"Problemas de alcohol"

CAPITULO XVIII:

.

.

.

.

.

.

Draco atravesó el comedor como un rayo, así que no notó a su amigo sentado en la mesa, siguiéndolo con una mirada curiosa hasta verlo desaparecer escaleras arriba.

Ingresó a la ducha, se desnudó a la velocidad de la luz y dejo que la fresca corriente recorra su cuerpo por unos cuantos minutos.

Cerró los ojos, contrariado, evocando esa perfecta y canalla sonrisa, la dura polla presionando sus nalgas.

Cretino de mierda.

Felizmente había espabilado a tiempo y huído, caso contrario, habría caído sobre sus rodillas para...

—¿Draco...?

La puerta se abrió y algunos pasos invadieron la estancia.

Draco asomo medio cuerpo chorreando agua y Blaise, que se había sentado al borde de su cama, lo recorrió arriba a abajo con apreciación.

Abrió la boca con intención de saludar, pero terminó escupiendo otra cosa.

MepropuseaPotter—Estrujó el jabón con una mano temblorosa, sus dientes castañeando.

Su amigo asintió silencioso sin dejar de analizarlo ni inmutarse visiblemente, luego despidió un imaginario trocito de mugre pegado en su uña.

—¿Y el muggle?

Una pantomima, el nunca traía nada bajo las uñas

Draco negó y tragó una maldición. Lo había olvidado de nuevo, le daría culetazo en cuento se libere, pero todo a su tiempo.

Había prioridades y prioridades, como, por ejemplo, disfrutar de un mísero momento de intimidad para desplomarse y rumiar su derrota.

—¿Fue anoche? —Blaise lo trajo de regreso.

—Si...

Su amigo se recostó en la cabecera de su cama, luciendo muy tranquilo.

—¿Y bien?

—No debí...—Draco reprimió un escalofrío mientras recordaba la expresión del moreno, sus verdes ojos dilatados de la impresión—M-me rechazo.

Su voz flotó débilmente por unos segundos, alargando el repentino silencio.

—Te ves más entero de lo que esperé—finalmente Blaise lo rompió y torció el cuello para mirarlo desde su posición.

Sus tripas se retorcieron bajo el escrutinio.

—Fui tan idiota…

Una risotada lo sobresaltó.

—No—El italiano se sujetó la cabeza y negó lentamente—Yo fui el idiota.

Draco abrió la boca.

—Te lo puse en la nariz a cada oportunidad—Blaise sonrió cínicamente, haciendo que la consternación crepite en su interior. —y te empuje a esta y muchas otras situaciones. Bueno, lo hice con ambos—finalizo amargamente.

El rubio se apartó de la puerta con brusquedad y abrió el grifo para eliminar los restos de espuma sobre su piel. No tardo tres minutos en salir con el torso desnudo y una toalla colgando de su cadera.

Se plantó delante de su amigo, quien frunció las cejas en su sitio y evitó su mirada.

—Te mentí.

—Blaise-

—Pensé que...—Apretó los labios brevemente antes de continuar—que le gustabas a ese inútil...

—Blaise-

—¡Nunca me equivoco! pero supongo que esta vez pasó. Me equivoqué.

Blaise taladró el techo, retraído. La había jodido...

No entendía que pudo haber salido mal. No solía pasar así, y le reventaba no estar en lo correcto, porque ahora Draco se pondría a lloriquear por las noches, tendría rojeces bajo sus ojos y pondría esa expresión herida que tanto odiaba a todas horas del día.

Draco sufriendo era su debilidad; pero sufriendo por su puta culpa, era peor que una maldita pesadilla.

—Blaise...

Se tensó cuando el rubio se sentó a su lado.

—¿Estas molesto conmigo?

—Mírame.

Su amigo decidió complacerlo, por lo que volteó reticentemente y parpadeó.

Draco carcomió sus oscuros y atrayentes ojos mientras analizaba sus propios sentimientos.

Blaise Zabini era muy guapo, presumía un estilizado porte que había encandilado a montones y un rostro que gritaba alcurnia por todos sus lados, para rematar la partida, también manejaba exitosos negocios, su propia fortuna, y se levantaba a quien le daba la gana.

Tenía una vida plena por delante y cero motivos para molestarse en mover un dedo por ridiculeces como esa, llámese, su lamentable situación sentimental.

Sin embargo, ahí lo tenía, dando mucho de sí por complacerlo, moviendo sus hilos para hacerlo vivir la experiencia más maravillosa que podría haber imaginado, temblando en su sitio. Temeroso de su rechazo.

De una vez podía serenarse, porque tras tremendo desgaste mental y emocional al que había sido sometido (en su cabeza el "interrogatorio de Potter"), no sentía ganas de explotar de furia o indignación como pensó que pasaría de ser el caso.

Estaba cansado de luchar contracorriente e intentar preservar sus sentimientos, de hacerse el duro. De nada había valido, porque Potter, aún con su corto entendimiento, lo había leído con asombrosa facilidad.

Si tenía que hacer algo, de seguro seria, agradecerle. Sin el habría muerto de depresión o hambre, el destino que haya llegado primero, o quien sabe, se habría vuelto loco en su miseria luego de su exilio.

Podrían pasar cuantiosas personas por delante y conectar de diversas formas con ellas, pero nunca ocuparía el lugar de Blaise: Era el hermano que nunca tuvo, lo amaba, demasiado.

