Capítulo 3: Socializar es más divertido que esperar.

Las tres compañeras de habitación llegaron a su salón. Akko se maravilló al ver lo enorme que era. Habían demasiados lugares con escritorios para tres personas.

—Muy conveniente para nosotras, ¿No lo creen chicas? —Akko les habló con una sonrisa sugerente a sus "amigas". —¿Chicas? —Pero volteó a todas partes al ver que estas ya no estaban a su alrededor.

—Oye tarada, por aquí.

Akko volteó a ver en la dirección de donde vino la voz de Amanda. Localizó a la chica ya sentada en su asiento, recostada con sus brazos bajó su nuca y con los pies subidos encima de la mesa del pupitre.

La castaña de ojos carmesí infló los cachetes al ver que la habían dejado sola.

—¡Me dejaron sola! —Le gritó a Diana en el oído.

La rubia que hasta el momento estaba sentada con una pose recta en su asiento, con las manos entrelazadas sobre el pupitre y con los ojos cerrados, esperando tranquila por mientras iniciaba la clase.

Quedó toda despeinada, con los ojos abiertos y un poco aturdida por el potente grito que Akko le lanzó.

Cualquier otra hubiera hecho papilla allí mismo a la chica de descendencia oriental pero ella no.

—Cof, cof... —Tosió un par de veces para aclararse la garganta y con suma tranquilidad se dirigió a Akko. —Señorita Kagari, ¿Por que no toma asiento? —Le hablo con indiferencia. —Las clases están a punto de iniciar y me imaginó que no quisiera perder su oportunidad de aprender magia, ¿O me equivoco? —Preguntó ella sin mostrar emoción alguna.

Akko esbozo una enorme sonrisa con unas enormes estrellas en sus ojos, chilló un poco de la emoción y de forma fugaz de sentó al lado de Diana, justamente de la misma forma en la que se encontraba la rubia hace un rato.

Diana sin expresión alguna, decidió ignorar a la molesta chica y volver a su forma tranquila de hace rato.

Pasaron unos cuantos segundos hasta que Akko se aburrió de esperar a que las clases iniciarán. Empezó a tararear una canción por lo bajo.

Volteó a ver a la puerta de la entrada y nada, aún no había señales de la maestra en turno. Por lo que la joven volteó a ver a sus alrededores para ver a sus demás compañeras y ver si podía entablar alguna conversación por el estilo.

En el asiento de atrás se encontraban tres chicas obviamente, una era regordeta con cabello rosado, tenía sus ojos cerrados mientras comía de una bolsa de papas.

—¿Quieres? —Le ofreció una papa a Akko al percatarse de la mirada de la chica.

—Claro, gracias —Akko aceptó gustosa.

Mientras masticaba la salada botana que le acababan de dar, observó a las otras dos. Una era muy bajita, con cabello azul, con googles en su frente, la pequeña tenía una mirada seria mientras reparaba lo que parecía ser un pequeño robot de juguete.

—¿Qué me ves?

Akko se sobresaltó en el momento en que el robot ese se puso de pie y le habló de forma grosera.

—No, nada jeje —se disculpó ella.

Observó a la última chica y vio que esta tenía el cabello morado, lo tenia muy largo tapándole uno de sus ojos, esta parecía estar muy distraída observando lo que parecía ser un hongo por lo que nunca se percató de la presencia de Akko.

—Aaaah... —Se lamentó Akko.

Se dio la vuelta y siguió observando a todas las chicas que habían en su clase. Había una que parecía reportera por un lado, una con aparente descendencia asiática por otra y muchas más.

Volteó a ver a las que estaban en frente. Frente a su asiento se sentaban tres chicas, dos que tenían el cabello muy largo, una lo tenía de color azul oscuro o negro, no podía ver bien además de que lo tenía suelto, mientras que la otra lo tenía de color café claro y atado en una cola de caballo atrás de su nuca, por último y no menos importante, estaba la que se encontraba en medio de esas dos, era una chica de cabello naranja lo tenia corto, tenía una cinta azul en su cabello además de que parecía usar lentes, parecían rojos.

—¿Usará lentes o no? —Akko intentó observarla mejor moviendo su cabeza de un lado a otro.

Gruñó un poco al no poder ver bien, por lo que se levantó de su asiento y se estiró por encima de este para ver mejor.

La chica quién hasta ahora estaba distraída observando cabizbaja la madera de su pupitre, sintió una extraña sensación cómo si la observarán de cerca.

Sintió un escalofrío a su costado por lo que lentamente empezó a girar la cabeza solo para encontrarse con una mirada seria la cuál se transformó rápidamente en una sonrisa amistosa.

—Hola, soy Atsuko Kagari —se presentó amistosa mente ante la chica de cabello corto.

Esta trago saliva, dejó ir su nerviosismo un poco y con voz temblorosa habló.

