CAPITULO XXVI:
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Hoffman se apareció en el valle de Lauterbrunnen, muy cerca de su base. Tenía un conocido muy temperamental en esa zona con el que se entendía bien.
Se detuvo frente a la fachada de la taberna y olisqueó el aire. El penetrante olor a licántropo inundo sus pulmones.
Torció el gesto, indeciso, pero en seguida se sacudió ese sentimiento. Tenía que arriesgarse, y rápido.
El elegido y su descomunal magia no tardarían en hacer acto de presencia.
Ingresó con premura y se sentó en la barra. Al instante, un joven empleado se acercó.
—Bienvenido—Habló en perfecto alemán—¿Que le sirvo?
—Llévame con tu jefe.
El chico de ojos aguamarina alzó una ceja.
—No atendemos ex-mortifagos aqui.
Por el rabillo, notó que el resto del personal suspendió sus quehaceres para observarlo con recelo. Los clientes no notaron el cambio de ambiente y siguieron en lo suyo.
—Soy Hoffman.
Los ojos del chico cambiaron a ámbar.
—¿Tienes cita? —Ya no era una tono claro y limpio, sino un gruñido rasposo.
—No.
—Si no has agendado, no puedo llevarte.
—Te lo estoy "pidiendo"—Ese era una de las cosillas que le irritaba de esa manada: siempre salían con estúpidos requisitos para cada nimiedad—¿No es suficiente?
—Conoces el procedimiento para-
—Yo que tú, aprovecharía estos segundos de tolerancia y obedecería—recorrió la zona con la mirada, antes de encogerse de hombros—Ya que puedo ponerte a ti, y todo tu sequito, de rodillas si escalamos esta discusión.
—No estoy para rendir pleitesías a un don nadie—Gruñó el chico, encrespado.
—Para tu información, soy el único que ha beneficiado a tu especie, concediéndole el deseo de transformarse a voluntad—Respondió irritado, levantándose de su asiento—Sin mí no podrías vivir como lo haces, ni ser quien eres—su mirada se torno desdeñosa—Ya que estamos—Alzó la voz—¡Todos ustedes...me deben uno que otro favorcillo! ¿Se los cobro ahora?
Algunos clientes voltearon hacia ellos, curiosos.
—No hagas escándalo—reclamó el bartender, agrandando los ojos, alarmado—joder...
Giró sobre su sitio, enfurruñado.
—Aguarda un momento—Hizo un gesto con la mano y el resto de empleados procedió a ignorarlos de inmediato.
Hoffman sonrió con malicia.
—Espera—lo detuvo. Éste lo miró interrogante—sírveme un trago por mientras, tengo la lengua seca.
El otro blanqueo los ojos y se alejó, ignorándolo.
—Perros pulgosos, son unos pésimos anfitriones...
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—Blaise no tarda, espéralo aquí.
—Por supuesto.
—Por mientras—se encogió de hombros, casual—Tengo una muda que podría quedarte ¿La quieres?
—Claro.
Finalmente, Draco dejó caer su máscara de falso interés hacia la horrorosa verga y recorrió al semidesnudo auror; desde sus pies enfundados en sandalias de baño, hasta sus, aún húmedos y alborotados, cabellos.
Ya no sonreía bobamente, su mandíbula colgaba floja mientras lo miraba fijamente con sus profundos ojos verdes.
—Está en mi habitación—despidió muy bajo, casi inaudible, aspirando el suave aroma del cuerpo recién duchado—cámbiate ahí…—Los pectorales del otro subieron y bajaron bruscamente. Clavó la mirada en ellos, sin disimulo.
El pelinegro samaqueó su cabeza de arriba a abajo.
—Si...—aprobó, ronco.
—Bien...—Draco humedeció su boca, ocasionando que las esmeraldas se deslicen bajo su nariz, repentinamente vidriosas—Sígueme—Finalizó.
Atrapó un mechón de su platinado cabello con dos dedos y lo apartó de su frente, echándolo hacia atrás. Las esmeraldas siguieron el movimiento de inmediato, como flechas.
—Si...
Draco soltó la muñeca del auror y giró sobre su sitio.
Este dejo caer su extremidad y clavó los ojos en su trasero, soltando un anhelante y ronco suspiro antes de, finalmente, moverse hacia adelante con andar desgarbado.
Ahí se iba el par,
Potter iba a cogerse al rubio como si no hubiera un mañana (llámese "esperar"), y ahora él quedaba sobrando.
Kerry, apoyado muy cerca de la chimenea y con las manos en los bolsillos, elevó sus cejas, burlón. Había sido totalmente expectorado del planeta por esos dos.
Caviló en silencio mirando sus pies.
