*Chikuwasa: Cítrico agridulce de Taiwan y Okinawa.

*Shiisaa: Animal entre león y perro, típicos de Okinawa, guardianes de casas y templos.

*Umibudo: Literalmente uvas de mar, perlas de algas con sabor salado y un poco cítrico.

*Kaisendon: Tazón de arroz con variedad de maricos y pescado crudo.

*Lemonsawa: (lemon sour) coctail a base de shochu (licor parecido al vodka), agua carbonatada y jugo de limón (u otros cítricos como toronja, chikuwasa, sudachi, etc.)

*Imoshouchuu: Destilado de papa, bastante apestocito en mi opinión y mayormente consumido por hombres ancianos.

*Go: (合) es una porción de bebida alcohólica, en este caso, 1 go de sake son 180ml.


Aunque la vida en Okinawa se sentía distinta, la cantidad de Genin reportados no distaba mucho de Ehime o Nagasaki, lo cual les sorprendió, se supone que debían ser menos entre más cerca de la línea ecuatorial estuvieran. Aun así, Jaken y Rin lo pasaban genial durante el día en la playa, hasta trajes de baño se compraron. Mientras tanto, Sesshoumaru se iba a investigar con los estadounidenses, él era el único que sabía hablar bien inglés, así que sus acompañantes no eran de mucha ayuda.

Al final de cuentas Rin modificó el bastón del señor Jaken con los cuchillos de cocina que encontró en la casa abandonada, afiló la punta para que pudiera usarlo como lanza y le talló una cuerda de tornillo para atornillarle una cubierta, así también podría usarse como bastón normal. No usó nada de metal para que en el barco no se lo quitaran.

Por las noches escuchaban las ahora comunes mandas de Genin atacar las casas de alrededor.

Al no tener las ballestas, ellos ya no salían a rescatar gente, se limitaban a aconsejar a la población sobre tapar las ventanas con láminas de madera y a no hacer ruido.

Al cabo de dos semanas Sesshoumaru ya tenía el reporte que iba a entregar a la policía.

—¿Y qué descubriste? —Rin preguntó mientras bebía jugo de chikuwasa* frente al mar azul turquesa.

Sesshoumaru le quitó su juguito y sorbió —El militar me dijo que los rusos están usando a los Genin como armas, o entrenándolos como carne de cañón.

—Los estadounidenses y los rusos siempre se están tirando la bolita.

—Sí. Aunque después de ver lo que hizo Ungai, no me sorprendería que fuera real. También me dijo que en EUA le llaman la pandemia del norte. Ellos de verdad creen que tiene que ver con el frío, pero si fuera por el sol… Okinawa no tendría la misma cantidad de Genin que Ibaraki…

—Yo creo que tiene que ver más con el estrés que con el sol, aunque como tú dijiste, el sol ayuda a quitar el estés, yo al menos me siento genial aquí en la playita —Rin se giró para verlo con una enorme sonrisa y le quitó su juguito, pero ya estaba vacío —¡Oye, te acabaste mi jugo!

—Jaken, ve por más jugo —ordenó Sesshoumaru sin apartar su vista de Rin.

—Oigan, yo sigo herido, por qué ustedes los jóvenes no pueden hacerse cargo de algo tan sencillo… —el señor Jaken se fue refunfuñando a comprar más jugo.

Al día siguiente abandonaron la akiya y Sesshoumaru manejó hasta llegar al puerto donde partía un ferry que los llevaría a las diferentes islas del sur. Ingresaron al barco con todo el keitora.

Casi a las 5pm llegaron a Ishigaki.

—¿Y qué vamos a investigar aquí? —preguntó Rin extrañada, aunque maravillada por todo el azul a su alrededor, lo que sea que haya traído a Sesshoumaru a esta isla, estaba agradecida.

—Nada.

Ella y el señor Jaken abrieron los ojos a más no poder —¿Nada? Entonces…

—Aquí casi no hay reportes de Genin, podemos andar por la noche en la playa o la ciudad.

Por si fuera poca la sorpresa de haber venido tan lejos solo para disfrutar de la playa, Sesshoumaru había ido al extremo de rentar un bungalow por una semana, no se quedarían en un akiya o en el bosque, estarían en una casa vacacional.

El súbito cambio en la dinámica pareció dejar a Jaken sin habla ya que no protestó en todo el camino.

