CAPITULO XXVII:

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Se aparecieron en los límites de Lauterbrunnen. Un pueblito muy verde y tranquilo, cercado de enormes y gruesos arces.

—¡Estamos casi en la falda del Eiger, señores!

Todos, aun tomados de la mano, ensancharon los ojos ante la imponente figura. La montaña se erguía ante ellos a unos cuantos kilómetros. Blanca en la punta, oscura de la mitad para abajo.

La distancia que los separaba era un amplio e interminable sendero verde.

—La veo perfectamente...—susurró Kerry al lado de Harry—...y también- hay a-algo ahí—Achicó los ojos—¿Neblina?

—No, la neblina no es negra.

—¡REPLIEGUENSE! —Todos saltaron—¡Detrás de los arboles!¡Ya!¡Ya!¡Ya!

Obedecieron, alarmados.

Draco se dejó jalonear y apresar por el moreno contra el tronco de un árbol cercano.

—¿Q-Que es eso? —tartamudeó con la respiración agitada.

Había llegado a distinguir una enorme y densa mancha cubriendo la falda de la montaña.

—Son...un montón de-

—¡Licántropos transformados! —Bramó Robards, resguardado.

Collin, sujeto por Ryan, perdió el aliento de golpe.

—¿Li-licántropos?

—No hay luna...

—Una manada, no.…más bien un ejército de ellos—algunos gimieron—Están resguardando la entrada.

—¿Crees que nos vieron?

—Tal vez hasta nos oyeron.

—M-me olieron...

—¿No hay otra forma de entrar?

—¿Algún pasadizo secreto, dices?

—Si lo hubiera no necesitaríamos las putas restricciones de acceso ¡Cállense de una vez! Sarta de genios...

—No-no podemos solo ir y encararlos.

—¡Potter!

—Aquí.

—Dime que sientes ¿Esta ahí? Si es así, no hay marcha atrás, tenemos que ir con todo.

—¡Es una locura!

—¡Invaluable aporte, Creevey!

—¿Bien, Potter?

—Está en la montaña, no sé...si ya ingresó.

—Si está dentro... ¿Cómo haremos?

—Malfoy nos facilitará los detalles—respondió el mayor—Capturaremos a uno, o varios, para obtenerlos.

Draco pegó su nuca contra el árbol y elevó la vista al cielo, intentando calmar los temblores de su cuerpo, y fallando en el intento. No podía dejar de castañear.

Vivir cerca de Greyback había sido una experiencia espeluznante. Ahora...tenía que acercarse a un ejército de ellos.

Nadie le rogó, se había mandado solito. Él y sus obstinadas ganas de olerle los pedos a Potter.

Estupendo.

—Los licántropos son duros de batir, así que iremos al choque—Alzó una mano y una escoba apareció frente a el—...desde el aire ¡Queremos esa entrada despejada! ¡Convoquen sus escobas! ¡TODOS!

Harry agito la mano sin dejar de apresar al rubio contra el árbol. Tomó su reluciente y bien cuidada escoba personal, y acercó su boca a la oreja contraria.

—Draco...—lo llamó, mandando cosquillas por su piel—Subirás en cuanto te diga...

El rubio asintió de inmediato.

—…y te sujetaras muy fuerte—El ojiverde tomó su rostro con una mano, obligándolo a mirarle—es lo único que debes hacer hasta que lleguemos a nuestro destino, o capturemos uno de ellos, luego…veremos en el camino, las cosas podrían torcerse.

—Lo capto—respondió Draco, estremecido por la intensidad de su mirada.

—Genial...

Harry lo continuó mirando muy de cerca, procurando transmitir seguridad, totalmente olvidado de su furia.

Malfoy estaba evidentemente acojonado, y aún con todo, se veía endiabladamente hermoso.

Rozó su puntiagudo mentón, perdiéndose en sus pozos grises, donde muchas estrellitas se reflejaban con claridad.

—Estas temblando...—Hizo aparecer una chamarra roja de su habitación y la colocó sobre sus hombros. El otro se dejó hacer en trance—¿Mejor?

—C-creo que sí...—Draco estrujó el cuello de la chamarra, y aspiró con fuerza.

Olía riquísimo.

Su cuerpo se sintió más liviano.

—Sube.

El moreno ya estaba montado en su escoba, y lo miraba expectante. Se posicionó detrás y se enrosco al fornido torso, enterrando su nariz en la hirviente espalda contra su pecho.

Todo su ser entro en calor.

—No desciendan tanto, si no funciona reducirlos, mátenlos…si pueden...—Kerry tragó con el corazón en la boca—El grupo de Potter liderará bajo el hechizo desilusionador, nosotros seremos la distracción—El más bajo, enfilado tras el pelirrojo y puesto en su escoba, modificó su hechizo con mano temblorosa—haremos lo posible por alejar a las bestias de la base ¡A la voz de tres, nos disparamos!

—¡Uno!

Draco conocía la teoría, pero nunca había visto el hechizo en acción.

—¿Por qué puedo verte?

—Queremos vernos entre nosotros, ellos también querrán hacerlo, pero no podrán.

—Kerry ¿Trajiste tus chucherías?

—Por quien me tomas...—Sonrió torcido.

Draco lo delineó, asombrado.

