"Ahora te llevo en la piel"

CAPITULO XI:

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Luego de algunos segundos, Kerry decidió que estaba lo suficientemente húmedo como para auto penetrarse.

Temblando y con la sangre galopando en sus venas, se levantó lentamente.

En respuesta Hoffman gimió inconforme.

—No te levantes aun—Reclamó ronco, pero Kerry ya se había incorporado.

Hoffman, sonrojado y con las muñecas reposando sobre su pelvis, se relamió la boca suspirando extasiado, como si acabara de lamer el dulce más delicioso que hubiera probado en su vida.

—No hay tiempo para juegos—Kerry lo ignoró y gateo hasta llegar a su cadera.

—No sabes cuantas veces he soñado con esto mientras te parabas frente a mí.

El pelirrojo se apresuró en desvestir la parte inferior del pálido cuerpo. Cuando deslizó la ropa interior, la prominente erección casi lo abofetea. Alejó su rostro unos centímetros, turbado. La tenia grande.

—Tu agujero sabe delicioso, Harry—Llegó hasta él la melodiosa y ronca voz.

Lo maldijo por tener una boca tan sucia.

Hoffman desplazó sus aprisionadas muñecas un poco más arriba, a la altura del ombligo, con el propósito de dejar su cadera y sexo a disposición del auror.

Kerry procedió a posicionarse ahí mismo, pero se detuvo cuando el rubio elevó inesperadamente su cabeza para suplicar.

—¿Podrías acercarte? Quiero ver tu rostro mientras te sientas sobre mí.

—¿Y tú podrías dejar de ser tan demandante? No estoy para cumplir tus fetiches. Es solo sexo.

Draco estaba petrificado desde el otro lado de la puerta. Era como ver una desquiciada película donde otra versión suya consumaba sus propios oscuros y más recónditos deseos.

Él debajo de Potter, los dos sobrios y dispuestos.

Podridos celos comenzaron a carcomer su sistema, desplazando el escandalo inicial cuando se percató que Potter iba a coger con un condenado.

Los grilletes contrastaban contra las pálidas muñecas del tipo.

Entonces el gryffindor era gay ¿Cuantos habrían vivido la misma experiencia? ¿Solía hacer eso con todos los que capturaba?

—Por favor—Imploró Hoffman con voz grave—He soñado con esto por mucho tiempo. Te deseo demasiado...

—Merlín ¡Cállate! —Respondió Kerry.

Sin embargo, caviló unos segundos antes de abrir más las piernas y se alinearse completamente sobre el pene erecto. Suspiró inclinándose hacia adelante, haciendo que su torso cubra el contrario, y reposo sus brazos a ambos lados del rostro de Hoffman.

Quedo suspendido a pocos centímetros de la respingona nariz.

Sus miradas se encontraron, y entonces, los ojos de Hoffman brillaron de manera extraña.

El pelirrojo se percató en el acto que algo raro acababa de pasar, porque una vez conectados, ya no podía apartar la mirada de las cuencas contrarias. Intentó pestañear, pero sus parpados no respondieron, ninguna parte de su cuerpo en realidad.

Crudo pavor serpenteo desde la base de su columna hasta su nuca.

No podía hacer otra cosa aparte de congelarse en su sitio.

La pupila de Hoffman se dilató, a tal punto, que casi desplazó por completo el iris. Ahora, en vez de azules lagunas, había dos pozos negros muy profundos.

Dos pozos sin fin.

Kerry fue succionado por aquellos túneles al segundo siguiente. La sensación que lo invadió se pareció mucho a ser absorbido por un pensadero. A continuación, veloces imágenes nublaron su vista y su cabeza comenzó a estallar de dolor.

Un dolor insoportable.

Eran como puñales perforando su cráneo desde diferentes puntos mientras sus propios recuerdos se abrían paso a la velocidad de la luz.

Hoffman torció una sonrisa luego de echar un vistazo a la mente de Kerry. El control mental era un talento natural que había perfeccionado hasta casi la exageración, ahora le era tan fácil como respirar o hablar. No conocía a ningún mago capaz de ganarle en eso.

Sin embargo, era lo único que podía hacer con los grilletes sobre él todo el tiempo.

—Supuse que no eras tú—Susurró muy bajo.

Empujó el cuerpo tembloroso haciéndolo caer fuera de la cama, los lentes del falso Harry se perdieron en el proceso.

Al cortar la conexión, el auror podría mover su cuerpo, pero demoraría en salir del pozo negro al que había sido inducido.

Un lastimero quejido inundo la habitación.

