*Advertencia*

*Contenido NSFW y lenguaje vulgar, no apto para menores de edad.

*Menores, vayan a rezar por sus almas.

(Basado en trabajos de SS de Imaginary95, y en la obra original de Masami Kurumada, Lost Canvas y SS episodio G.

No recibo ningún lucro por esta obra, solo de fan para fans)

(cada una de las imágenes usadas en esta historia les pertenece a sus correspondientes autores, inclusive la usada para la portada)

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Con una profunda inhalación podía percibir como el frío aire nocturno entraba por sus fosas nasales, seriamente impregnado entre el olor de la humedad, y el intenso olor amargo de las amapolas que rodeaban cautivantes la entrada de la caverna, llenando el lugar de flores de diversos colores y tamaños, acentuando su inocente apariencia.

Un silencio demasiado profundo llenaba cada rincón de la oscura caverna, sus pasos retumbaban en la cóncava estructura de roca sólida, haciéndose cada vez más intenso, conforme se adentraba sin prisa. A cada corta zancada, los verdes pastizales adornados con hermosas amapolas; que, poco a poco, iban siendo dejadas atrás, junto con la belleza que le daba al lúgubre lugar.

El tenebroso lugar, adornado con numerosas, densas y gruesas masas de roca amontonadas en lo que parecía ser el fondo de la tétrica estancia. Poco a poco las imponentes estructuras de su templo comenzaban a asomarse entre la oscuridad que reinaba en el lugar. Con su frente en alto, su espalda recta, rostro inexpresivo y sus hermosos ojos dorados fijos en las ya no lejanas columnas de granito negro, sentía como en su interior iba relajándose poco a poco.

Los alargados escalones se imponían uno encima del otro, al mismo tiempo que dos columnas se imponían elegantemente, cada una custodiando un costado de la entrada. Con sus pasos en continuo avance, Hypnos entrecerrando sus ojos, inhalando con delicadeza podía percibir la humedad entrando con más fuerza, así como el sonido goteante, que producía un sonoro eco en un ritmo acompasando.

Pisar nuevamente ese rocoso suelo, la hacía sentir una extraña sensación. Hacia siglos, que ese húmedo espacio había quedado abandonado en el olvido; dejando que el silencio abrumador se adueñara de un lugar enteramente ajeno.

Su llegada al Inframundo, junto con Thanatos; para terminar, poniéndose en marcha lo que era para él, debía ser la clave de su salvación.

No podía saber cómo se había dado las cosas.

De un momento a otro, Hades los tomaba como sus consejeros, guiarlo con la intención de tomar la cabeza de Atheno, y así ganar su confianza en cada Guerra Santa, y por fin ser la solución de su humillante condición; y al otro, volvían a dejar ese lugar, huyendo como una plaga que era perseguida por un cazador despiadado.

Sin embargo, en su interior, esa partida era menos dolorosa, menos humillante.

Con su mente llena de cada lujurioso recuerdo, que seguía demasiado fresco; ese rostro lleno de difuminadas e intensas pinceladas de rubor en sus mejillas, cuello a su vez que sus respirantes jadeos expulsaban se vicioso calor que aún cosquilleaba en la piel de su rostro.

"Colocando sus labios sobre los de él, comenzaba a moverlos con lentitud, podía percibir como los latidos de su corazón, comenzaban a acelerarse poco a poco. Saborear el sabor de su saliva, sentir la textura de sus labios carnosos, así como sentir como al juguetear con su lengua, dejaba que la vibración y el sonido de un gemido muriera en su garganta, haciéndole sentir como el estremecimiento en el cuerpo de Hades atravesaba sus rasgadas ropas atreves de cada rincón de su cuerpo.

"'Ahhh… más… Atheno…'

"Sus pensamientos eran claros; no sus recuerdos eran claros.

"Las lascivas imágenes no paraban de golpear su mente, a la vez que tenía su cuerpo tan de él que podía sentir su calor, y aun así las agresivas imágenes no dejaban de llenar sus pensamientos. Atheno besando sus labios con pasión, recorriendo con sus impuras manos, cada centímetro de su cuerpo; uno que el mismo Hades había protegido con recelo por siglos, ver como Hades cegado de excitación se aferraba al cuerpo desnudo del traidor, a la vez que sus caderas subían y bajan en su regazo, encajando la polla en su culo y dejándose envolver con ese asqueroso éxtasis en cada salvaje embestida.

