"Este sentimiento debe morir aquí"

CAPITULO X:

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Silencio.

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—Dijiste que lo piense bien—Hoffman asomo la lengua rosada entre sus labios—Esa es mi única exigencia...es lo único que pienso todos los días. Cuando estas frente a mí. Y cuando no, también...

Kerry detallo el hambre visceral con la que el hombre enfocaba al auror. Se veía intimidante a pesar de tener las muñecas apresadas por los grilletes. Tragó saliva admirado por la firme postura de Harry, quien seguía bien plantado, y su aparente aplomo.

—Olvídalo. No habrá trato—Harry se volteó dispuesto a salir del sofocante ambiente. Se topó a su espalda con el rostro de Kerry, que negó lentamente con la cabeza, sus castaños ojos lo plantaron en su sitio.

—¿Esta Seguro? —Hoffman se inclinó sobre su silla—Soy consciente de la información que necesitan...me comprometo a decir todo.

Harry apretó los puños cuando Kerry sonrió débilmente, incitándolo a rotar sobre sus pies.

Lo hizo.

—¿Que garantías tenemos?

—Haré el ritual para acceder a la base...contigo presente. O con los inútiles del otro departamento, si así lo deseas.

Harry analizó el rostro del rubio. Estaba casi al borde del asiento, impedido solo por los grilletes de, aparentemente, saltarle encima.

—Sé que me pudriré en Azkaban hasta el final de mis días luego que ustedes obtengan lo que quieren—Ensancho sus lindos y azules ojos—Tu eres mi último deseo.

La forma de estos era casi igual a los de Malfoy, y eso inconscientemente, lo estaba hipnotizando.

Que las facciones del antipático slytherin estuvieran grabadas a fuego en su memoria era algo que Harry no se detuvo a reflexionar.

—Lo diré todo, es una promesa—Insistió el rubio suavemente.

Harry distinguió una nueva emoción en la mirada contraria. Por primera vez desde que lo había capturado, el hombre estaba casi suplicando.

—Es un trato—Harry torció el cuello hacia Kerry. El pelirrojo se había adelantado—Pero primero dinos-

—Oh no—Lo cortó Hoffman—Primero me darán lo que quiero. O se pueden ir como llegaron.

—Nosotros ponemos las condiciones—Ladró Harry enfurecido.

—No—Hoffman perdió la sonrisa y su mirada se volvió de piedra—Las pongo yo. Si pudieran entrar a mi mente, no estarían ustedes aquí.

Harry se mordió la lengua mientras Kerry palmeaba su brazo, alentándolo a seguir.

Suspiró.

Ya estaba, confiaba en que Kerry no se echaría para atrás.

—Te recuerdo que pudrirte en Azkaban no es el peor destino que podrías tener—Harry se inclinó sobre el hombre, quien correspondió ansioso sobre sus posaderas—Es un trato—susurró.

El rubio aspiro de su aliento cerrando los ojos y gimiendo sonoramente.

EL ojiverde giró bruscamente y abandono la estancia antes que Kerry. No quería que notara del rubor que estaba coloreando sus mejillas. El recuerdo del slytherin gimiendo sobre su cuerpo en medio de la oscuridad lo había asaltado de repente.

Se preguntó internamente si realmente podría algún día borrar el recuerdo de aquella lejana noche.

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Un Draco más calmado y animado que la noche anterior se encontraba desayunando frente a Blaise. El italiano había logrado calmar sus revoluciones luego del cómplice abrazo e invitado a cenar de una buena vez.

Ahora, ya casi a media mañana, el rubio se encontraba tecleando el nuevo celular que Blaise le había conseguido (por centésima vez) frente a sus frías hojuelas de avena. Sus pozos grises brillaban con interés frente a lo que sea que mostraba la pantallita.

—¿No se te hace tarde?

—Hoy me toca medio turno—Draco se relamió la boca cuando la imagen de un pene lleno toda la pantalla. Claude sabía cómo subirle los ánimos por las mañanas. Sonó un leve ring y abrió el nuevo mensaje. Elevó una ceja, incrédula.

