Tercer cumpleaños


El tercer cumpleaños no fue más calmado que los anteriores, igualmente en la casa común de los vocaloids pero con la mitad pudiendo salir al pequeño bosque que rodeaba la mansión.

Yuki había entrado a la secundaria, y aunque pocas de sus amigas le habían seguido, seguía sin perder contacto con ellas, en especial con sus amigas principales, Rana, Una y Kiritan. Todas ellas se habían vuelto cercanas durante el inicio de la nueva fase de sus vidas, y en esa fiesta lo demostraban juntándose todas.

Eso fue cuando Len y Rin llegaron, eran ya adolecentes bien entrados en su desarrollo y los dos iban con un conjunto parejo de blanco con detalles dorados que imitaban los instrumentos musicales. En cuanto llegaron, las amigas de Yuki lo señalaron y llamaron la atención de Yuki, provocando que ella se sonrojara. De lo poco que conocían era que ella tenía un enorme "crush" en el Kagamine, pero nada más.

-Vaya... ahora veo porque Yuki está tan interesada en que vengamos... -dijo Rin tomando la mano en secreto de su hermano-. O mejor dicho, que tú justamente vengas.

-Ya sabes que soy todo un rompecorazones... -respondió Len, fingiendo demencia.

-Y espero que lo sigas siendo -dijo Rin mientras que se acercaba más a Len y abrazaba su brazo con recelo como si tratara de advertirle a la vez de protegerlo-. La única razón por la cual no me atemoriza Yuki es porque sé que no eres un loliconero... solo por eso bajo la guardia con ella... -admitió, sabiendo que era algo de lo cual podía hablar con su hermano, pues su relación ya era tan íntima como para poder reconocer esas cosas.

-R-Rin... vamos, no tienes que ponerte a la defensiva con nadie -le dijo Len con seguridad, pretendiendo también que lo ocurrido en años anteriores no había pasado, y pretendiendo que no haría algo similar en este mismo-. Después de todo, Yuki ni siquiera...

Pero antes de que pudiera hablar de eso, Kiritan se acercó a Rin, jalando su brazo para mandarla a jugar ese juego de baile que habían llevado que tanto Miku presumía, y de forma casi involuntaria, la forzó a empezar una partida para defender su título de campeona.

Habiendose alejado, Rana y Una se acercaron a Len y lentamente lo llevaron hasta Yuki.

-Eh... Hola Yuki -saludó, entregándole el regalo que Rin había elegido, un lindo vestido rojo que de hecho, no le quedaría sino hasta dentro de unos cuantos años, solo porque la Kagamine no se molestó en comprar algo de la talla de Yuki.

-Gracias por el regalo de Rin... -dijo Yuki poniendo de lado el vestido y manteniendolo ahí por los próximos años-. ahora... ¿Te gustaría darme mi regalo?

Preguntó ella con cierto grado de atrevimiento, colocando sus manos a los lados de sus mejillas. Una y Rana se rieron al verlos desde lejos, pero solo porque querían ayudar a su amiga. Ellas fueron las dos que los hicieron quedarse juntos durante los siguientes minutos, dejándoles hablar un poco. Yuki estaba emocionada por contarle a Len acerca de sus experiencias en la escuela y la forma en la que se había ido acostumbrando a las nuevas clases, y cómo no podía ser de otra forma, Len ofecía sus propias experiencias y sus consejos acerca de tal o cual problema que Yuki tuvo en sus primeros días.

Luego de eso, y viendo que ya todo estaba prepardo, Rana se aceró a Yuki y le dio una señal en la forma de un pequeño pellizco en la mano. De nuevo, tal y como Yuki lo había practicado, se acercó a Len.

-O-oye Len... ¿recuerdas lo de mi regalo? -su voz claramente temblaba y parecía mirar al suelo como no queriendo analizar la reacción de Len ante sus próximas oraciones.

-Si... recuerdo eso... aun sigues en pie tu idea de... ¿besarnos más? -dijo Len, entre nervioso de ser escuchado y deseoso de ver un poco cómo Yuki se retractaba.