Su semblante había cambiado. Se veía pagado de sí, feroz y decidido, con sus mechones rojos azotando el viento, como traviesas llamas naranjas. Tenía un toque salvaje, casi parecía otra persona.

Desvió la vista.

—¡Dos!

Antes muerto que aceptar que ese pelirrojo era algo así como "lindo". Pasable", un poquito más que simplón, tal vez.

—¡Tres!

Su estómago se quedó atrás cuando el moreno se disparó, embalado.

—¡A-aaaaaaaaarg! —Chilló apegándose al moreno con todas sus fuerzas.

La velocidad con que cortaba el aire era descomunal, a tal punto, que el viento se incrustaba dolorosamente en su esclerótica al parpadear. Estrechó los ojos para resguardar su vista, pero eso no lo privo de escuchar.

—¡ABSOLUTAMENTE TODOS ESTAN TRANSFORMADOS!

—¡NO ME DIGAS!

No reconoció a los emisores, ni su posición, ya que los sonidos parecían venir de todos lados, igual que ciertos rugidos guturales, cada vez más cercanos.

—¡Me cago en la...!

—¡SON TREMENDOS!

—¿Que comen?

El retumbar de una estampida ahogó las exclamaciones.

—¡Estamos encima, muchachos! ¡Céntrense!

—¡Bombarda!

—¡Diffindo! ¡Diffindo! ¡Diffindo!

—¡Desmaius!

—¡Cruciooooooooooooooooooooooooooooo!

El tipo aulló volando muy cerca de su cabeza, y casi lo deja sordo.

—¡Tarado!¡Ese no va a funcionar!

La escoba se samaqueo de improvisto, ocasionando que el aire silbe en sus oídos. El moreno ahora estaba zigzagueando, rompiendo trayectoria de izquierda a derecha, de arriba a abajo con bruscas florituras.

Como un loco.

Se mordió el labio hasta casi sangrar del esfuerzo que le tomo no soltarse, mientras los líquidos de su estómago se desplazaban hacia su tráquea.

¿Por qué no seguir en línea recta? ¿Qué necesidad había de hacerlo arrojar?

—¡Cuidado ahí! —Se escuchó el grito del jefe—¡Sube más!

—¿Qué hiciste Collin?¡Te pueden ver! —Chilló alguien.

—¡N-No hice nada!

— ¡Te están viendo totalmente!

—¿No ibas con Potter?

—¡Ahora lo alcanzo! —exclamó agudamente—¡whoooooo! ¡Es-están saltando muy alto!

—¡Sube más! —Grito otro

—¡Así no puedo apuntar!

—¿Los estas escogiendo?

— ¿Es broma? ¡Tira a cualquier lado!

—¡Confringo!

—¡Bombarda! ¡Bombardaaaaaaaaaaaaaaaaa!

Estruendosos rugidos y numerosas explosiones detonando por doquier, humo hirviendo su cara, cabellos rubios pegados a su frente, luego fuera de ella.

Se sentía terriblemente desorientado. Si Potter no bajaba esa velocidad demencial, acabaría colapsando.

—¡Los "bombarda" no hacen mucho!

—¡Tájenlos!

—Avada Kedavra...

—¡Collin!¡Dame la mano! —Era la voz de Killi—¡DAME LA-

Un alarido atravesó sus tímpanos.

—¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!

¿Que había pasado? No lo sabía.

—¡Déjenlo! —Era Robards de nuevo.

Se estremeció y sus órganos se invirtieron cuando el moreno los puso de cabeza, sin dejar de zigzaguear.

Endureció sus piernas en torno a la escoba y tensó la boca, decidido a no vomitar.

—¡Ryan!¡Mike!¡Kerry!¡Potter!¡REGRESEN!

No aguanto más y abrió los ojos, lagrimeando ¿En qué momento había empezado a lloriquear?

Parpadeó, sin aliento y conmocionado.

El cielo estaba bajo sus pies, como un interminable mar negro salpicado de estrellas. Sobre su cabeza, en lugar de sendero, había una maraña oscura, movediza e interminable de "monstruos" saltarines.

Eran tantos, que cubrían desde la falda de la montaña hasta todo lo que alcanzaba su visión: Era de no acabar.

Trepaban unos sobre otros, sorprendentemente rápido considerando su tamaño, creando puntiagudas montañas de cuerpos. Los que llegaban a la cima, "salpicaban" de improvisto con las fauces abiertas, extremadamente alto, empecinados en atraparlos con sus gigantes colmillos.

Ahora entendía el errático volar del ojiverde: No sabías dónde o cuándo te interceptarían.

—¡Que lo dejen! ¡DEJENLO!

El dueño de la escoba se estaba acercando demasiado, haciendo ademanes con un brazo, despejando el sendero de bestias por breves periodos de tiempo. Ahora estaban casi rozando la estampida, repasando con insistencia una zona en específico.

A duras penas pudo distinguir ensangrentadas astillas de escoba siendo pisoteadas bajo una maraña de licántropos. No había rastro de su propietario por ningún lado.

Sangre.

Sangre.

Sangre.

—...Por Morgana...—Blanqueó los ojos, aun de cabeza, sintiendo que su propia sangre abandonaba su rostro.

—¡VUELVE, POTTER! —Gritó el mayor desde algún punto lejano.

Su presión disminuyo aún más cuando, ya muy cerca de una inmensa "maraña movediza", detalló sus tamaños. Eran el triple de Greyback e infinitamente más monstruosos.

