DESCARGO DE RESPONSABILIDAD: No soy dueño ni me hago mérito de la franquicia de Fate ni de sus personajes. Solo los uso para fines de entretenimiento y los derechos y créditos les pertenecen a sus respectivos dueños y creadores.

Leer las notas del primer capitulo porque son muy importantes.

Antes de empezar, primero tengo que hacer un aviso rápido para dejar claro algo en lo que me han estado molestando.

DEJEN DE ENVIARME MENSAJES PARA HACER "DIBUJOS" O QUERER MI CONTACTO. LES DIGO A ESTOS SUPUESTOS ARTISTAS QUE BASTA. SI QUISIERA UN DIBUJO O UN ARTE DE MI HISTORIA, YO MISMO LO HARÍA O LE PEDIRÍA A ALGUIEN HACERLO, PERO NUNCA ACEPTARÉ QUE UNA PERSONAJE QUE ME MANDO UN MENSAJE QUE OTROS CUATRO REPITIERON ANTES LO HAGA, Y MENOS DARLE MI INFORMACIÓN DE CONTACTO, ASÍ QUE BASTA.

Listo, era todo.

Espero que lo disfrutes.


Capítulo VI: El Choque de los Poderosos

Esto no podía estar pasando.

El Espíritu Heroico Sieg no podía creer que esto estaba pasando.

Hoy había sido un día largo, aunque no malo hasta ahora. Su Master había comenzado a tener sueños sobre su peculiar pasado; pero que ayudo a acercarlos un poco más; pero ahora, todo eso se arruino al verse obligado a enfrentar a un hombre que era muy parecido, por no decir prácticamente igual, que el Servant de Clase Saber que enfrento en su guerra y casi lo mata en su primer encuentro, junto con una chica rubia que a todas las señales, parecía ser su Master. Toda esta situación era un desastre gigantesco.

Si el día había sido largo pero bueno, la noche estaba siendo lenta y mala, yendo para peor.

Detrás de él, Kishinami Haruka, apretaba las manos en sus costados de su cuerpo con tanta fuerza que sus brazos temblaban visiblemente. Todo su cuerpo estaba tenso y rígido, con la cara empapada de sudor. Sin embargo, Caster tenía que admirar el valor de su Master. A pesar de su evidente nerviosismo, la chica tenía una expresión resuelta e inquebrantable, preparándose mentalmente para enfrentarse a sus enemigos a pesar del miedo interior. Realmente podía respetar y admirar su determinación a pesar de las adversidades.

Era una chica increíble.

El silencio en la calle vacía era ensordecedor. Sieg entrecerró los ojos, observando a sus oponentes con expresión impasible. El Servant de Clase Saber lucía muy majestuoso e imponente, con sus ojos esmeralda fijos en él con una mirada fría y desafiante, muy diferente del Saber salvaje y bruto que enfrentó en las tierras de Rumania cuyos ojos desbordaban diversión por la matanza que esparcía con su espada. Este Saber se mantenía orgulloso y relajado, la confianza emanaba de su cuerpo como una niebla, su rostro era una máscara desprovista de emociones mientras lo observaba con una intensidad desconcertante.

Junto a él, en cambio, el Master enemigo era otra historia. La chica de cabello rubio y ojos color aguamarina no debía de tener más de diecisiete años, igual que su propia Master, y aun así lucía una sonrisa confiada, vestida con un abrigo rojo que cubría un elegante uniforme escolar, y clavando en Haruka una mirada altiva y solemne mientras mantenía una mano sobre una cadera en lo que parecía una postura segura.

"Vaya, no puedo creerlo, en serio", la rubia fue la primera en romper el hielo en medio del tenso silencio, con los ojos fijos en los de Haruka con una mirada entrecerrada. La chica de cabello dorado la miró con tensa cautela, mientras Sieg permanecía inmóvil, con la guardia alta. "Caminando tranquilamente por las calles, sin ninguna preocupación... para actuar con tanta audacia en mi ciudad, debes ser demasiado confiada o una completa novata. Solo una idiota patrullaría la ciudad en busca de enemigos sin ocultarse primero".

