¡Hola hola! Pero lo prometido es deuda ¡y aquí está el capítulo! Aparecerán personajes nuevos, y, por cierto, la primera parte está narrada desde la perspectiva de estos personajes y ninguno conoce de Sakura, por eso se refieren a ella de otra manera.
Dejando esto en claro, sigamos adelante
Advertencia: este capítulo contiene spoilers leves de la novela chinaTian Guan Ci Fu. Nada que pueda afectar tanto, pero queda ahí la advertencía.
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¿Perseverancia o estupidez?
Al sonar la campana indicando el almuerzo, Sasuke se hallaba impartiendo su clase de formas de espadas al grupo de preadolescentes que consistía en niños entre los siete a los doce años. No era un grupo muy grande en realidad, diez estudiantes bastaban. Entre más fueran tendría menos oportunidad de prestar atención a todos.
Era refrescante enseñarles a los pequeños. Por lo menos ellos eran sinceros con sus gestos, si les disgustaba una situación en particular lo expresaban, aunque hasta ahora no hubo problemas. Los niños se adaptaron a su carácter y, a pesar de inspirarles un poco de miedo al principio por su semblante serio, aprendieron a conocerlo y viceversa.
—Dejemos la clase por hoy. Guarden sus espadas de madera.
—¡Agradecemos su tiempo, joven maestro!
Sasuke asintió a los agradecimientos sincero y entusiastas de su clase al finalizar la lección del día. Sus pequeños estudiantes hicieron una reverencia perfectamente coordinada, y entre risas y cuchicheos entusiastas se dispersaron a los comedores.
No pasó desapercibido que los mayores compartían comentarios de la clase y las correcciones que les indicó previamente. Los más pequeños iban detrás del grupo hablando entre sí, bastante nerviosos.
Desde que retomó sus clases se integraron dos pequeños estudiantes de siete años. Niños cuyo desarrollo de núcleo se ejerció desde los cinco años, unos prodigios en la nueva generación. Pero para él, eran pequeños de mejillas regordetas y sonrosadas, con determinación infantil en sus ojos y la coordinación de un adolescente.
No sabía si sentirse orgulloso o entristecido. La presión que les pondrían en sus hombros sería grande. Desde su experiencia, los niños no debían ser cargados con esta clase de responsabilidades. Si eres un prodigo ¿qué se espera de ti más que la grandeza? Estaba de acuerdo con desarrollar sus habilidades para explotar su potencial, pero no a costa de sus expectativas.
Y, aunque quisiera adentrarse más con los pequeños, era mejor no profundizar demasiado. Desde un inicio sabía que las clases sería temporales mientras el maestro a cargo de la clase de novicios se recuperaba de su lesión. Una vez el maestro saliera de reclusión, Sasuke volvería a pasar sus días encerrado en su Pabellón o retomando las cacerías nocturnas.
Terminó de acomodar el área colocando las armas de práctica en su lugar y marchó directo a su Pabellón para el almuerzo, compartiría un tiempo con su propio maestro. Los días han sido ajetreados que desde que arribo de nuevo a la Villas no había tenido oportunidad de verse tendidamente.
Caminó con tranquilidad hasta el puente que se alzaba sobre el río a través de las montañas. El agua recorría bajo sus pies con parsimonia, las carpas nadando fluidamente con la corriente y trayendo consigo las flores de loto rosadas.
Detuvo su andar apenas visualizó las flores y las contempló con un brillo creciente en sus ojos. Quiso estirarse para tomar una flor y acobijarla en su pecho, pensando cierta joven pelirrosa de ojos verdes deslumbrantes y vivos que no salían de su mente.
Deteniéndose lo necesario en sus pensamientos, captó las pisadas provenientes a su costado. Giró la cabeza y descubrió a Hinata avanzando tranquilamente a su dirección, sin mirar nada en particular, su kimono de colores suaves se agitaba por el viento de a mediados de otoño.
—Sasuke ¿ya acabo tu lección de espadas? —saludó con una sonrisa. Detrás venía Shino admirando el paisaje en silencio—. Pensé que irías al comedor.
El azabache la saludó apenas con una pequeña inclinación de cabeza y le brindó un asentimiento a Shino cuando se detuvieron a su lado.
—Sabes que no almuerzo en el comedor principal —eludió Sasuke.
—Sin ofender ¿quién querría comer allí de todas maneras? Solamente escucho a tus tías cotillas y muchos asuntos políticos —refunfuñó Shino cruzándose de brazos, alucinado por todo lo que ha escuchado en los días que piso el comedor.
—¿Por qué crees que no voy allí? —ironizó Sasuke—. Principalmente si soy uno de sus cotilleos.
Tanto Shino como Hinata no dijeron nada, intercambiaron una mirada rápida. Ellos mismo habían escuchado susurros de la condición de Sasuke y se hicieron una idea. Él no les había confirmado nada en absoluto, pero tampoco preguntaron, esperaban a que les confiara esa noticia a ellos en particular, hasta entonces no abrirían su boca en el asunto.
La conversación se interrumpió por el chapoteo desde el río, allí Momo yacía empapado y recostado sobre una hoja de flor de loto, disfrutando el viento y la brisa.
—Tu animal espiritual es muy extraño —replicó Shino bastante desconcertado por sus acciones—. ¡Jamás había visto a una criatura actuar tan despreocupadamente!
—Momo no es normal —dijo Sasuke con un deje de sonrisa.
—A pesar de no ser una mascota, dicen que estos se parecen a sus amos —comentó Hinata escondiendo su sonrisa detrás de su manga, el color de su kimono blanco acentuaba sus rasgos y patrones de pétalos de loto morados la hacían ver elegante.
Desde que llegó a la Villa de Fuego dejó de utilizar sus característicos patrones de la Flor Adelfa por voluntad, Sasuke no pasó por alto la aprobación silenciosa de su padre cuando lo notó. Únicamente el líder del Clan juntos a los principales maestros, los Ancianos y los Sacerdotes, Itachi y él conocían la verdad detrás de Flores Danzantes.
El asunto del ataque se atendió en cuanto arribó Itachi con la delegación, apenas Sasuke llegó un día después, ya habían comenzado con las conversaciones. Se llegaron a ciertas pautas: se esperaría que los fantasmas hicieran su próximo movimiento para actuar, Hinata tendría la protección del clan, nadie podía pasar fácilmente a la Villa de Fuego, se tenía que contar con un pase especial. Ya sea demonios, fantasma o humano, es complicado.
Otro de los asuntos que se trato fue sobre el destino de Hinata y su poder heredado. ¿Se uniría al clan Uchiha y engendraría su poder dentro de la jurisdicción o marcharía a formar su propia aldea?
Por un lado, Sasuke notó las ansias de los Ancianos en que Hinata estableciera su linaje dentro del clan, después de todo él se llevó consigo toda esperanza. Hasta que se casara y tuviera un primogénito o primogénita no sabrían a ciencia cierta si el poder murió con él, una posibilidad muy baja, a decir verdad; desde otro punto los Sacerdotes estuvieron de acuerdo con la primera opción, pero fueron más sutiles al respecto y dejaron la decisión final en manos de Hinata.
En todas las conversaciones Sasuke se mantuvo junto a Hinata, en silencio ella se lo agradeció. Después de todo era la única persona a la que "conocía", o por lo menos existía esa familiaridad y agradecimiento gracias a los eventos pasados. Quería creer que obtuvo una compañera compasiva y que comprendía perfectamente sus cargas sin juzgarlo al compartir la misma obligación.
Al final a Hinata se le dio el tiempo ilimitado —y entre líneas, no demorar demasiado— en dar a conocer su decisión final. Sea cual sea muchos estarían descontentos. Hasta ahora Hinata se ha mantenido impasible y vaga al hablar el futuro de su linaje.
Desde pequeños todos eran versados y mentalizados en que tenían la obligación de engendrar para mantener vivo los poderes de alguna manera. Así como Hinata, todos los herederos de poderes especiales lo veía una pauta más, un hecho que ocurriría tarde o temprano.
Lo único que Sasuke agradecía de su ausencia de poder era que no lo obligarían a casarse con alguna doncella de otro clan prestigioso para preservar el linaje.
Sumergido en sus pensamientos que se dirigieron curiosamente a mechones rosas, la voz calmada de Hinata lo irrumpió.
—Una moneda por tus pensamientos ¿estás pensando en Sakura? —cuestionó con ese tono sereno pero la chispa de diversión ocultaba sus intenciones.
—¿Ah? ¿La mujer semidemonio? —cuestionó Shino entrecerrando los ojos sospechosamente a su dirección—. ¿Por qué pensarían en ella? Es bastante peculiar.
Al verse descubierto, Sasuke sintió sus orejas calentarse y carraspeó llevando su puño a la boca.
—Sólo me preguntaba cómo se encuentra en estos momentos.
—¿No has tenido noticias de ella?
Negando con la cabeza, suspiró quedamente al recordar las últimas noticias después de su separación.
