La teoría del caos

Capítulo 10: Lo oculto, casi prohibido

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"La base de todos los miedos humanos, pensó. Una puerta entreabierta, apenas entornada"*

El misterio de Salems Lot. Stephen King.

Ambos compañeros se habían encontrado, era raro el encuentro a una hora tan repentina como inusual.

—¿Furuta que haces aquí? —Cuestionó Kaneki había escuchado un fragmento de la conversación que tuvo con Rize y para parecía que era de todo menos un interrogatorio.

—¿Eh?, pues veras hoy toca entrevistar al editor de Takatsuki Sen y si la autora resulta ser el búho, quizás la prisionera 1220 tenga información importante—Contestó Furuta sonriendo.

—¿Por qué?

—Porque ella está involucrada con un ex convicto del aogiri, Matasaka Kamishiro.

Kaneki se cruzó de brazos. —¿Y que descubriste del interrogatorio, la prisionera 1220 sabe algo?

Furuta se quedo callado, para Kaneki su compañero parecía que estuviera atrapado en un lío, pero espero paciente sin dejar de clavarle la mirada.

Furuta suspiró encogiendo los hombros. —Que va, ella no sabe nada.

—Aun así la visitas mucho.

—Igual que tú.

El cegador negro intentó no mostrarse sorprendido, porque si Furuta descubría que estaba alimentando a Rize con su sangre tendría problemas y ella muy probablemente sería ejecutada.

"O incluso ambos seremos ejecutados" Pensó Kaneki.

—Ella si me ha ayudado en los casos que le he pedido—Respondió neutral.

—Con la mirada que tienes, créeme hasta yo confesaría—Dijo Nimura con gracia como si quisiera jugarle una broma.

Ambos caminaron hacia el elevador y lo tomaron juntos, Kaneki no le quitaba la mirada a Furuta.

—¿La has amenazado? —Preguntó serio el cegador negro.

El elevador comenzó a subir los pisos. Furuta frunció el seño, pero simplemente le sonrió de manera amistosa. —Digamos que he jugado con ella al "policía bueno y malo", no le he hecho nada, pero no me mires así, tú también haces de policía malo cuando la situación lo amerita.

—Pero por lo visto a ti no te funciono.

Y al parecer ese comentario no le había gustado a Furuta, Kaneki notaba como su compañero se notaba frustrado, lo peor es que cada vez que sonreía parecía hacerlo de manera poco natural, haciendo que él luciera aterrador, si se portaba así con Rize no era raro que ella no le contestara.

—¿Y tú por qué estás aquí Haise? —Preguntó Furuta cambiando el tema.

—…por lo mismo que tú, hoy nos toca entrevistar al editor de Takatsuki Sen y la prisionera 1220 podría darnos alguna pista, pero si tú no descubriste nada, supongo que la visita no valió la pena.

—Me alegra que tuviéramos la misma idea, pero en el interrogatorio con el editor ¿podrías hacer de policía malo?.

Él solo encogió los hombros guardando las manos en los bolsillos de su gabardina, con la incógnita de que habían hablado Furuta y Rize, en la tarde cuando terminará su turno podría hablar con ella, aunque Rize no estuviera de acuerdo con él, no iba a quedarse tranquilo sin obtener una respuesta, había gato encerrado con la situación de la ghoul de cabello morado.

Las puertas del elevador se abrieron y ambos salieron hacia la salida del edificio, no había gente más que el guardia del turno de la mañana en la recepción, que no les prestó atención por estar ocupado con las páginas de la agenda del día.

—Haise, una advertencia…—Furuta rompió el silencio colocando la mano en el hombro del cegador negro.

—¿Qué cosa?

—No te confíes de la prisionera 1220, puede que no lo sepas porque no llevas tanto tiempo trabajando en el CCG como yo, pero ella no es exactamente una persona confiable.

—¿Por qué lo dices?

—¿Sabes por qué digo que ella no es una buena fuente de información?, porque ella es una muy buena actriz, ha cometido muchos asesinatos exitosos, fue buscada por mucho tiempo y su secreto es que es una mentirosa innata, quizás no lo sepas, pero antes de ser capturada seducía a idiotas para comérselos a escondidas, ten cuidado.

Kaneki se quedo callado, quedándose por un momento pasmado por la advertencia de Furuta.

Ambos investigadores salieron del edificio, todavía era un tanto temprano para ir a la editorial donde trabajaba Takastuki Sen, habían acordado irse juntos a la hora que abrieran las oficinas para comenzar el interrogatorio.

Kaneki siguió en silencio por el comentario de Furuta analizando la información que había soltado sobre el pasado de Rize mientras caminaba por la acera, su compañero sonreía al ver sus hombros tensos y la mirada confusa que delataban sus ojos grises.

"Con más razón tengo que hablar con ella" Pensó Kaneki al encaminarse por las calles de Tokio que todavía seguían dormidas.

Ya que toda la situación con Rize se estaba enredando de manera retorcida.

