Arnold iba a casa completamente pensativo por su descubrimiento, sin darse cuenta ya estaba en la entrada de su casa, de tanto pensar no se dió cuenta de eso.

Suspiró y tocó la puerta, Gerald la abrió, algo extrañado pir cómo venía Arnold.

— ¿Porqué tardaste tanto? Ya casi son las 7 de la noche, mis padres me van a matar — Arnold no decía nada, no sabía ni cómo explicar lo que sucedió — ¿Y el diario?

— Vamos a mi habitación, es importante — Pidió sin ni siquiera verlo a la cara.

— Ah si, claro... — Respondió para dejar pasar a Arnold e ir a la habitación, pero su comportamiento le pareció raro.

Ya estaban adentro, Arnold prendió la luz de su lámpara nocturna, ni siquiera se molestaba en prender la luz de su habitación. Gerald lo miraba tan sumido en sus pensamientos, sentado en su cama en posición fetal, entonces decidió romper el silencio.

— ¿Qué pasó con el diario? ¿Y Helga? — Preguntó extrañado.

— Helga... Helga era la dueña del diario — Empezó a contar, aunque no podía hablar mucho por el impacto.

— ¿Helga era la enamorada? — Comenzó a reírse, aunque con la cara seria de Arnold las risas pararon abruptamente — ¿Enserio? — Arnold asintió con la cabeza, su amigo había pensado que una situación así sería muy divertida, pero no lo era para nada.

— Si, cuando fui a su casa, la vi con muchas... fotos, poemas, cartas de amor y corazones, incluso una estatua de mí, aunque de impacto no sabía de qué era exactamente... — Gerald se quedó boquiabierto con su anécdota — Ella era la dueña del diario, comenzó a escribir en él y me descubrió... Me fui de ahí.

— Viejo, eso de verdad que no me lo esperaba, ella es la que te molesta, la que te tira bolas de papel, la que te empuja y te dice "Cabeza de balón", no la que se pone femenina para verte — Opinó mientras se rascaba la cabeza.

— Lo sé, yo tampoco me lo esperaba — Suspiró por lo bajo, mirando el cielo.

— ¿Y qué piensas sobre eso? — Preguntó curioso, más que nada por su actitud.

— No sé ni qué pensar, Helga es... ya sabes, Helga. Bravucona, insolente, burlona, ruda, egoísta... pero ese lado de ella no lo conocía — Gerald se quedó pensativo también — Pero no le digas a nadie ¿De acuerdo? Seguramente Helga te mataría, o a lo mejor no, pero quizás le dé mucha vergüenza que Harold le diga cosas en la secundaria.

— Está dicho, no diré nada — Miró la hora en su reloj — No es que quiera dejarte solo, pero mis padres van a matarme si llego tarde a casa, entonces te dejo.

— No importa, después de todo necesito pensar — Apagó la lámpara y fue con Gerald a la salida, despidiéndose de él.

— Bien, pero no pienses demasiado o no podrás pegar el ojo toda la noche — Se olía un delicioso olor de spaghettis con queso.

— Esta bien, adiós — Se despidieron con un apretón de manos y Gerald se fue.

Durante toda la noche, Arnold pensaba en Helga y su forma de actuar con él. Los insultos, las veces que le decía "Cabeza de balón", sus bromas de mal gusto, su mirada fría, parecía que tenía algo personal con él que no entendía, pero no sabía que fuera así. No entendía porqué se enamoró de él, con tanta intensidad, mientras que lo molestaba de mil formas diferentes ¿Porqué? No podía imaginarse a él siendo igual con Lila, siempre trataba de dar su mejor impresión, de ser un caballero con ella, mientras que Helga era de lo peor cuando él estaba cerca.

En su sueño, Helga lo molestaba todo el día, le tiraba papeles, lo empujaba, le llamaba cabeza de balón, le hacía bromas y hasta lo hacía tropezar, pero al final de cada molesto acto lo miraba con ojos de enamorada. Al final del día, Arnold salía del bus escolar para ir a casa, una moto que iba a toda velocidad estaba apunto de atropellarlo, pero Helga salió del bus, se le tiró encima y evitó el terrible final. Lo miró apunto de llorar mientras le decía "Arnold, te amo" y se acercaron apunto de besarse.

