Capítulo 10: Momentos Diakko.

Era un nuevo día en Luna Nova y el despertador de Diana Cavendish se los dejaba saber a todas las habitantes de dicha habitación, a las cuáles a un par de ellas les molestaba el incesante ruido que el molesto aparato producía.

¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip!

El ruido de dicho aparato llegaba hasta los oídos de cierta chica de descendencia americana. Esta abrazo con más fuerza el trofeo de primer lugar que tenía con ella. Se removió un poco en su cama por lo incómoda que se sentía en estos momentos.

Solo era cuestión de tiempo para que explotará. Ya que eran cómo las cinco de la mañana y no tenía pensado levantarse a esa hora.

—¿¡Quieres apagar esa puta cosa de una maldita vez por todas!? —Gritó enardecida Amanda.

Mientras que Akko pegó un saltó que la hizo llegar casi hasta el techo. Diana quién ya estaba levantada y vestida con su respectivo uniforme no pudo evitar abrir los ojos y la boca con total desagrado por la mala palabra que acababa de escuchar.

—Señorita O'neil —exclamó con enojo. Apagó el despertador para después acercarse a dónde estaba la chica rebelde con toda la intención de reprenderla. —¿Sabía usted que ese tipo de lenguaje está absolutamente prohibido en la academia y que podría resultar en expulsión si la directora o alguna de las maestras se llegan a enterar? —Informó Diana a su compañera de cuarto. Mientras que Akko empezaba a bostezar por el sueño que tenía. Amanda únicamente observaba con molestia y cansancio a la rubia. Sin mencionar que no estaba de humor para escuchar sermones.

—Eres una estúpida, ¿Lo sabías? —Murmuró Amanda con enojo.

Diana únicamente abrió la boca por la impresión. No toleraba que la insultaran y mucho menos por nada.

Si ella solo seguía el reglamento, era todo.

—Mire, voy a ignorar que me faltó el respeto solamente si se disculpa conmigo en este preciso instante —sentenció Diana. Levantó la barbilla y se cruzó de brazos. Cerró sus ojos mientras esperaba una disculpa que nunca iba a llegar.

—Jajaja... Jajaja... —Rió Amanda con burla.

Diana abrió los ojos. Observó con extrañeza y con una ceja levantada a su compañera de cuarto.

—¿Se puede saber que es tan gracioso? —Preguntó molesta la heredera de los Cavendish.

Amanda se sentó en su cama y de un saltó cayó al lado de la rubia. La abrazó con su brazo rodeando su cuello, acercándola un poco hacia ella. La observaba con mucha burla mientras que Diana se removía muy incómoda por el contacto físico tan inesperado.

—Me rió de ti, princesa —comentó Amanda. —¿En verdad crees que estas a cargo de este lugar?

La pregunta pareció ofender a Diana. Era obvió que estaba a cargo, si no, ¿Quién más?

—Pues no, no lo estas —continuó Amanda. —La que manda aquí, soy yo. —Informó Amanda.

Acto seguido empezó a empujar a la chica de ojos azules afuera de la habitación. Obviamente, Diana opuso resistencia pero era inútil, la americana era más fuerte.

Volteó a ver a Akko para ver si le brindaba asistencia pero la japonesa estaba durmiendo nuevamente mientras roncaba cómo un animal salvaje.

Al parecer estaba sola en esto.

—No, espera ¡Déjame! —Se quejaba Diana pero al final de cuentas terminó siendo sacada de la habitación contra su voluntad.

—Yyyyy... Te quedas afuera —musitó Amanda.

—¡Oiga, no puede hacerme esto, yo...

¡SLAP!

La lastimada chica iba a entrar a la habitación nuevamente pero el portazo que recibió en la cara y que la hizo caer sentada al suelo, fue todo lo que recibió.

—Aaau... —Se quejó por el dolor en su nariz. Se sujetó con ambas manos el área afectada para así aminorar el dolor pero en verdad le dolía muchísimo.

Sin mencionar que aún no se había recuperado del todo por el accidente que sufrió en la carrera de relevos de escobas del día de ayer.

Cerró sus ojos con fuerza en verdad le dolía muchísimo.

—Ejerce presión... Ejerce presión... Ejerce presión... —Murmuraba esta para si misma.

