Si pensaron que me iba a poner en hiatus otra vez, tenían razón...


[... Hay un gran sol ...

... Astros también ...

... De nuevo camino y me veo bien ...

... Una galaxia para explorar ...

... Aprender astronomía para variar ...

... (Whoa...) ..

... Este es un viaje especial ...

... Y yo sigo sin estar aburrido ...

... Mi universo es divertido ...

... (Whoa... Es muy divertido) ...

... Y yo sigo sin estar aburrido ...

... Mi universo es divertido ...]


Es mi universo muy divertido

Cuándo un planeta no es como debiera ser

¿Cuándo aprenderán que ninguna atadura o en este caso falta de atadura podrá contra el gran Theseus Murphy?— Preguntó con cinismo el hombre cuyo seño fruncido denotaba la gran ira que cargaba en su interior. Sin embargo, las miradas asesinas no existían aún, y el hombre flotaba dentro de una pequeña celda con muros de cristal y bases metálicas.

Lo siento, pero en la cámara magnética no puedes tener contacto con ninguna superficie, y gracias a Doof, ahora cuenta con un elemento anti-Murphy así que no puedes liberarte usando tus iones. — Respondió el chico con la chaqueta amarilla y roja, mientras comía un estofado verde que le habían entregado. —Alégrate de saber que mientras estés ahí, puedes conservar tu vida. Esta fue la única manera en que se te permitiría viajar a bordo. Deberías agradecernos y a Doof por esto. Brown quería dejarte flotando como basura espacial.

General Brown para ti, escoria temporal— Él hombre de alto rango ingresó en la habitación.

Lo siento, General Corrupto — Respondió con indignación.

Pero en algo tiene razón, Cabo Vinnie...

Yo no soy tu soldado...— Resopló con gran odio.

¿Resentido por lo de antes? En fin. Cómo le decía, si de mi dependiera, la ratita inmunda ya habría perecido, pero al parecer no se podrá por lo pronto. Su queridísimo profesor tiempo aboga por el bienestar de los tres. Aún me pregunto a que se deberá dicha necedad. Pero una vez que no lo necesitemos para esto...

Fue abruptamente interrumpido por el hombre dentro de la jaula de cristal, que se las arregló para golpear uno de los vidrios, provocando una grieta, su rostro se veía completamente iracundo. — Escúchame bien, Brown. Algún día saldré de aquí y ni tu escaso personal, ni ese tonto de Block serán un impedimento para que saldemos cuentas.

¿Cómo rayos hiciste eso? Se supone que no deberías ser capaz de...— Volteó a la consola de mando de la prisión, notando la extraña proximidad del hombre del traje deportivo — ¡Dakota! ¡Deje de jugar con los controles!

Upsi... Parece que el General Corrupto le tiene miedo a un hombre... ¿Me pregunto por qué será que un alto mando de...?

No piense que puede confiar en un tipo como él. Su nombre ni siquiera era Theseus. Se lo cambió. Lo sacó de una película.

Cállate y vete de aquí o lo soltaré...

El hombre lo pensó por un momento. Irse representaba demostrar debilidad ante sus supuestos subordinados. Ellos no debían darle órdenes. ¡Era él quien las daba! No obstante, un hombre suelto con el poder de usar iones de probabilidad negativa a voluntad y en una nave presurizada era lo último que necesitaba. Ni siquiera los guardias que custodiaban la habitación entera podrían hacer algo con él, como ya lo había demostrado antes. Así que en última instancia, optó por abandonar el lugar. Por suerte, nadie más que el par de insubordinados lo sabría. La puerta automática se cerró detrás de él y se abrió de manera inmediata de nuevo para revelar a un entusiasmado doctor Doofenshmirtz, y a un no tan entusiasmado Cavendish empujando un carrito-laboratorio portátil dentro de la habitación.

Escucha, sé que no hemos tenido una relación muy profesional tu y yo y sé que probablemente tu no sepas de esto, pero necesito saber como funcionan estas granadas de fusión que desarrollaste cuándo eras tu yo más amable — Se dirigió el profesor al chico dentro de la jaula, mostrando uno de lo objetos mencionados anteriormente. El chico, se encontraba meditando en pose de loto, mientras flotaba en el aire. Abrió uno de sus ojos y lo vio detenidamente.

Aprovecha el principio de relatividad de la energía usando un pequeño detonador de partículas atómicas...

Wow, incluso siendo tu mismo lograste que...

Cuándo ellos dividieron mi mente en dos, simplemente crearon un duplicado inferior de mi, dentro de mi mismo. Yo sé todo lo que sabe él y más. Él es solo una parte de mi. Yo soy todo yo...

Poético... No obstante, me sentiría más cómodo hablando con él... ¿Sabes?

Años me tomó librarme de él y ¿Ahora quieres de le suelte las llaves? Olvídalo.

No creo que haya sido tan malo. Si es una parte de ti, y era un ser bondadoso, quizás y haya bondad en tu verdadero tu...

Curioso. Es la única parte que estoy dispuesto a decir que es completamente suya. Él no pasó por todo lo que yo pasé, él solo vivió unos años siendo yo. No recuerda lo que realmente es ser yo. Lo que fue ser yo... Mi infancia...

Si, si, si. Si hablamos de infancias duras, yo fui criado por ocelotes. Mis padres ni se molestaron en ir a mi nacimiento. Fui un gnomo de jardín. Fui la burla de todos los jóvenes de mi edad... La bondad y maldad de una persona no provienen de las experiencias que ha tenido. Uno decide lo que las experiencias le dejan. Si forman el carácter o lo deforman... Te lo digo yo que fui científico malvado...


Los tres chicos terrícolas estaban exhaustos. Tenían las ropas rasgadas y varios raspones por el cuerpo. Por fortuna ya se encontraban en el salón de usos múltiples de su nave espacial. Que pasó de tener la apariencia de un campo de batalla a tener la apariencia de un campo de batalla pero aparecieron un par de sillones, sobre los cuales se arrojaron.

Sinceramente no puedo creer que sobrevivimos a trece horas de entrenamiento un planeta con gravedad aumentada, seguido de dos horas de entrenamiento deflector de disparos, seguido de trece horas de entrenamiento en un planeta de oscuridad perpetua, seguido de dos horas de entrenamiento de ataques, seguido de quince horas de entrenamiento en un planeta pantanoso, seguido de quince horas de refinación de técnicas...— Dijo la chica con la chaqueta gris.

Dos días y medio de entrenamiento sin descanso, y apenas sentimos el cansancio hace un par de horas...—Respondió el chico de la camisa amarilla, quién volteó a ver a su compañero de mala suerte, y se sorprendió al verlo levitando y meditando con las empuñaduras de sus espadas danzando al rededor suyo, mientras emitían un aura de luz blanca que cesó después de una decena de segundos.

Y con esto ya no me siento cansado... Vaya que los poderes de nuestras utilidades místicas no se acaban...

Sin embargo, el hombre que les otorgó dichos objetos ingresó a la habitación en la que se encontraban sus protegidos. Su apariencia ya no era producto de una ilusión, y sus heridas principales ya se habían recuperado.

A diferencia de los guantes Lidium, y el medallón de Maná, las espadas de Lectus no generan energía por su propia voluntad. La absorben. A veces de la energía que el cosmos provee, a veces de los disparos que atrapa. Pero jamás la genera, pues no tiene la conexión mística de los Wan. Esa energía que tu cuerpo acaba de absorber para restaurar tu condición, no se genera sola. Debes aprender a absorber energía apropiadamente. Y te dije que no debes curarte completamente usando estos poderes...

