Capítulo 4 - Perdiendo tiempo.

Diana caminaba a paso apresurado hacía la oficina de la directora. La expresión molesta en su rostro daba a entender que no estaba del todo complacida con el inicio de las clases en el primer día.

—Se supone que esta es una prestigiosa escuela de magia y un retraso cómo este no es aceptable en lo más mínimo —murmuró con enojo.

—¿Y eso por que? —Preguntó una voz a su lado, se escuchaba confundida.

—Por que cómo lo acabo de decir, esta es una prestigiosa escuela de magia y la puntualidad es esencial a la hora de enseñar en un lugar cómo este. —Diana se detuvo de repente, se cruzó de brazos y observó a la chica de largo cabello castaño con mucha seriedad, no parecía exaltada por verla allí. —¿Qué haces aquí? —Preguntó tajante.

—Pues te acompaño, ¡Duh! —Respondió Akko cómo si eso fuera lo más obvio del mundo.

—¿Yo te pedí eso?, Por qué no lo recuerdo —dijo Diana.

Akko se rascó la nuca y sacó su lengua mientras lo hacía. Al parecer la habían atrapado.

—Bueno pero no le hace daño a nadie el que te acompañe, ¿O si? —Inquirió ella.

Diana simplemente suspiro por lo increíblemente molesta que era la chica que le tocó de compañera de cuarto, pero no tenía tiempo que perder lidiando con ella, no podía ser vista holgazaneando en los pasillos de la academia, debía ir con la directora lo antes posible para informar la falta que se acababa de cometer.

—Mira no tengo tiempo para perder contigo así que...

—¡Ay pero qué comezón!

Diana fue interrumpida por la bulliciosa acción de la chica. La rubia alzó una ceja al ver que esta se empezaba a rascar la espalda, la cabeza y el trasero de forma muy indecente.

—¿Qué te pasa? —Preguntó ya de una vez. —¿Plumas? —Se desconcertó mucho al ver que unas cuántas plumas blancas salían de entre las ropas y cabello de la chica. Estas eran un poco grandes.

—¡Aaaaaaahh! —Soltó un suspiro aliviado. —Mucho mejor. —Mencionó aliviada, al parecer se había librado de todas esa molestas plumas.

Diana simplemente tenía una expresión indescifrable en su rostro mientras observaba a la rara chica.

—¿Debo preguntar por que tu ropa esta llena de plumas? —Preguntó Diana.

—Bueno seguramente son de mi amigo —dijo feliz al recordar a su enorme amigo emplumado.

—¿Tu amigo? —Preguntó Diana un tanto confundida.

—Si, ese pollo gigante que me encontré en el bosque de Arcturus —le contó Akko.

Diana entonces la vio con rareza. Se agachó un poco y recogió una pluma del suelo para analizarla.

—Es muy grande para ser de una ave cualquiera... —Murmuró Diana.

—¡Ya te dije que son plumas de mi amigo! —Exclamó Akko molesta. —¡Yo lo salve! Bueno nos salve a ambos de una planta gigante que nos iba a comer y adivina que... —Sonrió de forma engreída.

Diana simplemente hizo una seña con su mano indicándole que continuará contando sus locuras.

—¡Use el arco brillante! —Exclamó con emoción.

—¿El arco brillante? —Preguntó sin interés. —"El arma de Chariot... Ahora ya veo cómo fue que activó la primer palabra". —Pensó seriamente.

—¡Si, el arma de la poderosa Chariot! —Presumió ella. —Puedes preguntar cómo lo hice si quieres. —Akko cerró sus ojos y alzó la barbilla. Esperaba de forma orgullosa a que la rubia la bombardeara con preguntas.

Pero al ver que esta no le hablaba, abrió uno de sus ojos y no pudo evitar enfurecerse al ver que Diana se encontraba recogiendo más plumas del suelo, analizandolas con la vista e ignorandola completamente.

—¡Oye! —Gritó Akko furiosa.

Diana no le prestó atención a las palabras de la chica y continuó indagando. Se mantenía apoyada con una rodilla en el suelo.

—Se que he visto este tipo de plumas en alguna parte, pero no recuerdo de que animal eran...

Levantó su vista al techo y al no lograr recordar. Tuvo que preguntarle a la castaña. Se levantó del suelo y se acercó a donde estaba la malhumorada Akko.

—Oye, ¿Recuerdas cómo era el ave que dices que salvaste de la mandrágora? —Preguntó ignorando el enojo de la chica.

Akko cambio su semblante y enseguida adoptó una postura pensativa.

—A ver... Era así de grande —alzó sus manos al aire mientras se paraba de puntitas cómo queriendo indicar el tamaño del ave. —Y tenía unos dientes así... —Abrió su boca lo más que pudo mostrándole unos dientes puntiagudos a la chica. —Y... Y... Y... Era cómo un gallo gigante, muy grande.

