Capítulo 1 For my beloved.
Desde que la cruenta guerra terminó y los mercaderes tomaron el control de la nación el clan ninja de los Oniwabanshu se convirtieron en guardaespaldas del gran Amenushi, y nadie se a atrevido a atacar la capital por un largo tiempo.
Con el paso de los años y la rutina la joven Michiko Sakurai se ha sentido inmersa en un interminable aburrimiento, y no sabe que hacer para cambiar esta situación.
Es otro día aburrído en la capital y la hermosa Michiko Sakurai de cabello rubio platinado lacio suavemente esponjado con un flequillo con mechones un poco más largos en medio de su bello rostro y a los lados de sus preciosos ojos afilados color lila dos mechones largos a los lados, y rasgos finos que estaba en su cuarto arreglandose para parecer una geysha, y pensaba en.
—Otro día más en que no va a pasar nada interesante.
Michiko se puso un labial rojo y un hermoso kimono blanco con detalles en rojo, y estampado de preciosas flores junto a un obi rojo, y salió de su cuarto para patrullar la nave con desgano ya que esta muy aburrida de esta interminable rutina que la hace sentir como un ave enjaulada.
Michiko caminaba por la nave y escucho de unos sirvientes que el magistrado de Kogakyo estaba de visita y la joven pensó que era otro pomposo mercader que busca algún favor del gran Amenushi.
Michiko suspiró profundamente aburrida mientras hacia su trabajo y de camino al salón del trono se topó con un hombre rechoncho acompañado por dos samurais, y ella se hizo a un lado para dejarlos pasar.
Michiko miró a uno de los samurais y por un breve instante sus miradas se cruzaron.
Los tres continuaron su camino al salón del trono y Michiko con una sonrisa pícara sacó su abanico para cubrir su boca, y pensó en.
—Que samurai tan guapo jijiji.
Michiko más alegre por aquel breve encuentro miró a aquel samurai alejarse por un momento y después continúo su camino esperando volver a ver a ese samurai.
Michiko caminaba por la nave, pero no podía dejar de pensar en aquel samurai feliz ya que por primera vez en mucho tiempo sentía que ese sofocante aburrimiento se había disipado.
Michiko suspiró alegre continúo con su trabajo por lo que quedaba del día y después fue a descansar a su cuarto, y un rato después alguien desde el otro lado de la puerta le dijo.
—Michiko hay una fiesta y el gran Amenushi quiere vayas a entretener, a los invitados.
Michiko de mala gana dijo.
—No estoy de humor para...
Hubo un momento de silencio y después a toda velocidad la joven se cambio de ropa, y se arregló para salir de su cuarto, y dirigirse al salón de fiestas.
Una vez ahí anunciaron la llegada de la joven con gran entusiasmo.
—Con ustedes la flor más hermosa de la capital Michiko Sakurai.
Todos se emocionaron y Michiko salió al escenario mandando besos al público mientras buscaba con la mirada a aquel samurai, y cuando lo vió se alegró mucho.
Michiko con gran alegría sacó sus abanicos empezó a brillar como si estuviera practicando katas, después empezó a cantar una canción de amor y su baile se volvió más provocativo lo que llamó la atención de todos.
Mientras Michiko cantaba la mayoría de los invitados le empezaron a chiflar muy emocionados, pero a Michiko no le importaba eso ya que ellos solo pueden mirar, pero no tocar y le mandaba miradas fugazes al samurai que tanto le gustaba.
Kyuzo miraba el espectáculo que Michiko estaba dando y Hyogo le dijo con una sonrisa.
—Que gran fiesta y pensar tú que no querías venir.
Kyuzo no dijo nada y una sirvienta le dio más sekihan, y sake que él le dio a Hyogo que se lo tomó todo con singular alegría.
Ya para cuando la fiesta terminó Michiko fue a su camerino para descansar un poco, pero ella estaba tan cansada que se quedó dormida en el sofá.
Mientras tanto...
Kyuzo tuvo que ayudar a Hyogo que estaba tan ebrio que ya no podía caminar y estaba diciendo un montón de incoherencias.
Kyuzo abrió la puerta al cuarto de Hyogo y dejo ahí a su compañero que seguía diciendo tonterías, y Kyuzo se fue de ahí para ir a descansar en su cuarto.