Por el rabillo vio que los colegas de Potter formaban un remolino negro en el cielo. Sus túnicas negras ondeando en el aire les daba una parecido a los dementores. Rotaban sobre su eje, distanciados entre sí a no más de un metro, disparando vistosos hechizos a las mini montañas de cuerpos, derrumbándolas. Como una lluvia de moribundas y coloridas estrellas fugaces.

—¡No-no bajes más...! —tartamudeó, hecho mantequilla.

Le sobrevino una arcada.

—Collin cayó por aquí…—Su voz sonó lejana a pesar de tener su espalda pegada a su pecho.

—¿P-por dónde...? —Miró el mar de monstros, consternado.

¿Cómo decirle que probablemente no quede un huesito?

—Sube...porfa- ¡ngh...!

—¡HARRY! —Una escoba se acercó a ellos, de cabeza.

No, al revés, ellos estaban de cabeza.

El hombre aventó algo pequeño y compacto hacia una torre de cuerpos. Luego de dos o tres segundos, esta se derrumbó con un estruendo mayor al de "bombarda", despejando tierra por unos segundos.

Había visto eso en la televisión de la cafetería, su antiguo trabajo, los muggles lo llamaban "Explosivos" y les era muy útil para cometer ataques terroristas.

El hombre repitió el proceso.

—¡Olvídate de él! —Finalmente lo reconoció, era Killi—No suena bien...lo sé—suspiró, sin vacilar. Sus ojos castaños refulgían con las explosiones alrededor mientras lanzaba pelotitas negras a sus objetivos—Pero estamos perdiendo valioso tiempo aquí.

Estaba entero, siguiéndoles el ritmo sin aparente dificultar. No negaría que tenía sorprendente puntería...y una insospechada pinta de pirómano.

Algo parecido a alivio inundo su pecho. Era el único auror, aparte de Potter, que no lo miraba escandalizado ni hacia comentarios incomodos sobre su presencia.

—Está bien...—Llegó un gruñido—...en un momento...—La escoba se enderezó bruscamente, y la sensación de vértigo volvió—Apuntaremos allá.

—Voy.

Estaban a unos metros de la falda del Eiger, sobrevolando la cara norte. El moreno siguió zigzagueado a toda velocidad, evitando bestias saltarinas, acercándose cada vez más a la "entrada", que no era más que otro espeso concentrado de licántropos.

Uno, especialmente delgado y larguirucho, pareció adivinar la posición del pelirrojo y se impulsó increíblemente alto desde la punta de una "mini montaña" de cuerpos grotescos, rugiendo con fiereza y botando saliva del hocico.

No llegó a tocarlo.

El auror irrumpió su trayectoria con un "depulso" tan potente, que lo hizo caer de nuevo en el mar de bestias.

Draco no pudo ver más, porque el dueño de la escoba acababa de redoblar la velocidad dispuesto a.… ¿qué carajos pretendía? estaba "literalmente" lanzándose a esa ranura repleta de monstros.

Sus latidos se desbocaron cuando se dio cuenta que impactarían ahí mismo, en "la entrada".

Cerró los ojos, aterrado.

—¡Draco! —Llegó un lejano rugido—¡Agárrate más fuerte!

No necesitó que se lo repita. Se apretó al torso contrario, tan duro, que sus brazos se adormecieron.

Una descomunal explosión le reventó los tímpanos mientras quebraban trayectoria a máxima velocidad.

—P-Potter!..m-mi oreja...—Le pitaba, y algo caliente chorreaba desde dentro. Todo le dió vueltas—...du-duele...

Su cuerpo hormigueó y al instante la incomodidad desapareció.

Abrió los ojos, al borde del desmayo, y notó que sobrevolaban con calma sobre una zona generosamente despejada. La maraña de bestias se había replegado lejos de la mega explosión.

—¡Si! —Llego el jubiloso grito de pelirrojo.

Miró anonadado la chamuscada superficie a través del humo.

—¡Eso fue tremendo!

Draco sonrió, contagiado del júbilo. Había sido un poderoso explosivo, sin duda.

El moreno los aterrizó en la ranura de piedra, siendo imitado por su colega.

Draco tocó tierra, aliviado, e intentó parase, pero no pudo. Sus piernas cedieron blandamente.

El dueño de la escoba giró hacia él y lo atajó por la cintura.

—Hey...—lo sostuvo con firmeza, apegándolo a su cuerpo—¿Todo bien?

—S-si—Asintió, muy pálido.

Su cabeza pesaba y los mareos no se iban, pero estaba entero. Desvió la vista hacia el infestado sendero.

—¿Seguro que no nos ven?

—Seguro—Harry soltó al rubio y se encaminó hacia la "entrada"—Veamos...

Draco lo imitó.

Se inclinaron sobre la diminuta puerta de madera. Era el único acceso que nacía de las rocas.

—Poderosa magia bloquea esta jodida puertita...—Kerry se había acercado también e intentaba rozar la manija, sin éxito. Su mano era repelida a centímetros.

—Está dentro...—Suspiró el ojiverde—Necesitamos a uno de esos pulgosos.

—Yo lo traigo—Se ofreció el pelirrojo de buena gana.

—Hmmm...prefiero pedírselo a alguien más.

