Probando lo Prohibido

AVISO: ESTE CAPITULO CONTIENE LEMON

Rei se desprendió por un momento de brazos de Jedite para dirigirse a la puerta y decirle al soldado que la custodiaba, que se fuera ya que no lo necesitaría por ahora quien por su parte, se limitó a hacer el saludo militar e irse; acto seguido volvió a cerrar y se acercó nuevamente al Tercer Puesto.

- ¿Deduzco con eso, que usted está dispuesta a ir más lejos ahora? - preguntó el rubio sonriendo y viéndola con ojos de deseo

- ¿Qué crees tú? Estás en lo cierto en lo que dijiste antes... - respondió ella con la vista baja y desatándose el cabello que ya lucia algo desparramado debido a las caricias

Mientras la cascada de pelo ébano caía, las mismas se reanudaron en el ínterin que ambos volvieron a besarse con más ganas que antes, no tardaron en introducir las lenguas en la boca del otro haciendo que danzaran entre sí.

A continuación, él la rodeó por la cintura y la jaló hacia sí mientras las manos de Rei alcanzaban su cabello, ambos caminaron unos pasos hasta llegar a una de las paredes, fue allí cuando Jedite la presionó contra aquella simultáneamente con la danza de sus lenguas. Rei gimió en su boca y una de sus manos recorrió su espalda y a su vez, una de las del rubio se dirigió a la cabeza de ella para jalársela hacia atrás en tanto que los besos aumentaban en pasión.

- ¿Qué desea, lady Mars? - exhaló el de ojos celestes

- Que me hagas disfrutar - jadeó la gobernadora

- Ok, ¿Dónde?.

- Sobre el escritorio, ahora - dijo ella

Ellos se soltaron, caminaron hacia el sitio mencionado y después de que Rei sacó las cosas que allí había y las puso en el piso, Jedite la tomó en sus brazos y la sentó sobre la mesa. Luego fue a apagar la luz del despacho y regresó deprisa frente a ella.

- ¿Y ahora qué? - dijo suavemente el Tercer Puesto

- Ya te lo dije, no me hagas repetirlo.

- Sus deseos son ordenes, señora - respondió él en voz baja

- Desvísteme ahora - añadió ella sin pérdida de tiempo

Él sonrió y tomo uno de los lados del pecho del kimono a fin de tirar de ella hacia sí mismo, sin quitar sus llameantes ojos de los violetas de Rei, comenzó a resbalar ambos lados de dicha prenda.

Tentativamente, ella puso sus manos en los brazos de él para sostenerse, no se quejaba... en ese momento se olvidaba ya de los problemas y se entregaba. Cuando acabó Jedite de resbalar la parte superior del kimono dejando así al descubierto la prenda interior al descubierto, la volvió a jalar hacia él a fin de continuar la misma labor con la parte inferior.

- Dígame que quiere, gobernadora - los ojos del rubio ardían y abría los labios mientras tomaba respiraciones rápidas y superficiales

- Bésame desde aquí hasta aquí - susurró la de ojos púrpuras pasando su dedo desde la base de su oreja, abajo hasta la garganta.

El corrió el cabello de Rei hacia atrás fuera de la línea de fuego y se inclinó, dejando dulces y suaves besos a lo largo del camino trazado por el dedo de ella y nuevamente de vuelta.

- Termina de quitarme el kimono, el pantaloncito y las bragas - murmuró Mars y él sonrió contra su garganta al mismo tiempo que el mencionado obedeció de prisa. En esos instantes, ella se sentía tan poderosa... al fin y al cabo eso deseaba siempre, sentirse poderosa siempre

Rei salía de dentro de su ropa en el piso y solo conservaba el sujetador, Jedite se detuvo y la miró hacia arriba expectante pero sin levantarse

- ¿Y ahora qué? - preguntó él con expectativa

- Bésame - Susurró ella

- ¿Donde?.

- Tú sabes dónde - dijo Rei pícaramente

- ¿En dónde? - repitió él la pregunta

Entonces, ella avergonzada rápidamente señaló el punto entre sus piernas sonriendo con malicia, cerró los ojos mortificada pero al mismo tiempo más que excitada.

- Oh, con placer - dijo Jedite en broma, la besó y dio rienda suelta a su lengua, su inspiradora y experta lengua. Ella gruñó y empujó su cabello en sus manos, no se detenía su lengua haciendo círculos en su clítoris, volviéndola loca, recorriéndola por completo

- Jedite - dijo Rei antes de que se viniera estando parada y ella, no quería eso

- Dígame, señora - respondió rápidamente él

- Penétrame ahora.

- ¿Está segura? - indagó una vez más Jedite

- Completamente, hazlo ahora - exigió la gobernadora

Sin decir nada, él se levantó y la miró hacia abajo y sus labios brillaban con la evidencia de la excitación de la senshi del fuego.

- ¿Y bien? - preguntó el rubio

- ¿Y ahora qué pasa? - jadeó ella mirándolo fijamente con franca necesidad

- ¿No me desvestirá? Todavía estoy vestido - dijo él abriendo sus brazos

Ella se quedó con la boca abierta hacia él en confusión, ¿Desvestirlo? Desde luego que podía, en ese momento ella le quitó el peto de la armadura y desabrochó su cinturón antes de mandarlo a volar. Entonces Rei tiró hacia abajo sus pantalones junto con los bóxers y la intimidad de él saltó libre.

Ella se agachó frente al rubio y este la veía con una mezcla de azoramiento, admiración y sorpresa. Caminó fuera de las prendas inferiores y se quitó los calcetines y entonces ella sin perder tiempo, tomó la masculinidad en su mano y la apretó firmemente, presionando su mano de regreso. El gruñía y se tensaba, su respiración siseaba a través de sus dientes apretados.

Muy tentativamente ella puso su miembro en la boca y succionó fuerte... aquello sabía bien para la gobernadora.

- Ahh, señora... sea gentil.

El tomó su cabeza delicadamente mientras que la mujer empujaba lo anterior mencionado más profundamente en su boca, presionando sus labios juntos lo más apretados que podía, pasando sus dientes y succionando fuertemente.

- Cielos - Siseó Jedite levemente

Eso para Rei era un buen e inspirador sonido así que lo hizo de nuevo, empujando su longitud más profundamente y girando la lengua alrededor hasta el fin.

- Lady Mars, no me gustaría venirme en su boca - dijo el de ojos celestes apretando los dientes

Acto seguido se inclinó y la agarró de los hombros, poniéndola de pie y sentándola sobre el escritorio, ambos jadeaban y mientras ella se corría hacia atrás, se recostaba sobre la mesa y se quitaba el sujetador.

- Es usted un hermoso espectáculo - afirmó el Tercer Puesto antes de inclinarse sobre el escritorio y arrastrarse lentamente sobre ella, besándola mientras lo hacía

Besaba cada uno de sus pechos y jugaba con sus pezones por turno, a pesar de que la mujer estaba gruñendo y retorciéndose bajo él, no se detenía.