Se dio cuenta a los pocos segundos de que sentía una especie de humedad en sus manos y al abrir los ojos se quedó perpleja al ver que estas estaban manchadas de sangre.

—Grrr... —Gruñó con furia. Esta vez se había pasado esa bruta y obviamente se lo iba a hacer saber. Se levantó rápidamente del suelo y sin limpiarse el polvo se acercó a la puerta. —¡Señorita O'neil, exijo que me abra la puerta inmediatame-¡AAAAHH!

¡SLAP!

No pudo terminar su reclamo ya que empezó a caer hacía el frente, puesto que la puerta se había vuelto a abrir haciendo que al momento de intentar tocarla por inercia se viniera abajo.

Cayendo de cara al suelo agravando muchísimo más su sangrado nasal y empeorando mucho más su condición física.

—¡Oh por Dios! ¡Dianaaaaaaaa! —Gritó Akko aterrorizada al ver a su amiga retorciéndose de dolor en el suelo.

La japonesa se había despertado por el portazo que Amanda hizo sonar. Por pura curiosidad se había levantado a ver que había sido eso. Puesto a que vio a Amanda dormida pero no a Diana. Así que se levantó a abrir la puerta.

Pero se llevó una horrible sorpresa cuándo su mejor amiga cayó al suelo. Por lo que no dudo en ayudarla.

—¿Estas bien? —Preguntó Akko al ayudarla a levantarse del suelo.

Diana se sujetaba el rostro mientras era ayudada a llegar a su cama. Por lo que se le dificultó el pronunciar palabras pero aún así lo hizo.

—S-si... S-solo, debo p-parar el sangrado lo antes posible —comentó ella de forma entrecortada cómo si quisiera llorar.

Akko dejó a Diana en la cama y continuó brindándole asistencia.

—¿Necesitas ayuda en algo? —Preguntó Akko preocupada.

Diana no lo pensó dos veces y aceptó la ayuda de su molesta y extrovertida compañera de cuarto.

—Necesitaré que vaya al baño lo antes posible y busque en el botiquín un poco de algodón, guantes, unas cuantas vendas, gazas y algo de agua oxigenada —enumeró la rubia una lista de cosas que necesitaría para su atención médica.

Akko asentía con su cabeza. Tenía una expresión seria en su rostro mientras lo hacía. Además de que se sujetaba la barbilla con uno de sus dedos. Observaba a la rubia fijamente.

—Aja, aja, aja... —De pronto cambió su semblante de serio a uno nervioso y divertido. —¿Me repites todo nuevamente? —Dijo divertida mientras se rascaba la cabeza.

Diana simplemente la observaba con una expresión indescifrable. Estaba dejando a la castaña continuar.

—Oye, no tienes que repetirlo todo, solo... Desde la parte dónde querías que fuera al baño y ya, jejeje —rió nerviosamente.

Diana por pura cortesía y educación no le dijo sus respectivas verdades a Akko. Pero eso no quería decir que no tuviera ganas de hacerlo.

—Solo necesitaré papel higiénico, es todo... —Murmuró Diana sin emoción alguna.

Akko asintió rápidamente. Hizo un saludo militar para luego salir corriendo afuera de la habitación.

Diana simplemente se recostó en la cama mientras esperaba a la castaña. Aún le dolían varias partes del cuerpo y más la cara. Aún se sujetaba la nariz para evitar sangrar muchísimo más.

No pudo evitar levantar la vista y ver con enojo a la culpable de su reciente lesión. Nuevamente se aguantó en decirle sus cosas a una de sus compañeras de cuarto por su educación y altos valores morales.

Pero se moría de las ganas...

—Oye Diana... —La llamó Akko.

La ojiazul salió de ensimismamiento y volteó a ver a su compañera de cuarto con sumo cansancio.

—Ah, señorita Kagari, ¿Trajo el papel higiénico que le pedí? —Preguntó cortés mente.

Akko negó con la cabeza haciendo que la rubia se extrañará.

—Nop, recordé que tengo un poco guardado en mi habitación y me preguntaba si ese te serviría también, ¿Te servirá? —Preguntó de forma infantil.

Diana simplemente asintió con su cabeza. Ya no tenía lógica que siguiera hablando.