—Sabía que no querrías complacerme—Hoffman se levantó y se acercó al auror desnudo, que intentaba levantarse enterrando los dedos en la alfombra. —Así que he decidido tomar cartas en el asunto.

Ahora que sabía que era un impostor y que habían intentado timarlo, Hoffman quería castigarlo un poco. Se divertiría por última vez, antes de abandonar el lugar. Nunca volvería a presentarse otra oportunidad de follar el culo de Harry Potter, falso o no.

Nunca.

—¡Nngh! —Kerry meneó su cabeza adolorido mientras su cuerpo se sacudía incontroladamente, sus brazos de doblaron incapaces de sostener su propio peso.

—¡Shhh! No te haré nada malo—Dijo Hoffman burlón. Se arrodillo entre las piernas de Kerry y empujó hacia los lados con sus rodillas, exponiendo su agujero. Ahora podría penetrarlo a gusto—Intentaré no ser rudo. Lo disfrutaras también, lo prometo.

En ese instante, una explosión hizo que la puerta se saliera de sus goznes. Hoffman se levantó semidesnudo para encontrarse con Draco Malfoy apuntándolo con una varita.

Entrecerró los ojos irritado por la intromisión. No había esperado que Malfoy tuviera una cuando lo vio siendo arrinconado por un muggle ahí afuera. Que bajo había caído el único retoño de Lucius. Hubiera querido burlarse, pero fue imposible estando resguardado por un auror, en su lugar había sonreído burlonamente.

Nunca olvidaría que el patriarca se había pavoneado frente a él, llamándolo ser inferior, algunos años atrás. Ahora estaba muerto y su hijo era menos que un elfo doméstico o él mismo, un futuro fugitivo, tan pronto abandone el lugar.

Dio un paso adelante.

—¡No te muevas! —Bramó Draco con el corazón galopando.

—No me conoces, pero yo a ti sí. Juntos podríamos-

—¡Cierra la puta boca! —Hoffman la cerró en el acto.

A Draco le desagradaba el aura pesada que ese hombre desprendía: Le traía horribles recuerdos de lo que se había sentido convivir con Fenrir Greyback o el mismo Señor Oscuro.

—¡Incarcerous!

Hoffman salió despedido contra la pared lateral. Su cuerpo reboto dos veces contra el suelo antes de quedar cubierto por gruesas cuerdas mágicas que se enroscaron desde su cabeza hasta la punta de sus pies. Solo su nariz quedo visible.

Un gemido llamó la atención del slytherin.

Draco se acercó al auror y se hinco a su lado con los nervios a flor de piel, sin dejar de apuntar a Hoffman en todo momento.

—Potter, espabila—Con el brazo libre, apoyó la espalda del moreno en su muslo, pasó un brazo por el reverso de su cuello y palmeó su mejilla. El falso Harry cerraba los ojos, sudando copiosamente—Vamos, mírame.

—¿M-Malfoy? —El falso Harry abrió por fin los ojos y lo miró confundido.

—¿Cómo puedes ser tan idiota? ¿Te llamas a ti mismo "auror"? —Estalló Draco sin dejar de escudriñar las esmeraldas—¿Cómo se te ocurre mirarlo a los ojos?

Estaba seguro que el legeremante había penetrado la mente del pelinegro cuando lo tuvo en frente y violado sus defensas de manera agresiva. Una vez dentro, podría haberle causado daños irreversibles.

Una gota de sudor resbalo por su patilla cuando el moreno se desmayó en su regazo como respuesta.

Draco desvió la mirada hacia el cuerpo amordazado.

—Cabrón…—Su pecho se apretó recordando a Potter defendiéndolo en el bar.

Así era el, todo santurrón, actuando como un héroe con todo el mundo.

Hasta con él.

Levanto el cuerpo del falso Harry con ambos brazos y lo deposito con sumo cuidado sobre la cama. Recogió las gafas y las coloco en su nariz para luego cubrirlo con la sabana.

Se acercó al hombre en el suelo.

¿Por qué se veía como él? ¿Desde cuándo se acostaba con Potter?

—Veamos—Se agachó a su lado. Agitó la varita y las cuerdas que cubrían los ojos desaparecieron—Quién eres...y qué relación tienes con Potter...

Habiendo sido criado y entrenado por la mujer que pudo proteger sus barreras del mismo Voldemort, sacarle todo lo que quería, sería como robarle un dulce a un niño.

Draco colocó la varita a la altura de la frente. Los azules ojos relampaguearon furiosos sin pestañear.

—¡Legeremens!

Hoffman emitió un desgarrador aullido y trató de apartar el rostro cuando sus barreras fueron primero rasguñadas y luego destazadas violentamente por una fuerza superior.