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Al pasar del medio día, Takatsuki Sen había sido detenida y arrestada junto con su editor. El crimen de la escritora: Ser ghoul y ser la líder la organización aogiri. El editor estaba bajo custodia cuando Kaneki hizo de policía malo. Furuta era un supuesto buen fisgón, estaba buscando otras pruebas en la oficina de Takatsuki Sen, cuando la autora hizo su aparición, se le hicieron pruebas de sangre que fueron consensuadas por la misma. Kaneki la dejo sola y bien encerrada en las instalaciones del CCG notando que llevaba el cabello corto.

Cómo si ella ya hubiera planeado todo, desde su detención con la salida de su nuevo libro y la conferencia de prensa, no se le notó en ningún momento sorprendida, de hecho para Kaneki era sorprendente (como en cierta forma escalofriante) todo lo bien planeado que ella tenía en su último día como figura pública por su fama de escritora.

Cómo si hubiera anticipado todo…

Luego de la conferencia en la declaró que era ghoul, Kaneki acompañaba a la autora a su celda preventiva, hasta que el CCG llegará a llevársela a kokuria, todo estaba muy tranquilo, hasta que ella le preguntó:

—Investigador, ¿qué prefieres a las mujeres de cabello largo o corto?

Él la miró con curiosidad sin que dejaran de caminar, sin saber el motivo de su repentina pregunta, pero automáticamente pensó en la imagen de Rize sentada en la mesa de su celda leyendo alguno de los libros que ella ya le había devuelto sonriéndole.

—Personalmente me da igual el largo del cabello—Contestó neutral a pesar de tener un pequeño sonrojo de vergüenza.

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Furuta sabía (al igual que Arima) que tenían que tener bien vigilados a Rize y Kaneki, que no debían hacer un movimiento en falso porque si no todo los planes que tenía V se echarían a perder. Pero cuando jugó en la madrugada con Rize y al tomarla de la mano el pequeño quejido que ella emitió le había gustado, ese pequeño sonido era satisfactorio. Si tuviera que describir tal quejido que había hecho su prisionera era una nota musical como un "La" o tal vez "Mi", pequeña y delicada, recordaba que ella a pesar de que le hablara con enojo, tristeza o falsa felicidad tenía un tono de voz que era muy hermoso de escuchar.

Pensaba en ese momento de la madrugada cuando visitó a Takatsuki Sen en la tarde.

Cuando habló con la supuesta búho con el insulto por parte de ella en su nueva celda de kokuria, había robado una de las copias del nuevo libro "Byleng" de las cajas que había en las oficinas de la editorial, le pido a la autora (por las buenas) que le diera un autógrafo para su querida prisionera.

Eto al verlo sonrió torcidamente y rió divertida, como si no creyera tal encargo.

—¿Y quién es la condenada o el condenado? —Preguntó la ghoul de un ojo, alegre.

—A nombre de Rize está bien—Él sonrió sin tomar en cuenta sus burlas.

Ella pareció sorprenderse levemente con su respuesta, él le prestó una pluma especial que tenía una tinta negra fluida y perfecta. Eto tomo la pluma y firmo la primera hoja del libro que tenía solo el titulo de la novela junto con el pseudónimo de escritora, una firma difícilmente de falsificar, amplia y detallista, con una leyenda dedicada a cierta dama hermosa y peligrosa de cabello morado.

Deslizo con rapidez el libro haciendo que Nimura mirara la firma y leyera la dedicatoria, le clavó la mirada como si quisiera matarla. Iba a arrancar la primera hoja, pero la voz de Eto lo detuvo.

—Vamos, no seas aguafiestas, a las chicas les gusta cuando un escritor famoso les firma un libro con una dedicatoria personal, si vas a regarle algo a la glotona hazlo bien—Le recalcó Eto divertida.

—Sabiendo el tipo de persona que eres, dudo mucho que le agrades—Él resoplo con fastidio.

—¿Por qué no nos presentas? Esta celda es muy grande, apuesto que ella extraña de compañía decente.

—Muérete…

La ghoul de un ojo sonrió con malicia, posando las manos sobre su barbilla y los codos recargados en la mesa, como si ella pudiera ver sus intentos de cortejo con Rize como algo patético y divertido.

—Pues si no te follas tú, me la terminare follando yo—Dijo la ghoul de un ojo divirtiéndose con la expresión de sorpresa que se convertía en ira de Furuta.

—Muere, muere, muere—Dijo golpeando su cristal con el puño varias veces.

—¡Oh que miedo! —Dijo Eto divertida, sintiéndose a salvo en su celda, ya que si Furuta entraba, él que terminaría lamentando la confrontación iba a ser el payaso de Kanou.

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Furuta por fin se encamino hacia los pisos de los ghouls nivel S, paso a la celda 1220 con el libro autografiado en la mano, pero Rize no estaba en la ventana como de costumbre, extrañado se asomo por la misma, la pelimorada estaba jugando solitario con la baraja que le había obsequiado, sentada en el suelo como si fuera un ceremonia del té con bastante concentración (era la primera vez que la veía usarla, siempre estaba leyendo o durmiendo), la luz de las instalaciones iluminaba el juego, pero no se percataba de la sombra que él producía. Parecía que ella en vez de estar jugando estuviera leyéndole las cartas del tarot.

