia adelante, dejando atrás a Usopp y Chopper mientras la ansiedad crecía en su pecho. Al acercarse al tumulto, pudo distinguir su grupo de estudiantes.
—¡Nami! ¡Retrocede! —Ordenó Zoro, lanzando un corte que los separó de llegar con la clase A.
—¡Zoro! ¡¿Que sucede?!
Antes de que Nami pudiera responder, un destello cegador iluminó el cielo. Los estudiantes y héroes alzaron la vista para presenciar cómo un enorme rayo caía como una tormenta divina directamente hacia los dos piratas.
—¡Zeus! —Llamó Nami invocando a una pequeña nube blanca con mejillas coloradas y ojos brillantes junto a ella.
—A la orden, Nami —Respondió entendiendo inmediatamente la tarea.
Su tono cambió de adorable a grave mientras su forma esponjosa comenzaba a oscurecerse.
En cuestión de segundos, la nube se interpuso en el camino y se alimentó del rayo, desapareciéndolo completamente, mientras su tamaño se multiplicaba de forma monstruosa. La pequeña nube se transformó en un coloso oscuro, chisporroteando electricidad desde cada rincón de su ahora imponente figura.
Desde su posición, Aizawa miró la gigantesca nube que nubló el cielo, e inmediatamente su rostro se llenó de horror al reconocer el ataque.
—¡DETENGAN A NAMI! —Advirtió a sus compañeros. —¡SU ATAQUE PODRÍA DESTRUIR TODA LA ESCUELA!
Los héroes habían logrado capturar a Robin encerrándola en un cilindro de cemento que la mantenía completamente inmóvil, imposibilitando el uso de su habilidad. Dejaron sus puestos y confundidos, y se enfocaron en detener a aquella pirata que creían inofensiva.
Ectoplasm se dividió en 30 clones, formando un círculo cerrado alrededor de Zoro y Nami.
—¡Señorita Nami, cese su ataqué! —Ordenó uno de los clones, pero no tuvo tiempo de reaccionar.
—Santoryu... Tatsumaki.
Con un único movimiento, Zoro desató un violento tornado de espadas que arrasó con todos los clones, desvaneciéndolos en un instante.
—Nami-chan, ¡Espero instrucciones! —Dijo Zeus desde el cielo, listo para atacar; Pero Nami no respondió.
Caminó al frente con su mirada oculta bajo la sombra de su flequillo.
—Denki...
Los estudiantes alrededor se detuvieron involuntariamente. Algo en su tono molesto, en la forma en que había pronunciado ese nombre, encendió todas las alarmas en sus cabezas.
—¡DENKI KAMINARI!
El chico electrico retrocedió instintivamente levantando las manos en señal de rendición. Cada paso que daba hacia atrás parecía una sentencia; Hasta Bakugo, se estremeció ante el coraje de la navegante. Un leve escalofrío recorrió su espalda, y agradeció no ser él quien estuviera en el lugar del rubio.
—¡¿ACABAS DE INTENTAR LANZARME UN RAYO?! —Gritó Nami, más enojada que decepcionada.
—¡No era para ti! —Intentó justificarse, agitando las manos frenéticamente. —Era para Zoro... —Confesó nervioso, apuntando con el indice al pirata.
—No me gustaría estar en tus zapatos. —Comentó el espadachín con una risa burlona, dándole la espalda. —Es todo tuyo, Nami.
—No sé qué está pasando aquí, y tú Zoro... También me debes una explicación.
—Pero primero... —Apuntó el Clima-Tact directamente al tembloroso rubio. —Tú.
—¡GYAAAAAAAAAAAAAAH!
La nube negra comenzó a descender lentamente, iluminada por destellos esporádicos.
—¡Nami! ¡Espera! ¡Clemencia! ¡Lo puedo explicar! —Chilló Kaminari, poniéndose de rodillas.
—Entonces habla.
—¡Sí, mi reina! —Respondió de inmediato, inclinando la cabeza como si estuviera frente a una emperatriz.
—¡SE DOBLEGÓ! —Expresaron sus compañeros, con Mineta imitando sus acciones.
—¿Como es que Nami puede ser incluso más aterradora que el Haki? —Pensó Jiro sudando frio.