Sin dudarlo, apuntó con la palma de su mano a su discípulo, quién de inmediato reaccionó. Un disparo de energía blanca brotó hacia el chico, quién lo esquivó arrojándose con una maroma. Un segundo disparo se lanzó hacia la nueva posición del chico, quién acababa de estirar su mano, mientras una de sus empuñaduras volaba de regreso a ella. La tomó, la espada emergió con una luz amarilla y la utilizó para bloquear el segundo disparo, que en lugar de desviarse, simplemente quedó ahí hasta que Shar lo soltó. Milo continuó con una pose defensiva, pero al notar que su repentino oponente recobraba su postura ordinara, bajó su brazo y su espada regresó a su forma discreta.

¿Por qué me enseñaste esta habilidad? Tu nos dijiste que debíamos aprender las habilidades a través de nuestra conexión espiritual con las armas...

En primer lugar, porque gastaste la energía de las espadas sin saber como reponerla. En segundo lugar... Gracias a eso, aprendiste dos habilidades en lugar de solo una...

¿Dos habili...?— Comenzó a preguntarse el chico, y de inmediato entendió lo que su instructor le dijo. Estiró su brazo izquierdo, se concentró y de inmediato la otra empuñadura voló directamente hacia su mano— De lujo...

¡Concéntrate en tus habilidades místicas!— Le gritó el hombre, que ya había abandonado la habitación.

Zack, quién aún continuaba reposando sobre uno de los sillones a medio destruir por el rayo de Shar, se puso de pie he hizo hincapié en el hecho que el sillón estaba medio destruido.

Ese hombre no tiene ningún respeto por los sillones... Y cada vez que dice lo de las habilidades místicas me recuerda a ese mago... Ya saben... El que nos contó Milo...

¡El doctor Strange! — Exclamó Milo, mientras tomaba su recipiente de iones lleno, lo desactivaba y encendía uno nuevo.

Ese señor... ¿Qué dijiste que hizo?

Pues al parecer ayudó discretamente a enfrentar a Galactus cuándo llegó a la tierra, liberó al equipo de Iron Man de una "Bruja" o algo así... Ah, y ayudó a Thor contra Surtur, un demonio de fuego y algo llamado Ragnarok...

¿Cómo estás enterado de eso?— Preguntó Melissa, quién se sentía excluida de la conversación.

La O.S.B.A. sigue siendo dependiente de S.H.I.E.L.D. Yo aún tengo mi acceso a expedientes de ambas organizaciones. Por alguna razón tenía rango extendido.


¡FURY!— Exclamó una voz furiosa, a través de un monitor.

¡MONOGRAMA!— Exclamó el hombre cool con el parche en el ojo hacia su segundo monitor...


¿Y el hombre murciélago amarillo quién es? — Preguntó impaciente el chico de la piel morena — El que tiene poderes de insecto y acosaba a la sociedad serpiente...

¿YellowJacket? No me lo vas a creer... Ni siquiera yo lo creo... Es Hank Pym...

¿Pym? ¿El hombre hormiga? Pero murió cuándo su laboratorio explotó... Hay una estatua en el colegio Grayburn...

Yo solo te digo lo que leí en esos expedientes...

Aún no puedo creer que Candace vaya a vender los autografos que consiguió de Iron Man, Hulk, Hombre Araña y Thor...

No olvides a Howard, el pato...

No era Howard, el pato... Además... Siempre creí que esos autógrafos eran falsos. ¿Viste la foto de Hulk? Era mucho más pequeño de lo que solía ser...

Según los expedientes de S.H.I.E.L.D., en ese verano, Bruce Banner trabajaba en un experimento para reducir la rabia de Hulk, disminuyendo a su vez su gran fuerza...— Sin embargo, Milo se percató en seguida que su amiga ya no se encontraba en la habitación. — Creo que fuimos un poco insensibles con Melissa, al fin y al cabo, a las chicas no suelen gustarles los asuntos de superhéroes...

No te preocupes... Debe de estar con Quorra en la cabina de mando, hablando de obras de teatro románticas y esas cosas...


Entonces fue ahí cuándo clavé mi lanza sobre ese Ganatis Salvaje, que estaba amenazando a mi maestro de artes marciales, una camada de Lodobian se abalanzaron sobre mi, así que tuve que utilizar mi bastón como garrocha para escapar de sus colmillos. Así fue como gané mis inscripciones reales sobre mi arma.— Exclamó la chica de la piel de obsidiana...

¡Eso suena asombroso! Me gustaría poder hacer cosas así. Yo misma practico artes marciales pero me fracturé mi pierna derecha con patear un simple bote de basura...

No seas dura contigo misma. Eres linda e inteligente y haces esas cosas raras mágicas que están de lujo...

Melissa se desconcertó ante lo primero que dijo su amiga alienígena. —¿Crees que soy linda?— Sin embargo, después recapacitó por un momento y dijo lo primero que se le ocurrió. — Las cosas raras mágicas son un logro reciente y ni siquiera puedo decir que es propio... Dependo de este collar... Y jamás he sido buena para formar lazos con nada ni nadie... Incluso con Milo, que es mi mejor amigo, siempre he sentido que... Y luego Zack... En fin... Nunca me imaginé a mi misma con poderes— Y de hecho, me parece que Dan tampoco la imaginó así... — peleando contra malos intergalácticos dimensionales y recorriendo la galaxia en busca de los siete cristales de no sé qué... Sin embargo... Siempre supe que si debía defenderme... Sabría como hacerlo... Pero con mis amigos en el campo yo...

Milo es un desastre con las espadas. No distingue la izquierda de la derecha. Zack, es un cobarde con puños de acero... Pero tú... Tu magia es unica... Y eres la única que parece que sabe lo que hace cuándo pelea. Quizás si practicaras un poco más el tomar la iniciativa. Eres como un arma secreta... Y sobre lo otro que no querías hablar... Claro que eres muy linda... Es obvio que tienes a tu amigo comiendo de la palma de tu mano...

¿Milo? Ha sido mi mejor amigo desde hace mucho tiempo... No habría razones para que ahorita... — Y de repente, consideró lo que estaba diciendo — ¿O te referías a Zack? ¿Hablabas de Milo o Zack?

Sin embargo, un sonido estridente y repetitivo proveniente de la consola de mando las desconcertó. La piloto principal de la nave volteó y se percató que una de las pantallas marcaba una alerta en el exterior de la nave.

Parece que algo está causando problemas con nuestro impulsor izquierdo... Imagen exterior — Presionó uno de los botones de la consola y de pronto, en una de las pequeñas pantallas se mostró un ser con su brazo derecho completamente cubierto de energía sombría del campo oscuro. — Es el mismo subordinado de Liam que nos atacó en Silera VII... Su placa en el pecho está escrita en Betharameo Antiguo... Creo que dice... Nevy... — Quorra notó como su brazo se hacía más grande y literalmente aplastaba el impulsor izquierdo como si fuera de mantequilla... — ¡Está destruyendo nuestro impulsor izquierdo!

