Ahogando las Penas

Luego de ser expulsado de Hikawa, Ralf tuvo que volver con su auto a casa de Haruna a fin de saber si podía quedarse allí, tocó el timbre en repetidas ocasiones pero nadie respondió.

- Maldición... ¿Acaso Haruna no puede pasar una noche sin salir a algún boliche? - se quejó en voz baja el ex Coronel al mismo tiempo que regresaba a su Dodge Charger - ¿Voy a algún hotel o primero a algún bar?.

Mientras ponía el vehículo en marcha, se decidió por la segunda opción... necesitaba su ya clásico desahogo ante una nueva pena que lo embargaba, justo ahora ante la dicha de la aparición de la hija que tuviera con su antiguo amor, vaya que la vida no le daba respiro.

A pesar de eso, rescató que ahora seguramente tendría mayor libertad de acción respecto a su plan para desenmascarar a Jedite y mantener a salvo a Risa, no podía quitarse de la mente la idea de que el rubio tuvo algo que ver con la decisión de Rei de echarlo de la casa.

De modo que entre pensamientos, condujo hasta que encontró uno al azar y luego de detenerse y descender ingresó al mismo antes de ocupar un lugar en la barra. Dio una rápida ojeada al lugar, se encontraba bastante concurrido pero no vislumbraba ninguna cara conocida; esperó entonces hasta que fue atendido.

- Buenas noches señor, ¿qué se va a servir? - preguntó quién se acercó a el

- Cerveza, bien helada - contestó secamente el de ojos cafés

Dicho esto, unos instantes más tarde le trajeron un vaso grande bien lleno y tal como él lo pidió, de más estaba decir que no tardó nada en beberlo todo y pedir otro.

- Tráigame la botella entera directamente - dijo Ralf en tono imperativo al mozo

- Lo siento señor, eso dejó de hacerse desde la implementación del actual Código de Convivencia Pacífica - contestó con calma el empleado ante lo cual, el jefe de guardia bufó de fastidio y desdén

Una vez que acabó de tomarse el segundo vaso, volvió a pedir otro pero en esta ocasión el camarero se rehusó a servírselo.

- Lo lamento señor pero usted ya ha bebido el máximo permitido por el Código de Convivencia - dijo apretándose levemente el lóbulo de una oreja lo cual hizo proyectarse frente a su rostro, una imagen del porcentaje de alcohol en sangre que poseía Ralf en ese mismo momento

- ¡Tráeme otra cerveza! - exigió él alzando la voz ya comenzando a perder la paciencia

- Lo siento, sepa comprender... si pide algo de comer o una bebida sin alcohol se lo puedo traer, claramente el Código limita el consumo de alcohol - insistió el mozo con suma tranquilidad

Al oír esto, el ex soldado ya alterado lo tomó de la solapa...

- ¡Me importa una mierda el puto Código de Convivencia! ¡Me vas a traer las botellas que te pida o te reviento la cabeza a trompadas, ahora mismo! - gritó enojado el de cabello castaño oscuro

El empleado asintió asustado repetidas veces con la cabeza y se alejó a cumplir con el pedido.

- ¿¡Y ustedes qué rayos me ven!? ¿¡Que tengo, monos en la cara o que!? - preguntó Jones todavía gritando a la gente que se había volteado a mirarlo con una mezcla de asombro y susto, algunos que lo habían identificado se preguntaban cómo podía ser que justamente quien debía hacer respetar el Código, fuera quien lo infringiera

Unos instantes más tarde, otra persona empleada del lugar le acercó una botella de cerveza la cual el hombre fue consumiendo con celeridad hasta acabársela, entonces solicitó otra botella y como quien lo atendiera intentara negarse, Ralf lo amenazó con romperle los huesos si no le traía otra botella de cerveza.

El ya no se molestaba en servirse en el vaso directamente tomaba de la botella, después de unas cuantas botellas ya balbuceaba incoherencias y se lamentaba. Como ya empezaba a incomodar a la gente, una moza de cabello color blanco se acercó a Ralf, quien se encontraba recargado sobre la mesa de la barra.