Antes de que Denki pudiera responder, una ráfaga de disparos zumbó en el aire, apuntando directamente hacia la navegante. Nami estaba completamente ajena a lo que estaba por suceder; si no fuera por otra serie de proyectiles que surgieron en dirección contraria y explotaron violentamente los disparos, la navegante ni se hubiera dado cuenta hasta que fuera tarde.
Nami cubrió sus orejas y volteo hacia la dirección de donde provenian los disparos, encontrandose a lejos con Snipe apuntando a ellos.
—Imposible... Ninguno acertó... —Pensó el héroe impresionado, cargando su arma nuevamente. —No... Todos fueron interceptados.
—Tranquilos chicos... ¡Yo los cubro! —Aseguró Usopp, flexionando su brazo y ajustando sus goggles.
—¿Qué es lo que les pasa? ¿A caso todos se volvieron locos? —Espetó Nami, buscando una explicación.
—Bakanee destruyó el palacio y confabuló con villanos... Ahora la consideran un villano.
Nami no reclamó ni cuestionó mas, tan solo se levantó con la frente en alto, entendiendo lo que sucedía, pues era bastante simple en realidad.
—Entiendo... —Murmuró, rascándose la cabeza resignada.
No quería ser partícipe de enfrentar a sus aliados, pero era evidente que no había otra opción.
—¿Dónde están Sanji y Robin?
Usopp bajó sus goggles y escaneó el área.
—Están atrapados... —Señaló hacia donde se encontraban los dormitorios de los profesores.
Usopp levantó a Kabuto y disparó algo que se aproximaba, interceptando nuevamente las balas de Snipe a pleno vuelo. Que fueron acompañadas de un muro de cemento que surgió frente a los profesores como barrera, pero antes de que pudiera protegerlos, el narizón lo hizo estallar en pedazos, dispersándolo por el aire.
—¡¿Qué clase de balas usa?! —Preguntó Snipe disparando al azar, para despues redirigir las balas rodeando el muro, pero de igual manera el sniper las destruia antes de llegar.
Una nueva ráfaga de Pop Green salió disparada, hacia los héroes. Sin embargo, no.13 reaccionó rápidamente activando su singularidad para absorberlos en su agujero negro antes de que pudieran alcanzar a su compañero que recargaba su arma; pero el alivio fue breve. Otra lluvia de disparos llegó desde una posición elevada, pero esta vez los proyectiles estallaron en pleno vuelo, liberando flores y objetos brillantes. Los destellos momentáneamente desorientaron a la heroína, que aun así mantuvo su concentración y absorbió los restos con su voraz singularidad.
Sin ningún tipo de aviso, el suelo bajo sus pies tembló, seguido de gruesos bambús que comenzaron a emerger en un ataque sorpresa, creciendo a una velocidad imposible, obligando a los héroes a dispersarse para evitar quedar atrapados.
Mientras Usopp mantenía los héroes a raya, Nami y Zoro eran bombardeados por balas de cañón creadas por Momo.
Zoro se adelantó cortándolas, sin embargo, en lugar de explotar como de costumbre, las esferas liberaron una red electrificada que se expandió rápidamente, con el objetivo de tensar sus músculos e inmovilizarlos.
—No tenía idea de que los estudiantes podían ser tan creativos —Comentó Zoro lanzando tajos que igual la cortó en pedazos con gran facilidad.
—No quería hacer esto... —Murmuró Nami, alzando su bastón mientras gotas de sudor perlaban su frente.
—¡Zeus!
El cielo se iluminó con un destello amarillo cegador mientras un rayo gigantesco se formaba en lo alto, que descendió apuntando directo al grupo de estudiantes.
La reacción fue instantánea. Kaminari sin dudarlo corrió al frente y extendió sus manos funcionando como un pararrayos. El torrente eléctrico lo atravesó completamente, iluminando su cuerpo en un destello brillante que lo dejó ver como una radiografía.
Cuando el rayo finalmente desapareció, el rubio se tambaleó con su cuerpo cubierto de pequeñas descargas residuales. Intentó mantenerse en pie, pero la sobrecarga fue demasiado; cayó al suelo inconsciente, derrotado por el impacto, pero victorioso al asegurarse de la protección de sus compañeros.