—S-soy Lotte Yanson... —Se presentó ella un tanto incómoda por la forma en que la chica se encontraba.

—Hola Lotte, solo quería ver si usabas lentes jeje —informó ella, luego se le ocurrió preguntar algo más. —¿Sabes a que hora vendrá la maestra?

La chica se sorprendió por la pregunta que le acababa de hacer la chica amistosa.

—Este... No lo sé —levantó sus manos encogiéndose de hombros. Le dedicó a una pequeña sonrisa a la chica, le pareció también gracioso la expresión de fastidio que la castaña puso.

—Ah, que fastidioso es esperaaaaaar... —Se lamentaba Akko haciendo una cara graciosa.

Lotte se tapó la boca con su mano, al fin conocía a alguien alegre en su clase. Por lo que no perdía nada con entablar una conversación.

—Descuida, seguramente vendrá pronto, solo hay que esp...

—Oye, no le hables a la competencia —la chica de cabello negro que se sentaba a su lado la interrumpió observándola de reojo.

—Lo siento Bárbara —Lotte bajó la cabeza.

—Si, ella debe saber cuál es su lugar en la clase —habló la de cabello marrón claro.

—De acuerdo Hanna —se disculpó con ella también.

A Akko no le gustó para nada la forma en la que le hablaron esas dos a la amable chica tímida, por lo que las iba a poner en su lugar como solo ella sabía...

—¿¡Pero cuál es su problema par de engreídas!?

Molestándose y armando una rabieta por algo sin importancia.

Akko tomó a ambas chicas del cuello de la camisa y las atrajo hacia ella para verlas cara a cara con los dientes apretados y una mirada de furia en su rostro.

—¡Sueltanos ahora mismo salvaje! —Exigió Bárbara.

—¿¡Cómo es que te dejaron entrar a esta prestigiosa escuela!? —Exigió saber Hanna.

—¿Acaso creen que no soy digna de aprender magia? —Preguntó ella con voz profunda.

Ambas chicas se pusieron heladas ante tal mirada intimidante que la chica frente a ellas les lanzaba.

Mientras que Lotte observaba todo sumamente impresionada, jamás la habían defendido así. Además de que le parecía muy graciosa la forma en la que estaban. Akko estaba con su cuerpo muy estirado desde el asiento superior en una posición sumamente incómoda, pero eso parecía no importarle a la chica de largo cabello castaño.

Mientras que sus dos compañeras de clase parecían muertas del miedo por la mirada de resentimiento con la que la chica las veía.

—Apuesto diez dólares a la bulliciosa de Akko —le susurró Amanda a Diana.

La rubia abrió sus ojos y volteó a ver a la chica a su lado.

—¿De qué hablas? —Preguntó un tanto confundida. Al parecer no se había dado cuenta del pequeño pleito al lado y frente a ella.

Amanda señaló con su dedo índice el asiento de abajo con una ceja levantada. Diana volteo a ver rápidamente y no pudo evitar abrir los ojos lo más que pudo, tampoco pudo evitar ponerse roja cómo tomate y molestarse un poco por la falta de moral de Akko.

A la chica japonesa no sólo se le veía parte de su ropa interior por la posición en la que se encontraba, si no que ese comportamiento tan agresivo por parte de ella, no sería bien visto por la directora o por la maestra Anne Finnelan, alguien que era peor que la misma directora y que no dudaría en expulsarlas a las tres por culpa de Akko.

Estiró su mano un poco y tomó la parte de atrás de la camisa de la molesta chica y con mucha brusquedad.

—¡AAAH! —Gritó Akko al ser sentada en su asiento de manera brusca.

Diana la sentó en su asiento, obligándola a soltar el agarre que tenía en ambas chicas, las cuáles observaron con molestia a Akko por unos segundos.

—¿¡Cuál es tu problema Diana!? —Exigió saber Akko. —¡Ya las tenía controladas! —Gritó nuevamente.

Diana volvió a su postura relajada de antes y sin mucho interés se dirigió a su compañera de equipo y habitación.

—La maestra esta a punto de llegar y ese comportamiento suyo no seria muy bien visto Señorita Kagari —dijo Diana con los ojos cerrados.

Akko simplemente infló los cachetes y se cruzó de brazos en su asiento.

—Eres una pesada —murmuró entre dientes obviamente refiriéndose a Diana.

La cuál no le respondió por lo que le acababa de decir. Akko se percató de que esas dos observaban con burla a su compañera de habitación, eso sin duda alguna la confundió y mucho.

—Vaya Diana, no sabía que ahora te juntabas con débiles aspirantes a brujas —se burló Bárbara.

Akko abrió la boca por la impresión. Volteó a ver a Diana esperando que esta se defendiera y la insultara cómo se merecía esa chica, pero nada. La rubia permanecía ajena al universo.

—Si, al parecer tu familia esta tan mal que ahora el apellido Cavendish no vale absolutamente nada jajaja —se burló la otra.

