Todos estaban inquietos por el cumpleañero, se encontraba yendo de este mundo, y nadie podía hacer nada, solo los médicos que trataban de reanimarlo con un desfibrilador. Bluey estaba sumamente preocupada por él, no podía creer que el Collie pudiera terminar con ella, quería que se quedara con ella, no que se marchara al más allá.

—Por favor, salga de la habitación, nosotros no encargamos de que vuelva —dijo una de las enfermeras que estaba atendiendo al chico.

Bluey obedeció a las indicaciones de los doctores que estaban atendiendo a su novio. Sabía que podía perder a Mackenzie, con todo el dolor de su corazón, sabía que podía llegar a morir y debía dejarlo ir y quedarse sola con Jean-Luc, aunque no lo amara, «Por favor, amor mío, no te vayas de mi lado».

Mackenzie estaba llevando su pelea a cabo, a pesar de que estaba dando buena pelea, estaba a punto de ganar, a pesar de que la muerte no iba a dejarlo ir tan fácil. Este ángel debía mandar a Mackenzie al Hades, donde las almas que no valoran las oportunidades de cambiar su vida, y lo que Mackenzie jamás vio, el amor que Bluey le estaba dispuesta a darle. Entre la lucha, Mackenzie con el escudo golpeó la muerte para mandarlo a volar, cayendo a unos centímetros de él al suelo.

—¡Es inútil, Mackenzie!, no puedes solo intentar volver al mundo de los vivos —se molestó la muerte al levantarse del suelo.

—Solo quiero enmendar mi error, creí que esta vez me dejarías irme pronto, pero eres necio —contestó Mackenzie poniendo su espada en el cuello.

—Ah, estás bien, tal vez tengas… —La muerta rápidamente tomó su hoz para cortarle el cuello cuando el Border Collie reaccionó ante esta acción, alejándose un poco para tomar su espada, enterrándola en la caja torácica—. Lo siento, pero perdiste.

—… Razón, bueno, no hay más, no puedo ganar, tendré que esperar a que envejezcas y reclamar tu alma.

En ese momento, el ángel de la vida regresó todo a su estado original, puesto que el lugar estaba lleno de cadáveres y fuego que era ocasionado por el caballo de la muerte a la hora de caminar por todo el lugar cuando la muerte comenzó a pelear con Mackenzie.

—Bien, ahora que a Mackenzie es hora de volver a su cuerpo —dijo el ángel de la vida con una sonrisa de mejilla a mejilla.

—Star Green, esto no es justo, con la armadura del espíritu hasta un niño de cinco años me puede partir el lomo —se quejó el ángel de la muerte.

—Lo siento, Devin, pero la armadura fue creada con ese propósito —respondió Star Green.

—Sí, tienes razón —se rio Devin quien estaba feliz de tener un digno oponente—.

Creí que sería más fácil llevármelo, pero veo que tu abuelo tuvo un nieto más fuerte que él.

—Bien, no quiero seguir perdiendo el tiempo. Quiero ir a casa.

—Oh, es cierto —dijeron las dos criaturas espirituales.

—¡Hurra! —exclamó Mackenzie lanzando sus brazos al cielo.

En el hospital, los doctores lograron "rescatar" a Mackenzie de irse de este mundo, Bluey estaba triste, creí que Mackenzie se iría y que no podría decirle sus sentimientos hacia él.

—Bien, familiares de Mackenzie, el chico está estable y está con nosotros otra vez, vaya, que sabe pelear por su vida este muchacho. Pueden pasar a verlo.

Bluey no dijo compromiso, Bluey pasó sin decir más. Al estar ante Mackenzie, le tomó la mano. Cuando de pronto sintió cómo Mackenzie presionó su mano, Bluey soltó la mano de Mackenzie para salir corriendo hacia la madre para explicarle lo sucedido.

—¡Señora Border Collie!, ¡señora Border Collie! —gritó Bluey al correr hacia la madre de Mackenzie.

—¡¿Sucedió algo Bluey?! —indagó preocupada.

—¡Mackenzie me presionó la mano! —exclamó Bluey sonriendo para no terminar llorando.

—Vamos con el doctor.

Las dos se acercaron con el doctor, que estaba atento a la muerte cerebral de Mackenzie. Al saber que Mackenzie había movido la mano, esto le llamó la atención. Las acompañó al cuarto donde se encontraba el Border Collie.

—Al parecer, Mackenzie está comenzando a reaccionar, no puede decir en qué momento pueda despertar, pero tal vez nos sorprenda, esté mucho —comentó el doctor.

—¿Quiere decir que en cualquier momento despierte? —preguntó Bluey.

—Exacto, Mackenzie puede despertar en cualquier momento, además de que, si ves, movió un poco sus ojos soltando lágrimas, estén al pendiente de él.

—Gracias, doctor.

El doctor era un Corgi especializado en este tipo de casos y era muy buena onda, porque Bluey no tenía nada que estar oliendo ahí.

—Bueno, yo iré a decirles a los chicos que tal vez Mackenzie despierte en estos días.

—Está bien, señora Border Collie.

La madre de Mackenzie salió de la habitación, con dirección a la sala de espera, donde ellos esperaban noticias del Border Collie. Al llegar, todos notaron su presencia.

—Señora Border Collie, ¿qué pasó? —preguntó Rusty preocupado por su amigo.

—Puede ser que Mackenzie despierte pronto, pero no hay de qué preocuparse, Mackenzie presionó la mano de Bluey, y decía el doctor que Mackenzie puede despertar en cualquier momento, pero no se sabe —comentó la madre de Mackenzie.

—Debo estar ahí —dijo Coco corriendo hacia la zona de terapia intensiva.

—Esa chica está loca, si nadie la tomó en cuenta para ir a ver a Mackenzie —dijo la madre de Mackenzie al ver a Coco entrar a terapia intensiva—. Bueno, aún no sabemos si vaya a despertar, aunque no sabemos si nos dejen pasar con todo esto otra vez al cuarto, así que comamos lo que trajeron y vamos a ver a Mackenzie.

Bluey por su parte, vio entrar a Coco a la habitación, causando que ella se levantara.

—¿Qué quieres aquí? —preguntó la Heeler soltando la mano de Mackenzie para acercarse a Coco.

—Oh, por nada, ¿no puedo estar aquí? —reprochó cruzándose de brazos.

—¡Ay…!, Coco, somos amigos desde niños, no me gusta pelar con ustedes, pero Mackenzie nunca te dio entrada, y yo lo he intentado muchas veces, y aún siento que no lo voy a lograr.