Nunca antes había sentido algo así, la intromisión del slytherin lo estaba lacerado sin compasión. Era como sentir los colmillos de una virulenta serpiente desgarrar cualquier resistencia que se interpusiera delante.

Si su mente pudiera sangrar, estaba seguro lo estaría haciendo en ese instante.

Su cuerpo convulsiono y Draco sujeto su quijada con fuerza, empeñado en mantener la conexión.

El slytherin serpenteó a placer entre miles recuerdos, buscando algo que lo condujera a los acontecimientos más recientes.

Pasó de largo la imagen de una humilde mujer bañando a un niño a la orilla de un río. Se admiró fugazmente por la belleza del lugar, era el campo en todo su esplendor.

Se adelantó un poco y dio con la imagen de alguien frente a un viejo espejo. Su cuerpo era bajo y delgado, podría apostar que era apenas un adolescente. Acariciaba su piel sin rostro con sus dos manos. Parecía estar dentro de un precario baño, paredes de madera y techo de paja.

Era un sin rostro.

Ahora Draco estaba seguro que el cretino y el habían coincidido en el pasado, porque no habría otra forma de explicar que sean casi idénticos. ¿Pero cuando? ¿Donde?

Serpenteó un poco más, haciendo que el hombre chillara de dolor dentro de las paredes mentales.

Por el rabillo del ojo notó un ambiente muy familiar. Se introdujo en el recuerdo sin dudar.

Era el gran comedor de la mansión Malfoy y se estaba celebrando una reunión, de esas que él había odiado con toda su alma. La oscuridad cubría parcialmente el rostro de todos los presentes. En medio estaba Voldemort y, con un relamazo de nostalgia, se vio a si mismo unas sillas más allá, entre su padre y su madre.

Se detuvo unos segundos contemplando a Narcissa. Hace tiempo que no veía el rostro de ninguno de sus progenitores, no tenía ningún retrato con el cual conversar antes de ir a dormir. No había podido llevarse nada aparte de los harapos con los que Blaise lo encontró.

Se veía bella y estoica a su lado. Como quisiera tener una imagen de su madre...

Su cuerpo físico respingó y Draco supo que tenía un nudo en la garganta.

No quería ponerse a lloriquear en ese momento. A regañadientes, apartó la mirada en busca del sin rostro, se suponía que debía estar entre los presentes. No tardo en ubicarlo al lado de Fenrir Greyback, apoyaba su peso en una cadera y su capucha cubría hasta el lugar donde debería haber una nariz.

Habían estado muy cerca. No se sorprendió que nunca lo haya notado, en aquellos tiempos había intentado a evitar a Fenrir lo más posible. El licántropo se la pasaba burlándose constantemente de él, asegurándole que algún día seria su cena.

Salió de ahí para buscar algo más relevante. Se topó con la fugaz imagen de su propio cuerpo inconsciente en un lugar oscuro.

Se zambulló de inmediato y la escena que vio, lo escarapeló sobre sus rodillas.

Era su yo adolescente, con el cuerpo magullado y desmadejado cual muñeco de trapo en medio de un calabozo de su propia mansión.

Ya podía recordarlo. Había sido una de esas veces que el señor oscuro lo había torturado hasta la inconsciencia como venganza por los errores de su padre.

Intentó calmar las náuseas que lo estaban invadiendo. Solo Merlín sabía cuánto había intentado borrar aquellos recuerdos.

Una figura sigilosa se acercó al adolescente inerte, los barrotes estaban abiertos y Fenrir miraba desde la entrada lo que acontecería.

La figura encapuchada se agacho a su lado, estiró una mano y arrancó un generoso mechón de lacios y albinos cabellos antes de volver al lado de su compañero.

Draco estrujó el mentón entre sus manos hasta que sus nudillos se pusieron blancos.

Hoffman empezó a sudar del esfuerzo que le suponía mantenerse consciente. Era lo único que podía hacer con las muñecas atrapadas y bajo dominio del slytherin. Podía sentir en su mente la repentina furia del hijo de Lucius. Su boca estaba cubierta, así que su jadeo escapo por sus fosas nasales, despidiendo el aire con inusitada fuerza.

Se agitó cuando Malfoy salió bruscamente de ese recuerdo y se internó en otro mucho más reciente.

Draco aterrizó en un lugar que parecía ser la habitación de un hotel cinco estrellas. El sin rostro estaba sentado en una cama, desvendaba su cabeza frente a un espejo empotrado.