Comenzó a presionar varios botones para tratar de estabilizar la nave. Tomó el volante y comenzó a girarlo en dirección opuesta, pero era inútil. Su ataque fue exitoso y acababa de desviar la nave hacia una trayectoria desconocida. Volteó a la pantalla, y notó como su indeseado huésped se desanclaba de la nave y utilizaba su mochila cohete para escapar, haciendo un ademán de despedida con la mano. Milo y Zack entraron corriendo a la cabina al notar el cambio brusco de dirección.

—¡Y por eso las mujeres no manejan! — Exclamó el chico moreno al notar a las pilotos en pánico.

No es mi culpa que la tecnología terrícola sea demasiado primitiva para algunas cosas y exageradamente sofisticada para otras...—Exclamó la piloto principal de la nave.

Si sobrevivimos a esto, te daré una patada por tu comentario sexista—Amenazó la copiloto de la nave mientras veía con ojos asesinos a su amigo.

Ambos chicos se sentaron en los asientos de atrás y comenzaron a indagar sobre la trayectoria alterada de la nave mientras las luces de alarma aún estaban encendidas.

Aquí dice que nos dirigimos a un planeta llamado Velsistri, que estaba en nuestra ruta para llegar al siguiente punto de salto...— Comenzó Milo

Y aquí dice que lo mejor es no acercarse, debido a que es prácticamente imposible salir de ahí por la composición de su atmósfera... La última nave que logro cruzarla con éxito partió hace veinte años... Después de cuarenta años intentándolo.. ¡APAGA EL MOTOR! — Gritaba el chico la playera amarilla.

Ya es demasiado tarde para eso... Estamos dentro de su campo gravitacional y el impulsor derecho acaba de quemarse por el sobreesfuerzo... En otras palabras ¡VOLAMOS SIN CONTROL!

Quorra intentaba realizar maniobras de introducción a la atmósfera que le permitieran planear dentro de ella, sin embargo, los controles comenzaban a sufrir averías... La nave entró al planeta de manera gradual, y el mismo planeta provocaba efectos vibratorios en ella. Sin embargo, el efecto cesó muy pronto, mientras la nave aún caía en picada.

Milo, ten cuidado con eso...— Exclamó Zack, señalando el bolsillo del chico, del que se asomaba el contenedor de iones negativos que evitaba que la nave sufriera un daño por la ley de Murphy. Milo trató de atraparlo, pero la turbulencia hizo que se soltara en el piso, quebrándose en mil pedazos y emitiendo una onda de luz roja amorfa que se expandió por toda la nave.

Oh oh...— Sus temores se confirmaron momentos después, al notar como unas tuercas provenientes de los ejes de las alas se soltaron, provocando que estas comenzaran a aletear en medio de la turbulencia, provocando, sin querer, que la nave redujera su velocidad de descenso. Diogee entró rápidamente a la cabina de mando y se abalanzó sobre el regazo de Milo.— Diogee, te dije que te quedaras en el almacén durmiendo... Pero que bueno que viniste, estamos a punto de chocar sobre el planeta.

Milo tomó el cinturón de su asiento, lo pasó por encima de su perro y lo amarró en su base, cubriéndolos a ambos. Posteriormente lo abrazó, como si quisiera protegerlo de algo. Zack recordó que el mismo no portaba su cinturón y realizó la misma acción. Miró al exterior y se percató que el campo de visión era un poco débil, pues no existían grandes fuentes de luces en ese planeta. La nave aún aleteaba mientras se acercaba a la superficie, y se acercó a lo que parecía una meseta. Quorra logró mantener la nave estable y bajó el tren de aterrizaje...

Ahora... como si besara a mi hermana...— Sin embargo, el tren impactó con el suelo y se quebró completamente, provocando que el fuselaje tuviera contacto brusco con el exterior.

¡Que tierna!— Le gritó Zack, quién se había golpeado la cabeza contra su asiento por el impacto.

Unas luces se prendieron en el tablero, con un letrero que decía "Freno frontal de emergencia". Melissa lo presionó y unos orificios se abrieron en el exterior, sobre la zona frontal de la nave. Dichos orificios emitieron una ignición, creando una contrafuerza de empuje en dirección opuesta a la inercia, frenando la nave casi en seco. El cinturón de Zack se desarmó entre sus piezas y la inercia del freno lo mandó volando hacia la parte frontal de la cabina, chocando contra la consola frente a Melissa, dejándolo muy adolorido. Melissa lo veía muy divertida mientras el chico se frotaba la cabeza para aliviar el dolor.

¿La ley de Murphy?— Preguntó con cierto tono de burla.

Zack, sin embargo, la volteó a ver, entrecerrando los ojos.

Un cobarde con puños de acero ¿huh?— Le respondió él, dejando a la chica con el cabello rubio bastante estupefacta.


No veo el punto de todo esto. — Dijo Cavendish, quién estaba sentado en un sillón, comiendo palomitas.

Llevan dos horas discutiendo quién ha tenido la peor vida...— Respondió Dakota, quién dormitaba con su cabeza posada sobre el hombro de su mejor amigo.— Casi desearía que hubiera una amenaza para que se callaran.

Y como si de un fanfic de una caricatura se tratara, una alarma comenzó a sonar. El señor Block entró corriendo a la habitación donde los cuatro hombres se encontraban...

Las tropas enemigas han llegado a un salto de Wengar...

¿Wengar? Pensé que se llamaba Wegnar... Y pensé que debíamos recuperar...

Mientras ustedes detenían la invasión en Sileria VII... Diremos eso... Nosotros recuperamos Wengar, con un asalto coordinado con la ayuda de los viejos Brick y Savannah... Esperábamos que el Demonio Dimensional no lo notara tan rápido... Y sin embargo, aquí estamos... Profesor Tiempo... Por favor dígame que tiene una buena solución contra de las tropas...

Lamentablemente... Las granadas espacio-temporales que me pidió aún no están listas... Tardaran un tiempo en estarlo... No obstante... Quizás podamos derribar unos cuántos de sus drones.

¿Drones?— Preguntó Dakota, incorporándose a la conversación.

Su ejército solía ser una variación entre soldados reales y drones de batalla... No obstante, en épocas más recientes... Casi en su totalidad está conformado por drones nada más...

¿Sabemos a qué se debe eso?

Creemos que tuvo que comerse a sus antiguos seguidores, con su energía vital y la energía proveniente de su materia, creo un nuevo ejército...


[Aplausos de Sitcom]

La imagen de un chico pelirrojo con nariz puntiaguda era claramente visible sobre una de las pantallas principales de la nave, mientras los cuatro chicos lo observaban detenidamente.

Velsistri es un planeta abandonado, debido a un inexplicable accidente con la atmósfera de su planeta... Según la información de la guía interplanetaria, tiene tres satélites o lunas... Aunque solo se refiere a ellas como 85, 89 y 90... Bueno pero... Eso no importa ahora.

Ah... Phineas... ¿El accidente...? — Preguntó una impaciente Melissa...

Si, claro, a eso voy... a eso voy... Al parecer, en algún punto, bombardearon accidentalmente la atmósfera con un misil experimental que provocó un cambio irreversible en ella... Por lo que los Velsistririanos tuvieron que evacuar de emergencia su planeta. Los últimos remanentes tardaron cuatro intentos para lograrlo. Pero al final, parece que lograron salir con éxito antes de que la situación empeorara...

—¿Cómo podría empeorar?— Preguntó Zack, mientras mordía un pedazo de tocino que robó de la estantería de comida y le daba el resto al amigo canino del grupo.