Draco regresó la vista a sus propias rodillas.

—No.

Finalmente, había dado con el momento y lugar adecuado para desmoronarse en paz.

Blaise se sentó y apretó la mandíbula.

—Luego de casi seis años yo quería- sólo quise hacer algo por ti.

—No puedes protegerme de todo por siempre.

—Si puedo, y no sabes lo preocupado que me tenías.

—Siempre fui una carga, debiste sólo tirarme-

—Cierra la boca—Gruño entre dientes y tomó su mano.

Sin querer, los labios de Draco formaron una débil sonrisa.

—Por eso no mencionaste una palabra sobre mi sentencia.

—No había necesidad—respondió a la defensiva antes de entrecerrar los ojos irritado—¿Te lo sacó en fresco?

—Lo comentó brevemente, no por los motivos que imaginas, por si es el caso.

—Pura mierda—despidió sulfurado—Le coceré la boca a ese pendejo...

—No podrás, es Potter.

—Pero puedo intentarlo—suspiró—Haría cualquier cosa por ti, sabes que-

—Piensas en mi bienestar, me queda claro y no haré dramas por eso. Déjemoslo así.

—Lo haré morder polvo…—siguió rumiando el italiano.

Draco bufó sin gracia y lo miró fijo, perdiéndose en su estilizado perfil.

—Serás idiota...

Pocas veces lo había así de molesto.

Se inclinó hacia él y lo abrazó con fuerza.

Fue correspondido en el acto.

Dos cálidos brazos lo apresaron transmitiendo tal sensación de paz, que la tensión de su sistema se quebró de golpe.

Su vista se nublo.

Parpadeó, confundido mientras gotitas saladas bañaban sus mejillas.

—Gracias...

Un gentil roce acarició el dorso su mano, lentamente.

—Ni siquiera lo digas.

—Pero...a la siguiente ¿podrías no meterte?

Blaise suspiró aliviado: Había esperado el escándalo del siglo.

—Vale, prometo no hacerlo de nuevo.

Estaba claro que Potter era tenía una porquería obstruida en vez de cerebro, porque ¿Cómo podía decirle que no a Draco? Era hermoso, su piel era suave, su cuerpo cálido y perfecto, olía genial todo el tiempo y cuando sonreía los colores cobraban vida.

No existía alguien mejor que él.

En su lugar, el habría...

—Olvídate de ese estúpido cuatro ojos...

Draco quiso retirarse, pero los firmes brazos no cedieron mientras una corriente soplaba en su oreja, crispándole la piel

—Ni lo pienses—tomó aire—menos lo intentes.

—No me importaría, Draco.

—No necesito ese tipo de consuelo, además nunca te ha gustado un hombre ¡Eres heterosexual!

—Pues ya no quiero serlo—El rubio se sonrojo cuando la risa mañosa cosquilleo su oreja—Piénsalo...

—Mierda, no—Draco meneó la cabeza, su pecho retumbando sonoramente—No vamos a tener esta conversación, no quiero declinarte.

—Entonces no lo hagas—Una mano levantó su mentón y lo acercó al perfil contrario, casi podía rozar sus labios—sé que puedo retorcerte de placer, probemos.

Merlín...

Draco aspiró de su aliento, muy nervioso y repentinamente curioso.

—¿Desde cuándo piensas en esto? —señaló a ambos.

—Recientemente, y Potter me chupa el huevo izquierdo-

—¡Blaise para! —Blaise sonrió a centímetros—Te amo, en serio lo hago...p-pero no así.

—Aún no lo sabes, no pierdes nada con abrirte...—se mordió el labio antes de continuar—a la posibilidad de disfrutar un poco y-

Draco se apartó de golpe y se plantó a prudente distancia.

El tono cadencioso y la mirada cargada de lujuria iban a terminar excitándolo, y pensar que su polla se iba a poner dura a causa de Blaise...era inadecuado.

—Jamás te usaría para esto—Trazó un circulo delante de él, respirando agitado—No te expongas así.

El italiano suspiró y se levantó.

—¿Por qué no? Le di vía libre a ese cabrón y la desdeño —Draco retrocedió nerviosamente—No voy a contenerme, te he fantaseado mucho últimamente...

—Te puedo ayudar con eso, te conseguiré un tío para que pruebes y-

—No quiero un tío, te quiero a ti—Blaise no dejó de acorralarlo mientras hablaba—quiero comerte todo y las ganas de follarte me están matando—bajó dos octavas su voz—Sé que puedo hacerte venir en un santiamén.

—Salgamos más tarde, te encontrare a alguien—Respondió acelerado—¿Algún lugar en mente?

—Mi cama y tú en ella, sin ropa.

—Deja esa pendejada, no va a funcionar.

—Un poco de sexo no hará que cambien las cosas entre ambos, ni lo que siento por ti.

—Solo estas cachondo—Negó con el corazón galopando—Voy a vestirme, te daré cinco minutos para salir de aquí.

—Y si no ¿qué?

—Te hechizaré.

Finalmente, Blaise desvió el rostro, chasqueando la lengua inconforme.

—Pararé por hoy, pero no me he rendido.

—Qué bueno saber que te suda mi opinión al respecto.

—Por supuesto: Ya que vas a desecharla pronto, haré que lo hagas.