"Compre dos entradas para el cine, hoy nos toca la última función"

¿Se podía ser más cursi? ¿era en serio? Respondió en el acto.

Luego de su dramático berrinche y una merecida cena, Draco se había encerrado en su habitación dispuesto a alejar todo pensamiento paranoico de su cabeza, y qué mejor manera de hacerlo que enfrascarse en conversaciones nocturnas con su nuevo galán.

Su bandeja había estado repleta de mensajes: "Acabo de llegar a casa y ya te estoy extrañando" "Compre pasta italiana para cenar porque me hace recordar a ti, tengo presente lo mucho que te gusta" "¿Amor? ¿Ya llegas a casa? ""Mira lo duro que me pongo recordando lo que hicimos ayer"

No tenía que levantarse temprano por lo que se quedó despierto hasta las tres manipulando el novedoso aparatito.

—Es una pena que Potter no se haya metido contigo—Blaise lo trajo de vuelta—Si no te hizo nada, entonces no tengo que romperle la cara.

Soltó un fingido suspiro de aflicción. Fingido, porque de eso nada, estaba realmente aliviado de que las cosas no hayan escalado de nivel o que al rubio se le hayan cruzado los cables ganándose así una detención por parte de auror.

—Tener su entrometida nariz cerca lo arruina todo—Draco torció la boca repentinamente recordando.

—Relájate. No veo porque pones esa cara. Antes hubieras dado cualquier cosa por tenerlo cerca—Draco le dirigió una mirada mortal. Se encogió de hombros—¿De qué manera él podría afectar tu trabajo?

—Odio sus preguntas estúpidas—el rubio regreso la vista a su cuenco de avena guardando el aparatito en su bolsillo.

—Simplemente ignóralo. El también tendrá que hacerlo.

—Eso hice.

—Me alegra saber que te has movido hacia adelante.

"Si supieras" pensó Draco mientras su mente traidora regresaba a lo que le había hecho a su pobre colega.

—Por otro lado. Dime: ¿Es serio?

—¿Serio? —Draco parpadeó desorientado.

—La relación que tienes con ese muggle. ¿Es algo serio?

Draco meditó unos segundos. Aunque salía con Claude, y no había dejado que otro hombre lo hiciera morder la almohada, no había dejado de lado su vieja costumbre de frotarse en los baños con cualquier tipo ardiente, O recibir fugaces mamadas en los baños de su centro laboral.

—No lo sé aún.

—Podrías considerarlo. Nunca te había visto tan alegre como hasta, bueno, ayer.

—Tal vez...

—Ya me contarás—Blaise se acercó al rubio para depositar un beso en su nuca rubia

—¿A dónde vas? —Draco lo miró inquisidor.

Blaise le dedicó una mirada extrañada.

—Tengo una reunión con un cliente.

—¿Hoy Domingo?

—¿Por qué no? Son tipos ocupados, ellos proponen y yo acepto—Negó con la cabeza—¿Sigues con esas locas ideas?

No pudo responder porque el italiano huyo del lugar. Cuando la puerta se cerró Draco se quedó analizando las palabras de su amigo.

Algo serio con Claude ¿Por qué no intentarlo? Nunca se había atrevido. Tal vez no se lo merecía, tomando en cuenta su oscuro pasado, pero si se le había presentado tal personalidad...

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—El realmente quiere follarte. Es aterrador su interés hacia ti—Kerry estaba sentado a su lado en la mesa del comedor.

Harry estrechó las cejas contrariado.

—Aún podemos abortar

—De ninguna manera. Saldrá bien, tranquilo.

Harry blanqueó los ojos. Su amigo seguía convencido de ello y no pensaba rebatirlo más de dos veces.

Kerry relamió sus labios mientras veía a Cormac Mclaggen ingresar al comedor con el rostro completamente vendado, a excepción de dos aberturas donde asomaban sus ojos.