Para su crédito, Haruka respondió con la misma amabilidad sin dudar. "Me considero una persona bastante directa. Prefiero enfrentar al enemigo directamente en lugar de esconderme en las sombras", respondió con voz tranquila pero fría. "Aunque no desestimo la estrategia de otros, yo tengo el valor de ver a mis oponentes de frente en vez atacar sin previo aviso".

"Todo lo contrario. Un mago de primera se mantiene oculto hasta que está listo para atacar", fue la respuesta inmediata de la otra joven. La chica de cabello rubio se cruzó de brazos; su rostro era una máscara de férrea determinación y deber. "Me importa un bledo si eres principiante o demasiado confiada. Quienquiera que haya sido tan insensato como para entrar en mi territorio para luchar en la Guerra del Santo Grial es un enemigo, y como tal, debe ser eliminado. Sé que eres un mago a pesar de tu edad, así que no te molestes en negarlo".

"¿A pesar de mi edad?" Haruka frunció el ceño, sintiéndose subestimada e insultada. Ciertamente no era la mejor en Taumaturgia, pero subestimarla solo por lo joven que era, lo consideraba casi un insulto. "Ambas parecemos de la misma edad".

"Pero esta claro quien de los dos lleva más tiempo en esto. Tú sola aura me dice que empezaste en esto de la magia muy tarde. Eres una completa novata", respondió la rubia de manera altiva.

Haruka se irritó por dentro ante las palabras de la otra chica, pero permaneció en silencio. El Doctor Twice le había dicho muchas veces como los magos, sobre todo de familias antiguas, veían como menos al resto de magos, sobre todo aquellos que no tienen una línea familiar tan antigua. Le había enseñado a no dejarse caer en esas provocaciones, ya que hacerlo podría arriesgar su vida.

Así que en lugar de discutir con la otra chica, observó con recelo al Servant enemigo, tomándose su tiempo para estudiar su atractivo rostro, cabello dorado y ojos esmeralda. El Saber acorazado permaneció imperturbable ante su mirada; sin embargo, su mirada seguía fija en el cuerpo de Caster.

Caster aprovecho el intercambio de miradas entre las dos Masters para apartar la vista de Saber y observar los alrededores. Se encontraban en medio de un terreno vacío cerca del límite este de la ciudad de Miyama, rodeados por una valla metálica que rodeaba la plaza por completo. La única salida era el pequeño callejón a la derecha por el que Rin había salido antes, junto con la carretera principal, bloqueada por la imponente figura de Saber. Caster se dio cuenta de que toda esta situación y el terreno mismo eran una trampa. Saber y su Master los habían atraído allí a propósito. Si querían escapar, no tenían más opción que luchar directamente contra ellos.

Uso a Saber para atraernos hasta aquí, donde estamos en desventaja contra ellos, pensó con una sonrisa triste, analizando la situación. Parece que había mejorado en ese lado.

Como si le hubiera leído la mente, la chica rubia fijó su mirada en él esta vez, sus labios se curvaron en una sonrisa burlona al ver la comprensión en su rostro inexpresivo. "¿Hm? Así que ya has descubierto mi trampa", reflexionó con sarcasmo. "Tu Servant tiene parámetros débiles, pero parece que no es tonto. Saber, ¿qué opinas de él?"

El Caballero acorazado dio un paso al frente, con el rostro de seria determinación, mientras apretaba con fuerza la espada invisible. "Puedo con él sin problema, Master", fue su única respuesta.

No era la primera vez que Sieg sentía una opresión en el pecho al pelear. En su corta vida, lo había sentido varias veces. La sensación de tener el corazón en la garganta al enfrentar a un poderoso enemigo del cual no estas seguro de poder vencer se había vuelto familiar. La primera vez que la sintió fue contra Mordred, antes de despertar el poder de Siegfried. La segunda, fue en su lucha contra Karna, donde requirió de los tres Sellos de Comando para luchar en igualdad de condiciones con el Héroe de la Caridad, pero ni con todo ese poder fue suficiente para vencerlo. No fue hasta la llegada de Rider con el Noble Fantasma de Rider de Rojo, más un un pequeño engaño en medio del calor de la batalla, que pudo conseguir la victoria a duras penas.