—Ya lárgate.

—Te espero abajo, no me gusta desayunar sin ti.

—Ya desayuné.

—Igual bajaras, aún no hemos terminado.

Blaise salió riendo en voz alta.

Draco bajó a los quince minutos, seco, vestido y con más temple.

Se sentó al lado del otro que ya estaba dando curso a su cuenco de hojuelas.

—¿Faltaras hoy?

—Si.

—Vale ¿Me contarás desde el inicio? No merece la pena tanto secretismo.

Draco suspiró y asintió.

—Está bien, y luego... ¿Me ayudas a colocar el cuadro de mi madre? —El italiano otro abrió los ojos sorprendido.

El rubio lo miraba fijo.

Su lengua pico de las ganas de besuquearlo que lo inundaron. En su lugar acarició sus lacios cabellos, sonriendo con ternura.

—Lo que quieras.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

Kerry dijo que si, que las manitas, los besitos, cursilerías y demás, todo era más que bienvenido; que "Suéltalo ahora o te hechizo", muerto de curiosidad. Para acabar llorando de risa.

Harry gruñó, fastidiado.

Le había gustado más su reacción cuando le hablo sobre el caso del rubio: atento y resuelto.

—Solo intenté comprender ¿Es tan malo?

—N-no tienes una gota de t-tacto, joder...—El pelirrojo espiro hondo entre hipidos.

—¿Para hacer una simple pregunta?

Kerry intento no resbalar de su silla ante el nuevo ataque.

—¿Puedes parar de reír? Es un tema serio

Decidió hacerlo cuando el ojiverde chasqueo la boca, visiblemente tenso y frustrado.

—Dime ¿Alguna vez te ha gustado alguien que no sienta lo mismo por ti?

—Bueno…—Harry hizo memoria. Sin contar sus experiencias en Hogwarts, todas las personas que había follado, habían estado más que dispuestas a hacer todo tipo de cosas con el—No.

—A mi si me ha pasado.

—Lo siento por eso. Y antes que continúes, ya dijo que no le gusto.

—Bueno, por si no lo notaste, te mintió.

—No, solo fue—Harry dobló dos dedos recordando la miradita socarrona—"una cogida" porque "estaba caliente", y terminamos enredados. No veo el punto.

Kerry bufó y se acomodó perezosamente, definitivamente había extrañado a Potter

—El punto, es que quisiste huir al terminar, luego lo rechazaste y finalmente intentaste profundizar en el tema—Alzó una mano cuando el moreno hizo ademan de interrumpirlo—Las cosas se hacen al revés.

—Le había escrito su pareja—refunfuño—Y ¿Con que tiempo? ¡Me dijo que lo olvide al segundo siguiente!

—Es obvio que ese tipo es nadie para él, no dudo en dejarlo tirado—El ojiverde enterró las vista en sus zapatos—¿Por qué no insististe?

—Lo hice, pero se cerró completamente. No sabes cómo es cuando se pone así.

—Bueno, debiste intentar con más ganas: Una propuesta es lo que es, frívolamente o en serio, y va lo mismo para tu reacción. El silencio no es amable. —miró intensamente al moreno—Es hiriente, incomodo, y en cierta manera que no puedo explicar, te hace vulnerable. Yo también habría huido en el acto, de hecho, lo he hecho muchas veces...

Él hiriendo a Malfoy... ¿Por no responder de inmediato? No podía ser, no le gustaba herir a las personas.

No tenía sentido.

El recuerdo de los cristalinos pozos grises estrujo su pecho, se revolvió incómodo.

—No lastime a nadie—Harry tiró la cabeza hacia atrás, azorado—Fue algo casual.

—Qué le quedaba por decir, a nadie le gusta humillarse.

Patrañas.

—Yo fui el humillado— Replicó.

—Por favor, Potter.

—No estuviste cuando me miró—Apretó los dientes, la vergüenza acometiendo de nuevo solo con evocar el bochornoso momento—Me sentí como un ridículo de mierda.

—Malfoy es un tipo inteligente, por lo visto.

—Lo que está visto, es que le gusta escapar a la primera oportunidad—Se frotó la mandíbula, ahora luciendo normal—Ya lo va haciendo dos veces.

—Es entendible, con lo corto que eres para tratar los sentimientos—Harry le frunció el ceño y él se encogió de hombros—Sin ofender ¡Hasta yo lo hubiera hecho!

¿No estaba exagerando un poquito?

—¿Sentimientos? —Bufó—Hacia mi cabello ¿No?

—¡Que le gustas, hombre! ¡¿En serio te fumaste esa trola?!

Kerry volvió a estallar en risas y Harry se contuvo de patear su silla.

—¡Merlín! Hubiera querido ver eso.

—Bien, entonces ¿Por qué no decirlo?

Se supone que eran adultos hechos y derechos. Tenían una vida ¿Cuál era el problema?

—Que chulito eres—Kerry sonrió—Declararse a alguien como tú, no es fácil ¡Podrías tener a cualquiera en tu cama esta noche!

—No lo es tanto

—Has sido correspondido todo el tiempo y no eres odiado por casi toda la comunidad mágica.

—¿Por qué tengo que ser diferente? Nunca quise nada de eso...

—Las cosas son así, eres famoso y estas muy bueno. Espabila de una vez.