- Señor... - lo llamó ella tocándolo en un hombro, él levantó la cabeza y la observó con los ojos entrecerrados

- Mirajane... - dijo el musculoso al ver borroso a causa de la borrachera y solamente poder distinguir la blanca cabellera de quien le hablaba

- No señor, no soy Mirajane pero me veo en la necesidad de decirle que está incomodando a los clientes y usted ya ha bebido demasiado, debería irse a su casa - afirmó la chica preocupada y algo asustada, ya que había oído de sus amenazas a sus compañeros y temía que fuera a reaccionar violentamente pero en cambio de eso, Jones comenzó a sollozar de pena

- Ne... neshe...nesheshito... Mirajane... - intentaba decir el fornido hombre sin conseguirlo claramente

La camarera observaba estupefacta cómo el ex militar intentaba pararse y caminar pero tampoco podía de la borrachera que traía, entonces no tuvo otra opción que revisar la ropa de él y buscar su celular, una vez que lo tuvo lo encendió al encontrarlo apagado y buscó en la agenda a alguien para llamar.

Por otro lado, la bella camarera albina empleada en el restaurante Magnolia pensaba en las vueltas de la vida y que cuando menos fuese posible pensarlo aparecía una nueva hija en la vida de Ralf, no dejaba de estar impresionada y conmovida por la historia de Aya y de cuánto había padecido en manos de aquellos malvados terroristas además de sentir pena por la suerte de la fallecida madre de ella, lamentó que padre e hija no se hubiesen reunido antes pero rescató que nunca era tarde para dicho momento y deseó que pudieran llevarse bien entre ellos.

En el presente momento llegaba procedente a su hogar procedente de casa de Haruna y se había dirigido al baño a darse una ducha con la idea de ver algo en la televisión e irse a dormir. Cuando salía se encontraba secándose el cabello con una toalla y su esbelto cuerpo envuelto con un toallón, escuchó el sonido del celular y al ir a atender, sonrió al ver el nombre y número de quien la llamaba.

- Hola corazón, ¿Cómo estás? Me alegra que me llames - dijo la de pupilas azules complacida y dulcemente

- Hola, lo siento si soy inoportuna pero no soy quien usted esperaba - respondió una voz femenina que la joven no reconocía en lo absoluto

- ¿Quién es usted? ¿De dónde sacó ese celular del que me habla? - indagó extrañada y desconcertada Mirajane

- Se que este teléfono no me pertenece por favor no piense mal... es que el jefe Jones vino al bar en donde yo trabajo a ponerse ebrio aún sabiendo que va contra las leyes, ahora está en un estado lamentable de tanto alcohol que ingirió y no puede ni pararse - explicó la voz de la mujer del otro lado de la línea - Llamé a su número porque él nombraba y pedía por una tal Mirajane, que supongo que es usted, por favor necesitamos que alguien venga por el jefe Jones, no puede conducir así y está perturbando la tranquilidad del lugar - prosiguió acto seguido

- Sí, soy yo... deme la dirección enseguida y voy ya para allá - exclamó alarmada y preocupada la ex luchadora corriendo hacia su habitación

Ella apuntó la dirección, se vistió con una ropa casual y salió rápidamente en dirección al sitio en donde Ralf se encontraba.

Mientras tanto en el lugar citado, el fornido hombre estaba sentado en el suelo recargado contra la parte inferior de la barra.

- Po... porqué Rei... porqué... y...yo, te amo - balbuceaba a modo de lamento el de ojos cafés con la cabeza baja y la mirada oculta por sus cabellos

- ¡Oye viejo, llévate tus problemas a otra parte! - exclamaba alguien del público en referencia a Ralf

Por otro lado, la camarera de antes estaba en compañía del dueño del negocio esperando a que la persona a quien llamara por teléfono aquella, llegara a llevarse al jefe de guardia.

- ¿Tardarán mucho en venir? Tal vez deba telefonear a la señora gobernadora - dijo el dueño del local, un hombre medio calvo de bigote y una barriga algo prominente

- Ya he llamado a alguien que lo vendrá a buscar, señor, no se preocupe - respondió la empleada de cabello blanco

Unos instantes más tarde llegó Mirajane y se impactó al ver a Ralf sentado en el suelo y recargado contra la barra en un estado de ebriedad deplorable y no entendía cómo si instantes antes estaban antes festejando en casa de Haru.