Akko apretó los dientes con furia, volteó a ver a Diana para ver si ahora si esta se defendía, pero nada. La rubia era demasiado tranquila y seria como para hacer algo.

—Sin duda alguna, te pusieron de compañeras a las chicas más corrientes en toda la historia de Luna Nova —esta vez hablaron ambas mostrando una sonrisa de dientes puntiagudos mientras observaban con burla a la rubia que aún mantenía sus ojos cerrados.

Aunque ambas sentían que el ambiente se empezaba a calentar de repente.

—¿Cómo me llamaron idiotas? —Preguntó Amanda con un aura rojiza a su alrededor.

—Si, repitanlo una vez más... —Las retó Akko con una aura similar a la de Amanda.

Fue entonces que ambas chicas temblaron por el miedo y se ocultaron atrás de Lotte usando a la pobre chica cómo escudo humano.

—¡AAAH! —Gritó Lotte al ver que Amanda y Akko se levantaban de su asiento y se lanzaban al ataque.

Ella cerró sus ojos y se cubrió el rostro con ambas manos, esperando el mortal ataque de esas dos que sin duda alguna acabaría con su pobre existencia.

Pero al poco tiempo abrió uno de sus ojos y soltó un suspiro de alivio al ver que Diana las sostenía a ambas sujetándolas de la parte de atrás de sus camisas evitando así que se metieran en problemas.

Diana las sentó a ambas con brusquedad cómo si nada. Ni siquiera abrió sus ojos al sentir que esas dos revoltosas la observaban con enojo.

—¿Cuál es su problema? —Preguntó Diana abriendo sus ojos, observando sin expresión alguna por momentos a Akko y luego a Amanda. —¿No pueden mantener controlado ese comportamiento tan salvaje?

Fue más una sugerencia que una pregunta la que ella les hizo a ambas.

—Pesada —ambas se cruzaron de brazos y decidieron ignorar a la chica por lo que quedaba de clase.

Veinte minutos después.

Diana se canso de esperar a la maestra y se levantó de su asiento.

—¿A dónde vas? —Preguntó Akko con ojeras en sus ojos, aún tenía sueño.

—Cómo encargada de organizar distintos eventos en la academia, es mi deber informar a la directora cualquier falta que cometan tanto las alumnas cómo las maestras —informó la chica de ojos azules.

Ya sin más que decir le pidió permiso a Akko para que la dejará pasar. Al obtener dicho chance, bajó las escaleras y se dirigió a la puerta de salida.

—¿¡Puedo ir contigo!? —Preguntó Akko desde la distancia mientras la veía salir.

Ella también estaba muy aburrida de estar allí sentada. Pero Diana simplemente la ignoró y salió del salón de clases, bajó la atenta mirada de las demás chicas.

Akko se levantó de su asiento y se dispuso a seguirla.

—¿Qué haces? —Preguntó Amanda abriendo uno de sus ojos para observarla mientras descansaba recostada en su asiento. —Ella no dijo que podías ir con ella. —Le recordó.

Akko le dedicó una sonrisa traviesa.

—Ella no dijo que si —salió del salón. Pero volvió a asomar la cabeza por la puerta. —Pero tampoco dijo que no... —Entre cerró los ojos y con la misma sonrisa, lentamente fue desapareciendo hasta salir del salón sin dejar de ver a Amanda ni un solo segundo.

La chica de actitud Rebelde sonrió levemente con algo de satisfacción.

—Me agrada esa actitud —dijo Amanda un tanto divertida. Las hubiera seguido pero estaba muy aburrida y somnolienta cómo para levantarse de su asiento.

Al parecer ambas chicas podrían meterse en problemas por andar saliendo del salón en horas de clase y sin permiso del maestro de turno.

"Se meterán en problemas..." —Pensó preocupada Lotte.

Parecía la única preocupada, ya que las demás no parecían haberle tomado importancia a la acción de esas dos.

Algunas de las chicas se encontraban conversando, otras leyendo y una que otra comiendo.

Pero había una que no dejó de observar fijamente a Akko. La misma chica de largo cabello púrpura que le cubría uno de sus ojos y que se encontraba sentada atrás del asiento de la chica japonesa y su equipo.

Esta había notado algo que sobresalía en el uniforme de la bulliciosa e inquieta chica.

Pero que no estaba segura aun si era lo que pensaba.

"¿Acaso sería lo que me imaginó o no?" —Se preguntó ella mentalmente. —"Aunque puede que no... Pero si lo es, la idiota esa podría perderla y mis probabilidades de encontrar algo así otra vez, serían muy nulas". —Se levantó de su asiento y sigilosamente se encaminó a la salida.

Debía seguir y encontrar a Akko por alguna razón en particular.

Quién sabe por qué motivo. Aunque algo si era seguro, podría meterse en problemas al igual que las dos chicas que salieron hace poco.


Nos vemos luego.