Uno a uno, sus pasos acortaban el espacio entre él y la puerta de los aposentos de su hermano. Ya había perdido la cuenta de cuántas veces había ido a buscarlo sin éxito, ni siquiera en los jardines cercanos había encontrado rastro del dios en los últimos dos días.

Thanatos fruncía el ceño al ver cómo un par de figuras corpulentas se encontraba cada uno, de pie a los lados de la puerta de entrada. El dios de la muerte aumentaba la velocidad de sus zancadas, deteniendo su andar con la mirada en la puerta. Casi de inmediato, Thanatos se colocaba frente a las dos figuras, mirando los ojos impasibles y claros de uno de los ángeles.

—¿Qué hacen en los aposentos de mi hermano? —Cuestionando con aire soberbio, Thanatos cruzaba sus brazos sobre su pecho.

—Dios Thanatos —Ganimedes respondía, y casi en un movimiento coordinado ambos ángeles hacían una reverencia hacia él —, estamos vigilando al dios Hypnos.

—¡¿Huh?! —Respondiendo con una evidente sorpresa en su voz—. ¡Y, ¿qué razón justifica que hagan eso?!

Ambos ángeles cerraron sus labios sin emitir sonido, solo se limitaban a levantar la mirada con lentitud, manteniendo una postura respetuosa hacia él.

—Tch… —Con un ligero sonido de molestia, Thanatos bajaba sus brazos, a la vez que sus dedos se cerraban formando fuertes puños, las venas de estos resaltaban palpitantes, mientras sus nudillos se volvían cada vez más blancos, por la presión en ellos.

Avanzando un paso hacia adelante Thanatos intentaba acercarse a la puerta, sin embargo, en un movimiento rápido e inesperado, los dos ángeles bloqueaban el acceso a la misma. Dejando sus ojos casi desorbitados, el dios enfocaba su mirada en los guardianes, frunciendo sus labios hasta mostrar sus incisivos. Un amenazante gruñido comenzaba a formarse en el fondo de su garganta, preparándose para atacarlos uno por uno.

"¡Malditos insolentes!"

—¡Quítense de mi camino! —Contestando con una voz grave Thanatos daba un paso hacia el par de ángeles, sintiendo como toda su frustración amenazaba por salir a la fuerza—. ¡Es una orden!

Con un lento paso hacia adelante Thanatos no dejaba de observar las miradas de los guardianes, a su vez que poco a poco expelía sus feromonas; y un fuerte aroma a musgo iba expandiéndose lo largo del espacioso pasillo.

De repente, un segundo aroma se hacía presente, y casi con la misma intensidad, sonoras pisadas acompañadas de un sonido metálico, sintiendo como cada parte de su cuerpo, iba tensándose, percibiendo como cada fibra de sus músculos quedaban rígidas impidiendo el movimiento de las extremidades de su ser. Thanatos fruncía el ceño, a la vez que intentaba recuperar la movilidad, empero, el aroma parecía tener un evidente efecto dominante en él.

—¡¿Qué es todo este alboroto?! —al escuchar la voz de mando del recién llegado, sentía su cuerpo perder sus fuerzas para seguir recuperándose el movimiento; incluso, sentir un estremecimiento que le impedía.

Thanatos comenzaba a virar la cabeza hacia donde provenía la voz, sus oscuros ojos podían observar con detenimiento el brillo puro y etéreo de su armadura divina; entre tanto, los ángeles de inmediato inclinaban sus cabezas con solemnidad. El dios miraba al imponente Zeus, y controlando su temperamento a regañadientes, comenzaba a inclinar su cabeza, sintiendo como la ira de su interior se removía y ardía con fuerza.

—Lamento las molestias, mi señor —Ganimedes contestaba al mismo tiempo que levantaba con cuidado la mirada, para fijarla en Zeus, tratando de mantener la compostura—. El dios Thanatos desea ver a su hermano, el dios Hypnos.