—Por eso está bien mentirme y huir —Harry viró los ojos—¿No se supone que uhm...? ¿Qué hay de la comunicación y esas cosas?

Caviló dos segundos.

Pensándolo bien, hablando de Malfoy (harina refinada de otro costal), que tal cosa ocurra, no era tan probable...pero ¡Al menos podía tomarse la molestia de intentarlo! ¿No? ¡Él lo había hecho!

Y estaba completamente bien, gracias.

—Tu hablando de "comunicación"...—Negó—Sólo no te hagas a la idea que las cosas sucederán como esperas.

—Entonces, no puedo intentar tener una puñetera conversación.

—Claro que sí, tranquilo. Es solo que...—Kerry masticó cuidadosamente—Hay maneras menos...directas de abordar las cosas. Te falto un poco de delicadeza, es todo.

La puerta estaba sellada, por lo que, quien sea que movió la manija, no pudo entrar y desistió en breve; seguro era Collin de nuevo. Kerry se hizo el sordo ante eso y también ante el inconforme gruñido que vino del moreno.

—Si resulta que tengo razón ¿Qué piensas hacer?

A Harry le pareció que su estómago quiso evacuar, porque sus tripas se comenzaron a retorcer violentamente y sus piernas a hormiguear de extremo a extremo.

Metió sus manos en los bolsillos, intentando pensar...

El rubio era una joyita a la hora de abrir la boca y aún estaba marcado por algunos rasgos del adolescente idiota que conoció en Hogwarts, pero a la vez, era casi un desconocido para él.

Le había sorprendido descubrir que podía manejar compleja magia mental, que era inesperadamente sensible y que podía sonreír con frescura. Luego estaban esos ardientes encuentros.

Su polla latió al recordarlo de espaldas, invitándolo a penetrarlo.

Había perdido el juicio con solo verlo, y ya dentro de él, se había puesto tan caliente, que no había durado lo que quisiera.

Follar muy duro con él, una y otra y otra vez...no le sonaba desagradable en absoluto. Tampoco dormir cuerpo a cuerpo, o terquearlo a cada momento solo para verlo sulfurar y torcer esos labios...

Su corazón dejo de latir y se inflo como un globo a punto de reventar.

—No suena mal—Alzó las cejas y el hormigueo de sus piernas escalo hasta su garganta antes de finalmente desembocar en sus labios. Su cara se contorsiono una sonrisa idiota.

Kerry tenía más experiencia y había sido muy asertivo últimamente...

¿Había sido timado? ¿Le gustaba a Malfoy?

—Maldición, deja de sonreír así.

—N-no estoy sonriendo ¿Y porque lo dices?

—Arruinaste tu oportunidad con ese lindo rubio, así que lo más seguro es que se esté refugiando en otro cuerpo.

De tajo, un mazo invisible aplano sus tripas, dejándolas inertes y pegoteadas.

Kerry tenía razón, debió...

Vale, había sido repentino, y no había estado seguro de lo que inicialmente quiso dar a entender. Tampoco tuvo tiempo de barajear una respuesta apropiada con Malfoy intentando huir en sus narices.

Dado el caso, y habiendo asesinado al calvo de Voldemort, siempre podía arreglar cualquier situación.

Claro que si, a él no le pesaba plantarse y ¿Cómo se dice? dar el primer paso. Malfoy cortaría con ese muggle, y él podría decirle algo como:

"Malfoy, ya me está gustando tu idea. Hagámoslo".

"Follare contigo cuando quieras, pero yo voy arriba".

"Repitamos lo de la otra vez, todas las noches de preferencia"

Y de esa forma acabaría NO refugiándose en otro tío, no es que le importe eso último.

—¿Y qué te parece Collin?

—La situación de Mclaggen le ha chocado, anda algo distraído.

—Yap, pero ¿Es tu tipo?

—No lo veo de esa forma ¿Por qué preguntas?

—Simple curiosidad

—Que quiera probar con hombres no significa que querré follar con todos por aquí.

—No quise decir eso, soy gay y tampoco pienso así. Bueno, deliré contigo un par de veces, o tres, pero no cuenta.

Harry se puso muy rojo, pero antes de pudiera contestar, la puerta fue aporreada con fuerza, haciéndolos saltar.

—¡Potter!

Harry desactivo el seguro y Robards abrió de golpe.

—Kingsley te quiere ver, desde ya. Muévete.

Suspiro, nuevamente nervioso.

—Voy.

Rodeó el mueble y Kerry le palmeo el brazo al pasar.

Ya en la puerta, fue estrechado con fuerza por alguien más bajo que él.

—¿A dónde vas? —Collin pestañeo con media cara estampada en su pecho.

—Tengo que subir un segundo, ya vuelvo.

—No tardes, traje algunos documentos para avanzar y me sentiré muy desanimado sin mi nuevo compañero de archivo.

—Eh, genial, pero tengo que...

Harry se liberó apresurado de un Collin haciendo pucherito y desapareció por el pasillo transversal.

Se desabotonó el cuello, acalorado. Esa cadera presionando la suya le había puesto los pelos de punta.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

—Esta perfecta ahí, justo ahí.

Draco asintió distraídamente sin dejar de mirar a la rubia mujer y Blaise retrocedió para darle un momento de intimidad, por lo que no lo vió acariciar mejillas de Narcisa, haciéndola removerse en su sitio.