"Hades recordando como el dios traidor, Atheno, mordía con saña la piel de su pecho, mordisqueando audazmente sus pezones. De igual manera podía mirar atreves de los recuerdos, como el dios encajaba sus dientes en su piel, a la vez que la succionaba, dejando la vergonzosas manchas rojizas y violáceas en ella.

"Aunque podía verlo en ese estado, mirar en sus ojos un deseo provocado por el celo que era capaz de enloquecer de lujuria a cualquier alfa… su cuerpo, no se estremecía, su mente no se nublaba, ni siquiera sentía el mínimo ápice de deseo por poseerlo."

"Tantos siglos a tu lado… no sirvieron de nada…"

Repentinamente con una tremenda claridad, sus fosas nasales aspiraban con fuerza el entrañable ambiente de sus dominios, el denso aroma a musgo parecía haberse esparcido por cada rincón de la estancia atrayendo su atención.

Frunciendo el entrecejo, los ojos dorados del dios miraban cada recoveco, hueco y superficie de las lisas paredes del templo las oscuras sombras del palacio, adentrándose con calma. Hypnos poco a poco comenzaba a descender el ritmo de su andar; mientras poco a poco seguía inhalando con fuerza ese conocido aroma, permitiéndose adentrase con calma en medio de las tinieblas de la cámara.

Levantando la cabeza con la mirada fija en la oscuridad, Hypnos colocaba su mirada a sus espaldas tratando de contemplar con cuidado al molesto intruso que se atrevía a pisar la antesala de su sagrado templo [1]. Metido entre la espesura de las sombras, una estrella de cinco picos negra rodeada de un ligero resplandor violáceo se asomaba con un notable descaro, anunciando la posición del intruso.

Sin esperar demasiado con lentitud, su marcha descendía cada vez más, hasta detenerse por completo, sin dejar que sus ojos dorados se desviarán de la figura que, con dificultad podía distinguirse en medio de la penumbra.

—¿Qué haces aquí? —Rompiendo el silencio, Hypnos llevaba sus brazos hacia su pecho, cruzándolos sobre el mismo—. Creí que habías decidido quedarte en el Inframundo.

—¿Por qué querría hacer eso? —Pronunciando sus palabras con notaria claridad, sus pasos comenzaban a sonar, uno a uno estrellándose en un claro eco que, hacia el sonido más atronador, a la vez que la distancia entre ambos hermanos se estrechaba—. Claramente te dije que te seguiría; y aun así optaste por intentar desaparecer.

Un silencioso suspiro salía de sus labios, en el mismo instante en el que sus ojos dorado se entrecerraban, para casi de inmediato volvía la mirada hacia un costado evitando los ojos inquisitivos de su hermano. Con su habitual rostro glacial, trataba de esconder nuevamente la verdadera tormenta de emociones que se arremolinaban con una violencia incontenible.

No era el mejor momento.

En su pecho una inquietante agitación iba oprimiendo con fuerza su pecho, sintiendo como nuevamente estaba llegando esa fastidiosa conmoción que lo sacudía, con sólo oler su aroma.

Sin duda, odiaba ese sentimiento.

—Thanatos, no quiero soportar tus estupideces —sintiendo en interior una quemante ira, Hypnos aspiraba aire, inhalando con más fuerza las feromonas de su hermano, nublando su razón, percibiendo como su cuerpo comenzaba a congelarse poco a poco, seguido de un estremecimiento jodidamente conocido—, será mejor que te vayas.

—De acuerdo, seré directo —Levantando una de sus comisuras dejando ver con dificultad la hilera de dientes perfectos detrás de su burlona sonrisa. En ese mismo instante, el dios de la muerte comenzaba a acortar aún más el escaso espacio—. Me lo he estado preguntando, ¿por qué atacaste a Hades?

El sonido de su voz se estrellaba entre columnas haciendo que el eco colisionara en sus oídos con fuerza. Volviendo la mirada hacia Thanatos, para luego, Hypnos regresaba su mirada al camino, reanudando sus pasos, y con un ligero movimiento intentando pelear con la rigidez, intentando girar su cuerpo, para alejarse del dios.

De repente, algo aprensaba su brazo con fuerza, sintiendo como su cuerpo sujeto de la inercia del movimiento, tirándolo en reversa. En un movimiento brusco, y sin encanto, Hypnos virando la mirada a su costado, abriendo los ojos como platos, podía apreciar el rostro paliducho de Thanatos demasiado cerca.