Un par de días después de regresar envío una carta a Sakura sólo para que Hiruzen le devolviera una respuesta corta anunciándole que"Por el momento mi nieta Sakura no se encuentra en la aldea. Desconozco el día exacto en que arribará, pero le transmitiré su mensaje apenas regrese y le contestará su carta..."después de esa frase no pudo procesar el demás contenido.
A esto transcurrió una semana y Sakura no había enviado ninguna carta.
—Me preguntó a dónde fue —murmuró Hinata.
—También me pregunto lo mismo —respondió sincero.
Estaba preocupado por la joven pelirrosa. La última vez cayó víctima de la energía resentida, y aunque no le preguntó directamente debido a la falta de tiempo y sutileza, sospechaba que era recurrente tras reunir las pequeñas pistas en pequeñas migajas que dejó.
—Confiemos que estará bien. Se acerca el invierno y probablemente regresará a casa pronto.
—Eso espero.
Tan sólo saber que ella estaba bien se daba por servido, pero si ella no aparecía pronto juraría que iría hasta el pueblo Taisho a buscar noticias. Temía que le estuvieran mintiendo al respecto de su desaparición. ¿Y si en realidad sucumbió a la energía resentida y necesitaba de su ayuda?
Agitó su cabeza, definitivamente la prudencia debía calarle en los huesos. Esperaría una semana más por noticias y mandaría una carta al Anciano Hiruzen preguntando si conocía su paradero.
Las pisadas aproximarse distrajeron sus pensamientos. Una sirviente se acercó a ellos inclinándose en saludo, reconoció los ropajes claros y el patrón perteneciente al Templo Divino, todos los Sacerdotes y quienes venían con ellos portaban kimonos claros con bordes dorados. Y esta sirvienta en particular era quién acompañaba a su madre en esa cabaña.
—Joven Sasuke, sacerdotisa Hinata, la Gran Sacerdotisa Mikoto les invita a pasar a su pabellón.
Esta escena le trajo una especie de Dejá vú a Sasuke a contrario de este escenario, es como si estuviese frente a Jiraya en plena noche.
Inevitablemente enarcó una ceja bastante expresiva. En cambio, Hinata sonrió tenue.
—¿La Gran Sacerdotisa quiere vernos?
—En efecto. Mi Señora anhela un encuentro con usted, y por supuesto, acompañada de su hijo.
Que mentira tan descarada,pensó Sasuke desviando la vista y apretando los puños, impresionado por el alcance de las acciones de su madre. ¿Incluso frente a Hinata y Shino fingiría una buena relación madre-hijo?
No le ha pasado desapercibido que últimamente frente a los demás, ya sean miembros externos del clan o invitados, Mikoto fingiría ser una madre amorosa que se preocupa por su hijo, y aun siendo consciente de que él escuchó su declaración tan directa, seguía con el juego sin importarle sus sentimientos.
No pudo evitar fruncir el ceño. Desde que regresó de su misión no ha vuelto a pararse en casa de Mikoto ni pretendía hacerlo en su siguiente visita, aunque la ha visto en varias ocasiones. Por voluntad aceptó la petición de su madre en anular sus visitas mensuales ¿y ahora ella quiere retomarlo? Sospechó que se debía a la presencia de Hinata ¿Qué planeaba demostrarle?
Intercambió una breve mirada con Hinata quién lo observó largo y tendido, Shino permaneció detrás sin opinar al respecto esperando la respuesta de la azabache. Sasuke se sintió un poco descubierto por aquellos ojos lilas que parecían examinarlo.
Se aclaró la garganta y estiró su brazo al frente.
—¿Vamos?
—...
Hinata entrecerró los ojos sospechosamente, después asintió y se encaminó seguida de Shino, su fiel sombra. Sasuke se colocó a su lado con la sirvienta a sus espaldas. Conocía el camino así que podía liderar sin problemas.
La caminata fue mediantemente interactiva. Hinata preguntaba sobre aspectos generales de la Villa de Fuego, comentando su impresión por las enormes montañas y el frío que se extendía en las partes altas. Se sorprendió al ver animales salvajes merodear a los alrededores y se entristeció ante la idea de que fueran criados para comerlos, tan compasiva.
Por su parte, Shino mantuvo una postura un poco distante y a la altura de sirvienta. Sasuke no ignoró está acción y estimo que pretendía no mostrarse frente a los demás su familiaridad con Hinata, marcando frente a la servidumbre una línea para no caer en chismes.
Al cabo de unos minutos logró ver la cabaña de su madre. La sirvienta se adelantó y deslizó un poco la puerta.
—Mi señora, la sacerdotisa Hinata y el joven Sasuke están aquí.
—Hazlos pasar.
La inminente realización pegó a Sasuke como un balde de agua fría. Vino hasta aquí sabiendo los verdaderos pensamientos de su madre, y aun así se negó a cumplirlos. La vería de frente después de las revelaciones y su huida patética de la última vez.
La sirvienta les indicó su pasó y abrió toda la puerta revelando la figura de su madre sentada en un extremo de la mesita baja cubierta por un juego de té y tres tazas vacías.
La última vez que la vio era de noche y estaba un poco oscuro, por lo que no notó las líneas de expresión que se marcaron por los años y que cuándo él tuvo doce años no estaban allí. De su cabello azabache largo hasta la cintura, recogido en media coleta hacia arriba y un adorno de piedras hermosas, envuelta de aquel kimono de aspecto fino y delicado de bordes dorados.
La sonrisa en su rostro parecía tan maternal que por un momento Sasuke se preguntó si estaba fingiendo. Parecía tan... sincera.
Después recordó las duras palabras de su propia madre y el pensamiento se dispersó a una escarcha fría.
—Esta discípula la saluda. —Hinata siendo tan formal se inclinó grácilmente ante ella. Shino imitó su acción.
—¡Vaya! Hinata, me alegra verte. ¡Has crecido para convertirte en una bella doncella!
—Agradezco sus palabras, Gran Sacerdotisa, pero no me comparo con su belleza.
—Por favor, sin formalidades. Siéntate aquí —Mikoto agitó su mano despachando su saludo y señaló frente a la mesa.
En ningún momento le dirigió mirada a Sasuke, y este comenzó a creer que nada más vino a ser de adorno. No era que le importase demasiado. En todos estos días tuvo la oportunidad de hacerse la idea de que Mikoto no quería verlo al ser su mayor arrepentimiento. Así que endurecía su corazón poco a poco. No en vano ha llevado un entrenamiento de autocontrol en ocultar sus emociones durante años.
Permaneció de pie mientras Hinata tomaba asiento en dónde se le indicó, Shino se quedó de pie un poco apartado, como una estatua viviente. Entonces así, Mikoto finalmente se fijó en Sasuke, manteniendo esa sonrisa dulce y angelical.
Por alguna razón se retorcieron sus entrañas de disgusto ¿cómo podía sonreírle angelicalmente después de todo lo que dijo? No creía que Mikoto tuviera lagunas mentales y olvidara sucesos específicos. Lo creía poco probable. No hizo más que molestarle.
—Hijo ¿por qué no te has sentado?
Hijo. ¿Cuándo fue la última vez que Mikoto se dirigió así a él? No lo recordaba y no pretendía rebuscar entre sus viejas memorias. Su estabilidad mental no estaba para darle esperanza y luego romperlas.
En un arranque de rebeldía, Sasuke endureció el gesto y replicó:
—¿La Gran Sacerdotisa pretende que su primogénito inútil rompa el acuerdo que teníamos?
Un silencio sepulcral e incómodo se instaló en el ambiente después su arranque. La sonrisa de Mikoto se crispó y Hinata se impresionó por sus palabras. Ninguna de las dos se esperó esa pregunta.
Repentinamente Mikoto se incorporó y lo miró con ojos preocupados mientras se acercaba a él, Sasuke contuvo el nudo que creció en su garganta.
¿Le demostraría amor ahora después de rechazarlo y decir que se arrepentía de tenerlo? ¿Todo por mantener las apariencias?
Rechinó los dientes de disgusto y bajo la barbilla para mirarla a los ojos. Repentinamente se sorprendió, su madre ahora era más baja que él ¿cuándo se encogió tanto?
No,pensó entrecerrando los ojos contemplando su rostro.Ella no encogió, yo crecí. Tantos años de no pararnos frente a frente.
—Hijo mío, ¿cuándo he dicho que eres un inútil? No seas tan duro contigo mismo —le pidió con voz delicada, estirando su mano hacia él con la intención de tocarlo—. Ya hemos hablado de esto, es sólo un contratiempo. Tú-
Sasuke no soportó la idea de que ella le pusiera una mano encima. Teniendo cuidado, pero mostrando una postura renuente, alejó la caricia con su propia mano sin verse brusco. Mikoto ensanchó los ojos y entreabrió los labios, consternada por el evidente desaire.
—Tengo asuntos que atender, si me disculpan, me retiro. —Sasuke ni siquiera permitió que terminara, se inclinó ligeramente y se dio la media vuelta no sin antes darle un pequeño asentimiento de despedida a Hinata que veía el intercambio sin intenciones de intervenir. Le respondió con el mismo gesto.
