Había pasado un rato desde el rechazo de Arnold a Helga, ella se sentía un poco mejor después de llorar, se lavaba la cara en el lavatorio del baño femenino. Sus ojos estaban algo rojos al igual que su nariz; no parecía muy animada, pero no podía faltar a clases porque el octavo grado era muy diferente a la escuela, más por sus materias.
Se miró al espejo directamente, esa imagen de chica buscapleitos, a pesar de haber llorado a mares, fruncía el ceño sin esfuerzo, casi naturalmente ¿Cuánto tiempo fue la problemática Helga corazón de piedra, como para verse así incluso en sus peores momentos de debilidad? Una pequeña lágrima se asomó a su rostro, trató de limpiarlo.
— Así es, Chelsea, mi mamá había pedido una mesa cerca de la fogata y le terminaron dando una al lado del baño de hombres, era una peste... — La voz provenía de uno de los baños, era Rhonda al teléfono con una amiga — ¿A-Ah? ¿Te refieres a Curly? Pues está como siempre de hostigoso, nerdazo y acosador...
La chica de coletas un poco largas ladeaba sus ojos ante la presencia auditiva de Rhonda, no era de su agrado desde la escuela precisamente por ser una presumida superficial, tomó aire para limpiar sus ojos.
— Aunque... Es dulce — Al escuchar esa frase proveniente de la molesta Rhonda, Helga se sorprendió un poco — Quiero decir, es cierto que a veces es muy cursi y da algo de vergüenza ajena, pero también es adorable en algunas ocasiones.. — Helga recordó a Curly llorando con ella ¿Entonces porqué lo lastimaba? — ... ¡Jajaja, puede que sí me esté volviendo loca, igual es todo un fenómeno! Bueno, ya va a empezar las clases, adiós ~ ... ¿Qué me está pasando últimamente?
Sin previo aviso, la campana sonó y Rhonda salió del baño, encontrándose a Helga de forma inesperada. Ella solamente se vió la espejo para arreglar su flequillo y se fue, comentándole a Helga "Te ves horrible", la rubia no tenía muchos ánimos para responder.
Ella entró después de Rhonda a clases, Curly estaba sentado ahora al lado de una ventana sin ver a su amada, mientras tanto Arnold y Gerald hablaban de lo que había sucedido, ya que Arnold no quería salir afuera después de lo sucedido con Helga.
— ¿Entonces la rechazaste? — Preguntó su amigo sorprendido ante semejante anécdota.
— Tuve que ser sincero con ella, no quiero ilusionarla ni mentirle, lo tomó mal, pero creo que ya lo- ... — Arnold se percató de que Helga había llegado y rápidamente susurró — Hablamos después, Helga llegó.
Para la mala suerte de la rubia, su asiento estaba detrás de Arnold y ya todos habían llegado, entonces tomó valor, pasó rápidamente enfrente de Arnold sin mirarlo, se sentó y recostó su cabeza en la mesa mientras se cubría con sus brazos. El chico de gorra se dió cuenta que había llorado, ya de por sí lo presentía, pero al verla confirmó su presentimiento. No sabía si hablar con ella, estaba preocupado, pero la incertidumbre era más fuerte y se quedó callado mientras la miraba de reojo de vez en cuando.
El profesor Simmons entró segundos después, estaba pasando lista mientras anotaba a los que se presentaron.
— ¿Harold? — Preguntó con libreta en mano.
— Presente —.
— ¿Curly? —.
— Presente... —
— ¿Helga? — No escuchó a Helga, lo que lo hizo levantar la vista y encontrar una mano levantada, era de Helga, quién no mostraba su cara — Debes decir "Presente", Helga.
— ... Presente ... — Respondió sin muchas ganas, seguía sin mostrar la cara.
Aquel comportamiento no era habitual en la bully de la secundaria, haciendo que el profesor deje su libreta en su mesa y se acercara a ella preocupado.
— ¿Te encuentras bien? — Preguntó extrañado, al lado de la chica.
— Lo estoy, profesor... — Respondió sin ganas.
— Muestra tu cara — Ya resignada, ella mostró su rostro.