Irse sería lo más sensato, aunque...aun con todo, el pelinegro era totalmente capaz de explotar al italiano a su regreso, si no por los podridos celos que le generaba su cercanía con Malfoy, por la gracia de su mano.
Zabini no se medía, lo iba a pinchar, era seguro, había nacido con talento para eso (había que reconocerlo), así que era probable que ambos choquen y…
¿Y si cometían una locura?
Antes que decida algo, o que los otros alcancen la baranda de la escalera, su varita comenzó a vibrar alocadamente. La tomó, y la elevó extrañado a la altura de sus ojos, mientras, ésta despedía el amplificado bramido de Robards.
—"¡POTTERRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR!"
Se tapó una oreja.
—"KENNY ¿ESTAS CON ÉL?"
El aludido se congeló en su sitio mientras, todas las pornográficas escenas de él, enterrando su boca entre las nalgas de Malfoy, eran barridas con violencia.
Frunció el ceño y torció el cuello buscando el origen del grito, fastidiado.
—Señor—Kerry se aclaró la garganta mientras el moreno apretaba los dientes, y regresaba sobre sus pasos, muy renuente—Afirmativo, estoy con él.
—"¿PORQUE MIERDA NO CARGA SU- Oh, Creevey acaba de llegar..."
—¿Collin?
—"¿Hay otro Collin en nuestro departamento?"
Antes que responda, Harry ya estaba ahí.
—Robards—se inclinó sobre la madera, siendo imitado por un silencioso (y muerto de curiosidad) rubio—¿Pasó algo?
—"¡Carga la varita, muchacho!¡Eres un auror! —Despotricó—¿Hasta cuándo contigo...?"
Harry se rasco la nuca, azorado.
En efecto, no la tenía a mano. De vez en cuando le pasaba eso, que se arrancaba a cualquier lado sin ella. No podían culparlo, casi no la usaba, y si lo hacía, era por puro protocolo.
¡Ni que fuera para tanto!
—¡Estamos de cabeza y tu ni enterado! —continuo el hombre mayor.
Tal vez si era para tanto.
—¡He mandado comunicado a todas las unidades y ya las tengo aquí! ¡Todas! ¡menos la tuya! Collin vino porque Ryan lo arrastró, sino…"
—Lo siento, tuve un uhm...—Se quedó en el aire ¿Cómo explicar lo de su mano?
—"Las excusas para luego ¡Tenemos novedades!"
Kerry soltó un desganado "No ahora...".
—"Escuchen bien: Hoffman ha escapado..."
El moreno parpadeó, estático, asimilando la frase.
—¿Co-como es posible...? —Tartamudeó el pelirrojo muy pálido.
—"...se quitó todo, absolutamente todo lo que traía encima, y no solo eso—suspiró pesadamente antes de agregar—... tenemos un frío, esto es código rojo".
Kerry ahogó un jadeo mientras Draco alternaba la mirada del moreno a la madera, y de esta, al pelirrojo, intrigado.
¿Un frío? ¿Alguien había muerto?
—Estaremos ahí en breve—gruñó el ojiverde con expresión endurecida.
¿Escapado?
No lo iba a permitir, Hoffman no iría lejos esa noche.
—"Los quiero para hace cinco minutos, cambio y fuera".
Silencio.
—Kerry.
El pelirrojo asintió y tomo su muñeca.
Harry se preparó para el salto, pero un leve jalón en la tela que colgaba de su cadera lo detuvo a tiempo. Bajó la vista y dio con el rubio prendido de su toalla.
—Llévame contigo—Lo miro de plano—Es Hoffman, no podrás hacer mucho sin mí.
—Por supuesto que no—negó Harry, repasándolo, perplejo—es peligroso.
—Soy el único a quien no puede invadir—rebatió en el acto—Así que lo dudo.
—Es lo de menos, nos encargaremos—tomó su muñeca y tiró. La toalla amenazo con resbalar peligrosamente de su cadera—solo suelta la-
—¿Que harás cuando lo tengas en frente? —aseguró el agarre—¿Lanzarlo por los aires? —soltó un bufido—Es sigiloso y letal: lo vi en la cabeza de Creevey. No te dará tiempo para respirar, entrará en ti para hacerte pedazos, luego, si con suerte no te mata, ira a por Weslette—cabeceo hacia el pelirrojo, que palideció—¿Y si lo tortura? No quieres ponerlo en peligro ¿cierto?
Frunció el ceño.
—Draco, eres un civil-
—Que está metido en esto hasta la ceja gracias a la incompetencia del Ministerio—no iba a quedarse atrás, ni parar con su discurso—si insisto tanto es porque tu habilidad mental es...—desvió la vista, buscando un adjetivo no ofensivo que encaje, sin éxito—...está claro que no tienes, ni una chispa de ella.