Entonces, Mira pagó todo lo que Jones bebió y lo ayudó a ponerse de pie además de caminar para salir del lugar.

- No lo comprendo... la razón de porqué beber de esta manera si instantes antes estabas dichoso por la llegada de tu nueva hija... - reprochó Mira mientras se dirigían al coche de él, ya antes de que pudiera responder y al notar las valijas en la parte trasera de aquel, ella comprendió enseguida... - Ya veo, tu esposa te echó de la casa, ¿verdad? - dedujo ella bajando la vista

- Me... me... expulsó... - contestó el jefe de guardia como pudo, apenas terminó la frase se tomó el abdomen y se inclinó hacia adelante

Ella entendió rápidamente que iba a vomitar y lo ayudó a ir hacia el cordón de la vereda, dicho y hecho, sosteniéndose de Mira expulsó contenido estomacal el cual manchó el pavimento. Ni dos segundos más tarde, un pequeño dron volador con una camarita se acercó a ellos y de un parlante incorporado se pudo oír una voz robótica.

- Señor Ralf Jones, ha violado usted el estatuto número 2 de la sección 4 del sagrado Código de Convivencia que limita el consumo de alcohol, como así también la normativa número 9 de la sección 7 que impide ensuciar la calle... - decía fríamente la máquina, viéndose interrumpida por un fuerte puñetazo de Ralf que la mandó a volar y la rompió con el golpe

- Shi... cierra la boca... puta chatarra... tú... y tu co...código p...pueden irse al demonio... - balbuceaba el de ojos cafés irritado

- Ya Ralf, no pelees que de nada sirve, ven te ayudaré a entrar en tu auto y a llevarte a mi casa - lo calmó la camarera volviendo a agarrarlo y revisando su ropa - Y yo voy a ver si puedo manejar, ni creas que te voy a dejar sentarte en el asiento de conductor con esa borrachera - añadió quitándole las llaves del Dodge

- ¿B...borrachera d...de quién? De n...inguna manera... - preguntó el hombre tambaleándose

- Ya llegamos a tu auto, te abriré la puerta - suspiró la albina realizando dicha acción del lado del acompañante

Luego de esto, ella también se subió y trató de recordar los controles del coche, buscó en el panel frontal la conducción asistida que Ralf siempre tenía apagada. Apretó un botón y se encendió una pantalla, buscó las opciones y eligió la que deseaba. En el GPS introdujo la dirección de su casa, recordó que primero debía mantener presionado el embrague y colocar la palanca de cambios en marcha neutra antes de encender el motor.

De modo que lo hizo y empezó a andar despacio con ayuda de la conducción asistida, en el camino miraba preocupada cada tanto a Ralf que cabeceaba y lamentaba lo que Rei le había hecho.

Gracias a aquella es que consiguieron llegar sin chocar, una vez en la casa de Mira, esta le ayudó a descender sin caerse y una vez que entraron, lo condujo hasta el baño y le ayudó a quitarse su prenda superior a fin de que se mojara la cabeza y se enjuagara la boca y ver si eso le ayudaba a recuperarse un poco.

Mirajane no podía evitar contemplar su torso desnudo y desear probar ese cuerpo, se sonrojaba imaginando que besaba y acariciaba esos trabajados pectorales en el ínterin que él se quedaba con la cabeza bajo la canilla de agua fría.

Luego de un rato, ella lo asistió en secarse con un toallón y se dirigieron al living.

- De más esta decir que puedes quedarte en mi casa por tiempo indefinido, haz de cuenta que estás en tu hogar - le dijo la moza albina estando ambos frente a un sillón

- Gra... grashias, Mirashane - agradeció Jones aún tambaleándose, ni bien terminó de decir esto la tomó de la nuca con una mano y sorpresivamente le plantó un beso en la boca que la hizo abrir grande los ojos

La chica sintió el corazón golpeando contra su pecho como así también una enorme dicha al mismo tiempo que se llevaba una mano a la boca y una gran sonrisa aparecía en su rostro, ella fue tomada por sorpresa y dicho gesto le dio más ilusiones en que él la correspondiera más adelante pero, tampoco quería apurarse ya que en esos precisos momentos Ralf estaba borracho. En ese instante sintió más que nunca el deseo de no conformarse con solo un beso pero lo veía desplomarse en el sillón rendido y no consideraba correcto aprovecharse de su estado.