Una vez ahí Kyuzo se quitó su saco el cual dobló y lo puso al lado de la cama junto a sus espadas, y dejó sus botas cerca de la entrada para después dirigirse a la ventana para ver el paisaje mientras pensaba en.
—¿Por qué Michiko me estaría mandando miradas fugazes?
Después de un rato Kyuzo cerró la ventana y fue a dormir.
A la mañana siguiente Michiko se despertó un poco desorientada y salió de su camerino para patrullar la nave, y no se sorprendió de ver un montón de regalos de sus admiradores, y se preguntaba si uno de esos regalos será de aquel samurai que tanto le gusta.
Michiko caminaba por la nave pensando en ese samurai y cuando terminó de patrullar tomó un elevador para ir a los pisos inferiores, y tomar su desayuno cuando vió al samurai pasar antes de que la reja del elevador se cerrará y le dijo.
—¡Espera un momento!
Kyuzo vió a Michiko irse y se quedo frente al elevador para esperarla porque tenía curiosidad de saber que quería la joven.
El elevador bajaba muy lentamente y Michiko ya se estaba inpacientando mucho, y una vez que llegó a la parte inferior de la nave Michiko presionó el botón para volver a subir.
Michiko estaba muy emocionada, pero el elevador se estaba tomando una eternidad en subir y esto le molestaba, y cuando ya casi llegaba al piso donde estaba su querido samurai escucho una voz de muy mal humor que dijo.
—¡¿Qué estás haciendo ahí Kyuzo?! ¡Ven acá!
Kyuzo a regañadientes fue con el malhumorado de Hyogo y los dos se fueron a otra parte.
Una vez que Michiko llegó cayó sobre sus rodillas decepcionada porque Kyuzo no estaba ahí, y después de un rato se levantó para presionó el botón para volver a bajar.
Michiko estaba triste porque otra vez solo pudo ver a Kyuzo, pero gracias al tonto de su compañero ya sabe el nombre de su querido samurai y pensó en buscar en los registros de invitados para saber en que habitación esta Kyuzo e ir a verlo.
Cuando el elevador llegó al piso inferior Michiko fue a la cocina para comer su desayuno.
Michiko comía un poco desganada porque estuvo muy cerca de hablar con Kyuzo y su hermano entró tomó algo de comer, y se sentó junto a su hermana a la que le preguntó.
—¿Por qué la cara tan larga hermana?
Michiko suspiró miró a su hermano y le dijo.
—Bueno, Ren es que ayer conocí a un samurai muy guapo y no he podido hablar con él.
Ren comió un poco de comida y con sonrisa dijo.
—Ya veo quieres pedirle una cita ¿No es así?
Ren continuo comiendo y Michiko un poco molesta dijo.
—No voy a pedirle una cita. Estoy cansada de perder el tiempo con eso. Le voy a pedir que se case conmigo.
Ren se atraganto con la comida miró con gran sorpresa a Michiko y le dijo con voz sería.
—No crees que es algo precipitado preguntarle eso a alguien que apenas conoces.
Ren miraba a Michiko con una mezcla de emociones y ella con una sonrisa determinada dijo.
—Tengo una corazonada y estoy segura de que Kyuzo es el indicado.
Ren suspiró profundamente se acercó a ella la abrazó y dijo.
—Se que estas muy ilusionada con esta loca idea, pero cuando tienes una corazonada sueles equivocarte y siempre terminas herida.
Michiko alejó a Ren de ella y con gran molestia dijo.
—Se que me he equivocado en el pasado muchas veces, pero esta vez se que las cosas saldrán bien.
Ren pensó en algo rápido y con media sonrisa dijo.
—Bueno, te dejaré hablar con él.
Michiko sonrió feliz de que su hermano este de acuerdo con esta idea y continuó comiendo mientras que su hermano la miraba con preocupación, y empezó a planear algo.
Después de comer Michiko muy alegre fue a patrullar esperando volver a ver a Kyuzo, pero no lo pudo ver en todo el día y ya en la tarde fue a los registros para saber donde esta, y una vez que lo encontró se alegró mucho por lo que fue a verlo.
En el camino Michiko se detuvo para ver el atardecer por una de las ventanas por un momento y con determinación continúo su camino.
Cuando Michiko estuvo a punto de llegar a dónde está Kyuzo su hermano bajó del techo la tomó del brazo con fuerza y le dijo.
—No dejaré que ese tipo te lastime.