Al día siguiente fueron a la playa de Kondoi, estaba casi vacío el lugar al no haber turismo. Rin por un momento se olvidó completamente del mundo real, ahora lo único que importaba era correr con Ah-Un por las playas blancas y chapotear sobre el turquesa del mar.

El 27 de mayo Sesshoumaru llevó a Rin a hacer esnórquel a Yonehara, era la primera vez que veía el fondo del mar y por supuesto la primera vez que veía corales. Mientras, el señor Jaken se quedó en la playita con los ya no tan cachorros Ah-Un.

El 28 recorrieron el pueblo, las casas con tejados rojos y jardines tropicales eras muy bonitas, cada entrada de casa o negocio era custodiado por la pareja de leones/perros Shiisaa*.

—Mire señor Jaken, aquí esta Ah y Un —dijo Rin señalando dos enormes Shiisaa frente a un templo.

—Pero tú dijiste que les habías puesto Ah-Un por los Komainu.

—Son similares, de hecho, creo que esto del Ah-Un viene de China, solo que en China son leones protectores, como sea, tomemos una foto con Ah-Un.

El señor Jaken tomó a Ah y Rin tomo a Un para que posaran con sus contrapartes de piedra y Sesshoumaru les tomó la foto. Como si Rin hubiera elegido esos nombres por algún mandato divino, Ah salía con el hocico abierto y Un con el hocico cerrado.

Para el 29 decidieron descansar en el mar frente a su bungalow. Rin la estaba pasando genial comiendo umibudo, le encantaba la sensación de las bolitas de alga estallando en su boca al morderlas y soltando un delicioso sabor salado que combinaba muy bien con su kaisendon*.

Todo pintaba a que la última noche en Ishigaki sería la cereza del pastel, hasta que el señor Jaken trajo chuuhai y sake. Por supuesto que Rin había bebido de vez en cuando cerveza y umeshuu, pero nunca había bebido alcohol con Sesshoumaru y el señor Jaken; sería una nueva experiencia, solo esperaba no arruinarlo todo vomitando.

Alrededor de las 6 de la tarde, ya estaban en la terraza asando carne de Yonaguni, porque según el señor Jaken, le iba a dar la gota si seguían tragando tanto marisco. Ya se habían metido a bañar y estaban vestidos con unos jinbei* que compraron en Okinawa, disfrutando de una noche cálida.

—Si algún día soy rica, voy a vivir en Okinawa —gritó Rin completamente ebria después de 4 latas de chikuwaza-sawa, una versión okinawense del lemonsawa*.

—Sí algún día soy rico, voy a vivir al lado de Rin para estar al pendiente de que no le pase nada —Gritó el señor Jaken chocando su vaso de imoshouchuu* contra la lata de Rin. Ambos dirigieron su mirada hacía Sesshoumaru, esperando escuchar qué haría él si fuera rico.

—Yo ya soy rico, gracias a mi madre… supongo que construiré sus casas —comentó Sesshoumaru como si estuviera hablando de comprar chicles, ante lo cual, Rin y el señor Jaken rieron como locos.


Hacía casi un año que no tomaba alcohol. La última vez que tomó fue en julio del año pasado con Kagura, una botella de vino un día antes de que la mandara a Suecia con su madre. Pero beber así de relajado, sin el objetivo de quedar bien en reuniones con superiores o familiares, beber solo por el gusto de saborear el alcohol y desinhibirse frente a gente de su total confianza; ésta era la primera vez.

Aun así, él casi no hablaba, se conformaba con escuchar las anécdotas que Jaken le contaba a Rin y de vez en cuando interrumpía para corregir alguna fecha o detalle en el que Jaken se equivocaba.

No sabe cuántas horas pasaron, pero en determinado momento Jaken se levantó para ir al baño y no regresó. Él ya se había tomado unos 5 go* de sake, todavía no estaba mareado, pero ya le costaba trabajo articular las palabras y a juzgar por lo colorada que estaba Rin, ella posiblemente ya veía doble.

—¿Oye y quién es el extranjero de tus papás? —Rin preguntó tomando el lugar previamente ocupado por Jaken, sentándose así a su lado.

—Ambos. Mis padres son half también, son mitad suecos y mitad japoneses, se conocieron en una fiesta en la embajada de Japón en Suecia.

—¡Ho qué interesante! Me imagino que sus circunstancias culturales similares los unieron... y sé que tu papá es policía, pero ¿Qué es tu mamá?

—Es empresaria, empezó fabricando muebles de madera, pero acabó haciendo hoteles tipo cabañas, también tiene de esos hoteles en Japón. En muchos lugares montañosos del mundo, hace cabañas y las renta.

