Felices fiestas a cualquier sobreviviente que siga este fanfic o que lo encuentre en unos años y le guste.
[... Hay un gran sol ...
... Astros también ...
... De nuevo camino y me veo bien ...
... Una galaxia para explorar ...
... Aprender astronomía para variar ...
... (Whoa...) ..
... Este es un viaje especial ...
... Y yo sigo sin estar aburrido ...
... Mi universo es divertido ...
... (Whoa... Es muy divertido) ...
... Y yo sigo sin estar aburrido ...
... Mi universo es divertido ...]
Es mi universo muy divertido
Milo vs Bradley: Parte II
Zack terminó en el suelo, completamente agotado. Había contenido el cuerpo de Vissarión el tiempo suficiente y ahora simplemente notaba como el movimiento errático frenaba, mientras otra figura apenas era visible a través del poder de tornado de Shar. Dicha figura comenzó a tomar una forma muy alargada y amenazante.
—Una serpiente de Campo Oscuro, ahora entiendo— Afirmó el Wan, mientras veía su remolino de fuego desaparecer por los aires. En su interior ya no se encontraba nadie, pero del cielo cayó la serpiente que mencionó— Vissarión estaba tan desesperado por encontrar el collar de Marex que sin querer invocó a su serpiente y se convirtió en ella.
—¿Qué dices?— Preguntó Zack confundido.
La bestia estaba caída en el suelo, jadeando tratando de respirar correctamente.
—Si el campo oscuro no se controla con firmeza, pasará a tomar posesión de la persona. Vissarión perdió el control cuándo supo que perdería la pelea y trató de escapar usando el collar que ya no tenía. El campo oscuro se apoderó de su mente y su cuerpo y sobre todo, de su desesperación. La materia se puede revertir a energía, y sospecho que el campo oscuro consumió hasta la última molécula del buen general. La consciencia de Vissarión ha desaparecido para siempre y su cuerpo se ha transformado en la Sombra Ardiente de Marex. Ya no podemos hacer nada por él más que darle un descanso a su alma.
La serpiente se levantó y lanzó un rugido tan fuerte que los puso en alerta a ambos.
—¿Qué se supone que hagamos?
Shar estiró su brazo y de pronto, a toda velocidad, el cristal de amatista cayó sobre su mano— Llevarnos esto. Esta ya dejó de ser nuestra pelea y Vissarión ya dejó de ser nuestra responsabilidad.
—¿Qué pasará con Moaze, el monstruo y el pueblo?
—Si es lista, abandonará el lugar antes de que las autoridades lleguen... Ellos pueden manejar la situación.
—¿Es todo? ¿Liberas a una criatura salvaje y te retiras? Creí que tu fuego evitaría que esto pasara.
El Wan suspiró con impotencia. —El fuego evitó que explotara y destruyera la ciudad y quizás unos cuántos cientos de kilómetros más... Y como ya mencioné, tenemos cosas más importantes que hacer.
—¡No podemos dejar a Vissarion así! ¡Acabará con todo el pueblo! ¡Y fuiste tú quién lo liberó!
—¡No es nuestra responsabilidad!— Gritó con furia —Escucha. Sé que ustedes, terrícolas, tienen esa ilusión que se han convertido en lo que llaman superhéroes. Pero simplemente somos fichas de un juego mayor. Más cosas como esta vendrán si no volvemos a encerrar a Liam. Apenas tenemos cuatro de los siete cristales y pelear con esta criatura no nos servirá de nada. Además, esa serpiente ya no tiene consciencia y ya no es más que una fuerza de la naturaleza vaga. Esta ya dejo de ser nuestra pelea.
Shar señaló a la serpiente sin voltearla a ver, dándole la espalda, hecho que la serpiente aprovechó para golpearlo con su cola. Recibió el impacto de lleno y soltó el cristal. La serpiente lo tomó con su boca y comenzó a alejarse del lugar.
—Creo que su consciencia no se ha ido del todo y esta sigue siendo nuestra batalla...— Replicó el moreno con sarcasmo mientras Shar se acomodaba la ropa. Ambos corrieron a perseguir a la criatura, pues recuperar el cristal era algo completamente necesario.
—¿Una espada?— Preguntó Cavendish con indiscreción y furia — ¡¿Nos hiciste arriesgar la vida por una cochina espada?!
—Esta espada le perteneció al primer Murphy. Es capaz de erradicar la magia y nos ayudará a derrotar a Liam, tenlo por seguro.
Su conversación fue interrumpida por una explosión en otra de las entradas del taller. Una horda de enemigos se colocó enfrente de ellos y comenzó a dispararles de nuevo, hiriendo a Dakota en el hombro mientras corría para buscar refugio.
—¡Dakota!— Gritó su amigo.
—¡Estoy bien!— Exclamó para tratar de calmarlo.
La lluvia de disparos continuaba, obligando a los presentes a cubrirse, sin embargo, Theseus seguía en el medio, sin temer ni por un segundo.
—¡¿Qué haces?!— Preguntó Colt — ¡Cúbrete!
Sin embargo, el joven alzó la espada lo más alto que pudo y su gema del centro comenzó a brillar. Unos destellos eléctricos emanaban de su luz. Todo disparo que se acercara a él era inmediatamente atraído por el filo inmóvil de su espada, disipando la energía en el aire, como si fuera un inmenso imán de disparos que mantenía a salvo al chico. Con su mano disponible, tomó su pistola modificada y comenzó a eliminar a sus enemigos uno por uno. Cavendish y Colt, al ver el peligro disminuir comenzaron el contraataque, derribando hasta la última de las amenazas. Entonces alguien disparó hacia un interruptor en la pared y la puerta de emergencia se cerró, dándoles unos cuántos minutos de paz y tranquilidad.
—¿Cómo estás?— Preguntó el cano, mientras ayudaba al castaño a reincorporarse.
—Me hormiguea el brazo... ¿Es normal?— Preguntó con burla, mientras sostenía su hombro lastimado.
—Ya se te está haciendo costumbre salir lastimado en estos enfrentamientos...
—Lo que no sabes es que te estoy mentalizando para cuándo me llegue el momento— Respondió con sarcasmo mientras trataba de reincorporarse — Parece ser que esa espada no era tan insignificante como tu pensabas.
—No le eleves el ego al loquito— Le recriminó el del bigote.
Dakota tomó un comunicador que guardaba en su bolsillo.
—Tenemos asegurada la nave de Murphy, Block. ¿Cómo va todo por allá?
Cerca del puente de mando la cosa no pintaba nada bien. Si bien, refuerzos estaban ayudando a Block en su propia batalla por el puente del mando, la defensa estaba siendo magistral.
—Bueno, al menos tenemos salud— Respondió el hombre en el comunicador mientras seguía disparando y cubriéndose.
—"¿Necesitan que vayamos a apoyar?"— Se escuchó a través de la radio.
—Espera mis órdenes, Dakota— Exclamó el menos alto del grupo—Doctor D. ¿Qué le parecería probar la efectividad de sus granadas espacio-temporales?
—Solo si quieres dejar de existir junto con la nave— Le respondió Doof, mientras buscaba otro inador dentro de su bata.
—¿No puedes modular su poder para que haga menos daño?— Preguntó la Doctora Borges, mientras seguía disparando.
—No—Respondió tajante— Cuándo analicé el rastro de energía de la criatura que nos atacó en Wengar, le hice una modificación a las granadas y aprendieron a absorber el tipo de energía que usa Liam. Si quieren que se descargue, será en una magnífica explosión que incluso podría destruir toda la flota...
—¡Pues tenemos que hacer algo!— Le recriminó la mujer.
—Quizás ustedes que tienen harto entrenamiento militar puedan hacer algo...
—Borges...— Interrumpió Block — ¿Recuerdas la maniobra 14-28?
—Yo la inventé— Afirmó la doctora mientras ambos intercambiaban miradas cómplices — Mire y aprenda Doctor Tiempo...
—Es profesor tiempo...— Se quejó el hombre de la bata mientras ambos comenzaban a moverse.
—Hemos llegado— Exclamó el soldado identificado como Karbon.
—¿Dónde estamos?— Preguntó la pelinaranja.
—Estamos en un centro de mando a unos cuántos kilómetros de Vraza...
—¡¿Qué?!— Gritó la chica—¡¿Por qué no estamos en Vraza?! ¡Se suponía que iríamos a ayudar a Zack, Shar y Milo!
—¿Quienes?
—Mis amigos que están peleando contra Vissarion...
—No sé a qué te refieres jovencita. Pero naturalmente no podíamos llevar a Kelv Hit a una zona de peligro.
—Bien, entonces yo iré a ayudarlos...
—¡No lo harás!— Gritó el hombre identificado como Hit — Aún no está demostrado que estén peleando con Vissarión. Así que hasta que no se confirme, tu serás mi prisionera.
—¿Por qué?— Preguntó la chica.
—Tengo que estar seguro que no eres una amenaza para mi.— Tan pronto como lo dijo, dos hombres armados se acercaron para tratar esposarla, sin embargo, su collar comenzó a brillar y en un hábil movimiento de luces, ella los noqueó y desarmó a Karbon, quién se escondió detrás de su jefe— ¡Cobarde! Se supone que debes protegerme.
—Como puede ver— Interrumpió la chica— Si quisiera hacer algo en su contra ya lo habría hecho.
—Lo entiendo... Y sé que eres una persona civilizada, por lo que tengo que pedirte que no abandones las instalaciones hasta que el peligro haya sido erradicado.
—¿Por qué?