- Jedite, por favor - abrió la boca ella en voz baja

- ¿Por favor qué? - preguntó él a pesar de suponer lo que Rei le pediría

- Hazlo ahora, entra dentro mío - le exigió la de ojos púrpuras

Mirándola, apartó sus piernas con las suyas y se movió de manera que se elevó por encima de la gobernadora. Sin quitar sus ojos de los de ella, se hundió a un ritmo deliciosamente lento para Rei.

Aquella cerró sus ojos, disfrutando de la plenitud, la exquisita sensación de su posesión, instintivamente levantando la pelvis para encontrarlo, para reunirse con él mientras gemía en voz alta. Salía muy lentamente y la llenaba otra vez, los dedos de ella encontraban su camino en su suave cabello rubio y rebelde... se movía tan lentamente adentro y afuera.

- Mas rápido, Jedite, más rápido... prosigue - decía la de pelo ébano jadeando

El la observó fijamente con un triunfo y la besó con fuerza, entonces realmente empezó a acelerar el ritmo, ambos sabían que el clímax llegaría en poco tiempo. Establecía un ritmo constante y las piernas de ella se tensaban bajo él

- Vamos, ya llego... ya viene - jadeaba él extasiado

Sus palabras terminaron de deshacerla y explotó magníficamente y con la mente abrumada, en un millón de piezas alrededor de él y exclamando de gozo

- ¡Oh cielos, si! - dijo colapsando sobre ella y enterrando su cabeza en su cuello

Cuando la cordura regresó, Rei abrió sus ojos y miró hacia arriba del rostro del hombre con el que acababa de consumar la traición hacia quien ella aún amaba y a quien le había jurado fidelidad cuando se casaron. Por su parte, la expresión de Jedite era de júbilo, inmediatamente acarició su nariz contra la suya, apoyando su peso sobre los hombros y plantó un beso sobre sus labios mientras se deslizaba fuera de Rei.

- ¿Y bien, señora? - indagó el rubio sin pérdida de tiempo

- Se sintió bien, has cumplido - contestó la gobernadora sonriendo, dando a entender que le había gustado y que deseaba continuar

En ese mismo momento, Leona se encontraba caminando en silencio a solas por uno de los pasillos de la gobernación, de repente sus sentidos se alertaron al notar fugazmente por el rabillo de uno de los ojos a alguien que se ocultaba no muy lejos de donde se encontraba.

Pensó inmediatamente que podía ser Jedite queriendo acosarla de nuevo pero recordó que él fue mandado a llamar por la gobernadora y que aún estaba con ella así que descartó esa suposición, ¿Quién más podía ser? Deimos tal vez que la miraba sospechosamente después de que le diera la bebida con las pastillas para dormir, podía percibir fácilmente que aquella sospechaba de tal hecho pero, se acordó también que la mencionada recibió una reprimenda de parte de Rei por dejar sola la entrada al Banco de Datos por lo que también dejó de lado esa hipótesis, Deimos ya no dejaría solo su sector para no volver a hacer enfadar a la Senshi y procuraría cumplir.

De modo que disminuyó la marcha y fingió no darse cuenta de ese detalle para comprobar lo que ocurría, efectivamente escuchó claramente el leve sonido de unas pisadas detrás suyo que se acercaban. Sin perder tiempo y con mucha velocidad, se dio media vuelta mientras lanzaba un golpe circular con uno de sus brazos y la palma de la mano abierta, creando un aura de energía cortante alrededor de la misma... eso trazaba un círculo de luz muy filoso que de entrar en contacto con la persona en cuestión, podía causarle al menos una herida grave con un corte profundo.

Leona vio que se trataba de Aya Kuribayashi, quien conseguía esquivar su técnica gracias a un rápido y ágil salto hacia uno de los costados. Esta como respuesta lanzó una patada dirigida a la cabeza de la peliazul, la cual consiguió bloquear sin problemas con el otro brazo.

Acto seguido, Aya insistió con un puñetazo al mentón que la soldado evitó agachándose y entonces la de ojos verdes hizo lo mismo que hiciera antes con su brazo pero en esta ocasión, con una de sus piernas a fin de dar una patada creando una nueva aura cortante alrededor de su pie.

La de cabello castaño dio un salto hacia su retaguardia para escapar de aquello, lográndolo por escasos centímetros. Ambas mujeres se miraron seriamente una a la otra en posición de guardia por unos momentos hasta que Aya sonrió y rió despreocupada y levemente.

- Tienes buenos movimientos, peleas muy bien... - dijo la chica relajándose saliendo de su posición de guardia - Rayos, me salvé por poco de esa cortada - añadió en referencia a la técnica que Leona hiciera recién

La mencionada la miró seria y fríamente y sin decir una palabra, le señaló a su reciente colega el pecho, apuntándole con un dedo. Ella observó el lugar indicado y se sorprendió al notar un corte transversal y prolijo en el peto de su armadura aunque el ataque no había llegado a tocarla.

- Maldición, voy a tener que pedir que lo cambien, puedes relajarte que no soy tu enemiga, me llamo Aya Kuribayashi - comentó calmadamente la joven caminando hacia la soldado

Leona solo se limitó a abandonar su posición de pelea y a darse media vuelta para seguir caminando pero no le respondió, la de pelo castaño al ver eso fue tras ella e insistió en hablarle.

- Oye tú, ¿te comieron la lengua los ratones o acaso olvidaste cómo hablar? - preguntó la de pupilas marrones con el ceño fruncido llegando junto a ella, quien finalmente le contestó luego de caminar un par de minutos

- ¿Qué es lo que quieres? Si no tenías malas intenciones ¿Por qué me seguías escondida?.

- Ya te lo dije, deseo encontrar al jefe Jones porque necesito hablar con él y te seguía oculta porque he oído de un episodio que viviste hace poco y que tiene que ver con él, ¿Cuál es tu relación? - preguntó inquisitivamente Aya

- El jefe Jones solo es mi superior nada más y yo le rengo respeto, y en cuanto a lo que preguntaste primero ya te dije que no está aquí, deberás esperar a que se presente si deseas verlo - respondió la de pupilas verdes fríamente

- Pero sabes dónde está - dedujo Kuribayashi mirándola fijo

- Información confidencial - contestó Leona con seriedad - ¿Qué relación tienes tú con él? - indagó la militar

- Información confidencial - dijo ella con una media sonrisa imitando lo que Leona acaba de afirmar - ¿Por qué me atacaste? - quiso saber acto seguido

- Me estabas siguiendo a escondidas, no te conozco... no necesito más motivos - aseguró la de cabello azul inmediatamente sin mirarla - Pero no te preocupes, solo deseo hacerle un tajo en la garganta al Tercer Puesto Jedite - añadió sin timidez

- ¿El? ¿Te refieres al rubio guapo? ¿Por qué? - preguntó Aya seria y sorprendida a la vez

- Eres nueva y no sabes por lo visto, es un cerdo que gusta de manosear a las mujeres, ya lo ha hecho con varias incluyéndome... te aconsejo que tengas cuidado y no te quedes a solas con ese patán - le advirtió Leona en el ínterin que consultaba la hora - Ahora si me disculpas, ha llegado la hora de irme a casa - agregó cambiando de dirección rumbo a buscar sus cosas

- Yo también me retiro... ¡Oye! Repíteme tu nombre - pidió ella alzando la voz

- Leona - respondió la aludida sin darse vuelta a mirarla

- Me sorprende lo que me acaba de contar... ¿La gobernadora lo sabe y no hace nada? Mmmhhh... - murmuró Aya en voz baja para sí en referencia a la cuestión de Jedite

De esta forma, tanto Leona como Aya fueron a buscar sus cosas y cada quien se dirigió a su respectivo hogar, la muchacha de cabello castaño tomó su auto y condujo de regreso a la casa de su tía Nanami, la cual era donde estaba viviendo.

