Si hay alguien leyendo esto (que en serio lo dudo) aquí viene el segundo capítulo de este fic, que espero yo no se alargue más de los treinta capítulos, pero bueno, estamos todos locos. Advertido y bienvenido seas. Ya saben que los corchetes [] representan una canción.
[ (Opening:)
... Hay un gran sol ...
... Astros también ...
... De nuevo camino y me veo bien ...
... Una galaxia para explorar ...
... Aprender astronomía para variar ...
... [Whoa...] ..
... Este es un viaje especial ...
... Y yo sigo sin estar aburrido ...
... Mi universo es divertido ...
... [Whoa... Es muy divertido] ..
... Y yo sigo sin estar aburrido ...
... Mi universo es divertido ...]
Es mi universo muy divertido
Viejas heridas, nuevos verdugos
De acuerdo, esto ya era el colmo. Tres semanas y nada de sus amigos. Ya sabía que lo había arruinado por completo, pero para ser justos, ellos dos no habían sido demasiado amables con él recientemente. El verano ya iba por la mitad, y lo que parecía que podían ser unas vacaciones increíbles junto a sus seres queridos se convirtió en una tortura psicológica de pretender que él chico nuevo no existe.
—"Usted está hablando al teléfono de Milo Murphy, lo más probable es que ahora estoy en medio de una calamidad así que por lo pronto deja tu mensaje después del tono"— Quizás Zack debió rendirse después de la quinta llamada, quizás debió hacerlo después de la vigésimo tercera llamada, quizá debió hacerlo después de la quincuagésima, tal vez en ese punto ya su dignidad no importaba y simplemente debía seguir insistiendo. No puede ignorarlo toda la vida ¿O sí?
—Hola Milo... soy Zack... mira... ya sé que me pasé de la raya. Dije cosas que no quería por la ira que no pude controlar, si tan solo pudiéramos hablar... Yo solo... olvídalo, ni siquiera estoy seguro de que escuches los mensajes de voz... Es solo que los extraño... Aún miro el elefante rosa de peluche que me regalaste el día que completaste la carrera y... Creo que estoy hablando de más... Si escuchas esto por favor llámame...
Los mensajes de texto no tenían mayor suerte, cien, doscientos... Lo mejor era no contarlos, no le gustaría conocer el resultado.
Por su parte, llamar a Melissa tenía el mismo efecto, al parecer, ella protegía demasiado a Milo y después de lo que pasaron y las cosas que dijo, era razonable que ella sintiera empatía por Milo y se enojara directamente con él. "Fenómeno de Pandora" ¿En qué estaba pensando? Realmente no podía controlar la ley de Murphy ni lo que pasaba a su al rededor. No era su culpa que lo abducieran, no era su culpa que casi murieran en él espacio. No quiso decir eso, se arrepentía, le dolía recordarlo. Perder a sus dos mejores y únicos amigos por un arranque de ira. ¡Ellos lo estaban presionando! ¿Cierto? No podía decirlo a ciencia cierta, lo que si podía asegurar es que extrañaba las cosas raras que pasaban, ahora su vida se había vuelto aburrida. Tomó su billetera y se dispuso a salir de su hogar. Ya era demasiado deprimente estar solo como para vivir encerrado. Tenía que tomar aire, caminar, esperar un milagro.
—Dakota ¿Qué estás haciendo?
—Intento hablar con el jefe, no hemos sabido nada desde que regresamos a la tierra.
—Bueno, creo que es de esperarse que después de más de una semana no programada de "vacaciones" seguido de una historia un tanto loca sobre una abducción y un pueblo alienígena siendo salvado por un chico de trece años, ahora estemos un poco...
—¿Despedidos?
—Completamente
Cavendish suspiró, su única fuente de ingresos era realizar trabajos de recolección de basura para una organización de misterios paranormales, ahora ni para pagar el alquiler tenían.
—¿Qué vamos a hacer?
—¿Tu crees que los Murphy...?
—¡Definitivamente no!— La ira de Sara era palpable — ¡Ya tenemos suficiente con que Doofenshmirtz viva aquí! ¡Y no parece que quiera irse! ¡¿Ahora ustedes también quieren invadir nuestro hogar?!
—Hija, tranquilízate, recuerda que Cavendish y Dakota perdieron sus trabajos por salvar a Milo, lo menos que podemos hacer es dejarlos vivir aquí un tiempo hasta que se recuperen... Bueno, si tu estás de acuerdo, querida.