Por el ángulo en donde ella estaba, él noto casi sin poderlo evitar cómo el uniforme de talla grande lo lucía Rize, ya que le descubría el escote de tal forma en que podía ver sus pechos, se le quedo viendo a la piel que ella escondía celosamente cuando hablaba con él, que a pesar de todo lucía suave y cálida. Rize quien al ver su sombra subió la mirada sin levantarse solo para quedársele viendo con curiosidad, él le mostró el libro agitándolo levemente captando su atención.

Ella se levantó con lentitud dejando las cartas en el suelo pisándolas indiferentemente mientras se sentaba frente a él. Rize se acomodo mejor el uniforme cubriéndose más el escote (quizás sabía cómo la estaba mirando), recargó la mejilla en la palma de la mano con el codo en la mesa de la celda mirándolo con curiosidad esperando que hablara.

—¿Y ese libro? —Preguntó ella mirándolo con cierto fastidio. Al parecer le guardaba rencor por la discusión que tuvieron en la mañana.

—Es la novela número 10 de Takatsuki Sen, he conseguido una copia, es para ti—Respondió sonriendo con naturalidad notando como Rize se sorprendía abriendo la boca ligeramente impresionada.

Sin hacerla esperar le deslizo el libro por el hueco de la ventana, ella quien hambrienta por la curiosidad tomo el libro para abrir la primera página solo se quedo pasmada, soltando un jadeo sorprendida, con las mejillas rosas por la dedicatoria, él sonreía en sus adentros, no sabía que con solo darle ese simple objeto Rize se sonrojaría de manera adorable, pero luego ella lo miró con desconfianza.

—¿Y donde está el truco? —Pregunto Rize.

—¿Cuál truco? —Preguntó desconcertado, vaya que le había durado poco el gusto.

—No lo sé, generalmente esta es la parte en la que me amenazas o intentas que yo haga algo que no quiero.

—¿Y si te dijera que no hay truco?

—Es decir, ¿que solo vienes a entregarme el libro?

—Naturalmente.

Ella lo miró con desconfianza, entrecerrando los ojos. —…gracias, pero no debo de aceptarlo—Rize deslizó el libro fuera de la celda.

—¿Por qué no? —él preguntó desconcertado.

—Todo lo que me regalas generalmente tiene una amenaza, la baraja, el mechón de pelo de mi padre, ¿qué hace al libro diferente? —Ella se cruzó de brazos.

Y él que quería arrancarse el cabello por la indiferencia que le tenía Rize, cuando no había asesinado a su padre dándole la noticia que estaba vivo, le había puesto un aparato para que no la matarán si cometía alguna locura, ofreciéndole un libro de su escritora favorita (y lo intuía por que se había fijado en los libros que ella leía con emoción que le había prestado el bastardo de Kaneki), además que planeaba llevársela para su plan de la "super paz" y que al fin estuvieran juntos como tanto lo había soñado.

Para que ella simplemente lo rechazará…

—Creí que te gustaban los libros de Takatsuki Sen—Él intentó guardar la calma del coraje que se estaba generando en su estomago.

—Pues si me gustan, pero lo que me da miedo es el precio por tal libro, ya estoy cansada de estos juegos tuyos, solo dime de una vez ¿qué quieres de mí? —Ella seguía mirándolo con desconfianza, para luego sobarse las sienes como si él fuera un dolor de cabeza.

Furuta pensó un momento en las palabras de Rize, pero si no había advertencia, había algo que él quería y que ella prácticamente se lo podía dar en ese momento.

—Puedes quedarte con el libro si me dices que me quieres.

—¿Eh? —Ella lo miró sorprendida por tal petición—.¿Y si realmente no quiero el libro?

Él resopló, si que era terca, si no fuera tan problemática y se dejará llevar no tendrían la tensión a la que se acostumbraron desde que llego a kokuria.

—¿Y que tal si ya no te visito en las madrugadas?, si llegó a visitarte será cuando haya gente trabajando y ya no puedo pasar las manos a través del hueco por el veneno que circulo hace tiempo, alguien podría reportarme—Propuso Furuta.

—¿Solo quieres oír esas dos palabras? ¿Te irás después de eso? —Ella se cruzó de brazos, mirándolo con desconfianza.

Él solo asintió sonriendo.

Rize pareció pensárselo, suspiró, pero como él sabía que ella era muy buena actriz lo miró fijamente a los ojos.

—Nimura te quiero—Ella simplemente lo dijo de manera suave y directa.

Él siempre quiso escuchar esas palabras de ella, pero él sabía que lo que ella decía era una mentira, aun así inconscientemente quiso creerse esas palabras, tomarla de la mano para que volviera a pronunciar ese pequeño quejido que le gustaba, pero ella sonriente empujo más el libro fuera de la celda. Él insistió para que se lo quedará.