- Quisiera que hicieras lo mismo pero estando sobrio... mi amor - pensaba Mirajane sumamente sonrojada y contemplándolo ya dormido

Antes de retirarse a su habitación y apagar las luces, ella le dio un segundo beso en los labios.

Al día siguiente, Ralf despertó y lo primero que vio fue aquel par de bellos ojos azules mirándolo fijamente, ella se encontraba de pie inclinada hacia él, con los brazos en jarra y sonriéndole aunque con algo de reproche en la mirada.

- Hasta que despertó, señor dormilón - fue lo primero que dijo Mira

- ¿Mirajane? ¿Qué pasó, dónde estoy? Auch... se me parte la cabeza - dijo el de ojos cafés tomándose aquella claramente sintiendo un dolor insoportable

- Eso te pasa por beber tanto anoche, llamaron del bar al cual fuiste y te embriagaste hasta caer, yo acudí enseguida y te traje a mi casa - le explicó acercándole una taza de café caliente que se encontraba en la mesa y que le había servido

- Cielos... que vergüenza, disculpa las molestias que te ocasioné es que... Rei me ha echado de la casa - afirmó el hombre a modo de pedido de disculpas tomando la bebida, al probarla dio su visto bueno ya que era un excelente café

- Me alegra que te guste, lo hice para ti, espero que eso te ayude a pasar la resaca - agradeció la moza cortésmente - Me imaginé enseguida lo que dices al ver tus maletas en el coche... pero no puedes decir que no esperabas que eso pasara, su relación ya estaba muy mal - añadió dando su sincera opinión

- Lo se pero... ¿Ya te vas a tu trabajo? - preguntó notando el hecho de que ella estaba vestida con su uniforme de camarera

- Así es, debo irme al restaurante pero tú toma con calma tu café y algo para el dolor de cabeza - le dijo acercándole una aspirina

- Te acerco a tu trabajo y luego iré a casa de Haruna o a algún hotel - respondió agarrándola y tomándosela

- De ninguna manera, tú te quedas aquí en mi casa y no se hable más.

- Pero sería una molestia y no quiero importunarte... - fue la contestación del jefe de guardia pero ella lo calló poniéndole un dedo índice sobre sus labios

- No, no, shhh... shhh... he dado mi última palabra, te quedas en mi casa y punto - insistió la camarera realizando la acción recién mencionada - Aparte, no se cómo tengas tus reflejos ahora que estás de resaca, mejor cuídate ahora, yo tomo un taxi hasta mi trabajo - añadió además

Ante esto, el hombre accedió y luego de terminar su café, le dio a ella dinero para que se pagara el taxi, descargó sus maletas y acomodó bien sus cosas de la mejor manera posible, ya luego cuando se sintiera mejor regresaría a Hikawa a buscar lo que le faltaba sacar. Solo deseaba que Rei no estuviera allí ya que no deseaba otra confrontación innecesaria.

Por otra parte...

El joven músico de largo cabello negro llegaba por la mañana hasta la casa de Haruna, lucia preocupado y algo inquieto mientras descendía rápido del coche y caminaba hacia la puerta de la casa de la chica. Tocó unas cuantas veces pero al no obtener respuesta, introdujo el código de acceso que abría la puerta de entrada ya que Haru misma se lo había dado por cualquier cosa que necesitara.

Seiya ingresó y vio la casa en penumbra, buscó a la dueña por varios sectores pero finalmente la encontró en su habitación, se impresionó con lo que vio.

Se encontraba Haruna desnuda boca arriba y tapada todavía durmiendo, con una foto del propio Seiya a un costado de su cara y apoyada sobre la almohada, uno de sus brazos estaba extendido hacia afuera de la cama al igual que una pierna y en el suelo debajo de su mano, un plátano con un preservativo puesto.

El joven entendió enseguida qué fue lo que ella estaba haciendo antes de dormirse y abrió la boca desconcertado y apenado con la imagen mental que se le formaba en la cabeza.