El señor Murphy preguntó educadamente a su esposa.
—Supongo... que pueden quedarse en el sótano...
—Muchas gracias señores Murphy, les prometo que ni siquiera notarán nuestra presencia por aquí.
Desafortunadamente Dakota iba ingresando al hogar Murphy con una pila enorme de cajas que hicieron que uno de los muñecos colecciona bles del Doctor Zone de Sara que se hallaba en uno de los estantes cayera estrepitosamente al suelo, rompiéndose en mil pedazos. Sara entonces subió haciendo una rabieta de ira a su habitación, donde cerró dando un portazo.
—Eso fue dramático.
Milo descendió lentamente desde su habitación en esos momentos, portaba una bonita pijama color rojo que se notaba que se encontraba en sobre uso, puesto que ya contaba con varias manchas de comida, su cabello habitualmente formado como copete estaba hecho un desastre. En su rostro se notaba que acababa de levantarse, sus ojeras estaban profundamente marcadas y su mueca de disgusto contrastaba con su habitual sonrisa.
—¡Hola, Milo!—Dakota mostraba su habitual animosidad.
—Cavendish... Dakota... ¿Qué hacen aquí? —Respondió él chico completamente desanimado. Aunque realmente lo hizo por compromiso.
—Ahora vivimos aquí con ustedes y...
—¡Milo Peligro Murphy! —En la voz de su madre se notaba cierto enfado—¡¿Son las tres de la tarde y tu sigues en pijama?!
—...—
Milo tomó un plátano de la cocina y se dirigió nuevamente a su habitación, sinceramente no tenía ganas de escuchar los sermones de nadie.
—Martin, me preocupa nuestro hijo, ha estado así desde que regresaron a la tierra. No quiere salir, casi no come, se duerme hasta muy tarde, ya no parece ser él mismo...
—Lo sé, Bridgette, Quién sabe que habrá pasado ahí... — El sujeto dudó por un segundo... —Ustedes, Cavendish, Dakota... ¿Tienen alguna idea de por qué está así?
Los dos viajeros del tiempo se miraron durante un segundo, dudaron el contarles lo sucedido pero al final de cuentas, eran sus padres y merecían una explicación, por lo que Dakota comenzó a explicar.
—Cuándo estábamos perdidos... Zack hizo algo que hizo a molestar a Milo, por lo que discutieron...
—¿Una discusión fuerte? —Preguntó la mamá del chico.
—Bastante, diría yo, jamás había visto a Milo comportarse de tal manera...— Respondió el más alto de los dos con su habitual acento inglés.
—Prácticamente se estaban gritando el uno al otro hasta que Zack dijo algo y terminó la discusión...
—¿Qué fue lo que dijo?
—No estoy bastante seguro, algo relacionado a lo de la caja... ya saben, esa caja mitológica que guarda desastres...
—¿La caja de Pandora?— Preguntaron los padres del chico al unísono
—¡Si! ¡Exactamente!
—¿Le dijo "Fenómeno de Pandora"?
—Wow, ustedes son brujos ¿verdad?
Los padres de Milo acababan de entender a la perfección por lo que estaba pasando su hijo y como una simple frase inoportuna al azar dicha en el momento equivocado por la persona más equivocada de todas las posibles personas que pudieron haber dicho eso llevaron a su hijo al estado en el que se encontraba.
—Donnie— Pronunciaron los dos al mismo tiempo.
—¿Quien es Donnie?
—Verán...
Lo que ellos no sabían es que Milo pudo escuchar esa conversación desde su habitación. O por lo menos la parte que no debía escuchar. Ese maldito apodo que le traía tan malos recuerdos. No fue su culpa ¿O sí? Las cosas que sucedían a su al rededor eran aleatorias. No podía controlar nada a su voluntad.
La oscuridad inundaba su cuarto. Las persianas cerradas impedían el paso de cualquier luz, así como su puerta recientemente cerrada también impedía el paso del sonido. Subió las escaleras de su litera/escritorio y volvió a recostarse, cubriéndose completamente con su manta. La humedad en sus mejillas era un símbolo más de sus sollozos. Miles de pensamientos rondaban por su cabeza «No fue mi culpa» «¿Si lo fue?» «A Donnie no le hubiera pasado nada si no me hubiera conocido» «No es algo que yo pueda controlar» «¿Las personas estarían mejor sin mi?»