Harry lo imitó estupefacto.

—¡Que pinta! —Harry asintió. No le agradaba realmente, pero las cuencas enrojecidas que se asomaban de las vendas lo hicieron compadecerlo un poco.

—Bien—Kingsley le había pedido que sea divergente con sus métodos. Pues, estaba servido, aunque nunca se enteraría que el condenado tendría ardiente sexo con un falso Harry a cambio de soltar la sopa—Te aparecerás con él en el Radisson. Ya reservé.

Kerry regresó toda su atención a Harry, ansioso.

Mantendrían los grilletes en sus muñecas, estas suprimían cualquier emisión de magia. Eran aurores, era suficiente para tenerlo a raya. Inmediatamente después del acto consumado (Kerry estaba seguro de poder hacerlo en una hora, como máximo), Harry con un buen aplicado glamour y rondando cerca del hotel, recibiría la señal del pelirrojo y se dirigiría al punto para llevarse al rubio junto con su colega.

Kerry le había pedido que no lo deje solo (cosa que Harry no había pensado hacer en ningún momento) ya que el de poderes excepcionales era el ojiverde, no él.

Una vez de vuelta en la celda, notificarían a Kingsley que Hoffman estaba listo para declarar y realizar el ritual de magia negra para que así pudieran por fin ingresar a jodida base, Incautar todo, derivar el archivo a Departamento de Análisis, procesar a Hoffman (todos los otros cómplices ya habían caído) y cerrar el caso de una vez.

Sonaba fácil, y aunque Harry no estaba del todo convencido de que sea la mejor manera de proceder, esperaba que lo fuera. Había hecho cosas más arriesgadas y confiaba lo suficiente en Kerry como para aceptar su propuesta.

Y si el rubio no cumplía su palabra y terminaba burlándose en sus caras, bien podía personalmente mutilarlo un poco por hacerles perder el tiempo.

—Acabando iré por la poción multijugos—Harry detuvo su vaso a medio camino cuando Nott, enfundado en su uniforme de inefable, lo miró directamente unos segundos antes de desviarse hacia la mesa de Mclaggen.

Kerry y Harry cruzaron una mirada cuando Cormac saltó de su asiento y huyó despavorido una vez que Nott aplastó su trasero en la silla contigua.

Harry no era cotilla, por lo que decidió ignorar lo que sea que se tejía entre esos dos. Mas importante era estar preparados para lo que ocurriría esa noche.

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Draco no se sorprendió de no ver a Ángela durante el turno. Se hizo el sordo en las duchas, cuando le preguntaron su opinión sobre el hecho que Ángela haya cambiado de sede luego de cinco años de servicio, y dejó que la culpa resbalase hasta la rendija de la loza, junto con el jabón sobre su piel.

Algo que lo hizo indignarse consigo mismo, fue que no había entrado en ánimos de recibir arrumacos en los baños. Había sido acorralado dos veces, pero a pesar de restregarse contra otro cuerpo, no había podido entrar a tono.

Que no apareciera el auror fue algo que tampoco lo hizo sentir en calma como pensó que pasaría. No había podido evitar ser consciente de ese hecho todo el puto día y había volteado la cabeza estúpidamente hacia recepción cada vez que la barra de seguridad había activado los accesos.

Tal vez si había querido verlo, ahora que no había ninguna fémina intentando seducirlo.

Quiso estrellar su frente contra la dura puerta de emergencia cuando se hizo consciente de lo que su cabeza estaba sacando a colación. Ya estaba con el cuerpo fuera y había cerrado todo.

—¿Amor?

Sorprendido, giró sobre su sitio para saludar a su pareja, quien lo había estado esperando en la berma. Había olvidado que irían al cine esa noche.

—Hola Claude.

El hombre se abalanzo sobre el para succionar su alma por la boca. Draco correspondió intentando no ahogarse en el proceso. Le gustaba más la manera que lo follaba, sus besos a veces lo asfixiaban, literalmente hablando.