La alarma lo despertó de su sueño, dándose cuenta que tenía la lámpara cerca de su cara ¿Iba a besar la lámpara? Decidió dejarla en su lugar, apagar la alarma, despertar a sus abuelos e ir a bañarse.

Durante la ducha, recordaba la cara de asombro que hizo Helga al ser descubierta, seguía pensando en lo sucedido y también en su sueño, él sabía que los sueños eran solo una manifestación de sus memorias mezcladas con sus pensamientos, pero algo como lo que soñó no era tan fácil de replicar con recuerdos ¿Desde cuándo estaba enamorada de él? ¿Hasta qué punto llegó su amor por él? ¿Porqué siquiera se enamoró de él en primer lugar? Es cierto que no era tan poco atractivo como Curly, pero tampoco era tan atractivo como Rhonda o Lila, era de lo más común, no tenía habilidades fuera de lo común, hubiera sabido más si Helga no se hubiera robado el diario. Bueno, en realidad era el diario de ella, entonces era más preciso decir que lo recuperó.

Se terminó de bañarse, se alistó, desayunó y se posicionó afuera para esperar el bus escolar, sentado en la última grada. Como Rhonda y Curly vivían algo lejos de la secundaria, eran los primeros en ser recogidos en el bus, sentados casi al frente.

— ¿Porqué tienes que sentarte conmigo? Todos los demás asientos están disponibles — Preguntó con molestia la pelicorta, Curly miró los demás asientos.

— Es verdad, pero nadie más quiere sentarse conmigo, asi que... mejor me siento contigo — Respondió con una dulce sonrisa, la cuál se desvaneció como el polvo al ver la mirada fría de Rhonda.

— ¿"Nadie más"? Yo tampoco quiero sentarme contigo, largo — Lo ahuyentó con la mano, como si se tratara de una mascota.

— Esta bien, perdón... — Se levantó de su asiento y se sentó a lo lejos, la verdad es que la actitud de Rhonda con él lo hacía sentir mal, pero ya estaba acostumbrado a eso.

— Mejor — Escuchó decir a Rhonda mirándolo de reojo, para luego ver como una de sus amigas la saludó, por lo que su actitud fría cambió repentinamente — Hola Kelly ¿Cómo estás? Siéntate conmigo.

Rhonda y su amiga hablaban de cosas triviales, sin embargo Curly esperaba que lo mencionara o saber si había algún artículo que le llamara la atención. Lo único que escuchó sobre él era de que simplemente le molestaba a Rhonda los regalos de Curly, por lo que se sintió mal de nuevo.

Por otro lado, Helga esperaba el bus como todos los días, exceptuando sus ojeras y que tenía mal acomodado su media izquierda. No quería ir a la secundaria, pero sus padres habían recibido la noticia de que Olga iba a visitarlos para mostrarles su trofeo de música de orquesta nacional, por lo que no quería soportar eso en un momento tan incómodo.

Llegó el bus, iba a sentarse sola para que Phoebe se sentara con ella, pero recordó que seguramente ella querrá estar con Gerald y le pediría a Arnold que se siente junto a ella, llegando al incómodo movimiento dónde tendrían que hablar sobre el amor que le tenía a él. No estaba preparada para hablar de eso, entonces buscó con la mirada un asiento al lado de alguien. Tenía dos opciones, sentarse sola o con Curly, pues el asiento junto a Rhonda estaba ocupado.

Tomó a Curly de la manga de su camisa, lo apartó lejos de asiento junto a la ventana mientras le decía "Quítate, quiero ver por la ventana" y jaló a Curly para que estuviera sentado a su lado. El nerd estuvo apunto de reclamarle por sentarse con él teniendo tantas opciones, pero recordó que Rhonda le hizo lo mismo, entonces no dijo nada.

Curly estaba escuchando la conversación mientras Helga lo observaba al sentirse identificada de cierta forma con él, escuchar las conversaciones de quien amas para saber si lo menciona o si hablaba de sus gustos era algo usual de ella. Sentir esa necesidad de saber más de la persona que amas, sin pasarse de la raya tampoco, era algo normal en Helga y en Curly, aunque Curly cuando era niño se pasaba un poco de la raya.