Pero su desfile de auto compasión fue interrumpido por el sonido de su celular sonando de nuevo junto a la cabecera de su cama. ¿Remitente? "Zack U." Aún se molestaba en tratar de contactarlo. A pesar de escuchar sus primeras cincuenta disculpas una parte de él seguía dolida por aquellas palabras feas que escuchó de su parte. Además de ese otro asuntillo...
Siendo justos, él tuvo la culpa por haber reaccionado así. Aún no sabía exactamente que fue lo que lo había detonado, ¿Estrés de estar en otro planeta? ¿Ansiedad por regresar a casa? ¿Frustración porque la Ley de Murphy nuevamente afectaba a sus seres queridos? ¿O acaso era algo más...?
Sea como fuere, una vez más alejaba a las personas que le importaban. Él solamente quería ayudar. No sabía que había un agujero en la nave. Pero puso en peligro a todos... Y a si mismo. ¿Y si no lo hubiera rescatado? Ahora su mejor amigo no sería más que un recuerdo. Un simple recuerdo de cómo ser amigo de Milo Murphy era una sentencia de muerte.
Finalmente había dado en él clavo, su rabiar fue provocado por la idea de perder a su mejor amigo en el vacío del espacio. No sabía que hubiera hecho si eso ocurría. No podría soportarlo. Si, eso debía ser, seguramente. ¿No?
A pesar de todo, ya no tenía ganas de escuchar sus mensajes de voz, estaba cansado, lo único que quería era descansar de todo. Arrojó su celular lo más fuerte que pudo. El aparato cayó sobre una regla que se encontraba al borde de caer. La ley de Murphy actuó por inercia. El movimiento provocó que uno de los adornos alojados en una repisa sobre aquella regla cayeran directamente, provocando un efecto catapulta que le regresó su teléfono a su cama. Para colmo, sus audífonos también fueron catapultados de sabrá Dios donde cariños, y cayeron sobre él botón de "reproducir mensaje de voz".
Milo maldijo por lo bajo su propia maldición, cosa que hacía mucho tiempo no hacía. Tomó su teléfono y buscó la manera de detener el mensaje, pero al parecer estaba bloqueado sin posibilidad de hacer nada más.
"Creo que estoy hablando de más... Si escuchas esto por favor llámame..."
No era tan sencillo, había mucho dolor dentro de sí, y seguramente él jamás sería capaz de entender... No desde su perspectiva donde todo es normal
Cavendish y Dakota se encontraban en el sótano de los Murphy, desempacando sus cosas, preparados para vivir una temporada con la ley de Milo Murphy.
—Esa historia del chico Donnie estuvo muy intensa, Cavendish.
—Lo sé, no puedo ni imaginar lo que está sintiendo ahora el joven Murphy.
—Solo espero que él y su amigo puedan resolver sus diferencias.
—Por ahora ambos necesitan tiempo y un poco de distancia.
—Van a...
—Sin chistes de física, Dakota
—Okay okay...
Uno de los aparatos que aún faltaba por desempacar era el cronoteléfono portátil que inadvertidamente comenzó a sonar en alguna de las cajas. Ambos sujetos comenzaron la búsqueda en todas las cajas, hasta que él joven de cabello chino lo encontró primero. Se sorprendió al percatarse que era el señor Block desde 2175.
—¡Ustedes dos! ¡Tontos! ¡Aún tienen oportunidad de...!
Sin embargo, una nube de gas púrpura cubrió por completo la señal, que finalmente se perdió. Dakota intentó contactar nuevamente a su antiguo jefe, pero era inútil. "El destinatario especificado no existe, favor de verificarlo, gracias".
—Eso fue extraño.
—Olvídate de eso y ayúdame a desempacar.
En varias partes del universo cosas extrañas comenzaban a suceder. Constelaciones completas desaparecían para dar paso a nuevas alineaciones estelares. Algunos planetas sufrían alteraciones en sus ciclos solares. La gravedad de cada uno comenzaba a cambiar poco a poco. Incluso algunos puntos de salto parecían haber sufrido alteraciones severas. Lo que si era bastante seguro es que aquella criatura con forma de nebulosa acababa de plantar su raíz en uno de los planetas más cercanos que desafortunadamente acababa de salir de otra catástrofe.