—B-bueno, no, pero-
—Tú—pasó del moreno—¿Manejas Oclumancia?
—No—respondió Kerry, tragando duro.
—Lo suponía, no les resultará.
—Hemos pasado por todo tipo de situaciones, no necesito-
—Si "necesitas"—rebatió entre dientes, dando un paso más cerca, sintiendo cómo la desagradable y tortuosa inquietud comenzaba a filtrarse en su pecho, muy lentamente—Me necesitas.
La maniobra de Hoffman era ejemplar: veloz e imperceptible, como solo un experto en su materia podía ser.
Alguien con las emociones a flor de piel sería presa fácil. Una vez bajo mando, imposibilitado de hacer otra cosa que babear y parpadear como cascaron vacío, Potter podría ser víctima de...todo.
Su corazón se apretó de solo imaginar al ojiverde en el suelo, como Creevey horas antes, o peor aún, siendo sometido como Killi esa lejana noche.
Indefenso.
—No te llevaré, esta podría ser una persecución ¡no tenemos idea de lo que nos espera!
—Sugiero que lo escuches—Intervino el pelirrojo. Harry le sonrió, aliviado de contar con apoyo—como dice, puede que nos toque corretearlo y—señaló a su colega, acusador—no has visto cuando lo hace, se desconoce, se pone muy bruto-
—Potter—Draco le pasó encima y se clavó en las esmeraldas, vehemente—te pido que por favor—No le importó sonar un poquito urgido, o que el moreno ensanchara los ojos, turbado—me lleves contigo.
Harry no pudo contener sus músculos orbiculares (ni la burbujeante calidez que invadió su interior, derritiéndolo) y sonrió.
Malfoy acababa de "pedir" que lo lleve "por favor".
Había dicho "por favor", batiendo sus albinas pestañas, enfundado en su tierna pijama de dormir.
Carajo que era tierno.
—No puedo, Draco...—susurró con dulzura—No lo haré—finalizó.
De pronto, tenía ganas de acunar sus suaves y sonrosadas mejillas y...no podía ceder.
—¡Podría matarte, idiota! —rugió el rubio, perdiendo el decoro, poniéndose carmesí.
Harry abrió la boca para rebatir, pero fue interrumpido por la varita de Kerry,
—"¡¿YA ESTAN AQUÍ?!
—Mierda...—Suspiró Harry, resignado—Realmente siento esto, Draco...
¿Esto?
Draco entrecerró los ojos, y al segundo siguiente, todo se puso de cabeza.
¿Estaba volando?
Ahogó una exclamación indignada cuando reboto en el piso unos metros más allá (de mala manera debido a la fuerza), y sin dolor alguno.
Cuando se cuerpo dejó de rodar, se levantó de un brinco, picado y contenido de rabia, bramando a todo pulmón.
—¡POTTER!
Estaba solo, se había ido.
—¡Imbécil! —Apretó los dientes, despeinado y angustiado. Sin poder creer lo que ese "hijo de puta" acababa de hacer—ojalá ese desgraciado te torture...
Caminó en círculos.
El ojiverde era exorbitantemente poderoso, claro que sí, lo había sentido en su ser, sin embargo, no podía confiarse en "resolverlo" a mitad de camino.
Se estaba lanzando al vacío para que al final…
¿Para qué tanta molestia...?
Si desaparecía o moría en acción, el Ministerio se informaría con los hechos y lo daría por perdido, para luego reemplazarlo por otro sabueso: Eran unos inútiles.
Luego, anunciarían su muerte al público, colgarían estandartes en su tumba y sus fans bañarían su cajón con sus lágrimas.
El moreno pasaría a la historia como un héroe, dejándole el corazón hecho pedazos, y Blaise le mostraría el anuncio de-
—No... —Tenía que hacer algo.
Se mordió las uñas, hiperventilando.
—No puedes irte...sin varita...
De seguro fué a por ella, eso haría cualquier persona normal. Si lo buscaba en ese instante, tal vez, aún pueda encontrarle.
No estaba seguro del momento en que tiro los polvos y grito su dirección, ni pensó en ello mientras aterrizaba sumisamente en la conocida salita.
Subió los escalones apresurado, dispuesto a invadir su habitación, porque lógicamente, tenía que estar ahí.
Tenía que estar.
Cambiándose o algo.
Llegó al rellano de la escalera y empujo la puerta semiabierta con el corazón debocado.
—¡Potter! No seas cabezota, llévame conti...—No estaba.
Se congeló en su sitio sin poder creer que ahí, descansando sobre el colchón, y en total abandono, yacía la dichosa varita.
Se acercó lentamente, desesperanzado, y la tomó entre sus manos. Casi al instante, su poderosa magia lo invadió de nuevo, muy lentamente.
