Heridas en la Carne y en el Alma
Durante todo el día, Jedite había estado tratando de acercarse a la mujer soldado de cabello azul pero ésta no le dio ni la más mínima muestra de interés, al contrario lo ignoró y lo trató fríamente pero, eso al 3er Puesto no lo amedrentaba y el momento del almuerzo fue otra chance que el vio para tratar de ganar la atención de la chica.
La de ojos verdes se encontraba comiendo sola y al ver acercarse al joven rubio, frunció el entrecejo con fastidio y volteó la mirada hacia otro lado.
- ¿Puedo sentarme con usted a comer? – preguntó el de ojos celestes
- Me gusta comer sola – respondió ella con indiferencia
- ¿Acaso no le gusta tener amistades? Si siempre anda sola nunca tendrá novio – replicó Jedite con una media sonrisa sentándose de todos modos a su lado
- Ese no es el tema, soy muy selectiva con el tipo de compañía que deseo cerca de mí y no se preocupe por mi vida sentimental, no es asunto suyo – respondió la de cabello azul sin mirarlo siquiera
- ¿Por qué tan arisca? Yo solo deseo ser amable con usted – fue la respuesta del 3er Puesto estirando una mano hacia la barbilla de ella, pero antes de que pudiera tocarla, la chica se levantó con la comida en las manos
- Si en verdad desea complacerme, mantenga distancia conmigo y solo diríjame la palabra si se trata de algo oficial y de trabajo – contestó mientras se alejaba caminando – Ah y otra cosa, si los rumores son verdad... a la gobernadora no va a gustarle que usted ande rondándome, eso si el esposo de ella no lo asesina – añadió acto seguido mirándolo fijamente, lo que dejó a Jedite pensando
- "¿Si los rumores son verdad?" ¿De qué habla esta mujer? Si es lo que creo que es, yo deberé manejarme con cautela, pero de todas formas usted señorita, no se va a escapar... conste que quise hacer las cosas de buena manera pero no quiso... - razonaba el rubio con una sonrisa maliciosa en el rostro
La gobernadora de Ciudad Ígnea estaba sumamente tensa, había tenido otra acalorada discusión con su esposo Ralf debido a su tardanza en la hora del almuerzo, las razones que este presentó para justificar aquella no la convencieron por lo que decidió mandar a llamar a sus dos guardias más leales.
- Si ese inútil piensa que puede hacer lo que quiera sin que yo me entere, se equivoca grandemente... ahora va a comprobar que mis ojos y oídos están en todas partes – pensaba Rei mientras se paseaba por su oficina, pensamientos que fueron interrumpidos por que alguien llamaba a la puerta
Luego de que ella dijera que pasaran, dos jóvenes de cabello negro y ojos amatistas vestidas con las armaduras características del cuerpo de guardia del distrito, entraron e hicieron una respetuosa reverencia ante la gobernadora.
- Aquí estamos ¿Nos mandó llamar, Lady Mars? – preguntó una de ellas
- Si, Phobos, Deimos, ¿Ya averiguaron a quién pertenecía la mancha de sangre que estaba en el piso de mi despacho? Esa era una tarea que les encomendé a ustedes, no confío en el idiota de mi marido – indagó la de largo cabello ébano
- Después de un exhaustivo análisis de ADN de la muestra enviada a los laboratorios de Ciudad Aquae, tenemos los resultados – respondió Deimos calmada y fría
- La sangre era de su esposo, señora – añadió su compañera inmediatamente
Lo recién oído sorprendió en gran manera a Rei, Ralf no estaba enfermo ni mostraba ninguna herida sangrante o al menos hasta donde ella supiera y dentro de sí, a pesar de todo no podía evitar preocuparse por él aunque su orgullo y prepotencia siguieran siendo más fuertes.
- ¿Saben... saben si Ralf tiene alguna dolencia o algo por el estilo? – preguntó Mars su inquietud
- Lo lamento señora, esa información no la tenemos aunque, los valores de su sangre dieron valores normales por lo que no creo – respondió Phobos los datos que poseía
- Ya veo, bueno... no dejen de informarme cualquier novedad que tengan, las mandé llamar porque quiero que estén pendientes de lo que hagan él y mi hija, no pierdan vista de ellos porque quiero saber absolutamente todo lo que hagan, ¿Entendieron? – Les dijo Rei a ambas claramente – Pueden retirarse – agregó ella
- Si, Lady Mars – contestaron Phobos y Deimos al unísono haciendo una reverencia antes de irse
Sus nombres verdaderos eran confidenciales y solo se les conocía como "Phobos" y "Deimos", eran la guardia de absoluta confianza de Rei junto con Ursus y Jedite así como Ralf lo fue en un tiempo, se trataba de dos chicas soldados altamente entrenadas en artes marciales y técnicas kunoichi*. Algo era seguro, podían conseguir cualquier tipo de información sin que nadie se enterase y si Rei daba la orden... podían asesinar sin despertar la menor sospecha de qué pasó.
Las cuatro mujeres caminaban por el pasillo principal del Palacio de Cristal camino a ver a la Neo Reina Serenity guiadas por Luna la concejera Real, se trataba de las Outers Sailor Senshis, las Sailor guerreras del Sistema Solar Exterior, en los albores del tiempo eran las encargadas de proteger al Reino de la Luna y al resto de planetas de invasiones externas, labor que continuaron al renacer en el siglo XX pero desde la Tierra y siguiendo a la heredera del Reino de la Luna, justamente la actual soberana de Tokio de Cristal. Ahora en la actual época de paz y armonía del segundo Milenio de Plata, tenían la tarea de vigilar en secreto a las gobernadoras de los distritos de la ciudad.
De esa forma, Artemis podía estar al tanto de todo lo que ocurría en cada uno de las cuatro regiones o al menos de casi todo...
Haruka Tenou, Sailor Uranus, una mujer de cabello corto rubio, era la asignada a Ciudad Lignum, Michiru Kaiou una hermosa dama de cabellos ondulados color aguamarino, la encargada de Ciudad Mettalus mientras que Hotaru Tomoe, una bonita joven de cabello negro corto y ojos violetas y Setsuna Meiou, la dueña del restaurant en donde trabajaban Haruna y Mirajane, lo eran de Ciudad Aquae y Ciudad Ígnea respectivamente.