Al llegar, puso su dedo pulgar sobre el sensor de la puerta de entrada e ingresó de prisa, dejó su mochila sobre uno de los sillones y buscó con su vista a su tía, quien apareció inmediatamente procedente de la cocina.

- Hola Aya, ¿Qué tal te fue hoy en tu comienzo en la guardia? - le preguntó ella sonriéndole y saludándola con un beso en la mejilla

- Todo normal tía, encontré a una chica que pelea muy bien y con la que podría practicar - respondió su sobrina con una pequeña sonrisa

- La misma actitud de tu madre, siempre pensando en combates... ¿Hablaste con tu papá? - respondió Nanami con algo de melancolía

- No pude encontrarlo, no se presentó el jefe Jones en la gobernación... pero esperaré a poder verlo para hablar con él - dijo la de cabello corto seriamente

- Entiendo, pero ¿Pero porque llamarlo "jefe Jones" a secas?.

- Porque no lo siento como mi padre, él no me crió ni estuvo nunca conmigo... aguardaré a conversar e ir viendo qué clase de persona es, veré si efectivamente no sabía de mi existencia - explicó la chica con indiferencia

- Yo lo conozco y sé que es así, pero entiendo tu desconfianza... has sufrido bastante, ¿Aún tienes pesadillas cuando duermes? - indagó preocupada la mujer

- A veces... si... todavía sueño con mi infancia cuando era prisionera de esos malditos... - aseguró Aya bajando la vista en tono triste

- Comprendo... y eso que ya pasó muchísimo tiempo pero es bueno no encerrarte en eso, procurar hacer amigos y mirar hacia adelante - aconsejó Nanami acariciándole la cabeza - ahora cámbiate que ya está la cena lista - avisó además

- Claro, tía - dijo la joven sonriéndole

Acto seguido, se dirigió a su habitación y empezó a quitarse el uniforme hasta quedar desnuda en paños menores, ella observó su escultural y bien formado cuerpo al espejo a fin de contemplar las cicatrices antiguas que presentaba aquel en las piernas, brazos y espalda.

- Lo que dices es bueno pero... estas marcas me recuerdan el pasado siempre que las veo... - murmuró ella sonriendo irónicamente en referencia al consejo de su tía

Mientras tanto, Mirajane había sido mandada por Setsuna a entregar algunos pedidos de comida a domicilio tal y como lo había previsto ella misma, de modo que se dispuso a cumplir con dicha tarea con su amable sonrisa. La gente le dejaba buenas propinas aparte de pagarle por los encargos, ya era conocida por los clientes asiduos del restaurante Magnolia por ser siempre cordial, paciente y gentil aparte que muy rara vez se la veía de mal humor, algunas personas que tenían más memoria le pedían algún autógrafo al recordar también su etapa como luchadora profesional, pero no eran tantas debido a que dicha disciplina había dejado de practicarse hace muchísimo tiempo, desde la fundación del actual Segundo Milenio de Plata.

Caminando por las calles de la Ciudad Sur, la hermosa muchacha de cabello blanco sintió sonar su celular y al revisarlo, sonrió al ver que se trataba del mensaje que estaba esperando, de parte de Ralf: "Hola querida, ya estamos de regreso en Ciudad Ígnea, si estas desocupada puedes esperarme en Hikawa o cerca, solo ten cuidado con Rei. Besos"

Sin pérdida de tiempo, ella le respondió y luego de entregar el último encargo, se dirigió al Templo Hikawa a paso ligero en el ínterin que observaba sus alrededores y el viento jugaba un poco con sus largos cabellos, había transito de mediana intensidad y algunas personas vestidas con kimonos tradicionales que paseaban tranquilamente.

La ex luchadora llegó a la actual casa de Lady Mars, justo parada frente a las largas escaleras de acceso miró hacia ambos lados para vigilar que no estuviese llegando la gobernadora y al no notar nada raro, subió los escalones rápidamente deseando que no estuviera Rei justo arriba en el patio de entrada. Al ir llegando al torii shintoísta que indicaba la entrada al santuario, disminuyó la marcha y subió las escalinatas que quedaban con cuidado hasta que cruzó la entrada.

Al hacerlo notó que las luces de la casa estaban apagadas, indicando que no había nadie solo un par de personas que conversaban en el lugar y que se estaban dirigiendo a la salida.

- Disculpen, ¿Está cerrado el santuario ahora? - les preguntó la de ojos azules solo para confirmar lo evidente

- No se encuentra nadie, estamos esperando desde hace unos minutos para comprar amuletos pero, ni Lady Mars ni su hija se encuentran, tampoco está el señor, nos sorprende ya que siempre se encuentra la chica - respondió uno de ellos diciendo lo último en referencia a Risa

- Entiendo, gracias - les dijo Mira con una sonrisa

Mientras el par de visitantes se retiraba observó la hora en el reloj de su muñeca, normalmente a la hora presente ella misma ya estaba de regreso en su hogar pero, desde la suspensión de Haruna había más trabajo y Mirajane estaba saliendo más tarde. Además, ella se dio media vuelta y miró hacia el lado de la calle, las luces de la ciudad podían observarse desde allí ya que la noche había caído desde hacía bastante y por lo que le contaba Ralf, a esta altura ya debía de haber regresado Rei de la gobernación, lo que le extrañó.

Pero bueno, al menos podía esperar al hombre que amaba allí mismo o esconderse detrás de alguno de los árboles si veía llegar a Rei, no porque le tuviese miedo ya que de última diría que fue a comprar un amuleto y si, para poder esperar al ex soldado y hablar con él de igual manera; de modo que se quedó de pie observando el entorno al mismo tiempo que sonreía y echaba una ojeada de vez en cuando hacia las escaleras.

Al cabo de unos minutos, se sobresaltó al sentir a algo que revoloteaba cerca de su cabeza y mientras sostenía la bandeja con ambas manos, se fijó a fin de ver qué era. Se trataba de un cuervo que volaba hacia uno de los árboles del lugar y se posaba en una de las ramas.

- Que raro, no recuerdo que hubiera cuervos en la zona... cielos, si no fuera un ave juraría que me está mirando - pensó para sí misma la de pelo blanco observando dicho detalle

Dicho y hecho, el cuervo estaba mirando fijo con esos ojos negros que poseía, en dirección a la albina, como si la estuviera vigilando.