—Es el protocolo de seguridad. Pero te diré una cosa. Si haces lo que te digo, reconsideraré hablar con los otros Kelvs para que la flota de Liwams se una a la coalición y retome acción hostil en contra del ejército de Vissarion...
—Está bien...— Dijo con un poco de desconfianza y resignación — ¿Al menos puede averiguar qué está pasando?
—Claro que si, ya tenemos drones de vigilancia en el lugar... ¡Karbon! ¡Enciende el aparato visor!
—A la orden señor— Dijo el soldado cobarde mientras encendía la pantalla dónde varias cámaras mostraban el centro de la pequeña ciudad, sobretodo, enfocaban aquella fuente con agua.
Shar-cos cayó cerca de la fuente, de espaldas, lo que le provocó un severo dolor. Junto a él, aterrizó sin mucho problemas Zack, buscándolo con la mirada.
—¿Estás bien?— Le preguntó mientras lo ayudaba a levantarse.
—De maravilla— Respondió el Wan con sarcasmo.
—No puedo creer que dejaras que te volviera a pegar con su cola.
—No puedo creer que no aprovecharas para quitarle el cristal.
La serpiente hecha de campo oscuro aterrizó frente a ellos dando un grito ensordecedor. El moreno entonces se percató que tenía la boca abierta y aprovechó su recién descubierta telequinesis para recuperar el cristal con un hábil movimiento de su mano y arrojárselo a su maestro.
—Ahí tienes— Le respondió con altanería.
Shar estaba apunto de protestar, pero pronto la cola de la serpiente lo volvió a golpear enterrándolo de espaldas en el suelo con todo y cristal. Zack corrió hacia ella y la golpeó con el puño, arrojándola contra un edificio cercano, el cuál fue severamente dañado. La serpiente volvió a gritar como si se tratara de Godzilla y se dispuso a repetir el movimiento que había realizado contra el Wan, con la diferencia que Zack alcanzó a golpear el suelo para salir propulsado por los aires y esquivarla.
—¿Cómo es que no pudiste hacerle frente a Moaze pero si a esta cosa?— Le preguntó su maestro, mientras se acomodaba el brazo izquierdo dentro de su coyuntura. Pero el chico simplemente lo ignoró mientras seguía atacando a la serpiente.
Después de un par de golpes, la serpiente comenzó a desesperarse y su tamaño comenzó a incrementarse. El terrícola pensó que eso implicaría una reducción en su velocidad, pero estaba muy equivocado. Apenas y pudo defenderse de un golpe de su cola. Cuándo estuvo a punto de ser devorado alcanzó a utilizar su telequinesis para detener la boca de la serpiente, a escasos metros de su rostro. Comenzó a sudar por el esfuerzo y sus pies comenzaron a enterrarse en la tierra debajo de él.
—¡No... quiero... ser... tu almuerzo...!— Exclamó con dificultad. Pues toda su fuerza era requerida para detener a semejante criatura — No me rendiré... Milo... Milo peleó contra esta cosa cuándo Marex invadió la tierra... Milo pudo derrotarla... Y sin poderes... ¡No me rendiré!
Al tiempo que gritaba, logró arrojar a la serpiente hacia su costado mientras él se lanzaba hacia el lado opuesto, para obtener unos segundos de tranquilidad. Shar le disparó un enorme rayo de energía blanca con ambas manos, lo que volvió a desesperar a la serpiente, provocando que aumentara de tamaño nuevamente. Se arrojó en dirección al hombre, repitiendo la misma acción y tratando de devorarlo, pero nuevamente, Zack usó su telequinesis para frenarla y salvar a su maestro, quién se alejó de ella y volteó a ver a su discípulo. Lo que vio le disgustó. Los guantes de Zack brillaban en su tonalidad verde habitual, pero el rostro del chico estaba lleno de furia y exasperación y la esclera de sus ojos comenzaba a tornarse púrpura.
—Está creando un vínculo con el campo oscuro...— Alcanzó a pronunciar, cuándo de pronto una serie de explosiones comenzaron a golpear a la serpiente.
Zack soltó el agarre y cayó al suelo inconsciente por el agotamiento. El Wan comenzó a buscar con sus ojos y notó el origen de las explosiones. Dos tanques le seguían disparando continuamente, mientras que un grupo de varios hombres le apuntaban con unas varas gigantes con forma de fósforos, de las cuales, un chorro de fuego salía de sus puntas, lastimando a la serpiente. Shar se sintió aliviado por el breve descanso que recibía por parte ese relevo, pero ahora sabía que ellos no serían capaces de detener a la serpiente, que seguía aumentando de tamaño en su desesperación. El hombre infirió que por ser una habilidad de Marex, también tendría su capacidad de viajar por el espacio, así que los perseguiría por todo el universo en el caso que decidieran abandonar el planeta. Estaba decidido. Tendría que actuar en contra de sus principios. A regañadientes, comenzó a juntar energía desde las palmas de sus manos.
—¿Qué vas a hacer?— Preguntó el moreno al ver lo que hacía mientras se reincorporaba con dificultad. Sus escleróticas habían vuelto a ser blancas, para el alivió de su maestro.
—Algo que me prometí que no haría de nuevo, jamás... — Dijo con fiereza.
El Wan aprovechó que los soldados tenían a la criatura distraída con su fuego, y se acercó levitando hasta estar cara a cara con la bestia. Sus manos brillaban con su energía, la cuál parecía más unificada que nunca. Recitó unas palabras en voz demasiado baja y comenzó a concentrarse en los ojos de la serpiente, la cuál, se detuvo un momento al quedar hipnotizada viendo a los ojos del hombre flotante. El ejército local no estaba seguro de que hacer al observar al hombre realizar dicha acción. No habían cesado los disparos cuándo la serpiente de nueva cuenta se empezó a alborotar. Zack se percató de la conexión energética que existía entre los ojos de su maestro y la criatura, por lo que volvió a utilizar sus nuevos poderes telequinéticos para tratar contener a la serpiente. En cuanto parpadeó, sus ojos se tornaron purpuras de nueva cuenta y sus venas comenzaron a saltarse. Su cuerpo comenzó a desplazarse, como si estuviera siendo halado por la bestia. A pesar de no tener contacto físico con el campo oscuro, podía sentir como si una substancia viscosa y lodosa estuviera trepando por su cuerpo, a punto de consumirlo. Pensó que podía ser la clave para ganar esa batalla. Pensó que podía tomar el Campo Oscuro de Vissarión para si mismo, pero entonces sintió algo que lo obligó a parar. Su cuerpo disfrutaba este poder desenfrenado pero ocurrió algo imprevisto. Recordó por lo que peleaban. Recordó a Milo y recordó su preocupación por él. Para ese momento ya debería estar de regreso con ellos. Si quería ir a averiguar si estaba bien tenía que terminar con lo que estaba haciendo y sabía que dejar al Campo Oscuro colarse en su mente no ayudaría en nada. Sus manos mantenían la conexión telequinética con la bestia mientras tenía las palmas abiertas. Pronto sus puños se cerraron. Sujetó a esa cosa con firmeza y de un instante a otro sus ojos volvieron a la normalidad. Pudo sentir en él una nueva fortaleza mental que desconocía en si mismo, pero a la vez sentía el agotamiento físico de todos los sucesos del día.
—¡Shar! ¡Por lo que más quieras...! ¡Apúrate!— Exclamó con cansancio en sus palabras.
Incluso en ese estado, Shar logró percibir que Zack estaba fuera de peligro de ser poseído por el Campo Oscuro, por lo que sus preocupaciones cesaron y continuó con su ritual. Logro ver a través de los ojos de la serpiente al pobre general quién estaba resignado, sin animo y decaído. La criatura y él cerraron los ojos y cuándo Shar los abrió de nuevo todo estaba oscuro. Se sentía incomodo, como si estuviera escudriñando en la privacidad de alguien más. Frío, como si no hubiera ninguna calidez cerca. Triste, como si cualquier motivo de felicidad hubiera desaparecido. Dio unos pasos en la oscuridad, sintió como el suelo se transformaba en ese Campo Oscuro que tanto detestaba. Era una sensación como si estuviera pisando fango muy helado. Corrió hasta que se encontró a su otro yo. Y otro, y otro, y otro y sus múltiples yo. Cada uno le recordaba sus errores del pasado. «Tal vez no lo logre esta vez» pensó por un instante, pero de un momento a otro, se desvanecieron, mostrando al cuerpo del general que comenzaba a deformarse. Su piel se derretía hasta mostrar sus órganos y por último sus huesos. Hasta que estos se comenzaron a vaporar. Corrió hacia él y lo sujetó del brazo antes de que terminara de deshacerse. Cerró los ojos y los volvió a abrir. Estaba en el mundo real. La serpiente comenzó a deshacerse en el aire en un grito mientras reducía su tamaño. Shar miró su mano y observó como esta destellaba en un color azul brillante. El campo oscuro remanente comenzó a tomar la forma del general de nueva cuenta, sin embargo, estaba desapareciendo a gran velocidad. Shar no dudó y colocó su luz brillante en lo que podría catalogarse como su pecho.
—Gracias— Le dijo la figura del general y entonces los últimos restos del campo oscuro terminaban de disiparse en el aire y la luz brillante de su mano se apagaba. Todo rastro del cuerpo del general Vissarion había desaparecido como una bruma en el aire.
Esa palabra mitigó el sufrimiento interno del Wan, quién estaba a punto de desmoronarse emocionalmente. Cayó al suelo de rodillas, completamente rendido mientras recordaba sus mejores épocas con melancolía. El cristal de amatista comenzó a brillar en sus vestiduras, por lo que lo tomó y volvió a sonreír. Recordó por lo que peleaba. Recordó que debía terminar lo que comenzó.