—¡Qué bien! —Exclamó Akko eufórica.

—¡Oye cállate la boca que intentó dormir! —Gritó Amanda muy molesta haciendo que Diana pegará un brinco en su cama un tanto temerosa.

—¡Obligame perra! —Gritó Akko muy enardecida. A veces cuándo se enojaba se le salía una que otra palabrota.

Cosa que sorprendió a Diana.

—¡Agh! ¡Bah! —Gruñó Amanda molesta. Se cubrió la cara con las sábanas para ver si podía dormir mejor.

Eso sorprendió más a Diana. Por algún motivo admiraba un poco a Akko ya que no sé dejaba intimidar por nadie.

—Eso pensé —habló la castaña mientras observaba donde estaba la pelinaranja acostada, esperando algún movimiento hostil por parte de la americana.

Y lo siguió haciendo mientras se acercó a uno de los muebles en dónde abrió una gaveta para sacar un rollo de papel higiénico de allí. Al obtenerlo dejó de observar a Amanda y se encaminó hacía donde estaba Diana.

—Diana, ya tengo lo que me pedi-¡AAAAAAAAAHH! —Decía Akko pero tuvo la mala suerte de pararse sobre el Shiny Rod que estaba en el suelo y empezar a patinar en dirección hacía la rubia.

—Debí imaginarlo... —Fue todo lo que pudo decir Diana.

¡PAM!

Antes de recibir un cabezazo directo en su nariz por parte de la atolondrada chica. Haciendo no sólo que aumentará el dolor y el sangrado en su nariz si no que también la hizo caer de espaldas en su cama. Además de que se le salieron unas cuantas lágrimas por el dolor.

Además de que tenía que soportar un peso extra sobre ella.

—¡Me duele! —Lloró Akko con lágrimas en los ojos mientras se sujetaba la cabeza. De esta sobresalía un palpitante y rojo chichón producto del golpe.

Tenía los ojos fuertemente cerrados y los dientes muy apretados. Intentaba soportar el dolor por lo que se quedó quieta.

Y todo eso mientras estaba sentada sobre el vientre de la casi inconsciente, Diana Cavendish.

Mientras tanto la rubia mantenía una mano sobre su cabeza y otra sobre su nariz. Sentía que la hemorragia se había intensificado gracias al cabezazo que le acababan de dar. Además de que ahora le había empezado a doler un poco la cabeza. Producto de los constantes golpes que acababa de recibir uno tras otro.

Abrió los ojos lentamente y no pudo evitar abrirlos en exceso. Pues tenía frente suyo los ojos cerrados de Atsuko Kagari. No se dio cuenta en ningún momento que la castaña había apoyado su frente sobre la suya. Tampoco se había dado cuenta de que se había quedado pasmada observando fijamente los brillantes y coloridos orbes de color marrón rojizo de la chica oriental.

Si, Akko los acababa de abrir hace poco.

—Diana, ¿Estas bien? —Preguntó entre sollozos la castaña.

Diana volvió en sí al escuchar su voz.

—Ah, uh, eh... —Empezó a tartamudear. —C-cl-claro... Estoy... —Se quedó pensando en la siguiente palabra. —¡Bien! —Exclamó nerviosa.

Akko sonrió alegremente. Le hacía sentir mejor la noticia de que su amiga estaba en buenas condiciones. No se perdonaría dañar a una amiga.

—No, no lo volveré a hacer... —Susurró por lo bajo.

—¿Qué? —Preguntó Diana confundida pues la había escuchado.

—¡Nada! —Gritó esta con nervios. En un acto brusco e inconsciente, se levantó de encima de la rubia. Aunque poniendo ambas manos sobre los pechos ya desarrollados de ella. Sacándole un extraño gemido. —¿Segura que estas bien? —Preguntó Akko parada al lado de la cama de Diana. La observaba con molestia, pues no le gustaba que le mintieran.

Diana se cubrió su pecho con sus brazos como abrazándose así misma. Se sentó en su cama y se apresuró a responderle a la bruja japonesa.

—Si, ya te dije estoy bien... —Murmuró con fastidio.