Y ahora esa misma sensación la sentía al enfrentar a un enemigo que tenía el mismo rostro que su primer gran rival, que luego se convirtió en un aliado. Un enemigo que era tan o más peligroso que el Caballero de la Traición.

Si es quien creo que es, necesitaré de todo el poder de Siegfried para ganar, pensó, apretando el agarre de sus manos en la empuñadura de su espada.

Apartó la mirada de los enemigos, para gran sospecha de Saber y su Master, y en su lugar la centró en Haruka. Sieg la miró fijamente a los ojos marrón con rostro impasible.

Master, ¿puedo confiar en usted para que se ocupe del Master enemigo por un tiempo? Le preguntó a través de su vínculo mental, con el tono más serio que podía hacer.

Haruka tragó saliva. A pesar de su corta edad, no era tonta. Ya se había dado cuenta de la gravedad de la situación.

¿Crees que puedes ganarle a Saber? Le preguntó con el ceño fruncido.

Honestamente, su pregunta era legítima. Después de todo, la opinión general en el Mundo Mágico era que la Clase Saber era la mejor de las siete clases y la más fuerte de los Servants, y que por eso la perdida de Siegfried en el bando de los Yggdmillennia fue tan grande para ellos. Los Servants de esta clase solían ser ágiles y poderosos guerreros cuerpo a cuerpo, expertos en el manejo de la espada, con altas calificaciones en todas las categorías y los más altos niveles de atributos en todo excepto Magia. Caster podía dar testigo de ellos por sus experiencia, y tanto él como Haruka sabían perfectamente que enfrentarse directamente a un Saber sería imposible, al menos a corta distancia.

Eso sería si fuera un caso normal con un Servant de Clase Caster normal, pero Sieg era un caso atípico en su clase. Un Caster que luchaba con una espada, como si fuera un Saber, y que aunque Haruka no lo sabía, tenía la capacidad de transformarse en un Saber de verdad.

Gracias a eso, la confianza de Caster no flaqueo. Al contrario, en respuesta a la pregunta de Haruka, un aura de energía mágica lo cubrió como una capa mientras mantenía la mirada fijamente en su Master. Tanto Saber como su Master se tensaron de inmediato al otro lado del campo. Pero a pesar de la tensa situación y la desventaja en la que se encontraban, Haruka pudo ver con claridad la firme determinación que brillaba en los ojos rojizos de su Servant. Y en cuanto comprendió su inquebrantable decisión, la joven aprendiz de Twice tomó la suya. No hacían falta palabras entre ellos en ese momento. Ambos sabían lo que tenían que hacer si querían vivir.

Esto no era una batalla. Era una guerra. Y nadie podía permitirse el lujo de vacilar y dudar durante una guerra.

Sieg y Haruka asintieron en silencio.

Mantendré ocupada a esta chica todo lo que pueda, le prometió. ¡Hazlo comer tierra, Caster!

Una pequeña sonrisa se dibujo en los labios de Caster, que reflejaba la férrea determinación que surgió al escuchar esas palabras.

La chica rubia los miró con los ojos entrecerrados mientras ambos avanzaban unos pasos, desafiándolos también con una expresión silenciosa. "Increíble", murmuró. "¿Estás loca al querer enfrentarte a nosotros directamente? ¿De verdad crees que tu débil Servant puede luchar contra mi Saber?"

"No lo sabremos hasta intentarlo", respondió Haruka desafiante. "Además, no tenemos otra opción. No nos vas a dejar en paz, ¿verdad? Quien quiera que seas".

La chica rubia sonrió con sorna mientras Saber también daba un paso al frente. "Muy bien. En realidad iba a pedirte que entregaras tus Sellos de Comando y abandonaras la Guerra... pero esto será más interesante", declaró, apartando un mechón de cabello rubio de su hombro con altivez. "Un Master incapaz de admitir la derrota ante un enemigo superior bien podría llevar un cartel que diga 'Mátame, por favor'. No tendré piedad si estás dispuesto a morir. Y supongo que sería justo decirte mi nombre para que sepas quien te derroto".