Cuando llegaron frente al portón que daba acceso a la sala del trono, los dos guardias que la custodiaban hicieron una reverencia ante la Concejera y se apresuraron a abrirla para que pasaran.
Ellas atravesaron la entrada y cruzaron el salón hasta llegar al fondo del mismo, en donde las aguardaba la Reina sentada en su trono.
- Las señoritas Tenou, Kaiou, Tomoe y Meiou, soberana – dijo Luna inclinándose con reverencia
- Excelente Luna, puedes retirarte si te necesito te mando a llamar – contestó Serena con una pequeña sonrisa
- Muy bien, señora – se limitó a responder la mujer de cabello azul ondulado haciendo otra reverencia y alejándose
- Ha pasado tiempo, majestad, desde la última vez que nos vimos – afirmó Haruka una vez que se encontraron las cuatro solas con la Reina
- Eso es entendible, cada una de nosotras estamos envueltas en nuestras respectivas responsabilidades y no hemos tenido tiempo de juntarnos – recordó Michiru a su lado
- Es cierto lo que dicen y no faltarán ocasiones para ponernos al día y hacer reuniones sociales, las he mandado llamar porque quiero que me informen cualquier cosa extraña que hayan notado en el desempeño de las chicas y que Artemis haya pasado por alto – aseguró la soberana de cabello odango
- Bien, mi reporte sobre la gestión de Ami en Ciudad Aquae no arroja ningún punto flojo, por mi parte puedo decir que todo está tranquilo – dijo Hotaru Tomoe tomando la palabra
- No me sorprende, Ami siempre ha sido el cerebro del grupo y la más inteligente de nosotras – concordó la reina de ojos celestes
- Lo mismo puedo yo decir de Mako en Ciudad Lignum, tampoco tengo nada negativo que informar, soberana – añadió Haruka respetuosamente
- Lo que yo debo decir seguramente ya lo haya señalado Artemis, es que Mina tiene una vida íntima muy... activa – dijo Michiru en tono algo pícaro – Sacando eso, todo está en orden – agregó acto seguido
- Ciudad Ígnea siempre ha sido una especie de cuartel militar gigantesco, sus fronteras están excesivamente vigiladas... nunca entendí la necesidad de eso, es como si Lady Mars se estuviera cuidando de algo – informó Setsuna en tono calmo y pensativo – Precisamente hace unos días, su hija me contó algo sobre malas conductas y abusos de parte de su madre para con ella y el señor Ralf, me dijo que ella olvida sus cumpleaños y los culpa de todos los males, aparte de maltratarlos – continuó hablando la de tez morena
- ¿Y porque no me lo comunicaste en su momento? – indagó Serena fastidiada al oír eso
- Lo lamento, majestad... es que no le di importancia y creí que la señorita Risa estaba exagerando por lo que se lo comunique a ella misma y me dijo que estaba todo bien – se excusó Plut apenada, las demás Outers se sorprendieron ya que se estaban enterando en el presente momento
- ¡Muy mal hecho! Se supone que debiste de haberme informado a mí y no a Rei... con eso solo conseguiste ponerla en alerta – la reprochó enojada la rubia de coletas
- Perdón, majestad... - se disculpó la de cabello negro-verdoso avergonzada
- Ya olvídalo, procura estar atenta y cualquier otra cosa rara no pierdas tiempo en hacérmelo saber a mí, solo a mí... ni siquiera a mi esposo – recalcó Serena lo último – Escúchenme bien las cuatro, les recomiendo total discreción sobre el asunto no hablen de lo que acaban de escuchar con nadie y menos con Rei, necesitamos pruebas concretas contra ella para poder dejarla en evidencia ya que de lo contrario no podemos hacer nada – añadió a continuación
- Me sorprende de Rei... quiero creer que solo tuvo un mal día – opinó Hotaru asombrada
- Lo mismo digo, ella siempre fue leal y honorable, además ama con locura a Ralf Jones y la hija de ambos, no creo que ella fuera capaz de hacerles daño – dijo Haruka pensativa
- Ella es una verdadera Sailor Senshi – añadió la de cabello aguamarino
- Me temo que ella ha cambiado mucho... Setsuna, necesito que investigues y no dejes de vigilarla, presta atención a cualquier cosa que a Artemis se le haya podido escapar – recomendó la Neo Reina Serenity
El resto de la reunión se desarrolló con normalidad y al momento de partir, Serena pidió a Hotaru que se quedara ya que debía hablar algo en privado con ella, quien era médica en el Crystal Tokyo Medical University Hospital situado en Ciudad Aquae y lo que debía hablar guardaba relación con algo que la propia Reina tuvo que hacerse allí.
- Hotaru... sé cuál es la razón del cambio de conducta de ella... Rei lo sabe, sabe lo que pasó – dijo la de ojos celestes con tristeza en la mirada
- ¿Lo sabe? ¿Pero cómo se enteró? ¿Quién se lo dijo? – preguntó la de pelo ébano corto desconcertada
- No lo sé, eso me tiene preocupada... aparentemente alguien más tiene información y se la transmitió a Rei
- ¿Cree que ella sepa también la verdad sobre Chibiusa? – escudriñó Hotaru sin decir más detalles al respecto
- No lo creo, en caso contrario ella no lo hubiera soportado... por favor, que esa información este bien resguardada – suplicó la Reina - ¿Sabes lo que podría pasar si ese secreto llegara a salir a la luz? – preguntó llena de temor
- Me imagino, soberana, no se preocupe... pero ¿Me permite darle un concejo? – pidió la de ojos amatista con seriedad
- Habla.
- Usted debe decirle la verdad a Risa, esa muchacha merece saberlo todo y es mejor que se entere por usted; en caso de que su madre sepa algo puede usarlo como arma y eso sería peor para el jefe Jones y para usted, sobre todo para Chibiusa y la propia Risa, no nos olvidemos del rey Endymion – aconsejó la chica con suma sinceridad sobre el tema
- Supongo que estás en lo cierto – respondió la de odango suspirando con resignación – Debo armarme de valor y hacerlo... espero que esa chica no nos termine odiando – dijo ella además
Luego de algunas recomendaciones y consejos más de parte de la reina Serena, Hotaru hizo una respetuosa reverencia y abandonó la sala del trono después de despedirse.