Los estudiantes horrorizados, eran conscientes de que, si no fuera por Denki, el ataque monstruoso hubiera terminado con sus vidas.
Incluso Nami parecía aterrada por lo que acababa de ocurrir... Aunque confiaba plenamente en las habilidades de su aprendiz, aun así, temía que no fuera capaz de desviarlo o absorberlo.
Sus manos temblaban mientras bajaba lentamente su bastón; no estaba lista para seguir con eso.
—¿Qué he hecho...? —Murmuró, dando un paso atrás.
A su lado, Usopp tragó saliva, incapaz de ocultar su propia ansiedad.
—Nami... no sé si podemos seguir haciendo esto... —Admitió con la voz temblorosa mientras ajustaba su Kabuto, mirando a los estudiantes que, aunque salvos, estaban en completo estado de shock.
—¡Ya basta, chicos! —Usopp trató de abogar entre ambos grupos. —¿Por qué estamos peleando? Si ella hizo mal, que pague por ello.
Zoro lo miró con severidad, regañándolo con su tono autoritario. —¡Usopp! Debes entender lo que representa.
—¡¿QUÉ EXACTAMENTE DEBO ENTENDER?! ¡Nos ha costado tanto mantenernos fuera de problemas, y ella lo arruina todo a la primera oportunidad!
Antes de que Zoro pudiera responder, el aire se tornó más cálido de repente, causado por una llamarada colosal que se dirigía hacia ellos.
Sin perder un segundo, el espadachín desenvainó sus espadas y usó la técnica de Kin'emon, dividiendo las llamas en dos y protegiendo a su grupo de ser calcinados... Mas eso, solo era parte de una distracción.
—¡Howitzer... IMPACT!
La voz de Bakugo sonó desde lo alto, y el cielo se pintó de un rojo infernal mientras una explosión masiva descendía sobre ellos. Zoro reaccionó al instante, lanzando un tajo con todas para contrarrestar el ataque. Sin embargo, el suelo repentinamente congelado bajo sus pies lo hizo resbalar, desviando el corte.
El grupo sabía que no podían vencer con fuerza o dones; necesitaban ser inteligentes y combinar habilidades para crear distracciones consecutivas hasta conseguir una apertura para incapacitarlos.
Las ondas cortantes de Zoro se dirigió hacia los maestros, mientras la otra se perdió en el horizonte.
—¡Maldita sea! —Gruñó Zoro intentando recuperar el equilibrio, resbalando ridículamente en el hielo sin gracia alguna.
Chopper en su forma cornuda, rompió el hielo que bloqueaba su camino y cargó hacia sus compañeros que estaban por ser atrapados en la explosión.
De una cornada, los apartó justo a tiempo, sacándolos de la trayectoria de la explosión que se avecinaba.
La explosión sacudió el terreno, arrancando árboles de raíz, levantando una nube de polvo, escombros que oscurecieron el cielo y la onda expansiva tan fuerte que mandó a los cuatro volando.
En el otro extremo con los maestros, Sanji estaba furioso por dos razones: Primero, el tajo descontrolado de Zoro había estado peligrosamente cerca de él, y segundo, no podía tolerar cómo habían tratado a Robin, quien ahora estaba a su lado despues de liberarla.
La arqueóloga estaba molesta, por lo que desató su poder antes de que pudieran defenderse. Brazos crecieron en espaldas y torsos, inmovilizando a todos aquellos que podía ver a través de la nube de polvo.
—Cuatro Fleur... Twist —Las manos que crecieron giraron y torcieron los discos vertebrales, derribándolos al suelo con gritos ahogados de dolor.
Cuando el polvo comenzó a disiparse, los alumnos de las clases B, así como de segundo y tercer año, quedaron paralizados. Los maestros que tanto admiraban estaban en el suelo, derrotados tan fácilmente que resultaba difícil de procesar.
Solo Aizawa, Mic, Vlad King, y Midnight permanecieron concientes. Intentaron reorganizarse pero, la atención de Sanji ya estaba sobre ellos.