—Y yo a ti Rize, pero insistió que te quedes con el libro me costó un ojo de la cara para que me lo firmaran.

—¿Y cómo es la escritora? —Preguntó curiosa la prisionera.

—No está nada mal del rostro y es una mujer que no es fácil de dominar.

—¿En serio? estoy celosa—Rize suspiro derrotada.

Él la miro con ternura, pensando que ella era bastante linda siendo celosa—.Ah, vamos sabes que mi corazón te pertenece.

—No es eso, tú pudiste conocerla y yo estoy aquí encerrada sin saber como es Takatsuki Sen, bien espero que cumplas tu promesa—Ella se levantó de la silla para llevarse el libro y dejar de hablar con él.

De nuevo lo dejo solo en la conversación, él observó cómo ella le daba la espalda pisando de nuevo las cartas de la baraja para acostarse en la cama. Furuta solo sonrió, Rize no era nada fácil de convencer.

Por eso decidió que Rize se iría de kokuria esa misma noche, ya sabía que hacer exactamente para llevársela, su plan era un tanto arriesgado, pero simplemente ya no podía esperar.

La última comida de los ghouls se servía en la tarde (alrededor de las 7 de la tarde noche), pero luego de varios experimentos con la comida de Rize, lo ideal era una droga que la dejará inconsciente, pero al principio la dejaría acalorada, confundida, un estimulante que la haría sentirse ansiosa y luego sucumbiría en un desmayo repentino todo con un efecto de 20 minutos desde el calor al cansancio. La droga no tenía ni aroma, ni sabor, ella no notaría nada al momento de comer. Además que por 30 minutos las luces "misteriosamente" se desactivarían.

Él aprovecharía ese extraño calor que poseería a Rize esos minutos para marcarla con las manos y los dientes, desde la punta de los dedos hasta sus últimos cabellos morados. Él podía imaginársela pidiendo ayuda de la extraña fiebre que la carcomería que haría que prácticamente se lanzara a sus brazos, entraría a su celda a "ayudarla" y esos minutos serían suficientes para disfrutar de ella como si fueran amantes o marido y mujer ya fuera en el piso o en la cama, cuando ella quedara indefensa, no sabría ni que le había hecho, se quedaría dormida y se la llevaría en una bolsa de cadáveres para declararla muerta.

Simplemente ya quería llevársela…le daba igual si alguien le decía lo contrario.

Soborno y amenazo a dos empleados de kokuria, diciéndoles que si decían algo tiraría de las cuerdas que llevaban sus cuellos para colgarlos.

Además habría una junta para determinar un ataque más directo a la isla de Rue, ya se confirmaba que Takatsuki Sen era ghoul y como tenían a la búho bajo custodia, el aogiri (en teoría) era más vulnerable. No habría gente observando, Arima no estaba y Haise asistiría a tal reunión.

Ellos dos se quedarían solos.

El reloj marcaba las 4:00 pm, a penas todos los empleados de kokuria volvían del almuerzo. Solo faltaban tres horas para que ella "muriera" en sus brazos.

Furuta sonrió pensando en tal idea "metafóricamente, claro…"

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6:45 de la tarde noche. Kokuria. La junta del CCG con el asunto de la isla de Rue fue reprogramada a las 8:00 pm ya que al parecer Arima iba a llegar a esa hora, se acordó que todos esperarían al cegador blanco para dicha reunión.

Rize luego de comer su cena a cuatro bocados, se sentó en la mesa para observar los pasillos que de poco a poco se vaciaban, ella entendía que mucha gente terminaba sus turnos de trabajo y regresaban a casa, pero luego de unos minutos se sintió mareada, bajo de la mesa y camino con pasos torpes hacia el cubículo del baño, a la mitad del camino se puso de rodillas sosteniéndose el abdomen, no le dolía el estomago, pero sintió una descarga de adrenalina por sus venas, comenzó a sudar, se acostó en el suelo frío (tenía una fiebre increíble), comenzó a jadear como si le faltara oxigeno.

"¿Qué me pasa? Me siento extraña, tengo miedo, tengo calor…" Pensó al cerrar los ojos victima de la misteriosa fiebre que invadía cada poro y músculo de su cuerpo.

Ella escuchó como alguien abrió la puerta de su celda…

Abrió los ojos, era el cegador negro (reconocía su silueta), se acercó apresurado, oía su voz dejando la puerta entreabierta, pero no sabía que decía, hasta que ella le dijo.

—Kaneki siento que me quemo, me cuesta respirar…

Solo noto como él se quito los guantes y le tomó la temperatura de su frente con la palma de la mano, el cegador tomó su celular usando la linterna del mismo y apunto a sus ojos sin lastimarle la vista sosteniéndole ligeramente el parpado izquierdo para que no parpadeara.

—Tienes las pupilas dilatadas…como si estuvieras drogada—Dijo Kaneki asombrado.

La levanto de la espalda para sostenerla y puso la cabeza en su pecho para escuchar su corazón (que en esos bombeaba sangre como loco).