- ¡Haruna! - exclamó el chico prestando atención además, que en la mesa de luz había un frasco con lubricante

- ¿¡Eh!? ¿Qué? - se despertó sobresaltada la atractiva mujer y al notar que el muchacho había visto el frasco rió nerviosa e intentó esconder la etiqueta y la foto del cantante - Lo siento, no es lo que parece... es que... es una loción para la cara y me la había puesto antes de dormir - quiso justificarse colocando un poco del contenido en los dedos y poniéndoselo en la cara

- Olvídate de eso ahora, escucha, anoche fui abordado por unos desconocidos que intentaron atacarme - contestó Seiya rápidamente

- ¿Qué dices? - dijo la de cabello corto castaño oscuro con preocupación - ¿Será que Rei habrá ido tan lejos como para hacer tal cosa? ¿Llevaban los uniformes de la Armada de Ciudad Ígnea? - preguntó acto seguido

- No, llevaban trajes... déjame recordar bien - pidió el de ojos celestes poniéndose a pensar

El trío Star Light había salido tarde de la sala de ensayos y en el presente momento se encontraba en el auto del cantante recorriendo las calles de Ciudad Ígnea en busca de algún bar para cenar antes de volver a casa.

- Estaba pensando en ir a ver alguna película después de cenar, me pregunto qué estrenos habrán en la cartelera - comentaba Yaten

- Seguramente de comedia, musical, documental o romántica, es lo que permite el Código - aseguró Taiki observando por la ventana de su lado

- Bueno, no tengo ganas de miel ni de bombones así que dudo que yo busque alguna de romance - opinó el peliplateado

- ¿Puedo elegir yo por ti? - solicitó Seiya, que era quien conducía

- No, tus gustos son horribles, mejor deja que elija yo... - se rehusó su hermano haciendo un mohín de fastidio

- Oye Seiya, ¿No es un poco jugar con la suerte lo que van a hacer la hermana menor de tu suegro y tú? ¿Y si lady Mars se da cuenta? - indagó el otro hermano Kou

- Lo se pero, es algo que si sale bien nos permitiría tener algo firme contra ella y ustedes, nos tienen que seguir el juego - respondió el conductor mirando rápidamente a través del espejo retrovisor de su lado

- ¿Sucede algo, hermano? - quiso saber Yaten notando dicho detalle

- Nada... creo que ese coche de atrás nuestro nos vino siguiendo desde que salimos de la sala de ensayos - dijo Seiya con el ceño fruncido

- Lo único que nos faltaba, nos metes en unos líos por fijarte justo en quien menos te conviene - bufó con molestia Taiki

- Cierra la boca - exigió Seiya reprendiéndolo

En ese momento de la noche, no había mucho tráfico ni gente así que el músico pudo acelerar y doblar en alguna calle al azar para tratar de perder al sospechoso vehículo.

- Ten cuidado al acelerar, el control de los radares del CtOS es estricto y no queremos que nos multen - protestó Taiki desde el asiento de atrás

Tal y como sospechaba el cantante, el otro automóvil fue tras ellos pero aquel no solo no podía sacárselo de encima si no que acortaba distancia rápidamente logrando darle alcance, acto seguido hizo una rápida maniobra para adelantar al coche de los Kou y colocarse adelante para cortarle el paso y obligarlo a frenar.

- ¡Maldición! - exclamó el cantante apretando las manos en el volante al mismo tiempo que sus hermanos observaban desconcertados al otro coche

Seiya intentó retroceder pero inmediatamente, un segundo auto apareció de atrás y le cortó la retaguardia; los tres vieron como un grupo de hombres vestidos elegantemente se bajaban de los vehículos y se acercaban hasta donde estaban ellos.

- Los señores Kou supongo, señor Seiya... le solicito que por favor no comenta ninguna tontería y coopere, descienda del vehículo... alguien desea hablar con usted - le dijo uno de los hombres en tono calmo pero claramente amenazante

Los tres hermanos no tuvieron otra alternativa que obedecer, una vez que lo hicieron, vieron que de uno de los dos coches descendió un joven vestido con un traje exquisito, tenía el cabello castaño largo peinado con gomina hacia atrás y atado en una cola pequeña, unos lentes oscuros le cubrían los ojos a pesar de que era de noche.

El chico observó a Seiya Kou con desdén pero no se quitó los anteojos, acto seguido realizo un gesto indicándole al cantante que lo siguiera. Entonces este lo hizo en compañía de algunas de las personas de traje en el ínterin que sus hermanos se quedaban en compañía de los otros.