—No es posible —Refutando con una voz grave, miraba fijamente a su rostro—. En estos momentos, tu hermano está siendo atendido, y no podemos interrumpir.

Arrugando su rostro sentía que una parte de esa ira iba transformándose en una extraña y sensación de preocupación.

—…

Un rechinido proveniente de los aposentos rompía con el silencio incómodo del pasillo. Casi de inmediato, Thanatos volvió su cuerpo hacia esta. Saliendo de la habitación una elegante ninfa vestía túnicas sencillas de un blanco inmaculado, que contrastaba con sus largos y ondulados cabellos castaños; a su vez que un delicado velo blanco cubría su jovial rostro. Los ángeles con un desapercibido movimiento se movían de su lugar, dejando el espacio para que la ninfa pasara sin problemas.

—Mi señor Zeus —estropeando el incomodo silencio del pasillo, la ninfa se abría paso entre los ángeles, con un delicado caminar que iba haciéndose más lento hasta detenerse por completo.

Virando su cuerpo hacia Zeus, Thanatos abría sus ojos oscuros inyectados en sangre y sus labios tratando de pronunciar palabras que no lograban salir de su garganta, junto con un iracundo rugido, que iba formándose en ella.

Detrás de ella un pequeño grupo de ninfas con la misma vestimenta, salían una tras otra, mirando como en sus pálidas manos, sostenían cuencos con agua y paños sucios con notables machas carmesí en ellos. Thanatos sentía como su corazón parecía detenerse por un sólo momento; muy en el fondo, sabía que esos rastros de sangre le pertenecían a su amado hermano.

—¿Cómo se encuentra, Galena [*]? —Zeus cuestionaba dando un paso hacia el frente, con un rostro inexpresivo, arruinado por un ceño fruncido y un par de ojos que parecían preocupados.

—Se encuentra recuperándose —respondía la ninfa con seriedad en su voz sin dejar de mirar al dios—, sin embargo… aún se encuentra inconsciente…

La hermosa figura de la ninfa que lideraba el grupo se acercaba con una notable confianza y fluidez hacia el Regente de los Dioses.

—Thanatos, puedes entrar —Zeus dirigiendo su mirada hacia él—No obstante, debes tener en mente, que aún no sabemos que o quien atacó a Hypnos, así que no lo molestes.

Sin protestas Thanatos giraba su cuerpo reanudado su caminar hacia la puerta, ignorando a los ángeles que se mantenían a los costados de la entrada. Solo percibía cómo sus pasos casi acelerados acortaban la insoportable distancia. De repente, unos cuantos cuchicheos se podían escuchar a sus espaldas, sin duda, eran los sonidos indescifrables de la voz de la ninfa.

Entrecerrando sus ojos, trataba de entender lo que decían, empero, sus pasos habían traspasado el umbral de los aposentos. Con unos ojos negros adornados con sangre en sus órbitas, su respiración volviéndose cada vez más superficial, a su vez que su interior ardía con desmesura, forzando a un grito ahogarse en su garganta mantenía la mirada al frente, y ahí estaba.

El cuerpo de Hypnos tendido en su lecho, cubierto con una delgada manta blanca, nunca había logrado de imaginar el grado del daño que podía haber sufrido; sin embargo, aún más saber que podrían ser atacados dentro del Olimpo.

Cada parte de su cuerpo, que se había congelado por completo, comenzaba a moverse con cierta renuencia por parte de su rígido ser. La imagen de Hypnos tumbado en ese lugar, lo había impactado más de lo que se había preparado. Un notable temblor en sus extremidades inferiores, le querían provocar un tambaleo, el cual, de un modo evidente, lo llevarían a darse de bruces al duro piso de piedra caliza.

Un leve quejido se escuchaba rompiendo el silencio de una manera lastimera, Thanatos lograba retomar el control absoluto de su ser, y, dando grandes zancadas lograba deshacerse del torturante espacio entre ellos.

—¡Hypnos! —Llegando a su lado, podía mirar como sus largas pestañas temblaban arrugando el entrecejo.