—¿Quien, aparte de nosotros, cuenta con el factor sorpresa? —Bufó el pelirrojo—¡Nadie! Tu protege a Malfoy hasta que vuelva.

—Te prefiero aquí—terqueó—Los otros pueden encargarse.

—Ellos son la distracción, no podemos confiárselo.

—Pensemos en algo.

—Seré rápido—se montó en su escoba y pateó antes que su brazo fuera apresado—Lo prometo, Harry.

—Hey, vuelve—Lo llamó Harry, intranquilo—Kerry...

—E-espera Killi...—"Traerse uno" implicaba acercarse mucho, y esa posibilidad le movía el piso de ansiedad—¿Por qué no.…vas con Potter? Yo me-

—¡No! —Lo cortó el moreno, tajante.

No quería sobrevolar con el rubio sobre la peligrosa marea viva de nuevo: lo habia dejado tocado; tampoco ir solo y confiárselo a su colega: la idea de apartarse de su lado (incluso protegido por una barrera) ya sea por un segundo, se le hacía desastroza y terriblemente riesgosa.

Lo pegaría a él hasta que todo acabe, perderlo de vista no era una opción.

—Puedes ponerme uno de tus fabulosos encantamientos-

—Son más efectivos en tierra, además…—Tomó su rostro y susurró—quiero tenerte muy cerca.

—¡Ya vengo! —Se despidió el pelirrojo, sobrevolando

—Diablos...—Despidió estrechando los ojos, sin soltarlo.

El sonriente pelirrojo le guiño un ojo a Draco antes de convertirse en un punto a la distancia. Este no supo responder al gesto.

Solo lo vio alejarse, con el corazón en la mano.

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—¡Kerry ha despejado!

Los aurores enfocaron la entrada, sin perder el ritmo.

—¡Potter nos espera!

—¡Ahora muchachos! ¡Necesitamos uno vivo!

—¿No tienes hambre, chiquitín? —Ryan descendió muy al ras, provocando a un montículo movedizo bajo sus pies—Necesito a varios aquí.

Seis colegas se nivelaron a su lado y apuntaron a la maraña que crecía bajo sus pies.

¡Boom!

El hechizo repotenciado hizo que una decena de licántropos les salpique en la cara.

—¡A él! —Las cuerdas mágicas no llegaron a dar con el ultimo que demoró en caer, este fue tragado por el mar de criaturas rabiosas.

—¡Se retuercen de manera sorprendente!

—Esto parece un hormiguero...

—¡De nuevo! ¡Concéntrense!

—Kerry sería bueno en esto...

Se dividieron en grupos e intentaron apresar a uno sin entregarse demasiado.

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Debía ser "paciente" y aguardar por su colega.

—¡Kerry! —Dio vueltas en su sitio con varita en mano, hecho un manojo de nervios—¿Me oyes? —Se froto la frente—Responde...responde... ¡Responde!

Habían pasado quince interminables minutos y ambos estaban por colapsar de ansiedad.

"Esperar" por alguien que bien podía o no llegar, era tortuosamente desesperante, y Draco (igual de angustiado que su acompañante, quien no dejaba de conversar con la madera unilateralmente) casi había olvidado ese sentimiento.

Se mordió una de sus perfectas uñas, y por el bien de sus destruidos nervios (el guiño de Killi se repetía tras sus parados, y eso lo escarapelaba a morir), le dio la espalda al sendero.

Vale.

Puede que no le caiga tan mal, hasta puede que esté preocupado al punto de querer arrojar todos sus órganos por la boca, y no quería vomitar frente al moreno de sus sueños.

Más le valía aparecer pronto.

—¡Potter! —La varita del moreno vibro. Draco imitó al ojiverde y se acercó, expectante, para luego chasquear la lengua—¡Tenemos una noticia buena y otra mala!

"Que no se trate de Kerry...que no sea él, por favor" Rogó el moreno para sí.

Sus ojos comenzaron a picar.

—¿Que paso...? —Exhalo, tembloroso.

—La buena es que... ¡Tenemos dos bichos y vamos para allá!

—Es-eso es bueno, muy bueno.

—La mala es que…esta marea de animales nos viene siguiendo, quieren recuperar a los suyos ¡Pero no los dejaremos!

—¿Y Kerry?

—¿Que? ¿No está contigo?

Las piedrecillas sobre el suelo comenzaron a saltar.

—No...

—¡Formación! ¡Potter, prepara la barrera!

Draco tomó la muñeca del ojiverde.

—De seguro esta p-por ahí—La melena negra se encrespo como si una mano invisible la hubiera alborotado—...en algún lado...tal vez se apartó de la batalla, no sabemos a-aún si-

—Vendrá—Soltó el ojiverde con voz ronca, mirando hacia la estampida venidera, sin pestañear, inmóvil.

—Exacto, eso quise decir—Tragó.

Un terremoto dio inicio. O esa fue su idea cuando la vibración del suelo escaló a niveles alarmantes. Se despojó de su cobardía y encaró el horizonte, para boquear, espantado.

Un grupo de escobas lideraba la marea de licántropos directamente hacia ellos, despidiendo hechizos a quemarropa.

—Tenla—El moreno le puso su varita en la mano—la necesitaras en breve—Draco trastabilló, superado por la vista—y tranquilo...—sonrió sin gracia—por qué no pasarán.

—Estupendo...—Enlazó sus manos, nerviosamente.