Cerró los ojos, mordiéndose el labio y suspirando, mientras latigazos de energía azotaban su columna en sentido ascendente, como explorándolo.
Su polla pulsó agradablemente cuando las ondas se centraron en su ingle. Deslizó una mano hacia su erección, aletargado, deseando estimularla, pero antes que lo logre, una poderosa succión naciente de su estómago, lo atacó.
Abrió los ojos, aturdido, y notó que la habitación se había desvanecido, para ser reemplazada por una amplia e iluminada estancia, repleta de tipos enfundados en túnicas negras a medida.
Parpadeó alucinado, reconociendo el lugar.
Estaba en el Atrio, rodeado de aurores que lo miraban con insistencia, anonadados.
—¿D-Draco...?
Llego un balbuceó por su derecha. Volteó, reconociendo la voz, y sus mejillas ardieron en llamas.
El pelinegro estaba a un palmo, mirándolo atónito. Killi, a su costado, se sobaba la sien murmurando por lo bajo.
—Por Morgana, no estoy alucinando...
—¿¡Es Malfoy sosteniendo la varita de Potter¡?
—Te dije que vino en la tarde, ahora págame.
—¿Que mierda hace aquí?
—Es-esto no-no es—tragó frente a los presentes, con el rostro caliente —no lo hice yo, so-sólo estaba ahí, en la habitación—su mano hizo un ademan por su cuenta. El moreno lo siguió con la vista—y luego todo se...se de-desvaneció—balbuceó—para cuando me di cuenta, me aparecí aquí—finalizó, desviando la vista.
Sus nervios se dispararon cuando el moreno lo siguió mirando enmudecido. De hecho, ahora todo el mundo se había callado la boca.
Para su suerte, alguien deshizo el frágil ambiente con un carraspeo de garganta.
—Este evento nos corona, señores—Robards extendió los brazos—Tenemos a Malfoy en la ecuación.
—¿Que está insinuando? —salió Harry de estupor, para dirigirse a su superior.
—No es una insinuación: acabo de declarar que Malfoy viene con nosotros.
—De ninguna manera—se opuso en el acto.
Dada su naturaleza descuidada, había optado por simplificarse la vida y colocar un hechizo convocador a su varita, para que cuando la olvidara (lo que ocurría seguido) o se la arrebatan en medio de una redada, esta vuelva a él con solo desearlo.
Así que cuando Robards lo insto a traerla de una vez "o te saco de la misión", no esperó que apareciera con yapa...justo en el momento menos favorecedor. El robusto hombre parecía dispuesto a llevarse cada perro y gato que se le cruce con tal de apresar a Hoffman esa misma noche.
—¿Cuál es tu problema? Malfoy está metido en el caso, porque tú—Camino hacia el ojiverde, que apretó la mandíbula—así lo quisiste.
—Lo pedí como apoyo para el interrogatorio, solo eso.
—Pues eso hará, realizará la "extracción de información" en cuanto tenga a Hoffman en su nariz…y la mía—enfocó al paralizado rubio—Tu presencia en indispensable, le sacaras hasta lo último ¿oíste bien?
—Si—Despidió este de inmediato, atolondrado.
—Robards, Draco es solo-
—Una ventaja, y un provisional miembro del equipo.
—¡No! No lo es—rebatió, frunciendo el ceño.
—No tengo tiempo para esto, niño—El otro apretó los puños—estamos en un aprieto y mientras más personas capaces, mejor.
—¡No dejaré que lo hagas! —Bramó Harry sin poder contener sus revoluciones, haciendo saltar a algunos compañeros. Una vena saltarina apareció a lo largo de su cuello—¡No harás esto con Draco! ¡No permitiré que-
—La misión ya no depende de ti—Lo cortó el mayor, blanqueando los ojos—ahora es manejada por la entidad. Puedes quedarte haciendo un berrinche, mientras él se va conmigo en el grupo de Kenny, o vestirte de una vez y colaborar—Se acomodó la túnica, pasando del furioso ojiverde—Pero antes de proseguir—estrechó los ojos, inquisitivo—me tomaré la libertad de preguntar sobre lo paso más temprano ¿Malfoy?
Este tragó grueso cuando la aplastante atención de todos se centró en él.
—Sabemos que lo visitaste horas antes ¿Que viste? ¿Cómplices? ¿Algún plan o posible destino?
—Logré entrar, pero no fui muy lejos, porque...—Apareció Potter en pelotas.
Ensanchó los ojos, percatándose de la desesperada pantomima en que había caído. Esas escenas no fueron más que un anzuelo para ganar tiempo. Y él lo había mordido, sin pensarlo dos veces...como todo un idiota...
—Aborto, yo pedí que pare.
—¿Tú también eres Malfoy?
—No—Gruñó.