— ¿Pudiste haber hecho eso todo este tiempo? — Preguntó el moreno confundido.
—No... Acabo de quitar el alma del general de su cuerpo— Respondió en el tono más neutral que pudo. Tomar el alma de una persona solo era posible si el alma de dicha persona estaba dispuesta a ser tomada. Shar infirió que el general preferiría morir antes de estar toda la eternidad como el esclavo de una criatura salvaje hecha de energía.
—¿Qué hiciste qué?— Zack sonaba realmente confundido
Shar simplemente resopló —Los Wan no nos enseñaron a crear vida, pero si nos enseñaron muchas cosas sobre la vida misma. Existe una técnica que es capaz de separar el alma de un ser vivo de su materia, pero es sumamente peligrosa tanto para el que la realiza como para quién la recibe. Si no se hace adecuadamente, el conjurador puede incluso perder su propia alma en el peor de los casos y la cordura en el mejor... Una vez realizada, el conjurador puede ligar el alma a algún objeto o liberarla para su eterno descanso...
—¿Quiere decir que lo habías hecho antes?
—Siete veces...— Respondió con melancolía mientras observaba el cristal de amatista con tristeza.
Zack entonces entendió a qué se refería. El alma era lo más poderoso que existía, o al menos eso pensaba él. Los cristales tenían unas capacidades más allá de los límites de su imaginación, por lo que, basado en la explicación de su maestro, era muy probable que estuvieran ligados al alma de un ser vivo, lo cuál sonaba aprisionante.
—¿Qué pasaría con el alma si el objeto al que es ligada es destruido?
—Lo mismo que cuándo un cuerpo ya no es capaz de mantenerse; Trasciende.
La conversación fue interrumpida por un fuerte golpe que recibió el menor cayendo al suelo. Moaze había vuelto al campo de batalla a tiempo para presenciar la muerte de Vissarion.
—Así que el anciano ya murió ¿Eh? — Dijo en voz alta, mientras todos los soldados, los tanques y el propio Wan comenzaban a apuntarle a lo que ella se puso en posición defensiva — No tengo intenciones de ser acribillada el día de hoy, hasta nunca...
Descubrió su cuello, mostrando el collar de Marex. Ahora el misterio estaba resuelto. Había sido ella quién le quitó el collar al general. En menos de dos segundos su cuerpo salió volando del lugar a gran velocidad dejando a todos confundidos. Incluido Zack, quién pronto se puso de pie.
—Con que ella fue la que le robó el collar... Pffff...— Sujetó su cabeza, en el punto exacto dónde había sido golpeado y notó que su casco estaba roto y sintió un par de gotas de sangre, lo que le recordó algo más— ¡Milo!
—¿Qué tiene?— Le preguntó su maestro, mientras se removía el exceso de polvo de su vestimenta.
—Ya debería estar aquí con la cabeza de Bradley. ¿Qué le habrá pasado?— Pensó por unos momentos qué debían hacer. Estaba a punto de comenzar a correr en dirección a dónde habían dejado al chico, cuándo de pronto recordó algo. — ¡Tu puedes ver a distancia y también puedes proyectar imágenes!
Shar solo lo miró confundido y se resignó. Los militares que estaban cerca del área no dijeron nada, pero estaban atentos, pues consideraban a ambos un peligro. Aún así, observaron detenidamente al más alto liberar una gran cortina de humo blanco, la cuál comenzó a adquirir colores y posteriormente formas. Era como si estuviera proyectando una película en el aire, en la que se veía un gran espacio rocoso...
Quorra estaba terminando de armar un aparato mientras lo elevaba a la altura de uno de los motores, el cuál, automáticamente lo sujetó y comenzó a reintegrarlo a si mismo.
—"Muy bien, Quorra"— Dijo una voz a través de una pequeña pantalla flotante— "Ese fue el último módulo, dañado. Puedes dejar que la auto-reparación termine el resto"
—No hubiera podido repararlo sin ti, muchas gracias Phineas— Le respondió la chica mirando a dicha figura a través de la pantalla.
—"Oh, recuerda que no soy el verdadero Phineas. Solo soy una inteligencia artificial basada en sus patrones cerebrales..."
—De lujo— Respondió animada, cuándo de pronto un objeto desconocido cayó a unos cuántos metros de ella. —¿Qué rayos?
Sacó su bastón de combate por instinto. No estaba segura de la procedencia de dicho objeto, ni tampoco sabía su naturaleza, sin embargo, había probado ser útil tener su bastón a la mano, pues unos segundos después se percató que otro objeto estaba a punto de impactarla y lo desvió con su ayuda. Dicho objeto impactó contra el suelo y se clavó en el, permitiéndole a la chica y al programa observarlo.
—"¿Una espada?"— Preguntó la pantalla con la cabeza de Phineas.
—Esta es una de las espadas de Milo— Respondió con confusión en su tono de voz — Y la de por allá también... ¿Pero qué le habrá pasado?
Pronto la tierra por debajo de ella comenzó a temblar y se escucharon sonidos repetidos que retumbaban por todo el lugar. A pesar de que estaban lejos de ahí, se escuchaban lo suficientemente fuerte como para generar preocupación.
—"Los sonidos vienen del sudoeste, según mis sensores"
—Vamos a ver que sucede...
Milo era completamente capaz de bloquear la mayor los golpes de parte de Bradley con sus antebrazos mientras él mismo trataba de asestarle varios impactos al pelinegro. Cada choque entre ambos generaba un sonido bastante audible y hacía temblar la tierra a su alrededor. El castaño hacía lo posible por mantener su distancia mientras atacaba, pero su oponente tenía otros planes. No obstante, trataba de utilizar su brazo prostético como un simple brazo más, pues quería demostrar que le podía ganar al chico Murphy por si mismo. Cada golpe que ambos recibían les generaba una nueva marca, algunas incluso sangraban. Sin embargo, sus habilidades eran impecables. Bradley había recibido entrenamiento intensivo por parte de Yong-kum, quién era un duelista de las épocas antiguas. Milo por su parte, a pesar de no haber recibido mucho entrenamiento cuerpo a cuerpo por parte de su maestro, en la tierra había recibido lecciones básicas de defensa personal, Tae Kwon Do y Krav Magá. Había aprendido lo básico antes de ser expulsado por su mala suerte y, en sus tiempos libres, había practicado y buscado la forma de mejorar su técnica. Desde el incidente con Derek y su pequeño viaje a Octalia, se dio cuenta de que un día lo necesitaría. Gracias al poder que había absorbido de las espadas, no tenía nada que envidiarle a un maestro de las artes marciales, pues su fuerza, velocidad, reflejos y astucia de combate habían evolucionado hasta los límites que su pobre carne humana podía soportar. Ambos eran completamente capaces de golpear, bloquear, esquivar y contraatacar a su oponente de forma elegante y sus cuerpos eran capaces de resistir tal martirio.
Milo dió un impresionante salto hacia atrás, cayendo de manos y dando un segundo salto para caer de pie, otorgándole la distancia que necesitaba.
—No peleas nada mal— Le dijo, mientras se retiraba un poco de sangre de una de sus heridas.
—¿Reconoces que te ganaré?— Le preguntó el pelinegro a modo de reto.
—¿Por qué haces esto? No creo que logres mucho con Vissarion, Yong-kum o Liam...
—¡En estos momentos eso no me importa! ¡Solamente quiero demostrar que puedo vencerte!— Un aura purpura lo rodeó mientras escupía cada palabra y el suelo debajo de él se deformó. Como si no soportara toda esa energía negativa.
—¿Y luego qué? ¿Qué piensas hacer cuándo ganes?
—Buscaré a Melissa y me los llevaré a los dos. Tu serás mi regalo para Liam, y Melissa será el regalo de tu parte para mi— Rió maliciosamente — ¿Aceptas que soy el ganador?
Milo estaba asqueado sobre como hablaba de su amiga como si fuera un objeto. Escupió hacia el suelo una mezcla de sangre con saliva y rió.
—¡No permitiré que hagas eso!— Gritó y se lanzó al ataque.
El pelinegro bloqueó un golpe directo a su rostro con su antebrazo pero Milo aprovechó para darle un rodillazo al abdomen y una patada que lo mandó a volar varios metros atrás. La velocidad del castaño se había vuelto tan buena que en unos segundos ya estaba por detrás de él para recibirlo con un puño en la espalda y rematar con un codazo en las costillas. Bradley no se quedó de brazos cruzados. Antes de recibir el último ataque había alzado ambos brazos, por lo que pudo golpear la cabeza de Milo con fuerzas, haciéndolo caer al suelo. Lo sujetó con ambos brazos y lo arrojó al cielo. Dio un salto tan alto que logró darle un rodillazo en el estómago desde el aire y después un codazo en la espalda, lo que lo hizo caer precipitadamente al suelo. Bradley cayó con rapidez, a punto de rematar con una patada, pero Milo fue capaz de esquivarlo por un instante. Entonces percibió una esfera de campo oscuro que su oponente había creado sobre su mano.
—¡Toma esto!— Le gritó y se la arrojó al chico, quién al verla, se dejó caer pecho tierra, esquivándola por espacio de unos instantes. La esfera continuó su trayecto y chocó contra una gran roca, provocando una explosión que la pulverizó.
—Con qué eso se vale— Señaló sarcásticamente Milo, quién se puso de pie y corrió hasta su adversario.
