Las calles estaban vacías y lo que hace unos meses atrás fue la segunda ciudad más ruidosa de Japón, ahora estaba más muerta que un panteón. Podía ver a lo lejos un par de incendios y uno que otro grito era lo suficientemente fuerte como para ser escuchado a través de sus vidrios cerrados y el sonido del aire acondicionado.

Llegó al área de urgencias del hospital, que estaba fuertemente custodiado por policías, había muchísima gente ensangrentada y con heridas horribles, quería sacar su placa para que le dieran prioridad, pero el tener a Rin en brazos le imposibilitaba sacar su cartera. A lo lejos una cabellera igual a la de él se acercó.

—¡Sesshoumaru! ¿Quién es ella?

—Inuyasha… —gruñó visiblemente exasperado.

—¡Tranquilo viejo! —su hermano agitó las palmas de la mano y lo guio por los pasillos del hospital, todo estaba a reventar e incluso dentro había policías. Entraron en un cuarto con menos gente y la novia de su hermano le indicó que dejara a Rin en unas mantas en el piso; ya no había camas. Él la depositó en su costado derecho para que el piso no tocara el cuchillo y ajustó la toalla que la cubría.

—¿Qué sucedió? —preguntó Kagome mientras limpiaba las heridas en el brazo y la cortada en la pantorrilla. Gritó a un compañero que trajera una camilla para llevar a Rin al cuarto de radiografías.

Sesshoumaru no estaba seguro de si contar que Rin se había transformado, si Kagome no sabía sobre esto, podía potencialmente asegurar la aniquilación de Rin por parte de algún policía en el hospital, incluso su hermano podía tomar cartas en el asunto —Entró uno de esos y nos atacó, Noto salió herida en la pelea.

Kagome no se veía muy convencida, pero no dijo nada y cuando iba a quitar la toalla, Sesshoumaru se levantó para taparle la vista a su hermano —Fuera de aquí Inuyasha.

—¡Fuera de aquí los dos! —Kagome los echó fuera a ambos.

Sesshoumaru no quería separarse de Rin, sobre todo temía que se fuera a transformar de nuevo, aunque ya faltaba poco para que amaneciera. Muy a regañadientes salió con su hermano y se fueron a sentar a las escaleras de emergencia donde no había casi gente.

—¿Quién es la chica, Sesshoumaru? Kagura no me agrada, pero no se merece esto.

—¿Puedes decir algo más que no sean idioteces?

—Ladra todo lo que quieras, yo sé lo que vi.

Sesshoumaru no contestó ante las estúpidas acusaciones de su hermano, tenía cosas más importantes en qué pensar.

Al no recibir respuesta, Inuyasha continuó desahogándose —Mamá está viviendo con tu madre y Kagura en Suecia, ¿puedes creerlo? Tan grave está la cosa que no quedó otra opción, el viejo no quiso dejar su trabajo en Tokyo, así que se quedó solo allá trabajando con Myouga. Quería enviar a Kagome con mamá, pero ella me dijo que prefería morir antes que dejar de atender pacientes. Y déjame decirte que hoy no le tocaba trabajar de noche, solo por ti vinimos al hospital. Las cosas aquí están muy mal, creo que es el fin del mundo. El otro día una de las pacientes de Kagome desapareció, solo encontraron las piernitas del bebé recién nacido. Kagome es muy fuerte, pero creo que en cualquier momento puede colapsar. Por si fuera poco, hace unos días una gran plantilla de médicos huyeron del país, algunos eran de este hospital, por lo que la carga de trabajo para los que se quedaron es demasiada, no se dan abasto. Además, por las noches aparecen esos monstruos en el hospital, no sabemos por dónde se meten si ya tapamos todas las coladeras y reforzamos las ventanas con madera… aunque bueno, como ya sabes se sienten atraídos al ruido y no podemos tener el hospital funcionando en completo silencio cuando llegan tantas personas heridas.

Aunque pareciera que Sesshoumaru no escuchaba a Inuyasha al no darle ninguna reacción, realmente estaba analizando todo lo que le decía y se preguntaba qué tan prudente era compartir la información que tenía con su hermano —Se contagia como la rabia, pero parece depender del sistema inmune del individuo si el virus se apodera del cuerpo o no, creo que el tiempo de incubación es de 6 días. Dentro de 6 días sabré si soy inmune o no.