-Si... mucho -confirmó ella, mirándolo a los ojos-. hay un lugar en donde podemos besarnos sin ningún problema...

-Eh... espera, Yuki, seguimos en tu fiesta, no sé si se pueda...

-Tranquilo... he conseguido un lugar privado... -le tomó de la mano, habiendo pensando en eso por varios días-. Mira... es un juego que Kiritan aprendió que sus hermanas jugaban... se llama "siete minutos en el paraíso" y es bastante simple, es solo encontrarse en un armario con otra persona y... bueno, hacer todo lo que se quiera...

-!Yuki! -le detuvo Len antes de seguir caminando-. Creo que esos juegos no son para alguien de tu edad... -dijo él avergonzado de tener que mencionar algo así.

-Pero solo quería aprender mejor a besar... -dijo ella mientras le miraba de vuelta-. además... no he besado a nadie más... estuve todo un año esperando a que esto pasara... -le confesó con algo de pena.

-Yuki... creo que deberías de conseguirte un novio de verdad... -pensó Len, todavía en conflicto.

Claro que ya había hecho cosas mucho más serias que eso con Rin... eso no significaba que Rin fuera la clase de persona que le permitiría ponerse más... intenso. Después de todo, su relación con Rin se había vuelto un poco menos intensa, claro que seguían siendo novios en secreto, pero incluso Rin misma se comportaba más libre con respecto a lo que era una relación... en especial porque ella y Len no podían ser pareja de forma pública.

-Len... de verdad... creo que no me interesan otro chicos... -dijo Yuki mientras lo llevaba hasta un pasillo pequeño de la casa que había sido construido de forma intensional para que Miku no pudiera encontrar el armario de los disfraces de otras personas.

En el final del pasillo, había una puerta en blanco, Rana y Una se encontraban a los lados de esta.

-Bienvenidos, y recuerden que no tienen que perderse demasiado, son solo siete minutos -dijo Rana.

-Recuerden no quitarse nada de ropa, respirar, y si uno de los dos se quiere detener, toque la puerta o abrala como si nada y nosotros les ayudaremos a separarse -añadió Una.

-Pueden pasar las veces que quieran -añadió Rana al abrir la puerta guiñandole el ojo a Len y a Yuki.

-Y con las personas que quieran, aunque creo que ustedes no van a pedir esa opción... -añadió Una mientras les cerraba la puerta.

Len vió como la puerta se cerraba y escuchaba a las chicas conversar con tranquilidad: "Y no olviden no tardarse demasiado, que luego Una va a querer meterse con Kiritan", escuchó a Rana decir, para luego escuchar a Una responder con un avergonzado "¡cállate!".

-Tranquilo... ellas son mis amigas más cercanas... no le dirían a nadie de esto -le dijo Yuki-. Ni de niguna otra cosa que vaya a pasar...

Se acercó a Len y lo abrazó por el pecho.

-Está bien si no es lo que quieres... de verdad aprecio mucho lo que has hecho por mi... -dijo tranquilamente Yuki-. Solo que me dejes poder olfatear tu aroma... ya es para mi como un hermoso regalo -admitió completamente sonrojada mientras le miraba con una amplia sonrisa.

-Yuki... no es que no quiera... creo que simplemente no puedo... -dijo sin ser demasiado explicativo.

-Esta bien... lo entiendo... por eso te agradezco haberme besado... debió haber sido algo dificil, pero creo que no se trata de un gusto, sino de un estilo de vida -Len no comprendió muy bien a lo que ella se refería-. Por eso... pese a lo que pase, deseo que tu también lo disfrites.

En ese momento se encendieron, quizá por efecto de alquien en el exterior, las pequeñas luces navideñas con las cuales habían decorado el interior del armario. Era una luz suave que había sido elegida por las amigas de Yuki debido a que las consideraban "cálidas" pero para Len le recordaban un momento tranquilo y silencioso. Miró entonces a Yuki, por primera vez de forma tan directa que podía contemplarla a detalle, como si antes le hubiera tenido miedo de verla directamente. Su cabello era más largo, sus ojos eran tiernos y bellos, tan expresivos y alegres que a veces le sorprendía que pasara desapercivida por muchos de los otros vocaloids. Su cabello también era más largo, y se veía mayor y más con una forma más... encantadora. No se atrevería a decir que se veía sensual, ni algo por el estilo... pero era más encantadora, más pura... besarla no se veía ahora como un acto de crueldad, ni de abuso, no si ella insistía en que era algo mutuo.