Lo inmovilizó del brazo y comenzó a darle una serie de golpes en el rostro, utilizando su brazo para jalarlo como si fuera una pera de boxeo. Bradley se enfureció por lo que le dio una patada fuerte en el pecho para liberarse. Dicha patada hizo retroceder un poco al castaño, lo que hubiera aprovechado su enemigo, de no ser porque Milo ya tenía planeada dicha acción. Sabía que no podía darse el lujo de desperdiciar la energía en su interior, pero era algo que valía la pena. Aprovechó la guardia baja del pelinegro y creó una enorme esfera de energía amarilla, la cual comenzó a expandirse en una incontrolable explosión en dirección de Bradley, quién se cubrió utilizando su brazo hecho de Campo Oscuro mientras la luz lo enceguecía y sentía la energía lastimando su cuerpo. Cuándo el ataque paró, una nube de humo comenzó a dispersarse y solo quedó un pobre chico sujetando su hombro derecho, pues su brazo se había convertido en un grupo de manchas de energía oscura flotantes que poco a poco se reunían para volver a formar el brazo del chico.
—Eres un...
—¡Tú lo hiciste primero!— Le recalcó el chico con el copete cortado. — Pero no te precipites. La pelea apenas acaba de comenzar.
Bradley miró hacia el suelo, sin demostrar ninguna emoción. Su brazo en unos segundos terminó de reconstruirse, mostrando el mismo patrón de luces blancas en su interior. Sin embargo, el chico no reaccionó durante un breve periodo de tiempo. Se quedó inmóvil hasta que tomó desprevenido al castaño y se arrojó hacia él, dando un par de golpes y patadas que no pudo bloquear. Entonces Milo supo que la pelea había continuado por lo que su cuerpo comenzó a bloquear y golpear de nueva cuenta a su objetivo en una batalla incesante. Ambos golpeaban, bloqueaban, esquivaban, pateaban y hacían lo que podían para seguir en la pelea. Eran múltiples interacciones por segundo y no cualquier ser vivo sería capaz de seguirles el ritmo de pelea que llevaban pues ambos eran bastante diestros en lo que hacían. En un punto, Bradley fue capaz de de darle un codazo en el lateral a Milo y otro en la cabeza, lo que le provocó un gran daño, sin embargo, respondió con una patada que impactó directo en la sien del pelinegro. Trató de dar una segunda patada, pero erró y pagó por las consecuencias recibiendo él mismo una patada en su pecho. Contestó con un derechazo al estómago y recibió una patada desde abajo en su propia mandíbula. El castaño entonces aprovechó el impulso para darle un rodillazo al estomago y un golpe desde arriba con ambas manos en la cabeza. Entonces el intercambio de golpes y bloqueos continuó su curso.
—Comandante, esta pelea es de otro nivel— Dijo uno de los mecheros.
—Jamás me imaginé que existiera una persona con tales características en esta galaxia— Añadió otro de los soldados.
Zack no podía creer lo que estaba viendo. Jamás había visto a Milo llegar a tal nivel y luchar con tal ferocidad. A pesar de que la proyección de Shar era un poco borrosa, se podía ver con bastante claridad y desde bastantes ángulos lo que estaba pasando.
—Milo...— Susurró con tristeza. Cerró ambos puños y estuvo dispuesto a ir corriendo a ayudarlo.
—Él no quiere tu ayuda...— Le dijo su maestro, sujetándolo para detenerlo.
—Pero él...— Trató de justificarse, pero fue interrumpido.
—Él está tratando de pelear de la manera más honorable contra Nevy. Por eso mismo no está usando sus espadas. Simplemente absorbió su energía para igualar las condiciones. No estoy seguro de a qué se debe esa decisión, pero la respeto...— El moreno lo miró con una mezcla de impotencia y tristeza— Milo tiene un espíritu guerrero muy noble y orgulloso. Jamás nos perdonará si nos entrometemos en sus asuntos. Esa pelea está fuera de nuestro alcance...
Zack apretó los dientes con fuerza, aceptando a regañadientes dichas condiciones. Solo podía limitarse a ver la pantalla improvisada de gran tamaño como su mejor amigo se destruía contra su enemigo. Una lágrima rodó por su mejilla. Respiró profundamente y pensó «Milo puede cuidarse solo. Siempre ha podido». Dicho pensamiento había calmado un poco sus ansias, y al hacerlo, notó como más personas del pueblo se reunían a ver la pelea...
—Esto es increíble— Exclamó la Beethoviana. Quién observaba la pelea a una distancia segura.
—"Mis sensores indican que su nivel de genialosidad exceden todas las escalas"— Respondió la inteligencia artificial.
—No puedo creer que Milo tenga todas esas habilidades. Es como un estuche de monerías.
—"Mi banco de datos sobre él parece estar incompleto. Trataré de empalmar esta nueva información con la vieja..."
—Deberías ver la pelea mejor...
—"¿Verla? ¡La estoy transmitiendo en la red intergaláctica!"
—¿Qué?...
En las cercanías del planeta Badeltus, había instrucciones de cese al fuego por parte de ambos bandos, por lo que se encontraban en medio de una pausa técnica por tregua. Todos los soldados de la coalición y todos los seres pensantes del lado de Liam estaban concentrados en sus pantallas, observando la pelea entre Milo y Bradley detenidamente. Incluso en los centros de comando de cada uno de los buques de guerra, los oficiales no podían despegar sus ojos de sus pantallas. La cámara no daba el mejor ángulo, sin embargo, para la velocidad que manejaban ambos guerreros era bastante bueno. Cada uno de ellos observaba por su propia cuenta, apoyando a su favorito. Para la coalición era Milo, a quién identificaron de inmediato. Para el ejército de Liam era Bradley, quienes lo apoyaban a pesar de no estar seguros de quién era. Sin embargo, el campo oscuro era distintivo para su ejército.
—Vamos Milo, tu puedes...— Dijo el Comandante Kird, observando la pelea desde una de sus consolas.
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En el Planeta Amazort, los altos mandos de los Skyers habían autorizado un permiso B12 que les otorgaba la capacidad de frenar sus actividades burocráticas para observar un evento único a través de la red intergaláctica.
—¿Quiénes son?— Preguntó uno de los nuevos sabios que habían reemplazado a los asesinados por Vissarión en su rabieta de ira.
—Uno de ellos es Milo Murphy. Visitó nuestro planeta hace unas semanas...—Respondió otro de los sabios de mayor rango— El otro debe ser uno de los lacayos de Liam...
—Permiso para alabar al chico Murphy.
—Permiso concedido— Otorgó mientras esbozaba una pequeña sonrisa.
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Desde Bachian, un preocupado Beethoviano observaba desde una pequeña pantalla que había logrado construir pese al bajo nivel tecnológico del lugar, como el chico que se llevó a su ahijada, la princesa Quorra, se peleaba a muerte con lo que parecía otro terrícola. «Solo espero que mi princesa esté bien». Pensó con melancolía, mientras seguía observando la pelea. Algunos de los locales se habían sentado cerca de él para observar la pelea, bastante animados, pues recordaban al chico Murphy con felicidad. A pesar de su estadía corta en dicho planeta, esa sonrisa sincera y entusiasmo eran inolvidables.
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En un bello planeta azul, en el centro de una ciudad llamada Danville, uno de los rascacielos con una gran pantalla sobre él proyectaba la pelea en alta definición, mientras un grupo de personas en el lugar observaban todo, vitoreando el nombre de Milo con entusiasmo. Muchos de los presentes pertenecían al club de fans de Milo que se había formado posterior a la invasión. Pero habían muchas otras personalidades conocidas.
—Murphy jamás ha sabido lo que es la seguridad— Afirmó Elliot Decker a quién pudiera escucharlo, mientras sostenía su afamada señal de alto.
—Jamás había visto una pelea de tal magnitud, ni siquiera las peleas arregladas del box le pueden llegar a los talones— Afirmó Mort Schaeffer.
—Nunca pensé que a Milo le gustaran las peleas— Dijo una confundida Lydia.
—Haría cualquier cosa por una buena causa— Explicó Amanda Lopez con sutileza.
—Parece que no mentías cuándo dijiste que Milo había cambiado mucho en el espacio— Señaló Chad Van Coff.
—Si, pero cuándo lo vi no tenía ese corte de cabello— Le respondió la chica latina.
—Yo creo que así se ve un poco más rebelde y misterioso— Interrumpió Joni, la chica de ojos azules, esbozando una gran sonrisa lo que provocó un poco la furia de Amanda.
—Esperen ¿Quién es ese con quién pelea Milo?— Preguntó Mort, con interés.
—¿No es...? — Comenzó a decir Chad — ¡Es Bradley!
Los presentes se miraron los unos a los otros, tratando de unir los puntos en su cabeza. La única que estaba segura de ello era Amanda, pues acababa de notar un patrón en su rostro que era idéntico al de Bradley, además de que eso explicaría su ausencia con el resto de personas raptadas el día de la invasión.
—¡Claro qué no!— Exclamó Mort —Bradley no tiene el rostro tan demacrado. Sus venas no estaban saltadas. Sus ojos no son purpuras y su brazo derecho es una rama, no un fango negro con puntitos blancos...
—¿Tú que opinas, Amanda?— Preguntó Lydia, tratando de resolver el enigma de su cabeza.
Su amiga se quedó en silencio, esperando no tener que responder pues sabría que no podría mentir. No quería pensar mal de su compañero, pero en ese punto estaba dispuesta a creer cualquier cosa y simplemente necesitaba conocer las dos versiones. —¡Milo! ¡Milo! ¡Milo!— Comenzó a vitorear, provocando que todos los presentes hicieran lo mismo en apoyo a su amigo. Incluso Elliot lo estaba apoyando en esos momentos.
A unos cuantos metros de distancia, una chica rubia con una playera del Doctor Zone se encontraba viendo la pantalla sin pestañear.