Michiko trató de zafarse del agarré de Ren y los dos empezaron a forcejear, pero Ren era más fuerte, y ella gritó el nombre de Kyuzo antes de recibir un golpe que la dejó inconsciente.
Ren cargo a Michiko y la llevó al hangar donde la dejó en una de las naves para sacarla de la capital hasta que el magistrado de Kogakio se valla.
De repente Ren sintió la presencia de alguien más y vió que era Kyuzo, quien debió haber escuchado a Michiko gritar su nombre, y la esta buscando pensando que esta en problemas.
Ren se acercó a Kyuzo y con voz tranquila dijo.
—Disculpe gran samurai ¿Podría saber que hace aquí?
Kyuzo miró a Ren por un instante y se fue de ahí dejando a Ren solo que pensó en.
—Pero que tipo más denso no se que rayos le vió mi hermana.
Ren regresó a la nave que puso en marcha y salió de la capital.
Varias horas después Michiko despertó en un cuarto de hotel y Ren se alegró de ver que su hermana ya había despertado, y ella molesta le dijo.
—¿Por qué rayos hiciste eso?
Ren se acercó a Michiko que lo miraba con furia y él le dijo con una sonrisa.
—Se que estas molesta conmigo, pero hago esto porque no quiero verte sufrir por culpa de otro patán que juega con tus sentimientos.
Michiko salió de la cama y del cuarto decidida a regresar a la capital lo antes posible, pero cuando salio del hotel vió que estaba en la ciudad costera de Umirakyo la cual esta muy lejos de donde suele sobrevolar la capital y solo le quedaba encontrar la nave en la que vino para regresar.
Ren se acercó a Michiko que lo miró con enfado y él le dijo con una sonrisa.
—No te enojes conmigo y considera esto como unas pequeñas vacaciones.
Michiko molesta se fue a buscar la nave porque en los registros vió que el magistrado de Kogakyo se quedara en la capital tres días y ella quiere ver a Kyuzo antes de que se valla.
Michiko caminaba por las calles de la ciudad pensando en dónde habrá dejado la nave Ren y se sentó en una banca, y dijo para sí.
—Si no hubiera sido porque Ren se entrometió en mis asuntos ya le habría preguntado a Kyuzo si se quiere casar conmigo.
Michiko suspiró profundamente y un gato calico se recosto en su regazo, y ella dijo.
—Pero que confianzudo eres gatito lindo.
Michiko acarició al gato que empezó a ronronear y la joven con una amable sonrisa dijo.
—Gracias pequeño ya me siento mejor y espero que Ren entienda como me siento y me deje ver a Kyuzo una vez más.
El gato miró a Michiko de manera enigmática a la joven que dijo.
—Lindo gatito ¿Me darías un poco de tu suerte para que pueda ver a Kyuzo otra vez?
El gato maullo y Michiko se alegró mucho, y acarició al gato que ronroneo feliz.
Michiko miraba a la gente ir y venir hasta que vino un niño que le dijo un tanto apenado.
—Lamentó que Haru la este molestando señorita.
Michiko miró al niño con amabilidad y con una sonrisa dijo.
—No te preocupes pequeño necesitaba un descanso y tu gatita lo sabía.
El niño sonrió alegré y cargó a Haru para llevarsela, y Michiko se levantó para continuar con su camino esperando poder regresar a la capital, y ver a Kyuzo.
Mientras tanto...
Kyuzo estaba en su cuarto pensando en que habrá pasado con Michiko ya que dejo la capital repentinamente y sus compañeros de trabajo no sabian a donde podría haber ido o almenos eso fue lo que escucho de una conversación.
Kyuzo se molestó un poco porque este pequeño inconveniente le impedirá saber que es lo que Michiko quiere decirle.
Kyuzo sacó de su bolso de viaje papel y tinta para escribir algo, y una vez terminó sacó una hoja de papel rojo junto a un pegamento suave que unto el las esquinas de la carta que cubrió con el papel rojo y una vez que las dos hojas se pegaron empezó a doblar el papel hasta que hizo un grulla.
Kyuzo miró la grulla de papel y pensó en ir al camerino de Michiko, y dejarla en un lugar donde ella pueda verla, y con eso mente salió de su cuarto para dejar la carta...
Continuará...
Nota de autor esta es una nueva obra que espero les guste y un agradecimiento a todos mis seguidores, y todos los que les gusta lo que escribo hasta la próxima.