"Yo creí que era confiada, pero tú eres arrogante" afirmo Haruka, imperturbable.

La sonrisa de la otra chica había desaparecido, reemplazada por un rostro neutral. "Y además tienes una lengua demasiado suelta. No creo que a nadie le importe si te la corto", dijo con tono cortante. "Como la heredera de la Familia Tohsaka y segunda propietaria de Fuyuki, es mi deber enseñarle a los magos extranjeros su lugar", miro a su Servant. "Saber, deshazte de su Servant".

El Servant de Clase Saber alzó su espada invisible, clavando en Caster una mirada impasible. "Por tu voluntad, Master", juró ante su orden.

Saber y Caster se tensaron al instante. Permanecieron completamente inmóviles, mirándose en silencio a una docena de metros de distancia, mientras la luz de la luna los cubría. Ninguno habló, ninguno apartó la mirada. Seguían mirándose a los ojos, ambos estudiando al enemigo con una intensidad desconcertante y un rostro indescifrable.

Hasta que, después de lo que pareció una eternidad, Amos y Sirvientes se movieron al mismo tiempo.

Y un poderoso y ensordecedor choque resonó por las calles vacías de la ciudad de Fuyuki.

El homúnculo con el corazón de Siegfried y que se transformo en el nuevo Fafnir, choco su espada con el Rey de los Caballeros y el padre de Mordred Pendragon: el Rey Arthur Pendragon.


Ciudad de Fuyuki: Puente Rojo.

El desafío de Leonardo y su Servant Archer, era sencillo. Como habían explicado, el reto consistía en que Rider correría hasta la posición de Archer mientras esquivaba las flechas que le serían lanzadas. Ganaría si era capaz de llegar a la posición de Rider.

El heredero de la familia Sophia-Ri sabía cual era el propósito del desafío: era para evaluar las habilidades de Rider y ver si valían como aliados o no. Podía entender la lógica. De nada servía formar alianzas si tus aliados eran débiles, ya que terminarían siendo un lastre a la larga que aprovecharían la fuerza de uno para avanzar, en vez de confiar en su propia fuerza.

Y por la clase de persona que era Leonardo Harwey, no aceptaría nada por debajo de sus estándares. No es como si pudiera culparlo, ya que él sería igual si fuera al revés. Además de que como fue él quien lo busco, tenía que aceptar sus demandas.

No hubiera tenido problemas en aceptar, ya que confiaba en la velocidad de la carroza de Aquiles, que fácilmente era uno de los Servants más rápidos que debían existir. Una desafío de este calibre sería fácil para el gran Héroe de Troya.

Pero por supuesto, nada puede ser fácil. Había esperado que tendría algunas complicaciones en su relación con Rider, pero no esperaba que fuera tan pronto.

Ahora no solo debían superar el reto de Archer, sino que Rider, por orgullo, había decidido no usar su carroza. Había dejado de lado una victoria segura por juego limpio. Las ganas de darse una palmada en la cara o de ahorcar a Rider eran grandes y apenas las había contenido.

Pero ya no tenía de otra. Podía quejarse, pero nada más. Si usaba un Sello de Comando para obligar a Rider a usar su carroza, fracturaría su relación con él, lo que sería más perjudicial. Así que le guste o no, ahora tiene que seguir este juego.

Si me hubieran dicho lo difícil que sería lidiar con un Espíritu Heroico, me lo hubiera pensado antes de lanzarme a esta guerra.

Pero ya no había vuelta atrás.

Para hacer grande la competencia y evitar que los Masters enemigos encontraran la base de Leonardo, decidieron cambiar de escenario.

El punto de partida para ellos sería en el Gran Puente Rojo en la frontera entre Miyama y Shinto, mientras Archer estaría ubicado en la cima de un edificio en Shinto.

Bram podía sentir su pulso acelerar y a su sangre fluir, y sus Circuitos Mágicos activarse en precaución a cualquier amenaza que surja. No tiene dudas de que otros Masters estarán observando este choque. Cuando comience el reto, él quedaría desprotegido, siendo la oportunidad perfecta para eliminarlo, sobre todo para el Segundo Archer o uno de los Assassin.