—Milo. Por favor. Ten cuidado— Murmuró con tristeza y remordimiento. Se trataba de Sara, la hermana mayor de Milo, quién se sentía culpable por no haber abordado la nave antes de que despegara y no poder estar ahí para cuidar a su hermanito. Su novio, Neal, la rodeo con su brazo para consolarla.
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Una sombra maléfica observaba una pantalla que flotaba frente a él. A su alrededor todo era hostil. Detrás de él se podía apreciar una entidad, como si fuera una gran nebulosa entrando en un agujero negro, perdiendo sus colores y en el centro estaba esa sombra, riendo de forma muy audible.
—Así que este chico es el tal Milo Murphy— Se relamió los labios y comenzó a manifestar una gran ansiedad — Has madurado tanto en tan poco tiempo. Esto es mucho mejor de lo que me había contado Yong-kum. Contigo ganaré esta guerra de una vez por todas. Ven a mi pronto, Milo. ¡Te lo imploro!...
Bradley lanzó con fuerza una roca a la que le había inyectado su propia energía del campo oscuro. Milo tuvo problemas para esquivarla debido a la velocidad a la que viajaba, por lo que la evadió por solo unos centímetros generando una ligera cortada por el roce. El proyectil chocó sobre una roca por detrás de él, provocando una onda expansiva que empujó al castaño hacia adelante. Se puso de pie y corrió hacia su enemigo a toda velocidad. Al darse cuenta de ello, el pelinegro comenzó a retroceder, sin embargo, de un segundo a otro, el chico desapareció de su vista. Dio media vuelta y todo lo que pudo sentir fue una fuerte patada voladora en el pecho, haciéndolo caer. Se reincorporó en un salto y arrojó otra pequeña roca impregnada con su poder. Milo tuvo que lanzar una bola de su propia energía para desintegrar dicho objeto, sin embargo, de un segundo a otro tenía al pelinegro en las cercanías.
—Te tengo— Le dijo el castaño, al lograr sujetar el brazo con el que planeaba golpearlo con su propia mano derecha.
Mientras lo sujetaba trató de contraatacar con su puño disponible, sin embargo, el brazo prostético de su enemigo tenía otros planes.
—¿Estás seguro?— Le preguntó con arrogancia, sujetándolo fuertemente.
De un segundo a otro, Bradley le dió un cabezazo tan fuerte que retumbó por los alrededores. El cuerpo de Milo comenzó a arquearse hacia atrás, sin embargo, el chico aprovechó esto para regresarle ese cabezazo al pelinegro, quién recibió un impacto aún mayor al que él mismo había provocado. Ninguno de los dos había soltado su agarre, por lo que comenzaron a chocar cabezas repetidamente. Tomando un poco de impulso ambos retrocedían su cabeza y la volvían a chocar en un inútil esfuerzo de lastimar a su contrincante. Ante la desesperación de no poder utilizar sus brazos, ambos comenzaron a canalizar su energía en el agarre, por lo que ambos poderes volvieron a mezclarse como lo habían hecho con anterioridad y detonaron una llamarada que los separó a ambos. El impulso los hizo retroceder pero ninguno de ellos cayó al piso y la marca que habían dejado con sus pies era testigo. Bradley fue el primero en querer asestar una patada al chico, quién la bloqueó con su brazo y trató de contraatacar con un puño en el rostro, el cuál fue esquivado por el pelinegro mientras hacía una acrobacia para tratar de golpear al castaño. Su intercambio continuó por varios segundos, sin que ninguno pudiera realmente concretar ninguno de sus golpes.
—Casi...— Dijo Milo inconscientemente, cuándo esquivó un rodillazo que iba directo a su abdomen.
—Quédate quieto— Murmuró Bradley entre dientes, con frustración.
Entonces retrocedió lo más que pudo y creó una esfera gigante con su campo oscuro y la arrojó en dirección a castaño, quién imitó la acción, creando una esfera de su energía amarilla y la lanzó en dirección al pelinegro. Entonces ambos poderes chocaron de inmediato y en su centro se creó una esfera aún más grande, que cada segundo aumentaba de tamaño y parecía un tornado de ambos poderes luchando entre sí. El viento a su alrededor iba en todas direcciones. Milo sabía que estaba en un predicamento. Esa perdida de energía era un gasto extremo, pues ya tenía menos de la mitad de la energía con la que comenzó el combate, mientras que el poder de Bradley no parecía requerir reabastecimiento. Cada segundo que mantenía esa conexión entre ambos incrementaba el tamaño de la esfera que seguramente explotaría y gastaba una gran cantidad de su poder. No obstante, sabía que no era momento de flaquear. Ambas energías generaban un espectáculo de luces que sería capaz de cegar a cualquier humano que la observara. Los dos sabían que el primero en ceder pagaría las consecuencias de manera terrible, por lo que ninguno de los dos soltaba el agarre mientras esa gran bola creada con sus poderes seguía incrementando su tamaño. Milo entonces hizo algo que sabía que no debía hacer. Su aura amarilla comenzó a recubrirse de una aura rojiza y su conexión con la esfera también comenzó a tornarse de dicho color. Ahora había una guerra entre tres tipos de energía: El campo oscuro, la energía de las espadas y esa energía rojiza que emanaba del cuerpo del chico.
—Quizás no debí hacer eso— Dijo en voz alta mientras veía la gran esfera perdiendo el control y la estabilidad.
—¡¿Qué hiciste?!— Preguntó el pelinegro, quién apenas podía mantener la conexión entre su brazo y la superesfera.
La conexión entre ambos duró unos cuantos segundos más hasta que esta reventó en una enorme explosión de luz que se vio a varios kilómetros a la redonda. La onda expansiva era tan fuerte empujó unos cuantos metros la nave espacial cerca de Quorra, quién cayó al suelo derribada, y se creó un corto circuito en la cámara integrada de la pantalla con la inteligencia artificial que se parecía a Phineas, averiando la transmisión de la pelea, generando un ligero abucheo en toda la galaxia.
El viento de la explosión fue tan fuerte que azotó la ciudad de Vraza, dónde Zack, Shar, el ejército y algunos cuantos lugareños se encontraban observando la pelea. Para los Liwameños era poco común sentir algo parecido al viento, pues vivir en una colonia subterránea los aislaba de ciertos fenómenos naturales. Aquello se sentía como un ventarrón que hacía que los edificios se mecieran. El moreno se cubría con los brazos el rostro para proteger sus ojos del polvo, mientras trataba de observar la pelea en la pantalla de humo improvisado.
—¡¿Qué le pasó a Milo?!— Gritó por encima del viento para ser escuchado.
—¡No lo sé!— Le respondió su maestro en un grito — ¡El rastro de energía no me permite sentir su esencia!
El viento se detuvo después de varios instantes, sin embargo, el Wan no era capaz de proyectar una imagen que mostrara al castaño.
—¿Dónde está? ¿Qué ocurrió?
—Parece que tu amigo inyectó sus iones negativos a ese choque de energías entre ambos, lo que provocó una sobrecarga que indudablemente los mandó a volar a ambos.
—¿Puede hacer eso?
—Aparentemente.
En la pantalla se podía apreciar el lugar, como si una cámara estuviera grabando en vivo y girando en todas las direcciones, buscando algo.
—¿Por qué no lo enfocas? ¡Quiero saber qué le pasó!
—No es tan sencillo. Hay demasiada energía disipada en el aire. Camufla la esencia de los dos y no puedo sentirlos...
De pronto, una voz irritada se escuchó varios metros detrás de ellos
—¡¿Qué creen que están haciendo?!— Les gritó dicha voz.
—¡Melissa!— Exclamó el moreno con nerviosismo —¿Cu-cuánto rato llevas ahí?
—El tiempo suficiente para ver que ustedes dos no hacen nada mientras Milo pelea a muerte contra Nevy — Respondió con furia mientras su propia aura comenzaba a manifestarse— ¡Vamos! ¡Tenemos que ayudarlo!
—No podemos. Milo está peleando por... — Trató de explicar su maestro, sin embargo, los ojos de la chica resplandecían en furia y sus fluctuaciones eran cada vez más erráticas, por lo que ambos hombres se miraron preocupados y con miedo en el semblante...— Claro que no hará ningún daño acercarnos a ver qué pasó.
Al escuchar eso, Zack salió disparado como bala, seguido por sus otros dos acompañantes, mientras la pantalla de humo se desvanecía en el aire, dejando a los locales muy confundidos.
Doofenshmirtz estaba impresionado. La maniobra que alcanzaba a presenciar fue realmente impresionante. Borges tomó uno de los paneles que servían como pared y lo arrojó en los aires al tiempo que Block saltaba y utilizaba dicho panel para cubrirse de los disparos. El cuerpo de Block en el aire daba la espalda hacia su objeto protector, mientras él tomaba de su cinturón lo que parecía ser una granada y la arrojaba por encima de su protección y se cubría los ojos. La doctora imitó dicha acción y por reflejo, el científico los imitó mientras una luz cegadora y un poderoso ruido aturdía a sus enemigos. Borges de inmediato volvió a enfocarse a la batalla al igual que Doof y la lluvia de disparos les permitió deshacerse de al menos doce de los presentes que formaban una barricada hacia el puente de mando. Entonces, con ayuda de su escolta, pudieron avanzar un poco.
—Bien, me impresionaron. Pero aún quedan demasiados guardias— Dijo Doof, mientras tomaba una pequeña esfera, presionó un botón y la arrojó en dirección a sus combatientes. La esfera no tardó en rociarles un gas que hizo que comenzaran a encogerse mientras su piel se tornaba en un color verde azulado y su nariz se mezclaba con sus labios, formando el pico de un pato.