Por parte de Ralf y compañía, el viaje de regreso desde Ciudad Aquae hasta Ciudad Sur había sido en silencio más allá de algunas pocas palabras, el alto y musculoso hombre en esta ocasión no había puesto música como normalmente lo hacía al viajar en su auto, ya no había el mismo clima distendido que en la ida. Risa estaba enfadada con su papá debido a su terquedad de no querer abandonar el sitio en donde habían vivido hasta ahora y Haruna por su parte, tampoco estaba de muy buen humor debido al hecho de no saber qué iba a pasar con su trabajo, no se sorprendería que Rei divulgara malas referencias sobre ella para que no encontrara otro empleo... estaba agradecida a su hermano mayor por su intención de darle dinero pero, no se sentía cómoda dependiendo de él. Seiya por su parte, entendía al hombre ya que estaban resultando difíciles las cosas para él, ¿Qué hubiera hecho él mismo en su lugar? Probablemente no hubiera aguantado tanto y ya se hubiera marchado pero, ¿Quién era para juzgarlo?.

Demás estaba decir que al bajar de la autopista por la salida que los dejaba en el distrito sur, se encontraron con un peaje acompañado de un puesto de guardias que les preguntaron lo mismo que aquellos con los que se encontraron al ir a la Ciudad del Conocimiento y Ralf reaccionó exactamente igual, les recordó quien era él y les dijo de mala forma que no se atrevieran a reportarlo.

Entre pensamientos, Ralf primero llegó a la casa de Haruna a fin de dejarla allí, esta solo se despidió de su hermano con un beso en la mejilla aparte de hacer lo propio con Risa y Seiya para a continuación bajarse del vehículo y entrar a su casa, quien conducía aprovechó ese momento para mensajearle a Mirajane y la respuesta no tardaría en llegar: "Claro que sí, Ralf, te estaré esperando. Besos a ti también" dicho mensaje estaba seguido inmediatamente de un pequeño corazón. El de ojos cafés sonrió al verlo y siguió marchando con la intención de dejar a Seiya en el sitio donde había estacionado su auto, allí llegaron luego de unos 20 minutos de viaje.

- Aquí te bajas Kou, no podemos arriesgarnos a que Rei te vea en Hikawa - dijo seriamente el ex soldado al detener el Dodge

- No se preocupe señor Ralf, debo volver a casa de prisa ya que Yaten y Taiki me están esperando - le contestó el cantante al mismo tiempo que Jones inclinaba hacia adelante el asiento del acompañante y abría la puerta para que el chico pudiera bajarse

- Te acompaño Seiya, antes de que te vayas - dijo Risa rápidamente mientras descendía después de su novio

En silencio, Jones volvió a acomodar el asiento después de que bajaran los chicos y se puso en marcha en dirección a Hikawa para encontrase con Mira. Al cabo de unos instantes, el hombre llegó a destino y lo primero que le llamó la atención fue no ver el coche de Rei estacionado frente al acceso, acto seguido se estacionó allí mismo, detuvo el motor y se bajó. Caminó unos pasos y giró la cabeza hacia ambos lados para ver si estaba por allí la moza del restaurante Magnolia pero luego de esperar unos instantes y no verla decidió subir las largas escaleras para observar arriba.

El de ojos cafés lo hizo rápidamente y no tardó en llegar al torii pero, al llegar allí y debido a que iba trotando y mirando al suelo, no vio a tiempo a alguien que estaba en dicho sector y no pudo evitar chocarle.

Se trataba de Mirajane que justo en ese momento iba caminando hacia donde él venía para mirar si llegaba. Entonces ambos perdieron el equilibrio debido a lo inesperado del impacto y estaban cayendo al piso, pero Ralf fue rápido de reflejos para apoyar una mano y una rodilla en el suelo y rodear a la chica con el otro brazo por la cintura y atraerla hacia sí a fin de evitar que impactara en aquel, los dos quedaron con las caras próximas una a la otra y con los ojos bien abiertos, ella a su vez también lo abrazó con ambos brazos a la altura del abdomen.

Ambos se sonrojaron debido a eso y el pulso se les aceleró, ellos parecían como hipnotizados ante la mirada del otro, el estar así tan cerca les gustaba y sentían algo parecido a mariposas en el estómago.

Esa piel suave y aquel delicioso perfume eran muy atrayentes para Ralf de la misma forma que las abejas eran atraídas por el aroma emitido por los pétalos de una flor y aquellos labios sonrientes, parecían invitarlo a probarlos y ni hablar de la sensación de tener los voluptuosos pechos de Mira pegados a su tórax, le daban ganas de quedarse así abrazado a ella. Su corazón latía fuerte y no le importaba el hecho de que alguien pudiera llegar y verlos, recordaba los viejos tiempos cuando ella tenía una personalidad muy parecida a la suya propia, esa actitud de guerrera y competitiva le encantaban pero también la dulzura y ternura que demostraba actualmente producían el mismo efecto en él, ambos lados de su forma de ser le gustaban mucho. Ahora estaba abrazado a ella, la tentación de posar sus labios en esa piel y esa boca hacían acto de aparición.

Mirajane por su parte, se sentía en las nubes y su corazón estallaba de gozo, parecía que se le fuera a salir pidiendo permiso y su cuerpo temblaba ligeramente, no quería tampoco desprenderse de él, deseaba besarlo, acariciarlo, decirle cuánto lo amaba y que siempre estaría a su lado, ese fuerte brazo que la rodeaba le recordaba una de las cosas que la enamoraron del ex soldado, siempre protegía y cuidaba de los suyos y el hecho de no haberla dejado caer al piso, le sugirió que la incluía como parte del grupo mencionado y que haría todo lo posible por cuidarla... ella sabía que él no demostraba ese lado suyo con cualquiera. Conocía el hecho de que Ralf era un hombre temerario y de sangre caliente, cosa que también enamoró a la ex luchadora aparte de su físico a medida que lo fue conociendo, le encantaba como él podía ser amable, protector y rudo a la vez, era consiente además que poseía defectos pero... ¿Qué importaba? Todo ser humano los tenía.

Ambos rieron nerviosamente y cuando cayeron en cuenta que estaban abrazados, él se enderezó y la ayudó a ella a ponerse de pie.

- Lo... lo siento... venia de prisa y no te vi, no estabas abajo y supuse que te encontrabas aquí pero, no pensé que estuvieras justo en la entrada y no pude evitar chocarte - se disculpó él con la cara roja y tragando saliva nervioso

- No... no... te preocupes, todo está bien, corazón... oh cielos - respondió ella de igual modo con el pecho aún palpitante

- Que bueno que pude detener mi caída, no te hubiera ido muy bien si mi tremendo cuerpo hubiese caído encima tuyo de golpe - afirmó el de ojos cafés riendo, como respuesta, la de cabello blanco sonrió y se rió también

Por el momento recién vivido, Ralf olvidó el hecho de la posible presencia de Rei pero, al mirar hacia el interior de la casa notó las luces apagadas, eso le llamó la atención.