Salió de inmediato, no necesitaba ni quería ver el desenlace. Ya sabía que color tendrían los ojos que devolverían la mirada en el reflejo.

Pasó de largo algunas memorias escabrosas. Rituales a las afueras de lo que parecía ser la base de una montaña, cuerpos inanimados sobre camillas en un laboratorio, reuniones en pubs muggles con tipos que no conocía y…Potter ingresando a uno de ellos seguido de cerca por su colega de cabellos rojos, ambos mezclándose entre la gente y moviendo el rostro en todas direcciones.

Ese local se le hizo familiar, Draco apostaría que ésa fue la noche que acabo cogiendo con Potter.

Entro a otro breve recuerdo. Era una estancia cerrada, el sin rostro sentado en medio y rodeado de cinco Inefables enmascarados. Ojeó que otros tipos sin mascara apuntaban su cabeza con la varita. Debía ser un ambiente dentro del ministerio y por lo que parecía, intentaban penetrar la mente del tipo. Salió de ahí.

Otro recuerdo, Potter parado detrás de su colega pelirrojo dentro de una amplia celda, solamente observando. El sin rostro, ahora luciendo casi idéntico a Draco, desnudaba al moreno con la mirada. Escucho al colega de Potter demandar información sobre un ritual.

No se quedó a mirar, paso a otra memoria.

Otra vez el mismo lugar, solo que esta vez la luz era muy tenue. Potter estaba relegado en un rincón detrás de su colega. Al igual que la otra memoria, solo observaba. Su expresión era neutra, pero sus esmeraldas centelleaban como perlas preciosas desde la semioscuridad.

Draco se detuvo unos segundos embelesado, contemplando.

Se veía demasiado atractivo, con esa definida mandíbula, sus resecos y rosados labios...y sus azabaches cabellos que Draco se moría por tocar.

El cuerpo físico de Draco se estremeció, su corazón retumbando alocado.

Se obligó a pasar al siguiente recuerdo.

Potter inclinándose amenazante sobre el sin rostro, dentro de la misma celda susurrando "Es un trato".

Así que eso era. Información a cambio de sexo.

Por el rabillo del ojo, una memoria que parecía ser mucho más reciente llamó su atención. Se dirigió curioso, sin embargo, antes de poder sumergirse, un sonido dentro de la habitación activo sus alertas.

Draco salió a superficie de un tirón.

Torció la boca disgustado cuando lo primero que vio, fue las corneas del sin rostro moverse alocadas dentro de sus cuencas. Su cuerpo se sacudía con violencia. Lo soltó y la cabeza cayó con un golpe sordo.

Se incorporó en dirección a la cama donde vio a Potter sentado al borde. Estaba totalmente despierto y lo miraba fijamente con el torso inferior cubierto por la sabana.

Lucía sobrio y entero.

Draco suspiró aliviado internamente. Potter estaba consciente, era buena señal.

—Lograste entrar en su mente—Dijo suavemente con un atisbo de admiración. Sus ojos verdes lo atravesaron desde la oscuridad.

Draco elevó el mentón orgulloso, inflándose como un pavo real. Había visto al inútil de Potter y su amiguito, rogar y dejarse chantajear por un poco por información.

—Así es, Potter. Y francamente—impregno burla en su voz—no pensé que los funcionarios del Ministerio fueran patéticos hasta la vergüenza.

Potter se limitó a soltar una baja risa desde su sitio, sin dejar de mirarlo intensamente. Draco perdió un latido.

—Te estoy metiendo en el saco por si no la captaste.

Potter se apoyó sobre sus brazos sin dejar de sonreírle, sus bíceps se marcaron al soportar su peso. De pronto, Draco se hizo muy consciente de la desnudez del contrario, y aunque el si estaba vestido, no pudo evitar sonrojarse.

—Pensar que te ibas a dejar follar por esto—Continuó arqueando las cejas, empeñado en no mostrar más debilidad de la que ya era obvia—Que bajo has caído.

—Pensar que todo lo que necesitaba, era a ti.

Ahora la temperatura del aire subió algunos grados. La cara de Draco ardió en llamas.

Mierda, mierda, mierda.

—¿Te estas escuchando? —Su voz salió más aguda de lo habitual y quiso autoflagelarse por eso. Algo no le cuadraba, Potter nunca era calmado y sonriente con él. Y definitivamente nunca le diría que lo "necesitaba"—El sin rostro te afectó el cerebro.

—Lo digo en serio—Los ojos verdes se oscurecieron y furiosos abejorros aletearon dentro del estómago de Draco, impidiéndole pensar correctamente—Nadie ha podido entrar a su mente, solo tu podrías ayudarme.