Vlad King reaccionando rápido, levantó una barrera de sangre endurecida frente a él para bloquear el ataque. Sin embargo, la fuerza de la patada de Sanji fue más de lo que podía manejar. La barrera se rompió como si fuera vidrio, y el maestro fue lanzado por los aires, cayendo a varios metros de distancia enterrado en el concreto entre los alumnos de tercer año.
—Lo siento... No es personal. —Dijo el cocinero encendiendo un cigarro, para despues voltear enfurecido con Present Mic.
—¡PERO ESTO SI!
El héroe al ver las intenciones del cocinero, usó su don, dejando salir un grito que destruyó parte del suelo y lo que quedaba de instalaciones; pero la velocidad de Sanji superaba por mucho la habilidad del locutor.
Antes de que el sonido pudiera afectarlo, apareció justo detrás Present Mic.
—¡Basses Côte! —Su patada lo hizo girar en el aire, dejandolo vulnerable a la serie de ataques que estaba por dedicarle. —Longe, Tendron, Flanchet, Collier, Jarret...
Aizawa apenas tuvo tiempo de reaccionar. No esperaba un nivel de brutalidad tan despiadado por parte del cocinero... Sin contar al capitán; a diferencia de sus nakamas... Sanji no mostraba ni un atisbo de piedad.
Podian escuchar con claridad como cada patada que conectaba con Yamada, hacia crujir los huesos partiéndose. El héroe gritó, su cuerpo incapaz de soportar el castigo. Aizawa no podía quedarse de brazos cruzados.
Se lanzó al ataque... Su bufanda giró en el aire como una serpiente que se enroscó en la pierna del pirata, buscando inmovilizarlo. Pero la diferencia de fuerza era abismal.
Sanji apenas sintió la restricción y con un solo tirón desestabilizó por completo a Eraserhead, atrapándolo en su propio agarre. En un movimiento fluido, giró sobre su eje con una velocidad violenta, creando un torbellino infernal. Su pierna se encendió en llamas y, en un segundo, la bufanda ardió como papel antes de que Aizawa fuera lanzado con una fuerza aterradora.
El héroe impactó contra una columna de piedra con un estruendo seco. Un dolor lacerante le recorrió el brazo cuando este se dobló en un ángulo antinatural. A lo que Sanji, ni siquiera se detuvo a ver el daño ocasionado... El seguía ajeno, con un solo objetivo.
—Diable Jambe: ¡Flanchet shoot! —La pierna ardiente del cocinero se clavó en el estómago del rubio, estampándolo contra un edificio, dejándolo incrustado en la pared como un dibujo egipcio con brazos y piernas en posiciones absurdas.
—¡¿TÚ CREES QUE NO ME DOY CUENTA DE CÓMO ACOSAS A MI HERMOSA NAMI?! —Gritó a todo pulmón para que toda la escuela escuchara mientras su cuerpo soltaba ondas de fuego, dejando ver a Endeavor como un novato.
—Mira Todoroki... Como tu papá. —Mineta apuntó a lo lejos, escondiéndose entre los pies de Shoji.
—¡Se volvió Super Sanjiyin! —Gritó Sero.
Una ráfaga salvaje de aire, sacudió a los estudiantes del grupo A, dejándolos tambaleando mientras se dirigía hacia el cocinero.
La misma oleada de viento disipó el fuego de Sanji, cuando el ataque de Deku chocó contra la pierna de Sanji, que alzó en defensa.
El cuerpo de Deku emanaba energía que hacian brillar sus venas, destellos verdes rodeaban su cuerpo y su pierna brillaba de un oscuro rojizo que expulsaba calor.
—¿Eso creías que era suficiente? ¡Creo que no fue suficiente entrenamiento!
Sanji estaba impresionado por el avance del héroe, parecía que el peligro realmente sacaba todo su potencial, por lo que cambió su mueca de molestia, por una sonrisa.
Escupió su cigarro hacia la frente del peliverde, distrayéndolo por una fracción de segundo que aprovechó. Con un giro, lanzó una patada que mandó a Deku al suelo, dejando un cráter en el sitio donde cayó.
Izuku se levantó de entre los escombros rápidamente y saltó hacia el cielo, desatando una explosión de energía en el aire a su paso que creó un rastro de destrucción.