En el transcurso del camino de la chica de cabello negro a través del pasillo principal del Palacio, esta sintió que alguien la llamaba y al voltear la mirada, una sonrisa se dibujó en su rostro al ver que se trataba de Chibiusa saliendo de un cuarto, en el que la había estado esperando.
- ¡Chibiusa! –exclamó ella
- ¡Hotaru! Te esperaba, ¿podrías venir a mi cuarto conmigo? – solicitó la princesa de cabello rosado sonriente
La de pupilas violetas aceptó y ambas se dirigieron al dormitorio de la hija de Serena y al llegar, la pelirrosa les recalcó a los guardias presentes que no deseaba que las molestaran y que se retiraran, a continuación cerró la puerta y colocó el seguro.
- No es justo Hotaru, me tenías olvidada – fue lo primero que dijo la de ojos rosados
- Lo siento linda, he estado ocupada y no tuve tiempo de ponerme en contacto contigo – se excusó la pelinegra sinceramente – Sabes lo especial que eres para mí, eso no cambiara nunca – añadió sonriéndole
- Lo mismo digo... no podría estar sin ti, ¿Sabes? Hace poco estuvieron Risa y su padre en el Palacio y sentí algo que me desconcertó – respondió la princesa haciendo memoria
- ¿En serio? ¿Y qué es? – preguntó Hotaru intrigada abriendo grande los ojos
- Me he sentido en total empatía con ellos... como si los conociera desde hace tiempo, con mamá y papá no me siento así, ellos solo quieren imponerme el hecho de ser una princesa correcta digna heredera, enseñarme las normas a seguir, el protocolo, etc, etc – confesó Chibiusa lo que sentía – Pero ni siquiera se molestan en preguntarme lo que yo siento o deseo – añadió acto seguido con pena
- Ten paciencia, ellos quieren lo mejor para ti, querida – la consoló Hotaru mientras se acercaba y rodeaba su cintura con ambos brazos – Pero no te preocupes, yo estoy contigo – agregó sonriéndole
- Tu sí que sabes cómo hacerme sentir mejor – respondió la de odango rosado poniendo amabas manos en los hombros de su amiga y correspondiendo la sonrisa mientras se sonrojaba
Después de que Seiya la dejó en el templo y pasaron un rato juntos, Risa hizo los quehaceres necesarios y en el ínterin que estaba en eso, recibió un mensaje de su tía citándola en casa de Mirajane, el cual no tuvo problema en aceptar ya que la hora a la que ellas salían estaba separada de cuando sus padres llegaban. Así que a la hora pactada se dirigió hasta allí y en el trayecto recordaba que la presente, era la primera vez que visitaba la casa de la ex-luchadora y sentía curiosidad por ver cómo era aquella.
Al llegar, tocó a la puerta la cual fue atendida enseguida por su amiga de cabello blanco que la recibió amablemente con una sonrisa y un beso.
- Risa querida, pasa te esperaba – dijo sonriente la de ojos celestes
- Hola Mira, aquí estoy como me pidieron solo que no puedo quedarme un tiempo muy prolongado ya que debo hacer la cena antes de que mis padres lleguen, por papá no hay problema... tú ya sabes cuál es – respondió ingresando la joven de ojos púrpuras diciendo lo último, en referencia a su madre - ¿Y la tía Haru? – preguntó acto seguido al mirar hacia todos lados y no ver a la mencionada
- Llegamos juntas del trabajo, ahora está en el baño pero ya sale ¿Deseas tomar algo? – contestó Mirajane sin perder la sonrisa al mismo tiempo que las dos se dirigían al cuarto de ella
- Te agradezco pero no, tal vez luego – declinó amablemente Risa, apenas su amiga prendió la luz de la habitación, le llamaron la atención los trofeos y las viejas fotos de cuando ella era luchadora profesional – Oh gran kami, era verdad... tú fuiste luchadora, ¿Verdad Mira? – indagó al mismo tiempo que caminaba hacia aquellos
- Es verdad, yo fui campeona de la División Femenina logrando retener el titulo por 389 días hasta que otra luchadora con la que tuve gran rivalidad, me hizo una mala pasada y logró quitármelo – respondió Mirajane recordando
- Cierto, papá me mencionó el nombre de tu rival... ahora no lo recuerdo bien – dijo la de pelo castaño oscuro tratando de acordarse
- Angel, ella era muy bonita y buena luchado también... siempre hicimos papeles opuestos, cuando yo era hell* ella era técnica*y viceversa – respondió la de pelo blanco – Ahh, que linda época aquella, en verdad la extraño – añadió con nostalgia cerrando los ojos
- En verdad lamento lo que te pasó, mi tía y papá me lo contaron – se solidarizó la muchacha recordando el motivo por el que su amiga tuvo que dejar de luchar
- Así es la vida a veces mi querida Risa... un día te encuentras en la cima del éxito y al otro, un accidente de auto, mi hermana se muere, los tendones y músculos de mi hombro no quedan bien luego de aquel y adiós carrera... - afirmó la chica bajando su mirada con algo de tristeza en la misma
- En verdad fue lamentable pero mira el lado positivo, tu hermana sigue viva en tu corazón y tú estás con vida y con la posibilidad de seguir adelante – animó la sobrina de Haruna caminando hacia ella y tomándola de ambas manos, a lo que Mirajane sonrió complacida al ver la buena chica que era Risa, todo lo contrario a lo que había estado oyendo sobre su madre
En eso, Haruna salía del baño y se dirigía directo a donde se encontraban las muchachas.