Los labios del rubio temblaron.

Cuando Potter la descubrió frente de él, ella lo había mirado con una sonrisa en los ojos sin cambiar de expresión, como si supiera que no gozaban de privacidad en ese momento.

Ahora parecía que dormitar sobre su marco.

¿Estará soñando? Esperaba que sí, que finalmente pueda...

No, por supuesto que no.

No iba a pasar porque esa era solo una sombra de lo que fue en vida.

Nunca más podría tocarlo o invadirlo con su aroma.

Su pecho se agitó ante ese pensamiento y retrocedió.

Sería mejor salir de ahí, si continuaba mirándola, iba a terminar lloriqueando, y de seguro se le iban a caer los ojos, ya que últimamente lo estaba haciendo con mucha frecuencia. Primero en el comedor, luego en la cama de Potter, luego esa mañana y.…no la había pedido para eso.

Solo había querido alegrar su corazón y conservar algo de ella, mirarla de rato en rato y perderse en su imagen a la menor oportunidad. No olvidar su apariencia, jamás.

Con eso era suficiente.

Abandono la habitación y se encontró con Blaise recostado cuan largo en uno de los amplios sillones.

Se tiró en otro sillon vacío con algo de pereza, y decidió encender finalmente el aparatito.

De inmediato saltaron veinticinco llamadas perdidas y un culo de mensajes de Claude.

No los leyó, marcó de frente su número.

—¿Amor?

—Hola, Claude

—Me tenías tan preocupado—un pesado suspiro—Pensé que te habían robado o algo ¿Estas bien? ¿Podemos vernos?

—Estoy bien, gracias.

—¡Qué bueno saberlo! Hoy salgo temprano ¿Te recojo más tarde?

—No será necesario, hay...algo importante que debo decirte.

Silencio repentino.

—Te escucho

—Verás...—Draco desvió la vista hacia su amigo que fingía leer un libro, pero no movía los ojos.

A la mierda.

—Ya no me gustas, será mejor que cortemos.

—¿No te gusto de la nada? ¿O hay alguien más?

—¿Las dos...cosas?

Una risa sin gracia.

—¿Podemos conversar a detalle más tarde? Creo que no existe algo que no podamos solucionar.

—No tendré tiempo más tarde.

—Te espero mañana a tu salida, de noche.

—A partir de hoy, estaré ocupado a esas horas.

—Vale, entonces ¿Antes de tu entrada?

—Claude, no hay más que conversar.

— Sé que aún podemos salvar nuestra relación, no me rendiré contigo.

—Es que se acabó, lo digo en serio.

—Y yo aún te amo, no te dejare ir tan fácilmente.

—Claude-

Le colgaron del otro lado.

Abrió la boca, indignado.

—Pobre tipo—Blaise paso una hoja y sonrió.

—¡Mierda!

.

.

.

.

.

.

.

Kingsley lo había solicitado para, en conjunto, armar el documento que sería presentado al Wizengamot a primera hora de la mañana.

Harry escribió con su puño y letra, que tomaría total responsabilidad de Malfoy dentro y fuera de las instalaciones durante todo el tiempo que dure el proceso de extracción de información.

También sugirió que el mencionado estaría dispuesto a resarcir el daño ocasionado por Hoffman a las partes involucradas con ayuda de su increíble destreza mental (a la cual otorgaba su fe total) en pos del bienestar de la comunidad mágica; si y solo si, se permitía la reapertura de su expediente para la apelación formal de su sentencia mediante un proceso regular.

Donde pensaba estar metido de cabeza, por supuesto.

Ahora solo esperaba que Malfoy no le haya pintado mariposas sobre su habilidad para "reparar" algún tipo de daño mental.

Harry salió del despacho de Kingsley a tempranas horas de la noche, luego que este le dedicara una larga mirada de orgullo y asegurara que lo respaldaría totalmente.

Ingresó a su despacho y se encontró con Collin, ya cerrando carpetas.

Bizqueó desconcertado cuando lo vio acomodar sus propios archivos en un estante de los suyos.

—¡Harry!

—Hey, que tal.

—Me di cuenta que tardarías, por lo que guarde tus documentos—Señalo el cajón cerrado bajo su mesa, con una llavecita colgando—¿Me acompañas al Atrio?

—Gracias, uhm, claro.

Recogió su morral de la silla, lo único que quedaba fuera, y se encamino.

Collin se colgó de su brazo cuando ingresaron por el pasillo.

—Lo único bueno de estos días es el tiempo que paso contigo, y Kerry, claro está.

—Eso es bueno.

—¿También disfrutas de mi compañía?

—Creo que...es genial, sí.

—Envié temprano mi solicitud, si Robards da el visto bueno, los tres seremos el mejor equipo.

—Generalmente nos ponen los casos más jodidos ¿Estás seguro de querer hacerlo?

—¡Por supuesto! Si estoy contigo, no hay nada que temer.

—Ehh, gracias, supongo. Solo que...no soy invencible ni nada parecido.

—Eres tan tierno cuando te pones humilde—Una mano traviesa acaricio su mejilla.

Harry se turbo ante la caricia y la risita, pero supo manejarlo.

—No es eso—suspiro—es que son casos de alto riesgo. Es duro seguir el ritmo cuando estas en campo y-

—¿Te preocupas por mí?