—De qué hablas Sesshoumaru, como que… —Inuyasha se levantó del escalón para ver mejor a su hermano —esa sangre no es de la chica… ¡Vamos a que te vea Kagome!

—Silencio. No son heridas profundas apenas alcanzó a morderme. Llevo observando a los Genin por un largo rato, por el momento no hay cura… aunque… uno de ellos pudo revertir la transformación.

—¡Qué! ¿Genin? ¿¡Se puede revertir!?

—Baja la voz, Inuyasha, —él lo calló para mantener el área lo más silenciosa posible —en algunas regiones de Chuugoku los tienen encerrados vivos en la planta baja de algunos edificios, por eso los llaman así, "los de abajo". También presencié la transformación de uno de vuelta a humano, si no logro sobrevivir la semana, sigue esa línea de investigación, no me importa que no sea tu área.

Inuyasha más abatido que tranquilo volvió a sentarse al lado de Sesshoumaru —Claro que vas a sobrevivir, pinche perro rabioso ya no te puede dar más rabia… aun así, debes limpiarte la herida. A todo esto, ¿por qué no los matan? ¿Para qué los tienen encerrados como mascotas?

—No lo sé.

—Hum... ¿y el que se transformó fue el que te mordió?

—No —mintió, quería alejar a Rin de cualquier reflector a como diera lugar.

—¿Y a la niña de dónde la sacaste?

—De la masacre del shinkansen. —No le dio más explicaciones e Inuyasha no preguntó más.

Llegó la mañana y con ella la vida de la ciudad. Los hermanos fueron por comida al konbini cercano y regresaron, Sesshoumaru aprovechó para pagar la cuenta del hospital, ya que por las prisas no trajo la tarjeta del seguro de Rin. Ya era casi medio día, Inuyasha tragaba unas papitas sabor consomé mientras observaba a los heridos nuevos que iban llegando y los que eran dados de alta. Sesshoumaru estaba recargado en la pared afuera del cuarto donde estaba Rin. Ya le habían lavado la mordida del cuello y la mirada sospechosa del médico no pasó desapercibida para él.

Finalmente la espera terminó, Kagome abrió la puerta y lo dejó pasar. Tenían a Rin sentada en una silla, con la pierna y el brazo vendado. Se veía débil pero despierta, vestía una batita diminuta, claramente para niños. Sesshoumaru le entregó un sándwich de huevo y una bolsa de papitas de camarón. Le pidió que no dijera nada y le mandó una mirada asesina a Kagome, ella pareció entender la indirecta, así que los dejó relativamente solos, ya que el cuarto estaba lleno de gente.

—Sr. Takahashi, ¿qué le pasó a su cuello? ¿Nos atacaron anoche? ¿Y el señor Jaken? —Rin lo miraba con los ojos llorosos llenos de preocupación.

Sesshoumaru había olvidado por completo la existencia de su fiel asistente —En la casa te explico, ahora come y descansa.

Salió para preguntarle a Kagome cuánto tiempo Rin debía permanecer en el hospital y aunque en circunstancias normales debía quedarse mínimo 5 días para monitorear la herida del cuchillo y que las enfermeras la bañaran para que la herida no se abriera, corría más peligro dentro del hospital que en casa. —Vengan a la casa, quédense con nosotros un tiempo, así puedo limpiar la herida y bañarla —la novia de su hermano prácticamente le rogó.

—Solo dime cómo hacerlo —Sesshoumaru no se iba a arriesgar a que Rin se transformara en casa de Kagome y que acabara con la vida de ellos o viceversa.

Subió a Rin al carro y antes de irse se dirigió a Kagome —No trabajes de noche, es contagioso, no dejes que te muerdan.

—Los médicos también tenemos la sospecha de que es contagioso, hay compañeros que han desparecido en la noche a medio turno, no sabemos si es porque los mataron o se contagiaron y se transformaron… aunque la mayoría de los que desparecieron nunca mencionaron ser mordidos, puede haber otros tipos de contagio aparte de mordidas. Cuídense por favor y que Rin chan no tosa o mueva los brazos mucho hasta que se cierre la herida de la espalda.

Sesshoumaru asintió sin decir más, subió al carro y manejó rumbo al norte donde estaba la casa de Rin.

