"La vida es la flor de la que el amor es la miel"

CAPITULO VII:

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Ya estaban fuera. La noche había caído por completo. Fácilmente podrían ser las once.

Kerry sostenía a Harry mientras que este casi colgaba de su hombro con las mejillas rojas y los ojos vidriosos.

Luego del problemilla "Malfoy", Kerry había cambiado de tema y finalmente pagado la cuenta para acto seguido enfilarse a la entrada del local.

A pesar de todo, su compañero tenía un semblante mucho más relajado. Ojalá y deje de portarse como un rarito de ahora en adelante, pensó el ojicastaño.

Kerry trató de avanzar por la estrecha berma sin dar tumbos, cosa difícil con un corpulento pelinegro casi totalmente recargado sobre él.

Una suave voz llamó su atención.

—¿Kerry? ¿Harry?

Con esfuerzo dobló el cuello a su izquierda. Harry lo imitó, torpe.

Era Neville, pero no estaba solo. Esta vez Nott estaba a su lado, alzando una ceja mientras les dedicaba una mirada difícil de descifrar.

Kerry cabeceó a modo de saludo.

—Hola chicos. No sabía que suelen pasar por aquí.

El slytherin negó

—Solo Neville, yo no frecuento estos locales muggles.

Theo miro por sobre el hombro de ambos. El bar lucía acogedor y cálido. Parecía el lugar perfecto para arrinconar a su gryffindor favorito y hacerle indecencias en la oscuridad. Tomó nota.

Neville soltó una risita antes de dirigirse a Harry.

—Haz estado tan ocupado desde la última vez que conversamos que no me atreví a importunarte. Ya que estamos, te inscribí en el gym que te recomendé aquella vez. Tu plaza ha sido separada desde hace algunos días, solo debes acercarte y pagar la membresía. Es muy bueno, te gustará.

Harry arrugó la frente escarbando en sus recuerdos. Ah sí, se habían cruzado en el ascensor y entre una y otra cosa, le había terminado contando que no tenía con que entrenar en casa y no quería ocupar la única habitación para invitados, ahora libre de chucherías.

Neville se había ofrecido a inscribirlo en el gym que solía frecuentar. Tendría descuento especial de temporada y todo. No dudo en aceptar gustoso.

Luego de eso, había hundido su frenética nariz en los tediosos informes y se le había pasado por completo.

—Gracias Nev ¿Puedo ir desde ya?

—Pues sí. Es una pena que yo no renueve mi inscripción. Estoy organizando mi nuevo horario, ya sabes, el herbolario no se atiende solo.

—¿No necesitas una mano? Puedo separar algo de tiempo para ayudarte si es necesario.

—No gracias—Theo se metió—Yo lo ayudare con eso.

Neville lo miró interrogante.

—No me habías comentado nada.

—Claro que si ¿No te acuerdas?

Neville lo escruto confuso, estaba seguro de no haber recibido ningún ofrecimiento de ese tipo de parte de Theo.

—No, dijiste que estabas saturado con el departamento de Misterios.

Theo negó lentamente.

—Siempre tengo tiempo para ti. A veces te pones tan ebrio que ya no recuerdas lo que conversamos—Alzó una mano para acariciar el suave mentón del gryffindor—Para ti siempre tendré tiempo.

—Pero cuando te lo conté no estábamos toman-

Theo se inclinó y dejo un pico.

—Si estábamos, amor.

Kerry y Harry miraron estupefactos cómo la cara de su tierno colega se tornaba de un intenso carmesí.

El shock de ver a Neville asediado por el mas frígido de todo el ministerio, era superado por la novedad de descubrir que Nott sabía poner otra expresión que no sea aburrimiento o asco. Hasta sonreía con los ojos.

Era escalofriante.

—Eh...Nosotros ya nos vamos.

—C-claro, nos vemos—Neville agitó una mano, aún sonrosado y con medio cuerpo de Nott casi encima de él.

—Err...Hasta luego Nev.

Se apresuraron en darle la espalda a la parejita. Harry sintió que la borrachera se le había pasado de golpe.

Se dejó guiar por Kerry, aun alucinando con lo que acababa de presenciar. Hablaba con Neville seguido y nunca había visto esa faceta de él. Por otro lado, con Nott jamás cruzaba palabra. No sabía que decir al respecto.

Kerry le robo las palabras de la boca.

—Es de locos ver a Nott haciendo eso.

—Confirmo.

Se internaron en un pasaje oscuro y discreto. Harry advirtió a Kerry asegurando su brazo y al segundo siguiente se aparecieron en la puerta de su casa.

Invitó a su pelirrojo amigo a quedarse. Este aceptó en el acto.

—Necesito una cama, ya mismo.

No les vendría mal tirarse una merecida siesta antes de salir disparados, como cada mañana, al ministerio. Tenían poco menos de seis horas.

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A Theodore Nott, pocas cosas que no tuvieran que ver con su trabajo, lo entusiasmaban. Si hace un año le hubieran dicho que meter sus narices en la vida del héroe que vivió sería una de ellas, no por los motivos que se podrían suponer, habría bufado despectivamente.

Era increíble como sus prioridades habían cambiado en casi un año.

Mírenlo ahora, sabía tantas cosas de Potter como cualquiera de sus amiguitos, y eso, sin dirigirle más que unas cuantas miradas a la hora del almuerzo.

Y todo era culpa de Blaise.