—No te creo nada —la molesto Akko acercando su rostro más al de Diana. Esta se sonrojó un poco por la cercanía pero rápidamente recobró la compostura y alejo a la chica poniendo su mano sobre la cara de esta.

—Ya te dije que estoy bien, no me molestes —le dijo de forma dura. Akko simplemente infló los cachetes.

Diana le resto importancia a la infantil rabieta de esa chica y ya harta de todo esto. Decidió tomar su varita y lanzarse así misma un hechizo de curación. Después de todo venía de una familia muy experta en ese tipo de magia.

—¡Wow! —Musitó Akko muy impresionada. Pues Diana había dejado de sangrar y al parecer no se veía tan mal, estaba curada al cien por ciento. —¡Eso fue fabuloso! —Exclamó muy alegre.

—¿Eso crees? —Dijo Diana levantando una ceja. Jamás la habían alagado de tal forma. Desde pequeña las personas siempre la martirizaron por ser una bruja. Por eso es que sus únicas amigas siempre fueron chicas que eran hijas de brujas de renombre como Hanna y Bárbara.

Pero al final, le dieron la espalda después del gran error que cometió su madre, lo que las dejó casi en la calle.

Por eso es que estaba sola, pero la buena noticia era que aún tenía a su madre y no necesitaba a nadie más.

—¡Así es! —Exclamó Akko sacando de su ensimismamiento a Diana. —¡Siempre he querido saber cómo aprender magia para curarme después de que sufro un accidente! —Levantó su pie descalzo y se lo puso enfrente de la cara a Diana la cuál solo se hizo hacia atrás por el repentino acto tan irrespetuoso de la chica que tenía de compañera de habitación. —Mira, me hice ese raspón cuándo intenté volar en mi escoba cuándo tenía siete años. —Contó Akko.

Diana simplemente bajó el pie de la chica muy lentamente con su mano. Tenía una expresión cansada en su rostro como de costumbre. No tenía mucho interés en lo que decía la chica esta por lo que se puso a recoger sus cosas que necesitaría para este nuevo día, dándole la espalda a Akko, obviamente.

Y con recoger me refiero a tomar de su mesita de noche el bolso con papeles y libros que preparó desde ayer para proceder a irse de allí.

—Eso me parece bien señorita Kagari, pero si me disculpa tengo un itinerario que debo... —Diana abrió los ojos un poco al darse la vuelta y ver a Atsuko Kagari nuevamente. —¿Cómo se cambió tan rápido? —Preguntó un poco más interesada.

Cómo ella lo dijo. Akko paso en un segundo de estar usando su pijama de camisa blanca y shorts a estar vestida con el uniforme de Luna Nova, también de estar toda despeinada a estar bien peinada y calzada. Además de ya tener en su hombro su respectivo bolso con libros y la vara brillante en sus manos.

—Ah, esto... —Akko se vio a si misma, luego a Diana. Le mostró una radiante sonrisa a su compañera de cuarto y dijo. —Bueno, es que decidí que si quiero ser como Chariot, debo aprender toda la magia que pueda y cómo vi que tu sabes mucha magia, entonces... —Se acercó a Diana poniéndose a su lado y enganchó su brazo al de esta para luego decir. —¡Decidí que estaré a tú lado para aprender todo lo que pueda! —Exclamó enérgica.

Diana en vez de molestarse simplemente suspiró con cansancio. Volteó a ver el reloj en su mesa de noche y se dio cuenta de que era muy tarde.

—¡Oh no, las cinco y diez! —Exclamó Diana un poco alterada. Alejó un poco a Akko y se encaminó a la salida, mientras le decía a su compañera de cuarto lo siguiente. —Mira, haz lo que quieras, pero no me estorbes, ¿De acuerdo?

Dicho esto salió de la habitación. Akko por su parte hizo un saludo militar para después empezar a seguir a la rubia. Tenía luz verde para estar con Diana Cavendish y aprender toda la magia que pudiera de ella...

O eso fue lo que entendió ella.

—Al fin, paz y... Aaaaahhh... Tranquilidad —Murmuró Amanda entre bostezos desde abajo de sus cobijas.

Al fin podía seguir durmiendo ya que esas dos habían dejado de hablar y hablar y por fin se habían largado de la habitación.

Continuará...


Nos vemos en la próxima, adiósh ;3.