—Creevey fue seriamente dañado desde el inicio...—se recompuso, encogiendo los hombros—decidí darle prioridad.
—Fue nuestro error entonces—Negó el mayor, mirando al más bajo—le dimos ventaja...desafortunado.
—Si...
—¡Señores! Voy con el recuento—Giró hacia el silencioso público, que volvió a prestarle atención—Luego no los quiero perdidos-
—Draco no irá—Terqueó el moreno, tensándose en su sitio.
Todos se clavaron en él.
—No cuentas con algo, Potter...
De inmediato, las miradas hambrientas de morbo recayeron en el rubio.
—...que me importa dos coños lo que quieras—completo. Por ahí saltaron unas risitas—Estoy dispuesto a formar parte de esta misión, ya que, como dije antes, sin mi harías un carajo.
El aludido lo taladró con un brillo herido, cien por ciento mudo, tenso en extremo.
—Excelente, irás en su grupo...ya que se le van los caballos por tu seguridad...—Añadió Robards, burlón. Draco asintió, internamente complacido—¿Ves, chico? —giró hacia el pelinegro, que ahora se enterraba en sus pies—Él quiere venir. Vístete, nos vamos en cinco.
—Harry—Kerry tomó el antebrazo de su rígido colega—Mira el lado bueno: estará en nuestro grupo, no dejaremos que le pase algo.
—No hay nada bueno en esta situación, no vamos de excursión—Gruño por lo bajo, a punto de reventar de impotencia—este jodido cabrón...—aspiró, sobrepasado por su furia—...no le gusta llevarse de la buena, siempre ha sido así, "tan...
—Hemos tenido malas redadas, pero ninguna ha involucrado a Hoffman, cálmate un poco—Le dio una palmada—¿Qué pasó con "Potter-me-cargo-a-todos-solo"?
—No es eso, tengo...un mal presentimiento...
—Disculpa que lo ventile en este preciso instante, pero tus corazonadas nunca dan en el clavo.
El ojiverde movió su muñeca, caldeado. En automático un pantalón gris de algodón y una sudadera roja lo cubrieron, mientras el pelirrojo se inclinaba sobre su oreja, cuchicheando.
Draco inclinó la cabeza, dejando que sus mechones cubran su rostro, dispuesto a no presenciar la cercanía entre ambos.
—Entonces...—Respingó, no notó que Creevey se había parado a su lado—estamos en el mismo grupo.
—Por desgracia.
—¿Cómo acabaste con la varita de Harry? ¿Estabas con él o algo?
—Antes, dime como quitarte lo cotilla.
—Esta vez no soy solo yo, ¡todos se lo están preguntando! fue muy extraño.
—No me digas...—detallo a los aurores por detrás de su cabello.
Estaban distribuidos en doce grupos, de dos a cinco integrantes cada uno; entre todos, calculaba media centena o por ahí.
Varios lo miraban de vuelta, sin disimulo.
Dio un paso más cerca del ojiverde, quien había optado por aniquilar a su superior con los ojos, de forma muy venenosa (si le preguntaban) y una sombra de rabia en la cara. Este ni cuenta, a pesar de haberse plantado muy cerca.
—Aquí va el recuento, muchachos: No mueran—miró al más bajo—¡Simple! Tanto como seguir las indicaciones que se les da, aunque a veces...—se desvió al moreno—se las pasan por la raja mal afeitada—remarcó—y les da por enfilarse al suicidio—el silencio se hizo pesado—arrastrando a sus colegas en el proceso—taladró al resto—¡Eso no puede pasar hoy! ¡No perderé a nadie!¡Y tampoco quiero mutilados!¡Ojo! Esta operación debe ser impecable.
¿Quería destruir sus temples o infundirles ánimo? Si así eran los discursos que recibía, no le extrañaba que el moreno se ponga paranoico.
—Como saben, Potter tiene experiencia lidiando con el bicho raro, ha estado tras él por meses. Sabe cómo rastrearlo, y lógicamente ¡Nosotros vamos a seguirlo!
Como sea, estaba donde quería, y el desasosiego que lo atormento cuando este huyó, se había esfumado. Todo estaba bien.
—Nos apareceremos juntos, ya que las protecciones estan en su nivel mas bajo, y luego—Se detuvo unos segundos—...nadie sabe lo que vendrá, pero este es el posible escenario: estaremos en la dichosa base o muy cerca. Aquí viene una nueva: Protejan a Malfoy a como dé lugar, es quien facilitará la información ¿Quedo claro?
Más que perfecto.
—¡Si! —Rugió el surtido grupo de personas.
—Nos dirigimos a la celda del prófugo, señores. Es ahí donde Potter—El moreno torció el cuello, luciendo ofuscado—rastreará su firma mágica ¡Muévanse! ¡Ya!