Esta noche, no hay coches en la carretera, ni siquiera el sonido del viento soplando desde el mar llega a los turbios pensamientos del pelirrojo.

"¿Por qué estas tan nervioso, Master?" La voz de Rider rompió el silencio, materializándose en polvo mágico azul al lado de Bram. "Con las condiciones que nos dieron, esto esta prácticamente ganado", aseguro con una confianza que bordaba la arrogancia.

"Estaría más tranquilo si no te hubieras negado a usar tu carruaje para esto", respondió Bram secamente, acomodándose las mangas de su traje en un reflejo nervioso para calmarse.

"¡Pero eso sería muy fácil y aburrido! ¡Este es un reto de habilidad entre dos grandes héroes!" Exclamo, como un niño que se enoja por lo fácil que es su juego. "No te preocupes, Master. No tengo duda de que soy el más rápido entre los Servants, aún sin mi carruaje, y aunque no tenga "Protección contra Flechas", mis reflejos y habilidades serán suficientes. ¡Esto reto es solo uno más a superar!"

Bram reprimió el deseo de suspirar de cansancio ante la exhibición descarada de confianza de Rider. Su Servant era más insensato de lo que pensó y su arrogancia casi rivalizaba con la de los magos más arrogantes que él había conocido, aunque a diferencia de la mayoría, la de Rider era más inocente y amistosa, ya que cuando presumía de su fuerza y logros, lo hacía en un tono juguetón y lleno de un orgullo sano por ello.

Y a diferencia de la mayoría de magos, las acciones de Rider si eran algo para lo cual respetar.

Y es que Rider era Aquiles, el gran héroe de la Guerra de Troya, el guerrero más poderoso del lado de los Griegos. Hijo del héroe Peleo, que se dice que viajo con los Argonautas. Discípulo de Quirón y bendecido con una invulnerabilidad que lo hacía inmune a toda clase de golpes y armas.

Andreias Amarantos. es el Noble Fantasma regalado de Aquiles, la inmortalidad de haber sido bendecido y exaltado por los Dioses del Olimpo que lo protege de toda mala voluntad e intención de matar. Se dice que su madre, la diosa Tetis, había querido convertirlo en un dios completamente inmortal al calentarlo dentro de las llamas santas para extinguir su sangre humana, su esposo, Peleo, se opuso, por lo que solo una parte de él, su talón, permaneció mortal luego de que detuviera el proceso a mitad de camino.

Pero lo más importante... era su habilidad. Cualquier tipo de ataque contra él se anula, incluido el daño físico, los «ataques normales» e incluso ataques de gran impacto como otros Nobles Fantasmas no podrían atravesarlo. Pero claro, una habilidad así de fuerte tiene grandes debilidades que lo compensan. Los individuos con sangre divina y con una divinidad mayor que la de Aquiles son capaces de atravesar su invulnerabilidad y herirlo. También esta la más evidente, y es su talón: si el talón de Aquiles recibe una herida, por pequeña que sea, anulara su bendición lo que hará que pierda su inmortalidad y que otro de sus Nobles Fantasmas se debilite.

Y el Servant al que iban a enfrentar, aunque sea solo una pequeña batalla, tenía las cualidades para dañar a Aquiles.

Karna, el hijo de Surya, el Dios del Sol del Panteón Hindú y uno de los Servants de Clase Archer de esta guerra. Sin duda, alguien con su habilidades y linaje sería un reto muy grande para el hijo de Tetis. No solo para él. Bram estaba seguro que Karna era uno de los Servants más poderosos de la guerra, sino el más poderoso.

Dicho esto, la perspectiva de tenerlos como aliados es muy tranquilizadora. Supongo que las grandes recompensas tienen sus riegos.

"¿Estas listo, Rider?" Preguntó el heredero del linaje Sophia-Ri a su Servant.

El peliverde sonrió ferozmente, como un tigre que mostraba los dientes. "¡Por supuesto! Después de mi lucha con Lancer ayer, ya tenía ganas de volver a luchar".

Bram asintió. "De acuerdo. Ahora solo debemos esperar la señal de nuestros oponentes y..."