—Mírame...—El moreno lo atrajo y enterró su palma herida en su nuca, masajeando.

Sus respiraciones chocaron, aunque la del rubio más agitada: Había empezado a hiperventilar. Estrujó la delantera roja del moreno, aspirando con fuerza.

—…respira despacio, así…bien, vas muy bien...—besó su frente, ahogado en una urgente necesidad de calmarlo.

—...voy b-bien…—No, no estaba bien. Tenía un marcado trauma con los licántropos, gracias a Greyback. Le aterraba saber que se acercaban, aunque no vaya a estar al alcance de sus garras; que respiren cerca, que gruñan cerca, que lo miren de cerca, que "existan" cerca—...ma-madre solía decir por las noches, antes de dormir...—sus pestañas se agitaron y sus ojos se desenfocaron—...que llegaría lejos, que era especial...

—Y no se equivocaba—dijo Harry muy de cerca, detallando la fragilidad en su mirada—lo que hiciste con Hoffman y Collin, los demás solo podemos soñarlo...—pasó un dedo por su labio inferior—...eres increíble...

—No lo soy—Harry frunció el ceño—todo lo que manejo, aparte de Legeremancia, son hechizos de limpieza—continuó con mirada perdida—…soy insuficiente y débil, padre solía decirlo cada vez que…—tomó aire, mientras el otro estrechaba la mirada con ira—…podía, es decir, todo el tiempo-

—Todo lo que tu padre dijo—Lo cortó—es un gran y maloliente pedazo de mierda.

—…estuvo en lo cierto—continuó como si nada, comenzado a tronarse los dedos—de no ser así, no te estaría limitando, ya que podrías haber ido con Kerry, mientras yo-

—No es así, no me limitas, no eres una carga, al contrario, tenías razón…como tu madre: Hoffman ya está dentro y necesitaremos de tu magia, esta misión se habría ido al carajo sin ti, yo...—tragó duro—...me-me equivoqué contigo, me arrepiento de lo que dije antes de venir…lo siento…—susurró juntando sus frentes.

El rubio parpadeó, volviendo en sí.

—No quise que vengas porque odio la idea de ponerte en riesgo, si entendiste otra cosa, te pido que la deseches ahora mismo. Creo en ti y en tu fuerza…te necesito, Draco.

—... ¿de-de verdad...? —La mirada gris se aclaró.

—Ni siquiera lo dudes—respondió en el acto.

Polvo, telarañas y diminutas piedrecillas comenzaron a llover.

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Tan pronto culminaron el ritual, temblores y explosiones retumbaron por todo el lugar: La superficie se había convertido en un calvario.

Así que, ni cortos ni perezosos, comenzaron el transporte de la mercadería más importante, por si las moscas.

—¿Cuánto falta? —Preguntó Thomas sin dejar de agitar la varita, aliviado de haber entrado.

Solo él y Craig podían entrar y salir a su antojo, ya que la magia de Hoffman los autorizaba. El segundo había sido mandado al exterior para apoyar a los suyos.

—Sigue hasta que te indique.

"Primero lo primero", pensó mientras levitaba a "elixir", "empate", "fenoge", y otros.

—¿Que es esto? —Sostuvo unas lunas negras—¿Gafas de sol?

—Deja esa mierda innecesaria y pásame los matraces—Señaló una vitrina—¡Apresúrate!

—¿Por qué? ¿No que estamos seguros aquí?

—Lo estamos, pero mientras más rápido me haga irrastreable, mejor.

Agitó la varita, llenando enormes contenedores evanescentes con cajas y cajas de mercadería.

Estos eran su logística favorita, y toda una maravilla: Luego de conectarse mágicamente a cualquier destino, desaparecían automáticamente su contenido cada cierto tiempo.

En ese caso, estaban enlazados a lo que sería su nueva "base provisional". Una sede de Thomas, ubicada en Tailandia. Este se la había cedido mostrando todos sus filudos dientes luego que le pusiera una cajita de "elixir" en mano.

De la nada, unos pasos presurosos resonaron. Apuntaron hacia el vidrio corredizo con sus varitas, alarmados, pero las bajaron lentamente cuando dieron con Craig.

—¡No me des esos sustos!

—Eh, disculpe señor.

—¿Quién es ese?

El joven licántropo cargaba sobre sus hombros a...

—Un auror...—dijo Hoffman, acercándose con una sonrisa—¡Joder! has atrapado un "pez muy gordo".

El muchacho alzó una ceja.

—¿Ah sí?

Hoffman alzó una mano y retiró los rizos rojos de la ensangrentada frente.

—¿Esta muerto?

—No.

—¿Que le paso?

—Me atacó y lo reduje.

—¿Y por qué lo trajiste?

—Pues...—Craig miró sus pies.

Era la primera vez que alguien lo presionaba de esa forma estando transformado.

Ese tipo de carita angelical (que de angelical no tenía nada) lo había disminuido desde el aire en tiempo record, y de no ser por los mejunjes de Hoffman, con total seguridad, no la estaría contando.

Primero, lo apartó del grupo con una lluvia de "bombas explosivas" luego, le rebano el cuerpo a punta de hechizos, al punto de casi decapitarlo.

Debido a que Thomas lo enviaba a misiones riesgosas, llevaba tomando la otra milagrosa creación del sin rostro, esa que regeneraba tu sistema en segundos: "empate", así que, felizmente, se recompuso al instante y, adivinando su posición con ayuda de su olfato, lo apreso con sus fauces de un salto, tirándolo de su escoba.