El cuerpo del más bajo se apegó aún más a él.

—Por supuesto, no me gustaría que algo les pasara. Aunque Kerry ya se adaptó.

—Puedo dar la talla, ya veras ¿A qué hora sales de entrenar?

Harry obtuvo otra sonrisita coqueta y sonrió forzosamente.

—Algo tarde.

—¿Como a qué hora?

—Ehh...no estoy seguro.

—Cenemos hoy, yo invito.

Harry lo miró unos segundos.

Collin se había apegado demasiado y lo miraba casi esperanzado, con sus brillantes y redondos ojos.

—Es que, realmente no tengo hora de salida y me parece descortés hacerte esperar.

—Suelo gozar de mucha energía por las noches—el moreno desvió la vista cuando se mordió la boca—para todo tipo de actividades, no me molestaría hacerlo por ti.

Algo estaba pasando ahí, no estaba seguro aun ¿O era su idea?

Ya estaban en el atrio, por lo que Collin lo soltó

Se aclaró la garganta.

—Verás Collin, es solo que-

—Genial, te mando una lechuza más tarde.

Sin más, le guiño un ojo y se desapareció.

—¿Mas tarde?

Nadie respondió.

Harry se dirigió al área de chimeneas y aterrizó en su propia sala a los pocos minutos. Subió las escaleras mientras se desabotonaba la túnica, y una vez en el pasillo, su piel se erizo con solo ver la puerta de aquella habitación.

Había quedado semiabierta desde la noche anterior, luego que Malfoy la azotara, hecho un torbellino.

Contuvo el aire con el corazón encrespado e ingresó.

Las sabanas revueltas eran la única prueba de lo que allí había sucedido, luego todo estaba vació y en su lugar, como siempre.

No fue él, fue su cuerpo guiado por una fuerza irracional, que lo hizo sentarse al borde y tocar la zona donde se había recostado el rubio.

A su nariz llegó el olor de un suave y masculino perfume impregnado en las sabanas. Se inclinó sobre ese trozo de superficie con los ojos cerrados y aspiró hondamente.

Cuando abrió los abrió, ya tenía la nariz estampada en la superficie y la palma de su mano hormigueaba.

Sujeto con la punta de sus dedos un cabello casi blanco que había quedado ahí y lo coloco en su palma.

Si cambiaba la ropa de la cama…si lo hacía, se perdería ese olor y parecería que no había pasado nada en esas cuatro paredes, pero tenía que hacerlo, Kerry solía quedarse de tanto en tanto y lo que menos quería era causar molestias a sus invitados y.…no le convencía esa idea.

Sacudió la cabeza y se levantó de golpe.

¿Qué estupideces estaba pensando?

Retiro todo y lo tiró a la cesta, luego coloco ropa nueva al colchón y se dirigió al baño de su propia habitación para una ducha rápida antes de salir rumbo al gimnasio.

Lo mejor sería ir temprano y así aprovechar más tiempo. Podría hacer más series, tenía una rutina que cumplir, totalmente NO estaba ansioso por verlo.

Él trabajaba ahí, no se podía evitar.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

Una escueta invitación de Theo les había llegado a Blaise y Draco horas atrás, con motivo de celebrar la convivencia que él y Neville habían iniciado esa misma tarde.

Draco se enlistó, más por sus deseos de ahogarse en alcohol que por la alegría que la misma noticia le causaba o la diminuta curiosidad de ver en lo que se había convertido Longbottom. Suponía que se había puesto, como mínimo, pasable, como para traer de cabeza a su remilgado amigo.

Por lo que ahí estaban, sentados en la barra de un bar de ambiente. Blaise le pasó un brazo por el hombro luego de aplicar en ambos un hechizo que les facilitaba escuchar a la perfección las voces a su alrededor .

Se dejó abrazar mientras sorbía de su vaso, absorto en un tipo que lo miraba con hambre a dos mesas de distancia. Estaba muy bueno, tenía los brazos gruesos y tonificados, casi como-

Nope, no lo compararía con Potter.

Sonrió y el otro elevó las cejas sugestivamente.

De pronto, la música no estaba tan mal ni el ambiente tan viciado.

Blaise le metió un codazo que casi lo bota de su asiento, por lo que lo miró irritado, para inmediatamente abrir los ojos con sorpresa. Por le entrada se acercaba Theo acompañado de un tipo de andar seguro, un pelín más bajo, y muy en forma.

Ya casi a un metro de distancia no tuvo duda alguna que era Longbottom, sus prominentes pestañas rubias y sus cejas castañas iban muy a juego con sus mejillas levemente redondeadas, que no eran tan abultadas como en el colegio, y todo el conjunto daba a su rostro un aire angelical que un hombre adulto difícilmente podría lograr.

Tenía que aceptar que no estaba mal, nada mal.

—¡Theo!

Blaise salto como si hubiera brotado una aguja bajo su trasero y atrapo al castaño en un efusivo abrazo, haciendo que Longbottom le soltara la mano y tragara nerviosamente.

Sus ojos se posaron en él y Draco alzó el mentón a modo de saludo. El gryffindor se retorció las manos e hizo una mueca nerviosa, casi parecida a una sonrisa, que no alcanzó a corresponder porque fue seguidamente estrechado y samaqueado por el italiano, quien sonreía de oreja a oreja mientras exclamaba:

—¡Longbottom!