- Por lo visto Rei no ha llegado, ya me parecía al no ver su auto afuera - dijo el de cabello castaño oscuro mirando la hora intrigado

- A mí también me pareció raro encontrar la casa sola cuando llegué, por las dudas estaba atenta por si ella llegaba primero - respondió la albina mirando hacia el lado de la calle

- Pero bueno, tanto mejor que no esté ella, así puedo hablar contigo tranquilo - afirmó el ex militar sonriéndole

- Si, tienes razón, yo también deseo lo mismo - contestó ella correspondiendo la sonrisa y recogiendo la bandeja que se le había caído al suelo

Acto seguido Ralf la invitó a que se sentaran y entonces ambos caminaron hasta las escaleras de madera que antecedían al shoden de las oraciones, en donde tomaron asiento.

- Ha sido una travesía larga, ¿Qué tal el viaje hasta Ciudad Aquae? - indagó la apuesta camarera con una sonrisa

- Hemos tenido algún que otro inconveniente... un extraño en una moto nos iba siguiendo desde que partimos de aquí y para deshacernos de él tuve que acelerar y hubo una persecución entre aquella y nosotros en las calles de la Capital, llamamos un poquito la atención - recordó Ralf el episodio rascándose la cabeza

- Oh gran kami, ¿Están todos bien? De seguro saldrán en las noticias y tendrán problemas, sé que no hay zona con mayor orden y armonía que la Capital - afirmó Mirajane preocupada por lo que pudiera pasar, en especial por la factible reacción de Rei cuando lo supiera

- Lo sé pero, un extraño sujeto con una máscara de Tengu me ofreció solucionarme el tema a cambio de una suma de dinero, no tuve otra alternativa que aceptar y pagarle y además, desea hackear la red de Ciudad Ígnea - contestó él seriamente

- Pero... ¿Qué intenciones tiene ese desconocido que te contactó? Si no lo conocías, ¿Cómo supo tu número de teléfono y dónde encontrarte? - fue la obvia pregunta de Mira, sumamente desconcertada

- No lo sé... por ahora solo me queda confiar en él y esperar que cumpla su palabra, por cierto, mira en las noticias por Internet a ver si ya dice algo sobre lo que ocurrió - pidió Ralf a Mira amablemente, que se conectara en ese momento desde su teléfono

Ella asintió con la cabeza y obedeció luego de sacar su celular, acto seguido entró al navegador y buscó en las noticias del Yomiuri Crystal Shimbum, uno de los principales diarios de Tokyo de Cristal, no pasaron ni unos pocos segundos que la chica halló lo que buscaba.

- Aquí esta, "Solitaria moto corre una carrera en las calles de Ciudad Argentum provocando numerosos choques, no se registraron heridos de gravedad" - dijo la de ojos azules leyendo en voz alta y mostrándole la pantalla al hombre

- Y dice más, "La justicia está investigando esta grave infracción al Código de Convivencia pacífica, el gobierno aún no se ha pronunciado al respecto" no dice nada de mi auto, no aparece en las fotos - dijo el de pupilas marrones revisando más el contenido de la pantalla - Este tipo es un genio, no sé cómo lo hizo pero lo consiguió... ahora la justicia buscará a quien conducía la moto y Rei tendrá un lindo problemita - añadió riendo

- Eso veo pero... de todas formas no entiendo para qué quiere ese hombre, quien quiera que sea, hackear la red de Ciudad Ígnea, sabiendo que eso es un serio delito - opinó pensativa la moza del restaurant Magnolia - Y otra cosa, ¿Qué seguridad tienes de que Lady Mars no se desquitará con ustedes aunque esto salga como dices? - preguntó preocupada por él y por Risa, con justa razón ya que podían escapar de las autoridades pero, la furia de Rei era otra cuestión

- Tienes razón, ella ya sabe que salimos... tengo entendido que quien nos perseguía era Phobos, una de las dos guerreras de extrema confianza de Rei... ya le debe de haber contado, debí haber previsto eso y no dejar que fuéramos todos... pero, a esta altura ya no importa, solo cuidaré que no le haga nada a Risa - afirmó el jefe de Guardia bajando la vista con resignación, basándose en lo que el enmascarado le aseguró puesto que, si pudo hackear el CTOS para borrar toda evidencia de la presencia de su auto, también habrá sido capaz de averiguar la identidad de quien los seguía

- Lo sé pero... no quiero que ella vuelva a hacerte dar latigazos o tal vez algo peor - expresó Mirajane su preocupación y angustia

- No te preocupes, yo voy a estar bien... aún así te lo agradezco, realmente lo valoro mucho - respondió él tomando una de las manos de ella, ese contacto provocó que por dentro se estremeciera de deseo mientras clavaba sus ojos en los cafés del ex soldado

- ¿Cómo no preocuparme? Déjame ver tu espalda por favor - solicitó ella decididamente

Ralf accedió y poniéndose de pie, se quitó la playera que llevaba quedando su musculoso y bien trabajado torso al descubierto, acto seguido se colocó de espaldas a ella. La aludida se paró también y comenzó a pasar sus manos sobre la superficie de la piel, todavía conservaba las gazas que le había puesto su hija. Mirajane retiró parcialmente una y pudo ver que ya estaba mucho mejor, realmente él era fuerte y eso la confortó pero igualmente no podía evitar preocuparse.

Al jefe de guardia también le gustaba el contacto de esas femeninas manos con su piel, realmente le confortaba sentirlas lo que lo hacía sonreír levemente.

- ¿Lo ves? Todo está bien, no olvides que soy un veterano de guerra, ya estoy curtido en estas cosas, he sufrido heridas mucho peores que esto - rememoró Jones con seguridad

- Lo sé, corazón... pero no eres Terminator, sigues siendo un humano... además te conozco, sé que no conoces la palabra miedo y lo impulsivo que eres - respondió la chica con una triste sonrisa aún con una mano sobre la espalda de él

- Sí siento miedo pero por mis seres queridos, no quiero perderlos... hace mucho tiempo que perdí el miedo por mí mismo, por lo que pudiera pasarme - aseguró Ralf haciendo referencia a su temeraria forma de ser, dándose media vuelta y volviendo a colocarse la playera

- Te entiendo pero deberías preocuparte por ti también... con lo que dices das a entender que te da lo mismo morir o vivir y no es justo, piensa en todos lo que te queremos - confesó la de pelo blanco con tristeza en su pecho bajando la mirada

- Lo sé y de nuevo te lo agradezco, eres de oro - le sonrió Ralf y la tomó delicadamente de la barbilla para que lo mirara a los ojos

- Y yo agradezco tus palabras hacia mí, acabo de recordar que te iba a preguntar qué fue lo que averiguaron sobre el padre de Lady Mars - dijo la moza sonrojada

- Es fuerte de verdad lo que tengo para contarte así que, te sugiero que nos sentemos - la invitó el musculoso ex Coronel, la chica asintió con la cabeza y obedeció

Entonces, luego de hacer lo mismo él, empezó a contarle con lujo de detalle todo lo que les dijo la hermana menor de Rei, la conflictiva relación entre ellos, la forma cruel y vil en que Takashi la humilló, el rencor que ella les guardaba desde ese entonces y cómo Rei nunca contó nada de eso, la fría y cruda venganza que aquella realizó contra su padre y como lo aplastó sin contemplaciones, la posterior depresión y que el hombre realizó el harakiri a fin de suicidarse, además del hecho de cómo escapo la actual gobernadora de Ciudad Sur de todo castigo ante el gobierno Real.