Caminaron hasta una pequeña callejuela en penumbra en la cual las cámaras del CtOS no captaran, una vez allí el muchacho de anteojos finalmente le habló.

- Así que tú eres Seiya Kou, supongo... - rió levemente el castaño

- ¿Y que si es así? ¿Qué quieres? - preguntó este a la defensiva

- ¿Qué quiero? Solamente avisarte que te alejes de Risa Hino Jones - contestó sonriente el sujeto

- ¿Por qué debería hacerlo? Yo soy el novio y tú no eres nadie para exigirme nada - replicó Seiya sin amedrentarse

- Ya no, el novio de Risa soy yo ahora y ella es mi prometida... ¡Ella se va a casar conmigo! - exclamó acto seguido señalándolo con un dedo

- ¿¡Que!? Un momento... tú eres... - quiso deducir el de ojos celestes tratando de ver las facciones del rostro de aquel pero, la poca luz no lo permitía

- Si... ¿te sueno conocido verdad? Soy mucho más rico y exitoso que tú - completo él la frase de recién, de forma arrogante

- Yo lo único que veo es a un cobarde que me aborda en patota en lugar de venir solo, Risa es mi novia y me ama a mí... es algo que todo tu dinero no puede comprar - dijo el músico de forma desafiante

- Creo que no entendiste que no estás en posición de hablarme así, pero no necesito de ninguno de ellos para darte una paliza - contestó enojado el joven indicándole a los hombres que se alejaran un poco, estos obedecieron y retrocedieron unos pasos

Seiya lanzó un puñetazo pero Chad saltó hábilmente hacia atrás evitándola así con facilidad, a continuación lanzó una patada doble en el aire que impactó en el pecho del músico, quien fue lanzado hacia atrás y cayó al suelo boca arriba. Él se levantó algo aturdido ya con la idea de que su oponente era hábil peleando mientras que él no luchaba, por lo que estaba en desventaja y no tenía chance de ganarle a Chad...

No podía huir ya que estaba rodeado y por otra parte, estaban sus hermanos en compañía del resto de los hombres, aunque delante de las cámaras del CtOS no se atreverían a hacer nada pero... ¿Cómo proceder entonces?

- No tienes chances, miserable poca cosa... te haré hospitalizar ahora mismo - dijo riendo el hijo de Yuuichirou lleno de confianza y arrogancia

Justo cuando iba a atacar, se escuchó una voz distorsionada desde atrás.

- ¡Tiempo, detente!.

Inmediatamente una especie de onda ultrasónica se extendió por el lugar y un azorado Seiya vio como todo a su alrededor quedaba teñido de un color grisáceo y las personas a su alrededor permanecían como congeladas, inmóviles. El cantante se dio media vuelta y vio a una figura masculina vestida con un buzo con capucha y una máscara de tengu que le cubría el rostro, tenía los brazos extendidos hacia adelante lo cual indicaba que había sido él quien realizó la técnica.

- ¿Quién eres tú? - fue la lógica pregunta de Seiya

- ¡Rápido, señor Kou! En unos cuantos minutos todo volverá a la normalidad, sígame - se limitó a contestar el sujeto desconocido

- ¿Y mis hermanos? ¿También se quedaron así de congelados? - quiso saber el de pelo negro

- No se preocupe, ellos están bien, vamos con ellos ahora - dijo el extraño caminando delante de él

Los dos avanzaron de prisa por donde había llegado el músico hace instantes y cuando arribaron donde se encontraban Taiki y Yaten, Seiya vio que ambos también podían moverse libremente mientras que el resto estaba congelado.