En el pasado el abandonar la casa de su madre le traía un sabor amargo en la boca y un peso en su pecho, una roca sorda que siempre estaría allí. Ahora, no es más que alivio profundo y un ligero dolor de cabeza. Jamás imaginó qué el rumbo de la relación con su madre sería así de pesado y lleno de hipocresía.
Desde que Mikoto externó sus pensamientos la relación de por sí ya frágil terminó de romperse en sólo un par de semanas. Un cristal agrietado que por fin se hizo añicos y se veía muy improbable a volver a su estado original. Ni las mejores técnicas lo restaurarían por completo.
Su mente una maraña de pensamientos delirantes y ejerciendo poco autocontrol. Cuando llegó a su pabellón y vio a Nana merodeando en busca de pasto fresco, se acercó a acariciarle el cuello. Nana inmediatamente se mostró eufórica de su atención dando relinchidos y apoyando su hocico en su mano.
Apenas despejó sus emociones y miró a Nana con nostalgia.
—¿Sabes? No te he dicho, pero vi a tu amo —dijo como si fuera un secreto y Nana prestó atención. Sabía de quién hablaba. Ella siempre sabía cuándo habla de Naruto—. Parece que no me recuerda. Quizás... si todo sale bien, lo verás una última vez.
Nana relinchó una vez más y continuó con lo suyo, ahora Sasuke no tenía como distraerse de sus pensamientos. Ni siquiera la tristeza de Naruto fue capaz de eclipsar el disgusto previo con su madre.
Afortunadamente su maestro Kakashi no tardó en aparecer en su Pabellón para compartir el almuerzo. Ocultó bien su sentir durante el almuerzo, sentados frente bajo el árbol de cerezos que florecía en su patio trasero le contó a detalles sobre los acontecimientos con la lucha de Flores Danzantes, y, por supuesto, la aparición inesperada de Naruto.
Un aguijón que permanecía en su pecho.
Kakashi sabía sobre la superficie esta noticia, apenas llegó Itachi lo reunió junto a Fugaku exponiendo la situación, claramente preocupado por las consecuencias de la aparición de Naruto. Se llegó a la conclusión que se enviaría una carta previa a Minato, líder del clan Uzumaki, tanteando terreno sobre un asunto importante a tratar.
Sasuke concordó en que abordarían la conversación dentro de dos semanas en que se llevaría a cabo la competencia anual entre los clanes, una celebración que se hacía a finales de otoño en conmemoración a la alianza de paz que tenían entre sí. Se reunían los mejores discípulos de los cinco clanes y participaban en diferentes actividades para mostrar sus habilidades.
—... Pronto será la competencia anual —tanteó en instancia Kakashi dejando el tazón vacío sobre la mesa, colocó los palillos encima y le dirigió una mirada apacible—. ¿Estás listo para esa conversación?
Siendo sincero, Sasuke no había pensado demasiado sobre ello prefiriendo guardarlo en su mente hasta que estuviera cerca el evento. Antes de entrar a reclusión vio por última vez a los padres de Naruto cuando regresaba del viaje en que conoció a Sakura.
No fue un encuentro largo y agradecía profundamente que hubiera sido así.
Minato y Kushina jamás lo culparon de la muerte de Naruto a pesar de haberles explicado lo ocurrido, dejando bastante claro que fue su idea adentrarse al bosque y Naruto solamente lo siguió para cuidarlo. ¿Quién hubiera imaginado que allí encontraría su muerte?
Se lamentó tantas veces y se desangró frente a ellos. Pero ninguno lo miró con odio o rencor, tampoco le reclamaron de ser responsable de la muerte de su unigénito. Kushina, entre lágrimas lo abrazó con fuerza y le dijo una frase que jamás ha podido olvidar:
—Me alegro que hayas sobrevivido.
Contrario a su propio pensamiento, Sasuke no se alegró. Naruto era quién debió sobrevivir, no él. Naruto tenía un futuro prometedor, no él.
Después de ello su relación con los padres de su mejor amigo era un poco incomoda de su parte. Siempre que los veía, Kushina seguía abrazándolo cual madre amorosa y preguntaba por su salud; Minato le sonreía con cariño y le apretaba el hombro cuestionando sus entrenamientos. En pocas palabras: como si Naruto no se hubiera ido.
Le desconcertaba su aceptación.
—Jamás lo estaré. —En el presente fue sincero con su maestro. Su vista se enfocó en los cuencos vacíos frente a él.
Kakashi lo contempló en silencio interpretando sus palabras, le devolvió la mirada con dejes de cansancio. Luego suspiró entrecerró los ojos.
—Por tu mirada, sé que no es lo único que te carcome tus pensamientos. ¿Qué ha sucedido?
Una sonrisa de lado adornó su rostro. Su maestro lo conocía tan bien como su hermano. Ellos dos sabían cada cambio en su semblante e interpretarían sus pensamientos base a sus acciones. Y él que pensó que engañó a su maestro manteniendo en perfecto autocontrol conforme a sus emociones referente al encuentro con su madre.
No volvería a subestimar a su maestro así.
Dejó escapar el aire agotado atorado en su pecho.
—Vi a mi madre.
La simple mención de Mikoto provocaba una reacción en Kakashi parecida a la que componía hace tiempo cuando creía que Fugaku no se interesaba en él: ceño profundamente fruncido.
—¿Quieres hablar de ello?
Sasuke lo consideró por un breve momento. Le parecía urgente externan sus pensamientos a con su maestro, una de las personas que confiaba extensamente. Pero no creía que solamente hablar calmaría su indignación y enojo. Así que posó su mano sobre Kusanagi, su fiel espada que siempre estaba con él.
—¿Le parece si le cuento mientras tenemos un duelo?
Kakashi enarcó una ceja, pero no se negó.
Entre los tres lugares místicos, Mares Errantes, Acantilados Flotantes y el Bosque de los Lamentos, esté último es el más peligroso a visitar. Y a pesar de esta premisa, a lo largo de los años diversos Cazadores y mercenarios han optado por hacer sus propias investigaciones marcando los límites en dicho territorio con la esperanza de explorar el lugar, y así se dividió en tres sectores.
El primer y segundo sector son relativamente "seguras" para adentrarse, con las debidas precauciones y la conciencia de que podrían encontrarse con toda clase de criaturas que pondrían en peligro la vida; pero todavía posiblemente capaz de lidiar a comparación del tercer sector.
Esta última se extendía desde las faldas hasta lo profundo de las montañas, el único espacio en el territorio que nadie se ha atrevido a cruzar; y quién lo intentó una vez no salió con vida. Se desconoce qué vive dentro del límite, si fuera un demonio o un fantasma, no tenían prisa por descubrirlo mientras no diera problemas mayores.
Así, teniendo a disposición gran parte del territorio, algunos se adentraban a cazar toda clase de criaturas. Era común ver a grupos de Cazadores reuniéndose para ir de cacería nocturna y medir sus habilidades, incluso conseguir partes de cuerpos de criaturas para su beneficio y, si se tenía la mejor suerte, hallar Elementales.
Por ello no es raro ver a un grupo determinado de Cazadores merodeando por la noche entre los senderos construidos naturalmente por el suelo.
—El Bosque de los Lamentos no tiene nada de terrorífico. —Una joven rubia de dicho grupo se quejaba, haciendo a un lado una ramita en su camino, bufó sonoramente con un deje de arrogancia. No se trataba de otras más que la joven Yamanaka Ino—. ¿En verdad le hace justicia a su nombre?
—No es catalogado uno de los territorios más peligrosos por nada —comentó serenamente una joven pelirroja que venía desde atrás, su larga cabellera amarrada en una coleta alta con trenzas a su costado y sus ojos cafés centellantes reflejaron cierta seriedad, Uzumaki Karin lanzo el comentario al aire obteniendo una mirada sarcástica de la nombrada.
—Por su apariencia no lo creo. Apuesto que los fantasmas de por aquí tampoco son tan problemáticos.
Dicha joven subestimaba el paisaje, notaron los demás del grupo. Los árboles alternaban de altura entre sí, habiendo capas de árboles sobre copas que al final apenas se filtraban la luz lunar por sus numerosas hojas, ayudaba que entre los troncos más cercanos crecían unas especies de flores fluorescentes que alumbraban el camino, pero no lo suficiente por lo que debían traer consigo antorchas para alumbrar el resto del sendero.
Contrario a lo que se pensaba, se veían algunos animales silvestres rondar por la zona sin ningún inconveniente, esto sin obviar las criaturas que acechaban en la oscuridad. Sentían una decena de pares de ojos observarlos sin parpadear obligándolos a estar alerta, o la mayoría lo está.
—Ni quitando las flores y las luces el bosque podría verse terrorífico —secundó brevemente Sai, cuya mueca de excepcionalísimo lo siguió por todo el camino.
A su lado, Ino asintió estando de acuerdo, satisfecha de que su punto haya sido probado.
Encabezando el grupo, Tayuya, la mayor de todos perteneciente al clan Uzumaki, hizo caso omiso a sus comentarios y continuó liderando el grupo apartando unas cuantas ramas caídas que estropearon su visión. Secundando a sus espaldas venían algunos discípulos de los Grandes Clanes Cazadores cuya intención era atrapar una revoltosa manada de monstruosos venados.