Mirajane quedó con la sangre helada luego de oír todo eso, sintió mucha pena por Rei y comenzó a entender la razón del porqué de la transformación pero al mismo tiempo sentía decepción, por la forma reprobable como ella había actuado aparte, eso no justificaba para nada el trato que les daba a Ralf, Risa y a Haruna...

- Entiendo que la gente cambia... yo sé muy bien de eso, también tengo un pasado doloroso y amargo... Lisanna, Elfman y yo crecimos en un hogar en donde no había amor, solo gritos, pelea y discusiones, nosotros huimos y debimos arreglárnosla solos para sobrevivir, nadie nos dio una mano si no al contrario... durante mucho tiempo yo busqué escapar de mi amargo pasado, por eso entiendo el dolor de su corazón - recordó la albina diciendo lo último en referencia a Rei - Pero a diferencia de ella, yo no me dejé dominar por el odio, la venganza ni tampoco me volví peor persona... la verdad, siento una mezcla de sensaciones ahora que me contaste esto... pena por lo que ella sufrió, decepción por haberse dejado dominar por esos malos sentimientos y convertirse en lo que es ahora, ¿Qué culpa tienen tú y Risa de lo que le pasó? ¿Haruna también le hizo algo malo acaso como para vengarse de ella también? - continuó hablando sinceramente

- Es verdad, me acuerdo de eso ya me lo contaste, cielos... Elfman, también me acuerdo de él, tu hermano menor ¿Qué fue de su vida? ¿No lo has vuelto a ver? - preguntó Ralf pensativo

- No lo veo desde que Lisanna murió... no quiere verme, me culpa por lo que le pasó a ella - dijo ella con una melancólica y triste sonrisa, sintiendo un nudo en el pecho

- Pero... eso no es justo, ¡Tú no tienes la culpa! ¡Fue una fatalidad! - exclamó el de ojos cafés estupefacto

- Él no lo entendió así... no estaba convencido con que nosotras nos dedicáramos a la lucha libre y... cuando pasó lo que pasó, lo relacionó con eso... Elfman también sufrió mucho por la pérdida de Lisanna y lo entiendo pero, me dolió mucho que él me lo recriminara - siguió rememorando Mira con unas lágrimas asomándole y la voz quebrándosele

Ante esto, Ralf la abrazó y le acarició la cabeza, acto que ella correspondió abandonándose en sus brazos y abrazándolo también, así se quedaron por unos minutos.

- Gracias Ralf, necesitaba ese gesto... me hace sentir mejor - agradeció ella sonriéndole y dándole un beso en la mejilla

- No tienes nada que agradecer, todo saldrá bien... ya verás que te amigarás de nuevo con Elfman - le devolvió él la sonrisa

- Eso espero, eso quisiera realmente ya que lo quiero mucho a pesar de su enojo - deseó Mira con sinceridad - Pero bueno... entonces, ¿Qué crees que se pueda hacer al respecto de Lady Mars? - indagó seriamente

- La verdad... no lo sé, tal y como ya dije... si ella no sabe podemos guiarla, si no puede podemos ayudarla pero si no quiere, nadie podrá hacer nada por Rei... con ese ego más grande que este templo, esa soberbia y aires de dominación que la embriagan ahora, hacen imposible cualquier tipo de ayuda y yo... no sé cuánto más voy a resistir esto, ya estoy en el límite, para colmo ella sabe muy bien cómo ocultar la cosas y aparentar ante los demás que todo está bien - respondió el ex soldado con total sinceridad al mismo tiempo que la camarera le ponía una mano en un hombro y lo observaba triste - Mi hermana me dice que ya no soy el mismo de antes, que me volví "civilizado" y yo mismo siento que tiene razón, siempre fui de sangre caliente pero ahora... rayos, este supuesto "paraíso en la Tierra" no ha ayudado - añadió pasándose ambas manos por la cara

- Eso no tiene nada de malo... ya te dije la gente cambia, yo misma soy otro ejemplo, ¿recuerdas? Ahora soy amable, cariñosa y paciente pero antes, yo era alguien muy parecida a ti - le dijo ella pasándole una de las manos por un brazo

- Me acuerdo muy bien, me encantan ambas facetas tuyas - reconoció Jones refiriéndose a Mirajane, quien sonrió complacida con un rubor en la cara

- Lo que concluyo de todo esto de acuerdo a lo que contaste y a los hechos ya conocidos, es lo mismo que dijiste recién, Lady Mars no desea cambiar ni ser ayudada puesto que no reconoce su condición... no escuchará ni hará caso, Ralf, te está haciendo daño el aferrarte al recuerdo de lo que ella fue, te lo vuelvo a repetir, la gente cambia... a veces para bien y otras, para mal... es triste lo que le ocurrió con su papá sí pero, ¿Qué puedes hacer si tu esposa no se deja ayudar? Piénsalo, ella mandó a darte latigazos aparte de todo lo que te hizo, a Risa también la atormenta... - expresó la de pupilas azules su opinión con franqueza - Y otra cosa, dices que él se suicidó... ¿Rei sabe eso? - señaló una cuestión que no habían tenido en cuenta hasta ahora

- No lo sé... no me sorprendería que ella misma lo incitara a hacerlo... si llega a ser así, indirectamente es un crimen... - el hombre cayó en cuenta de eso y abrió grande los ojos impactado

- Aunque no quieras, debes considerar esa posibilidad... yo tuve razones de sobra para querer hacer lo mismo con mis padres pero, jamás pensaría en matarlos porque no tengo ese derecho, aunque no hayan sido buenos - dijo la moza sospechando de lo que acababa de hablar - Sé que vivir en la nostalgia es como una droga que puede volverse adictiva yo lo se, te lo digo por experiencia propia... me pasó después de lo que ocurrió con Lisanna, pero cuanto más te entregas a aquella más te hundirás y por ende, más sufrirá tu entorno, solo nos queda entender lo que nos pasa y tratar de superarlo - continuó hablando Mira con una sonrisa acariciando una de las mejillas del hombre, quien guardó unos segundos de silencio sabiendo por dentro que ella estaba en lo cierto

- Para colmo... hoy a la hora de volver, tuve una pelea con Risa... ella ya quiere largarse de aquí con Seiya, Haruna también la apoyó pero yo no quise oírlas, la verdad no tengo nada que reprocharles... ellas están tan hartas como yo de todo esto e imagino que Kou también, lo que pasa es que aún tengo cosas que hacer aquí... no puedo irme todavía - confesó el hombre notablemente sentido

- ¿Lo ves? Puedes presentar razones para quedarte aquí pero, todavía te resistes a la idea de que la mujer que conociste ya no esté más y eso trae mayores problemas para ustedes - opinó la apuesta moza de igual modo - Ralf... yo solo quiero lo mejor para ti y no veo otra alternativa... sepárate de Rei antes de que resulten más lastimados, esto ya se transformó en una relación toxica para ti y para Risa, ella y su novio se aman y lady Mars no va a desistir de su idea de casarla a la fuerza con otro, ella también está sufriendo... lo único que... si te vas de aquí, dejaría de verte - siguió diciendo con temor de lo último que acaba de hablar, ya que no quería dejar de verlo

- Lo sé, ya no te vería... esa es una de las razones por las que no me voy - dijo sinceramente el fornido hombre, lo que provocó un sonrojo en Mira - Justamente hoy vamos a la casa de Makoto, lady Júpiter, en Ciudad Lignum, ¿recuerdas que yo había dicho que Risa pidiera quedarse a dormir allí y que mañana no vuelva aquí si no que vaya al Palacio de Cristal?.