Thanatos moviendo una mano trémulo hacia el cuerpo de su hermano mirando como, con una molesta lentitud, dejaba ver sus ojos dorados. No obstante, únicamente podía mirar el dorado opaco de sus ojos, carentes de vida y vacíos de cualquier emoción. El dios de la muerte tomaba la manta que cubría el cuerpo de su gemelo, y en un movimiento rápido, tomando la manta entre sus dedos arrugándola con furia jalando de ella, lanzándola lejos de ahí.

Desde el nacimiento de sus caderas, hasta sus hombros, cada centímetro de su torso se encontraba envuelto en vendajes que no dejaban a la vista ni el mínimo centímetro de piel, a su vez miraba como un solo vendaje, se quedaba rodeando su cuello con cuidado.

—¡Maldita sea, Hypnos! —Maldiciendo al mismo tiempo que sus puños se estrellaban contra una estructura de madera, provocando un sonoro crujido. —¡Te advertí de esto, idiota!

Sin darse cuenta, el dios del sueño comenzaba a moverse con cuidado, y en un movimiento casi desapercibido, sentía como un par de brazos se movían envolviéndolo alrededor de su cintura, y sin dudas, su cabeza se acercaba a su cuerpo ocultando su rostro en su pecho.

"¡Hypnos…!"

El tono de sus pensamientos era capaz de mostrar la angustia que aplastaba su corazón, a la vez que sus manos que no paraban de sacudirse lo tomaban con una delicadeza exagerada. Thanatos se angustiaba a cada momento, podía sentir que el sólo rozarlo le causaría dolor, sin más, sus manos se posaban con tranquilidad, para luego tomar su espalda y rodearla.

Colocando sus fosas nasales encima de sus cabellos dorados, aspiraba profundo, dejando que el aire ingresara en sus pulmones. Podía oler con facilidad la fragancia de la tierra y el césped, forzosamente mezclado con olores a otras hierbas que podían percibirse con claridad; no obstante, algo estaba mal, parecía que faltaba algo, un olor que nunca debía desaparecer de su cuerpo estaba seguro, que no podía detectar ni el mínimo rastro de su aroma.

—No deberías sostenerlo —una voz detrás suyo se podía escuchar sobresaltando su cuerpo, aumentando la fuerza en el abrazo alrededor de su cuerpo—, podrías lastimarlo.

Zeus caminaba con cuidado con pasos desapercibidos, mientras Thanatos mantenía sosteniendo a su gemelo, en ese estado tan vulnerable, no era posible que lo soltara.

No era la primera vez; desde que Hypnos había comenzado la creación de su mundo, era inevitable que cayera en ese vulnerable estado, era como si una parte de su mente consciente se quedara atrapada en ese nuevo mundo. Y la otra parte, aquella que se permitía hacer a su antojo, cosas que la otra jamás se permitiría hacer o negaría sus ansias de hacerlas, saliera a flote para tomar completo control.

Solo podía sentir como los brazos de su gemelo se cerraban más a su alrededor.

—Lo siento, dios Zeus —respondiendo con un notable esfuerzo por no separarse de él—, es algo que no puedo evitar.

Un breve, aunque incomodo silencio, comenzaba a desplazarse dentro de las paredes de los aposentos, deslizando con naturalidad las puntas de sus dedos sobre la piel descubierta de sus brazos. De repente sentía como una descarga eléctrica recorría sus dedos, a la vez notaba una casi desapercibida sacudida en su cuerpo.

—¿A qué se debe? —Respondía el dios mientras, con pasos más sonoros acortaba la distancia entre ellos.

Soltando un suspiro, Thanatos tomaba de los hombros a Hypnos, y con un ligero empujón, volvía a colocar su cuerpo en su lugar. Con un movimiento rápido y elegante, el dios jalaba con fuerza la manta, hasta cubrirlo nuevamente hasta sus hombros.

Nadie debía ver el estado tan deplorable en el que se encontraba.