Todo comenzó justo después de que se hubieran reunido al pie de los bosques que rodeaban el área en una cacería nocturna de rutina, nada fuera de lo común; después de cazar un par de fantasmas problemáticos y Kaijus, apareció una manada de venados arrasando con la pequeña presa de la aldea cercana. Terminaron en una persecución de dicha manada directa al interior del Bosque de los Lamentos.
Si fuera otro caso, no se molestarían en perseguir a los venados, pero dicho bosque se regía de diferente manera a lo habitual. Ninguna criatura que haya nacido dentro del territorio salía de sus límites y permanecían voluntariamente dentro del perímetro, sin embargo, esto no aplicaba para criaturas exteriores que ingresaban a voluntad al territorio, estos eran capaces de ir y venir; así que no resultó difícil anticipar que la manada saldría en un momento determinado y causaría estragos en los pueblos cercanos.
No les quedó más que asegurarse de exterminarlos adecuadamente.
Decirlo que hacerlo es, por ley, un problema laborioso. Se adentraron por acuerdo unánime de permanecer en la sección segura y deshacerse de la manada sin distracciones. Con suerte contaban con el poder heredado de Karin, su capacidad de rastrear demonios o fantasmas les facilita el esfuerzo. Cada metro cuadrado estaba infestado de energía resentida y se perderían el rastro sin más.
—¿Ya los localizaste? ¡Hemos dado vueltas por horas! —se quejo en voz alta Ino aludiendo a Karin quién respondió con una mirada fría.
—Ha sido una hora, y es difícil encontrar su rastro especifico en este bosque plagado de criaturas resentidas —le dijo con un toque gruñón el"inténtalo si es que puedes"no se dijo, pero se entendió entre líneas. Ino le desvió la cara y emitió un"¡hmp!"fastidiada.
Karin entornó los ojos ante su actitud. En ocasiones su poder para rastrear este tipo de criaturas sólo con energía resentida le traía este tipo de problemas, los demás hacían conjeturas sobre el funcionamiento de su don sin detenerse a cuestionar el procedimiento. No era que le importase la opinión de Ino, claro está, pero era fastidioso enfrentarse a dichas mentes altaneras y pretenciosas.
Por lo menos,pensó dando una mirada de soslayo a sus espaldas,los demás son más sensatos.
En la retaguardia venía caminando Hyūga Neji y su prometida, Taishi Tenten, analizando su entorno en busca de peligro, no prestaban verdadera atención a Ino y Sai; Akimichi Chouji ociaba entre un par de frutos secos que siempre traía consigo amarrado en una bolsita colgando de su cintura dando comentarios sueltos, y finalmente Tayuya, hermana mayor de Karin, mantenía su concentración al frente anticipando a cada paso un ataque imprevisto.
Un grupo improvisado que se unió para esta tarea espontanea, Karin comenzaba a lamentarse de que Tayuya aceptara liderarlos debido a su experiencia previa en el terreno; a excepción de Chouji, Tenten, Ino y Sai que era la primera vez que pisaban el Bosque de los Lamentos. La experiencia tan pesada se pensó por Ino y Sai quienes se quejaban cada dos por tres sobre el tiempo desperdiciado y que sería mejor rastrearlos físicamente.
—¿Acaso sabes de rastreo de animales? —cuestionó Chouji adelantándose unos cuantos pasos quedando detrás de Ino.
—¡No lo estaría proponiendo si no lo supiera! —exclamó ella ofendida con un gesto de molestia—. Pero después de todo, Karin nos está ayudando a rastrear a la manada, sería ingrato de mi parte desperdiciar sus esfuerzos así.
—Si no supiera que Ino está entre los diez mejores lugares de nuestra generación creería que está alardeando —murmuró Tenten lo bastante bajo para apenas ser escuchada por Neji quién le lanzó una mirada desaprobatoria que ella ignoró olímpicamente.
Karin hizo un sonido estrangulado estando de acuerdo a regañadientes. Entre los presentes, excepto por Tayuya y Chouji, poseían lugares entre el ranking de los mejores Cazadores de su generación, lugares ganados con esfuerzo y dedicación. Lástima que la personalidad no fuera inherente a los puestos.
—Sin embargo, tienes razón. Deberías apresurarte, Karin, entre más tiempo pasemos en este bosque más peligroso será —dijo Tayuya interrumpiendo la conversación—. Las criaturas ya saben que estamos aquí e intentarán matarnos.
—Por favor ¿qué clase de ente se atrevería a intentar matarnos? ¡Somos más fuertes que ellos! —exclamó Ino con ademanes.
Diciendo esto tan confiadamente demostraba cuan altanera se sentía. Karin y Tenten se preguntaron cómo esta joven no cabía en el hecho de pensar las palabras antes de decirlas.
Sin poder evitarlo, la de cabello castaño entornó los ojos y dijo con ironía: —Ino, ya lo dijimos antes, no se llama el Bosque de los Lamentos por nada.
—¡No fastidies! Este bosque es más pantalla que nada.
Esta mujer realmente...
—En realidad, este bosque tiene una historia interesante. —Chouji intervino antes de que la discusión entre mujeres se agraviara, sin saberlo, Neji le dedicó una mirada oculta de agradecimiento. El Cazador azabache de cabello largo no toleraba las discusiones sin sentido.
—¿Qué clase de historia es? —Tenten se mostró interesada en el tema y Chouji no evitó su sonrisa entusiasta ante el pequeño interés en sus historias.
No dudó en hablar más alto para hacerse escuchar.
—Se dice que hace un milenio atrás, este territorio era llamando *Monte TongLu dónde cada cierto tiempo se reunían todos los fantasmas de rango Feroz, Salvaje e Ira con el propósito de matarse entre sí para convertirse en una Calamidad.
La mayoría se estremeció ante la imagen mental tan caótica.
Para los demonios y fantasmas que causaban estragos en la tierra existían ciertos rangos clasificados desde tiempos antiguos, estos fueron: Feroz, Salvaje, Ira y Calamidad.
Los fantasmas del rango Feroz tenían la capacidad de matar objetivos individuales. Los monstruos clasificados como Salvaje podrían acabar con una casa entera, mientras que los fantasmas clasificados como Ira podrían masacrar a toda una ciudad. Y el más catastrófica de todos fue el rango de Calamidad cuya capacidad podría destruir un país entero en una noche y causar sufrimiento a la gente, convirtiendo todo el reino mortal en un desastre y terror.
Se conocía poco del nacimiento de Calamidades, la única referencia recayó en la reunión de fantasmas el Monte TongLu siendo la cuna este rango poderoso. Afortunadamente, hoy en día lo máximo que se podía encontrar eran fantasmas de rango Feroz y Salvaje, los Ira eran tan poco comunes y se eliminaban apenas emergían, por no decir que del rango Calamidad prácticamente una leyenda remontada de siglos atrás como las ascensiones a dioses, en pocas palabras, muy improbable que naciera una en estos tiempos.
Solamente han existido cinco Calamidades en toda la historia y parecían haberse dispersado hace demasiado tiempo. Las historias que rondar alrededor de las creaciones son un gran enigma.
—Y conforme el nombre actual "Bosque de los Lamentos" se le nombró así previo a que, antes de emerger como cuna para las Calamidades, albergó una legión de almas malditas de dinastías anteriores que fueron liberadas. —Sabiendo que obtuvo la atención de todos, Chouiji continuó con su relato mesurando su voz y gesticulando al enorme monte que se veía a lo lejos. La vista nocturna lo hacía parecer más lúgubre de lo que era con el pico alto y el aire frío alrededor—. El resentimiento era tan enorme que los dioses no pudieron eliminarlo por completo. En ocasiones se escuchan dichos lamentos-
Fue interrumpido por un grito lastimero y lleno de agonía, arrastrándose entre los oídos de los oyentes y trayendo miedo a sus corazones. Todos se detuvieron de golpe obteniendo diferentes reacciones: desde un escalofrío interno, indiferencia helada hasta un bufido al borde de exasperación e incredulidad.
Este último claramente provino de Ino, cruzada de brazos y una mirada de hastío.
—¿Van a creer en esta clase de mitos? ¡Evidentemente es una mentira!
—La creación de los Bosques de los Lamentos es un misterio —señaló Chouji retomando su caminar. Los demás imitaron su acción, Tenten se frotó los brazos y Karin prestó atención—. Ni tú ni yo sabemos con exactitud la verdad, pero esta versión es la más interesante y coherente.
—¿Qué tiene de coherencia que miles de fantasmas escogieran un desabrido monte para luchar entre sí como salvajes hasta dispersarse? —escupió Sai.
—Son fantasmas. Sería más extraño si no pelearan entre sí —reto Karin bastante hastiada de sus refutaciones, pero antes de que Sai pudieran protestar, se detuvo de golpe y se concentró al máximo—. Están cerca, puedo sentirlos.
Tayuya se adelantó a la dirección señalada y se viró a los demás.
—Perfecto. Avancemos con precaución a la manada, nos acercaremos con sigilo y rodearemos para exterminarlos con las matrices de contención y dispersión.