—Vamos, el taxi está esperando.

Siguió al moreno hacia el taxi que los esperaba aparcado a un lado de la pista. Subieron y el rubio puso todo su esfuerzo en involucrarse en el alegre parloteo de Claude. Fingió interés cuando le mostro las entradas, se rio de sus chistes tontos y no movió los ojos de la pantalla gigante durante toda la película.

Cuando salieron del lugar, estaba más callado de lo habitual y el pop-corn quería regresar por su tráquea. Espero que el otro no lo notara.

Le preocupaba que estuviera sintiendo de nuevo esos síntomas con los que había luchado duramente todo el tiempo que fue vecino del ojiverde. Su atracción hacia otros especímenes había decaído por completo y no había podido tener erecciones como Merlín mandaba en cada encuentro sexual.

Todo había sido muy frustrante, no quería que se vuelva a repetir.

—Mira amor, hay muchos restaurantes aquí. ¿Probamos algo nuevo? ¿Comida mexicana o peruana? ¿O de la India?

No, él quería follar urgentemente. Quería comprobar que aún podía excitarse con la imagen de otro hombre que no fuera Potter y su dotado cuerpo.

—Tengo algo mejor en mente—Draco paso sus brazos por el cuello del moreno que correspondió de inmediato, estrechando su cintura. Siseó roncamente en la roja oreja de Claude—Quiero que claves tu polla en mi culo lo más pronto posible.

—T-tus deseos son ordenes—Respondió temblando el otro.

Recibió una lamida en la oreja, esa zona que a Draco solía encenderlo de inmediato, y se mortificó cuando su pene permaneció inerte.

Jaloneo del brazo a Claude hasta la entrada del hotel más cercano. Ya habiendo hecho el registro, al moreno se le cayeron las llaves dos veces mientras subían a trompicones las escaleras. Se enzarzaron en un intenso intercambio de saliva todo el tiempo que duró llegar a la habitación destinada del último piso.

Para cuando alcanzaron la puerta quinientos dos, ubicada frente a otra que de seguro era una habitación similar, el moreno tenía los pantalones por la rodilla y había empotrado a Draco contra la madera a la vez que intentaba introducir la llave por el agujerito.

Tarea difícil, pero no imposible, no estaba dispuesto a abandonar el cuello del mas pálido.

Draco apretó los dientes y ladeó el rostro angustiado. ¡Por las barbas de Merlín! ¡No se le paraba!

Claude estaba tan concentrado en devorar cada superficie de la piel de Draco, que no se percató cuando este dejó ir todo el aire de repente y parpadeó confundido en dirección a la habitación contraria, donde dos personas se habían aparecido justo en medio de la oscuridad.

El rubio entrecerró los ojos a distancia sintiendo su piel erizarse, estaba a punto de hiperventilar. Una de las figuras era más alta e iba cubierta por una capucha que tapaba su rostro, ahora inclinado en dirección al suelo. Dos mechones rubios asomaban bajo la tela, casi brillando a distancia. La otra, sin embargo, la reconocería en cualquier lado, no solo por su parada o el cabello negro disparado en todas direcciones. Sino su trabajado cuerpo bajo la túnica de auror.

Potter.

Era Potter acompañado de, estaba muy seguro, un hombre rubio.

Vio a Potter abrir la puerta apresurado e ingresar primero, el rezagado aprovechó los últimos segundos antes de entrar, para levantar su rostro en su dirección y sonreír torcidamente.

La puerta se cerró tras la figura, y fue ahí que Draco sufrió un mini ataque de nervios, la sangre de sus venas se disparó y su pecho se cerró de la impresión.

Claude se detuvo cuando sintió a su pareja boquear por aire.

—¡Amor! ¿Estás bien? —Se separó un poco para sostener a Draco—¿Te sientes mal? ¡Te llevaré al hospital!

—¡No! E-estoy bien—Draco boqueó por aire intentando asimilar que alguien igual a él acababa de ingresar con, nada menos que Potter, a la habitación contigua—S-solo necesito sentarme.