Sus pálidos labios comenzaban a subir ambas esquinas de su boca, en una extraña sonrisa. La peculiar esencia de musgo llenaba cada parte de sus fosas nasales, sintiendo como con prisa, cada parte de su cuerpo iba aumentando su rigidez, dejándolo con un cuerpo que, con notoriedad, se volvía… manipulable.

—¡Thanatos…! —Sentía como su respiración era cada vez más iba volviéndose cortante, sus pulmones apenas lograban retener un poco del aire que aspiraba, casi en el mismo instante que sus piernas comenzaban a estremecerse en violentas sacudidas—. ¡Suéltame!

—Tuviste la oportunidad perfecta para marcar a Hades… y sólo lo hundiste en un sueño que durará décadas. Además, nos arrastraste de nuevo, a huir como ratas.—El dios muerte se acercaba peligrosamente a su cuello, con su cuerpo inmóvil, Hypnos respiraba profundo, para después con rapidez sentir como el rostro de su gemelo se acercaba a sus cabellos dorados, escuchando el evidente sonido de su respiración—. Así que sé un buen chico, y dime, ¿por qué no hiciste a Hades tuyo, tanto como lo anhelabas?

Frunciendo el ceño el dios del sueño trataba de mover alguna parte de su cuerpo; sin embargo, en un movimiento inadvertido, Thanatos comenzaba a rodear su cintura, amasándola con sus largos y delgados dedos, terminando de enredar sus brazos al contorno de su delgada cintura, acercándola a su propio cuerpo.

—Nunca te pedí que me acompañaras —Movilizando sus brazos entre el cuerpo de ambos, el dios intentando separar su cuerpo del de él; al mismo tiempo que las feromonas de su hermano parecían estar más intensas, y sin saber la razón, su mente continuaba nublándose poco a poco—. Tú decidiste seguirme…

Aún con la mirada fija en su rostro Hypnos sin miedo alguno, giraba sus ojos, cuando de la nada se cruzaba con la mirada oscura de Thanatos. Algo en su mente se paralizaba, el ceño poco a poco comenzaba a relajarse. Sus palpitaciones una a una comenzaba a acelerar su ritmo, sintiendo como todo su ser iba subiendo su temperatura gradualmente.

Las manos de Thanatos iniciaban su lascivo recorrido hacia abajo, a la vez que descaradamente frotando su espalda baja, tomando entre ellas sus redondeadas nalgas, apretujando los dos montículos de carne.

—Tienes razón… —escuchando el susurro en su oído, una corriente eléctrica surcando su columna vertebral erizando su piel sin piedad, la sensación cálida de su aliento en su cuello le cosquilleaba la piel, provocando que la fuerza de sus brazos fuera desapareciendo poco a poco, cediendo al tacto—, aun así, me alegro de hacerlo… podremos disfrutar de esto por más tiempo, ¿no crees?

"¡Mierda…!"

Con un movimiento rápido, Hypnos giraba la cabeza encontrándose con la mirada oscura e interrogante de su gemelo. Frunciendo el ceño clavaba la mirada en la de él, pegaba sus labios con fuerza sobre lo de él; mirando como Thanatos tenía sus ojos tan abierto como platos.

Hypnos con una extraña prisa, movía sus labios a un ritmo desesperados, mientras tanto sentía como la temperatura de su cuerpo aumentaba a cada segundo. Virando su cuerpo podía sentir las manos sobre el mismo, como con un inmensurable descaro, esas fuertes manos empezaban a moverse hacia sus caderas.

La respiración de ambos dioses poco empezaba a volverse superficiales, podía sentir el calor en sus mejillas, observando como la mirada de Thanatos iba tomando un peculiar brillo. Los latidos de su corazón pulsaban con un ritmo anormalmente acelerado, que parecía que sentía como la sangre recorría completamente su ser; con pequeños besos en las esquinas de sus labios; comenzaba a recorrer la piel de su mentón.

Cada sigiloso jadeo que escapaba de su boca no era más que el simple reflejo de las estremecedoras corrientes eléctricas que sacudían su columna, sintiendo como la rigidez iba disolviéndose, a la vez que poco a poco su mirada iba nublándose, cerrándolos para que su mente irracional se dejara llevar por esa ansiosa necesidad de ser consumido por el calor que nacía desde su vientre, una conocida sensación que recorría con fuerza cada rincón de su cuerpo como ese delicioso escalofrío por todo su ser, estremeciéndolo con fuerza

—¡Agh! —Un gemido salía despreocupado, sintiendo como los dientes de su hermano se encajaban en su piel, con un placentero dolor, aumentando notablemente la temperatura de su interior.