Siete cristales fueron lanzados a través de todo el universo, utilizando el interespacio como conexión entre varios puntos de la galaxia, sin embargo, el último no pudo alejarse de su punto de origen, ya que fue capturado por una bestia voladora...
Vaya que tres semanas no pasaban en vano. Parecía una eternidad sin la compañía de sus dos mejores amigos. Melissa se lo dejó bastante claro. «Mientras no arregles las cosas con Milo y él te perdone, no me interesa saber de ti». Lo intentaba, era enserio que lo intentaba. ¿Y si no lo lograba? ¿Y si aquella era su última aventura juntos? No se lo perdonaría, tenía que regresar a la normalidad.
[ (José José intensifies)
... Que triste fue decirnos adiós ...
... Cuándo convivíamos mááááás ...
... Hasta el ornitorrinco emigróóóó ...
... Presagiando el adiós ...
... Hoy quiero saborear mi dolor ...
... Pido compasión y piedad ...
... La historia de amistad se perdió ... ]
Zack se retiró los audífonos y los guardó en su bolsillo. La música mexicana no lo estaba ayudando. Aún caminando por la calle y tratando de distraerse seguía sintiéndose mal. Se preguntaba si debía ir en persona a casa de Milo. Solo podía considerarlo. ¿Qué podría decirle? Se imaginó un escenario en el que sus padres se enteraron de lo que le dijo. Seguramente lo expulsarían de su hogar sin compasión alguna. Aún así no entendía, ¿que fue exactamente lo que hizo tan mal? No era la primera vez que discutía con Milo por algún asunto relacionado a la ley de Murphy. Sinceramente estuvo a punto de abandonarlo él día que se conocieron pero al final no pudo soportar el encanto Murphy. Tampoco es que le gustara que su vida peligrara todos los días. Pero lo valía. Aquél día su paciencia no le dio para más. Llevaba tiempo actuando raro, desde antes de ser abducido por los aliens. Hacía poco contacto visual y casi no interactuaban a no ser de que estuvieran los tres reunidos. Pero esa vez fue peor. Fue como si todo lo malo que había hecho estuviera siendo pagado por la indiferencia de sus amigos. Le dolió, le dolió demasiado. Era como ser un completo extraño ante las personas que más quería. Era obvio que todos estaban estresados y ansiosos por la situación que vivían, pero el pobre chico de cabello oscuro tenía su límite. Realmente no pensaba eso de Milo. ¿Cómo podría? No es un fenómeno. No es una caja de problemas. Es un estuche de monerías. Para bien o para mal.
A lo lejos, fuera de una heladería divisó a dos chicos sentados. Uno tenía un brazo de planta y la otra una chamarra blanca sobre una blusa negra. «¿Melissa está saliendo con Bradley?». Su mente entró inmediatamente en conflicto. Por un lado, era la escena más graciosa que se podía imaginar. ¿Con qué cara lo podría volver a mirar ella si salía con Bradley? Pero al mismo tiempo la confusión volvió a su mente. Sus sentimientos hacia ella aún no estaban completamente claros. Después de todo habían pasado algún tiempo juntos últimamente y esa clase de sentimientos podían surgir. A pesar de todo ella era bastante inteligente, única, genial, comprensiva y linda... ¿Linda?
Mejor no pensaría en eso por ahora. Solamente cruzó miradas con ella por un segundo. Para llegar a su destino (ningún lado) debía pasar junto con ellos, así que se decidió a hacerlo lo más rápido que pudo.
—Te lo juro Melissa, este helado es bueno, pero ninguno como el que hacía Carla... cómo la extraño... éramos el uno para el otro... — El brazo de rama limpió su propia lágrima que resbalaba por la mejilla. Melissa miraba al chico con ojos de desagrado. Por una vez tendría que renunciar a sus principios.
—Si... Claro... Oh mira, es Zack... que tiene que hacer algo relacionado a Milo... — No estaba seguro si era buena idea contarle todo lo sucedido a Bradley —¡Zack! ¡Hola!
El chico de la camisa amarilla quedó pasmado durante un segundo. Vio la sonrisa nerviosa de su ¿amiga? y de inmediato comprendió la situación. Lo estaba usando como puerta de escape. Que malvada era ella, lo quería utilizar a pesar de que le negó su apoyo anteriormente. Quizá era su turno de utilizarla un poco para sus fines personales. Frunció un poco el entrecejo y esbozó una sonrisa malévola.