Las palabras de Bram fueron interrumpidas porque, sin previo aviso, unas flechas con destellos rojos y blancos surco el aire apuntando hacia ella con un movimiento rápido y preciso. Habían sido lanzados hacía él con tal velocidad que cortaban el aire.

Por un segundo, sólo por una fracción de segundo, el Magus de cabello rojo pensó que se había encontrado en peligro… pero luego se dio cuenta de que no tenía necesidad de defenderse en absoluto.

Porque, más rápido que un abrir y cerrar de ojos, su propio Servant decidió intervenir.

Las manos de Aquiles atraparon las flechas desde el largo de las mismas, deteniendo por completo su avance con una facilidad poderosa. El sonido de la carne rasgada se escucho tan cerca de Bram que lo escucho claramente. Aquiles había atrapado las flechas, pero a la velocidad que fueron disparadas, cortaron sus palmas aunque no toco la punta, provocando que unas pequeñas gotas de sangre caigan desde las manos enguantadas del peliverde al suelo.

El que el héroe Aquiles sangre, aunque sea un poco, es evidencia que el ser con el que tratan era otro héroe privilegiado por los Dioses.

"Vaya manera de dar comienzo el reto", resoplo Aquiles, descartando las flechas hacía el río debajo del puente.

Bram inhalo y exhalo con cuidado cuando la sensación de peligro se esfumo de su ser. Por un segundo, la sensación de peligro y miedo a la muerte lo cubrieron antes de dejar ir esos sentimientos con un suspiro.

¿Acaso esa fue tu manera de probar si somos dignos de ser tus aliados? Se preguntó Bram, usando la magia de refuerzo en sus ojos para mirar a la distancia, desde donde vio venir las flechas. Ahí estas, Archer.

Los ojos de Bram se encuentran con otro par de ojos, unos ojos tan fríos como el hielo pero que esconden una intensidad como las llamas del mismo sol.

"Estamos demasiado confinados aquí abajo, Master", comentó Rider, materializando su lanza, alzo la mirada, viendo el gran puente rojo que estaba encima de ellos. "Necesito un lugar más grande y amplio para estirar bien las piernas".

Y antes que Bram diga algo, Rider salta con su Master, tomándolo de la cintura con su brazo izquierdo. La fuerza de sus piernas fue suficiente para aterrizar sin daño en la autopista encima del puente, antes de dejar a su Master en el suelo.

"¡Rider, a las diez en punto!"

Al grito de Bram, Lancer gira su lanza, desviando el segundo disparo de flechas.

El intervalo entre el primer y segundo disparo fue solo de 20 segundos.

"Parece que alguien esta ansioso..." Rider sonrió mordazmente. "Aunque no soy quien para decirlo. Y con ese disparo, ya se donde esta".


Ciudad de Fuyuki: Distrito Shinto - Edificio Central

Una vez que efectuó su segundo disparo, el Espíritu Heroico Karna bajó el arco y exhaló un suspiro, viendo como su rival invocaba una lanza y desviaba las flechas.

"Parece que ya nos han encontrado, Master", dijo Karna, viendo gracias a la vista que le otorgaba la Clase Archer como los ojos de Rider fijaban el lugar de donde vino.

"Como se esperaría del gran héroe de Troya. Es bastante hábil haber bloqueado tus dos tiros", reflexiono Leonardo con voz contemplativa, rascándose la barbilla con un lento movimiento. "Tal vez tengamos que ser un poco más rudos con ellos".

"Como ordene", asintió Karna de manera estoica, levantando su arco.

Leo entrecerró los ojos al observar el arco de Karna. El arco era el arma insignia y el Noble Fantasma principal de la Clase Archer, de ahí su nombre, y Karna no era una excepción. Era un arco hindú casi tan grande como Karna, de color oscuro con un tono violeta y con pintura roja con palabras hindues decorativas en las esquinas del arco.