Poniéndose en formación avanzaron lo más silenciosamente posible entre las ramas de los árboles.
En poco tiempo vislumbraron una pequeña llanura en la que los venados fantasmales se hallaban comiendo de la hierba apenas creciente, los fuegos fantasmales bailaban a su alrededor, inofensivos que por un momento dieron la imagen perfecta de animales normales que cenaban tranquilamente. Pero al alzar la vista y fijarse en las enormes astas y la piel azulina, se despojaban de esa imagen normal.
Quitándose ese pensamiento, Tayuya dio instrucciones precisas y se movieron por el prado con sus propias armas de apoyo y talismanes.
El exterminio no resultó tan sencillo como lo provisto. Tedioso, sí, no quitando lo peligroso, aunque nadie resultó herido de muerte.
Lo único de gravedad fue que un ciervo arrastró a Sai por varios metros cuando se posicionó en la formación de la matriz y le desgarró los kimonos (definitivamente Karin y Tentennose divirtieron por su desgracia ganándose una mirada fulminante del mismo agredido). Se le podía ver al Cazador con rasguños en la cara refunfuñando en su miseria e Ino a su lado brindándole un poco de consuelo.
Los cuerpos de la manada fantasmal no eran más que pequeñas esferas que se desintegrarían en poco tiempo. Sai atrapó sus espíritus apaciguados en una bolsita Qiankun para llevarlo de regreso a la Villa de Fuego y examinar directamente esta extraña manada.
—¿Podrán purificarlo después? En mi opinión será mejor dejarlo aquí —comentó Chouji pensativo.
—El clan Uchiha tiene sus métodos para lidiar con esta clase de situaciones —replicó Sai bastante engreído al respecto metiendo la bolsita en su manga.
—¿Sasuke lo purificará? ¿Ya manifestó sus poderes? —inquirió entusiasmada Ino con un evidente interés.
Obtuvo una risa sarcástica en respuesta y una risa petulante: —Cómo si ese inútil pudiera hacer algo al respecto, es un contenedor vacío y así se quedará por el resto de su vida.
Una confirmación más despojo de ánimo de Ino, encorvando los hombros y suspirando cansinamente.
A unos metros más allá, Karin y Neji fruncieron el ceño intercambiando una mirada entre ellos. Siendo ambos herederos con poderes especiales simpatizaban un poco con Sasuke ¿quién no estaría frustrado al estar en una situación desesperante y caótica como la ausencia de un poder que te pertenecía por derecho?
Ninguno de los dos aceptaba las críticas al respecto, e incluso Karin al conocerlo estrechamente a comparación de Neji, sentía una molestia en su interior dispuesta a salir en defensa del Cazador Uchiha ¿no se suponía que Sai era su primo? ¡Esa familia está llena de artimañas!
El repentino grito emocionado de Ino frustró sus intenciones.
La vio dando brinquitos y señalando algo del otro costado y gritando de consternación: —¿¡Acaso eso de allí es un dragón!?
Inmediatamente todas las cabezas se giraron con brusquedad, Tenten y Chouji exclamaron al unísono: —¡¿Un qué!?
Efectivamente, a unos metros lejos de ellos, yacía una pequeña criatura de cuatro patas que corría entre las pequeñas llamas fantasmales restantes, jugando con ellas al intentar comérselas. Sus alas dobladas contra sus costados, ojos verdes redondos y de piel negra con una enorme mancha roja en el lomo; si no prestaban mucha atención se confundiría con la oscuridad de la noche
¡Pero los ojos de todos sabían lo que veían! Las imágenes respecto a estas criaturas eran acertadas entre los pergaminos y libros. Los dragones son tan raros como un fantasma rango Ira, existían en algún recóndito lugar evitando pasearse a plena luz del día. ¡Y pensar que encontrarían uno en el Bosque de los Lamentos!
Inmediatamente Ino corrió hacia el dragón ignorando el acuerdo que tenían.
—¡Yo lo vi primero, así que es mío!
Apenas grito, el pequeño dragón se sobresaltó girando la cabeza con las orejas alzadas a la fuente del ruido, y al ver a la mujer rubia acercarse, chilló y corrió en sentido contrario con sus diminutas pero rápidas patitas.
—¡Ino, espera! ¡No te adentres más! —exclamó Tayuya al ver que el dragón se perdía en el fogoso bosque del costado, y, en consecuencia, Ino tras del animal. Dando un suspiro frustrado, corrió detrás de ella.
—Supongo que es una señal para seguirlas —comentó Tenten después de unos segundos de contemplación.
—Lo último que debemos hacer es separarnos en este bosque —dijo Neji dando un suspiro cansino y retomando su andar.
No tardaron demasiado en alcanzarlas. Adentrándose entre los enormes troncos desiguales se toparon con un enorme árbol cuyo tronco se extendía sobre sus cabezas de una forma imponente y magistral, dando un aire de reverencia natural. Sus impresionantes ramas dejaban caer hileras de tallos con hojas y flores abundantes, su tronco parecía sobresalir entre raíces, mismas que el pequeño dragón utilizó para esconderse de Ino.
Ella se inclinó entre las raíces y estiraba los brazos queriendo tomarlo entre los huecos, pero el dragón esquivaba entre lamentos y se acurrucaba lejos.
Al llegar, Karin no pudo evitar gruñir molesta.
—Ino, abandona esta absurda idea. ¡Hemos terminado el encargo y debemos salir de aquí cuanto antes!
Entre más tiempo estuvieran en el Bosque de los Lamentos eran más susceptibles a ataques. Hasta ahora únicamente se han topado con murciélagos de dos cabezas cuyo veneno es fatal, paralizando todo el cuerpo y extrayendo la sangre una vez inmovilizada su objetivo.
Afortunadamente lidiaron con los monstruos. No quería toparse con una horda completa de ellos más adelante. Pero Ino no cooperaba en absoluto.
—¡No me iré de aquí a menos que sea con este dragón! —refutó necia sin rendirse a sus esfuerzos—. Estas criaturas son prácticamente míticas ¿piensas que regresaré con las manos vacías de mi primera excursión en este bosque?
El pequeño dragón soltó un pequeño chillido lastimero, sus grandes ojos rojos los veía con una emoción desconcertante y lamento. Sus pequeñas alas lo protegían de ellos y, sinceramente, a la mayoría le pareció una vista desconcertante.
Tayuya fue quién intervino en esta ocasión, colocando una mano sobre el hombro de su hermana para tranquilizar su molestia.
—Cazadora Yamanaka, le pediré que recapacite ahora mismo o nos veremos obligados a arrastrarla fuera del bosque. Está poniendo en peligro a los demás y considero inapropiado sus acciones.
—Si quieren largarse, háganlo. Esta criatura vale demasiado prestigio para que la deje quedarse en este intento de bosque maldito. —Ino se negó a retroceder.
—Intenta abrirte paso con la espada —aconsejó Sai ganándose una mirada fulminante de las hermanas Uzumaki ¡La idea era hacerla desistir, no ayudarla!
La rubia se enderezó rápidamente y desenvainó su espada con la intención clara de deshacerse de las raíces. El pequeño dragón comenzó a temblar y a graznar dando vueltas en su lugar al verse completamente atrapado.
Pero incluso apenas Ino diera un paso al frente levantando la espada, una pequeña esfera cayó desde lo alto de los árboles, apenas impactó en el suelo explotó dispersando una nube de humo morado de procedencia dudosa.
Inmediatamente los Cazadores retrocedieron cubriéndose el rostro con sus mangas poniendo distancia del humo y sus efectos desconocidos.
Soltando toses dispersas, sus posturas tensas y alertas, buscando el origen de la esfera. La espada de Neji se desenvainó y con un par de estocadas el humo se dispersó con la corriente de aire y energía espiritual revelando así una silueta al pie del árbol a media acción de extraer al pequeño dragón que, sorprendentemente, se dejó agarrar sin ninguna resistencia.
La espada volvió a su funda y el humo se dispersó por completo dejando ver a una mujer joven de cabello rosado amarrado en una coleta alta, portando una capa café que cubría todo su cuerpo. Un par de ojos orbes verdes les devolvió la mirada llena de excepcionalísimo, con un aura de toques sutiles de amenaza y cautela; para nadie fue indiferente aceptar la belleza exótica de la mujer de piel blanquecina.
Tampoco pasaron por alto que sostenía bastante familiarizada al pequeño dragón entre sus brazos, su postura serena y hasta cierto punto, desinteresada fue lo que atrajo su atención. Lo más sorprendente se vio en que la criatura se recostó en su pecho felizmente, parpadeando soñadoramente hacia la mujer.
—¡Tú, suelta a mi dragón! —Exclamó Ino apuntándola con su espada.
Karin no pudo evitar gruñir de frustración.
Y la desconocida enarcó una ceja apoyando una de sus manos en la cabeza de la criatura.
—¿Tu dragón? ¿Acaso le tatuaste tu nombre? —preguntó bastante sorprendida, o, mejor dicho, fingiendo considerarlo mientras alzaba al pequeño dragón entre sus brazos y veía todo su cuerpo en busca de "la marca". Después lo enrolló en sus brazos y le lanzó una mirada divertida a Ino—. Lamento decirte, Cazadora, que tus ojos tienen un severo problema de visión ¡mira que osar reclamar una criatura que no te pertenece!