—H-hola, un gusto ehh…vernos de nuevo—respondió notoriamente nervioso.

—¡El gusto es mío! —Blaise sujeto sus dos manos—Agradezco desde el fondo de mi corazón que hayas convertido a este tipo en algo parecido a un ser humano ¡Hasta llegué a pensar que era asexual!

—¿D-de nada?

—Apártate imbécil—Gruño Theo empujando al más oscuro.

Draco reprimió una sonrisa cuando vio las mejillas del castaño tornarse levemente rosadas mientras se anteponía entre Blaise y la luz de sus ojos. Detrás de él, el Longbottom recorría el lugar con expresión abochornada, probablemente en busca de una puerta cercana para salir huyendo.

Bueno, algunas cosas nunca cambiarían, al parecer.

—Guarda esos celos ¡Solo estoy saludando!

—No debí invitarte, lo molestas con tu presencia.

—N-no es que me moleste-

—Amor, guarda tu distancia con este gilipolla, puede contagiarte lo subnormal.

—Él quiere ser contagiado ¿No Neville?

—Longbottom para ti—Theo lo fulminó y abrazó la cintura de su gryffindor, de quien fue el turno de ponerse rojo.

—No te pongas así, ahora es mi familia.

—E-es un placer, gracias.

—¿Ves? Sé cómo él.

—¿Quieres perder los dientes?

Draco decidió levantarse mientras el italiano rompía en carcajadas, luciendo muy feliz de tener alguien a quien joder. Se abrió espacio entre Blaise y Longbottom y extendió una pálida mano.

—Que tal, Longbottom.

—Hola—Esta vez el de ojos azules sonrió ampliamente.

—Theo nos comentó que se mudaron hace un rato, felicidades.

—Muchas gracias.

—Theo.

—Draco.

—¿Que les pido?

—Para Nev un vodka, para mi cualquier cosa, y para Blaise, un taxi.

—Voy

Theo jaló un asiento y se sentó, seguido por su sonriente pareja quien se ubicó a su lado, inmediatamente seguida de Blaise, quien a su vez jalo otra silla sin dejar de sonreír.

Ahora el gryffindor estaba atrapado entre los dos slytherin.

Draco volteó hacia el bartender y mando la orden, guardando su distancia con el trío por si las moscas. No quería que la sangre le salpique más tarde.

Paseó la vista por la carta, sin estar seguro de qué pedir. ¿Algo fuerte para hundirse de ebrio o algo moderado que le permita estar consciente a la hora de ligarse ese tío? No estaba seguro de la cantidad de alcohol que le aseguraría no decir "Potter" a la hora de correrse, como muchas veces ya varios años atrás.

—¿Te ayudo a escoger?

El hombre ya estaba ahí, apoyado en la barra a su lado, igual que él.

—Ya me decidí—Draco ladeó el rostro para mirarlo de arriba a abajo antes de lanzar al colaborador del local—Un vodka spirytus

—Lo mismo.

El chico se sentó a su lado sonriente.

—Vivo cerca ¿Eres de por aqui?

—Algo así.

—Vienes con...—Dirigió una mirada al trio un poco más allá—tus amigos ¿Cierto?

—Sí, aunque por ahora—Esbozo una calculada sonrisa—prefiero tu compañía

.

.

.

.

.

.

.

.

.

—Presta atención, Neville. Él no te ama.

—¿Quieres morir?

—¿P-porque? —El de ojos azules abrió los ojos alarmado por la seriedad de su expresión.

—Es que aún no te ha llevado a su casa en París ¡La ciudad del amor!

—Aún no coincidimos nuestras vacaciones largas—refunfuño el castaño entre dientes— y tampoco es de tu incumbencia.

—¡Corta con el! Aun estas a tiempo.

—Haré que mastiques esas palabras por el culo—El gryffindor se rio por lo bajo. Theo fruncía el ceño, pero no lucía realmente molesto, sus ojos brillaban con chispa—No lo escuches, él nunca ha tenido un crup que le ladre, es el menos indicado para dar cátedras de amor.

—Ya tendremos tiempo para eso—Asintió Neville sonriente.

—Como escuchaste: no te metas.

—¿Ves lo amargado que es? Lo digo por tu bien.

—Uno te invita por cortesía y te empeñas en bajarme el novio—Theo vació su copa y fisgoneó a su rubio amigo, que brillaba por su ausencia. Ya estaba ligando—¿No te llama Draco? Corre, ve.

Blaise también lo siguió con la vista y se encogió de hombros.

—No creo que me necesite ahora.

—¿Seguro? Escucho que te llama, creo que quiere un trio.

Blaise paso un brazo por el hombro de Theo y otro por el hombro de Neville.

—Gracias, pero me siento muy a gusto aquí.

Neville soltó otra risita.

Estaba levemente mareado y ya le estaba agarrando la onda al italiano. Era fresco y alegre y no había pasado nada de lo que imagino cuando Theo le propuso salir con sus dos mejores amigos.

—¿Cómo no se te pega esa sonrisa? —Señaló a Neville mientras negaba —Tienes un puto palo en el culo todo el tiempo.

—El que te meterá un pajolero palo seré yo y ya sabes por donde, me da que quieres vivir la experiencia.

