CONTRAPORTADA
Lucha.
Lucha es todo lo que Catra ha conocido desde sus memorias más puras.
Lucha y una sola luz.
Le arrebataron(se arrebato) la fuente de esa luz liviana y reconfortante. Ahora solo queda la continua lucha.
A este punto, ya no sabe si la lucha es justa o solo desesperada e inutil. Pero ella seguirá peleando mientras quede solo un atisbo de posibilidad(esperanza) de que puede lograr la visión, el anhelo o la simple misión de esa a quien tanto cuesta nombrar.
Sin importar los obstáculos, las pérdidas, las batallas perdidas o ganadas, dará cada pieza de sí para cumplir su cometido.
Pequeños fulgores aquí y allá le darán el combustible necesario para no caer en una vorágine total de sus principios y lo que es correcto. Porque será demandado que escuche, que atienda, alguna vez si acaso.
Cada paso se solidificara en sangre y decepción, viejas amigas que ya no dejan su lado.
Nuevas alianzas deberán ser forjadas, nuevas emociones suprimidas.
Y así, tal vez, al final un nuevo camino se abra.
RESUMEN
Hace 26 años un ser extraño cayó sobre Etheria, en lo que alguna vez fueron tierras montañosas y de interminables pastizales. Un par de años después se levantó contra el reino que le dio asilo, derrocando a su poderosa dinastía. Los escorpioni lucharon hasta quedar extintos, de no ser solo por su princesa.
La Horda continuó con su campaña de guerra, algo largamente olvidado en Etheria. No hubo la respuesta adecuada y los magicats, reino amigo de los escorpioni, trató de luchar y perdieron casi todo en el intento. De todos ellos, solo su princesa sobrevivió, o eso se creyó durante mucho tiempo.
La Princesa Olvidada creció al lado de otros cientos o miles de huérfanos de la guerra, criados como soldados por aquel que los despojó, maltratados por aquella que debía ver por su bienestar.
Hordak era el Señor de la Guerra, Lord Hordak para todo mortal. Shadow Weaver su Segunda al Mando, la hechicera de magia negra y parasitaria, celosa del poder innato de las princesas. Así que cría a una para su propio provecho.
Adora será el arma perfecta para Shadow Weaver llegado el momento, mientras tanto crece al lado de la Princesa Olvidada, la magicat que no conoce nada de su legado. Adora y Catra se vuelven inseparables, tanto que la fuerza de su vínculo será capaz de decidir el futuro de todo el planeta para bien o para mal. Crecen para ser soldados eficientes.
Como un hecho fortuito, Adora descubre la Espada de Poder que cambiará todo lo que conoce del mundo. Se aleja de la Horda, y con ello de su mejor amiga y alma gemela, Catra, quien no puede con ello.
Catra se convierte el Azote de la Alianza, Capitán de la Fuerza, Segunda al Mando y a punto de lograr su cometido, en la asesina de Adora. Obligada a replantear todo su sentir y lo que ha hecho para llegar a este punto, decide voltear las tablas e inclinar la balanza de la guerra de vuelta a la Rebelión, pidiendo ayuda para recuperar a la princesa Entrapta, vieja amiga y aliada, desterrada al peor destino conocido por la Horda, Isla Bestia.
Obteniendo la ayuda de sus viejos enemigos, Catra junto con Glimmer, Bow, Scorpia y Rogelio, logran llegar a Isla Bestia en la antigua nave de la She-ra anterior. Encuentran, o mejor dicho, Micah los encuentra en medio de los peligros de la isla y los salva. Después de una reunión rápida, se ponen en marcha de nuevo para buscar a Entrapta, cuando dan con ella, ésta les narra lo que ha descubierto en la isla, todos los secretos de los Primeros y acerca del Corazón de Etheria. La isla está a punto de consumirlos, pese al interés que esta nueva información despierta en Glimmer. Catra logra detener el peligro lo suficiente para que Glimmer pueda llevarlos lejos, hasta la playa donde la nave espera.
Toda la Rebelión y la Alianza está feliz del retorno del Rey Micah, tanto como su esposa y actual reina, Angella.
Catra y los suyos se ganan su lugar poco a poco dentro del castillo de Luna Brillante, las batallas ganadas, el limpio desempeño, les granjearon el favor de algunas princesas. El Rey está admirado de Catra y recuerda a una vieja raza que ya debería estar extinta, es así como Catra descubre su verdadero linaje y decide abrazarlo.
Angella siente que es tiempo de un cambio y decide abdicar a favor de su hija, Glimmer, para dar paso a la nueva generación de princesas cabalmente. Los choques entre Glimmer y Catra, reina y comandante, no se hacen esperar.