Uno a uno sus pasos comenzaban a retroceder dejando que sus pasos se enredaran. En un descuidado movimiento, sentía como sus pies enredados hacían perder el equilibro al dios. Casi de inmediato una fuerza descomunal lo atraía, llevando a Thanatos hacia el suelo, así como el fuerte abrazo de Thanatos tiraba todo su ser con él.

Un golpe sordo se escuchaba en la sala principal del templo, ambos dioses con sus piernas enredadas entre sí, ambos con las respiraciones convertidas en sonoros jadeos que cosquilleaban la sonrojada piel de su rostro.

Colocando su mano en el frío granito, se apoyaba con lentamente sobre ellos, sus largos cabellos caían en una cascada dorada. Una de las comisuras de sus labios se levantaba ligeramente; Thanatos manteniendo la mirada fija en su cara; al mismo tiempo sus manos recorrían sus caderas, deteniéndose en sus carnosas nalgas, presionando sus dedos con fuerza.

"Cada vez que hacemos esto…"

—¡Me sorprendes, Hypnos! —Curveando sus delgados labios, mostraba una hilera perfecta de dientes blancos, dejando que sus oscuros ojos resaltaran el lascivo brillo—. ¿Estas tan deseoso como yo?

"estas a punto de descubrirlo…"

Moviendo sus piernas con cuidado, colocándolas una a cada costado del cuerpo inmóvil del cuerpo de Thanatos, irguiendo su espalda con un movimiento lento y sensual, llevando a su vez las delicadas manos hacia su pecho; tomando la tela de sus túnicas.

—Deberías guardar silencio, Thanatos —hablando entretanto en un movimiento lento y provocativo separaba la delicada tela, descubriendo con un movimiento lento que parecía provocar que la respiración de su gemelo se acelerara aún más—, no creo, que quieras que te enseñe una lección, o ¿sí?

"Y eso, es algo que no puedo permitir…"

Deslizando la prenda con una calma insinuante, la pálida piel de sus hombros comenzaba a notarse la pálida piel de su torso, resaltando por las oscuras telas, a su vez que realzaban fuertemente el sonrojo de que ya había descendido a sus redondeados hombros, dejándolo caer, liberando su delgados brazos de la túnica.

Con las lujuriosas manos de su hermano ascendiendo por la delicada tela, podía sentir como con una tranquilidad inusual, se deslizaba hacia la piel de su torso completamente desnudo.

En el oscuro reflejo de sus negros ojos, podía mirar como ese lujurioso brillo se transformaba en un notable brillo de satisfacción, deslizando su mirada por el claro mapa de mordiscos y marcas rojizas, que él mismo había hecho.

"Si eso sucediera… sabrías que fui degradado a ser un delta [2]…"

Sus manos sosteniendo la piel desnuda de su torso, Thanatos levantaba su cuerpo intentando acortar el espacio entre ambos, dejando la lengua de fuera, estirándola en un intento de alcanzar con ella la piel de su cuello.

"Y por esa razón, sé que tú también me verías como basura…"

Alzando la cabeza, con sus ojos mirando la gran cúpula del templo, Hypnos cerraba sus parpados, con su atención centrada en el húmedo apéndice que recorría la larga longitud de su cuello; mientras con tranquilidad descendía hacia su clavícula, mordiéndola con fuerza.

"No me dejas otra opción, más que permanecer separados… por el resto de la eternidad…"

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[1] En la mitología griega, el palacio de Hypnos era una cueva oscura donde el sol nunca brillaba. En la entrada crecían amapolas, así como otras plantas hipnóticas.

[2] En el omegaverse, los deltas (δ), es un subgénero no muy utilizado en esta temática, esta es una de las versiones LA CUÁL MANEJAREMOS TAMBIEN EN ESTA HISTORIA:

"Un delta es cuando un alfa (α) es mordido por otro alfa. Como este tipo de uniones no son naturales, por norma general, el alfa mordido pierde su esencia y vive atormentado y avergonzado ya que su 'lobo interior' desaparece, dejando de producir feromonas y no siendo afectado por las feromonas de los omegas. Esta condición se puede revertir, pero son pocos casos en lo que esto ocurre, como el encuentro con el omega destinado." -Sacado de "Pequeña (y sencilla) guía Omegaverse"