- Sí me acuerdo, espero que ese plan resulte bien - contestó la de ojos azules mirándolo - ¿Dónde anda ella ahora? - preguntó aparte

- Se quedó con su novio aquí a unas pocas cuadras, luego viene - informó él

- Con razón, me extrañó no verla por aquí.

- Uffff... no tengo ganas de ir a esa cena, van a estar las demás amigas de Rei y yo no estoy de ánimo para fiestas ni reuniones sociales, solo voy por Clark, mi viejo amigo y compañero de armas - se sinceró el de ojos cafés respecto a la mencionada reunión - Hablando de cenar... ¿Te gustaría cenar conmigo la semana que viene? - preguntó con algo de nervios

- ¿Cenar juntos dices? Cielos... ¡Claro que sí, me encantaría! - dijo Mirajane en voz alta sorprendida y contenta de que la invitara - Pero... ¿y tu esposa? - indagó acordándose de dicho detalle no menor

- No te preocupes por eso, ya veré qué decirle... a esta altura ya no importa que se enoje, entonces... ¿Quedamos para la semana que viene? - volvió a preguntar él a lo que ella respondió afirmativamente con una cabezada - Eso sí, debes tener cuidado desde ahora... no sabemos desde hace cuánto tiempo Phobos nos venía siguiendo, es factible que ella te haya visto llegar a la casa de Haru, de ser así, Rei ya debe de tener tu descripción física por lo que es cuestión de tiempo para que averigüe quién eres; cualquier cosa rara que notes no dudes en avisarme inmediatamente - añadió preocupado

- Tienes razón y te agradezco tu preocupación, entonces conviene que vayamos a cenar a otro sitio que no sean los lugares que frecuentamos aunque a mí no me importa que lady Mars nos haga espiar, tú lo mencionaste... a esta altura ya no importa - aseguró ella con seriedad

- Cierto, lo que pasa es que no quiero que te haga nada... si ella no tuvo piedad con su propio padre y a mí no dudó en hacerme dar latigazos, quien sabe lo que sea capaz de hacerte, por eso es que te pido que estés muy atenta y me avises sin pérdida de tiempo - señaló Ralf la cuestión a la que se refería

- Me gusta eso de ti, que quieras cuidarme y si, te avisaré - reconoció la camarera dándole un beso - Cualquier día que me digas está bien para que cenemos - añadió al mismo tiempo que Ralf sonreía y sacaba su celular

Fue por eso que vio un mensaje de Rei que le había llegado desde hace rato y él, no se había dado cuenta por la charla con Mirajane, lo abrió y leyó: "Me he tardado en la gobernación porque me aparecieron unos imprevistos que no puedo postergar y aún no salgo, si ven que no llego, vayan ustedes a la casa de Mako y yo después los alcanzo".

- Mhhhh... Rei va a tardar por lo que veo, en fin... - suspiró el musculoso guardando el celular

- ¡Ya se me hizo tarde, debo volver al restaurante! - exclamó Mira abriendo grande los ojos al ver la hora en el teléfono de él y llevándose ambas manos a las mejillas, acordándose que todavía no salía del trabajo, detalle que había olvidado por estar con el jefe de Guardia - Pero aunque Setsuna me regañe, no me arrepiento ni cambio este momento contigo por nada - añadió sonriente

- Yo tampoco me arrepiento ni lo cambio por nada, si cualquier día de la semana te viene bien, entonces... en principio ¿Estaría bien el miércoles para que cenemos? - preguntó el hombre

- Si, está muy bien para mí, te mensajeo cuando salga del trabajo - concordó la de pelo blanco - ¿Sabes? Mañana pediré permiso para ir al cementerio, se cumple un nuevo aniversario de la muerte de Lisanna - dijo bajando la vista

- Era una muy buena chica... no merecía terminar así... espero no lo tomes a mal pero ¿Puedo acompañarte? - averiguó el de cabello castaño oscuro de igual modo

- ¿Cómo tomarlo a mal? Claro que sí puedes, me alegra que quieras ir conmigo, entonces cuando vaya a salir te mando mensaje - aceptó ella gustosa

- Excelente, bueno... te llevo a tu trabajo ahora en mi auto para que ahorres tiempo, le mandaré mensaje a Risa para avisarle si no me encuentra aquí - ofreció el hombre, a lo que Mira accedió enseguida

Inmediatamente ambos caminaron hacia la salida a fin de dirigirse hacia la calle, fue allí que Ralf prestó atención a un cuervo que estaba posado sobre la parte alta del torii y que voló apenas ellos se pusieron en marcha.

- ¿Un cuervo? Mmmmhhh... - pensó para sí el ex soldado

Ellos cruzaron el torii y bajaron las escaleras hasta llegar al auto, él abrió la puerta del acompañante y la invitó a subir, luego de eso subió él y encendió el motor antes de ponerse en marcha. Durante el trayecto ellos siguieron conversando y la duración del mismo se les pasó volando, realmente dicho encuentro fue disfrutado por ambos a pesar de todos los problemas evidentes y recuerdos tristes.

Ambos querían continuar viéndose seguido, tal y como lo habían dado a entender en el santuario.

Al llegar frente al restaurante Magnolia, la albina se despidió de Ralf con otro beso y después de que abrió la puerta del acompañante y descendió, se inclinó hacia adentro del auto, apoyó una rodilla en el asiento aparte de un brazo en el techo y miró por última vez al hombre, antes de irse.

- Y recuerda, Ralf, en esa relación toxica solo te perjudicas tú y sigues ahí pero debes darte cuenta que tienes que liberarte de esa relación, ¡Ahora mismo! ¡Ropa sucia fuera! - dijo en voz alta Mirajane sonriéndole cariñosamente y exclamando lo último en referencia al matrimonio con Rei

- Muchas gracias, en verdad - le agradeció él gentilmente

Luego de esto, ella cerró la puerta y se retiró en dirección a su lugar de trabajo, antes de ingresar se dio media vuelta y volvió a despedirse alzando una mano, cosa que el de ojos cafés correspondió.

El jefe de guardia se quedó unos momentos en silencio pensando sobre lo que le había dicho Mirajane y posó una mano en el lugar donde ella lo había besado para a continuación sonreír y cerrar los ojos rememorando ese momento aparte de tener en mente aquella dulce sonrisa de ella.