Para sorpresa de los presentes, la batalla no se quedó en el suelo; ambos combatientes estaban peleando en las alturas, usando una de las técnicas secretas del gobierno.
El cielo se iluminó con un destello incandescente cuando Sanji, en un giro vertiginoso, canalizó su fuerza en una serie de patadas ardientes.
Izuku intentó esquivar, pero un golpe directo lo alcanzó; la patada lo convirtió en un proyectil que se precipitó hacia el suelo como un meteorito.
La tierra tembló cuando su cuerpo se estrelló contra el suelo, creando una explosión que desintegró el área a su alrededor, enviando rocas, tierra y escombros volando hacia todas direcciones.
Deku, jadeante y con la piel aún ardiente, apretó los dientes manchados de sangre, mientras una nueva oleada de energía lo envolvía. Concentró la fuerza de One For All pasando un porcentaje con el que se sentía comodo, provocando que sus músculos y huesos le brindaran dolor.
Con su fuerza fluctuando tanto en Haki, como en el don que le fue heredado, giró sobre su pierna manteniendo el mismo eje, creando una extrema fricción que logró encederla en un resplandeciente fuego rojo, para despues volber a las alturas dejando su rastro similar a un cohete tras su despegue.
Los alumnos del grupo B eran incapaces de comprender de lo que eran testigos... Habían visto y participado con Deku en entrenamientos despues del famoso entrenamiento en las montañas, pero esto estaba a otro nivel.
Desde el suelo, todo parecía un espectáculo de fuegos artificiales llevado al extremo: Estallidos dorados, ráfagas escarlatas y llamaradas azules iluminaban el cielo, proyectando sombras titilantes sobre las ruinas que temblaban con cada impacto, acompañados por esos estallidos cual truenos, cada que sus patadas se encontraban.
Nejire ascendió con sus ondas girando a su alrededor como un torbellino. Priorizando neutralizar a los más peligrosos, se enfocó en Robin antes de que la situación empeorara. Concentró su energía y lanzó un conjunto de ondas en espiral hacia la pirata.
Mas hubo un brillo que llamó su atención; la nube en las alturas iba a comenzar otra ronda de rayos... Nejire reaccionó rápidamente, esquivando a gran velocidad, deslizándose entre los destellos, pero finalmente un rayo la alcanzó de lleno.
El impacto la desestabilizó, llevándola a caer hacia el suelo. En ese instante, Mirio saltó al rescate, tomándola al vuelo, esquivando una caída mortal mientras ella, aún aturdida, se recobraba en sus brazos.
Tamaki, viendo a sus compañeros en problemas, sintió un fervor intenso. Activó su don, haciendo que su brazo creciera con la forma de las criaturas más imponentes que había consumido. Pero... El crecimiento fue tan abrupto y desproporcionado que perdió el control, el peso y la inercia de su propio ataque lo venció.
—¡¿Qué es esto?! —Exclamó Tamaki, mirando con pánico cómo su brazo seguía creciendo descontroladamente.
—¿¡Qué fue lo último que comiste?! —Preguntó Mirio sorprendido.
—S-sobras de ayer...
—¡¿UN REY MARINO?! —Exclamó Kirishima.
La mano se transformó completamente en una aleta colosal, de un tamaño ridículo y completamente desproporcionado.
Antes de que Tamaki pudiera intentar detenerla, la aleta cayó sin control, aplastando sin discriminar a héroes y piratas, ocasionando que el heroe se sintiera avergonzado.
El caos se componía por un océano de gritos, explosiones y el crujir de escombros que parecían aplastar cualquier esperanza de calma... Era tanto el estruendo de todo, que la voz desgarrada de Eri que intentaba atravesar el ruido, se desvanecía como un susurro ante un huracán. Eri gritaba con su garganta dañada por el llanto, pidiendo una y otra vez que se detuvieran, pero nadie la escuchaba. Nadie parecía siquiera notar su existencia.
Sus piernas temblaban mientras daba un paso tras otro. Sus ojos ahogados en lágrimas, se clavaban en las figuras de quienes se habia encariñado destrozándose mutuamente con una violencia que no podía comprender.