—Hola Bradley... ¿Melissa?... Creí que habías dicho que no...—
—Qué no había que tardar en ir a la florería. Vamos... Lo siento Brad, esto es importante... Te llamo después... O no... — Susurró por lo bajo.
—No te preocupes, si estás ocupada...
—De ninguna manera podemos postergar esto más tiempo, andando...
Bradley miró a los dos con cierta confusión visible en su rostro... —¿Ustedes dos están saliendo?—
—¡Claro que no!—Gritaron los dos al unísono y antes de que él chico del brazo de planta pudiera preguntar otra cosa, Melissa tomó del brazo al otro chico y se lo llevó arrastrando con cierta cara de odio en el rostro.
—Adiós plantita—
Habían pasado ya tres cuadras desde que dejaron atrás a su compañero de la escuela y Melissa aún arrastraba a Zack sin decir ni una palabra.
—Esto es muy ruin hasta para ti, Melissa... ¿Qué pasó con lo que dijiste de que no querías saber de mi? ¿Ahora me usas para escapar de tus citas? ¿A dónde me estás llevando? Y ya me puedes soltar, sé caminar solo.
La chica se detuvo para golpearlo en cuanto escuchó la palabra cita.
—Cállate, eso no era una cita. Brad me estuvo molestando estas últimas semanas para que saliera con él por un helado. Al parecer se percató que ya no pasamos tiempo juntos los tres... En cuánto a lo demás, dije que no quería saber nada de ti hasta que resolvieras tus asuntos con Milo y que iríamos a la florería... Ambas afirmaciones son ciertas... Te voy a ayudar a resolver esto...
—Me vas a ayudar a contentarme con Milo... ¿Por qué no lo hiciste cuándo te lo pedí hace tres semanas? ¿Y por qué a la florería?
—No pensé que fueras tan incapaz de arreglar tus propios problemas... A Milo le encantan las flores de manzano, las campanas de Irlanda y los Zephyrs... Después iremos a la pastelería, le comprarás unos pretzels cubiertos de chocolate e irás a su casa directamente a disculparte por recordarle a Donnie...
—¿Donnie? ¿Quién es Donnie?...
Melissa paró en seco en cuánto escuchó ambas preguntas. Como pudo ser tan tonta. Olvidó por completo que Zack no tenía tanto tiempo de conocer a Milo. Además no es una historia que Milo acostumbre contar.
—¿Quieres decir que no sabes quién es Donnie? ¿O la historia del "Fenómeno de Pandora"?
—No...
Milo se encontraba tomando una ducha... La primera en días. Hacía unos cuántos que había recibido el mensaje de su mejor amiga... «Milo, por favor ven a la heladería conmigo. Ya no soporto a Bradley. Te invito lo que quieras ». Después de mucho considerarlo, decidió que debía terminar con la autocompasión y con su actitud depresiva. ¡Era el chico más positivo de la ciudad por amor de dios! Tenía que hacerle honor al título. Aún así no quería quebrarse frente a ella. Debía hacer un esfuerzo. Sus sentimientos estaban muy alterados. Pero no era nada que un poco de agua fría, un bonito chaleco tinto y una mochila llena de diversión no pudieran resolver. Perdió la completa noción del tiempo dentro de la ducha, nadando en un mar de pensamientos.
—Se llamaba Donnie Hudson...
—¿Se llamaba? ¿Quieres decir que ya está... tu sabes... recogiendo margaritas?
—No... ¿Qué?... Cállate y déjame contar la historia... —Realmente no le gustaba que la interrumpieran... —Donnie Hudson fue un chico qué se mudó a Danville unos meses después de que conocí a Milo... En realidad a mi no me caía muy bien, usualmente yo me alejaba cuándo él estaba cerca. Pero él y Milo congeniaron rápidamente... Aún recuerdo su primer incidente con la ley de Murphy. El ventilador del techo de la escuela cayó en medio de ellos, dejándolos entre las aspas. A pesar de lo perturbadora que puede ser la ley de Murphy a Donnie le parecía gustar estar cerca de Milo. Con el tiempo se volvieron inseparables. Se sentaban juntos, almorzaban juntos, jugaban juntos. Donnie solía ir mucho a la casa de los Murphy y Milo a su casa. Hacían pijamadas, jugaban videojuegos, iban de campamento, incluso leían el mismo comic del doctor Zone al mismo tiempo.