- ¡Seiya! ¿Te encuentras bien? - preguntó Yaten corriendo hacia su hermano en compañía de Taiki

- ¿Qué sucedió aquí? - preguntó asombrado el más alto de los tres - ¿Ese sujeto fue quien hizo esto? - añadió señalando a quien venía con el cantante

- Si, él me salvó pero... ignoro qué hizo y cómo - informó el de pupilas celestes

- No se preocupen, en unos instantes todos recuperarán su movimiento y no recordarán nada, no entenderán qué ocurrió, ustedes deben salir de aquí ahora antes que eso ocurra - les aclaró el sujeto enmascarado - No se preocupen por Kumada, de él me encargaré yo - añadió cruzándose de brazos

- ¿Por qué nos ayudaste? Dinos tu nombre por favor - pidió saber Taiki ante lo cual, el de la máscara de tengu rió

- Digamos que... tenía en observación a Chad Kumada desde hace tiempo y ando con ganas de darle una lección - respondió él - Pueden llamarme... "El Fantasma" - agregó antes de salir corriendo rápidamente para desaparecer de la vista del trío Three Lights

Seiya acababa de relatar todo evitando mencionar la parte de la intervención del Fantasma ya que sonaría bastante difícil de creer si lo contara y todavía lucía desconcertado...

- ¿De modo que fue Chad Kumada? Cielos, no paran las sorpresas... parecía tan educado y correcto, de hecho es el soltero más codiciado - comentó Haru pensativa

- Ya ves, las apariencias engañan.

- ¿Pero, cómo escapaste si te habían rodeado? - indagó la de cabello corto, desconcertada

- Es que... por esas cosas del destino fui rápido para escabullirme entre los hombres, correr e ir por mis hermanos - dijo él lo primero que se le vino a la mente

- Oh, ya veo - contestó la hermana menor de Ralf levantándose de la cama totalmente desnuda y sin taparse para nada, enseñando absolutamente todo

- ¡Oye, al menos tápate! ¿No? - exclamó Seiya cubriéndose los ojos

- Oh, vamos... ¿Nunca viste a una mujer infartante, desnuda?- preguntó coquetamente Haruna

- Ese no es el punto, soy el novio de tu sobrina y tú lo sabes - protestó el chico aún con los ojos tapados

- Sí pero, apuesto a que te excitó verme aunque sea un poco - siguió ella, amagando con tocarle la entrepierna al muchacho pero finalmente alejándose mientras reía -¿Entonces qué dijeron tus hermanos? ¿Nos ayudarán? - preguntó desde el baño

- S... si, nos seguirán el juego - dijo el líder de los Three Lights todavía impactado por haber visto aquel cuerpo escultural despojado de ropa

Ciudad Argentum. Noche anterior.

Después de salir de la Biblioteca de Ciudad Aquae, Lita regresó a su casa mientras que Chibiusa y Risa volvieron al Palacio, al llegar fueron recibidas por la guardia personal de la heredera quienes le informaron que la reina se encontraba ocupada en una reunión en ese preciso momento y que el rey Endymion se había ausentado en la tarde y todavía no regresaba.

- Rayos... quería hablar con alguno de los dos ahora pero veo que no podré, entonces deberé buscar a Luna y a Artemis - se lamentó la hija de Rei en voz baja

- Pues... ya se han retirado a su hogar me parece pero puedes esperar hasta mañana - aseguró la princesa a su lado, pensativa

- Necesitaría verlos ahora o la duda que tengo no me dejará en paz por la noche, ¿sabes dónde viven? - preguntó la de ojos púrpuras insistiendo

- Si, no lejos de aquí, es una lujosa casa llamada Diamond Manor, si quieres yo te llevo es aquí mismo en Ciudad Argentum - invitó la de coletas rosadas sumamente intrigada - ¿Puedo preguntar qué es tan urgente que no puede esperar? - quiso saber acto seguido

- Por ahora no, todo a su tiempo... ahora, andando - se limitó a decir la de cabello castaño oscuro - Quisiera que no lo supieras nunca pero me temo que tarde o temprano tendrás que enterarte - pensó ella en referencia a Chibiusa

Acto seguido, la heredera al trono volvió a llamar al chófer y regresaron a la limusina; unos instantes más tarde aquella se detenía frente a una hermosa mansión de construcción estilo occidental, griego para ser más precisos con columnas y techo triangular. Dicho lugar se llamaba Diamond Manor porque delante de la entrada en el patio principal, había una fuente hecha de diamante y a los costados de la puerta se encontraban dos estatuas de gatos construidas del mismo material, una pintada de blanco y la otra de negro. Las paredes y columnas también poseían cristales de diamante incrustados.