Pues mira... ¿Como podría explicarlo...? — En una de las consolas, apareció un esquema, con un grupo de pequeñas esferas distribuidas de tal manera que a menor altura, mayor cantidad de esferas. — En un planeta normal, como la tierra... La densidad atmosférica se distribuye de forma que a mayor altura, menor cantidad de densidad hay. Los habitantes de este planeta lograron mover esa densidad atmosférica para disminuirla de su superficie... Sin embargo, se acumuló de manera escalonada, a una gran altura... Y dicha densidad aumentó desmesuradamente y de hecho sigue aumentando... — Las esferas de la pantalla se acomodaron en una forma piramidal para ilustrar lo que Phineas estaba diciendo — Debido a esto, cuándo un objeto intenta atravesar la atmósfera de afuera hacia adentro, las partículas se reorganizan para dejar al objeto pasar... No obstante, en el caso contrario, la densidad atmosférica actúa como una pared inamovible, así que cualquier intento de cruzarla provocaría un gran choque...

¿Eso significa que nos quedaremos atrapados aquí para siempre?— Preguntó una muy preocupada Melissa— Debo regresar a Danville antes de que se terminen las vacaciones de verano...

¿En serio eso es lo que te preocupa?— Le contestó Zack, de manera muy sarcástica...

Pues...— Prosiguió el chico desde la tierra — Supongo que un disparo de energía de alta potencia lograría crear una brecha que permitiría a una nave escapar... Pero... — Comenzó a trabajar unos cálculos en una computadora... junto a él... y varías simulaciones comenzaron a correrse... En la simulación se apreciaba una nave, con las caras de Milo, Zack y Melissa de forma caricaturizada, intentando salir del planeta, chocando y llorando por ello... — Si muevo los parámetros de tal manera que... ¡Eureka!— Exclamó al notar como la simulación mostraba la nave escapando del planeta y las caras en caricatura de los chicos sonriendo. — Cómo les decía... Un impacto de alta potencia sobre la barrera atmosférica provocaría una brecha, pero dicha brecha solo es capaz de cruzarse por un cuerpo que viaja a las 88,000 millas por hora y hablamos de un impacto, que si fuera en potencia eléctrica, debería llegar a los 1.21 petoWatts... De cualquier forma, su nave solo alcanza las 70,000 millas por hora en un espacio planetario... A propósito ¿Qué tan dañada está su nave?

Como obra de la ironía, una de las consolas que estaban sobre el techo de la cabina cayó, indicando el mal estado de la misma. Otro par de consolas más comenzaron a echar chispas y una alarma de seguridad comenzó a sonar hasta que una taza de café cayó sobre ella...

Me lo temía...—Comenzó Melissa, con desánimo— Milo soltó accidentalmente uno de sus recipientes de partículas negativas, y ahora toda la nave parece estar infectada con la ley de Murphy... Jamás podremos arreglarla si no sacamos esos iones...

Un proceso de despresurización y represurización podría resolver ese problema... Pero todos los integrantes deberían usar su traje espacial en todo momento... — Contestó el pelirrojo en la pantalla— Aún así, dudo que logren que esos impulsores alcancen esa velocidad, incluso si los reparan así que... Enviaremos un equipo de rescate en cuanto podamos...

La imagen del chico desapareció de la pantalla.

Un placer conocerte, Quorra...— Respondió un chico de cabello verde en un monitor secundario y la transmisión cesó de manera instantánea...

Les tomará días en llegar a este punto...— Dijo un muy pesimista Zack.

En realidad, menos... Existe una ruta más corta entre la tierra y varios puntos de la galaxia... Por eso la tierra siempre ha sido un lugar estratégico ansiado por razas como los Kree y los Skrull — Respondió Quorra, mientras se colocaba uno de los trajes espaciales...

Espera ¿Qué vas a hacer?— Le preguntó Milo, quién se sorprendió ante sus acciones...

Voy a despresurizar la nave...

¿Para sacar los iones?—Preguntó Zack, mientras se colocaba el suyo — ¿No sería más prudente esperar a los refuerzos? Después de todo, no tenemos como alcanzar las 88,000 millas por hora...

Cada minuto que pasa se vuelve más peligroso, para mi madre y para mi gente el hecho de que yo esté lejos de dónde me dejaron. Tenemos que seguir avanzando. Además, piénsenlo... Un planeta que tuvo la capacidad de solidificar su atmósfera deben de haber dejado algo de tecnología que nos ayude alcanzar esa velocidad...

Pero ¿Qué me dices del disparo de alta potencia?

En cuanto terminó de hablar, una puerta se abrió, mostrando al hombre en ropa ceremonial mientras comía un estofado en una sartén.

¿Qué sucede? ¿Por qué estamos en este planeta tan horrible?— Miró alrededor y notó como algunas consolas estaban dañadas— Por cierto, hay unas personas afuera con unos picos y palas...


¿Qué sucede? ¿Por qué debemos defender este planeta tan horrible?— Preguntó uno de los soldados a través del canal de comunicaciones de la resistencia.

Este blanco es una joya en bruto para explotar. Contiene una muestra de casi cada mineral que existe en el universo, en un búnker secreto...— Respondió otra de las voces.

Las plantas que existen en este planeta se les conoce como plantas effingars. Se alimentan de minerales y a través de un proceso llamado fagoreplicum. En síntesis, sus raíces se extienden y su fruto regenera casi el mismo mineral consumido en una mayor cantidad...— Concluyó otro de los soldados desde su pequeña nave de ataque.

Teniente Dakota... Esperamos órdenes...— Exclamó una de las voces a través del altavoz.

Aún no puedo creer que tu seas el teniente y yo el sargento— Le respondió su copiloto con sombrero de copa, mientras usaba sus googles y tomaba los controles de la nave.

Te lo dije, cuándo Doof los obligó a ascendernos yo gané siete de nueve veces con el simulador de vuelo 10,000... Fue como jugar Polybius un día cualquiera... Bueno, eso antes de... Tu sabes...— Respondió antes de presionar el botón en su comunicador — Este es el Teniente Dakota, líder del escuadrón Delta. Colóquense en posición y repórtense.

Las naves comenzaron a formarse en un grupos relativamente dispersos entre ellos, formados en una estructura similar a un tablero de damas. Todos los soldados comenzaron a reportarse. "Delta 12 en posición", "Delta 5 en posición" y demás números comenzaban a sonar por la radio. Comparado con el resto del ejército colocado ahí, el escuadrón era una miniatura. Tres estaciones espaciales cubrían el área. Diez buques espaciales de guerra de un gran tamaño estaban en la zona trasera y por lo menos tres mini cruceros protegiéndolos. Había por lo menos veinte docenas de escuadrones formados al frente para la batalla.

Aquí vienen— Exclamó el hombre de apariencia avejentada, mientras notaba como cientos y luego miles de naves espaciales llegaban desde el punto de salto acompañadas de un buque de guerra enorme. En ese momento el ambiente cambió completamente. Todos sabían que lo que iba a suceder tenía todo el potencial de ser una masacre.— Solo por curiosidad ¿Qué otros lugares existen en este sistema a los que podamos ir en caso de que algo salga mal?