Ese era el Noble Fantasma de Karna en Clase Archer: Rudra Vijaya, una construcción Divina portada por el Dios de la Destrucción Shiva, quien se lo dio al Dios Indra para que lo guardara, y que por detalles que Leo no conocía, paso a manos del Brahman, Lord Parashumara, el maestro de Karna. Parashumara se lo dio a su discípulo al terminar su entrenamiento en reconocimiento a sus habilidades, y por ser el único de sus discípulos con la fuerza para usar un arma divina como esta. El arco era una reliquia de lo más invaluable por ser algo hecho por manos divinas, y por lo tanto, las manos mortales nunca podrían tocarlo, mucho menos usarlo.

Karna creo una una llama en su mano izquierda que materializo una flecha que tensó en la cuerda del arco. Una energía mágica comenzó a concentrarse alrededor del arco de Archer, unas llamas cubrieron la flecha sin hacerle daño a la cuerda o la mano del Servant de cabello blanco. El viento y el prana comenzaron a arremolinarse a medida que se acumulaba más y más maná, haciendo que su capucha y capa rojas ondearan con la brisa.

Y al soltar la cuerda, la flecha cubierta de llamas se disparo como un meteorito al cielo, mientras que paralelo, un destello verde surgió desde donde estaban sus oponentes y salió disparado hacía ellos.

Los ojos esmeralda de Leo observaron como la flecha destellaba un momento, antes de convertirse en cientos de flechas de fuego que bombardearon al destello verde como la lluvia bombardea a las personas al dejar caer sus gotas.

Los labios del joven se estiraron en una sonrisa. "Qué comience el juego".


Al tener a su enemigo localizado, Bram no perdió tiempo y le ordeno a su Servant usar su Noble Fantasma para terminar con este juego de una vez. En una guerra, perder tiempo no era una opción.

Por lo que con ese permiso, el cuerpo de Rider brillo de un mana verde que lo cubrió e ilumino la autopista vacía, el prana se arremolino a su alrededor a medida que se acumulaba más mana.

Y entonces, Aquiles corrió.

O lo mejor sería decir que voló.

Más rápido que el vehículo más rápido que la humanidad actual tenía, Rider cruzo las calles Shinto en menos de un parpadeo, casi como si se teletransportara.

Esa capacidad de correr era otro de sus Nobles Fantasmas: Dromeus Komētēs. Un Noble Fantasma del tipo continuamente activo que normalmente se activa cuando Rider abandona su carruaje. Representa la encarnación de la leyenda de que Aquiles es el más rápido entre todos los héroes de todas las épocas. Esta le permite correr a través de un campo de batalla gigante en una sola respiración, sin verse limitado por los obstáculos incluso mientras embiste contra un bosque denso. O una ciudad, en este caso.

Literalmente, Aquiles se había convertido en un cometa.

Pero cuando parecía que iba a llegar en menos de una respiración a su enemigo, un destello en el cielo atrajo su atención. Una solitaria flecha roja ascendió al cielo como una bengala, antes de estallar. Rider abrió los ojos al ver lo que ahora caía hacía él.

El cielo se ilumino como si el sol hubiera surgido, pero en realidad eran docenas de flechas cubiertas de fuego que cubrieron la luna por encima, iluminando el cielo con el resplandor de sus llamas.

Y esa lluvia de fuego iba dirigida hacía él.

La risa de Rider resuena en todo el lugar. "¡Si que eres bueno, Archer!"

Al ver las flechas, calculo que las flechas impactarían no por donde estaba corriendo ahora, sino en donde llegaría al correr. Archer no solo era habilidoso, sino que ahora que sabía con quien peleaba, sabía como atacar. Sabía que para enfrentarlo, necesitaba anticiparse a donde iría.

Eso hubiera funcionado con cualquier otro, pero no con él.

Con un rugido de batalla, Aquiles acelero aún más de lo posible su velocidad, haciendo que el cometa verde atravesara directamente la lluvia de fuego que iba hacía él.

No importaba los obstáculos que había en su camino, o las heridas que sufra, o incluso si su talón es herido.

En la vida o la muerte, yo siempre lucharé como un héroe, sin importar si mi vida dura un instante.