Ojos rojas, nariz enrojecida, nariz goteando, aparte de mejillas ligeramente coloradas.
— ¿Estás enferma? — Preguntó preocupado.
Ella cruzó miradas con Arnold, pero ambos esquivaron la idea de verse, Helga sinceramente prefería estar en casa ahora.
— Sí, creo que es una gripe rara que contraje por mi hermana, ella vino de visita y estaba enferma... — Era un poco de mentira combinada con verdad, Olga vino de visita y le estuvo contando de una potente fiebre de la ciudad que visitó: París.
— En ese caso, creo que es mejor que vayas a casa, necesitas descansar y recuperarte ¿Llamo a tus padres? — Ella sabía que a sus padres les daba completamente lo mismo su hija menor, a estas horas seguro estaban en la excursión teatral con Olga.
— No creo que sea necesario, iré a casa sola, no quiero molestar a mis padres en el trabajo... — Respondió con desgano, algo que se podría interpretar como desgaste físico, pero era más algo emocional que físico.
— Muy bien, alista tus cosas y espera un momento — El profesor fue a anotar en una nota una petición de salida temprana, Helga guardó sus cosas, entonces le dieron la nota y salió de la escuela.
Caminaba por las calles, las mismas donde había conocido a Arnold de niña, una especie de nostalgia mezclada con tristeza se hizo presente en los recuerdos de la chica.
¿Hace cuánto tiempo pasó eso? Ese día en el que se enamoró tenía 3 años y ahora tenía 14 años, entonces ya eran 11 años desde que cayó enamorada de él, hasta casi parecía toda una vida para una adolescente. Pensó que cuando fuera más grande, iba a poder ser la novia de su amado Arnold, pero la respuesta de su cabeza de balón fue como estar en una relajante tina y que alguien agregara una tonelada de hielos de golpe.
Llegó a su casa, usó la llave y entró para después cerrar, entrando a la habitación dónde estaba la estatua de Arnold, cabizbaja fue a tomar unas bolsas de basura y botó cada cosa que le recordaba su amor a Arnold.
Cartas, poemas, fotos, objetos de recuerdos.
Todo fue a la basura, apenas terminó pudo ver una habitación completamente vacía y sin pintar, no había vuelta atrás. Aunque le dolía, frustraba y desesperaba, él amaba a Lila.
Sacó la bolsa de basura completamente inchada de tantas cosas, tirándola al tacho de basura y cerró la puerta. Se preparó unas palomitas para ver luchas, no tenía muchos ánimos, ni siquiera las épicas peleas le sirvieron para levantar sus ánimos. Sus ojos reflejaban el brillo del televisor, aunque no precisamente con diversión.
Alguien tocó la puerta, ella bufó para dejar las palomitas y abrir la puerta, se llevó una enorme sorpresa al ver a Arnold.
— Ehh.. Hola Helga, te traje los apuntes de las clases de hoy y... también.. — De un pronto a otro, ya la estaba besando.
Se besaban con calidez, sensualidad e incluso algo de salvajismo, rápidamente Helga cerró la puerta y se siguieron besando en el sofá.
Apenas volvió a la realidad, seguía con su bolsa de palomitas y el programa de lucha en la pantalla ¿Qué le pasaba como para pensar en eso? Era cierto que le explicaron que a su edad era normal ir despertando su sexualidad, pero nada como eso le había pasado.
Sacudió su cabeza para aclarar su mente, obviamente nunca podría pasar algo como eso, menos con el rechazo de-
¡Ding Dong!
Se escuchó el timbre de la puerta, ella fue a abrir la puerta y resulta que era Phoebe, lo cuál la dejó muy confundida ¿Ella iba a cumplir con lo que había pensado antes?
— Ehh.. Hola Helga, te traje los apuntes de las clases de hoy y... también .. — Se detuvo para ver extrañada a Helga, quién ya estaba por tomar el paraguas para defenderse — ¿Porqué me miras así?
— Ehhh... Por nada — Dejó el paraguas en su lugar, para después tomar los apuntes, eran unas hojas aparte.
