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En un bosque cubierto por la niebla no muy lejos de Londres, se ubica una mansión. El evento de la mañana de la distinguida familia Phantomhive es comenzar temprano con el té.

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Tras finalizar sus clases el Conde le pide a su mayordomo tener todo listo mientras espera con antelación la reunión que dará con su invitado especial.

En los arreglos de la mansión para su llegada sucedieron algunos percances, pero gracias a Sebastian quien es tan capaz todo resultó bien. Una vez hizo acto de presencia, la servidumbre lo recibió como es debido.

Sebastian: Lord Damian, ha de estar muy agotado por el viaje - se hace a un lado - para su llegada hemos decidido implementar un jardín de rocas como los hay en Japón, esperamos que sea de su agrado

Damian: ¡Magnífico, que jardín tan elegante!

Sebastian: Bocchan pensó que sería apropiado que la cena de esta noche se realizara en el exterior. Hasta entonces, siéntase libre de relajarse y recorrer la mansión - Tanaka se acerca y le hace un ademán para que este le siga

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(Phantomhive manor: The Earl's Office)

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En su oficina se encontraba el Conde y su invitado, conocido como Damian. Para Ciel deshacerse de él es fácil si consideramos el truco en su manga, pero a él le gusta divertirse antes de atacar.

Ciel: Extasiado por los ojos de la muerte, que desafortunado, estoy fuera por un turno - observa fijamente el tablero de juegos

Damian: ¡Ahora es un momento muy oportuno, me gustaría continuar expandiendo los negocios de mi compañía y asegurar una mano de obra más grande!

Ciel: Es tu turno - lo interrumpe

Damian: Eh, sí - procede a girar la ruleta - ¡sí, cinco! - mueve la pieza - pensándolo bien, si fuera a recibir ayuda en forma de otras £12,000, estoy seguro que saldrá beneficiado con esto Conde, yo me convertiré en las piernas de la compañía Funtom en Asia-oriental y entraría en más - es nuevamente interrumpido

Ciel: Pierde sus piernas en el bosque de la confusión - aquel le observa con incredulidad - es de nuevo su turno después de todo, estoy fuera - el hombre vuelve a hacer girar la ruleta

Damian: ¡Sí, seis!

Ciel: Espere, es tres - lo corrige

Damian: Pero…

Ciel: Perdió sus piernas ¿cierto? A partir de ahora usted solo puede viajar la mitad de la distancia - su contrario comenzó a reírse

Damian: ¡Vaya, es realmente severo este juego ¿no es así?! - menciona con nerviosismo - ¿no hay manera para que recupere mis piernas? - intenta tirar de nuevo

Ciel: Una vez que algo ha sido perdido, jamás regresará - respondió con misterio mientras le arrebataba la pieza de su mano - tu cuerpo arde en llamas - su mirada se clava en la tabla, asustando al hombre frente a él

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At night

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Sebastian: La cena ya está lista - toca antes de ingresar a la habitación

Damian: Ah, la cena en el jardín de piedra, la estuve esperando con ansias - se levanta

Ciel: Entonces continuemos después - ante sus palabras, Damian mira con incomodidad al Conde

Damian: Aunque prosigamos ya puedo ver mi derrota…

Ciel: Y yo no tengo interés en dejar un juego a medias - se levantó para comenzar a salir

Damian: Mocoso… - susurra, Ciel se detiene y lo observa con molestia - digo, tener un corazón infantil es esencial para crear cosas. Debido a eso, la compañía Funtom ha llegado donde está ahora ¿no? - ríe nervioso - ¡es admirable! - se acomoda la corbata y lo sigue

Una vez todos estuvieron afuera, el joven amo y su invitado disfrutaban de la comida. La cena parecía transcurrir en orden; sin embargo, las acciones típicas de Meyrin casi terminan arruinando la reunión, pero gracias a Sebastian todo salió tal cual fue planeado.

Al finalizar, el Conde y su invitado regresan al despacho para continuar con el juego; no obstante, para escaparse de su inminente derrota Damian pide hablar por teléfono a lo que Ciel accede con total desinterés.

Por otra parte, Sebastian ingresa al lugar con un carrito donde transporta el té, acto seguido le sirve a su amo la bebida que él mismo había pedido cambiar para impresionar a su negociador, pero una vez que le da un sorbo le demuestra con la mirada su disgusto.

Ciel: ¿Qué es esto?

Sebastian: Es café, usted me pidió cambiar el té de acuerdo al gusto de lord Damian, por lo que sé, es la bebida más común en su país

Ciel: Café, eh. El aroma es débil y su sabor es amargo - aun sin borrar su expresión deja sobre la mesita la taza - trae mejor un té - se recuesta en su sillón - Sebastian, has que nuestro invitado disfrute hasta el final la recepción al estilo Phantomhive - sonríe con malicia

Sebastian: Yes, my lord

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Damian: ¡Ya me cansé de estar de niñero! Sí, ya le pagué a la fábrica ahora solo falta poner el dinero que le quitaremos a ese mocoso directo a mi bolsillo - saca un tabaco de su chaqueta y lo enciende - ¿qué, los trabajadores? Ya te dije que no me interesan

En medio de su diálogo por teléfono algo parece estar observándolo en la oscuridad del pasillo, cosa que lord Damian se percata, aun así, continúa hablando.