Acompañado a sus palabras, su mano dio mimos al pequeño dragón quién felizmente se restregó cual gato bajo las caricias de su dueño. La mujer ni siquiera lo miró, concentrada en observarlos a todos con una mirada analítica disfrazada.
Después de un vistazo rápido, volvió su atención a Ino quién estaba a punto de hacer una escena bastante vergonzosa para una joven Cazadora de un clan proveniente.
Entonces Tayuya decidió intervenir sosteniendo la mano de Ino que viajó a la espada obligándola a bajarla, después se dirigió a la desconocida.
—Estimada joven maestra ¿puedo saber qué hace por estos rumbos? Es peligroso andar sola por este bosque.
—Mejor pregunta lo que en realidad quieres preguntar —contradijo la pelirrosa entrecerrando los ojos. Karin debió admitir que esta joven era perceptiva.
Tayuya pareció renuente, pero Ino no dudó en tomar su palabra.
—¿Hay una razón en particular para que intervengas o simplemente quieres llevarte mi premio?
—¿Acaso este dragón es una "cosa" para ti? —devolvió la pregunta manteniendo su mirada, siguió arrullando al dragón con pequeñas caricias—. Esta criatura está viva y no tienes derecho a negarle su libertad. Pasaré por alto que intestaste raptarlo, así que será mejor que den la media vuelta y se marchen de aquí.
—¿Lo "pasarás por alto"? —inquirió indignada la rubia agitando su mano libre—. Que pretenciosa, ¡te crees dueña del dragón!
La pelirrosa enarcó una fina ceja rosa e interrogó retadora: —¿Acaso tú lo eres?
Ino apretó los dientes y no dijo nada. Los demás veían cómo se desarrollaba la escena frente a ellos sin querer intervenir del todo. Es obvio que el dragón tenía una inclinación a la mujer que lo traía en brazos, lo bastante familiarizado como para meterse entre los pliegues de su kimono rojo que había visto mejores días y esconderse de la vista del público.
—¿O alguno de ustedes es dueño del dragón? —siguió cuestionando. Nadie respondió.
Sin dar ningún paso, la pelirrosa estiró los brazos en un gesto. Los hombres se tensaron ligeramente al pensar que lanzaría más esferas de humor, pero nada ocurrió. Simplemente se veía entretenida con ellos en hacer gestos deliberados para medir sus reacciones. Karin se preguntó sobre las intenciones de esta mujer, parecía querer provocarlos de alguna manera, pero sin ser abierta al respecto.
Además, la gran incógnita seguía en su cabeza ¿cómo llegó esa mujer allí? Si hubiera estado detrás de ellos la habría sentido ¡pero apareció de la nada! ¿Acaso será un demonio? Con ese pensamiento rebuscó energía resentida en ella, pero no halló más que la de su alrededor.
—Lo sabía. —La joven pelirrosa les dedicó una corta mirada dando por sentado su victoria silenciosa en la discusión y se dio la vuelta con intenciones de marcharse, desde luego después de haber ofendido a Ino no la dejaría irse sin más.
Al verse ignorada y sentirse indignada a que no la tomaran en serio, Ino se deshizo del agarre de Tayuya y precipitó su espada a la desconocida.
—¿¡A dónde crees que vas!?
El destello dorado de Hanako, la espada de Ino, irrumpió velozmente el andar ajeno.
¡Sorprendentemente la pelirrosa evadió el ataque sin mirar atrás!
Con esta acción era inminente una lucha entre las dos mujeres.
Una sonrisa se vislumbró en los labios ajenos. La pelirrosa evitó el siguiente ataque, moviéndose al costado y saltando en reversa siendo perseguida por el filo la espada que Ino dominaba con un sello de manos.
—¡Vaya! Creí que los Cazadores eran honorables y no atacaban a espaldas. Veo que el título te queda muy grande —se burló la joven pelirrosa.
Sin aparente esfuerzo bailó entre los ataques furtivos de Hanako controlada por Ino que se acercaba a grandes zancadas dispuesta a empuñar el arma.
—¡Soy una verdadera Cazadora, te lo demostraré!
Tayuya gimió por debajo, frotándose la cara con exasperación.
—Karin, por lo menos dime que no es una clase de demonio disfrazado de humano porque sería terrible.
—... No es un demonio —accedió la pelirroja menor, no sin cierta vacilación. Efectivamente no era un monstruo lo cual, hasta cierto punto, era afortunado. No querían lidiar con un peligro extremo por culpa de la estupidez de Ino.
—Fantástico. Simplemente fantástico. Eviten interferir si no es estrictamente necesario. Ino se metió en este embrollo por capricho —ordenó Tayuya recibiendo asentimientos de acuerdo, a excepción de Sai que parecía renuente a acatar, pero no dijo nada más.
—¡Oigan, se están alejando!
El llamado de Chouji centró a las hermanas en la pelea y en efecto, la desconocida daba pasos en reversa esquivando sin fallos los ataques de la espada de Ino pareciendo una pluma en su danza ligera. La velocidad de la Cazadora en sus ataques era de primera clase, y que la pelirrosa pudiera eludirlo con evidente capacidad sin utilizar energía espiritual, solamente con su movimiento magistral de pies y cuerpo, fue en verdad sorpresivo.
¡Entre todos, Ino era la más veloz!
La capa de la pelirrosa revoloteó en un giro, Ino barrió sus pies con una patada baja provocando que su contrincante se tambaleara de espaldas. Parecía que caería, pero en el último segundo apoyó las manos en el suelo e impulsándose hacia atrás hizo una voltereta ¡en sólo un par de movimientos agiles quedó de nuevo sobre sus pies!
Al mismo tiempo, Ino se aproximó agarrando el mango de la espalda y rajó un pedazo de capa, el dragón gimió entre los pliegues de su kimono, asustado de la cercanía.
Únicamente eludir la cansaría tarde o temprano, estimaron los demás que siguieron su andar a trote puesto que se movían sin escatimar esfuerzos, por lo menos por parte de Ino que se tomaba muy en serio hacerse del dragón. Pronto se vio una pequeña desventaja en la pelirrosa, volviéndose lenta al esquivar.
—Ríndete ya, no tienes ningún arma y sólo esquivas mis ataques —se pavoneó Ino en una estocada que alcanzó apenas el brazo de la pelirrosa, dándole un corte superficial. No detuvo sus ataques—. ¡Tendré piedad de ti ahora si me entregas al dragón!
—¿Piedad? —ironizó la pelirrosa con una risa helada provocando un poco de escalofríos en Ino y compañía—. Jamás esperé nada de los Cazadores y siguen subestimando a sus oponentes. Bien, luego no me ruegues piedad.
En el instante siguiente esquivó con una vuelta el arcó que marcó Hanako y se acercó a Ino a grandes zancadas rápidas difíciles de predecir, su capa revoloteó alrededor y una mirada feroz adornó su rostro, su semblante se transformó completamente.
Lo que sucedió dejó con la boca abierta al resto del grupo.
Estando en un rango vulnerable para ambas, la desconocida estiró la mano hacia el mango de la espada de Ino quién se alertó retrocediendo y afianzándose de la espada con fuerza. La pelirrosa se negó a ceder y persistió en obtener el dominio de la espada sin importar qué persiguiendo a la Cazadora sin darle tregua.
Viéndose superada brevemente, Ino se apartó y retrocedió considerando planear, pero no contó con que su contrincante no le daría tiempo ni de respirar correctamente.
La coordinación del juego de pies y manos de la desconocida eran sensacionales, de otro nivel. Mientras esquiva y ataca asentó firmes los pies en el suelo y las manos revoloteando alrededor del mango en busca de poseerlo, su cuerpo se movía tan fluidamente como si fuera una pluma danzando con la brisa del aire. ¡Tan cautivador a la vista de cualquiera!
En un descuido Ino perdió el agarre de su espada y su lapsus fue aprovechado. Allí mismo tuvieron una breve pero intensa pelea con sus manos por el dominio de la espada. El final no tan esperado resultó en que la pelirrosa tomó el control de la espada e inmediatamente se alejó, con un par de movimientos de manos la espada giró sobre su dorso hasta quedar entre sus dedos.
Con una sonrisa confiada, tuvo el domino de Hanako.
—¡Le quitó la espada! —exclamó jadeando Tenten con los ojos ensanchados. Los demás tuvieron una reacción similar.
Ignorando sus palabras, la pelirrosa se mantuvo quieta por unos segundos dándole un breve vistazo insignificante al arma, después alzó la vista a Ino quién temblaba de furia.
¡Inmediatamente la pelirrosa se precipitó a Ino con espada en mano!
Sabiendo de su desventaja, la Cazadora retrocedió aprisa haciendo un sello de mano para tomar el control de su arma espiritual, pero Hanako, por más que temblara jamás regresó mano. Mientras tanto su dueña rechinaba los dientes ¡Habían osado a robarle su espada!