Nadie tenía derecho de verlo en ese estado.

Nadie podía mirarlo y mostrar una compasión que su hermano no había pedido, pues él era un alfa al que no debieron haber humillado de tal manera.

—Disculpe si no contesto su pregunta, dios Zeus —contestando con cierto tono mordaz en su voz, al mismo tiempo que con su mano, de una manera delicada, colocaba su mano sobre su frente, para deslizarla sobre sus ojos, cerrando sus párpados con suavidad—, pero, no logro entender, como es que mi hermano fuera atacado en este lugar.

Poco a poco sus feromonas salían de su cuerpo tenso, presintiendo que, de esa manera, debiera marcar ese lugar como algo que sólo debía pertenecerle a él.

Lentamente giraba su cuerpo hacia el dios, que, con una postura recta, con las manos detrás de su espalda, mantenía su rostro sereno, sin embargo, un notable y profundo entrecejo arrugado se hacía presente.

—Entiendo tu inquietud. Durante el breve periodo de mi celo, los ataques al Olimpo son comunes —Respondiendo con una aparente calma el dios aún mantenía su posición, sin embargo, parecía tener la mirada en el rostro blanquecino de Hypnos—. Suponemos que alguien logró infiltrarse y atacó a Hypnos; sin embargo, no debes preocuparte, estamos averiguando lo sucedido. Ten por seguro, que el culpable será castigado.

En un movimiento rápido y fluido Thanatos descendía su cuerpo, hasta que una de sus rodillas tocara el piso, agachando con seriedad su mirada.

—Dios Zeus —sin levantar su mirada, su voz se escuchaba impaciente, al mismo tiempo que cerraba sus dedos, formando un puño, tornando sus nudillos blancos—, permítame averiguar lo sucedido. Entiendo que es su responsabilidad, sin embargo, también es la mía. No sólo se trata de un dios cualquiera, o de un alfa, se trata de mi hermano.

—Me niego rotundamente —Zeus contestaba su negativa con el uso de su voz de mando, Thanatos solamente podía sentir como su cuerpo se paralizaba, en esa posición—. ¡No puedo permitir que, de igual manera, tú también resultes herido!

—…

—Por otro lado, si quieres que se recupere, debes retirarte —con una voz más tranquila Zeus continuaba hablando mientras Thanatos no despegaba la mirada del suelo blanquecino—, Galena pidió que lo dejáramos descansar hasta que salga de su inconciencia. Esperare personalmente a que despierte, ya que el único que nos puede decir quien lo atacó, es él.

—Como ordene…

Casi de inmediato, Thanatos se incorporaba con una notable lentitud y desgana, para luego caminar hacia la puerta.

Atravesando la entrada, casi de inmediato, un golpe sordo se escuchaba detrás de sí; la puerta había sido cerrada a sus espaldas. Sus pies comenzaban a caminar lentamente, alejándose de la habitación de Hypnos sintiendo como la sangre hervía en sus venas y quemaba cada rincón de su interior.

"¡No me importa lo que creas Zeus! ¡Encontraré al culpable yo solo, y lo haré pagar con mis propias manos!"


Con su clara mirada fija en ese pálido rostro, Zeus trataba de mantener la serenidad en su cuerpo, enfocándose en el aire que entraba y salía de sus pulmones.

Empezando su lento caminar hacia el lecho del dios, sólo sentía la necesidad de mirarlo, de ver como esa hermosa mirada, de la que había disfrutado ver en cada momento, no era visible por los blanquizcos párpados, que decoradas con largas y doradas pestañas, le impedían admirarlos.

No obstante, su mente le enseñaba sin piedad la brutal escena que le recordaba su falta.

Aquel cuerpo tirado, desnudo, con las túnicas deshechas en jirones manchados de tierra y fluidos ensangrentados, lleno de marcas de mordidas y moretones hechos por la excesiva presión de sus dedos sobre la lívida piel; así como las marcas rojizas que tapizaban ese mancillado ser, junto con el propio líquido seminal seco sobre el abdomen de él.