Se apartó de la puerta mientras Claude finalmente introducía la llave y lo invitaba a pasar. Draco se desplomó sobre la cama mientras Claude se dirigía al mini bar y buscaba una botella de agua.

No lo había imaginado. ¿Quién era esa persona? ¿Iba a follar con Potter? Se enderezó al borde de la cama y aceptó la botella como un autómata, pero su mente regresaba una y otra vez a la habitación contigua.

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—Échate sobre la cama—Kerry intentó sonar y verse autoritario mientras se plantaba al costado de Hoffman, ahora sentado al borde del colchón y con las muñecas apresadas—Levanta las muñecas sobre la cabeza, donde pueda verlas.

—Quiero abrir tu culo con mis manos y pasar mi lengua—La expresión neutra de Hoffman estaba poniendo a Kerry un poco nervioso.

¿Con sus manos? Ni en sueños.

—No liberaré tus manos.

—Quiero follarte—Insistió Hoffman aun sin moverse y mirando sus muñecas—Y escucharte gemir mi nombre.

El falso Harry bizqueó abochornado frente al rubio. Kerry no iba a negarlo, el rubio era ardiente, aún sin estar acicalado, pero no se dejaría engatusar. Estaba corriendo el tiempo.

Se desabrochó el pantalón.

—Dejaré que me folles—Hoffman subió los ojos lentamente, serpenteo la mirada sobre el cuerpo del falso Harry, lo escaneó de pies a cabeza—Es parte del trato, así que elige. Te monto, así como estas, o vas a echarte en la cama.

—Sería más cómodo si voy arriba y tu muerdes las sabanas. Quiero mirar desde arriba tu culo maravilloso y hundir mi nariz en tu agujero antes de lamerlo.

El pene de Kerry sufrió un espasmo. Merlín, se estaba poniendo caliente solo de oírlo. El si era gay, muy gay, y se le estaba haciendo tremendamente difícil mantenerse estoico.

—N-No me hagas perder el tiempo—Chasqueó la lengua irritado y sonrojado.

Tiro de los pantalones y cayeron al suelo. Hoffman estaba ahora completamente hipnotizado mirando la entrepierna del falso Harry, apresada bajo el bóxer.

—Me echaré—Hoffman se acomodó sobre su espalda y estiro su cuerpo cuan largo era sobre la superficie—Siéntate en mi cara.

Kerry se mordió la lengua. Siempre le había parecido que Hoffman era intimidante, pero lindo y en un inicio no pensó que fuera a encenderse tanto con el rubio ni que se sentiría culpable de hacer guarradas con el cuerpo de su colega.

Pidió perdón internamente a Harry por lo que iba a hacer a continuación.

—B-bien—Se tronó el cuello nervioso—No te muevas.

Se desabotono la túnica y la camisa. Tiró de su ropa interior también. Ya completamente desnudo, subió al colchón y avanzo dos pasos, cuando su trasero quedo a la altura del rubio, se sentó lentamente.

—Si...—Los ojos de Hoffman brillaban mientras Kerry descendía paulatinamente, la abertura entre sus nalgas quedaría a la altura de sus labios—Así quería tenerte...

Kerry gimió cuando doblo completamente las rodillas y su entrada finalmente rozo la boca del rubio, quien asomo su lengua y mojó la rugosidad ávidamente. El aire agitado que salió por las fosas nasales rozo sus testículos, haciendo que la cabeza de Kerry de muchas vueltas. La excitación lo estaba mareando.

Quien también estaba mareado, era Draco Malfoy, quien, alterado y muerto de curiosidad, había abandonado el cuerpo inconsciente de Claude en la otra habitación y aplicado un hechizo de transparencia en la puerta. Su cuerpo no respondía mientras miraba con ojos desorbitados aun falso Harry aplastar su culo sobre el rostro de una copia suya.

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XD Se cumplió tu sueño, Hoffman.