Uno de los dos artilleros de la nave le contestó— En este sistema no hay mucho, un planeta de vientos llamado Badeltus y un planeta inhabitable llamado Velsistri... De cualquier forma, la resistencia y los Wengarianos nos necesitan, tenemos que hacer todo lo posible para qué... Oh... mier...— Exclamó mientras observaba a un hombre encabezando el ejército enemigo mientras flotaba con un aura tenebrosa detrás de él.

Dakota recordó su último encuentro con ese hombre y su corazón comenzó a acelerarse, sin embargo, estaba completamente preparado para lo que fuera. Presionó el botón en su comunicador.

A mi señal... Deltas pares avancen entre las naves enemigas y concentren su fuego en el flanco izquierdo de la cabina del buque. Deltas impares protejan a su caza par correspondiente... Y ustedes, artilleros prepárense... Intentaremos aterrizar en ese buque... Debemos frenarlo antes de que se acerque demasiado a las estaciones espaciales...— Tomó los controles con firmeza. Su mirada perdida típica en él había desaparecido. Ahora sabía que luchaba por una causa. Ahora sabía que debía ser serio. Notó como las naves de asalto enemigas se acercaban y cuándo pasaron el umbral gritó... —¡Ahora!

Tal y cómo él había planeado, su escuadrón avanzó de manera organizada. Infiltrándose entre las naves enemigas, esquivándolas con gran habilidad. La mitad trasera destruía potenciales amenazas mientras que la mitad delantera se aventuraba a acercarse al buque. Las torres de defensa del buque por su parte se pusieron en acción y comenzaron a derribar un par de naves aliadas. Otros dos escuadrones tenían la misma intención de ellos de atacar el buque, que tenía un escudo sólido y una defensa digna, sin embargo, el escudo comenzaba a flaquear. Dakota se abría paso con su nave, ligeramente más grande que la de sus subordinados entre tantas naves enemigas, demostrando que era mejor piloto que artillero. En ese momento, el resto del ejército resistente hizo contacto con las tropas enemigas. La batalla ya se extendía a lo largo y ancho de lo que la vista permitía a los presentes observar.

Dakota... Enemigo a las dos en punto— Exclamó Cavendish, quién estaba a cargo de los instrumentos de navegación.

Tal como lo pudo vaticinar, el hombre que los había alejado de la batalla anterior los observaba con mucha parsimonia, sin realizar ninguna acción. Claramente estaba con los brazos cruzados en medio del fuego aliado y enemigo.

Delta Máximo... Como lo planeamos— Informó por el radio a su aliado en la nave más cercana.

Dio un giro brusco. Con peligro de que alguna de las naves se estrellara con él y puso a su enemigo de frente, quién lentamente abrió los ojos al notar dicha determinación. Se puso en posición para cubrirse y notó unos torpedos salir de la nave, mientras la nave cambiaba de dirección. Con un movimiento hábil, usó sus brazos para desviar dichos torpedos, sin embargo, la nave Delta Máxima chocó directamente contra él, noqueándolo y arrojándolo lejos del campo de batalla. El plan de Dakota había funcionado. Su propia distracción fue suficiente para alejar a la peor amenaza. Se dispuso a terminar con él pero las naves enemigas comenzaron a rodear el área, haciendo imposible acercarse.

Recuerda que tenemos una misión— Le dijo Cavendish, quién notaba su frustración al no poder acabar con su más reciente enemigo. — Si no detenemos ese megabuque antes de que se acerque lo suficiente a las estaciones espaciales, perdimos el planeta.

Dakota suspiró y cambió de rumbo, esquivando cuánto disparo era posible, sin embargo, un par ya se habían impactado en las alas de su nave. A pesar de eso, retomó el control y se dirigió al flanco izquierdo de la nave enemiga, cuyo escudo era prácticamente inexistente.

Entraré por la zona de conexión entre el área de los impulsores y el área de carga, nos anclaremos, soltaremos una serie de de torpedos a los generadores y saldremos— Avisó a sus artilleros, tratando de recobrar la compostura — Será algo agitado, si tienen alguien a quién rezarle, mejor comiencen a hacerlo.

La mitad de su escuadrón ya había sido eliminado, y los restantes aún atacaban el escudo de la nave principal. En una batalla las pérdidas son inevitables, sin embargo, al ser nuevos en una posición de poder, esperaban algo mejor para sus tropas.

Deltas sobrevivientes— Comenzó Cavendish a través de su propio comunicador — Desvíen la atención de las naves defensa enemigas hacia el flanco derecho de la nave... Y traten de regresar a salvo a las líneas aliadas. Ya hemos hecho más que suficiente por hoy.

Entendido, Sargento. — Le respondió uno de los hombres en la radio.

Acércate en punto cinco...— Le ordenó Cavendish a su mejor amigo.

Lo haré en punto siete...

No quiero comenzar una pelea en estas condiciones, así que... Hazlo en punto seis.

Perfecto.

La nave dio un giro brusco de casi 180 grados, orientada hacia el flanco izquierdo del buque enemigo, que ya tenía grandes agujeros en su fuselaje. Dakota activó una palanca frente a él y la nave comenzó a precipitarse a uno de los agujeros, con la esperanza de ingresar en el...


Milo cortó el último de los picos de sus invasores utilizando su espada y Zack golpeó a su portador con delicadeza. Veinte personas estaban en el lugar, habían logrado arrancar algunas de las piezas exteriores de la nave de los chicos con sus herramientas, y comenzaron una pelea por ello, pelea que los ocupantes de la nave ganaron muy fácilmente.

Perfecto, como si nos hiciera falta dañar más la nave...— Dijo Zack con sarcasmo, mientras los residentes del lugar se ponían de pie.

El panorama era desolador. El cielo era completamente oscuro, con apenas unos cuántos rayos de luz atravesando la atmosfera. Todo parecía una gran roca inerte. Como un pedazo de carbón sin valor y sin vida. Las veinte personas estaban presentes, parecían un poco salvajes, pero por su caminar y sus herramientas era obvio que no era así. Vestían ropa hecha con líneas de tela, parecidos a vendajes que cubrían todo su cuerpo. Algunos cubrían su vista con unos lentes enfocados y otros simplemente tenían que entrecerrar los ojos, pues el viento en el planeta arrastraba una gran cantidad de polvo. Milo, quién como todos los presentes portaba un traje espacial, configuró su brazalete en modo traductor universal.

¿Puedes hablar?— Preguntó de manera muy pacífica.

Y mejor que tú, muchacho— Le respondió el hombre más cercano a él, quién tenía toda la pinta de ser el líder, pues fue el hombre que más batalla dio, y quién indicaba a sus amigos que hacer.

¿Por qué intentaron desvalijar nuestra nave?— Preguntó Melissa, apuntando su collar hacia al hombre, pretendiendo amenazarlo.

No era nuestra intención robar... Llevamos veinte años atrapados en este horrible planeta, buscando la manera de salir, y notamos que algunas piezas de su nave podrían servirnos.

¿Veinte años? ¿Desde que la última nave escapó?— Preguntó Quorra, bajando levemente su guardia.

Una de las mujeres residentes del lugar se puso de pie mientras trataba de explicar. — Nosotros somos los que no alcanzamos a abordar. La última nave de evacuación partió sin nosotros. Tres familias, tratando de sobrevivir a la catástrofe. Nunca supieron que faltábamos. Él es Yae Wis, el fue el ingeniero responsable de la evacuación... Claro, siempre alguien se tiene que quedar atrás, para que los demás escapen... Yo soy Chew Pen, y ellos son mis hijos y vecinos. Mi esposo está enfermo en el refugio, y pensamos que podíamos escapar...