— Por cierto, Helga ¿De verdad estás enferma? Yo te veo bien — Aquella pregunta hizo que la desprevenida rubia mirara a su amiga confundida — Dijiste que estabas enferma.
— Bueno, la verdad es que era mentira... — Admitió depresiva — La verdad es que Arnold descubrió que lo amo y me rechazó, no te dije nada porque estabas con Gerald, no quería molestarte con eso...
— ¡Ay, Helga! Es cierto que me la paso con mi novio, pero eso no significa que no puedas confiarme nada; somos amigas después de todo — La abrazó en forma de consuelo — Mejor hablemos adentro, así me cuentas todo.
Por otro lado, Arnold estaba pensativo durante el trayecto a casa, viendo edificios desde el bus escolar y esperando llegar a casa. Durante todo el día pensó en todo lo sucedido con Helga, tanto que le dolía un poco la cabeza por lo poco que logró dormir anoche.
Gerald ya no estaba con él, entonces estaban unos pocos estudiantes a bordo, el bus se detuvo en la casa de Arnold, pero no se percató de lo sucedido.
— Oye, niño, debes bajarte ya — Dijo el conductor, haciendo que él se sorprenda por un instante y fuera a su casa.
El bus se fue sin más, el chico entró a casa sin ser recibido por nadie, pudo ver como sus abuelos discutían con varios familiares de algo que parecía importante. En una esquina estaba Arnie leyendo las etiquetas de unos chicles que había comprado.
— ¿Hola? — Todos lo volvieron a ver por un instante, confundiendo más al joven estudiante — ¿Qué pasó aquí?
— Arnold, Arnie va a vivir aquí por un tiempo — Anunció su abuelo, se lo llevó algo lejos para explicarle lo sucedido.
— ¿Va a vivir aquí? — Preguntó extrañado y, en el fondo, con desagrado.
— Verás, cerca del rancho de Arnie se está propagando una enfermedad muy rara que por ahora es difícil tratar, entonces tus tíos mandaron a tu primo aquí por mientras se recompone el problema — Explicó el abuelo — No te alarmes, es normal en el campo que alguna enfermedad se propague y al final todo termina solucionado, solo debemos esperar a que se aclare de donde vino eso.
— ¿De verdad es normal o solo no quieres asustarme? — Preguntó extrañado.
— Ay, Arnold — Río un poco — En el campo he llegado a ver como un tipo se casó con su vaca favorita, esto es bastante normal, además ahí no tienen tan fuerte la costumbre de tener una buena higiene en la producción de alimentos, entonces pueden llegar a contagiarse de cualquier cosa.
Luego de esa explicación, y un posible trauma por pensar en las implicaciones de casarse con una vaca, Arnold reflexionó pensando "Solo serán unos meses, puedo con esto, además es mi primo". Miró a su primo inflando su goma de mascar como si fuera un globo, hasta el punto de que el tamaño era más grande que su cara (Suena mal, pero creo que se entiende la idea), para después explotar en toda su cara. Sin mucho esfuerzo se quitó toda la goma de mascar para después seguirla masticando, revisó la etiqueta de ingredientes para verificar algo en los gramos.
— Tiene más acetato de polivilino, eso explica que sea tan elastico... — Y siguió masticando tranquilamente mientras todos lo miraban.
Arnold, viendo lo raro que era su primo, se preguntó el porqué era así ¿Tiene alguna clase de discapacidad? Antes simplemente había asumido que era raro sin más, pero ahora se preguntaba si realmente todo este tiempo había sido alguien con alguna discapacidad.
— ¿Será que Arnie es autista? — Pensó en voz alta, ahora todos lo miraban a él.
Todos comenzaron a murmurar cosas, unos cuestionándose la idea de Arnold y otros negándolo de base, Arnie simplemente se les quedaba viendo bastante confundido, pero después fue a la cocina para leer más etiquetas de ingredientes como cosa rara.
Arnold miraba algo sorprendido como abrió la boca y todos empezaron a debatirse si Arnie era autista o no, fue entonces que simplemente decidió subir a su habitación para hacer la tarea, no era una excusa para salirse de la situación incómoda que creó, por supuesto que no, para nada.