- ¡Mi querida sobrina! ¡Me alegra que hayas venido! – saludó efusivamente la de cabello corto a Risa
- No podía negarme tratándose de ustedes– respondió la de ojos violetas, correspondiendo al saludo ante una sonriente Mirajane
- ¿Quieres que tomemos un café o algo? – invitó su tía
- Ahora no, gracias, ¿No me pediste que viniera solo para tomar un café, o sí? – dedujo la miko
- Desde luego que no, tenemos un asunto muy importante que hablar contigo, sobrina – respondió Haru poniéndose seria, cosa que intrigó a Risa – Pasemos al living, allí hablaremos mejor – propuso acto seguido
La joven aceptó y las tres se dirigieron al sitio correspondiente en donde se sentaron en los sillones, la cabeza de ella estaba preguntándose qué pretendía su tía y tenía expectativas sobre eso.
- Muy bien, tía Haru, escucho ¿Podrías decirme qué sucede? – preguntó rápidamente la hija de Ralf y Rei
- Ok, sé que tú estás en todo tu derecho a pretender que tus papás continúen juntos y que tal vez aun conserves alguna esperanza de que ellos se arreglen y todo vuelva a ser como antes pero... ¿No te parece que tu madre ya rebasó todos los límites? – la llamó Haruna a razonar
- Es cierto sí, pero ¿A dónde quieres llegar? Vamos a buscar a mi abuelo para que nos diga todo lo que sabe, Seiya quedó en conseguirnos la dirección de él – dijo la de cabello castaño oscuro aun sin comprender bien las intenciones de ella
- Y lo haremos pero eso no implica el hecho de que vayamos a seguir esperando a que Rei cambie... mi hermano se merece una buena mujer que lo cuide y no a una bruja que se la pasa maltratándolo, nosotras y él podemos tener toda la buena intención de ayudarla pero si ella no admite su problema y no manifiesta deseos de cambiar, todo es inútil... - contestó con total franqueza la de pupilas cafés
- ¿Estás sugiriendo que papá se busque una amante? – indagó Risa sumamente seria
- Mucho más que eso, Ralf debería dejar a Rei y estar al lado de quien lo ame de verdad – afirmó Haruna – Verás... imagino que sabrás que Mirajane aquí presente, está enamorada de tu papá desde hace mucho tiempo, de antes que tú nacieras – añadió a continuación
- Si, se eso... continúa – pidió a chica con la misma seriedad de antes
- Bueno, Mira ha tenido muchos pretendientes pero no concretó nada con ninguno – recordó la de pelo corto
- Es verdad, sería injusto de mi parte tener una relación con alguien, estando enamorada de otro – concordó la ex-luchadora con algo de pena
- Pero, es un hecho de que ella está necesitada de amor y cariño, aparte de tener mucho sexo reprimido – continuó hablando Haru
- Haru por favor... me avergüenzas – dijo Mirajane bajando la vista con la cara roja
- Y bien querida sobrina, ¿Qué opinas de que Mira sea novia de tu papá? – preguntó su amiga ignorándola con una sonrisa pícara
Risa las observó detenidamente a ambas en silencio durante unos segundos y pudo sentir sus auras, por las mismas dedujo que estaban con total expectativa de la respuesta que diera y logró también percibir el miedo en la muchacha de ojos celestes, de que ella se disgustara y se negara.
- Verán, después de que nosotros hablamos con la Reina para ver si ella podía hacer reflexionar a mamá sobre sus actos y puesto que ni siquiera ella consiguió eso... confieso que todo parece indicar que mi madre no tiene remedio – abrió Risa la boca, dando su parecer – Prefiero que mi papá este con alguien como tú, Mira y no con cualquier otra que vaya una a saber qué intenciones tenga – prosiguió hablando con total sinceridad, dando a entender que las apoyaba
Al oír esto, inmediatamente las dos chicas se alegraron y la avivaron ante lo cual, la hija de Ralf les pidió calma ya que tenía más por decir.
- ¡Oigan aguarden un minuto! No deben olvidarse algo... no depende solo de mí el hecho de que papá se fije en ti, Mira, él además tiene que querer... otra cosa, él debe amarte y créeme, desterrar a Rei Hino de su corazón será casi imposible – confesó Risa con total franqueza y sinceridad
- Comprendo... tienes razón – respondió la de pelo blanco desolada, comprendiendo la dura realidad
- No te desanimes amiga, ella dijo "casi imposible" no "imposible" – la animó Haruna palmeando su hombro solidarizándose con ella
- Es cierto, no estés triste, déjame tantear el terreno y averiguar si al menos, tú le gustas – agregó Risa sonriéndole, con la misma intención
- Debería, me acuerdo que Ralf me contó que antes de conocer a Rei, te admiraba mucho y si le gustabas – dijo la muchacha de cabello castaño corto a su amiga, haciendo memoria
- ¿En serio Haru? – preguntó Mira con una enorme sonrisa en la cara, sintiendo cómo el corazón le latía aceleradamente
- Pero no podemos dejarnos guiar por eso, ya pasó mucho tiempo desde aquella época y ahora está mi mamá de por medio, debemos actuar con cautela – aconsejó la sobrina de Haruna, pidiendo calma
- Si si, pero ya verá esa bruja, se dará cuenta del hombre que perdió cuando se encuentre sola, pero será tarde para ella... - aseguró la de ojos cafés frotándose las manos
El jefe Jones caminaba pensativo por uno de los pasillos de la sede de la gobernación de Ciudad Ígnea, iba pensando sobre la última pelea con su mujer debido a su tardanza en el horario del almuerzo, sabía bien que Rei no le había creído la excusa que inventó pero, por otro lado también era consciente de que no sería nada conveniente para él y su hija, que ella se enterase que anduvieron averiguando cosas sobre su pasado, por lo tanto, consideraba fundamental lograr ubicar a su suegro sin que su esposa se entere. Antes había intentado dirigirse a la sala de computadoras en donde estaba la base de datos de todos los habitantes del distrito, pero no pudo ingresar puesto que aquella estaba siendo custodiada por Phobos y Deimos las dos soldados de más confianza de Rei. Ralf sabía que aunque intentase usar su autoridad de jefe de Guardia, con ellas no serviría de nada porque respondían directa y exclusivamente a la gobernadora. Otra opción era entrar a la fuerza pero aunque él lograse derrotarlas... las dos guerreras no dudarían en contárselo a Rei y eso tampoco le convenía. No, la única opción era intentar escabullirse cuando Phobos y Deimos no estuviesen y ahora que no se encontraban allí, era el momento adecuado para ir e intentar averiguar algo sobre el 3 Puesto Jedite ya que definitivamente algo olía muy mal con respecto a él.