De pronto se dió cuenta que Arnold estaba subiendo en el bus, entonces miró por la ventana para evitar su mirada, aunque Arnold se sentó un poco cerca de ella de forma inconsciente, lo que no la hizo sentir más tranquila. Sentir la mirada del chico de gorra en su nuca la ponía de los nervios, tratando de disimular mientras miraba por la ventana.

Gerald se sentó con su amigo, lo cuál la calmó tanto que volteó a ver a Arnold, pero su mirada fija hacia ella hizo que rápidamente evitara su mirada, Curly seguía escuchando la conversación de Rhonda como un señor que escuchaba las noticias en la radio.

— Entonces lo que hice fue usar agua micelar para quitar los puntos negros de la nariz, eran una pesadilla — Contaba Rhonda mientras mostraba su nariz — Además, se llegaban a notar cuando usaba maquillaje.

— Mira, ya van a recoger a Tyler — Expresó emocionada su amiga, Rhonda lo vió curiosa.

Un chico de 16 años con piel casi blanca, ojos verdes como el césped y cabello castaño claro ligeramente risado. Usando un chaleco deportivo que resaltaba sus ojos, era del equipo deportivo de su secundaria, aparte de estar muy bien acomodado económicamente para poder ir a fiestas o usar ropa nueva todo el tiempo sin que afecte su economía, pues su padre era político, economista y vendedor de colonias sumamente costosas que se vendían como pan caliente sacado del horno. Él entraba al bus mientras la amiga lo admiraba, por un instante miró a Rhonda, mirada que la amistosa compañera de Rhonda malinterpretó como una señal de amor a ella.

— Me volvió a ver a mí ~ — Expresó su ilusión por su propia interpretación de las cosas.

— ¿No es un poco mayor? — Preguntó extrañada Rhonda, volviendo a ver al chico que hablaba con un amigo — Estamos en octavo grado y él parece ser de décimo año.

— Lo es, pero es muy guapo, más que los chicos de octavo — Justificó vagamente mientras admiraba al joven.

— Supongo.. — Miró a Curly, él volteó su mirada para que no sepa que la escuchaba de lejos, más por como lo trató.

Algo que la sorprendió levemente fue que Helga se sentó con él, en vez de con su amiga de toda la vida Phoebe, aunque no le tomó mucha importancia.

— ¿Podrías dejar de ver a esa tipeja? Se nota que no te ama — Dijo Helga hacia Curly, él se molestó, pero no por mucho, pues sabía que tenía razón.

— No podrías entender lo que es estar enamorado de alguien que no te ve con los mismos ojos, como eres una piedra — Ese comentario final molestó a Helga, aunque claramente entendía porqué la miraba así, fue la imagen que construyó por sí misma.

— Hasta esta piedra sabe que Rhonda es superficial y tú un rarito, no tendría sentido que te ame — Opinó para hacerlo sentir lo que ella sintió.

— Eso ni duele, es obvio que no se fijaría en mí, es como si tú y Arnold fueran novios, imposible de imaginar — Eso lastimó a Helga, ya ni siquiera podía fingir que le molestaba.

— ... ¿Tan difícil de imaginar es que yo.. ame a Arnold? — Preguntó por lo bajo, solo Curly lo escuchó, volviéndola a ver sorprendido.

— ¿Qué dijiste? — Preguntó boquiabierto.

— Olvídalo —.

Ya en clases, Helga estaba algo aburrida, odiaba química. Hacía bolas de papel pequeñas para tirárselas a Arnold como siempre, ahora mismo el cabeza de balón estaba de espaldas, estaba preparada para tirarle una bola de papel cuando él se volteó a verla. Con esos ojos que parecían de una mujer anguila, paralizando su movimiento con su mirada, su corazón se aceleró al instante.

Él se volteó, Helga se iba a detener, pero de pronto ya le estaba tirando bolas de papel, una tras otra, Arnold no se volteaba por más que lo molestara. Eso era visto por Curly, quién le estaba haciendo una carta de amor a Rhonda cómo siempre. Palabras de amor, dibujos, corazones, un chocolate pegado dentro de la carta, los detalles tan adorables que siempre hacía para expresar su amor por Rhonda.

Ya en el recreo, Curly le daba a su amada la carta de amor, ella se ponía a leer frente a él, observando los dibujos, los corazones, las dulces palabras de amor envueltas en un poema romántico, el chocolate.