Este cayó aturdido, y medianamente consciente, lo suficiente como para lanzarle un hechizo que nunca antes había oído, "sectumnosequé", haciéndolo aullar de dolor y perder visión por unos segundos.

Cuando el pelirrojo vio que su torso regeneraba por quinta vez abrió los ojos desencajado, cayendo en cuenta que nunca podría reducirlo. Fue ahí que aprovecho para lanzarlo contra una roca saliente, desmayándolo de golpe, cogiéndose su varita, de paso.

Olisqueó su cuerpo ensangrentado, y pudo...

—Pudiste comértelo.

Claro que pudo, pero se le hizo algo sumamente difícil de ejecutar.

Se encontró batallando contra su apetito y la reverencia que sentía hacia ese hábil británico de voz armónica.

De no haber sido enviado con el resto ¿Habría querido matarlo de verdad? Alguien con esa mirada tan limpia no podía ser un asesino ¿O sí? ¿Y qué diría de la suya si lo veía en su forma real?

Esa y otras preguntas banales se amontonaron en su cabeza, por lo que decidió tomarlo y llevarlo con el rubio, a ver si le sacaba su nombre, edad, altura, estado civil...o, valiosa información que los coloque por delante de los aurores.

—Pues, pensé que nos sería más útil...—Se encogió de hombros—...de otra forma ¿Me equivoco?

—No, fue una brillante idea.

—Coincido—Lo respaldo, Thomas, repentinamente interesado.

Su jefe le había dado venia. No se equivocó, después de todo.

—Déjalo aquí y vete, me encargaré.

Incluso Hoffman parecía conocerlo, a juzgar por la forma que acariciaba su mejilla.

¿Por qué lo tocaba así?

Craig depositó el cuerpo en el suelo y retrocedió unos pasos, indeciso. Su jefe se veía de pronto...muy hambriento.

Vaciló sobre sus pies.

¿Lo usarían de rehén? ¿Cuándo escucharía su nombre?

—¿Le…Le sacarán información?

—Así es.

—Ya...—Se rasco la cabeza—¿Y luego?

—¿Que te importa? —Lo ahuyento el alfa, lamiéndose la boca—Estamos ocupados aquí, nos sirves más estando arriba ¡Vete!

—Sí, señor—Salió de la estancia, pero se quedó ahí, fisgoneando en silencio.

—Metete en su cabeza de una vez, que estoy con hambre.

—Debe estar despierto.

—Entonces...¡Enérvate!

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Draco estaba siendo acunado por el ojiverde cuando las primeras diez escobas aterrizaron formando un circulo.

—¡No pierdan formación! —Robards les alzó una ceja.

El rubio se liberó del abrazo con el rostro ardiendo, y su atención fue robada de inmediato por lo que traían con ellos.

En el centro, dos bestias totalmente conscientes levitaban amordazadas. No podían abrir las fauces ni rugir dado que las gruesas cuerdas fosforescentes se enroscaban, principalmente, alrededor del hocico.

—¡Los quiero en cuclillas! —Bramó Robards con el ceño fruncido y los cabellos canosos pegados a la frente.

Era uno de los que mantenía las cuerdas, y lucía agotado, pero enfocado. Sus acompañantes no diferían mucho de su estado, algunos incluso enrojecían del esfuerzo por proveer un flujo de magia constante.

Las criaturas se retorcieron erráticas contra la magia represora cuando sus peludos y gigantescos cuerpos fueron obligados a acuclillarse.

Justo en ese momento llegaron los aurores restantes, temblando, empapados de sudor, despeinados y sin aliento. Ya dentro de la barrera, giraron hacia la marea de bestias rugientes.

¡PLAF!

El lugar entero se estremeció cuando la masa de licántropos que les pisaban los talones colisionó contra la "burbuja" tornasolada.

—¡Brillante, Potter!

¿En qué momento la había colocado? Todo lo que el moreno había hecho con sus manos era masajear su cabello y abrazarlo.

—¡Tomen eso¡ ¡pulgosos!

Como sea, hasta ahí llegaban. Las criaturas no sobrepasarían el límite impuesto.

—¡Malfoy!

Draco volvió el rostro, apartándose de la escena donde el manojo de licántropos era repelido hacia el sendero.

—Los tienes donde quieres ¡Hazlo!

Una bestia se sacudió, provocando que las cuerdas se tensen.

Vació la mente, apartando los recuerdos de Greyback resoplando en su cara, afilando sus garras en su mejilla y lamiendo su hocico con hambre cada que Voldemort lo dejaba moribundo y totalmente a su merced, en los calabozos de su propia mansión.

—Por supuesto—Se acercó decidido.

Potter creía en él, nada más importaba.

Enfrentó las pupilas brillantes y amarillentas, que lo enfocaban dilatadas, y se posiciono muy cerca, apuntando la peluda cabeza.

—¡Legeremens!

Nunca había entrado a la mente de un hombre lobo transformado. Pensó que estar dentro se sentiría diferente de alguna forma, pero no fue así. Las escenas llovieron ante sus ojos con asombrosa nitidez, como si...

—Es-está totalmente consciente…—anunció con asombro sin dejar de escudriñar la mente, serpenteando hacia los hechos más recientes.