—¿Pato castores?— Preguntó Borges, al ver que la lluvia de disparos había cesado.
—Ornitorrincos— La corrigió el hombre castaño.
—¿Por qué tienes un dispositivo capaz de convertir humanos en... Ortino... Ornirro...? ¿Cómo los llamaste?
—¿Y si lo tenías por qué no lo utilizaste antes?— Se quejó el más pequeño.
—Como le dije una vez a Dakota, ya tenía el ADN del ornitorrinco. Y si no lo usé antes fue porque era mi última cápsula y el efecto solo durará una hora cuándo mucho. Tenemos que darnos prisa y tomar ese puente de mando.
Borges le hizo una seña a su capturada general, quién aún estaba en el suelo forcejeando y comenzó a arrastrarla al ver su falta de cooperación. Block tomó la insignia de la general y la colocó en el lector de la entrada, mientras la doctora sujetaba su cabeza y la ponía sobre el escáner de retina, lo que les garantizó que la puerta se abriría. Todos se cubrieron al instante, pues sabían que dentro, una segunda lluvia de disparos los aguardaba. No obstante, dos personas dentro de la cabina demostraron ser leales a Block y comenzaron a disparar en contra de los navegantes en el interior. De inmediato fueron alcanzados por disparos del resto de las personas en el interior, sin embargo, su sacrificio fue suficiente para que el trío lograra colarse en el interior de la cabina, cubrirse y acabarlos uno por uno hasta hacerse con la propiedad del lugar.
Milo mantenía sus ojos cerrados con fuerza y poco a poco comenzó a abrirlos para averiguar su situación. El panorama completo había cambiado debido a la explosión. Su cuerpo estaba incrustado en una de las paredes rocosas del lugar. Un enorme cráter estaba dónde anteriormente había estado peleando contra el otro terrícola. Estaba tan distante a esa zona, pues la explosión lo había arrojado demasiado lejos. Suspiró. Sus niveles de energía eran demasiado bajos y sus ánimos de pelea seguían decreciendo. Apenas y podía abrir uno de sus ojos mientras el otro hacía todo el trabajo.
—Creo que no debí mandar mis iones de probabilidad negativa...— Murmuró para si mismo— Jamás imaginé que poder tan destructivo tiene Bradley. Definitivamente no debe volver a mezclarse con la ley de Murphy.
De pronto, algo se apareció frente a él y lo sujetó del cuello.
—Vas a pagar por eso— Le dijo un muy notoriamente lastimado pelinegro, arrojándolo con fuerza hasta que chocó de espaldas con otra pared un poco más lejana. Milo gritó por el dolor y como pudo, se reintegró a la pelea.
—Creo que este fue mi límite...— Dijo para sí, lamentándose —Esta pelea tiene que terminar aquí.
El combate continúo con una enorme desventaja para el castaño. Apenas podía ver los movimientos de Brad. Pensó que se había hecho más rápido, cuándo se percató de que era él quién se había vuelto mucho más lento debido a la pérdida energética.
—¿Qué sucede, Murphy?— Le preguntó con provocación.
Corrió lo más rápido que pudo para ganar distancia, pero de un segundo a otro, Bradley apareció frente a él. Corrió en dirección opuesta hasta que Bradley volvió a aparecer frente a él, ganando el concurso de velocidad. Lo intentó una tercera vez, con la diferencia de que cuándo el pelinegro lo volvió a superar, Milo trató de asestarle un golpe en el rostro, que estaba destinado a fallar y ser sujetado por el brazo prostético del más grande, quién lo alzó por encima del suelo. El castaño estaba preparado para eso, abrió el puño y desde su palma una luz cegadora chocó con los ojos púrpuras de Nicholson, haciéndolo que soltara a su presa y llevara ambas manos directo a su rostro mientras trataba de recuperar la vista. El castaño aprovechó para correr, ocultar su presencia y buscar un refugio temporal dónde resguardarse y tratar de recomponerse.
Borges cerró la puerta del puente de mando, mientras Block tomaba el control de la consola principal de la nave. Doof, por su parte, bajó su propia arma y se sentó al sentir que el peligro había pasado.
—Próxima parada, TBD-1138— Afirmó el hombre con rasgos primerizos de alopecia.
Sin embargo, la capturada general amarrada en el suelo tenía otros planes. Mientras estaba escondida en medio de la pelea, se las había arreglado para recuperar un trozo de metal afilado con el que había logrado aflojar el mecanismo que la mantenía cautiva y en esos momentos había terminado de liberarse. Sin que el resto se diera cuenta, se retiró las esposas y recupero una pistola de uno de los capitanes caídos en la nave y comenzó a disparar a las consolas de mando. La primera consola estaba junto a Block y explotó en una llamarada de fuego y chispas eléctricas. Dicha explosión tiró al suelo al doctor Doof y puso en alerta a ambos militares. Block esquivo por espacio de pocos centímetros el segundo disparo, sin embargo, la consola en la que él estaba ingresando las coordenadas también estalló y la doctora Borges corrió para detener a la general.
—¡Detente!— Le gritó con desesperación, mientras sujetaba la mano armada de la general con su propia mano.
—¡Genial! ¡Los controles de mando no funcionan! — Se quejó el pequeño hombre, enojado por la situación en la que se encontraban.
En medio del forcejeo Doof se las arregló para conseguir otra arma tirada mientras se arrastraba por el suelo. Una detonación se escuchó desde sus propias manos al mismo tiempo que una segunda detonación ocurría entre el forcejeo de la Doctora Borges y la General Grant-Torres. Ambas cayeron al suelo. El rostro de la general había quedado completamente desfigurado, y la doctora comenzó a moverse en el suelo, buscando una posición cómoda.
—Oh no...— Dijo el científico mientras se ponía de pie.
—¡BORGES!— Gritó el desconsolado militar mientras corría hasta dónde su acompañante yacía en el suelo, moviéndose con dificultad. La sujetó en sus brazos y el hueco en su vientre se hizo evidente... —No...
Un par de lágrimas rodaron por el rostro del pelinegro.
—Cre-creo que no podré...— tosió un poco de sangre sobre el rostro de quién la sujetaba — Darte ese masaje erótico que te prometí...
—No digas eso... Has sobrevivido a peores... Aún hay tanques de rehabilitación...
—No quiero seguir viviendo en un universo... Controlado por Liam... Corriendo y escapando, mientras nos persigue... Además... Tu y yo sabemos que solo uno se salvará...
Borges deslizó su mano sobre el rostro de Block una última vez. Block tomó un vial que guardaba en su cinturón y una aguja brotó de él. La clavó con gentileza cerca de la herida de la doctora y el líquido se drenó en el interior de ella. Sus ojos comenzaron a cerrarse y un semblante de paz invadió el rostro de la doctora, mientras dejaba ese plano con una sonrisa en el rostro.
—Al menos te irás sin dolor... Lindsay... Adiós...
Block la colocó gentilmente en el suelo y tomó su mano. Doof agrandó su bata con su inador y la colocó sobre el cuerpo de la doctora, mientras se arrodillaba en señal de respeto. El científico esperó un tiempo prudente hasta que finalmente se animó a hacer la pregunta.
—¿A qué se refería con que solo uno se salvará?—
Sin embargo, el pequeño hombre lo ignoró mientras sacaba su comunicador del bolsillo.
—Colt...— Dijo mientras dejaba un pequeño espacio de tiempo para pensar sus palabras— Hemos asegurado el puente de mando... Pero perdimos a Borges en el proceso.
Milo se encontraba escondido tras una gran roca mientras Bradley seguía destruyéndolas todas una por una para encontrarlo. El castaño estaba rendido. No le quedaba casi nada de la energía que su espada le había otorgado, sin embargo, al pelinegro sus ímpetus de pelear aún lo mantenían a flote. No obstante, su brazo ya comenzaba a mostrar los signos de la fatiga y falta de compromiso, siendo capaz de mantenerlo unido por muy poco. Las múltiples heridas de su cuerpo punzaban de forma irritante y sabía que el daño en su interior era superior a lo que querría admitir. Milo por su parte no estaba en mejores condiciones. Había demasiados moretones en su cuerpo. Heridas abiertas que aún sangraban y el dolor recorría todo su ser. Por su experiencia, sabía que tenía algunas costillas fracturadas, pero todo eso podía esperar.
—¡Se acabó Milo Murphy! ¡Te vencí! ¡Acepta tu derrota y quizás tenga misericordia!— Gritó un muy irritado Bradley, cuya vista comenzaba a tornarse borrosa. Como pudo, juntó de nuevo una esfera de campo oscuro y la arrojó desde su palma en dirección a otra roca volándola en mil pedazos. Algunos guijarros impactaron a su objetivo sin que este se diera cuenta, por lo que el chico escondido supo que era momento de hacer su jugada. Tomó la roca más sólida que pudo detectar del suelo. Sabía que su tapadera sería descubierta en cuanto utilizara su energía —¡Ahí estás!