— ¿Te gusta? — Preguntó algo emocionado por su respuesta, sin saber que Tyler pasaba por detrás de él, con las amigas de Rhonda.

— Ya sabes la respuesta — Rompió la carta al igual que el corazón del propietario.

— P-Pero si... — Rhonda pisó la carta con fuerza, con ganas — Pero si me esforzó bastante por hacer esta carta...

— Cómo si me importara... — La chica de cabellos cortos se fue con sus amigas, se escuchaban risas de fondo mientras se iba.

A pesar de estar en una zona con estudiantes alrededor, Curly se sentía solo, se agachó para tomar la pisada carta partida por la mitad, se fue corriendo lejos de todos. Sin mirar atrás. Sin reducir su velocidad. Solo la vergüenza de haber intentado hacer una carta que su amada le gustara, aunque quizás no se trataba de la carta, sino de él.

Por otro lado, Helga estaba caminando por el pasillo para irse sigilosamente detrás de los botes de basura, cuando de pronto sintió una mano tomar su muñeca, se trataba de Arnold.

— Helga, podemos hablar sobre... ya sabes qué? — Por dentro Helga se quería morir de la vergüenza, pero estaba en público, por lo que no le quedaba otra opción que responder.

— Esta bien, cabeza de balón, pero hablemos de esto a solas, y más te vale no decirle a nadie de esto — Aceptó de forma amenazante, aunque se podía notar un ligero tono de vergüenza en su voz.

Se habían ido al parque, sentados detrás de un árbol mientras que los demás adolescentes jugaban volleyball, a pesar del lindo sol el ambiente silencioso entre Helga y Arnold se sentía algo pesado. Ninguno de los dos quería romper el silencio, la chica de la uniceja se debatía el si seguir con su actitud ruda o actuar como realmente era, mientras que Arnold pensaba en sus palabras.

— El recreo es de 15 minutos, no de media hora, Arnoldo — Le recordó mientras evitaba su mirada, viendo a unas ardillas teniendo una épica pelea por una nuez grande.

— Bueno, quería hablar sobre lo que vi ayer.. — El corazón de la rubia de coletas se aceleraba de los nervios — La verdad es que me sorprendió, quiero decir, eres la que siempre me molesta, por eso ver que hacías.. eso fue algo que jamás había creído posible..

— ¿Que puedo decir? Soy una caja de sorpresas ¿Pero cuál es el punto de todo esto? — Fingía confianza, pero se moría de los nervios — Quiero decir, ya sabes que tú.. me gustas y lo demás ¿Pero sólo vienes a decirme eso?

— Bueno, no... — Respondió tratando de buscar las palabras correctas — Tus sentimientos por mí son lindos, dan algo de miedo también, pero la verdad es que no puede ser... Porque yo amo a Lila.

Escuchar eso le rompió el corazón a Helga, sintió como si un dardo le diera justo en el corazón, por lo que se levantó para irse.

— Eso ya lo sabía, cabeza de balón. Todos los saben, hasta apuesto que ella también lo sabe, pero seguro se hace la que no sabe para no hablar de ello porque le incomoda — Argumentó Helga, sin saber que su comentario lastimó un poco a Arnold — Como sea, Phoebe me dijo que fuera a verla para planear el proyecto de química, entonces debo irme, adiós...

Se fue sin darle la oportunidad a Arnold de detenerla, caminando lo más rápido posible para llegar detrás de los botes de basura para llorar sin que nadie la viera. Arnold iba a detenerla, pero decidió no hacerlo porque no sabía qué decirle. La chica ya estaba corriendo mientras evitaba a todos, llegando detrás de los botes de basura, para después encontrarse con Curly llorando.

— Arg... Ese es mi lugar privado, Curly, largo.. — Quería sonar amenazante, pero era imposible con su tono de voz triste.

— ... — Él solo le hizo algo de espacio, cuando realmente no quería irse porque le daba vergüenza — No le diré a nadie, ni siquiera es como si me encontara bien...

Ella levantó su puño para espantarlo, pero se quedó en el aire, pues sin darse cuenta Helga terminó soltando lágrimas al recordar las palabras de Arnold. Se sentó al lado de Curly, llorando juntos por problemas de amor...