"¡Maldita sea!"

Había cometido el mismo error dos veces, pero ahora el mismo dios que había sido víctima de sus instintos, yacía inconsciente en ese lecho, ya que era evidente que se encontraba lastimado.

"Con la cabeza agachada, Zeus no dejaba de soltar sonoros y roncos jadeos, al mismo tiempo que su cuerpo, poco a poco iba enfriándose con la fresca brisa que entraba silbante al interior, sintiendo cómo su mente se aclaraba poco a poco. Con sus ojos clavados en el terroso suelo, comenzaban a moverse un lado a otro, tratando de entender lo que sucedía, mirando con detenimiento cada rincón lúgubre de aquel tenebroso lugar.

"—Me alegra ver qué recuperas la compostura, hermano.

"Zeus levantaba la mirada con lentitud, mirando las blancas túnicas del dios enfrente de él, que se mantenían inmóviles, a la vez que sus largos cabellos azules se mecían con lentitud. Una mano mantenía sosteniendo la cabeza del dios, sus ojos sólo miraban con una expresión seria, dónde contrastaba con la gran sonrisa de sus labios. Frunciendo el entrecejo fijaba su mirada en el rostro de su hermano, sintiendo a las gotas de sudor recorrían sus hermosos rasgos.

"—¿Qué… haces aquí, Poseidón?

"—Creí que te haría feliz que te vigilara, para evitar que intentaras violar a Metis nuevamente.

"Sobresaltándose, Zeus abría sus ojos como platos, a la vez que sentía como cada parte de su cuerpo se tensaba y poco a poco se congelaba aún más. Rebuscando en su dañada memoria, tenía un solo objetivo: intentar recuperar los borrosos recuerdos de esas horas perdidas.

"Los escasos y confusos recuerdos de su celo, podía mirarse mientras se lanzaba encima de su cuerpo; con sus ojos húmedos y con lastimeras lágrimas deslizándose sobre sus rojas mejillas. En sus oídos los gritos de ayuda y súplica se escuchaban lejanos, con los indoloros golpes y empujones en un vano intento por alejarlo.

"Todos y cada uno de sus inconexos y borrosos recuerdos, llegaban a él, como si de alguna manera, esa parte de su razón, que no tenía control de su cuerpo, no era más que un espectador siendo dominado por su instinto.

"Las esquinas de los labios de Poseidón, poco a poco iban descendiendo, completando su semblante serio y rígido. Dejando caer su mano en su regazo, el dios entrelazaba sus dedos sobre esté, entre tanto, su espalda se arqueaba hacia adelante, sin apartar la mirada de su rostro.

"—Escucha Zeus, no tienes razón para sentir culpa —Llamándolo con una voz grave, Poseidón mantenía su mirada en él—. Cuando empezamos esta guerra, sabíamos que tarde o tempranos sucedería, a algunos de nosotros tres.

"La quietud de ese escondido lugar de hacía cada vez más pesado, siendo casi insoportable.

"—Metis… —rompiendo el silencio de repente, Zeus miraba hacia otro lado, bajando el volumen de su voz, hasta que llegaba a oírse casi como un susurro—, ¿cómo se encuentra?

"—Hestia se encuentra con ella.

"—¡No fue lo que pregunté! —Colocando sus manos en sus cabellos, tomándolos entre sus dedos presionando con fuerza.

"Dando vueltas, una y otra vez; se conservaba la imagen de Metis llorando con unos ojos llenos de miedo y desconcierto, entre ellas, tampoco podía dejar de ver en su cabeza esas violentas imágenes, donde con sus propias manos, tomaba y arrancaba las túnicas de la titánide.

"—Lo sé —respondiendo sin emociones de por medio, Poseidón se incorporaba, extendiendo su brazo hasta alcanzar su tridente que descansaba a un costado—, solo se encuentra un poco alterada. Logramos intervenir a tiempo…

"—…

"El silencio de la caverna se hacía cada vez más pesado, Zeus desviaba la mirada de su hermano, fijándola en una de las paredes de roca sólida del tétrico lugar, mostrando su incredulidad y un ceño bastante arrugado, mirando a la nada.