Ponderando sobre otros tipos de contagio, era cuestión de tiempo para que acabara convertido al convivir con Rin, aunque sobreviviera a la mordida, muy probablemente su sistema inmune colapsará por el estrés y se contagiará de otra manera. Tendría que encargarle a Jaken acabar con su vida y encontrar una cura para Rin.


—Lo vas a decir tú o lo digo yo —Kagome se cruzó de brazos viendo el vehículo blanco desaparecer en el horizonte.

—Hum... no sé de qué hablas mujer —Inuyasha se llevó la mano a la nuca fingiendo demencia.

—Tu hermano le está poniendo el cuerno a Kagura. Al menos no están casados aún, pero debería cortar el compromiso pronto, aunque sea por mensaje. No es justo para nadie, te puedo apostar a que Rin chan no lo sabe.

—No te metas en los asuntos de ese idiota, yo ya le dije y me sacó la vuelta. A decir verdad, estoy un poco contento de que conociera a esa niña, nunca lo había visto tan… humano.


Después de pasar al supermercado, a la farmacia, a la ferrería y a una estación de policías; comprobó por sí mismo que Jaken tenía razón, la comida escaseaba, la gente se estaba atrincherando en casa, temían un colapso total de los servicios a pesar de que el gobierno les aseguraba que esto no pasaría. El problema es que muchas industrias producen en la noche, sin los turnos nocturnos, muchas cosas dejan de funcionar.

Llegó a la casa de Rin y Jaken abrió la puerta de inmediato al escuchar el sonido del motor del carro.

—Señor! ¡Está vivo! ¡La chamaca, qué le pasó!

—Jaken, baja las bolsas.

Dejó a Rin en su cama, prendió el aire acondicionado y esperó a que Jaken acabara de guardar la comida en el refrigerador para hablar con los dos.

Jaken entró al cuarto y se sentó en la silla del escritorio, Sesshoumaru se recargó en la pared y les ordenó que no dijeran una sola palabra hasta que terminara de hablar.

—Rin, anoche te transformaste, atacaste a Jaken y después a mí, te clavé un cuchillo de sashimi debajo de la clavícula sin saber que se trataba de ti, pero alcanzaste a morder mi cuello. Antes de que pudieras acabar con mi vida, por alguna razón revertiste la transformación. ¿Qué es lo último que recuerdas?

—Señor Takahashi, ¡perdóneme por favor! Yo no quería hacerles…

—Rin, ¿qué es lo último que recuerdas?

Con lágrimas en los ojos dijo que soñaba que estaba con sus hermanos en la playa y que llegaba una ola gigante que se tragaba a los gemelos, dejándola sola a ella en la playa. Cuando despertó, ya estaba en la silla del hospital siendo atendida por una doctora muy linda.

—No podemos correr más riesgos, a partir de hoy dormirás amarrada, y en cuanto cierre tu herida, que espero que no se abra con la transformación, viajaremos al sur, a algún lugar más despoblado donde podamos construir una jaula y tenerte ahí por las noches hasta que Jaken encuentre la cura, si yo no sobrevivo. Jaken, si en 6 días me transformo y no vuelvo a la normalidad en la mañana, mátame. ¿Alguna pregunta? —ambos negaron llorando a mares.


Rin no quiso cenar, se la había pasado llorando todo el día sintiéndose sumamente culpable de haber mordido al señor Takahashi y por ende desahuciarlo. No solo era un estorbo para su familia, era literalmente un virus para la sociedad, una asesina. Este fue el peor Obon de toda su vida.

Cuando quedaba poca luz solar, el señor Takahashi entró a su cuarto y la esposó de pies y manos, le puso un bozal de cuero claramente para perro y la encadenó a la cama. Literalmente, pasó una cadena por su cintura y luego otra cadena más larga alrededor de la cama. La llave del candado se la entregó al señor Jaken.

El señor Jaken trajo un futón que apenas y cabía al lado de la cama para que el señor Takahashi durmiera ahí.

Entonces fue el turno del señor Takahashi para ser esposado, aunque no hicieron nada más ya que en teoría el virus estaba todavía en periodo de incubación, las esposas eran solo por precaución.

Rin se quedó dormida sintiéndose la peor basura del mundo por hacerles pasar otra noche de mierda a las únicas dos personas que la habían tratado mejor en una semana que su familia en toda la vida.