Draco se quedó en silencio unos segundos, procesando que Potter le estaba insinuando que necesitaba de él. Pidiéndole que él, un ex-mortífago desterrado, ingrese a la cabeza del tipo.

—No tienes que responder ahora, podemos reunirnos luego y conversar sobre esto—Potter sonrió mostrando sus blancos y perfectos dientes—¿Te puedo invitar un café estos días?

La mandíbula de Draco cayó hasta el suelo y los abejorros de su estómago se esfumaron de repente. Real preocupación lo inundó. Potter había quedado dañado, él nunca le invitaría un puto café.

—Potter—Se acercó despacio empuñando su varita—Necesito que me dejes ver cuánto daño has recibido.

El auror se levantó de repente perdiendo la sonrisa. La tela cayó completamente, exponiendo su total desnudez.

—Estoy bien, no es necesario—Respondió sin dejar de mirarlo.

Draco bebió sediento de la imagen frente a él, antes de percatarse de lo que hacía y ladear el rostro.

—¡Merlín! ¡Cúbrete! —Tragó saliva mientras una alegre erección luchaba bajo su apretada ropa interior.

—No es para tanto, ya me has visto desnudo, cuando-

—¡Que cubras o te cruciaré el trasero!

—D-disculpa, ya voy—Lo escuchó tartamudear.

Jodido moreno, caliente de mierda, no hacía más que encenderlo. "Ahora si respondes, traidor" dedicó fugazmente hacia su propio pene.

El sonido de ropa frotándose se detuvo en breve.

—Ya estoy—Draco lo miró de nuevo, aun sonrojado—Si me permites, debo llevarme a Hoffman ahora mismo.

¿Si me permites? No había duda, el sin rostro había calcinado sus inútiles sesos.

Draco arrugó el ceño.

—Potter, no creo que estés bien. Déjame-

—Oh no, gracias—Lo vio retorcer sus manos en lo que pareció un gesto de nervios—No te preocupes, ya puedes salir. Yo me encargare de todo.

Draco agitó su cabeza en negación.

—Estas como una cabra—Apuntó con su varita al uniformado moreno—Joder, ese cabrón te arruinó.

—Malfoy, no quiero confiscarte la varita ahora que sé el buen uso que le das. Por favor, bájala.

Los ojos de Draco se desorbitaron ante el por favor y en menos de un segundo su varita salió despedida de su mano.

—¿¡Q- ¿¡Qué coño!?—Se lanzó a recogerla.

Cuando se enderezó, Potter ya estaba levitando el cuerpo amordazado y se desplazaba hacia la salida. Draco lo miró fijo cuando pasó por su lado y colocaba la puerta en su lugar con un movimiento de varita.

—Deja de ser imbécil y vete a revisar—Insistió Draco irritado, incapaz de abandonar la habitación y volver con Claude.

—No te preocupes, Malfoy

—¡Es sentido común! ¡No me preocupo por ti!

Potter abrió la puerta y volteó hacia él. ¡Merlín! Otra vez la condenada sonrisa.

—Como digas—Potter se encogió de hombros—Me voy, pero no sin antes agradecer lo que hiciste hoy por mí.

—No lo hice por ti—Draco entrecerró los ojos cuando el ojiverde levanto sus pobladas cejas—Los vi entrar y quería saber por qué el cabrón se ve como yo—Aclaró.

—Por supuesto—Otra vez la estúpida sonrisita, solo que más juguetona.

Draco estaba seguro que ya no podría estar más rojo y que hiperventilaría en cualquier momento. Simplemente ya no podía mas con Potter tan amable, y tan cerca. Encima se atrevía a joderle en las bolas el creído.

—¿Sabes qué? Jódete —Siseó Draco levantando el mentón y saliendo de la habitación. Empujó al moreno en el proceso—Hubiera dejado que te perforen el culo. La siguiente vez, créeme que lo haré.

—¿Dejarías que me hagan daño?

—Por supuesto—Sujeto la manija de la habitación donde Claude reposaba inconsciente—Ten por seguro que miraré de lejos. Luego cuando llegue a casa, repetiré el recuerdo en un pensadero mientras disfruto viéndote sufrir.

Abrió la puerta de golpe y la cerró con fuerza tras él. El sonido de una carcajada lo alcanzó casi al instante.

Draco apoyó su peso contra la puerta de madera y cerró los ojos. Su pecho no dejaba de retumbar como loco mientras recreaba dentro de su cabeza la imagen de Potter carcajeándose y mirándolo a él. Solo a él.

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Es cierto Cormac no se merecía lo de Theo, pero Theo es así xd

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