Todos circularon hacia el ascensor y Draco los siguió, siempre tras el moreno. Collin Creevey lo imitó, luciendo acojonado; parecía a punto de llorar y se había olvidado de su característico parloteo.
Gracias a Morgana.
Se detuvo a tiempo de trastabillar cuando el ojiverde paro el andar en su nariz y lo encaró de improvisto.
—Ahora tu vida está en juego—Despidió con la mandíbula apretada mientras las demás personas los adelantaban—¿Ya estas contento?
—Nunca lo estoy—Siseó en respuesta.
—No se Legeremancia, ni mierda relacionada, pero dije encontraría la forma ¡No era necesario seguirme ni acceder a Robards! ¿Por qué lo hiciste? —Reclamó con el rostro enrojecido. Las luces del pasillo parpadearon—El peligro es latente, pensé que quedo claro.
—Pues, no pude asimilarlo mientras volaba por los aires—se encogió de hombros—desplazar la atención de una tarea a otra es retador ¿Sabes?
—¡Por una maldita vez deja de ser t-tan…—Su lengua se trabó una nada. El rubio acababa de exponer uno de sus formados pómulos, luciendo irritado—…terco y complicado!
—Iré contigo, quieras o no—replicó echando chispas— no necesito tu permiso, no eres nadie—exhalo con fuerza, despidiendo su perfumado aliento sobre los carnosos labios—para impedirlo. Mientras antes te lo digieras, mejor.
Harry se contuvo de imitarlo y cerrar la distancia entre ambos, ahí en el pasillo, a vista de todos.
¿Qué hacía para verse tan caliente? Y… ¿Que estaba mal con él?
—De haber sabido que esto iba pasar—su boca se secó—nunca habría-
—¡HEY! ¡USTEDES DOS!
Draco se alejó para mirar a su alrededor. Ya no había nadie cerca, a excepción de Robards, que los miraba con irritación frente al ascensor.
—¡PARECEN UN MATRIMONIO! ¡DEJEN LAS DISCUSIONES PARA LUEGO Y VENGA DE UNA VEZ!
Harry se puso carmesí y fulminó al rubio cuando pasó por su lado, presuroso por alcanzar al mayor.
No le quedo otra que seguirlo, enfurruñado, intentando no quedar prendido del vaivén de su cabello o la parte baja de su espalda.
Arrastró los pies todo el camino hasta la celda destinada, donde ya todo el mundo lo esperaba.
Ingreso y se paró junto a la silla, cerrando los ojos, apartando la rabia, concentrándose en la esencia que aún flotaba en el aire.
Podía sentir rezagos del sin rostro acariciando su piel expuesta, causándole picazón y cosquillas.
Así se sentía la firma de Hoffman en cada lugar por el que pasaba.
Si la sincronizaba con sus sentidos y se preparaba para el salto, daría con su paradero, o muy cerca.
Ya lo tenía.
Abrió los ojos y buscó la posición del rubio. Lo ubicó al lado de Kerry, mirándolo fijo y expectante, igual que el resto.
—Draco—Extendió su mano herida.
El aludido asintió y se aproximó, con ojos vidriosos.
—En cuanto saltemos—susurró cuando lo tuvo en frente—te quedarás junto a mí, no te despegues, pase lo que pase, por favor...
—V-Vale.
—Kerry—extendió su otra mano.
Este asintió, tomándola.
—Collin.
—Voy.
Formaron una cadena de cuatro, el más bajo extendió su brazo a su superior.
—¡Espabilen! —Azuzó esté todo el mundo antes de tomar al más bajo—Ryan.
—Sí, señor.
Todos se tomaron las manos, en cadena.
—¿Ya están?
—¡Listos, señor! —Fue la respuesta colectiva
—¡Potter!
Harry no respondió, solo cerró los ojos y saltó.
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Modificar los síntomas de la licantropía era una empresa ambiciosa y compleja, muchos lo habiam intentado, y con la misma, fallado. El historial de emprendedores y la repetitividad de los resultados a lo largo del tiempo habrían amilanado a cualquiera.
Pero no a él.
Hoffman era madera de otro árbol y no se permitía fallar cuando de millonarios negocios se trataba.
Él, y nadie más que él, lo habia logrado. Le tomó alrededor de un año sacar adelante una variación de la poción matalobos. Su efecto era temporal y debía suministrarse cada tres meses, pero eso era lo de menos.
Funcionada: Los hacia inmune a la estación lunar, permitiéndoles transformarse a voluntad, sin dolor y conservando consciencia durante el proceso.
Su producto circulaba en el mercado negro desde hace algún tiempo, y era de los más codiciados. Manadas y manadas de licántropos de todo el mundo lo querían a cualquier costo, incluso la ordenaban con meses de adelanto, como Thomas.