- Cielos... esto es increíble - comentó Risa impresionada descendiendo del coche

- No podía esperarse nada menos de los consejeros reales - afirmó sonriente la de odango color rosa

- Yo podía venir sola, no era necesario que me acompañaras - dijo la joven de ojos púrpuras ya avanzando

- Era necesario que viniera yo también para que vieran que te traje y no quedar tú como maleducada - argumentó Chibiusa caminando también

La princesa heredera tocó el timbre e instantes después, un elegante hombre abría la puerta.

- Buenas noches, venimos a ver al señor Artemis - saludó Chibiusa amablemente

- Buenas noches princesa, pasen, ahora mismo le aviso al señor - las invitó el mayordomo a ingresar

Las chicas entraron y cruzaron los elegantes salones hasta llegar a una sala, en donde el hombre que las recibió les pidió que esperasen.

- La decoración aquí es intachable, se nota la mano de ambos - comentó Risa observando atentamente el decorado

- Así es, Mina ha contribuido mucho también - concordó la joven de pelo rosa imitándola

- Me doy cuenta, veo pinturas procedentes de Ciudad Metallus aparte del estilo de diseño de la casa, inconfundibles en su estilo griego - comentó la hija de Ralf prestando atención a los cuadros en las paredes

Unos instantes luego, el consejero Real ingresaba a la sala con algo de sorpresa ya que no había avisado nadie que las chicas irían a visitarlo.

- Princesa, señorita Jones, ¿ustedes aquí? No avisaron nada - dijo sorprendido el hombre de cabello blanco

- Lamento si venimos en mal momento - se disculpó la chica de cabello castaño oscuro

- Descuide... es solo que no esperaba verlas aquí a esta hora de la noche - respondió sonriente Artemis

- Vaya agradable sorpresa, sean bienvenidas - las saludó Luna de igual forma llegando casi detrás de él - ¿Ya cenaron? - indagó acto seguido

- La verdad no, no hemos tenido tiempo... llegamos hace poco de Ciudad Norte y ya tengo hambre - aseguró Chibiusa sobándose la barriga

- No se preocupen, enseguida mando al mayordomo a preparar algo - sonrió amablemente la mujer

- ¡Siiii! ¡Permíteme ir contigo para especificarle el menú que quiero! - exclamó emocionada la princesa

- Solo piensas en comer - opinó Risa realizando un mohín de fastidio y cruzándose de brazos, refiriéndose a Chibiusa

- ¿Puedo saber entonces, el motivo de la visita? No creo que hayan venido solo a comer - dedujo Artemis pensativo una vez que Luna en compañía de Chibiusa los dejaron solos en la sala

- En realidad fui yo quien pedí venir aquí con urgencia, Chibiusa me dijo dónde vivían y me trajo - dijo la de ojos violetas

- Bien pues... escucho, soy todo oídos - invitó el consejero Real a sentarse y hablar mientras preparaban la comida

- Verá... mi padre ha estado teniendo extraños sueños y ataques, he ido a la Biblioteca a buscar información y hallé algunas cosas pero, no todo lo que yo quería... no encontré nada que explicara en qué consisten aquellos... bueno sí había pero alguien arrancó las páginas - recordó la chica

- Eso es muy raro, seguramente lady Mercury y el jefe de Biblioteca se ocuparán del asunto pero, explíquese señorita Jones cuénteme más - contestó el de cabello blanco seriamente intrigado, rascándose la barbilla

- Hay un término que mi papá me mencionó y que no pude averiguar qué es... se trata del "Chi no Bōso" o "disturbio de la sangre" y tengo la sospecha de que usted sabe qué es... - prosiguió hablando la muchacha

Al oír eso, la expresión del rostro de Artemis demudó en una de terror y miedo como así de desconcierto, se suponía que no debía ni siquiera haber oído de eso. ¿Cómo era posible que el padre de ella supiese de aquello? ¿Cómo eran los extraños ataques que estaba teniendo aquel y desde cuándo habían empezado? Algo le decía que las cosas se estaban complicando...

Bueno senshis y soldados, finalmente en el próximo capítulo vamos a saber en qué consiste aquí el disturbio de la sangre, por mientras espero que este me haya quedado bien.

No aseguro que Seiya y Haruna no cedan a la tentación, si lo harán o no, es algo que no diré ahora XD

Me despido hasta el próximo capítulo que espero sea pronto, un abrazo a todos/as y espero que estén bien. Sayonara!