Ella se sintió sensible con ese toque, soltó un quejido (o quizás un gemido) y él se aparto rápidamente (tal vez pensó que la había lastimado), se sentía envuelta en una sensación tan atrapante que empezó a retorcer las piernas al ver a Kaneki, como si envuelta en su misteriosa enfermedad irónicamente él volviera a hacer su elixir, su extraña cura.

—Kaneki…quiero hacerte algo, pero no quiero al mismo tiempo—dijo sonrojada cuando todavía él le sostenía la espalda.

Él la miro confundido sin decir nada, hasta que ella con su fuerza lo empujo al suelo, se posiciono arriba de él sentada a horcajadas en el regazo del cegador negro, con las piernas rodeando la cadera de Kaneki, él intentó zafarse, pero se detuvo cuando ella comenzó a deslizarse el camisón de los hombros (ya tenía mucho calor como si estuviera siendo cocinada primero a fuego lento y ahora a las brasas), mostrando su torso desnudo desde sus hombros hasta el inicio de la cadera estaba expuesta jadeando profundamente, el cegador negro la miraba incrédulo con la boca ligeramente abierta.

…Pero por alguna razón, ella al ver la mirada del cegador negro las lagrimas comenzaron a surgir de sus ojos morados, escondiendo el rostro en las palmas de las manos, como si por un segundo fuera consiente de lo que estaba haciendo.

Kaneki aprovechó para enderezar la espalda y sentarse, sintiendo como las piernas de Rize rodeaban su cadera, volteando hacia la entrada de la celda con temor de que alguien los viera.

—Rize, ¿qué sucede?—Kaneki intentó que ella apartara las manos del rostro para que lo mirara, pero Rize no cedía, él al tocar los hombros desnudos de la prisionera estaban ardiendo.

—Quiero hacerlo…—Respondió Rize despegando las manos del rostro húmedo de las lagrimas, sonaba frustrada—.¡Pero a la vez no quiero, lo deseo, pero no quiero de esta manera!

Él pareció entender…

Todavía llorando y semidesnuda él le puso de nuevo el camisón deslizándole con cuidado las mangas por sus brazos con gentileza. Inesperadamente ocurrió un apagón y aprovechando la oscuridad él la abrazó cargándola con un movimiento colocando un brazo bajo sus muslos haciendo que ella lo abrazara de los hombros. Salieron de su celda al exterior rápidamente, deslizándose entre las penumbras del apagón.

Rize sintió que entraban a otra habitación, pero ¿dónde estaban?, ella no sabía hasta que olfateo el olor a alcohol etílico y medicina, él cerró la puerta recargándose con la espalda y puso el seguro por adentro, caminó hasta el fondo del cuarto.

La hizo sentarse en un piso extraño, frío y pulido, todavía estaba oscuro, pero arriba había una pequeña ventana que proyectaba una pequeña luz en ese extraño y pequeño lugar, escucho como él abría el agua de una llave y una lluvia inesperada mojo su cabeza, estaba en una regadera. Rize al principio quiso salirse, pero Kaneki se metió con ella abrazándola mojándose también diciendo que era para que se le bajara la fiebre (secretamente al igual que él); Pronto el fuego que sentía fue remplazado por el frío, pero Kaneki seguía abrazándola para que no perdiera calor estando él de rodillas y al igual que ella, no recuerda la última vez que sintió su cuerpo mojado en su totalidad por el agua. Rize enterró el rostro en el hueco del cuello y hombro de Kaneki, mientras sentía como el agua corría por toda su espalda.

Cuando ella se sintió desfallecer Kaneki volvió a ponerse de pie y cambiar la temperatura del agua ahora era tibia, aun con las sombras noto la figura del cegador negro salir mojado, no se atrevió más que abrazarla sin incomodarla, él busco a tientas una sabana del consultorio para secarse.

—Puedes darte un baño si lo deseas, te buscare algo para que te seques y para que te vistas. —Solo se podía ver la silueta de Kaneki y como le daba la espalda para que ella tuviera privacidad.

Rize cerró la cortina de la regadera y se deslizo de su ropa quedando desnuda, busco a tientas y encontró un jabón envuelto lo puso a la luz de la ventana comprobando que era para aseo personal, lo olfateo, tenía olor a nuevo y era similar a los que daban a los enfermos en los hospitales luego de una operación (para su desgracia conocía bien el olor), hizo suficiente espuma para darse un baño de manera rápida, tallando todas las partes de su cuerpo sintiendo satisfacción, solo duro en la regadera 5 minutos aproximadamente, sabía que todo era demasiado para ser solo una coincidencia del destino.

Kaneki le paso una sabana blanca por arriba de la regadera para que se secara, ella se seco oliendo la sabana que llevaba un olor a limpio, pero a encerrado (como si hubiera estado guardada por mucho tiempo). Salió envuelta en la sabana como si usara una túnica, Kaneki estaba de espaldas sin usar su gabardina (que debía estar empapada).