-E-eh... esta bien... no me molesta... de hecho me gusta... si me ha gustado... -no pudo mentir.

Incluso si su mente tenía a Rin como su mayor amor, seguía habiendo un pequeño hueco en su mente ue veía a Yuki como la cosa más adorable del planeta.

La pequeña se acercó a él, colocando sus labios contra los de Len, lentamente recibiendo como respuesta un pequeño toque inocente al inicio.

Solo al inicio, Yuki sabía muy bien que esperar, separando sus labios rápidamente para que su lengua pudiera moverse contra la de Len, pasando las dos a tocarse, primero como una simple prueba, pero luego a recorrere mutuamente con plenitud, jugando entre la saliva mutua y saboreandose sin importar nada más.

Yuki se pegó a Len mietras que este se hacía para atrás, dejándose caer un poco contra la pared contraria la de la puerta, inclinándose un poco y sosteniendo a Yuki del torso con un suave abrazo. Podía sentir la respiración de Yuki mientras ella abría más su boca y proponía otra posición distinta para que sus lenguas pudieran sentirse y frotarse, cada una con un sentimiento más y más íntimo y quizá hasta algo obseno.

Pero era su mometo de intimidad que tanto ella quería, podía sentirse protegida, muy cuidada, y Len, pese a su diferencia de tamaño, la sostenía con la delicadeza pero con la fuerza necesaria.

Solo podía escucharse sus gemidos suaves, o al menos eso es lo que Len percibía por parte de Yuki. Abrió ligeramente los ojos, ella hizo lo mismo, sin darse cuenta de que seguían jugando con sus lenguas. Yuki le acarició las mejillas y siguieron el beso por muchos minutos más.

Len jamás había recibido un beso como ese... había besado a Rin muchas beses, pero le tomó mucho tiempo llegar a besar de lengua de esa forma, y las veces en las que era Rin la que iniciaba el beso, este era siempre más rápido de lo que Len podía esperar.

No era sorpresa que su cuerpo entero reaccionara a todo lo que el cuerpo de Yuki tuviera para él, y para cuando el beso terminó, fue solo porque la puerta se abrió y los interrumpió.

-¡Lo sabía! -escuchó Len una voz femenina alzandose desde la puerta recién abierta.

El corazón de Len se aceleró mientras veía quien era, pensando que pronto moriría a las manos de Rin, de forma instintiva se sujetó más de Yuki sin saber lo que esperaba.

-¡Kiritan! -dijo Yui enojada de que los interrumpiera.

-Ya llevaban como quince minutos, no tienes nada que reclamar -dijo ella mientras los miraba a los dos-. Y mírate, tienes solo doce y te metes con un chico mayor que tú... -dijo con una mirada cómplice.

-!N-no tiene nada de malo, Len es aun un adolecente! -dijo Yuki mientras se abrazaba también.

-Está bien, pero solo te quiero decir que no tienes nada que reclamarme -dijo mientras tomaba la mano de un chico alto y moreno, mucho más grande que Len, de cabello negro que le cubría los ojos-. Recuerda, no digo nada si tu no dices nada -añadió Kiritan llevando a su enamorado al mismo armario y encerrándose con él, dejando a Len y a Yuki fuera del sitio.

Los dos volvieron, sin hablar. Estar fuera, en ese otro ambiente más frio era estar como en un planeta diferente. Los dos suspiraron, y bajaron de nuevo a donde encontaron a Rin molesta sentada en una banca sin sus zapatos, habiendose lastimado durante el juego de baile.

Antes de que Len pudiera ir con ella, Yuki le sujetó de la mano, jalándolo consigo misma.

-El siguiente año... te prometo que te daré algo que te va a gustar mucho más -y dicho esto se fue, como si hubiera sido Len el del cumpleaños.


Fin capítulo 3