CAPÍTULO IV

Luego de correr por unos minutos, Amelia por fin llega a la entrada del pueblo. Antes de bajar se tomó el tiempo de observar por un momento la situación, la niebla no la dejaba ver, pero poco a poco se iba disipando. Vio lo que pasaba: el poblado estaba en ruinas. Había humo saliendo de las casas completamente derrumbadas.

Estaba sorprendida, ese lugar que había decidido vivir estaba hecha completamente añicos. Ella sintió desolada por eso. Tuvo que bajar para ver lo que ocurría por ella misma. Luego de bajar, fue caminando con preocupación y lentitud, como si estuviera en un pueblo fantasma. El valor que tuvo cuando estaba en la casa anterior desapareció de forma abrupta.

No había personas rondando por las calles. Gritó para ver si había alguna persona viva.

—¡¿Hola?! ¡¿Alguien me escucha?!

Lamentablemente, no hubo respuesta. Pareciera que todos hubieran desaparecido después del desastre de anoche, incluso muertos, esa idea le preocupó demasiado. Todas las viviendas estaban derrumbadas o quemadas. Los vehículos fueron destruidos.

Ella se fue a su casa para ver si fue afectada, luego de caminar vio con sus propios ojos que su residencia estaba completamente destruida. No lo podía creer, el hogar que estuvo por años hecho pedazos. Las paredes fueron derrumbadas y el techo cayó. Se puso muy triste. Intentó indagar en los escombros si podía encontrar algo. No había nada que rescatar, todas sus pertenencias como su celular fueron destruidas. Se puso todavía más triste, todo lo que había tenido ya no era nada. La mujer quería lamentar por todas sus cosas destruidas, pero estaba en una misión de rescate, tenía que lamentar después.

Caminó más adelante y vio su camioneta, estaba aplastada por alguna razón. Quizás el monstruo pasó por encima. Tanto esfuerzo para obtener los ingresos necesarios para comprarse un vehículo para transportar su mercadería se había ido al garete.

Ella pensó que talvez había sobrevivientes en alguna parte del pueblo, se tomó un poco de su tiempo para merodear por algunos sectores, pero nada había encontrado. Lo único que veía era casas, comercios y vehículos destruidos y quemados. Solo estaba perdiendo su tiempo. Se puso melancólica al ver el lugar completamente vacío y destruido. La mujer de la casa que visitó tenía razón, Amelia era la única persona en pie en el pueblo, ni siquiera había oficiales ni investigadores que puedan ayudarle; pero no tenía que perder el tiempo lamentándose por los demás, ellos estarían bien estén en donde quieran que estén. Tenía que actuar. Como se dijo a sí misma hace minutos atrás, encontraría a su querido Pokémon sin importar lo que costase.

Según lo que pasó en la anterior noche, Amelia y su Snivy salieron de la casa y fueron al camino de tierra para escapar del pueblo, pero hubo un percance que las obligó a retroceder. Y de repente su camioneta dejó de funcionar. Ellas tuvieron que correr hacia el norte del pueblo, por lo que tendría que seguir esa dirección.

Fueron por el camino en donde la mujer le dijo que escapara hacia el bosque, era la única alternativa para que ella estuviera fuera de peligro, ahora solo restaba encontrarla. En un momento la mujer se arrepintió en dejarla escapar al bosque, no se sabía que cosas había ahí adentro. Tuvo la idea que fue un gran error haber hecho eso, pero tenía que buscarla lo antes posible si no quería que sufriera algún peligro. Pensaba que no se había ido tan lejos, esperaba.

De repente sintió una sensación rara en el pecho, sentía un dolor punzante, como si algo hubiera entrado al interior de su cuerpo. Afortunadamente, el dolor desapareció después de un par de segundos. Era extraño lo que sucedió, pero como no hubo problemas mayores, siguió con su camino.

Recordó que un muro de una casa se desplomó y le cayó encima. Al llegar, pudo observar la pared que estaba tirada en el suelo. No sabía cómo pudo lograr salir de ahí, pero eso no importaba por ahora. Ya estaba en el límite entre el pueblo y la naturaleza. Ella se quedó apreciando los árboles por un momento y lo que estaba al fondo: solamente niebla. Estuvo unos segundos parada hasta que, después de dar un profundo respiro, decidió adentrarse al bosque. Ella no sabía que cosas se iba a encontrar en medio de los árboles, pero había que tener valor para encontrar a su ser que más quería.