No se preocupen— Les expresó Milo— Cuándo aterrizamos logramos contactar a la tierra, estarán aquí en algunas horas... Espero. Y cuándo lleguen, podremos salir todos del planeta...

La mala noticia, amiguito, es que no tenemos unas horas— Respondió otro de los hombres incorporándose— En poco tiempo, la peor tormenta eléctrica de la existencia acabará con todos nosotros... ¿Ves esos relámpagos a lo lejos? Creemos que durará por lo menos cien años. Cien años sin posibilidad alguna de traslado aéreo, ya no digamos interplanetario...

Eso es un problema— Añadió Melissa. —Quorra, ve a la nave y transmite un mensaje que diga que no manden el equipo de rescate.

¿Estás loca? La nave está dañada y no nos servirá para volar, mucho menos para alcanzar las 88,000 millas por hora que requerimos.

La chica se giró al líder de la expedición— Yae Wis, me imagino que ustedes tenían un plan de escape para las piezas de la nave. Pues me parece que tendremos que improvisar algo. Suban todos a la nave, nos trasladaremos a su refugio.

Pero su nave no sirve...

Los impulsores principales no, pero los secundarios nos darán al menos quince minutos de vuelo. Eso claro, si ustedes no los dañaron ahorita. Espero que su refugio no esté tan lejos.

La nave aterrizó en un pequeño hangar, justo en frente de un cohete enorme, que estaba sobre unos rieles magnéticos. Un hombre, al que le faltaba una pierna, utilizó una muleta para ponerse de pie y acercarse a la nave invasora. Al abrirse, vio a su familia.

Yae Wis, Chew Pen ¿Qué sucede?— Preguntó el hombre, que apenas podía caminar.

Cariño, tu pierna no ha terminado de regenerarse, siéntate...

Todos los ocupantes de la nave, incluso el más antiguo y apático, descendieron para ver el panorama, el líder de los Velsistrianos se acercó a sus inesperados invitados, para ofrecerles una explicación.

Esto alguna vez fue el centro de investigación espacial de Velsistri... Claro, todo hasta que el gobierno planetario decidió experimentar con partículas inestables en la atmósfera. Provocando un accidente que cambió el destino de este mundo para siempre. En los alrededores se generaron cientos o quizás miles de Arcas para trasladar tanto a los habitantes como a la flora y fauna disponibles... — El hombre se quitó el visor de los ojos y señaló hacia el cohete. — Todos escaparon, pero yo tuve que quedarme atrás, alguien necesitaba controlar las consolas, y dirigir las naves... Ahora solo quedamos nosotros.

¿Están seguros que solo quedan ustedes?— Preguntó Melissa, mientras arqueaba una ceja.

Yo mismo recorrí el planeta setenta veces buscando rezagados. Y solo encontré a una de estas tres familias. En cuanto al resto. Nada. Incluso mi detector de señales de vida no mostró nada.

Bien, porque vamos a salir todos de este planeta — Le respondió la chica con una gran sonrisa.

Y dime, niñita... ¿Cuál es tu plan?

Este cohete alcanza una velocidad de...

Teóricamente, 150,000 millas por hora... Pero al superar la barrera de los 70,000 su estructura interna se sobrecalienta y explota magistralmente al llegar a 80,000, sospecho que por la falta de energía apropiada. Pensaba que si usaba uno de los estabilizadores de su nave...

Mejor aún, escaparemos en nuestra nave, mientras su cohete la remolca.

Milo y Zack se miraron el uno al otro, era obvio que ella tenía un plan muy alocado, y que probablemente era su única esperanza para salir de ahí. Pero era demasiado arriesgado el solo intentarlo.


En una de las naves de Liam, en plena oscuridad, un hombre se encargaba de atender una llamada personal, a través de una pantalla gigante.

Vissarion, me alegra saber que estás llamable. Cuéntame ¿Llegaron tus tropas a Badeltus?

Yong-kum... Siempre tan simpático — Respondió el hombre al otro lado de la llamada. — Aún seguimos lidiando con esos bobos Amazortianos... Siguen enojados por el pequeño... Desliz que tuve en su planeta... De cualquier modo ¿Cómo va la misión de Nevy? Tu soldado

Precisamente acabo de contactar con él. Parece ser... Que los dejó hundidos en un planeta sin salida...

Cuidado con confiarte contra ese granuja de los Wan. Recuerda que el fue quién nos dejó encerrados por eones en la dimensión del gran Liam. Algo hará para salir de ahí. Te lo aseguro.

¿Quieres apostar?

Acepto.

Muy bien. A ver... si logran escapar... ¿Qué será bueno? Me quedaré con el collar de Marex que te da sus poderes.

Bien, pero si yo gano... Dejarás que yo termine el entrenamiento de la bella discípula que tienes por esposa... ¿O era al revés?

Eres un canalla, Vissarion... Siempre lo has sido.

¿Te retractas?

Jamás— Exclamó con una gran sonrisa que se extendía a lo largo de la oscuridad.


Una hora había pasado desde que llegaron al hangar, Quorra y Zack trabajaban en los impulsores de su nave, mientras que Milo, Melissa, Shar y los locales, terminaban de preparar el cohete y anclarlo con la nave espacial. El ingeniero se acercó a la chica pelinaranja.

La tormenta eléctrica centenaria alcanzará este punto del planeta en veinte minutos. Y aún no sabemos como vamos a obtener esa velocidad, ni ese impacto de alta energía.

Melissa sonrió, al notar la falta de credulidad del hombre.

Primero que nada... Este muchachón de acá puede generar esa cantidad de energía— Respondió, mientras tomaba el brazo del hombre más antiguo, quién se soltó del agarre y arqueó una ceja, sorprendido de tanta confianza por parte de su aprendiz. —Segundo, necesito saber... ¿Cómo funciona tu cohete?

Tiene tres tiempos de ignición, cada uno con un reactor diferente, sin embargo, al alcanzar el tercer reactor, siempre explota. Fue mi primer diseño, y por eso se quedó el prototipo acá. Contrataron a otro ingeniero para que lo arreglara, sin embargo, nunca me dijo como lo hizo, y nunca pude corregir esa falla por mi cuenta.

Esperemos alcanzar las 88,000 millas por hora antes de que esa falla nos alcance a nosotros.

De cualquier modo... Nos falta la fuente de energía para cada uno de esos reactores.

¡MILO!— Gritó la chica, asustando a todos los presentes, por supuesto.

El chico se acercó, y Melissa sin preguntar ni nada, sacó de la mochila del chico tres bolsas de plástico antirradioactivas. Cada una con un pimiento, uno era verde, otro era amarillo y otro era rojo. Milo se incomodó ante la repentina sobreconfianza de su amiga.

Ora'. Esa mano, árbitro— Le comentó en tono casi irónico.

Sin embargo, la chica decidió ignorarlo y se dirigió con el gran ingeniero.— Cada una tiene un isotopo radioactivo más potente que el anterior. Si su reactor lo soporta, podremos usarlas como fuente de energía. Sin embargo, hay un último problema... Su cohete está orientado de manera horizontal, necesitamos elevarlo, que apunte hacia el cielo.