Damian: Bueno, dejo en tus manos los trámites restantes - deja ir el humo - sí, no hay problema, además, es solo un niño - al sentirse ansioso vuelve y mira detrás suyo mientras cuelga

Luego de esa llamada, una serie de acontecimientos extraños comenzaron a sucederle. En su desesperación por huir cae por las escaleras al tropezarse con una cubeta y termina fracturándose una de sus piernas, ignorando la ayuda que Meyrin quería brindarle. Así mismo, casi termina quemado al esconderse en un horno, aunque solo fue un pequeño susto que quiso darle el mayordomo de los Phantomhive.

Al borde de la locura Damian por fin encuentra la salida y no duda en correr con su única pierna buena.

Damian: ¡Mamma mía!

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(Phantomhive manor: The Earl's Office)

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Ciel continúa en el estudio mirando con total concentración el tablón; no obstante, se le escapa una pequeña risilla.

Ciel: Ese horrible grito se oyó como un cerdo a punto de ser degollado - su semblante cambia a uno frío - vendía a espaldas de la fábrica y no garantizaba la seguridad de los trabajadores, ¿acaso pensaba que iba a molestarme en asesinarlo? No es más que un estafador idiota

Ya que su contrincante había perdido, no había razón para terminar el juego. Ciel se incorpora, acercándose a la comoda que está ubicada cerca de la ventana. De esta, saca lo que parece ser un reloj de vieja apariencia. Aquel objeto fue un regalo dado por un conocido hace algunos meses; sin embargo, nunca le dio uso.

Ciel: No sé por qué razón me lo dio y tampoco me importaba su función, hasta ahora

Sus orbes azules y oscuros se mueven hacia el ventanal, observando pensativo el deprimente paisaje que rodea su gran residencia. Con un semblante serio acaricia la joya que decora su dedo mientras frunce el ceño, quedando frente al escritorio.

El Conde dejó pasar un corto lapso de tiempo antes de ejercer presión en el y desaparecer rápidamente. Su resplandor fue tan grande que llenó todo el lugar de luz y antes de que alguien fuese capaz de verlo, Ciel, desapareció… sin dejar rastro.

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Condado: Rednight Shire.

Residencia Philpott.

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Aquella ayudante se incorpora lentamente, acomodando su pijama de modo que pueda estar cómodo.

Doncella: Listo, joven maestro - le sonríe tiernamente mientras toma con cuidado su mano - su abuelo ya lo está esperando en el observatorio. No debemos hacerlo esperar mucho

El niño asiente con la misma expresión. Siempre va de visita los fines de semana, pero sus padres nunca se quedaban, solo era él y su abuelo.

La doncella toca tres veces antes de ingresar, dejando que el menor de ojos verdes pueda observar a su familiar frente a la chimenea.

¿: ¡Abuelo! - corre hacia él con entusiasmo, abrazándolo sin más

¿: Aren, te han traído temprano esta vez - le sonríe

Aren: Abuelo, ahora si podremos terminar de leer la historia que quedó pendiente

¿: Jajaja, supongo que no podré huir esta vez - se rasca la cabeza - Elizabeth, trae el último libro de la colección

Doncella: Si, lord Philpott

Con una reverencia la mujer toma el cuento que había terminado de escribir para su nieto, acto seguido se lo entrega. La noche transcurría y con ella la historia que narraba el señor Philpott llegó a su fin.

Aren: ¡Eso estuvo genial abuelo! - da un brinco - ¡quiero leerlo otra vez y otra vez!

Sr. Philpott: Será para otra ocasión - deja el libro a un lado - dime, ¿cómo te ha ido con tus estudios, tus maestros son muy malos contigo?

Aren: No es para nada divertido - cruza los brazos - ¡me la paso todo el día estudiando y no quiero hacerlo más! - expresa con molestia. Ante sus palabras su contrario se inclina un poco hacia él, con una expresión ligeramente seria

Sr. Philpott: Entonces ¿no quieres subir hasta lo alto de todo y convertirte en el mejor Conde? - el ojiverde abre de golpe sus orbes, observando a su abuelo con asombro - ¿ya lo recuerdas? Cuando tengas la edad necesaria heredarás todo lo que tus padres tienen para ti, incluyéndome; sin embargo, en tu última visita me expresaste muy emocionado que tu querías más que solo eso, que deseabas convertirte en el lord de tu propio condado ¿o ya no quieres?

Aren: ¡Claro que quiero!

Sr. Philpott: Para eso debes estudiar y prepararte adecuadamente, entonces nadie será capaz de pasar sobre ti - rebusca algo en su bolsillo - ni siquiera la reina Victoria - le susurra

Aren: ¡Aprenderé mucho para ser un gran noble, ya lo veras! - le da una mirada segura

Sr. Philpott: Si lo que dice el futuro heredero de los Philpott es verdad, no me queda de otra que heredarte el primer objeto - le muestra lo que oculta en sus manos

Aren: Abuelo, ¿un reloj? - hace un puchero

Sr. Philpott: Se lo que estás pensando, "nadie quiere un viejo reloj de bolsillo", pero es mucho más importante de lo que piensas, querido nieto - se lo entrega

El menor lo mira por todas partes. No daba la hora y el cursor iba al revés, pero lo que más llamó su atención fue el nombre que estaba grabado en el objeto.

Aren: ¿Pentagramaton? - levanta una ceja - ¿qué significa eso?

Al levantar la mirada el más alto pone su mano sobre su cabeza, sonriendo gentilmente.

Sr. Philpott: Muy pronto lo sabrás…