"—Viendo… que te encuentras mejor, me retiro.

"Con lentos pasos el dios se acercaba cada vez a la entrada de la caverna, dejando que cada una de sus zancadas provocaran un eco que se estrellaban con fuerza en las estrechas paredes cóncavas del lugar. De repente, el lúgubre eco se detenía, dejando un silencio pesado y aplastante; a la par que los pasos de Poseidón se detenían, dejándolo casi a merced de la clara luz del amanecer.

"—¿Notaste que eras un alfa en celo, que fue buscar a una titánide beta? Lo hiciste teniendo a tu alcance a tres omegas… —escuchando su voz, Zeus giraba su mirada hacia su dirección, observando los ondulantes movimientos de los largos y alborotados cabellos de su hermano ensombrecidos por la penumbra—, aunque seamos dioses, es imposible dejar nuestra naturaleza de lado. Por eso, no creo que la buscaste sólo porque sí. Tal vez, ella te interese más de lo que realmente crees".

Una molesta sensación de opresión en el corazón aparecía aplastando su pecho. Metis había logrado salvarse por la intervención de sus hermanos; sin embargo, ahora este incauto dios, había llegado a culminar en esa deplorable situación.

Dentro de los borrosos recuerdos de su celo, sabía y era consciente de lo que buscaba. Su instinto le decía lo que realmente deseaba cada uno de sus sentidos, buscaba su aroma, su cuerpo, su rostro, sus ojos y hasta aquel brillo que siempre sobresalía cuando estaban frente a frente.

Con un movimiento delicado y un tanto desmesurado, sus pasos acortaban el exasperante espacio que lo separaba del lecho, llegando al borde de este; para que, en un movimiento lento y sobrio, inclinaba su cuerpo hacia él, quedando muy cerca de su ser, dejando caer sus largos cabellos en una cascada celeste.

Aspirando con fuerza el dios, podía detectar aquel olor a hierbas que de momento llenaban la habitación. Ver ese hermoso rostro en un estado tan frágil, hacía que su corazón se acelerara, sintiendo como cada parte de su interior gritaba por estar con él y protegerlo; estar a su lado y que ese dios, estuviera junto a él.

Un inesperado cosquilleo nacía en la punta de sus largos dedos, quería tocar otra vez esa piel, quería no solo mirar esos labios ahora lívidos; quería besarlo y chuparlos, morderlos hasta que se hincharan, para que rogaran por más entre gemidos eróticos.

Sería demasiado sencillo, negar lo que había hecho, ya que como le había sucedido con anterioridad, le era muy difícil recordar lo que sucedía en ese tiempo. No obstante, recuerdos seguían dando vueltas una y otra vez, que, era más que real lo que había sucedido.

Ahora no podía mentirse, eso era lo que siempre había deseado. Desde ese primer encuentro, así como se había sentido excitado cuando lo había descubierto mientras follaba con Metis. Ahogando sus pensamientos y ansias de poseerlo y marcar cada parte de su cuerpo; así como junto a su razón y rectitud se había interpuesto, hasta que su instinto lo había reclamado, por fin como suyo.

Un repentino quejido, salía de los labios del dios, Zeus casi de inmediato, se incorporaba por reflejo, y había dejado que sus pies retrocedieran un par de pasos irguiendo automáticamente su espalda, devolviendo sus manos hacia atrás, trataba de mirarlo con naturalidad.

Con un débil temblor, las pestañas de Hypnos iban abriéndose, mostrando el par de orbes dorados que se dejaban ver, mientras se movían de un lado a otro, en un claro intento por entender la situación.