Esa criatura en particular, había estado bastante cerca del sin rostro, por lo que había presenciado el ritual que se llevó a cabo donde ellos estaban parados, exactamente, poco antes que inicie el enfrentamiento.

—¿Cómo dices? —El pelinegro se había posicionado a su lado.

—Esta lúcido...

—Eso, y sus saltos calculados...—Robards se cruzó de brazos—Estos tipos son diferentes, lo suponía, debe haber algo más, su tamaño y fuerza no tiene precedentes.

Hoffman se cortaba la mano mientras murmuraba un cántico en un idioma que se le hacía vagamente familiar. Dos tipos a su lado lo imitaron, haciéndose un corte en la muñeca.

A sus pies, había dos arañas gigantes, muertas.

Frunció el ceño en concentración, delineando los movimientos de su varita.

—El ritual se dio justo aquí, debemos sacrificar dos criaturas mágicas...

A excepción de los rugidos externos, el lugar estaba en total silencio. Todos lo miraban conteniendo la respiración.

—...su muerte y la sangre de las personas que ingresarán, principalmente la de...Hoffman, es la ofrenda a la magia...

—Las tenemos justo aquí, pero lo otro…

—...además, se debe recitar el hechizo en celtíbero...

—No puede ser

—Sangre del fenómeno y hablar en lengua muerta: estamos cagados.

—¿Que haremos?

—Pues...—Draco salió de la cabeza del licántropo. Que comenzó a temblar en su sitio, sin resistirse a las ataduras—…Hoffman tomó de mis cabellos, nuestra sangre no difiere tanto ¿Cierto?

—Ciertamente—Acotó Harry, posando una mano en su hombro, pensativo.

Draco sonrió levemente, reconfortado por el toque.

—Si tomamos en cuenta que conozco esa lengua...—El ojiverde sonrió cegadoramente sin dejar de mirarlo casi con adoración—podemos hacer esto, quiero decir...puedo replicar el acento y los movimientos, si repito la escena unas cuantas veces para memorizar todo y…y me concentro.

—¿Y yo puedo besarte?

Draco se sonrojó.

—Ryan—Advirtió Robards—¿Quieres acompañar a Mclaggen en la corte? Ya sabes lo que opino de los mocosos calenturientos

El brillo acaramelado del moreno tornó a peligroso cuando apartó su mirada del rubio y se posó en su colega.

—E-era una expresión ¡Nada más!

—¿Puede un grupo…ir por Kerry? —Desvió Harry el tema, pasando un brazo por el hombro del rubio con sutileza y mucho disimulo. Este se recargo contra él, suspirando—Debe estar afuera, no muy lejos, espero-

—¿No muy lejos? ¿Encima o debajo de ese mar de animales?

—No había nadie más sobrevolando, aparte de nosotros.

—Tal vez no lo vieron porque...modifico el hechizo que traía—Harry paso saliva, apretando un puño—...de seguro eso pasó, y-

—Potter, no nos dividiremos ahora—Lo cortó Robards—Ya sabemos cómo entrar, lo haremos ahora mismo—El moreno frunció el ceño, visiblemente agobiado. Se armó de paciencia—Podemos hacerlo al final, buscarlo junto a Roger, Creevey y Dimitri.

—Vale…

—¡Tenemos una ventaja! ¡a Malfoy! así que ¡Sacúdanse esos ánimos!

La mayoría asintió sonriendo, otros, como Ryan, Harry (y algunos más), apretaron la boca con amargura.

—¿Tienes que usar el Avada? —Pregunto Robards de cara a los sacrificios.

Las criaturas se retorcieron con violencia, conscientes de su inminente final.

Draco negó.

—Debemos abrir sus...cuerpos con un-...si, justo con eso, Potter...

El moreno acababa de extender una daga de plata.

—¡Apártense!

Tumbaron a los peludos y tirantes licántropos de forma horizontal, con las espaldas contra el suelo y sus desfigurados rostros humedecidos por las lágrimas. Ambos estaban conscientes y temerosos, ya a nadie le cabía duda.

—Esto es desagradable, mocosos, así que-

—Yo lo haré—Dijo Harry, acercándose a las bestias.

Le importaba una mierda si esos dos tenían que ver con el retraso de Kerry. Tenía incontenibles ganas de destruir algo.

Esa tarea era su llamado, sin duda.

—Ahora ¡Acérquense! Los quiero listos para entregar unas cuantas gotas de su líquido vital en cuanto Malfoy de la señal.

—...eh si...darán de la suya en cuanto me vean hacerlo...—Draco se posiciono como en el recuerdo, entre los cuerpos tumbados. A su lado se irguió el pelinegro con expresión funesta—entonces, miraré una vez más y luego…empezaré—miró al mayor—¿Correcto?

—Espléndido, niño.

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El auror parpadeó, luciendo aletargado, y el licántropo (desde su oculta posición) se estremeció ante el movimiento de sus pestañas.

Sus orbes eran como dos castañas, de esas que crecían en los bosques del pacífico Lauterbrunnen, grandes y brillantes. No que no haya visto rasgos similares con tanto turista yendo y viniendo en el bar, pero ese tipo tenía ojos notoriamente fascinantes.

Obviamente el resto no notaba ese detalle.