—Está bien Kaneki está muy oscuro…puedes voltear—Dijo Rize abrazándose más con la sabana.

Él lentamente se volteó para estar frente a ella y aunque la oscuridad estuviera casi de manera omnipresente sabía que él la observaba de pies a cabeza.

Él le dio una bata de operación para que se pudiera cambiar, hasta que ella toco la prenda fue cómo si despertara de una alucinación.

—Kaneki…¿Qué me paso? ¿Qué estuve a punto de hacer…?.—Su voz sonó quebrosa, él la tomo de la mano para sentir su pulso, estaba estable, pero le temblaban las manos haciendo que la prenda se le cayera.

—Rize tienes que decirme quien te lo está haciendo, sospecho que alguien te ha estado chantajeando, sea quien sea de nada servirá que lo ocultes, lo que te dieron si no mal equivoco fue un alucinógeno, un estimulante para que hicieras algo…de que te arrepentirías después, por favor.

Rize miraba atónita a Kaneki, sintió como las manos se le quedaban dormidas y tuvo muchas ganas de vomitar, si Nimura era quien lo había hecho él planeaba aprovecharse de ese fuego que ella estaba sintiendo, se agacho haciéndose un ovillo gritando la única palabra que le venía en ese momento.

—¡Bastardo!

Kaneki se agacho a su lado y ella finalmente dejo su atadura de terror.

—¿Quién fue? —Le preguntó él.

—Nimura, Furuta Nimura, él ha intentado dormirme con unas sustancias que ha estado poniendo en mi comida desde que llegue aquí, me tiene amenazada…

—¿Cómo?

—Tiene amenazado a mi padre y me puso un aparato de electrochoques en la base de mi kagune, oprime un botón de un bolígrafo y siento una descarga eléctrica, también cuando quiero manifestar mi kagune.

Kaneki la miraba atónito, todo encajaba en Rize: su anorexia inicial, su miedo, la mirada desafiante de Nimura hacia ella, el veneno que circulo por kokuria, pero…

—¿Por qué? —Preguntó Kaneki.

—No se lo quiere conmigo, pero apuesto que es para devolverme al Doctor Kanou.

—¡¿Se conocen?!

—Él fue quien nos tiró las vigas de acero…el hombre de la mascara de payaso.

Kaneki se quedo pasmado, se le vino la memoria de aquel recuerdo que tuvo hace mucho tiempo, cuando ocurrió el accidente él también había visto la mascara de payaso haciendo la seña de V con la mano.

—Kaneki yo me siento horrible…—Volvió a hablar Rize enderezando la espalda, dejando sorprendido a Kaneki—.Desde que estoy aquí no puedo resolver los problemas en los que me meto.

—Rize…

—Mírame, llegue aquí desamparada y no puedo solucionar nada, ni siquiera tengo derecho a pedir tu ayuda—Ella comenzó a llorar frustrada frente a él.

—Basta—Kaneki la tomo de las hombros.

—Es que no lo entiendo, ¿por qué me ayudas? ¡Si yo quise comerte en primer lugar!

Kaneki la abrazó inesperadamente haciendo que ella se quedara muda, fue un momento en que ambos se quedaron en silencio, ambos de rodillas, sin mover un músculo, fue poco tiempo en que estuvieron así, pero ambos sintieron que habían pasado horas.

—¿Por qué?... —Ella volvió a preguntar con su voz quebrada.

—Nunca podría odiarte, eres una parte de mí…en todo este tiempo me agradas más de lo que imaginas y pensar que mueras o te vuelvan a torturar me hace sentir muerto en vida.

Rize le correspondió el abrazo, pasando los brazos por la cintura de Kaneki, recargando la mejilla sobre el hombro del cegador negro.

—…gracias—Dijo ella de manera suave como si temiera que alguien más los escuchara.

Él solo acarició la cabeza semi húmeda, se separaron de poco a poco, hasta que ella más calmada le contó que le había pedido que se separara de ella ayer porque Nimura quería ella lo matará a cambio que le daría "su libertad", Kaneki chasqueó su lengua, quien diría que la persona a la que llamaba "compañero" era él mismo sujeto que les había arrojado las vigas de metal, si que era una casualidad retorcida, pero había otro detalle importante…

—Dices que te puso un aparato en la cintura—Dijo Kaneki.

—Si, lo tengo por dentro, debo mostrarte…

Él con toda la situación no pensó por un momento a que se refería Rize con "mostrarle", hasta que ella dio la espalda echando el cabello hacía el frente y empezó a descubrir su espalda desnuda frente a él, la sabana que cubría la desnudez de Rize llegó hasta el inició de sus glúteos. Kaneki se sonrojo, ya que a pesar de estar a oscuras podía distinguir bien la piel de Rize (de hecho él tuvo que darle la espalda cuando ella se estaba bañando porque se notaba a contraluz la silueta desnuda de la pelimorada y ni hablar cuando hace unos momentos cuando entró a la celda 1220).