—Ya entendí, eran muy cercanos.
—Shhh, déjame terminar... ¿En qué me quedé? Oh si. Incluso alguien llegó a inventar el rumor de que los habían visto besarse... Dicho rumor era falso, cabe aclarar. Pero al final de cuentas el punto es que eran muy unidos y cercanos. Incluso más de lo que ahora somos él y yo. Conocían todos los detalles sobre el otro, incluyendo sus secretos más profundos... — Melissa hizo una pausa de diez segundos y suspiro al recordar el enlace de la propia historia que estaba contando. — Sin embargo, los padres de Donnie nunca estuvieron convencidos de que su hijo fuera tan cercano a algún Murphy, ya que para ellos no era placentero ver a su hijo constantemente en peligro o lastimado por algún incidente casi mágico. Aún así lo dejaron salir un domingo a una excursión de los Murphy en el cañón de Danville... Ese fue el punto de quiebre. Milo y Donnie se acercaron demasiado a la orilla del acantilado, si a eso le sumas la ley de Murphy da como resultado una espantosa experiencia.
—Lo sé, lo hemos vivido cientos de veces en carne propia.
—¡Silencio!...
La orilla del acantilado se rompió, como si de un dibujo animado se tratase y ambos chicos bajaron hasta la base del cañón rodando por la montaña hasta que se perdieron entre los arbustos, con muchos raspones por la montaña. La familia de Milo junto con un equipo de rescate los buscaron por casi un día completo. Estuvieron a punto de darlos por muertos ya que era poco probable que hubieran sobrevivido a la caída o a la deshidratación. Sin embargo, aminoraron el descenso con una almohada que Milo tenía en su mochila y sobrevivieron con un par de botellas de agua y un par de sandwiches que también estaban en esa mochila. Fue un helicóptero el que los encontró y los ayudó a subir...
—Vaya...
—Así es. Sin embargo, cuándo aterrizaron, un miembro del equipo de rescate cargaba a Donnie en su hombro y al chico no se le ocurrió mejor cosa que levantar el brazo izquierdo en señal de victoria... A la altura de unas hélices que aún estaban en movimiento...
—¡Ouch!
—Exactamente, ouch. Donnie perdió todos los dedos de su mano izquierda a excepción del pulgar... Justo frente a los ojos de Milo... Su padre me dijo que un poco de la sangre incluso llegó a caer en su mejilla mientras el chico gritaba de dolor.— Zack sintió un nudo formándose en su garganta, no podía creer que dicha historia haya sucedido realmente y aún así Milo encontrara la forma de ser positivo después de eso — Cuándo los señores Hudson se encontraron a los Murphy en el hospital, les dijeron de todo. Culpaban a los papás de Milo por llevarlos a un lugar tan peligroso y al mismo Milo por ser un imán de problemas. A tal punto que las hélices de un helicóptero se encontraban más abajo de lo normal... La señora Hudson entonces le dio un feo golpe a Milo y lo llamó "Fenómeno de Pandora"...
Era oficial, Zack acababa de dejar de respirar. El nudo en su garganta se había apoderado de todo su sistema respiratorio.
—...
—Tranquilo, respira... — La chica usó lo primero que encontró para darle aire — ¿Mejor? Bien. Se armó un caos pero al final los señores Hudson le prohibieron a Donnie volver a tener cualquier clase de contacto con Milo. Pero incluso eso no era suficiente para ellos. Al final decidieron mudarse de ciudad... Quién sabe si del país y se cambiaron el apellido. De ahí el "Se llamaba..."...
A Milo le tomó mucho tiempo superar ese suceso, y pasó mucho tiempo culpándose por ello. Incluso no quería que yo me acercara por miedo a que algo me pasara, y mi padre pensaba exactamente lo mismo hasta que lo amenacé con escaparme de casa y a Milo lo convencí de que no dejaría que estuviera solo aunque eso significase arriesgar mi vida. Después de varias sesiones con un psicólogo, Milo aprendió a perdonarse por lo que había pasado y descubrió que lo mejor que podía hacer era seguir positivo a pesar de todo lo que pudiera salir mal...
El chico de cabello negro aún se encontraba recuperándose del shock. Jamás se había sentido como un ser humano tan ruin y miserable hasta el momento. —Entonces creo que lo he arruinado en grande...