El Alfa de esa taberna era uno de sus clientes más asiduos, y sencillamente, no podía vivir sin su milagrosa creación.
Gracias a ella, él y toda su manada gozaban de una espléndida "calidad de vida". Se relacionaban con magos y muggles sin problemas, aspiraban a trabajos bien posicionados, montaban exitosos negocios que llenaban sus bolsillos a todas horas del día, e incluso, negaban su condición a conveniencia con toda la frescura del mundo.
Nada de eso habría sido posible sin su invaluable aporte.
Por eso, no dudó en dejarse caer en su guarida y pedir que le eche mano con ciertos elementos necesarios para su ritual.
—¿No pudiste conseguir un rostro menos...—Thomas no apartaba la vista, impresionado—...controversial?
—Y cuál sería el chiste.
Suspiró.
—Tengo dos acromántulas, tómalo o déjalo.
Hoffman torció la boca.
No eran de su preferencia, pero era mejor que nada.
—Lo tomo, y.…necesito algo más.
—Te estoy regalando dos de mis bebes—se quejó de inmediato—¡dos! ¿Y me vienes con "mas"?
—Como lo oyes—Thomas se levantó del asiento—calma tus revoluciones—lo apaciguó el rubio, medio burlón—querrás darme todo lo que pida en cuanto oigas lo que saldrá de mi boca.
—Te deje entrar sin cita y estoy siendo "muy" tolerante contigo—sacó en cara—así que más vale que sea cierto.
—Tengo en mi base un nuevo material, exclusivo para licántropos—Su receptor alzó una ceja, solapadamente interesado. Nadie le ganaba en ingenio a su bizarro proveedor, cualquier cosa que ofrezca era digna de ser adquirida—Esta sustancia se introduce en el torrente sanguíneo, permitiendo al huésped controlar a voluntad los síntomas de-
—Ya podemos controlarlos, con tu pócima.
Hoffman se lamió la boca antes de sonreír.
—Como decía, luego que entra al torrente sanguíneo, su efecto es "de por vida".
Thomas ensanchó los ojos.
—¿Q-Qué acabas de...? —Preguntó en un hilo, no seguro de haber escuchado bien—¿Es una broma?
—Claro que no, pedazo de iluso.
—Es que suena...imposible.
—Para un genio como yo, eso no existe—se inclinó hacia adelante, entrecerrando sus llamativos ojos azules— Te he solucionado la vida, y a toda tu especie—se encogió de hombros, agregando con petulancia—Soy perfeccionista por naturaleza, no pude conformarme con la versión que conoces y seguí investigando, día sí, y noche también, hasta dar a luz esta invaluable joya...es mi más reciente experimento, y aún no está en el mercado.
—Hoffman...—El licántropo palideció.
Así, bajo opaca luz y sonriendo engreído, parecía la versión joven y rebelde de Lucius Malfoy, o a su hijo desterrrado.
"Es calcadito a esa basura", pensó Thomas, anonadado.
—Es lo mejor que tengo en mi repertorio ¡Será una sensación!
—Nunca dejas de sorprender.
—¡Por supuesto que no! —Exclamó con la emoción a flor de piel. Si perdía de vista al enajenado auror, sería poderoso: controlaría el mercado y sería miles de veces más rico de lo que ya era—Y si dejas de poner pegas y escuchas mi petición, hasta podría convertirte en mi socio—continuó, engatusador.
—¿Lo juras?
—¿Cuándo te he mentido?
—Nunca—Soltó de inmediato, luego se aclaró la garganta—¿Qué propones? Estoy abierto a negociaciones.
—Por eso me gustas, nos entendemos bien.
—No te adelantes, aún no he decidido nada.
Hoffman lo fulminó antes de dejar caer la bomba.
—Ahora mismo soy...fugitivo de la justicia británica, los aurores vienen tras de mí y no tardaran en llegar-
—¡Carajo! ¡Lo sabía! —Rezongó el otro.
—¡Déjame acabar! Idiota...
—¡No! no quiero problemas: piérdete.
—Cualquiera querría poner sus manos en "elixir".
—Si los aurores británicos están tras tu cuello, es probable que ese tal Harry Potter también aterrice por aquí y ¡No quiero problemas con el!
—¿Harry Potter? No me suena ese nombre...
—Pues debería, el mundo entero lo conoce—Hoffman frunció el ceño—Viajo seguido, por si no sabías, y he leído mucho sobre él: Es "el niño que vivió" para volverse demente y destruir propiedades públicas y privadas cada que anda de caza.
—Ahora que lo dices, he leído una que otra cosa, pero nada relevante—Le quitó hierro al asunto.