En el momento en que se dirigía a la sala de computadoras, sintió vibrar su celular el cual mantenía oculto bajo su peto para que su esposa no lo notara. Al mirar la pantalla vio que se trataba de la propia Neo Reina Serenity que le hablaba por skype y una sonrisa apareció en su rostro, entonces antes de contestar miró para todos lados para asegurase que nadie lo viera.
- Hola Ralf, ¿Cómo estás? – saludó la rubia de odango con una enorme sonrisa en su rostro
- Aquí ando, quisiera decir que bien pero no sería cierto... eso no quita que sea muy bueno verte, Serena – dijo él correspondiendo el gesto
- Entiendo e imagino porqué lo dices, Rei se ha de haber desquitado con ustedes... - dedujo preocupada la soberana
- Exacto, nos recriminó el hecho de haber hablado contigo ¿y quieres saber la nueva? Mandó a traer látigos para usarlos como castigo contra los que rompan las reglas que establece, hoy ha estado hecha una fiera – informó Ralf los acontecimientos
- No puede ser... ¿Látigos? Pero eso está terminantemente prohibido, ¿Cómo se las arregló para conseguir esas reliquias en pleno siglo 30? ¿Y sin que nadie lo notara? – indagó Serena desconcertada
- Eso me gustaría saber a mí también pero no quiere darme detalles de cómo los consiguió – respondió Jones con una mezcla de fastidio y desesperanza
- ¿Cuándo volverás otra vez por aquí?, ya sé... se acerca el cumpleaños de Chibiusa e imagino que vendrás – quiso saber la Reina Serena deduciendo lo último dicho
- Seguro, no me lo perdería además... - había comenzado a hablar Ralf, pero se quedó callado de repente al alcanzar a ver a Jedite caminado en dirección al baño de mujeres, al cual había entrado la soldado de cabello azul con la que lo vio hablando antes y eso le pareció sospechoso – Después continuamos la conversación – añadió el jefe de Guardia antes de despedirse de la soberana y cortar la comunicación
La muchacha de ojos verdes había estado en la sala de entrenamiento y para practicar más cómoda se había quitado su peto, andaba con una ajustada playera negra que le marcaba los senos y le dejaba al descubierto parte de su tronco y todo el abdomen, ahora se dirigía al baño para lavarse la cara antes de regresar a buscar sus cosas e irse a su casa ya que su turno estaba terminando.
Entonces entró y se dirigió al lavatorio sin sospechar que estaba siendo seguida, al fin podía disfrutar de un rato de tranquilidad lejos del mal humor de la gobernadora y de los intentos del 3er Puesto de conquistarla, tal como lo había expresado anteriormente, a ella le desagradó desde el primer momento en que lo vio... había algo en él que le producía rechazo pero no tenía en claro qué era.
Ella ya se había lavado la cara y se estaba pasando algo de agua por su tonificado vientre y no estaba prestando atención a lo que se veía en el espejo, cuando de repente sintió que alguien la abrazaba e inmovilizaba desde atrás, vio que con un brazo la rodeaban por el cuello mientras que en la otra mano sostenía su katana, con la que apuntaba a la anterior parte mencionada.
- No intente ningún truco, soldado, coopere y no saldrá lastimada – dijo quien la había tomado por sorpresa, voz que la chica reconoció al instante y no pudo más que dirigir una mirada asesina hacia su atacante, al verlo por el espejo
- Usted... ya me habían advertido sobre sus fechorías con las mujeres, pero se equivoca si piensa que yo voy a permitir que se propase conmigo – respondió ella de manera hostil fulminándolo con la mirada – En el mejor de los casos, voy a denunciarlo ante la gobernadora... - añadió a modo de amenaza, obteniendo una risotada de Jedite como respuesta
- ¡Claro! ¡Puede decir lo que quiera, yo negaré todo y saldré libre ya que me creerá a mí, sin dudas tiene completa confianza en mí! – contestó el rubio en referencia a Rei
- No me conoce, no sabe de lo que soy capaz, usted nunca me vencerá – replicó la muchacha sin amedrentarse por la espada en su cuello
- Se equivoca, sé quién es usted y a qué se dedicaba antes... así que será mejor que no intente ningún truco de artes marciales ni de las artes de asesinato que domina, perfectamente yo puedo decir que me agredió, o si me llega a pasar algo tú quedarás como la mala y te enviarán al sótano... sabes lo que allí te espera, ¿no? – amenazó él olvidando las formalidades - Conste que quise acercarme a ti de buena manera pero no quisiste – continuó de igual forma
- Tú... me das asco, maldito bastardo – dijo la de cabello azul con rabia apretando sus dientes al mismo tiempo que bajaba sus manos
- Muy bien, así me gusta... buena chica – festejó triunfalmente Jedite al ver que iba a conseguir lo que buscaba
Dicho esto, el de ojos celestes obligó a la joven a quitarse la playera, dejando así al descubierto sus redondos y voluptuosos senos. Ni lerdo ni perezoso, el 3er Puesto comenzó a masajeárselos con una mano al mismo tiempo que frotaba su entrepierna contra el trasero de ella.
La mujer cerraba fuerte los ojos y apretaba los dientes de la repulsión que estaba sintiendo en ese instante al sentir los labios besar su cuello, cuando oyó a Jedite exigirle que se bajara los pantalones. Ella no tenía miedo a nada pero, toda su vida había sido militar y no se imaginaba fuera de la milicia ¿Y qué sería de ella si después de castigarla, Rei decidía expulsarla? Por eso tenía claro que estaba en manos de aquel canalla que se retiraba lentamente de ella pero sin dejar de apuntar la katana a su espalda.
Ella no tuvo otro remedio que desabrocharse el cinturón y obedecer la exigencia del rubio dejando de esa forma, su bien formado trasero al descubierto acompañado solo de una diminuta ropa interior roja.