Por eso no te preocupes, estos rieles magnéticos conectan con una vieja plataforma de lanzamiento. Aceleraremos con la primera etapa y al final de los rieles saldremos disparados hacia el cielo — Respondió el hombre, removiéndose el exceso de ropa del rostro, permitiendo a los chicos ver su rostro. Era un hombre de piel grisácea con cabello platinado, ojos verdes tristes y pequeños, y unas orejas muy grandes, con apariencia un poco avejentada, pero que ahora lucía cierto optimismo, obtenido de su nueva oportunidad de escape. Mostraba su sonrisa de oreja a oreja por unos breves instantes pero al segundo siguiente, recordó un hecho siniestro y su sonrisa se borró permanentemente de su rostro. — Los sistemas de fusión de la nave tienen un control de operación manual que jamás pudo ser programado, lo que significa que jamás se encenderán en secuencia como deben hacerlo... Si no hay un operador en el cohete, no lograremos las 88,000 millas por hora y no podremos volver a... el universo... Alguien tendrá que quedarse atrás... En el cohete...

—Nadie se quedará atrás...— Respondió Milo, con una mirada de determinación.


Muy bien, faltan seis minutos para que la tormenta llegue. Incluso escuchamos ya el sonido de los relámpagos.— Señaló Zack, mientras revisaba el sistema de comunicación desde el cuarto de observación en el punto más alto. Ahí se encontraba Shar, quién estaba concentrado reuniendo energía.

—¿Saben? Yo puedo alterar la densidad de mi cuerpo y volar en el espacio. Bien podría salir de este planeta sin ustedes y seguir con la misión...

—No. A menos que puedas volverte más ligero que un fotón — Le respondió por el comunicador la chica pelirroja. — Muy bien, todos los habitantes a excepción de Yae Wis están a bordo de la nave. El nivel medio está completamente represurizado. El nivel superior e inferior de la nave están despresurizados. Zack, Milo, Yae Wis y yo portamos traje espacial. Quorra... ¿Estado de los impulsores y de las consolas?

Están reparados al 40% de su capacidad o menos. Servirán para un tiempo de vuelo decente una vez fuera de este planeta. La consola principal fue autorreparada por la nave. Será suficiente para dirigirla.

—Bien— Respondió la chica.— Repasemos el plan una última vez. Milo y Yae se quedarán en el cohete activando las etapas de vuelo y sus respectivos reactores. El cohete remolcará nuestra nave e irá soltando cada etapa, hasta que finalmente soltaremos el agarre del cohete con la nave. En ese punto, habremos llegado a las 88,000 millas por hora y Shar habrá realizado el disparo de energía para poder crear una brecha. De ahí será el espacio o la muerte... Rayos... No hubo tiempo de crear una maqueta a escala para ejemplificar...

—¿Qué hay de Milo y Yae?— Interrumpió Zack desde la plataforma de observación.

El traje de Milo está enganchado con el de Yae. Y conectado a una cuerda de acero de alta resistencia unida a un motor de regresión. En cuánto activen la última etapa del cohete, deben regresar a nuestra nave... Por eso estoy yo enganchada al almacén, con las gavetas cerradas. Yo los ayudaré a regresar

A esa velocidad será muy difícil que logren ingresar a la nave antes de que atraviese la atmósfera sólida y si quedan colgando, la atmósfera los triturará como si fuera una licuadora.—Agregó uno de los tripulantes de la nave principal.

—Tenemos que intentarlo, o de otro modo, Yae se quedará atrás, pues es el único que puede activar los motores...— Respondió Milo, desde el cohete mientras veía al hombre trabajar en su consola.

—Rayos, perdimos medio minuto en la explicación. La tormenta está a cuatro y medio. Yae, despega— Ordenó Melissa y de inmediato sintió el jalón inicial del avance. — Quorra, en tu pantalla está el medidor de temperatura del tercer reactor. Si alcanza los 5,000 grados, debes desanclar el cohete. Sin importar nada. O todos explotaremos junto con él.

—Entendido y anotado.

El cohete comenzó a empujar la nave, cuyas alas habían sido arrancadas por la falta de sujetadores y amarradas a los costados con cuerdas de acero. El fuego de la ignición principal comenzó breve pero aumentó de plano. Haciendo que todos se movieran debido a la inercia. El cohete estaba limitado por los rieles magnéticos que seguía como si de un tren se tratase. El final de los rieles se acercó, y tal como el ingeniero lo había señalado, se trataba de una plataforma de lanzamiento vertical, los tripulantes de ambas naves se prepararon para la turbulencia.

Prepárense para lo bueno— Exclamó el hombre manipulando el cohete y al momento de cambiar la dirección hacia el cielo, encendió el primer reactor de la nave, la primera etapa. Dicha etapa soltó una llamarada de fuego color verde e impulso a toda la nave a gran velocidad.

El medidor de velocidad es una locura... Alcanzamos las 27,000 millas por hora...— Gritó la piloto de la nave por el comunicador, asumiendo que por el ruido exterior era más difícil ser escuchada.— 28... 29... 30,000 millas — Gritó de nueva cuenta.

En ese instante, Yae había terminado de realizar el cambio de la fusión de la energía de la nave. Una de las etapas se desprendió y la siguiente etapa se encendió en seguida, soltando una llamarada de color amarilla.

Prepárese, Inge... niero... Iré abriendo la escotilla...— Le gritó Milo, quién a duras penas podía moverse. Sabía que eso sería un problema desde el principio, sin embargo, había modificado su traje para portar las empuñaduras de sus espadas en el antebrazo. Dichas empuñaduras comenzaron a brillar y el cuerpo de Milo realizó un pequeño cambio, aumentando su musculatura de nivel y permitiéndole mayor movilidad a pesar de la aceleración.

40,000— Se logró escuchar a través de su comunicador.

¡Chico! ¡Espera!— Le gritó el hombre, pero no tuvo que hacerlo, pues algo impactó directamente sobre el cohete. Fue un relámpago que pegó justo sobre la segunda etapa, provocando que una zona comenzara a presentar diferentes explosiones en su interior. El hombre actuó rápido, y soltó de inmediato la segunda etapa, activando la última etapa, que con una llamarada roja, dio un acelerón brusco, y comenzó a arrojar un excedente de humo por sus puertos de escape. Todos en la nave quedaron aplastados sobre sus asientos por un instante y el contador de la velocidad subió a 55,000... Shar casi perdía la esfera de energía que había formado entre sus manos y sin embargo alcanzó a rescatarla en un último momento. Melissa se encontraba anclada a la nave por tres sistemas y dos de ellos colapsaron, dejándola casi a manos de una caída libre por la entrada de la nave y sin embargo ella seguía aferrada— Parece que esa tormenta llegó hasta aquí antes de lo que debía... ¡Demonios! Sin esa segunda etapa es más probable que explotemos antes de llegar a la velocidad deseada en el punto deseado... Hora de partir chico.

—No sé si lo lograremos, el indicador de temperatura llegó ya a los 4,000 grados y aumenta de manera muy latente— Dijo la piloto de la nave...

Milo abrió la escotilla y el aire comenzaba a circular hacia afuera de la nave, sin embargo, ellos permanecían anclados magnéticamente por la suela de sus trajes, pues sin esa protección podrían golpearse seriamente con el exterior de la nave. Milo caminó con aún más dificultad hasta donde el Velsistriano estaba parado, pues era obvio que no podía moverse por si mismo.

Vamos Inge, hora de irnos...