Su subconsciente no borraría esas imágenes de ella…

—No tienes porque hacerlo, te creo…—Dijo él un tanto apenado, recordando que ella había llorado en la celda estando semi desnuda, no quería incomodarla más.

—No, necesito que veas—Ella dijo determinada, con un brazo cubriéndose el pecho y con la otra mano buscando en su espalda baja la localización del aparato—.Pon tu mano donde está la mía.

Él obedeció y cuando los de dedos puntiagudos de textura rugosa tocaron la piel suave de Rize, él comenzó a sudar.

—Voy a intentar activar mi kagune, no te asustes—dijo Rize mirándolo, cubriéndose el pecho con ambos brazos como si se abrazara así misma.

Él no despego los dedos asintiendo.

De pronto Kaneki sintió una extraña vibración de la espalda de Rize, era notoria y casi por instinto quito la mano, ella soltó un quejido doloroso, volteándolo a ver, él noto como los ojos morados ahora estaban negros de las escleróticas y el iris estaba rojo. Toda la vergüenza que sintió Kaneki por tenerla casi desnuda frente a él se desvaneció por completo, comenzó a palpar la zona en donde había sentido la vibración, no podía creerlo, saco celular del bolsillo de su pantalón y con la linterna ilumino la espalda de Rize, no veía nada, ninguna marca o cicatriz.

—¿Crees que puedas hacerlo una última vez? —Preguntó Kaneki mirando con seriedad a Rize.

—Si, solo podre unos segundos.

Él miró atento, iluminando la piel recordando donde estaba el aparato (notando que ella tenía un lunar cerca del inicio de los glúteos del lado izquierdo). Cuando ella activo su kagune, él noto como la piel a penas emitía una pequeño movimiento, pero Kaneki palpando la piel no había duda que ella tenía algo incrustado en donde se supone que tenía su kagune, cuando ella se detuvo por el dolor, él volvió a ponerle la sabana en la espalda frotándole el hombro intentando reconfortarla, apretó los dientes con el pensamiento que Furuta la estuvo torturando frente a sus narices todo este tiempo.

—Si pudiera…yo misma me habría arrancado el aparato con un cuchillo—Dijo Rize frustrada temblando y cerrando los puños fuertemente.

Ella se volteó para verlo con ojos cansados, su cuerpo ya no revelaba rastro de desnudez más que sus brazos, hombros y cuello; él se descubrió la manga ofreciéndole su antebrazo a Rize para que lo mordiera y recuperara energía, ella entendió perfectamente el mensaje tomando su brazo para morderlo con fuerza haciendo que la sangre corriera por su piel y la boca de Rize. Él de poco a poco dejo de comenzar a sentir dolor, por más que ella hiciera presión en ese momento no sentía nada, inclusive si Rize le hubiera arrancado un pedazo de carne a él no le habría importado.

No podían quedarse en el consultorio, todavía eran horas de trabajo y en cualquier momento volvería la luz y notarían la ausencia de Rize.

—Gracias…—Ella susurro limpiándose con una sabana la boca manchada por beber sangre.

Él solo asintió.

Ambos se pusieron de pie, Kaneki le dio la espalda para que ella pudiera colocarse la muda de ropa nueva, cuando ella estuvo vestida, Kaneki tomo la sabana mojada de Rize con el uniforme, su propia gabardina que estaba empapada y las puso en una bolsa ocultándola en el ducto de ventilación, luego vendría por la bolsa.

Pero Rize todavía tenía el cabello semi húmedo y no llevaba el uniforme, con más razón tenían que apresurarse…

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Kaneki y Rize corrieron rápidamente de la mano, todavía en la oscuridad intentando no toparse a nadie en la oscuridad, hasta que cuando llegaron a la celda 1220 Arima y Furuta estaban discutiendo enfrente de la celda.

—¡¿Cómo se escapo la prisionera en un apagón?!, no se pueden abrir las puertas sin una llave maestra—Esa era la voz de Furuta que estaba en un estado entre el cólera y la angustia.

—A penas llegue aquí y ya se están escapando los prisioneros, no quiero saber cómo será pasado mañana—Arima respondió resoplando como si tuviera un dolor de cabeza.

—Iré a buscarla, no pudo ir lejos.

Cuando los dos caminaron juntos para averiguar el paradero de la prisionera 1220, Kaneki y Rize ya estaban a cinco pasos enfrente de ellos.

Instintivamente los dos se soltaron de la mano, cuando sorprendieron a Furuta y Arima, pero al mismo tiempo se quedaron congelados con la explicación que tendrían que darles a las dos palomas.

—He encontrado a la prisionera 1220—Dijo Kaneki lo más neutral que pudo en un momento así.

La luz de la prisión volvió.

—¿Cómo…? —Preguntó Arima.

—No lo tengo claro, quizás su celda…

—Tú no Haise, le pregunto a ella—Interrumpió Arima mirando fijamente a Rize.