El miedo se enredaba en su pequeño cuerpo, pero aun así avanzaba, con la desesperada esperanza de que, si ellos la veían, todo terminaría.
Sin embargo, el caos era impenetrable. Ondas de poder desgarraban el aire, rayos y fuego iluminaban un cielo que parecía haber olvidado la paz. Nadie la vio. Nadie escuchó sus gritos ahogados. La batalla continuaba, indiferente, aplastándola bajo su peso, como si su presencia no significara nada. Y por primera vez, la pequeña Eri sintió el frío y cruel vacío de ser completamente invisible.
Bakugo sintió algo que detuvo su furia por un instante: Una débil pero desgarradora aura, tan fuera de lugar que atravesó el ruido de la batalla. Con explosiones surcando el aire, se abrió paso con brusquedad, esquivando ataques y derribando obstáculos, hasta que la encontró. Eri, temblorosa y rota, estaba sola en medio del campo.
Sin decir una palabra, la atrapó y con una explosión final, la llevó directo hacia Mirio.
—¡Saca a esta niña de aquí, maldita sea!
Eri, desconsolada, se hundió en el pecho de Mirio con sus pequeñas manos aferrándose desesperada mientras sollozaba.
—¡Por favor, por favor, que se detengan! —Suplicaba entre lágrimas.
Mirio la sostuvo con fuerza, apretándola como si su abrazo pudiera protegerla de olvidar lo que sucedía.
—Eso intentamos, Eri...
Los estudiantes sabían que los cinco piratas eran amenazas absolutas... Sabían que Izuku se encargaba de mantener ocupado al cocinero, pero eran concientes que su experiencia era mayor; por lo que debían enfocarse en detener a los otros 4... Sin embargo, había uno que requería más que estrategias y trabajo en equipo. Zoro.
Cada uno de ellos había luchado contra villanos antes, pero contener al espadachín era un reto descomunal. No bastaba con números, ni con habilidades... solo podían intentar retrasarlo.
—¡Déjenme al idiota cabeza de alga! —Una voz cortante rasgó el estruendo del combate.
Zoro sintió cómo una vena le saltaba en la frente.
—¿¡EEH!? —Gruñó, girando con furia para buscar al insolente. Pero en el instante en que sus palabras salieron, su cuerpo se volvió un peso muerto. Su mente seguía activa, atrapada en el eco de su propio enfado, pero su cuerpo... su cuerpo ya no le respondía.
Sero y Shinso intercambiaron una mirada de triunfo. Habían seguido la estrategia al pie de la letra: aprovechar la impaciencia del espadachín y provocarlo lo suficiente como para hacerle caer en la trampa.
—¡Oye, gata ladrona! ¿Cuánto quieres por alejarte de la escuela?
—¡Ah! Ya nos estamos entendie... —El aire pareció rasgarse. La mirada de Nami se perdió en el vacío.
Robin no tardó ni un segundo en conectar los puntos. Antes de que Shinso pudiera siquiera saborear la victoria, sintió un apretón en la boca. Un par de manos brotaron de su nuca, sellándole los labios, mientras otras lo doblaban en un arco antinatural, forzando su espalda hasta el límite del dolor.
Había elegido mal a su primera víctima... Costandole una oportunidad invaluable.
Mientras tanto, una extraña melodía comenzó a filtrarse por el campo de batalla, una melodía que parecía incongruente pero imposible de ignorar. Uno a uno, algunos héroes comenzaron a tambalearse y caer, rendidos al sueño.
La fuente del sonido se reveló: Franky, con altavoces por hombros, había conectado el instrumento de Brook para que tocara la "Canción de Flanc", planeada para inducir el sueño.
Una figura tras otra apareció en el horizonte: Jinbei, Franky y Brook se habían integrado al conflicto.
El grupo de piratas, viendo el desastre absoluto que se desataba, comenzó a reagruparse. Su misión: Esperar las ordenes de su capitán.
...
En lo más profundo del bosque, un perfecto silencio precedió al estruendo de un impacto.
El héroe, exhausto y sin aliento, apenas logró mantenerse en pie cuando el crujir de las ramas de los árboles se acercaba. Desde lo lejos, un puño envuelto en Haki irrumpió rodeado de un humo negro que adoptó la forma de una peligrosa serpiente.