—No creo lograrlo... Sálvate tu hijo... Tu tienes toda la vida...

—No me iré sin usted. Por favor no me retrase más o ambos explotaremos aquí.— Milo sujetó al hombre como pudo y avanzó hasta la salida.

¡70,000!— Exclamó la chica en el comunicador.

Milo presionó el botón sobre su cintura, tomó al hombre enganchado a su traje con fuerza y ambos comenzaron a ser jalados por el mecanismo, que de alguna manera lograba elevarlos sobre la altura del cohete, directo a la nave. Todo iba marchando a la perfección hasta que un segundo relámpago los afectó, golpeando directamente el frente de la nave espacial. Sin embargo, esta vez solo provocó un poco de turbulencia. No obstante, fue suficiente para que el gancho que conectaba a Yae Wis se rompiera y el agarre de Milo comenzara a zafarse. El chico dudó un segundo, sin embargo, volvió a concentrarse en sus antebrazos, y específicamente el de el brazo derecho comenzó a brillar en un resplandeciente color amarillo, formando una campo de fuerza esférico que envolvió a ambos chicos.

Yae Wis no resistió más y se soltó pero el campo de fuerza lo mantenía aún cerca de Milo, pero el mecanismo parecía estar dañado, pues ahora no se estaban elevando.

¡Melissa!— Exclamó el chico, cuyo gancho ahora colgaba de su pierna. En ese momento, su cuerda estaba amarrada directamente al escudo, sobre su pierna, por lo que si ese campo de fuerza desaparecía, tanto el terrícola como el extraterrestre caerían al planeta.

—¡80,000!— Se escuchó por el radio.

—¡Este aparatejo ya no sirve!— Gritó Melissa, tratando de jalar la cuerda por si misma, pero en ese instante recordó algo. — ¡Sujétense!

Tomó su collar con ambas manos y lo apuntó en dirección a ellos, a través de la plataforma de acceso a la nave sobre la que estaba parada. Dudo por un segundo, pero al instante siguiente, con toda su determinación una cuerda de luz sólida emergió de su collar, adquiriendo una forma parecida a un brazo gigante y se estiró hasta envolver el campo de fuerza en una esfera de luz de su propia energía.

¡85,000!— El cohete al que iban anclados comenzó a adquirir un color rojizo debido al exceso de temperatura. Milo y Yae estaban lo suficientemente cerca de él como para que sus campos de fuerza fueran afectados por la explosión.

Quorra, no sueltes el cohete hasta que yo te diga— Le gritó Melissa a través de su comunicador, mientras hacía esfuerzo por halar a sus amigos.

Pero está en 4,900 grados de temperatura... Aún así necesitamos otros cuarenta segundos para hacer contacto con la barrera atmosférica...

—¡No lo sueltes!— Gritó por el sobreesfuerzo. Atraer a sus aliados a esa velocidad era todo un reto pero ella no se daba por vencida. Poco a poco iban llegando, hasta que la esfera hizo contacto con la plataforma de abordaje. Milo y Yae la pisaron y Milo jaló de la palanca para cerrarla. Melissa estaba exhausta, pero Milo logró sujetarla a tiempo antes de que se desvaneciera. Los colocó a ambos en unos asientos que estaban ahí, y les colocó el cinturón, para luego él mismo colocarse en otro asiento. El almacén comenzó a presurizarse y a circular el oxigeno. Milo lograba ver el cohete por una de las ventanas al exterior. Irradiaba en color rojo y muchos de sus remaches comenzaban a ser expulsados por la presión y el aire caliente.

¿Melissa? ¡¿Melissa?! Faltan 15 segundos para el impacto... Vamos a 91,000 millas por hora y la temperatura es de 5,400 grados...

—Melissa está inconsciente...— Respondió Milo — Pero espera a que falten 10 segundos y lo sueltas...

Cuándo lo dijo, el mismo calor derritió el remolque del que estaba sujeto, por lo que el cohete siguió adelante por unos segundos, hasta que su fuego se apagó y mientras caía, comenzaba a explotar en un espectáculo increíble de ver.

Ahí va mi trabajo de la vida...— Respondió el hombre, mientras se sujetaba con fuerza al asiento de la nave.

Equipo de disparo... ¡AHORA!— Gritó la piloto por el comunicador. Debido a que el cohete ya no se encontraba acelerando la nave, su velocidad comenzó a disminuir de manera gradual... 91... 90... 89...

Los guantes de Zack brillaron como nunca lo habían hecho y los introdujo en la esfera de energía que Shar había formado. Dicha esfera acrecentó su tamaño y comenzó a disparar hacia el punto en la atmósfera al que iban a impactar. El golpe de la energía provocó un remolino en la atmósfera, que parecía una gran nube de color negro. El tiempo se dilataba a medida que se acercaban. El disparo aumentaba su potencia. Era como un gran láser incesante. Cinco segundos... cuatro segundos... 89,000 millas por hora... tres segundos... dos segundos... 88,000 millas por hora... un segundo... La nave comenzó a arrojar chispazos eléctricos en su exterior, debido a las condiciones y sin embargo... De un segundo a otro... Todo se frenó para todos. Milo descansaba. Zack se esforzaba. Melissa estaba inconsciente. Quorra manejaba. Shar se esforzaba. Los Velsistrianos se abrazaban los unos a los otros. Y aún así... Lo lograron. Una parte del cohete había quedado semi intacta después de la explosión y continuó ascendiendo hasta que se impactó contra la barrera atmosférica, rompiéndose en millones de pedazos.

Pasar por la barrera atmosférica provocó varias abolladuras en la nave, sin embargo, en cuanto la cruzaron, Quorra fue capaz de encender los semi arreglados impulsores y alejarse de la atracción gravitacional del planeta. Zack y Shar cayeron exhaustos. El campo de fuerza que los protegía se disipó, y la ventana faltante se cerró con una barrera metálica, permitiendo que ese sector volviera a presurizarse. Todos los presentes en la nave que no habían caído desmayados comenzaron a celebrar de inmediato.

¡Esperen!— Exclamó Chew Pen — ¡Mi bebé! ¡Lo dejamos en el planeta! — Gritó desconsolada mientras comenzaba a gritar desde el salón principal.

Todos los presentes respiraron hondo, pues no podían creer lo que acababa de pasar.

¡Madre desnaturalizada!— Le gritó su esposo— Nuestro bebé está aquí conmigo. — Dijo mostrando a la bendición, que sujetaba en sus brazos.

Todos los presentes exhalaron con alivio al notar que todos lograron escapar con relativo bien del planeta.

¿A donde iremos ahora, Pa'?— Preguntó uno de los menores entre otra de las familias a bordo de la nave.

—¿A dónde más? A Badeltus... Dónde el resto de nuestra especie fue...

Llegaremos en tres días— Añadió Quorra, saliendo de la cabina de mando. —Es conveniente para el guión...

[Es mi universo muy divertido]


[(Ending:)
¡La amistad es un tesoro sin igual!
Vamos juntos siempre hasta el final
Un milagro fue el que nos unió
No podrán vencernos
¡Alcanzando nuestro máximo poder!
Lanzaremos flechas de fulgor
Que acaben con las sombras y todo el mal
Para el futuro cambiar
~Vamos juntos hasta el cielo~
~Vamos juntos hasta el cielo~]


Cualquier parecido con una película sobre viajes en el tiempo es mera coincidencia.