—Pero puedes arreglarlo... Solamente se sincero y habla desde el corazón... Ahora vamos por esos pretzels.
Dakota aún se encontraba preocupado por esa transmisión del futuro. ¿Nuevamente estaban atacando los pistachos? Tenía la sensación de que esa nube de gas púrpura ya la había visto en algún lado. ¿Que estaría pasando? Será que el señor Block les jugaba una broma. ¿Querría que regresaran al deber?
—Oye Cavendish... ¿Crees que deberíamos contactar a Bob Block?
—Sinceramente, creo que deberíamos pedir trabajo en el Sr. Slushy. Ese chico Jeremy Johnson que trabaja ahí me dijo que no es tan malo como parece. Incluso les dan descanso.
—Es enserio Cav, siento que algo malo le pasó al futuro otra vez.
—Si es así no fue nuestra culpa y tampoco es nuestra responsabilidad arreglarlo.
Una de las cajas se abrió, mostrando a un pequeño ser que era mitad ornitorrinco.
—¿Podrían guardar un poco de silencio por favor? Algunos tratamos de dormir...
Y ahí estaba él, una canasta llena de pretzels, un ramo de las flores difícilmente combinables y una tarjeta de disculpas frente a una casa, a punto de anochecer y con una puesta de sol en camino. Sinceramente no estaba seguro si debía tocar la puerta. ¿Qué le diría al Murphy que lo atendiera para que lo dejara pasar a ver a Milo? Con algo de suerte lo recibiría Doof y sería más fácil pasar desapercibido... Pero esperen un momento... ¿Suerte en casa de los Murphy? ¿Eso cuándo ha sucedido?
Decidió enviarle un mensaje a Melissa para que convenciera a Milo de Bajar
«
-No puedo simplemente tocar la puerta y hablar con su familia, mándale un mensaje y dile que baje.
-No, tienes que resolver esto tu solo.
-Vamos, solo un mensaje y yo me encargo del resto.
-¡No! Ya hice más que suficiente por ti, si no quieres tocar la puerta entonces trepa a su ventana.
»
Esa de hecho era una buena idea. Amarró con el listón del ramo a la canasta y la sostuvo con la boca. Utilizó una jardinera junto a la puerta como escalón y comenzó a trepar por el techo de la casa de los Murphy...
Milo apenas estaba terminando de arreglar su cabello. Estaba apunto de mandarle un mensaje a su amiga para pedirle disculpas y decirle que si quería hacer algo esa misma noche. Al fin y al cabo se sentía un poco animado, cuándo de repente, a través de la puerta un poco abierta, un hermoso can con mirada de amor y una enorme nariz entró corriendo y se lanzó con el objetivo de ser cargado por su dueño.
—¡Diogee!—Milo por poco deja caer al pobre perro, pero por fortuna lo sujetó bien y esbozo su primera sonrisa en mucho tiempo—Sé que estos días he estado distante, pero hoy ya me siento mejor extrañamente, no tienes de qué preocuparte, gracias por estar conmigo. — Dijo al tiempo que acariciaba a su perro.
Sin embargo, Diogee saltó hacia el piso, corrió a su ventana y comenzó a ladrar un tanto molesto. Unos segundos después, alguien estaba tocando a ella, cosa rara pues era un piso arriba.
Milo vio una silueta a través de ella, puesto que el polarizado y la hora del día no le permitían determinar quien era. Se acercó y la abrió suavemente, temeroso de que fuera alguien que no quería ver...
—¿Zack?...
En la sala, los papás de Milo veían juntos la televisión con una cara de indiferencia, cuándo de repente el señor Murphy preguntó
—¿Deberíamos preocuparnos de que Zack escaló nuestro techo sin más?
—Naah... Son asuntos que ellos dos deben resolver...
—No lo entiendo ¿Qué rayos haces aquí? ¿Trepaste el techo para tocar a mi ventana? ¿Y qué es todo esto? — Dijo señalando la canasta — ¿Pretzels cubiertos de chocolate? ¿Campanas irlandesas?... ¿Melissa te dijo que hicieras esto verdad?