—Dicen que su lucha contra el mago oscuro, hace varios años, lo dejó tocado y ahora es algo así como un "idol de la justicia", pero con inclinaciones homicidas. Dicen también, que ama juguetear con sus presas...
—No tanto así...—rebatió débilmente.
—...y drenar sus fuerzas hasta lo inexistente, antes de llevárselas a su base para—Se estremeció—"interrogarlas"—Tragó.
—¿Te escuchas a ti mismo? —se burló—En serio, deja de leer tanta mierda sensacionalista.
—¡No creo que exageren! He visto fotos de ese cabrón, luce como lo pintan, ni más ni menos.
—Mira, puede que haya algo de cierto, pero nada que preocuparse.
—Dicen también, que sus arranques dependen de su humor, y.…—Lo miró acusador—si te busca a estas horas, no creo que ande de buenas, así que la respuesta es no—Concluyó.
—Piénsalo bien—El otro negó, disconforme: Toda esa situación era "demasiado" para el—Si los suyos logran tomarme y penetrar mi base, confiscaran todo, absolutamente todo, incluyendo a "elixir"; y la oportunidad de superar tu condición se irá para siempre.
—Eso no lo sabemos, si la encuentran, tal vez-
—¿La pongan en tu mano? —Blanqueó los ojos—¡No lo harán! ¡No pasara! —exclamo con impotencia—Saquearon mis otras bases hace meses, y ninguno de mis materiales ha entrado en circulación. Probablemente aún estén tratando de desmontarlos—soltó una risa sin gracia—¡Como si pudieran! Mis formulas son complejas, solo yo puedo llegar a tanto.
—Tu soberbia se roba el aire, moriré asfixiado.
—Recuérdame una sola vez que hayan puesto tu especie por sobre sus intereses—Gruñó entre dientes—La poción matalobos fue lo mejor que esos miserables pudieron ofrecer; una mezcla mediocre, cara y absurdamente difícil de conseguir—Torció el gesto, despectivo—La paz que gozas ahora, esa maravillosa realidad que tú y los tuyos han creado fue posible gracias a mí ¡Si a alguien debes lealtad, es a MÍ!
—No niego que nos has beneficiado, en muchos sentidos, Hoffman...pero lo que me pides es...—Sacudió la cabeza, ofuscado—¡Son aurores!
—Y tu un licántropo, actúa como tal.
—Yo y los míos tenemos una vida, no tan limpia, pero es mejor de lo que alguna vez imagine—suspiró—no podría arriesgarla...luego esta ese tipo salvaje, que-
—Si logro entrar y movilizar todo con tu ayuda, estará perdido—insistió suavizando el tono—Como criaturas excepcionales, somos semejantes, nos debemos apoyo.
—Yo no te debo nada, nuestra relación es meramente comercial: Pago por productos y tú me los entregas, punto.
—¿Es tu última palabra?
—...
—Ya no insistiré—Se levantó—Eres libre de vetar a los tuyos la libertad que tanto tiempo han anhelado, por mi parte—avanzó hacia la salida—no puedo perder más tiempo: Me voy.
Dio un paso fuera del despacho, pero fue detenido por el hombro.
—Exactamente... ¿Qué quieres que haga?
—El acceso es un ritual—Lo miró fijo—Necesito resguardo durante el proceso, nadie debe entrometerse.
—¿Que harás luego?
—Reforzare las restricciones y me haré irrastreable—Podía conseguirlo, solo necesitaba tiempo—así podré retomar mis negocios sin problemas—Extendió una mano—Ven conmigo, podrás acceder a todos mis productos, además de entrar y salir a voluntad.
Fue estrechada en el acto.
—Lo haré—aliarse con un sin rostro tan talentoso, que además quería hacerlo socio...sonaba conveniente, muy conveniente. Sobre todo, porque tenía más que suficiente "resguardo" para ofrecer, aunque...—¿Y si...encuentran la forma...?
—No podrán, ignoran como se hace.
—Suenas muy seguro.
—Lo estoy, en gran parte.
—Supongamos que esa mínima parte se vuelca en contra.
—Entonces—torció una sonrisa antes de murmurar—mi base será una tumba.
—¿Qué garantías tengo que cumplirás tu palabra?
—El Juramento Inquebrantable—Lo enfrento mortalmente serio—Hagámoslo ahora...
Thomas sacó una varita y se la tendió, luego sostuvo entre ambos la de uso personal .
—¡Craig!
El licántropo que lo atendió en el bar, apareció de inmediato.
—Señor—Lo miró expectante.
—Tú serás el testigo.
No entendía un carajo, pero asintió.
—Como ordene.
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¡Gracias por los comentarios!
Extrañaba actualizar, octubre se vino con una agenda apretadaaaaaa.
Espero que les haya gustado el capítulo.