La nueva comandante de la Rebelión, Catra, ha puesto a todos a trabajar a pasos forzados, tratando de llevar la modernidad a sus viejos enemigos. Aprovecha sus recursos lo mejor que puede, enfrentando a cada eventualidad a las princesas. Pero ambos bandos tienen que detenerse a reconsiderar lo que creen correcto y cierto constantemente.
Después de la Batalla de Dryl y la victoria sobre la Horda en la Batalla de las Salinas, las princesas están deseosas de dar el último golpe sobre la Horda, pero Catra las detiene esperando el "momento perfecto". Su espera se ve interrumpida cuando otra verdad le es revelada: heredera de toda su raza, tal vez sea la princesa perdida de Media Luna.
Las semanas pasan muy lento y muy rápido, llenas de nueva rutina y retos diarios entre la arrevesada política de la Alianza. Glimmer y Catra cada cual se muerden la lengua alternadamente.
Una parte de la Reina Glimmer entiende que la pérdida que comparte con Catra, no lo hace con nadie más y eso les brinda algunos momentos de incierta paz. En medio de esto, surge una verdad que rompe con toda la rutina y entendimiento logrado.
Shadow Weaver, prisionera a estas alturas en Luna Brillante, tuvo a su vez prisioneros durante casi dos décadas a algunas decenas de magicats. Cuando Catra lo descubre, y las condiciones inefables en las que vivieron tanto tiempo, pierde la razón y mata a la que fuera su única figura materna.
Después de esto, inicia una carrera contra el tiempo que Catra no puede ganar.
La Alianza vota en contra de un juicio, considerando en su derecho a Catra de vengar a su pueblo. Glimmer, despechada, consigue la ayuda de Light Hope, que hasta entonces solo había estado ayudando inadvertidamente a Hordak a lograr un nuevo portal para traer a un nuevo portador para la espada de poder.
Catra, Lady Angella y compañía, logran rescatar a casi 17 magicats vivos, entre ellos, una vieja amiga del ser angelical y un nuevo problema personal para Catra; su madre, la aparente reina de los magicats, Nube Oscura.
Con el corazón temeroso, madre e hija intentan torpes acercamientos, hasta su trato en el lado malo para Catra, que desdeña a su madre y lo que quiere imponer sobre ella. Se niega a recibir la herencia de su raza.
El ataque contra la Horda se está preparando con tiempo, firme paso a paso. Pero nuevas noticias de parte del espía Double Trouble, trabajando para Catra desde que dejó la Horda, les advierten a todos que el tiempo se les vino encima. La Comandante de la Rebelión, temerosa de lo que pueda pasar, ordena la movilización entera de todas las fuerzas de los rebeldes.
Avanzando a marchas forzadas por los Bosques Susurrantes, los ejércitos se encuentran con dificultades y Catra está feliz de tener una excusa para entrar en movimiento. Se dirige al frente de sus tropas cuando es alcanzada por su destino en forma de un ciervo que le trae el mensaje de She-ra, no de Adora, sino del espíritu encarnado de Etheria, con el rostro de Mara.
Sin fuerzas para resistirse, sabiendo que Light Hope está ayudando a Hordak a construir otro portal y traer al ejército hordiano en pleno, Catra se rinde a lo que Etheria quiere decirle, sin dilucidarlo cuando el torrente de imágenes, sensaciones e historias termina. Pero no tiene tiempo qué perder. La guerra, la batalla final, no espera por nadie.
Gracias a la premura de Glimmer, Entrapta logra avisarle a Catra que es por ella que Light Hope está logrando desbalancearlos a todos. Todas las piedras rúnicas elementales están balanceadas ya con sus princesas y es la oportunidad que la Inteligencia Artificial estuvo esperando por un millar de años.
Todas las líneas están convergiendo y el tiempo se reduce: Catra logra destruir a Light Hope pero no antes de que devuelva Etheria al Universo, al alcance de la Horda Galáctica.
Mientras tanto, las princesas se vuelven un espectáculo de dolor y luces a los pies de la batalla, que los rebeldes no pueden ganar sin sus poderes. Ganan terreno lastimosamente lento, pero los ejércitos no paran.
Glimmer se da cuenta de su error muy tarde. Sin tener oportunidad de arrepentirse de verdad, es llevada junto con Hordak y la Capitán de la Fuerza Lonnie ante los pies de Hordiano Primero.
Todos luchan por restablecer las comunicaciones y recuperar terreno, Hordianos y Rebeldes por igual, hasta que Catra logra llegar con sus tropa y pone un alto al fuego breve, solo para explicar que la Horda es una mentira, que ha caído y cualquiera que no quiera hundirse, deberá deponer las armas para rendirse a las princesas y los rebeldes.
La batalla continua hacia un amanecer sangriento.