—¡King Cobra!
El golpe fue catastrófico... Árboles cayeron arrancados de raíz, rocas explotaron en pedazos y un camino de tierra desnuda se abrió en línea recta.
Cuando el estruendo cesó, el bosque quedó sumido en un silencio absoluto.
De entre las sombras emergió el Emperador con su sombrero cubriendo su mirada, ocultando cualquier rastro de emoción. Luffy no estaba ileso; su cuerpo estaba marcado por rasguños profundos, algunas heridas abiertas y sangre que resbalaba desde su frente y mejillas. Pero en comparación, el símbolo de la paz era una sombra de sí mismo.
All Might apenas podía mantenerse erguido, su espalda estaba lacerada por los golpes y los escombros, su respiración era más un jadeo interrumpido por la sangre que goteaba de su boca. La fuerza que una vez definió al héroe ahora lo abandonaba lentamente, dejando solo su indomable voluntad.
Tembloroso, con las rodillas cediendo bajo el peso de su cuerpo, All Might intentó incorporarse... Y sin embargo, cuando finalmente se puso de pie, no hubo combate. Luffy permanecía inmóvil observándolo con interés, pero sin la intención de atacar nuevamente.
All Might cayó de rodillas una vez más. Su cuerpo se inclinó hacia adelante, y con toda intención, apoyó sus manos en el suelo y su cabeza descendió en una reverencia.
No era derrota. Era algo más profundo. Una súplica, una admisión, una verdad que solo él podía comprender en ese momento.
—Capitán...
All Might, envuelto en humo y marcado por la sangre que seguía brotando de su boca, volvió a su forma frágil, mostrando de nuevo aquella vulnerabilidad.
—Por favor... Cuiden de ella.
Luffy tan solo lo observó serio, sin cuestionar sus palabras.
—Hay muchas cosas en mi cabeza ahora... Tanta información veridica, como manipulada... Pero aun así... La conozco lo suficiente para comprender que volvió a actuar como Cebo... —Rebeló con su voz ahogada, aquella versión que le carcomía no poder compartir.
—Lo confesó indirectamente cuando pidió que no la protegiera... Pero... —Su voz se tornó más oscura, como si pronunciarlas en voz alta hiciera la duda aún más insoportable. —El que se haya aliado con Shigaraki me hace dudar cuál será su posición desde ahora...
—De lo único que estoy seguro... Es que, si le confieso a los estudiantes que hizo todo eso con proposito de alejarse... Querrán ir por ella...
Su voz se quebró al final, y con un golpe seco hundió los dedos en la tierra húmeda, sintiendo cómo el barro se filtraba entre sus uñas, fría y sofocante, como el peso de su culpa.
—Tuve que manchar su nombre... —Susurró con un odio dirigido solo a sí mismo, con un temblor contenido en sus labios, escupiendo su pensar como un veneno que lo corroía por dentro. —No se que tenga planeado, pero se que no formamos parte de ello... Quiero pensar que mi intuición es la correcta...
El silencio se estiró, denso y sofocante. Le tomó un momento calmar su respiración antes de poder continuar.
—Ahora... Cualquier cercanía con ella, será considerada traición... Tenerla con nosotros en la escuela de nuevo, nos pondría en peligro a todos, tanto involucrados como inocentes.
—Lo sabemos...
—¿Ah? —Levantó la cabeza del suelo, ante la respuesta del capitán, que sonaba serio; una faceta inusual en el.
—También sabemos que estar aquí los pone en peligro.
—Doflamingo no se detendría ante nada para vengarse de nosotros. Incluso si eso significa destruirlo todo... Incluyendolos.
—Si tiene almenos una sospecha de que somos nakamas... Comenzará con ustedes.
All Might alzó la vista, encontrándose con la amplia sonrisa de Luffy, esa expresión despreocupada que ocultaba mucho más de lo que dejaba ver.
Sin siquiera haberlo charlado anteriormente... Ambos desde un inicio, habían llegado a la misma conclusión.
—Shishishi... Sabía que lo soportarías. —Luffy extendió la mano sin dudar, ofreciéndole apoyo para ponerse de pie.