—Me alegro de que hayas despertado… —Quebrando el silencio miraba como el dios se sobresaltaba, moviendo con brusquedad su cuerpo; casi de inmediato, extendía un brazo alargando sus delgados dedos y deteniéndose en el acto, para cerrarla en un puño y haciéndola descender poco a poco—. No te muevas tanto, puedes lastimarte.

Con un movimiento lento, Zeus descendía su extremidad al mismo tiempo que intentaba suavizar su cara, sus ojos claros no hacían más que mirar como el dios giraba la mirada hacia el costado contrario.

Sintiendo como su garganta se secaba, a la vez que un nudo se iba formando en ella. Ese semblante serio y evasivo del dios lo hería, no obstante, no podía pedir que su actitud fuera diferente, lo había forzado y lastimado; aún así lo que más le dolía era saber que él era quién lo había provocado.

—Galena… te dio a beber una infusión mientras te trataba —con titubeo trataba de concentrarse en sus palabras agachando ligeramente la mirada—, te ayudará a sanar tus heridas rápidamente…

"Sólo así, evitaremos la concepción de un hijo…"

Un casi inaudible suspiro se escapaba de los labios del dios ante su pensamiento, al momento que sólo miraba la indiferencia en el semblante de Hypnos; y, en un ligero movimiento, sus pies comenzaron a acortar ese espacio entre los dos, irguiendo su postura, miraba al dios que lentamente volvía su mirada con el ceño fruncido.

—Estoy consciente de cómo se dieron las cosas entre nosotros… —Clavando su mirada en los ojos dorados del dios, que, en un momento inesperado, parecían escudriñar profundamente en su mirada; provocando que esa opresión poco a poco se desvaneciera. Aspirando aire profundamente, Zeus cerraba sus dedos en puños, administrando fuerza en ellos —. Sin embargo, te prometo que te compensaré por lo sucedido. Tomaré la responsabilidad; por eso, quiero y te pido, que partir de ahora, te conviertas en mi amante.

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

[*]Galena: Este nombre en griego significa "sanadora", a su vez que es un término dado a los iniciados en medicina; sin embargo, la aclaración es porque este es un personaje reciclado de otro fanfic (el cual aún no está publicado en esta plataforma, pero pronto lo estará). Originalmente en ese fanfic el nombre era Galeana, pero es básicamente el mismo.

.。:∈-ヽ(・ω・`*)。:∈-ヽ(・ω・`*)。:.。 ✧ ➷ೃ༄*ੈ✩ ✧ ➷ೃ༄*ੈ✩ ✧ ➷ೃ༄*ੈ✩

Holis (✿◡‿◡)

**¿Que les pareció el capítulo del día de hoy? Espero les haya gustado.

**Yo por mi parte estaba muy ansiosa por llegar a este parte, pues estamos en un punto importante, y a partir de aquí se pondrá muy interesante.

**Noticias del fandom:

**No hace mucho, se anunció una imagen donde nos muestra los templos de Artemisa, Apolo y el de Zeus, entre las especulaciones esta que posiblemente tendremos la saga del cielo. Evidentemente esto es una gran noticia, ¡pues tendremos pronto el diseño de los personajes de Apolo y de Zeus! o(〃^▽^〃)o

**Esto evidentemente nos ayudará pues tendremos nuevos personajes, así como material para nuestras historias... yo solo espero que el diseño de Zeus sea parecido a los fan arts en los que me basé para esta y la anterior historia. Si no lo comunique es por mi culpa y mi falta de paciencia para publicar el anterior capítulo (perdón... )

**Por otro lado, espero les haya gustado, espero sus comentarios, sugerencias, quejas, si se me fue algún error que se me haya escapado, mentadas de madre (a mí, a algún personaje, a quien quieran), es su espacio, saben que todos y cada uno de sus comentarios son bienvenidos (❁'◡'❁)

**Si les gusto, dejen su estrellita, se los agradecería mucho

**Espero les guste cómo va la historia y espero verlos hasta el final :3

**Los leo en el siguiente capitulo,

Bye, bye o(* ̄▽ ̄*)ブ