Para un Cazador, sus armas espirituales lo son todo, y que una desconocida tome posesión de dicha espada ¡se cataloga un acto ofensivo y osado!
Aunque a vista de los demás, no lo hacía menos impresionante.
—¡Ino, atrápala! —Sai le arrojó su propia que fue atrapada en el aire en el momento justo en que la pelirrosa se aproximó tan rápido que Ino apenas tuvo oportunidad de cruzar la espada impidiendo recibir el mayor daño posible.
El impacto de ambas armas provocó una ráfaga de aire por la intensidad de la energía de Ino infundida en la espada de Sai y la propia energía de Hanako que vibraba contra la mano derecha de la pelirrosa.
Manteniendo la postura firme, la pelirrosa pateó a Ino asentándole un golpe en el estómago sacándole un quejido de impresión y dolor combinados. No le dio tiempo de que recuperarse, se abalanzó a Ino con espada en mano como un cazador intrépido en busca de una presa que se creía cazador. Sus intenciones eran claras en infligirle heridas severas que evitara que se moviera.
A partir de allí, la pelirrosa atacó con estocadas brutales y consecutivos a una velocidad precisa sin dejar brecha para contrarrestar, con cada golpe Ino retrocedía y se aturdía. Intentaba interponer su espada y era repelida sin la mínima consideración. Lo único que impedía a que el arma saliera de sus manos era su agarre de acero sobre el manto.
Karin y compañía fueron abriendo sus ojos de impresión e incredulidad al presenciar una de las peleas más regidas que hayan visto. Una persona relativamente normal que hasta ahora no había utilizando energía espiritual y pese a ello, le estaba haciendo frente a una Cazadora de demonios posicionada en la lista de los mejores de su generación. ¡Esto definitivamente no se veía todos los días!
—¿Qué es esa mujer? —preguntó Neji con interés, las habilidades que la pelirrosa demostró eran impresionantes para una persona no-Cazadora.
—Ya les dije que no es un demonio —dijo Karin entornando los ojos a dirección de la pelea. Ella seguía haciendo retroceder a Ino y dando golpes entre el cruce de espadas; a decir verdad, su estilo de pelea era salvaje e impredecible. Analizó más su interior encontrándose con un detalle desconcertante cual no dudó en expresar—: pero tampoco es un humano e incluso tiene sellada su energía espiritual.
—¿¡Y aún así le hace frente a Ino!? —cuestionó entusiasmada Tenten.
—¡Es imposible que tenga algo humano! No ha utilizado energía espiritual y le lleva el ritmo a Ino —replicó Sai bastante perturbado—. ¿Qué otra cosa puede ser si no es un demonio? ¡Tus poderes se han atrofiado!
—Ten por seguro que mis poderes están perfectamente bien.
—Sólo acéptalo, ¡hay alguien quién supera a Ino! Bueno, alguien que no es un Cazador —pinchó Chouji encogiéndose de hombros, Sai lo mandó a callar ladrando una maldición y mirada fulminante.
—... Pero ¿creen que intente asesinar a Ino?
La pregunta de Tenten los sacó a todos de su debate y observaron con detenimiento, ¡justo en ese momento Ino rodó por el suelo y su oponente se precipitó con intenciones claras de lesionarla sin precedentes!
En el último segundo, quién se movió para impedir el ataque fue Neji. En un santiamén se encontró frente a Ino interponiendo su propia espada en contra de Hanako que era sostenida por la pelirrosa. El choque fue igual de intenso que el cruce con Ino, pero a contrario del anterior, la de ojos verdes se retiró de prisa poniendo distancia considerable.
Ella se mantuvo en una postura lánguida y una sonrisa condescendiente adornando sus labios, contrario a su oponente, no se veía nada cansada a pesar de los mechones rebeldes fuera de su lugar y su mano sosteniendo a Hanako con el filo al suelo. Su capa revoloteó con la brisa repentina y sus aretes replicaron ligeramente.
Neji no la perdió de vista aún sosteniendo su propia espada estando alerta a sus intenciones, pero visiblemente desistió en luchar.
—Por lo que veo es una derrota para ti, es una lástima. Mis expectativas de como debe ser un Cazador de demonios se han vuelto muy exigentes ¿sabes? Y tú no llenas las expectativas —comentó la joven pelirrosa jocosa, pareciendo disfrutar de la cara roja de Ino a medida que las palabras salían sin consideración de su boca—. No me hagan desperdiciar mi tiempo y lárguense de aquí. Sería problemático que mueran en el patio trasero de una casa tan desabrida.
Sus enigmáticas palabras sembraron dudas, especialmente en Karin quién frunció el ceño y escaneó su entorno como si pudiera encontrar la respuesta a sus preguntas internas.
La pelirrosa hizo caso omiso y observó la espada en su mano mostrando poco interés, después la lanzó descuidadamente a los pies de Neji provocando un sonido estruendoso eludiendo la ofensa de maltratar un arma espiritual.
Apenas les prestó atención al jadeó de Ino ante su molestia, y les dedicó una mirada de advertencia a los demás, midiendo sus acciones por si intentaban atacarla. Al dictaminar que no irían en su contra, dio media vuelta dispuesta a marcharse.
Como en la ocasión anterior, Ino se negó a desistir.
—¡Detente ahí, no hemos terminado!
La aludida se detuvo y entrecerró los ojos murmurando incrédula: —¿Su insistencia es perseverancia o estupidez?
Soltó un suspiro exasperado virando de nueva cuenta a Ino que se había puesto de pie y rodeaba a Neji casi empujándolo en el proceso. El de cabello largo soltó un pequeño bufido imperceptible y frunció el ceño bajando la espada, observando a la pelirrosa entornar los ojos.
—¿Acaso pretendes humillarte públicamente? No tengo tiempo para lidiar con una Cazadora bastante engreída y obstinada con el ego tan inflado hasta las nubes —escupió con desdén y cada palabra tenía una mella de molestia—. Contrario a ti, tengo asuntos más importantes que atender que entretener a alguien quién se dice llamar Cazadora de demonios y a la que otros deben salvar. Te lo diré una vez más: lárguense y no vuelvan a menos que deseen morir.
Ino rechinó los dientes.
—¿Es una amenaza o una advertencia?
La insistencia de Ino estaba siendo demasiada molesta que incluso la pelirrosa no pudo evitar irritarse, de eso se percató Karin quién intercambió con mirada llena de entendimiento con la pelirrosa, como si la pelirrosa le dijera:"¿De verdad tienes paciencia para soportar a esta mujer?"a lo que Karin respondería con una ceja alzada:"¿Soportarla? ¡Quiero arrastrarla por las greñas fuera del bosque!".
Sí, se encontraron aliados en los momentos más inoportunos.
La joven de cabellos rosados apartó la vista y entrecerró los ojos en comprensión.
—Tómalo que quieras, no me interesa.
Para alivio de Karin, su hermana intervino ignorando la rabieta de Ino quién poco era disuadida por Sai y Tenten a que dejara el asunto, no valía su tiempo.
—Dejemos este asunto en paz. Agradecemos su advertencia, este... —Tayuya dejó las palabras al aire, insinuando en preguntar su nombre.
Pero la ludida no lo reveló, incluso si separó sus labios para responder con su nombre o no, abruptamente se quedó quieta. Con los ojos abriéndose un poco y virando la cabeza por su hombro. Al mismo tiempo, Karin obtuvo un escalofrío interno y dirigió su vista en la misma dirección que la joven, ambas veían más allá de los árboles.
—¿Qué sucede? —Tayuya notó el cambio abrupto de Karin, dando una mirada de reojo a la desconocida, notó que ambas veían en la misma dirección.
Karin tragó grueso, comenzando a sudar frío. ¡La energía que provenía de esa dirección eran tan abrumadora y enorme! Igual a una masa pesada y opresora, acercándose sin miramientos a una velocidad inhumana.
—¡Viene algo peligroso de esa dirección!
El grupo de Cazadores se tensó deliberadamente y viraron sus rostros allí. Entonces la pelirrosa agitó la cabeza al frente y entrecerró los ojos dándoles una mirada. Ignorante a su expresión, los Cazadores se reagruparon con Tayuya tratando de idear un plan olvidándose momentáneamente de su inesperada compañía.
—¿Qué tan cerca está? —cuestionó Tayuya.
—A menos de medio kilómetro, pero avanza rápido. Su energía es tan... maliciosa y peligrosa.
Neji frunció el ceño ante la distancia: —Debemos retirarnos al primer sector antes que-
—Es demasiado tarde para irse.
Las palabras enigmáticas de la extranjera entre ellos atrajeron su atención. Ella se había agachado a recoger una ramita olvidada en el suelo, apenas la examinó y asintió. Después se acercó a ellos con una mirada desinteresada en su rostro dándose golpecitos en el hombro derecho con la ramita.
Los demás se tensaron ante la proximidad, pero no ignoraron sus palabras.
—¿A que te refieres con qué es demasiado tarde? —cuestionó Tayuya.
—Esa criatura es un Gigante.