Luego de alabar lo encantadora que se veía ella y lo redondo y bien formado que lucía su trasero, Jedite se fijó en el detalle de una de sus nalgas. Una cicatriz que lo recorría de arriba a abajo y un tatuaje a un costado.
- Vaya... vaya, ¿Qué tenemos aquí? Vaya tatuaje... - comentó él en el ínterin que ella se quedaba con la cara roja de vergüenza
El rubio se dispuso a concretar lo que quería pero, en el momento que él estiraba una de sus manos hacia las nalgas de ella, escuchó una voz que le gritó airadamente.
- ¡No te atrevas a poner tus sucias manos en ella, gusano asqueroso! – vociferó Ralf rabiosamente
- ¡Jefe Jones! ¿¡Usted!? No es lo que parece, escuche... - intentó justificarse el 3er Puesto al mismo tiempo que la mujer respiraba aliviada por la oportuna llegada del esposo de Rei
- ¡Cierra la boca, maldito infeliz! ¡Sabía que no eras de fiar y al parecer, los rumores sobre lo que estabas haciendo con las mujeres, era cierto! – rugió el de ojos cafés dispuesto a triturarlo
- Ella se dejaba, iba a actuar con su consentimiento... - mintió Jedite ganándose una mirada airada de la aludida y una de desconfianza del musculoso Jefe de Guardia
- Tú, ¿Qué tienes que decir? – preguntó Jones señalando a la soldado
- Es mentira, lo que este cerdo dice es mentira, él iba a abusar de mí – respondió rápidamente ella con enojo, tapándose los senos con ambas manos
- Lo sabía... - murmuró Ralf apretando los dientes y frunciendo el entrecejo
- No le crea señor, ella es muy tímida y... - insistía el 3er Puesto en mentir descaradamente, pero sin poder terminar de hablar debido a un certero puñetazo descargado en su rostro, de parte de Ralf
El cuerpo del rubio fue lanzado hacia una de las paredes mientras la soldado contemplaba con una sonrisa, cómo el jefe Jones daba un golpe tras otro sobre aquel sujeto y se sorprendió de ver que durante unos segundos, se notaba como si sus manos estuvieran encendidas en llamas, creando quemaduras leves sobre su oponente.
A continuación de eso, el de cabello castaño oscuro lo dejó tendido en el suelo y se volteó hacia la muchacha de cabello azul, ambos se quedaron mirando seriamente en silencio al mismo tiempo que ella continuaba tapándose los senos.
- Por tu figura, pareces tener un buen estado físico – dedujo Jones contemplando el sexy y tonificado cuerpo de la militar
- Lo tengo, señor... - respondió ella fríamente levantando una ceja
- Vístete y márchate, con respecto a este tipo, déjalo todo en mis manos – prometió él sonriendo levemente – Por cierto, ¿Cuál es tu nombre? – preguntó antes de irse
- Leona Heidern, señor – contestó la chica
Cuando Ralf iba a mandar a llamar a la guardia para que se lleven el cuerpo noqueado de Jedite, notó al dirigir su mirada al sitio en donde estaba antes aquel tendido, que ya no estaba allí y eso le dio muy mala espina porque sabía perfectamente lo que eso implicaba.
- Esto se va a poner feo... - pensó el de ojos cafés rascándose la barbilla
Tal y como era de esperarse, Jedite todo golpeado y con leves quemaduras fue directamente a ver a la gobernadora, quien al verlo en ese estado se sorprendió en gran manera y preocupada por él se apresuró a atenderlo, lo hizo llevar a la sala médica y ordenó atención de primera para el rubio.
- Jedite cuéntame... ¿Quién te hizo esto? – preguntó Rei tomando al joven de una mano
- Ante todo, gracias... por preocuparse por mí – balbuceó el 3er Puesto apretando la mano de ella
- No tienes nada que agradecer, sabes que puedes contar conmigo, ahora dime ¿Qué paso? – respondió amablemente la de largo cabello ébano
El de ojos celestes le contó una mentira muy bien pensada a la gobernadora acusando al esposo de ella, de haberlo golpeado por haberlo encontrado en una situación comprometida con la muchacha de cabello azul y ojos verdes.
Rei al oír eso, encolerizó en gran manera y sintió como si la sangre le hirviera de la enrome ira que estaba teniendo, entonces sin pérdida de tiempo mandó a llamar a su marido y a Leona Heidern.
Ella exigió que los mencionados fueran a la enfermería, efectivamente la guardia interceptó a Leona cuando se estaba yendo y al Jefe de Guardia lo encontraron en su oficina. Ambos al verse mientras iban en camino, entendieron enseguida para qué los había mandado a llamar Rei y sabían que los que aguardaba por ellos, no sería para nada bueno. Eso se confirmó al ver Ralf la mirada cargada de furia que su mujer le clavó apenas lo vio entrar en compañía de la soldado.
- Muy bien... supongo que saben porqué los he mandado a traer aquí a los dos... - comenzó a hablar la de ojos púrpuras - ¡Tú! ¿¡Cómo te llamas!? – preguntó de mala forma dirigiendo su mirada hacia la chica
- Leona Heidern, señora – respondió ella sin amedrentarse
- Lo que sea que ese maldito te haya dicho, es men... - intentó decir Ralf
- ¡Cállate! – gritó rabiosa su esposa interrumpiéndolo – ¡No estoy hablando contigo! Jedite, vuelve a contar lo que me dijiste ¿Qué fue lo que te pasó? – prosiguió de igual modo, moderando su tono al dirigirse al 3er Puesto
- El jefe Jones... me golpeó, porque lo encontré en el baño teniendo sexo... con ella – acusó el rubio señalando a Leona, ella al igual que Ralf lo fulminaron con sus miradas y él les devolvió una sonrisa burlona cuando Rei volteó la espalda
- Maldita basura... - dijo el musculoso de ojos cafés apretando los dientes de la rabia que sentía ante el descaro de Jedite e iba a abalanzarse sobre él para seguir golpeándolo, lo hubiera hecho de no ser por Rei que se colocó en su camino
- No te atrevas... ¡No te atrevas a tocarlo! ¡Maldita bestia! ¡Canalla! ¡Bruto salvaje! – gritó la gobernadora fuera de sí abofeteándolo fuertemente
- ¿¡Qué te molesta!? ¿Lo que te dijo o el hecho de que yo haya golpeado a ese muñequito rubio? – preguntó el hombre respondiendo con fuerza, mientras tanto Leona los observaba en silencio pero no por eso dejaba de sorprenderse, había oído los rumores de la mala relación entre ellos pero esta era la primera vez que lo presenciaba
- ¿Me vas a negar que eres su amante? ¡Responde, maldita sea! – vociferó Rei dirigiéndose a la chica e ignorando a su esposo
- Es mentira, lo que el 3er Puesto dice es mentira yo no estaba teniendo sexo con nadie – se defendió indignada la de pelo azul
Ralf sabía que debía hacer algo, era consciente del hecho de que sería inútil cuánto se defendiera... ella no le creería. Él no le temía a lo que Rei pudiera hacerle pero, no sabía qué clase de castigo iba a imponerle a aquella muchacha de quedar como "la amante" ante su mujer y no podía permitir que sufriera por algo que no hizo.