Milo observó la tarjeta que decía "Perdóname por ser un idiota", justo debajo donde se suponía iría la firma del remitente se encontraba un dibujo de Zack con los ojos tristes. Al abrirla, vio otro mensaje que decía "Extraño a mi mejor amigo", junto a otro dibujo, esta vez de los dos, felices como si nada hubiera pasado, compartiendo un abrazo y con Milo usando una gorra. Eso tocó una fibra sensible en él. A veces olvidaba lo buen dibujante que era.
—Zack...
—Milo, lo lamento mucho... No hay palabras para expresar lo mucho que me arrepiento de haber dicho lo que dije. Y más ahora que Melissa me dijo de... Escucha, hemos vivido muchas cosas juntos, la mayoría fueron peligrosas, y en la mayoría pudimos salir lastimados. Pero siempre estuviste ahí, siempre lograbas lo imposible, siempre lograbas ponernos a salvo. No creo que me arrepienta nunca de haberte conocido. Jamás lo haría. Ni me arrepiento de ser tu mejor amigo. ¿Recuerdas que te dije que viajamos por la galaxia para rescatarte? Lo haría un millón de veces más de ser necesario. Por favor perdóname.
—...
—...
—...
—¿Y bien?
—Bueno... Tienes suerte de que adore los pretzels cubiertos de chocolate. — Le respondió con una leve sonrisa volteando hacia el suelo. —Y supongo que yo también te traté un poco mal esos días. Realmente no sabías lo que había pasado y tampoco lo imaginabas.
Zack, aún desde afuera de la ventana de Milo extendió sus brazos para tratar de darle un abrazo, pero Milo simplemente le dio un par de palmadas en el hombro y cerró su ventana. Aún parado sobre el techo suspiró, aún necesitaban tiempo para reajustar sus vidas y desaparecer la incomodidad. Lo único que debía resolver ahora era como diablos iba a bajar de ahí.
Milo por su parte dio vuelta a su flanco derecho, donde se encontraba la puerta de su habitación y se topó con su hermana Sara, que lo miró con una pequeña sonrisa. Había presenciado el breve encuentro.
—Eso fue bastante lindo... Creo que ahora lo entiendo todo.
Milo levantó una ceja —¿Qué cosa entiendes?
—Nada pequeño hermano... Nada... Simplemente me alegra ver que ya estás mejor... ¿Me regalas un pretzel?
Tres días habían pasado y nuevamente estaban los tres amigos juntos comiendo un helado. Aún existía cierta incomodidad que todos esperaban que desapareciera poco a poco.
—Esto está muy bien. Les juro que salir con ustedes es un millón de veces mejor que salir con Brad, espero que no me lo tome a mal...
Zack alzó su brazo para alcanzar su propio cono de helado con su boca pero fue interrumpido por un perrito que saltó desde un arbusto y se lo arrebató de las manos.
—Diogee... Ve a casa... Lo siento Zack, te compraré otro...
Pero antes de poder ingresar a la heladería, una red desplegable calló encima del pobre Diogee, quién comenzó a ladrar desesperadamente.
—¡Diogee!—
Una extraña criatura emergió desde la esquina de un edificio y tiró de la cuerda que aprisionaba al pobre can. Dicha criatura era pequeña y verde. Tres ojos rojos en fila vertical sobre su rostro que eran adornados por una esclerótica color beige. Tenía orejas un poco largas y su vestimenta consistía de un solo pantalón amarillo. En la punta de su cabeza reposaba una antena erguida con su extremo redondo que distraía la atención.
—¡WUHIIII! — Exclamó la criatura, que terminó atravesando un portal y llevándose a Diogee con él. El portal se cerró frente a los ojos de los tres chicos que miraban incrédulos.
Zack fue el primero en hablar.
—¿Otra abducción? ¿Será que esta temporada se enfocará únicamente en el espacio?
[(Outro) Mi Universo Es Divertido]...
—Ahí está de nuevo, incluso el Outro habla del universo.
[(Ending:)
¡La amistad es un tesoro sin igual!
Vamos juntos siempre hasta el final
Un milagro fue el que nos unió
No podrán vencernos
¡Alcanzando nuestro máximo poder!
Lanzaremos flechas de fulgor
Que acaben con las sombras y todo el mal
Para el futuro cambiar
~Vamos juntos hasta el cielo~
~Vamos juntos hasta el cielo~]
Otro capítulo terminado. ¿Les gustó? ¿Alguien lo leyó completo? Probablemente nunca lo sabremos. Por cierto, pongan F en las reviews por el pobre de Donnie.