Eso no habría sucedido si este no le hubiera casi obligado a investigar a Potter a fondo. Todo por su adorado y estúpido rubio. Por último, también era culpa de Draco.

¿Qué culpa tenía el que el último de los Malfoy sea imbécil?

"Eres el único que se codea con los perdedores del ministerio" "No te cuesta nada averiguar si al miope le gustan los tíos." "Draco está muy mal. La última vez vomitó sobre un tipo y llamo a Potter. Me lo tuve que llevar" " Cada que salimos, acaba hablando de él y llorando"

"Me interesa un carajo" había respondido Theo a Blaise al inicio.

Había ignorado sus peticiones hasta que un día se cruzó con Longbottom en un ascensor del Ministerio de magia. Ambos bajaban hasta los interrogatorios del sótano cuando el mecanismo se detuvo.

Theo había intentado ignorar al otro por todos los medios. Sin embargo, luego de una hora estancados, se le hizo imposible no responder a los intentos de conversación del gryffindor. Soltó monosílabos, luego algunas secas frases. Al cabo de un rato, Longbottom había casualmente soltado que Kerry y Harry estaban buscando un barrio muggle para que el segundo se mude.

Su cerebro había dorado la frase varias veces antes de responder con un "Yo sé de un buen lugar".

El resto fluyó solo: Pronto se dio cuenta que Longbottom interactuaba regularmente con Potter y su pelirrojo compañero. Con el pasar de los meses, logró sacarle mucha información con sutiles preguntas, desde su horario hasta el punto que le gustaba la carne asada.

Conforme se enteraba, iba pasando a Blaise los chismes más jugosos y calientes. Incluyendo los casuales escarceos de Potter con los de su mismo sexo (Neville lo había escuchado de Kerry y acabó soltando detalles en medio de copas).

A la par, encargarse de que la cacatúa chismosa de Mclaggen esparciera rumores que no le competían, fue bastante fácil. Solo tenía que soltar un casual comentario y este se encargaría que Potter estuviera bien enterado.

Entre cosa y cosa, un día se dio cuenta que Cormac empezaba a mirar con buenos ojos a Neville. No le gustó nada la manera que eso le hizo sentir, y esa desazón fue el motivo principal de que terminara acosando más de lo normal a Longbottom. Mucho, pero mucho más que antes.

Quería asegurarse que nadie más acaparaba la atención del gryffindor.

Si le preguntaran como había caído por el este al punto de estar a punto de proponerle una relación amorosa, Theodore Nott diría que no estaba seguro. Al fin y al cabo, había sido quien más había subestimado, y hasta despreciado, en Hogwarts,

Había sucedido inadvertida y paulatinamente.

Luego del inicial encuentro en el ascensor, había dado esporádicas visitas al despacho del gryffindor (forzado por Blaise). Lo uno llevo a lo otro, como compartir el almuerzo en el tercer piso o quedar a la salida para beber un trago. Con el pasar de los días, Theo había terminado mirando más de lo normal la manera en que Neville fruncía los labios al escribir un pergamino o la forma que tomaban sus mejillas cuando sonreía.

Cuando menos se dio cuenta, un día había terminado acorralando a Longbottom contra su escritorio y corriéndose en sus propios calzoncillos al oírlo gemir su nombre en medio de una mamada.

La satisfacción de confirmar que Cormac no tenía ni una sola oportunidad con Longbottom fue tan grande, que esa noche durmió como un bebe.

Él no era idiota como sus amigos. Sabía que estaba hasta el codo por el gryffindor y le chupaba un testículo si le disgustaba al resto del mundo o no. Él quería que sea suyo y lo sería. Punto.

La sensación que calentaba su pecho y se alimentaba continuamente por sonrisas amables y discretas miradas apreciativas de parte de Longbottom cuando creía que no se daba cuenta, lo hacían vivir al rojo vivo. Valía totalmente la pena.

Sin embargo, que estuviera enamorado hasta su mano, no tenía nada que ver con que sea un slytherin redomado. Así que no dejaba de sacarle todo el jugo a su querido bocazas.

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Nott ingreso a la cafetería y dio una escaneada rápida. Vio a Blaise en un rincón esperándolo con su taza ya servida. Se encaminó a su mesa.

—Hey Notti.

Theo sujeto su taza y aspiró gustoso el olor de la cafeína pura.

—Potter irá hoy. Si Malfoy lo arruina se va contigo a la mierda.

—Eso no pasará.

—Al final tuviste razón, piensa que Draco y tu tienen algo—Reprimió una sonrisa— Y eso no le gusta nada. Fue divertido ver su cara de idiota cuando Mclaggen lo grito a cuatro vientos.

Blaise carcajeó mañoso.

—Siempre tengo razón. ¿Dijo algo?

—Nada. ¿Qué va a decir? Solo se retiró antes de asesinarme con la mirada. Mclaggen hace de buen idiota.

—Odio a ese imbécil.

—Yo también, pero me es útil.

—En fin.

—Tengo los minutos justos antes de-

—¿Cogerte a Longbottom?

—No, idiota. Tengo una reunión con la división de Legeremantes esta tarde.

—Se está poniendo de moda eso de coger con un gryffindor. ¿Dónde conseguiré el mío?

—En mi trasero. Me largo.

—Suerte.

Nott blanqueó los ojos y se levantó luego de vaciar su taza. A mal paso darle prisa.

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