- La verdad es que este sujeto se confundió – dijo él en referencia a Jedite – La verdad es que ella no quería y yo... estaba forzándola – añadió acto seguido
- ¿Qué... fue lo que dijiste? – preguntó Rei shockeada por la supuesta confesión de su esposo - ¿Es verdad lo que me estás diciendo? – insistió ella mientras gruesas lágrimas comenzaban a correr por su rostro, él se sintió de lo peor al ver eso y por ese lado le pesaba mucho el hacer esto
Leona lo miraba sorprendida, no sabía porqué el Jefe de Guardia se echaba la culpa él para exonerarla a ella, porqué si no la conocía. Ella iba a hablar para refutar aquella afirmación pero Ralf le hizo una leve seña para que guardara silencio.
Rei por su parte, le propinó otra fuerte bofetada que le sacó sangre de la boca al mismo tiempo que lo insultaba, mientras tanto Jedite disfrutaba del espectáculo ya que si bien no esperaba esa actitud de Jones, todo estaba saliendo como él quería.
- Espero que con esto tengas claro que yo soy más peligroso, tengo armas mucho más efectivas que los puños, maldito desgraciado, ahora te he golpeado donde más te duele y es más... tú mismo te acabas de echar la tierra encima - pensó riendo para sus adentros el joven rubio, convencido que a estas alturas una reconciliación del matrimonio, era imposible
- ¡Eres una mentira, Ralf Jones! ¡Sabía que eras un mujeriego desvergonzado y encima lo negabas tildándome de loca! Ya quiero ver la cara de tu hija cuando le cuente que su "papi hermoso" es un violador – siguió increpando la gobernadora a su esposo totalmente alterada, al mismo tiempo que apretaba fuerte sus puños
- Oye, descárgate contra mí pero deja a nuestra hija fuera de esto, ya suficiente mal le causaste – contestó el de cabello castaño limpiándose la boca y mirándola fieramente
- Tú no tienes derecho a pedirme nada, que cínico eres – dijo riéndose Rei de manera burlona – Tú, puedes considerarte afortunada... te salvaste de lo que voy a hacerle a él, porque irá al sótano pero estarás allí también para presenciar el castigo, para que tengas claro lo que pasa con aquellos que me traicionan – prosiguió hablándole a Leona
En verdad, la de ojos verdes se sentía fatal por dentro al ver que Ralf iba a sufrir injustamente y deseaba confesar lo que realmente pasó, pero sabía que al acusar a Jedite sin pruebas, ella también iría al sótano y echaría por la borda lo que el Jefe de Guardia estaba haciendo en su favor.
- ¿En verdad crees que voy a dejar que me toques con esos malditos látigos? – desafió el robusto hombre a la gobernadora
- Si te resistes, voy a traer a tu hija aquí de los pelos si es necesario y yo misma voy a darle los latigazos que se merece – amenazó la de ojos violetas
- No... no lo harías... - contestó impactado Ralf ante la falta de límites que demostraba su mujer
- ¡Me muero de ganas! – alzó la voz ella para dejar en claro que estaba halando en serio
- No sabes si puedes, ella es muy buena en artes marciales – insistió el hombre aferrándose a una mínima esperanza de que su esposa desista de su advertencia
- ¿¡Que no voy a poder!? ¿Olvidas que tú y yo le enseñamos a pelear? Ella nunca podría derrotarme – aseguró riendo Rei recordando el hecho mencionado
Jones era consciente de que en lo último que ella acaba de decir, tenía razón... por lo que estaba en sus manos y obligado a aceptar el castigo que Rei le tenía preparado. Por ende, no tuvo otro remedio más que evitar usar las técnicas de pelea que dominaba y dejar que los guardias que la gobernadora había llamado, lo rodearan y lo condujeran al sótano.
Era un sitio oscuro, lúgubre y frío, el polvo acumulado evidenciaba que la zona no había sido aseada en mucho tiempo, en una de las paredes se encontraban una serie de ganchos de los que colgaban los látigos que la gobernadora ordenara conseguir. Al cuarto entraron el jefe Jones rodeado de soldados, entre los cuales iba Leona, detrás de ellos caminaba Rei quien le habló a una de los guardias que custodiaban la entrada al sótano, una muchacha de cabello corto castaño y ojos marrones, para designarla encargada de aplicar el castigo.
Rei ordenó al grupo de guardias formarse en círculo alrededor del cuarto, le indicó a Leona que diera un paso al frente, exigió que su esposo se quitara la parte superior de su uniforme y lo hizo arrodillarse en el suelo.