Comenzó a recordar su vida amorosa y a repasar sus penurias lo que hizo que la sonrisa se le fuera... podía soportar las heridas físicas, había pasado por muchos momentos duros durante su tiempo en la milicia y era un soldado curtido en batalla pero, las heridas del alma eran otra cosa y vaya que había muchas. Él siempre quiso ser feliz en el amor pero, nunca tuvo suerte y ya estaba realmente cansado de decepcionarse.

A pesar de eso, algo acababa de volver a brotar en el corazón del ex Coronel haciendo que su pensamiento se desviara de sus sinsabores hacia su amiga que a él tanto le gustaba antes de enamorarse de Rei.

Mientras tanto...

Risa y Seiya se encontraban abrazados y besándose apasionadamente a un costado del vehículo de él, Ralf se había ido rumbo a Hikawa desde hacía un rato y ninguno de los dos quería desprenderse del otro. Por dentro, ella sentía que habían dejado escapar una gran chance de ser libres de la locura de su madre por culpa de la terquedad de su padre sin embargo, aún contaba con la ida a Ciudad Lignum para aprovechar la situación y huir a Ciudad Argentum tal y como su progenitor le había dicho, eso le daba otra chance y la aliviaba. Pero igualmente le había molestado aquella actitud porque no solo se preocupaba por ella si no por él también, a su mente le volvían las imágenes de lo que había visto en el fuego cuando lo consultó...

Seiya entretanto, tampoco sabía cuánto más aguantaría esta situación, por dentro estaba viendo claro que la única forma de que su noviazgo con Risa prosperara... era llevándosela fuera, justamente estaba pensando pedírselo cuando iniciaren él y sus hermanos, la próxima gira por el resto de Japón pero el interrogante surgía, ¿Habría tiempo? ¿Les daría oportunidad Rei de esperar a ese entonces o apuraría las cosas con Chad Kumada?

¿Qué pasaría también, si él se viese obligado a elegir entre Risa o su carrera? Seiya pensaba en eso y sentía temor, no quería ni pensar en estar en esa situación ya que ambas eran parte de su vida.

- Seiya... deberíamos fugarnos cuanto antes... - expresó la joven con ojos entre tristes y enojados - Estoy harta de todo esto, tengo ganas de largarme de aquí cuanto antes pero ufff... - continuó ella con su descarga

- Por ahora no se puede por lo que te expliqué, pero te entiendo... yo no hubiera aguantado, ya me habría ido hace mucho - se solidarizó él con ella continuando con su abrazo - No imagino mi vida sin ti, no quiero separarme de ti... ¿Por qué tenía tu madre que buscarte novio como en el siglo 18? - añadió con frustración

- Ya ves... nos está exprimiendo a gusto y a más no poder, por momentos me duele la cabeza y en serio, siento que voy a explotar en cualquier momento - confesó Risa suspirando de fastidio - A papá lo conozco, diga lo que diga yo sé que no termina de aceptar el hecho de que su matrimonio no tiene remedio, y a mamá... tarde o temprano la vida se encargará de castigarla por todo este mal que está haciendo, eso te lo aseguro - prosiguió ella

- En eso tienes razón, no puede seguir así esto, no cambia el hecho de que yo te amo y deseo estar contigo - le aseguró el joven levantando delicadamente su barbilla con sus dedos

- Yo también te amo Seiya, también quiero estar contigo - respondió sonriendo la de ojos púrpuras con un rubor en la cara

Ambos reanudaron los besos y las caricias las cuales subían de tono a medida que pasaba el rato, la temperatura iba subiendo pero no era por el clima y se habían olvidado que estaban en la calle, se abrazaban y se apretaban el uno contra el otro. Risa sintió vibrar su celular pero no hizo caso, en verdad no sabían lo que les deparaba el futuro así que atesoraban cada momento juntos ya que podía el último lo que no significaba que se resignaran a ser separados.

Risa podía perfectamente consultar al fuego sobre su futuro con Seiya pero, muy a su pesar sentía miedo de lo que podría llegar a ver, aparte de lo que ya vio cuando lo consultó la última vez.

- Hay lugares para hacer eso jóvenes, acá no por favor - les dijo una señora que caminaba por allí al pasar al lado de ellos, eso les hizo acordar que estaban en la vía pública y entonces se detuvieron con la cara roja

- Ya me había emocionado... por el kami - dijo la joven suspirando y jadeando

- Lo mismo digo, rayos, ya me tengo que ir amor, pero quiero invitarte a salir la semana que viene ¿Dónde te gustaría ir? - respondió el cantante haciendo una invitación

- ¡Me encanta eso! Pues... al cine o al parque estaría bien, pero lo que decidas tú está bien, dejaré que me sorprendas - le sonrió ella antes de darle otro beso

- Perfecto, te buscaré en la tarde que sé que tu madre está trabajando, ¿Jueves puedes? - indagó el muchacho cerrando un ojo pensativo

- Si, no hay problema, cualquier cosa yo te aviso mi amor, te amo - aseguró Risa acomodándose el pelo que le había quedado desarreglado debido a lo intenso de las caricias

- Yo también te amo, mi hermosa.

Luego de despedirse, el músico se subió a su auto, encendió el motor y se alejó a marcha lenta por dicha calle, en ese momento Risa agitó una mano para despedirlo una última vez hecho que correspondió él sacando un brazo por la ventana y agitándolo.

Ella se quedó de pie sola y suspiró hondo con los ojos cerrados, al abrirlos alzó la vista y observó por un momento las casas y los edificios que adornaban la noche con las luces hogareñas aparte de las pagodas que estaban más lejos e igual alcanzaban a verse.

- Ciudad Ígnea es mi hogar... toda mi vida viví y me crié en el templo, amo este lugar y me dolería irme pero, no veo otra alternativa... te vas a arrepentir amargamente del daño que sigues haciendo y que harás pero será muy tarde, mamá y en cuanto a ti papá, quiero saber cómo vas a afrontar lo que te espera, ¿Abrirás la puerta o seguirás encerrado?; créeme, hay más enemigos que nos acechan aparte de quien me contaste... el fuego no miente.

Muy buenas amiguitos! Ufff creo que este el capítulo más largo que he escrito hasta ahora, considérenlo una compensación por los hiatus pasados que me tomé XD.

Bueno, pudimos ver que Rei decidió traicionar a Ralf pero no os preocupéis tal y como pensó Risa en el cierre del chap, se va a arrepentir amargamente y eso será una realidad, en especial por las verdaderas intenciones de Jedite y lo que se está gestando entre Ralf y Mirajane, podemos ver que él no le es indiferente a ella y que también siente cosas por la bella camarera, ya tendrán ellos sus momentos candentes, es cuestión de tiempo. Y verán todo lo que irá pasando, en algunas cosas estoy como entre dos aguas y no me he decidido bien por una todavía.

Me voy despidiendo hasta el próximo capítulo, recuerden dejarme sus opiniones abajo en la caja de reviews, no cuesta nada XD. Mando un agradecimiento especial a todos los que dedican tiempo a leerme, muchísimas gracias desde ya. Hasta luego, amigos *_*7