—No me antojes tan temprano—Miró apreciativo a Neville, quién se removió nervioso—No me molestaría meterme con ustedes dos a la cama.

—Quise decir que ya te puedes ir largando. Y no lo mires así o te romperé el ojete.

Neville suspiró y volteó de nuevo hacia Malfoy.

Había desaparecido.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

Harry tomó el vaso que alegremente Collin le ofreció por sobre la mesita de dos ubicada en un rinconcito de ese abarrotado lugar.

Removió el contenido ociosamente, preguntándose si era posible desaparecer de su asiento frente a todos esos muggles sin causar escándalo, y así poder aparecerse en los baños, por donde había visto ingresar a ese tipo simplón sujeto de la mano de Malfoy.

Tenía curiosidad, solo eso.

Y ¿Cómo había llegado hasta ahí? Ah sí, había sido timado.

Totalmente.

Luego de su corta rutina en el gym (había llegado más temprano de lo usual y dado con que Malfoy había faltado: Un tal Clint no había vacilado en informarle), había llegado a casa levemente desanimado y abierto la puerta con cansancio. Antes de cerrar, una lechuza posada en su ventana había chillado para llamar su atención, por lo que decidió atenderla.

Era la invitación de Collin.

Sin nada mejor que hacer y en vista que no tenía nada preparado para cenar, decidió aceptar. Se apareció en la dirección misma, donde Collin ya lo estaba esperando, y no demoró en ser estrechado por sus brazos.

El más bajo ya había agarrado esa manía, por lo visto.

Como sea, frunció el ceño y sus tripas rugieron cuando noto que el local en cuestión tenía un cartel del tamaño de sus cabezas que ponía "cerrado ".

De inmediato, quiso huir con la excusa que realmente tenía hambre y que estaba cansado, pero Collin había puesto mucha insistencia en jalarlo al frente, que "En ese bar también sirven comida", que "te va a encantar" y más palabras flojas.

Había dado la vuelta, pero cambio de parecer al segundo siguiente de ver dos figuras muy conocidas, ingresar justamente por ahí.

Eran Zabini y Malfoy.

No tuvo voz ni voto a la hora de ubicarse, por lo que no le quedó de otra que fisgonear a la pareja desde la distancia mientras Collin parloteaba sonoramente.

Pronto se dio cuenta que no necesitaba fingir atención, su compañía se contentaba con asentimientos mudos de cabeza y escuetos "aja" de rato en rato.

Su atención había sido totalmente succionada por la escena delante, donde ahora Nott y Nev se habían unido. Pronto el rubio se había alejado del trio para ligar con un tipo, que no tenía nada de gracia, si le preguntaban.

Sus ojos no se despegaron de la parejita en todo momento mientras vaciaba vaso tras vaso en su sitio, hasta que los vio perderse en los baños.

Vació el licor en su garganta de un gran sorbo y sus mejillas se calentaron. Con ese ya iban...no estaba seguro, pero se sentía suficientemente valeroso como para escapar de ahí.

Se levantó repentinamente

—Tengo que ir al baño.

Collin lo imitó mordiéndose la boca.

—Voy contigo.

Harry lo miró desconcertado.

—Sería mejor si ocupo el baño eh...solo yo.

—Un poco de compañía no hace mal a nadie.

Collin guiño un ojo inclinándose hacia él y Harry tragó.

—Es que...necesito usar el baño, pero usarlo de verdad.

—Oh

Collin abrió los ojos con comprensión y se sonrojo súbitamente.

—Vale, te espero aqui.

Harry sonrió sintiéndose cero culpable y muy cínico.

—Genia-Gracias.

Se alejó dando tumbos y sus piernas lo llevaron a su destino en un santiamén, le tomó dos intentos girar la manija de porquería antes de finalmente abrirse paso.

Gracias a sus asombrosos reflejos de auror, se salvó de estampar su cara contra la húmeda loza que era el suelo, y pudo sujetarse con ambas manos del amplio lavadero a su alcance.

Todo estaba muy oscuro y vacío, así que levantó la cabeza y estrechó los ojos, guiándose del sonido mientras avanzaba.

Alguien estaba atrapado en un cubilo y gemía roncamente mientras la puerta era golpeada desde adentro una y otra y otra vez.

Movido por un sentimiento muy extraño, se plantó justo afuera.

—Que bien me la chupas...

Harry estrechó los dientes al reconocer la voz de Malfoy.

—Mhgh...!

—Si ¡así! ¡Pott- ¡Pot- ¡Por favor no pares...!

—… nhg... ¡¿Nhgasi...?!

—Sí...joder, así...

Su saliva se convirtió en un líquido amargo y espeso dentro de su boca y al segundo siguiente, su mano se movió sola.

De un brusco giro de muñeca, despidió la puerta de sus goznes con un sonoro "CRACK", y la imagen de Malfoy con su despeinado y rubio cabello cayendo sobre su sudorosa cara se imprimió en su retina.

Estaba apoyado contra la mayólica mientras el tipo se la chupaba con esmero.

Tiempo pasado, porque en ese instante el mencionado se habia detenido y apartado del rubio para mirarlo con cara de alucinado.

Malfoy también lo miraba alucinado.

—¿P-Potter...?

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

Cochino trabajo que no me deja actualizar, nos vemos pronto, prontito.