Tal como lo sospecharon, a media noche escucharon huesos crujir, la batita del hospital se resquebrajó cediendo antes los músculos del Genin; Rin se transformó. Hacía un sonido extraño, entre jadeo y gruñido al no poder abrir la boca y su cuerpo se retorcía tratando de liberarse de las cadenas.

Sesshoumaru al ver que el virus todavía no se apoderaba de él, le ordenó a Jaken que le quitara las esposas. Quería comprobar otra teoría que tenía, que los seres queridos podrían revertir la transformación de los Genin, era muy osado de su parte creerse lo suficientemente cercano a Rin como para ser ya querido por ella, pero lo humanos solían formar vínculos muy fuertes en periodos muy cortos de estrés extremo, así que se acercó a la cama y vio sangre en las sábanas, la herida de la espalda se estaba abriendo.

Alarmado tomó el antebrazo derecho de la chica, lejos de las ahora filosas garras del Genin y la llamó —Rin, Rin, regresa, estoy aquí, Jaken está aquí, vuelve…todo estará bien —y como por arte de magia los huesos de las rodillas se dislocaron regresando a su forma original, los ojos, el cabello, todo regresaba a la normalidad.

Rin despertó llorando, pidiéndole perdón. Rápidamente la cubrió con la sabana que se había caído durante la transformación y le quitó el bozal para poder acariciar su mejilla y decirle que todo estaría bien, que ellos no la dejarían sola.

—Señor, eso es muy peligroso —Jaken interrumpió, pero Sesshoumaru lo ignoró. Ya sabía que era arriesgado.

—Jaken, la bitácora —Tenía que anotar este nuevo descubrimiento, podía haber llegado a la solución del problema gracias a esta niña abandonada.

Rin se quedó dormida nuevamente y Sesshoumaru ya no le quiso poner el bozal, se quedó sentado a su lado acariciando su cabello hasta que amaneciera. Ella no volvió a transformarse durante toda la noche.

El domingo en la mañana, Rin se quiso meter a bañar, pero Kagome fue muy clara con que debía ayudarla en esa labor, para que no levantara el brazo y no se abriera la herida, más de lo que ya se había abierto por los acontecimientos de la noche anterior. Por eso la novia de su hermano había insistido tanto en que fueran a su casa. Pero ni modo, no estaban en tiempos donde se puede jugar a sentir pudor, Rin se iba a tener que aguantar, además ya había visto todo más de una vez.

—Pero le juro que no levanto el brazo, le juro que sí puedo sola, le juro que…

—Me vas a obligar a llevarte al hospital de nuevo —ella bajó la mirada y comenzó a llorar pidiéndole perdón por milésima vez por ser un estorbo en su vida y solo causar problemas. Sesshoumaru la tomó de la barbilla y le alzó la cara para que pudiera verlo a los ojos al mismo tiempo que limpiaba las lágrimas con el pulgar —Escúchame, no sé cuánto tiempo vamos a sobrevivir, pero en caso de que sea mucho, estoy seguro de que ésta no va a ser la última vez que salgamos heridos, la próxima vez nos puede tocar bañar a Jaken, o te tocará bañarme a mí y nos vamos a tener que tragar el orgullo y la dignidad para recibir ayuda de nuestros compañeros… y deja de pensar que eres un estorbo. No lo eres.

Rin asintió rendida aun llorando silenciosamente y dejó que la llevara envuelta en la sábana al cuarto de baño, donde la talló, le lavó el cabello, la enjuagó y curó las heridas que él mismo le había hecho. Nunca había bañado a alguien sin el objetivo de acabar copulando. Se sintió muy extraño, como si estuviera adorando a una deidad o a una Reina. Se sintió como un súbdito, como un esclavo; se sintió muy bien.

Esa noche el celular de Rin sonó, sus hermanos la instaban a llegar a Canadá de alguna manera, su madre no quiso hablar con ella, estaba enojada por su incompetencia. Rin les dijo que haría lo posible por salir del país, aunque ya sin muchas ganas. Saber que sus papás y sus hermanos estaban bien pareció tranquilizarla después de todo.

Al parecer había muy pocas transformaciones allá a pesar de ser un país muy frío y ahora Sesshoumaru se lo atribuía al consumo de estupefacientes que seguro los relajaba manteniéndolos alejados del estrés.