Thomas repasaba al auror con gula, deteniéndose en su tronco malherido (como si esa parte de su cuerpo le pareciera especialmente "apetecible"), y el rubio sonreía macabro.

—...Do...donde...—Despidió el auror, virando los ojos de izquierda a derecha, con aire desorientado.

—¡Hola de nuevo! —Exclamo Hoffman, socarrón—¿Quién diría que volvería a tenerte indefenso en el suelo? La vida da unos giros, sencillamente, impredecibles...

—¡Ngh...! —Se quejó el pelirrojo, ladeando el rostro y cerrando los ojos en automático, aterrado.

—¿No me vas saludar? Que malos modales—Canturreó el rubio, inclinándose sobre su oreja.

Craig frunció el ceño, inconforme, sintiendo su corazón salirse de su sitio.

—¡No! —El pelirrojo tembló en su sitio, tragando duro. —¡Aléjate...!

"Eso mismo" pensó Craig, ¿Por qué se acercaba tanto?

—...estas rodeado y herido, no te resistas—saboreó las palabras muy cerca del rostro contrario—Si no me obligas a "maltratarte" más de lo que estas, te daré una muerte dulce.

—¡Deja de jugar y apresúrate! ¡Tengo hambre!

Hoffman blanqueó los ojos.

—Voy.

Tomo la quijada del pelirrojo, haciéndolo bramar de dolor.

—¡Aaaaaaaaaaargh!

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Kerry era bueno en muchas cosas, y si no lo era en alguna, ponía todo su empeño por dominarla.

Como, por ejemplo, apuntar objetivos en movimiento, conservar la cordura cuando ebrio, no venirse hasta la segunda ronda (tragársela hasta la tráquea sin morir asfixiado venia en el paquete), tocar el piano, hacerse el idiota, fingir estar inconsciente (regulando su respiración y latidos), entre otras más.

Las dos últimas habían sido perfeccionadas luego de haberse dejado capturar innumerables veces por mafiosos muggles y no-muggles, junto al arrancado moreno. Así que no se le hizo difícil (o vergonzoso) parpadear y balbucear "atontado" mientras maquineaba el momento exacto para lanzar un "avada" no verbal hacia la persona sobre él.

El reto, en esa ocasión, no solo era hacerlo en el momento preciso, para luego batirse con los licántropos presentes (sin varita); sino que funcione, ya que nunca había asesinado a nadie.

"No tengo tiempo" Maldijo para sí, apretando los parpados, y con la varita en su frente.

—¡Legere-

¡PUM!

El rubio salió despedido hacia atrás, chocando contra una capsula de vidrio que se hizo añicos bajo su peso.

A Thomas le tomó dos segundos reponerse de la sorpresa, tiempo que tomo el auror para brincar con inusitada agilidad y rodar lejos, jadeando.

Kerry se aplicó el hechizo desilusionador de nuevo, mordiéndose la boca para no chillar de dolor.

Estaba jodido, sus heridas eran profundas.

—¡Cabrón! —Rugió Thomas, espabilando: El sin rostro había rozado su hombro al salir despedido—¿Crees que esos truquitos servirán? —Se lamió la boca, sonriendo—¡Puedo olerte a la perfección!

No vio de dónde vino el hechizo, pero si lo sintió.

Un tajo le abrió el torso.

—Sigue así... —su carne se cosió de nuevo—y te mataré lentamente cuando te ponga la mano encima…—Avanzó hacia un rincón de la estancia, siguiendo el dulzón aroma de la sangre fresca.

De improvisto, ese lado de la pared explotó y todo se llenó de humo gris.

El alfa gruñó mientras penetrante olor a quemado se sobreponía al de su presa y, sin perder más tiempo, se transformó, lanzándose al agujero que daba al corredor.

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Había intentado aparecerse, pero le fue imposible, no estaba autorizado. Solo le quedaba usar la máxima capacidad de sus piernas.

Kerry se desplazó por el laberinto de rocas a toda velocidad, aventando explosivos tras sí y en cada pasillo a la vista, buscando despistar a su atacante, desfalleciendo de dolor.

Necesitaba avisar a Harry que estaba dentro…y que no iba a aguantar mucho. Solo tenía un recurso para hacerlo.

—Pa-Patronus...—Exhalo débilmente.

No pasó nada.

Su vista se nublo y cayó de rodillas, al final de un oscuro corredor. A un lado, vislumbro una puerta semiabierta que daba a una sala repleta de camillas vacías.

Se arrastró hacia dentro, jadeando, e intentó hablar de nuevo, pero su voz se rompió.

Tosió sangre.

No tenía varita, y se desangraba a alarmante velocidad.

Cerró los ojos, boca abajo, soportando su peso con sus palmas, temblando.

"Patronus", exclamó en su cabeza.

No le iba a servir, manejaba hechizos no verbales, pero no era tan bueno como Potter. Ni siquiera estaba seguro de haber matado a Hoffman.

Además, ¿Cómo convertir su miedo y dolor en alegría?

Sus manos se enfriaron, por lo que se envolvió con los brazos, completamente pegado al suelo, tiritando.

Pensó en Harry y su adorado y aterrado rubio, esperándolos, y su pecho se encogió.

Les había fallado.

Su cuerpo dejó de moverse.

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¡Hemos vuelto con fua! Bueno Taeko, esta era la sorpresa para ti ahaahah Collin se fué. Espero la sabrosees xdd