Milo inyectó toda la energía que le quedaba en su cuerpo a dicha piedra y saltó lo más fuerte que pudo, siendo impulsado por la explosión de la gran roca que hasta hacía unos instantes le servía como escondite. Al perder lo que le quedaba de energía, su cuerpo volvió a su estado natural, sus músculos se encogieron y simplemente volvía a ser un adolescente terrícola normal. Por lo mismo, el dolor se volvió inaguantable, pero tuvo que sobreponerse a él. Siguió elevándose sin control. Su brazo derecho estaba en extremo lastimado, así que sujetó la roca con su mano izquierda. Sabía que solamente tenía una oportunidad para hacerlo. No fallaría. Se concentró lo mejor que pudo y aprovechó su percepción extrasensorial para arrojar la roca desde los aires en dirección al pelinegro. Dicha roca comenzó a caer precipitadamente y Bradley sintió la energía acercándose a toda velocidad. «La bloquearé... » pensó, «No, mi brazo está demasiado debilitado para soportar el impacto... Mejor la esquivaré», trató de dar un salto, pero sus piernas estaban tan lastimadas que no le respondían. «¡Me va a golpear!». Tal como su mente predijo, la roca impactó de lleno por un costado de su cabeza. Al destruirse, liberó la energía en forma de una onda expansiva que mandó al chico directo al suelo. Todo eso ocurrió mientras Milo seguía por los aires, precipitándose contra el piso. Cayó de espaldas con ambos brazos abiertos y se quejó en automático al hacer contacto. Su cuerpo había hecho un pequeño cráter con su forma pero a él no le importó. Bradley ahora yacía inconsciente en el piso y su brazo derecho parecía derretido.
«Es el momento» Pensó para sus adentros. A pesar de la alta temperatura, sentía mucho frío y se lo atribuyó a la perdida de sangre. Su vista comenzó a tornarse borrosa, pero el sabía que no debía desmayarse. Tenía que terminar lo que había empezado. Aunque su cuerpo no ayudaba mucho, se puso de pie como pudo y comenzó a caminar, renqueando de una pierna hasta dónde estaba su antiguo compañero de clase inconsciente. Quorra, que hasta ese momento había permanecido observando la pelea a distancia segura corrió para acercarse a él y asegurarse que nada malo le ocurriría al examinar el cuerpo. Milo se percató de ello por lo que extendió la palma de su mano izquierda en dirección a ella, en señal de que se detuviera. Cuándo de pronto, una corriente de aire lo empujó unos centímetros. Volteó a ver el origen de dicha corriente.
—¡Milo!— Gritó Melissa, mientras su cuerpo terminaba de detenerse de la super velocidad que había adquirido. Llegó al lugar tan rápido que se creo una ilusión óptica, como si varios pedazos de un rompecabezas aparecieran. Junto a ella, otras dos figuras aparecieron de la misma forma unos segundos después.
—¡Milo!— En esta ocasión había sido Zack, quién se llevó una poco grata sorpresa a ver a su amigo en ese estado tan malherido. Su preocupación era palpable.
Su maestro simplemente lo observaba con una expresión neutral en su rostro, como si tratara de adivinar lo que el castaño hizo o lo que estaba a punto de hacer.
—Esperen... ¿Bradley fue Nevy todo este tiempo?— Preguntó la pelinaranja mientras observaba al chico tirado en el piso. Sus palabras tenían una obvia sorpresa en su tono de voz.
—Lástima que no seas exploradora, te habrías ganado una insignia por lo obvio— Respondió el moreno, tratando de difuminar su propia tensión — Entonces ¿Está...? Ya saben...
—No, todavía no— Afirmó el Wan, quién era capaz de notar su respiración creciente a distancia —Lo que ahora quiero saber es si Milo acabará con él por su deber, por piedad... o por venganza...
Zack lo miró con detenimiento y volteó la mirada en dirección a su amigo, quién aún tenía el brazo extendido en dirección a Quorra, con la palma abierta. Dudo, pero pudo dar un solo paso, cuándo se percató que su amigo movió su brazo en dirección a él, enseñándole la palma en señal que se detuviera. Dicha acción duró pocos segundos, pues regresó a su posición anterior y sus dos espadas cayeron en su mano abierta. Ambas espadas estaban colocadas de forma paralela, con los filos tocándose entre sí.
—¿Qué es lo que piensas hacer, Milo?— Preguntó Melissa en voz baja. Sabía que su amigo estaba lo suficientemente lejos como para escucharla, pero eso no importaba.
Milo alzó su brazo sosteniendo ambas espadas por encima de su cabeza las cuales comenzaron a brillar con mucha energía. Duró en esta acción el tiempo suficiente como para que la Beethoviana se acercara al equipo.
—¿Qué pasará ahora?— Le preguntó al mayor.
—Supongo que pronto lo averiguaremos.
Las espadas ya no emitían ninguna luz, pero Shar podía sentir una energía extraña sobre ellas. Estaba bastante confundido. Jamás había sentido algo igual. Sus reflejos movieron sus ojos en dirección al chico en el suelo, quién despertó abruptamente y comenzó a contorsionarse al ver al castaño en dicha posición de poder.
—Adiós para siempre, Nevy— Exclamó Milo y esta vez, ambas espadas comenzaron a brillar en un color blanco intenso.
Bradley trató de ponerse de pie. De arrastrase por el suelo, de hacer cualquier cosa, pero fue inútil. Lo mejor que pudo hacer fue formar de nueva cuenta su brazo desde el campo oscuro. Milo llevó ambas espadas por detrás de su cabeza, aumentando el impulso del golpe final y comenzó su ataque. Bradley solo pudo ver el filo de las espadas dirigiéndose a él, así que hizo lo último que pudo. Se cubrió utilizando su brazo de campo oscuro, el cuál recibió el impacto de lleno. La energía de ambas espadas comenzó a recorrer el cuerpo del pelinegro mientras el filo batallaba con el Campo Oscuro. Esa interacción duró unos segundos bastante agotadores de ver hasta que el brazo de Bradley cedió y se despedazó como si de un delicado cristal se tratase. Los restos comenzaron a disiparse en el aire y entonces ocurrió algo imprevisto. La esclerótica de sus ojos se tornó de un bello color blanco cubierto de unas cuantas venas rojas. El chico cayó al suelo y sujetó su falta de brazo por unos instantes, mientras una luz blanca comenzaba su recorrido desde lo que podía catalogarse como su muñón. Dicha luz era demasiado delgada y se detuvo después de alcanzar cierta longitud. Se disipó en el aire, mostrando algo que sorprendió a todos; la rama de un árbol unida al cuerpo del pelinegro. Milo cayó de espaldas al suelo cercano, con una gran sonrisa de satisfacción en el rostro.
—¡Milo!— Gritó de nueva cuenta el moreno, corriendo hasta colocarse a su lado... En cuánto llegó, pudo notar su gran sonrisa de siempre, sus heridas, y la tranquilidad que mostraba su semblante.
—¡Funcionó!— Decía el castaño una y otra vez, mientras miraba a su amigo.
Melissa por su parte, no acababa de entender lo que había ocurrido, por lo que se arrodilló junto a Bradley, quién no estaba en mejores condiciones que el chico Murphy, pero aún así, seguía respirando, aunque con gran dificultad. Shar comenzó a flotar cruzado de brazos y se dirigió levitando con dirección el castaño en el suelo para dar énfasis a lo que iba a decir.
—Arriesgaste tu vida y la misión para salvar a este chico del campo oscuro ¿No es así?
—Bueno...— Respondió con dificultad — Pensé que si lograba que descargara esos sentimientos negativos en algo, podría romper la posesión del Campo Oscuro.
Zack lo ayudó a ponerse de pie. Tomó ambas espadas, las cuales regresaron a su forma de empuñaduras y las guardó en su traje espacial, que a diferencia del de Milo, seguía relativamente intacto. Tomó el brazo izquierdo del chico y lo pasó por detrás de su cuello y hasta su hombro con el objetivo de servirle de apoyo. Entre Melissa y Quorra hicieron lo mismo con el otro chico, quién simplemente estaba cabizbajo, con lágrimas en los ojos.
—¿Así que este dolor de cabeza es conocido suyo de la tierra?— Preguntó la extraterrestre, quien se mantenía alerta y con desconfianza del chico — Ustedes terrícolas si que no dejan de sorprenderme.
—Este dolor de cabeza es Bradley Nicholson, un compañero de la escuela...— Explicó la pelinaranja.
—Melissa... Perdóname...— Murmuró el chico con suficiente fuerza para que la chica lo escuchara.
—¿Qué es lo que haremos con él?— Cuestionó a Milo, para ignorar al joven que ayudaba.
—Haya hecho lo que haya hecho, sigue siendo un t errícola y un repatriado. Después de que reciba atención médica lo enviaremos como prisionero a la tierra...— Respondió de manera poco consoladora el castaño.
—Melissa... Yo no quise...— Trató de decir de nueva cuenta, sin embargo, se desmayó en los brazos de ambas chicas.
—Al fin se calló— Afirmó con alivio la terrícola —No puedo creer que Bradley haya sido capaz de perseguirnos por todo el universo y tratara de matarnos varias veces. Incluso en Wengar...
—En realidad, trataba de matarme a mi— Interrumpió el castaño con tal de no terminar de escuchar dicha oración —No lo sé, Melissa. Tengo la sensación que todo lo que hizo fue bajo el control del Campo Oscuro.
—El Campo Oscuro influye de manera negativa en la psique del usuario, pero simplemente magnifica los sentimientos negativos. Todo lo que hizo ese chico ya estaba en su interior...—Explicó Shar.— Además de que no podemos afirmar que utilizaron técnicas de lavado cerebral con él.
—Por favor, Shar-cos. ¿Después de lo que viste hoy con Vissarion puedes culpar a Bradley?— Trató de mediar el moreno al recordar su experiencia del pasado día.
—Yo solo digo, que cuándo casi me posee el Campo Oscuro, pude sentir mil pensamientos en mi cabeza que no eran míos. Como si alguien me estuviera obligando a actuar en consecuencia. Casi puedo asegurar que era Yong-kum el que pensaba por mi.— Afirmó el chico Murphy, aun sostenido por su amigo.