Diana observaba a la chica sin decir nada. Al parecer ya había tenido suficiente, tomó la mano de Akko y deposito en ella una de las plumas del ave y la pasó de lado para seguir con su misión la cuál había sido interrumpida por las estupideces de la chica oriental.

—¡Espéra Diana! —La llamó ella.

—¿Si? —Diana se detuvo y la volteó a ver para ver que quería.

—¿Adivinaste el nombre del pájaro enorme? —Preguntó con una sonrisa impaciente.

—No... Los datos que me diste no ayudan en nada —informó ella.

—Pero...

—No te molestes en seguirle preguntando, por lo visto ella es demasiado tonta cómo para darte una descripción detallada de cómo es el Cockatrice —interrumpió a Akko una voz cansada a sus espaldas.

—¿¡Qué!? —Gritaron Diana y Akko al mismo tiempo. Una por lo increíblemente sorprendida que estaba y la otra por lo increíblemente furiosa que se puso al escuchar que la llamaron tonta.

Diana observó a la chica que habló, si no mal recordaba, su nombre era Sucy Manbavaran una estudiante de un lugar muy lejano cómo lo era el sudeste de Asia, de Filipinas exactamente. Según el expediente de ella, era de una familia en dónde eran unos expertos y conocedores de los distintos tipos de venenos alrededor del mundo.

Y obviamente la chica debía conocer las plumas del Cockatrice, un animal de lo más peligroso, con el poder de lanzar fuego, además de tener la habilidad de convertir a las personas en piedra y sobre todo tener un plumaje altamente venenoso.

Pero lo que la intrigaba era como rayos pudo sobrevivir la señorita Kagari a un encuentro con ese tipo de bestia.

"¿Tendrá que ver eso que dijo de salvar la vida de ambos con el arco brillante?". —Pensó Diana.

No sabía por que pero esta chica era mucho más interesante de lo que aparentaba.

—¡Oye! ¿¡Qué te da derecho a decirme tonta!?

Mientras Diana meditaba algo en voz baja. Akko no perdió tiempo y encaró a la chica que se había atrevido a insultarla.

—Además de molesta y gritona —comentó la peli morada con enojo.

Eso solo hizo enfurecer más a la japonesa pero a la otra chica no parecía importarle en lo más mínimo. Esta se agachó y se puso a recoger todas las plumas que habían en el suelo.

—Es una belleza... —Dijo encantada esbozando una enorme sonrisa de dientes puntiagudos mientras observaba la pluma en sus manos. —Una belleza muy venenosa y muy difícil de conseguir.

Akko alzó una ceja, no sabía de que hablaba esta chica. Pero no perdería la oportunidad de ser su amiga, le encantaba conocer personas.

—Soy Atsuko Kagari por cierto —le habló Akko. —Pero mis amigas me llaman Akko. —Informó mientras sus ojos volteaban a ver hacía el techo.

La peli morada alzó la vista y observó sin mucha emoción a la chica frente a ella.

—Sucy, Sucy Manbavaran —se presentó ella. —Un gusto en conocerte Akko.

—¡El gusto es mio! —Exclamó Akko con emoción además de estrechar las manos de la chica y agitarlas rápidamente.

Sucy no pareció molestarse en lo absoluto. Simplemente observó sin emoción alguna a la chica y después de que la soltó continuó recogiendo las plumas del suelo.

—Y... ¿Para que quieres las plumas Sucy? —Preguntó la castaña, inclinándose un poco hacia la chica.

—Veneno.

—¿Perdón? —Preguntó confundida.

—Tienen veneno y necesito extraerlo para hacer unas pociones —platicó Sucy.

—Oooh ya veo —al parecer entendió.

Obviamente las pociones tenían que ver con la magia y eso a ella le encantaba.

Le encantaba todo lo que tenga que ver con la magia y con Chariot.

—Y ustedes que, ¿Lograron encontrar a la maestra de turno? —Preguntó Sucy a ambas chicas después de que terminó de recoger y de guardar las plumas en su túnica.

—Bueno, pues Diana... —Akko se dio la vuelta señalando donde se supone que estaría la rubia. Pero ya no estaba. Lo cierto era que Diana estaba pensando algo acerca del Claiomh Solais, pero la pregunta de Sucy la sacó de su trance, así que sin esperar se dio la vuelta y empezó a caminar rápidamente hacía dónde se dirigía hace unos minutos, a la oficina de la directora.

—¡Oye! ¡Espérameeeeeeeeee! —Gritó Akko mientras salía corriendo tras ella.

Sucy las observaba mientras se alejaban.

—Esto será divertido... —Sucy se tapó la boca con una mano mientras reía.

Estuvo así unos segundos para después empezar a seguir a esas dos y ver en que problemas se podrían meter.

Quizás algo de lo que pudiera reírse a carcajadas durante mucho tiempo.


Nos vemos en la próxima ;3.