—Perdón por todo el desastre que están haciendo los demás. —Se acomodó el sombrero, relajando su sonrisa con una naturalidad inquietante.
—Todo esto fue a propósito... —Pensó con sudor recorriendo su frente; pues el joven capitán no se contuvo para que no dudaran de sus acciones, aunque eso casi le cuesta la vida.
—Tardaste en pedirlo. Por un momento pensé que realmente la habías abandonado.
—Aún no estoy del todo seguro de cómo interpretar sus acciones. Pero... dejaré que ustedes se encarguen de eso.
—Sé que es egoísta de mi parte dejarles ese peso, pero...
Luffy negó con un movimiento de cabeza.
—Shaggy... No dejaremos que nada le pase. —Respondió quitado de la pena, estirando su cuerpo.
—Confío en ustedes... Creo que por ahora, son en quienes mas puedo hacerlo. —La voz de All Might fue sincera, pero antes de que pudiera respirar tranquilo, un extraño sonido llamó su atención: el inconfundible chirrido de goma tensándose al máximo.
Luffy había estirado sus brazos hacia atrás, hasta que desaparecían de su campo visual.
—Eto... ¿Qué está haciendo? —Preguntó All Might con cierto rastro pánico.
—Shishishi... Solo puedo regresar si te saco de combate, Orumaito.
—¡NO TIENE QUE SER TAN SEVERO! —Exclamó, retrocediendo instintivamente.
—Aprieta el estómago.
—¡No teng...!
—GOMU GOMU NOOOO
All Might cerró los ojos con fuerza, enfocando todo su Haki de Armamento en el abdomen casi escapandosele un "Señor cielo que estas en el nuestro..." una rápida plegaria a cualquier dios que pudiera escucharle. Sabía muy bien que el capitán nunca se contenía.
—¡BAZOOOOOOKAAAAA!
...
Los nueve comandantes de la infame banda de los Sombrero de Paja se habían reagrupado, unificándose con una coordinación que demostraba el por qué eran considerados una fuerza temida a nivel mundial.
Frente a ellos, los estudiantes de las próximas generaciones de héroes parecían diminutos, desbordados por el nivel de poder que enfrentaban. Aunque cansados y al borde del colapso, los jóvenes no cedían; algunos ya habían caído, pero los que quedaban en pie se aferrados a no dejarles ir.
Entonces, algo voló hacia ellos a una velocidad aterradora. Midoriya, reconociendo la energía que se acercaba, se lanzó sin dudarlo para interceptar al héroe. Su cuerpo absorbió el impacto, protegiendo con su cuerpo a su mentor. Toshinori, en su forma frágil, yacía completamente inconsciente, gravemente herido.
El emperador había llegado.
Luffy, flanqueado por sus comandantes, observaba en silencio. La presión de su aura, combinada con la de su tripulación, era aplastante. Frente a ellos, los estudiantes y los pocos héroes de pie se preparaban como podían.
Tokoyami invocó a Dark Shadow; sus sombras retorcidas envolvieron el área como un manto, preparando la defensa. Todoroki, convocó simultáneamente fuego y hielo, preparado para responder cualquier ataque; Mina, cubierta de una gruesa capa ácido, pensaba que con ayuda de Kirishima, podrían desintegrar las espadas del espadachín, mientras Cementoss, apenas recuperando la conciencas, erigía un muro para sellar cualquier ruta de escape, buscando ganar tiempo para la llegada de los héroes profesionales.
Sin embargo, en un instante, todo cambió... Los dones dejaron de funcionar.
El caos se detuvo, y el silencio fue reemplazado por una sensación de impotencia que recorrió a todos como un escalofrío. Los estudiantes giraron hacia el responsable: Eraserhead con sus ojos resplandecientes, sosteniendo su brazo herido con fuerza, inmovilizaba los poderes de sus aliados.
Con un leve movimiento de cabeza, el maestro miró a Nami y asintió, indicando lo que debían hacer. Los piratas sin cuestionarlo, se retiraron tranquilamente aceptando el gesto del héroe.
Y solo cuando sus enemigos escaparon, Aizawa cerró los ojos y liberó su don.
—Estamos a mano. —Pensó cayendo de rodillas agotado.