Melissa volteó a su costado para ver al chico inconsciente. Se veía tan tranquilo y lastimado que le provocó una rara sensación — ¿De verdad creen que lo hizo bajo el control mental de alguien más?... No... El mal ya estaba en su interior... ¿O quizás...?
Milo estuvo a punto de protestar, sin embargo, un intenso dolor en su vientre lo inhabilitó y casi lo hace caer al suelo, de no ser porque Zack lo sujetó con más fuerza.
—Cielos, ustedes si que quedaron muy mal heridos— Dijo Quorra, quién comenzaba a sentir molestia de cargar con un humano desvanecido —Hay que hacer algo por curarlos... Shar ¿Crees qué...?
—No. Sus heridas son demasiado complejas. Casi puedo apostar que su cuerpo perdería su capacidad regenerativa si los curo.
—Entonces hay que llevarlos rápido a la nave y ponerlos en un tanque de rehabilitación— Exclamó la piloto, por lo que la obedecieron y comenzaron a caminar.
—De hecho, tenemos que salir rápido de Liwams. Existe una muy alta probabilidad de que el ejército local lance su primera ofensiva contra las tropas de Yong-kum... Denada— Dijo la pelinaranja con una gran sonrisa de satisfacción en el rostro.
Shar iba por delante, pues solo cargaba con su peso. Melissa y Quorra iban detrás, cargando al pelinegro inconsciente. Con mayor distancia por detrás de ellos, Zack y Milo caminaban mientras hablaban en voz baja.
—Nunca... jamás... hagas esto de nuevo. ¿Escuchaste?— Ordenó el moreno, con furia en los ojos.
—Si, mamá— Respondió Milo con sarcasmo.
—Mira nomas como quedaste, hijo mío. Tu traje espacial quedó destruido. Tienes cortadas por todo el cuerpo. Hematomas por todas partes. Apenas y puedes abrir tu ojo derecho. Se te abrió el labio y sigue sangrando y quién sabe cuántas heridas internas graves tengas. Tu brazo derecho está dislocado. Tu nariz... — Se detuvo al ver la expresión de molestia que había generado en el menor...— Pero debo admitir que me gusta como se te ve el cabello sin el copete.
Al decir esto notó como un sonrojo estaba a punto de producirse, sin embargo, lo pudo contener satisfactoriamente. Milo lo volteó a ver con una sonrisa maliciosa. Suspiro y le dijo burlonamente —Con que... ¿Una carta para mi en tu pantalón de dormir?
Al terminar de decir eso, Zack no pudo ocultar más su sonrojo. Sabía que Milo había estado indagando en su mente de nuevo...
Con la espada de Theseus, ninguna oleada había sido capaz de vencerlos. Sin embargo, tenían otro problema en la puerta. Afuera del hangar de mantenimiento, había docenas de naves caza peleando entre sí, sin mencionar que otros buques habían sido recuperados por las personas que le eran leales a la general y disparaban sus cañones contra el fuselaje de la nave principal. Todos los presentes sabían que ya no quedaba suficiente personal en la nave como para mantener el ritmo de oleadas de recuperación de la bahía. Sin embargo, todavía quedaba la opción de destruirla.
—Y ¿Ahora qué hacemos?— Preguntó un muy confundido hombre cano con bigote.
—Block ya confirmó que tiene control del puente de mando, sin embargo, los controles de salto están averiados— Respondió Colt, sin bajar la guardia en caso de que algún renegado quisiera atacarlos por sorpresa.
—Esas puertas blindadas no durarán mucho, y cuándo se rompan, no querremos estar ahí...— Añadió Theseus, mientras observaba un conflicto a lo lejos, por uno de los pasillos—Será mejor reunirnos con ellos para planificar el siguiente movimiento.
Los disparos retumbaban en el acero de la nave, y eran obvias las instrucciones destructivas de sus enemigos. El espectáculo en el exterior era similar a ver un barco pirata, rodeado en sus costados por dos barcos ingleses, disparando sin cesar mientras los piratas peleaban unos contra otros.
—¿Crees que tu nave pueda sacarnos de aquí y llevarnos con ellos por el exterior?— Preguntó Dakota.
—Solo si quieres volar entre los disparos de cañón laser gigante y las naves cazas enemigas...— Respondió con tono mordaz el Murphy — Claro que puedo hacer eso.
Por fortuna era una nave pequeña, con solo dos niveles. La entrada estaba en parte inferior de la cubierta frontal, con la rampa de acceso lista para que ingresaran. La cabina estaba en la parte superior y tenía sus cañones principales, más aparte dos cañones artilleros. Para acceder a la cabina, se tenía que llegar al final del nivel inferior y subir una escalera de mano, lo cuál le dificultó el acceso a Dakota, quién aún tenía el hombro lastimado así que Cavendish tuvo que ayudarlo. Mientras ingresaban, escucharon un par de disparos más en el exterior. Colt se detuvo en el último tramo de la rampa, mientras giraba su cabeza para ver la puerta blindada que sellaba el lugar.
—No...— Alcanzó a murmurar al escuchar un estridente sonido proveniente del casco de la nave.
—¡¿Qué haces?!— Le preguntó el Murphy, cuándo un agujero se reventó en la puerta blindada y comenzó a succionar todo a su paso.
El militar se sujetó con fuerza al marco de la entrada, mientras el vacío del espacio reclamaba su cuerpo. La nave estaba anclada al suelo, por lo que permanecía estática, y Theseus se agachó para poder sujetar un tubo que sobresalía del suelo mientras trataba de alcanzar a su compañero, cuyos dedos comenzaron a resbalarse. En última instancia, el dueño de la nave sacó su espada, golpeó el control de la puerta y la extendió al chico, quién pudo sujetarla, quejándose de dolor, pues el filo comenzó a cortarle la palma de la mano, sin embargo, dicha acción le había salvado la vida, pues la rampa se elevó detrás de él, empujándolo hacia adentro. Ambos jóvenes temblaban y sudaban sin parar. Había un gran rastro de sangre en el filo de la hoja así como en la ropa del guardia. Theseus tomó una venda de una de las gavetas y se las dio, de pronto recordó lo que sucedía y subió corriendo a la cabina, dónde Cavendish ya estaba preparado para ser su artillero una vez más. Comenzó el protocolo de despegue tradicional, mientras Dakota descansaba su herida en un asiento de pasajero. Colt fue el último en incorporarse y se colocó en el asiento del otro artillero, a pesar de su reciente herida. Múltiples disparos seguían chocando con la puerta, rompiendo más y más pedazos. La nave flotaba en el aire lista para las maniobras evasivas. El espacio entre varios agujeros comenzó a resquebrajarse hasta que finalmente se formó un hueco tan grande por donde la nave podía salir. Esperaron unos segundos para salir a prisa, cuándo notaron que la lluvia de disparos había cesado. La nave salió lentamente, como si fuera una persona inspeccionando el lugar, cuándo entendieron lo que estaba pasando.
—Hamana Hamana Hamana Hamana Hamana...— Repetía el británico sin parar, mientras observaba una figura a lo lejos.
Desde la cabina de mando del buque, Block seguía tratando de arreglar los controles del salto para dirigir la nave hacia el último refugio. Aún estaba decaído por la perdida de Borges, no obstante, sabía cuál era su misión. Doof mantenía vigilancia por la puerta de acceso cerrada mientras le daba consejos a su aliado para reparar las consolas. El más pequeño por un instante creyó tener el control, cuándo de pronto, su comunicador comenzó a sonar en medio de la estática, al mismo tiempo que una señal de emergencia se activaba y una luz roja iluminaba los controles mientras parpadeaba. Block tomó el comunicador.
—¡Colt! ¡¿Qué está pasando? ¡Qué puedes ver?!— Preguntó a gritos.
—"¡Está aquí!"— Fue lo único que pudo escuchar. Dirigió su atención a uno de los cristales y esa figura maligna, pequeña, que había atacado varias veces a Dakota y Cavendish, ese maligno subordinado de Liam estaba flotando sin reaccionar, mientras el conflicto entre las naves espaciales cesaba...
{Es mi universo muy divertido}
[... (Es muy divertido) ...
... (Vamos ya con Milo, si) ...
... Ya me voy y quiero decir gracias a todos... ¡Whoa! ...
... (Vamos ya con Milo, si) ...
... Resbalé en un cráter y ahora estoy todo sucio ...
... Esperando qué sucederá ...
... Y no sigo nunca yo las reglas ...
... No sabemos lo que pasará ...
... Casualmente suceden las cosas ...
... (Suceden las cosas, suceden las cosas) ...
... (Casualmente así suceden las cosas) ...
... (Y lo que sigue será sensacional) ...
... (Vamos ya con Milo, si) ...
... Muy bien, muchas gracias, sigan con la motivación ...
... (Vamos ya con Milo, si) ...
... (Whoooa whooooa) ...
... No voy a estar viendo pasar los mundos ...
... Dar una vuelta pido ...
... (Vamos ya con Milo si) ...
... Mi universo es divertido...]
—¡Francis!— Gritó el hombre del parche en una de las pantallas, mientras en otra se reproducía la pelea de Milo con Bradley.
—Director Fury— Respondió el hombre de la doble "M" bordada en su chaqueta verde.
—¿Por qué no me dijiste que ese chico Murphy era un superhumano?
—También es una sorpresa para mi. Creo que algo le dio poderes en su viaje espacial, señor.
—Sea como sea ahora entra dentro de mi jurisdicción...
—¿Señor?
—Creo que tendremos que involucrar a los superhéroes en esto...— Ambas pantallas se apagaron al instante.
Mucha escena post-créditos te pudre el cerebro :( ...