Los tres investigadores se quedaron callados todos esperando la respuesta de la pelimorada. Por su parte Rize que no sabía cual era la respuesta correcta si mentir inventándose una historia fantástica o diciendo exactamente de porque estaba fuera de su celda, así que optó por mentirle a Arima con tintes de verdad.

—Me escape de mi celda, alguien ya había dejado la puerta entreabierta, lo hice porque después de comer sentí una fiebre increíble como una gran impulso de adrenalina.

—¿Por qué no llevas el uniforme y llevas el cabello húmedo? —Arima se cruzo de brazos.

—Corrí desnuda y termine en un cuarto donde me moje la cabeza, sentía mucho calor, no lo pude resistir, me tope en el camino con el investigador Haise en la carrera.

—¿Eso es cierto Haise? —Preguntó Arima.

—Si, la encontré uno de los baños de este piso, ya estaba desmayada, de hecho tenía las pupilas dilatadas cómo si estuviera drogada, opte por cargarla y ponerle una bata de operación del consultorio del doctor, no encontré su uniforme—Respondió Kaneki serio ante su mentor.

—¿No consideraste que era peligroso? —Preguntó Arima.

—Tengo entendido que ella no es peligrosa, a penas recobro bien el sentido no la considere una amenaza—Kaneki ajusto sus lentes, intentando sonar lo más frío y profesional que podía en una situación como esa.

Hubo un extraño silencio, con la supuesta historia de cómo había escapado la prisionera 1220. Furuta solo se había quedado mudo con toda la situación, al parecer los planes se le habían volteado.

—Sea como sea, la prisionera rompió una de las reglas de prisioneros de kokuria…—Arima hablo con neutralidad.

—¿Va ser ejecutada? —Preguntó Kaneki.

—No esta noche, es un tema que hablaremos en la junta del CCG, les iré avisando de una vez, pasado mañana la mayoría del cuerpo del CCG irá a dar el golpe final a la isla de Rue, nosotros nos quedaremos en kokuria para defenderla de un posible ataque, por lo tanto habrá una gran purga en la prisión—Explicó el cegador blanco.

Rize sintió con esa última frase un gran nudo en el estomago, volteo la mirada a Kaneki y luego a Furuta, ambos estaban serios por esas palabras.

—¿Entonces en dos días, yo…?—Rize no pudo terminar la frase.

—Así es, serás ejecutada prisionera 1220—Concluyó Arima mirándola con frialdad como el cruel juez que dicta la condena.

Ella encorvo la espalda sosteniéndose el estomago con una mano y tapándose la boca con la otra, los tres hombres se sorprendieron cuando ella comenzó a contener su vomito con la palma de la mano. Arima abrió su celda y la hizo entrar haciendo que corriera al cubículo del baño, sin saberlo por el susto y él tiempo su cuerpo expulsó las drogas de la cena.

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Faltaba una media hora para la supuesta junta que iba a tener el CCG, Arima invitó a Kaneki a tal reunión y él le dijo que asistiría, pero tendría que ir primero a casa. Volvió como al inicio de ese caótico día a tomar el elevador junto con Furuta.

Ambos compañeros permanecieron callados cuando iban subiendo los pisos hacia la recepción. Furuta lo miró de reojo notando como tenía el cabello semi húmedo y las rodillas del pantalón mojadas, de repente rompió el silencio.

—Fue una suerte que te encontrarás a la prisionera 1220, hubiera sido peligroso si ella hubiera atacado a alguien en el camino.

—Si…—Respondió Kaneki tajante.

Furuta no se veía contento en vista de toda la situación, hasta que para comprobar una pequeña teoría hizo una pregunta para desafiar la cordura y credibilidad del cegador negro.

—¿Sabías que ella tiene un pequeño lunar bajo la última vertebra de la columna del lado izquierdo?

El cegador negro tardó en responder.

—¿Qué…?—Contestó Kaneki atónito.

—Si, obviamente no se le ve si usa traje de baño o ropa interior, es una pequeña marca de nacimiento, un perfecto y pequeño círculo negro.

El elevador abrió sus puertas, cuando Furuta iba a salir sin decir nada más dejando a Kaneki solo en el elevador (que se veía sorprendido y hasta asustado por tal comentario). Furuta al poner un pie fuera del elevador sintió como Kaneki lo sujetaba del cuello del saco con fuerza estrujando la tela sin decir nada.

—¿Qué…?—Furuta se volteó para preguntar por el comportamiento del cegador negro, pero no termino la frase porque Kaneki ya lo había arrastrado violentamente devuelva al elevador, notando que la mirada del cegador delataba que quería asesinarlo y que apretaba los dientes, inclusive los globos oculares estaban inyectados en sangre como si se le hubieran irritado.

Sin casi tener tiempo para reaccionar, Furuta sintió como su cuerpo se estrello violentamente contra la pared del elevador y que Kaneki comenzó a golpearlo a puño limpio en el rostro con fuerza cuando su cuerpo toco el suelo, dos compañeros se dieron cuenta al otro lado del elevador, corriendo para ayudarlo, pero desafortunadamente las puertas del elevador volvieron a cerrarse.