- Whip, colócate detrás de Ralf y estate lista para comenzar cuando yo te lo indique – dijo la de pelo negro a la soldado que custodiaba la puerta del sótano hasta recién, ella obedeció luego de agarrar uno de los látigos de la pared – Bien... los hago permanecer aquí para que vean todos ustedes, que lo que dije yo antes va muy, muy en serio. Como han podido ver, el Jefe Jones ha cometido un acto deshonroso para su posición y pagará las consecuencias en este mismo momento – prosiguió ella hablándole a todos
- Ahora sí, que puedo olvidarme de volver a tener a la antigua Rei conmigo... no me sorprendería que después de esto me pida el divorcio – pensó Ralf con pesar al mismo tiempo que su esposa seguía hablando
- Tú, presta mucha atención y observa lo que puede ocurrirte si me causas problemas – afirmó Rei hablándole a Leona, quien solo la observó en silencio – Puedes comenzar, Whip – ordenó acto seguido
- Tengo la leve sospecha de que no te pesa hacer esto ¿No es cierto, Muchiko? – preguntó Ralf volteando su vista hacia la joven
- No me llame Muchiko, jefe Jones – se limitó a responder ella con una pequeña sonrisa en su rostro
Luego de esto, Rei hizo que su esposo apoyara sus dos manos en el piso antes de que los latigazos comenzaran. Mientras Ralf apretaba fuertemente los dientes para no gritar, cada golpe dado sonaba fuerte y abría heridas en la fornida espalda de él.
Por su parte, Leona no quería ver ese horrible acto de flagelación y ardía en deseos de gritar que se detuviera y de confesar todo, pero sabía que de nada serviría. Por otro, Rei tenía sensaciones encontradas al ver el castigo aplicado a su marido... pero era mucho mayor el dolor, la rabia y la decepción que tenía, que cualquier otro sentimiento.
A su vez, quien aplicaba el castigo pensaba sorprendida en el hecho de que Ralf no gritara, cualquier otro en su lugar hubiera llorado y vociferado de dolor pero él no, sin dudas le dolía pero soportaba estoicamente.
La pena contempló un total de 40 latigazos y al final, el jefe Jones quedó de rodillas con las manos apoyadas en el suelo, los músculos tensos y una abundante sudoración.
- Que decepción contigo, no eres el que decías y parecías ser... por lo pronto y solo por tu hija, puedes regresar a casa pero no te me acerques ni me dirijas la palabra si no te mando llamar, ya hablaremos más allí – dijo la gobernadora a su marido antes de darse media vuelta y ordenarle a todos abandonar la sala mientras ella salía
En el sótano se quedaron a solas Ralf y Leona, ella se acercaba lentamente a él al mismo tiempo que este permanecía sin decir nada ni levantar la vista, aparte de toser y vomitar sangre.
- Jefe... jefe Jones, ¿puede oírme? – preguntó la de cabello azul preocupada y sorprendida al sentir lo caliente que estaba su piel al tocarlo, en un primer momento lo asoció con los latigazos pero ya era evidente que lo que le ocurría no era normal
- De... de nuevo... está pasando... ¿Qué ra...yos? – balbuceaba el de cabello castaño oscuro trabajosamente – Descuida... todo está bien – respondió él levantando la vista hacia ella, en su boca se mezclaban el sudor y la sangre de la misma
- ¿Porque? ¿Por qué hizo esto por mí? Solo soy una desconocida... si antes la relación con su mujer estaba mal, ahora después de esto es claro que nunca lo perdonará a menos que podamos probar que usted y yo somos inocentes – preguntó la de ojos verdes ayudando a Ralf a levantarse
- Es verdad que no te conozco... pero hay algo que un soldado aprende sí o sí, evaluar rápidamente... y puedo ver que eres una buena persona... y fuiste víctima de ese desecho tóxico y si quedabas como culpable ante su mentira, contigo hubieran hecho peor que conmigo. Ya desde antes, lo mío con Rei no tenía punto de retorno... haz de saber que la Reina de Tokyo de Cristal era una de las mejores amigas de ella y le habló por pedido mío... pero tampoco quiso oírla, no quiso reflexionar ni arrepentirse de esta actitud que viene teniendo desde hace dos años – explicó Jones agarrando la parte superior del uniforme
- Eso no lo sabía, en verdad lamento que por mi culpa todo acabara así para usted ahora – contestó sinceramente Leona ayudándolo a caminar
- No es culpa tuya, es de ese bastardo que mataré con mis propias manos... y no me importa si después me persiguen por criminal.
- Gracias, en verdad gracias, de no ser por usted, hubiera tenido que dejar que ese cerdo hiciera lo que quisiera conmigo – agradeció ella mientras subían las escaleras que llevaban a la planta baja - ¿Conocía a quien lo azotó? Me dio esa impresión – indagó acto seguido
- Yo antes de entrar a la Fuerzas de Autodefensa, estaba en los Marines... ella era soldado allí también, tiene un estilo de lucha basado en Soubenjutsu... un arte marcial japonés que a su vez está basado en el látigo, como el Código de Convivencia prohíbe su uso, tuvo que dejar de usarlo desde la fundación del nuevo Milenio de Plata – informó Ralf aun hablando adolorido
Ya de regreso en el templo, Risa tenía una mala premonición ya que su percepción extrasensorial le decía que algo malo estaba ocurriendo y enseguida pensó en su padre.
- Papá, espero que todo esté bien contigo – pensaba ella preocupada
Ella oía claramente el silencio que llenaba tanto el exterior como las habitaciones del Templo Hikawa, ni un solo sonido se escuchaba más allá de las hojas movidas por el viento en la noche de Tokyo de Cristal.
Excepto uno: la risa de Jedite...
*Kunoichis: Mujeres ninja o practicantes de ninpo
*Heel: En el ámbito de la lucha libre es el luchador rudo, "tramposo" o "malo"
*Técnico: En la lucha libre, es el luchador "bueno" o "limpio"
¿Tanto tiempo verdad? Para compensar el tiempo que pasó les traigo capitulo doble, el presente se ha extendido demasiado así que espero que sea de vuestro agrado.
Vemos que más complicaciones se suman a la situación actual, el amor entre Ralf y Rei parece herido de muerte mientras Jedite se sale con la suya (Pero no se preocupen, ya leerán el final que tengo reservado para él, va a desear no haber nacido muajajajaja)
No me queda más que decirles hasta el próximo capítulo, la saga de SM vs Terminator entró en un laaaaargo hiatus hasta T6 pero igualmente les digo: I'll be back!