—Woow debe ser una mujer muy inteligente… ¿Puedo pregúntate algo mucho más personal?

—Lo que quieras —Contestó él acostándose en la terraza de madera para mirar al cielo. Ella copió su acción y se acostó al lado de él.

—Kagome me dijo que tú e Inuyasha eran medios hermanos…

No se esperaba que le preguntara eso, intuyó que se trataría de algo más comprometedor —Sí, un día que regresé de la escuela, vi un montón de maletas y cajas en el jardín frontal. Dentro de la casa, mi madre estaba cocinando mis hanbagu favoritas, lo cual era extremadamente inusual, normalmente ella a esas horas seguía trabajando. Le pregunté por las maletas frente a la casa y me dijo que mi padre tenía un niño de 5 años con una mujer japonesa y que ya no viviríamos juntos, pero que yo podía visitar a mi padre cuando quisiera.

—Debió ser muy duro para ti, tenías como…

—7 años. Aunque consideré que no era mi problema, hasta que a los 15 mi padre me obligo a cambiarme a la secundaria de Inuyasha porque le hacían bullying por ser half y quería que yo lo defendiera. Ahí fue la primera vez que realmente odié a Inuyasha —Sesshoumaru se giró hacia la izquierda para poder ver de frente a Rin mientras platicaban, ella como si se tratase de un espejo, imitó su acción.

—Ya veo, aunque me alegra que ahora se lleven bien, sinceramente tu hermano me cae muy bien.

—Yo también te quiero hacer una pregunta personal —cambió de tema rápidamente, no le gustaba para nada escuchar que a ella le agradaba el idiota de su hermano.

—Adelante.

—¿Has sufrido algún tipo de abuso por parte de tus padres?

Rin abrió los ojos sorprendida —No. Bueno, mi papá siempre me dio todo lo que necesité y mi mamá… solo me pegaba cuando hacía algo muy malo, digamos que no soy su favorita.

—¿Por qué? — Sesshoumaru hizo una mueca de disgusto ante la admisión de Rin de golpes por parte de la madre.

—No lo sé, ¿quizás porque no soy hombre? A mis hermanos los trata con mucho amor —Rin bajó la mirada —no importaba lo que hiciera para complacerla, nunca era suficiente. Quizá suene muy mal esto, pero me siento muy feliz ahora que ella está al otro lado del mundo.

Su mano acarició la mejilla de Rin, sentía un enorme deseo de borrarle esos golpes a base de caricias —no entiendo cómo alguien pudiera tratarte así.

—He hecho muchas cosas malas —la pequeña mano de Rin se posó sobre la suya buscando quizá algún tipo de soporte.

—¿Como qué? ¿Qué es lo más horrible que has hecho? —estaba seguro que sería algo insignificante.

Ella miró hacia arriba tratando de recordar algún evento —Una vez en la primaria, teníamos que hacer el sistema solar sobre una hoja negra, nos dieron hojas de colores para recortar los otros planetas y pegarlos en el espacio. Me pareció muy simple, así que agregué puntitos blancos con corrector simulando estrellas. Cuando acabamos, pusimos los trabajos en la pared y la alumna de mayor promedio, en cuanto vio mi trabajo, corrió por su corrector y puso estrellas en su trabajo. Yo me enfurecí porque me había copiado, tomé su sistema solar y lo pisé. Llamaron a mi mamá a la escuela por el incidente, ella estaba trabajando así que llegando a la casa me dio unos cinturonazos por haberla hecho salir de su trabajo por mis estupideces y me dejó de hablar un mes.

—Rin, no hiciste nada malo, te dejaste llevar por tu sentido de justicia, sí, quizás un adulto de 20 años habría acusado a la ladrona de ideas con la maestra y un adulto de 30 hubiera ignorado la situación, pero eras una niña de primaria a esa edad ese tipo de reacciones son muy normales.

Lágrimas se acumularon en los tiernos ojos de Rin amenazando con romper en llanto —¿de verdad? Yo creí que era una envidiosa vengativa por…

No la dejó continuar porque la abrazó muy fuerte. Estuvieron un rato así, abrazados sobre la madera de la terraza hasta que Rin se soltó un poco de su agarre para verlo a los ojos —Muchas gracias por… existir.

Él no dijo nada, pegó su frente contra la de ella y se dejó llevar por la embriaguez de alcohol y oxitocina, sus labios acariciaron los de ella.