Los rostros de los Cazadores palidecieron uno tras otro. ¡Un Gigante! Esta clase de criatura era, en pocas palabras, una clasificación Ira creada por el resentimiento de almas perecidas en guerras atroces y catastróficas; medía alrededor de quince metros, un tamaño intimidante. Circulaban rumores de su existencia en el Bosque de los Lamentos, pero como se esperaba, nadie había visto uno y salido con vida.
—¿Cómo sabes que es un Gigante? Hasta ahora no se había reportado oficialmente uno en este dominio. —Chouji movió sus manos nerviosamente, mirando a su alrededor.
—Es porque habita solamente en el borde del tercer sector y aparece cada cierto tiempo.
Tenten se atragantó.
—¡¿Estamos cerca del tercer sector!?
La pelirrosa le dirigió una ceja alzada.
—Si avanzas hasta terminar este bosque, lo cual no es mucho, pasarás al tercer sector ¿Se adentraron sin conocer los límites de las bases? ¡No me sorprende! Con tanta astucia junta es seguro que terminaría en un desastre... —dijo dando un vistazo al frente, examinando, por alguna extraña razón, los pies de todos.
Continuó hablando ociosamente importándole poco que insultó implícitamente a un puñado de Cazadores de alta alcurnia: —El Gigante se mueve más rápido de lo que aparenta y estará aquí en poco tiempo, si corren simplemente serán aplastados, si intentan volar con sus espadas los murciélagos de dos cabezas los atraparán y serán alcanzados por el Gigante. Deben luchar. De todas maneras, sea cual sea la opción que tomen morirán.
Su declaración resultó tan abrupta y sin tapujos, diciéndolo como si fuera un hecho que ocurriría tarde o temprano, incomodó al grupo y sembró cierta duda en los corazones más débiles. Luego de contemplarlos por apenas unos segundos, se agachó y con la ramita empezó a dibujar un círculo.
Por muy extrañas que eran sus acciones, nadie percibió ninguna intención maliciosa proveniente de ella, especialmente Karin quién monitoreaban al, ahora Gigante, y corroborando la información. Estaba demasiado cerca y se aproximaba directamente a ellos. Siendo su opinión personal, había algunas maneras de contener a una criatura así de grande, pero dudaba de la efectividad.
Sus corazones se apretaron, nadie podía negar la presión que comenzaba a sentirse, una que hacía flaquear a Chouji, Tenten e Ino, siendo su primera vez en el bosque. Los demás, aunque tuvieron poca gama de experiencia dentro del territorio, conocían la sensación opresora y crítica de situación estresantes entre la vida y la muerte manteniendo su mente fría, teniendo control sobre sí mismos permanecieron solemnes no permitiendo que el pánico los dominara.
Sea cual sea su decisión, debían actuar ya.
—Está demasiado cerca —apresuró Karin. Tayuya apretó los labios y sus ojos tensos observaron a través del bosque.
—Lucharemos. —Sentenció Neji.
De todas maneras, ninguno se quedaría de brazos cruzados. Tuvieron esperanzas en derrotar un Ira, después de todo, la mayoría aquí eran Cazadores habilidosos y de otra categoría. No se acobardarían por una criatura así, si no ¿Qué sentido tendría ser llamados Cazadores de demonios? ¡Su deber es tratar con estas criaturas!
Su determinación hizo mella y se pusieron en posiciones de ataque. La pelirrosa apenas les dedicó un vistazo con cejas alzadas y una sonrisa burlona adornando sus labios, como si se estuviera tiendo de un chiste privado.
—No servirá de mucho —dijo.
Tal reacción fue captada por el vistazo rápido de Neji, lleno repentina intriga a sus acciones, una revelación cruzó por su mente. Sin poder evitarlo externó su duda.
—Sabes demasiado al respecto. Supongo que ya te habías cruzado con esta criatura ¿te importaría decirnos como eludirlo? —Neji preguntó primero al notar las acciones confiadas de la joven, y tan bizarro que siguiera dibujando un círculo bastante grande alrededor de ellos. A menos que colaborara con el Gigante, parecía querer encerrarlos.
La pelirrosa cerró completamente la figura y tiró la ramita a un costado, después se sacudió las manos entre sí limpiando toda la suciedad considerando responder la pregunta mientras contemplaba su trabajo.
—Primero que nada, aclaremos que esto ocurrió por su retraso e insistencia —apuntó con ademanes de sus dedos índices—. Si mueren no es mi problema, y no regresen como fantasmas vengativos en mi búsqueda. No soy un Cazadora de demonios y no me tomaré la molestia de calmar sus almas para un descanso eterno, los dispersaré sin más.
Si se escuchó un cuchicheó malhumorado de Ino referente a esta pauta, nadie lo mencionó y gracias a los Cielos que la rubia fue lo suficientemente sensata para comprender la gravedad de la situación en la que se encontraban y no arremetió en contra.
—Segundo, no estoy interesada en limpiar cadáveres en el patio trasero, por eso les diré como eludirlo, pero no piensen en volver a pararse por aquí. No habrá una próxima vez.
Esto último quedó una referencia clara a Ino, sobre todo por qué le dedicó una pesada mirada llena de advertencia, ojos brillantes en amenaza y una sonrisa condescendiente que tildaba al borde de peligro. Nadie dijo contrario, bastante atrapados en la situación, si bien desconocían del todo el peligro, correr no era una opción y pelear parecía su única salida.
Sudando frío, decidieron acceder a seguir el consejo de la pelirrosa cuando se alejó del círculo y dio un par de aplausos atrayendo su atención.
—Dejando en claro esto, no salgan del círculo bajo ninguna circunstancia hasta que el Gigante se disperse en lo profundo de las montañas. Veo que tienen a alguien que puede percibir energías resentidas —dijo esto mirando a Karin con un deje de interés en sus ojos verdes, Karin le devolvió la mirada que escondía asombro por su mente tan perspicaz—, así que ella puede avisarles. Simplemente dejaras de sentir su energía. ¡Ah! Pongan talismanes silenciadores y dibujen alguna matriz de contención sobre ustedes mismos en el perímetro del círculo, sólo así sobrevivirán la noche.
Dicho esto, simplemente agitó su mano despachándolos y se apresuró a dar la media vuelta.
—¡Espera! —Tenten extendió su brazo, con un tono de voz preocupante. La aludida, iracunda, viró su rostro—. ¿No es peligroso para ti también deambular? Puedes... puedes entrar a la protección.
Acompañado de sus palabras, Tayuya lo consideró y asintió. Después de todo la pelirrosa les estaba dando una opción. Independientemente si funciona o no, será dependiendo del resultado y demostrará sus verdaderas intenciones. Detrás los demás estaban preparando aceleradamente las matrices y los talismanes que indicó y Karin parecía cada vez más nerviosa por la cercanía del Gigante.
—Si entro a la protección, puedo anticipar que la rubia detrás de ti intentará llevarse al dragón —expresó la pelirrosa en un ademan a Ino, quién rechinó los dientes y la miró con una profunda molestia. El dragón emitió un gruñido pequeño de acuerdo y se escondió nuevamente en los pliegues de su capa—. Y si lo intenta, le rebanaré la mano sin miramientos. Evitemos matarnos entre nosotros. No estoy de humor para ser misericordiosa.
Dando por finalizada la conversación, en esta ocasión se abrió paso entre las ramas de los árboles y desapareció en un santiamén, tan rápido que apenas alguien pudo pronunciar palabra alguna. Tampoco tuvieron tiempo en procesar el extraño suceso de acontecimientos porque escucharon pesadas pisadas resonando en lo profundo del bosque y un gruñido parecido a un animal al acecho haciendo eco, lamiendo su pánico, causándole escalofríos internos.
Pronto la ayuda de la pelirrosa quedó desplazada en lo profundo de sus mentes y se concentraron en la amenaza que tenía frente a ellos. Apenas vieron unos enormes pies aparecer entre los árboles, aplastando los troncos provocando que los cuervos chillaran y revolotearan, sudaron frío permaneciendo en completo silencio.
Y así, comenzó al calvario.
*Monte TonLu:si no has leído la novela de Tian Guan Ci Fu, no te preocupes. Mejor para ello ya que mantiene el enigma y se revelará más adelante. Ya que aquí lo dicen como mito, pero les prometo que es interesante lo que hay detrás.
La clasificaciones de los fantasmas y demonios se han mencionado. Son cuatro en todal, y la mayor son las Calamidades :) poderosas. En cuanto más nos adentremos más se explicará.
Comentando en la primera parte del capítulo, sí la relación de Sasuke y Mikoto es tensa y va tomando su verdadera forma. Mikoto ha declarado que su mayor arrepentimiento es haber tenido a Sasuke, y él, bueno, lo acepta y trata de poner su distancia. Perooo las apariencias y etiqueta les importa a los sacerdotes, así queeeeeee
Y la segunda mitad del capítulo obviamente sabemos quién es la pelirrosa misteriosa jaajaja ¡y la aparición de mi grupo favorito!
En fin ¡gracias por leer! Agradecería si pudieran decirme por un comentario que tal les parece la historia hasta ahora :)
Nos leeremos pronto,
¡Alela-chan fuera!