En una orden silenciosa, manifiesta su escudo de acero y lo pone por encima de su cabeza para cubrirlo, mientras que con su otra mano, agita su lanza de un lado para otro, apartando las flechas y rompiéndolas como si fueran un estorbo, como si no fueran nada más que una molestia en su camino hacía la meta. El escudo lo protege de la lluvia, aunque su brazo vibra por la fuerza de las flechas y la gran cantidad que bloquea y no logra repeler todas las flechas, ya que varias le hacen cortes a las piernas, hombros y su brazo que agita la lanza, quemando las zonas en donde lograron golpearlo.

A pesar de sisear de dolor, la sed de sangre de Rider y la adrenalina que corre por sus venas hace que ignore las heridas cuando logra atravesar la lluvia de flechas con un salto.

La luz verde que era Rider atraviesa las docenas de luces naranja que eran las llamas que cubrían las flechas de Archer. La luz verde se eleva más hacía el cielo, como si anunciara la victoria, mientras que las luces naranjas caen se desploman hacía el abismo, rotas y apagándose lentamente, como si lamentara su derrota.

La luz verde que rodeaba a Rider se desvanece cuando este esta en el aire, en la azotea en donde sus oponentes estaban atacando. Desvaneció su escudo para tomar su lanza con ambas manos.

"Te tengo".

Archer había sido sorprendido. No, él debería de estar sorprendido. Archer estaba completamente acorralado, cualquier ataque posible había sido sellado, y finalmente había permitido que se acercara a la distancia fatal para un arquero.

Y aún así, ese hombre estaba tan tranquilo que preocupo a Rider.

La duda a la tranquilidad de Archer se respondió cuando Rider, sujetando su lanza asesina de héroes con ambas manos, lanzo una poderosa y veloz estocada que habría matado al instante a cualquiera, incluso a un Servant normal.

Pero Karna no era un Servant normal ni ordinario.

Los extremos del arco de Karna se prendieron en llamas concentradas que brillaron y tomaron la forma como de dos cuchillas. Al mismo tiempo que Rider lanzo su ataque, Karna uso su arco para desviar la punta de la lanza de su oponente hacía el lado contrario de donde estaba su Master para no dañarlo, usando el impulso de su enemigo para girar su arco mientras desviaba la lanza para acercarse a su oponente y lanzar un corte con una de las cuchillas de fuego en el extremo de su arco.

Reconociendo el peligro que eran esas llamas con solo verlas, Rider lanzo una patada que choco con el largo del arco antes que las cuchillas lo tocaran. La onda expansiva generada por el choque fue tan poderosa que hizo temblar y agrietar ligeramente el suelo debajo de ellos.

Karna y Aquiles se miraron fijamente, el primero con un frío estoicismo y el segundo con una sonrisa de emoción, como la de un niño que se divertía.

"Un arquero que no solo dispara flechas, sino que usa su propio arco para pelear cuerpo a cuerpo… si que estas lleno de sorpresas, Archer".

"Me enseñaron que un guerrero bien preparado y versado sobrevive más que cien soldados. Como la debilidad más obvia de un arquero es un combate cuerpo a cuerpo, me entrene para anular esa debilidad, eso es todo".

"¿Ah, si? Mi maestro me dijo algo similar cuando era niño".

A pesar de estar hablando casualmente, y de los cortes y quemaduras que tiene en su cuerpo, sonreía con un aire de arrogancia que Leo, en este caso, sintió que merecía.

Después de todo, Rider y Bram habían ganado.

"Parece que es nuestra derrota, Master".

"Así es. Ni modo, a veces pasa", concordó el heredero del linaje Harwey con su Servant con un tono tranquilo y sereno, aceptando muy bien la derrota para alguien de su clase y posición. "Aunque es como dicen: cuando se pierde algo, se gana algo más".

Habían perdido el duelo. Su exceso de confianza y descuido habían provocado su derrota.

Pero aunque hayan perdido el enfrentamiento de esta noche, la victoria nunca fue el verdadero objetivo, ni siquiera fue una batalla real; el verdadero objetivo era ver si Bram y su Servant eran aliados dignos con la fuerza para hacer valer la pena esta alianza. Aunque Karna no fue con todo, Rider y Bram ganaron en los términos que Leo impuso, y pudo ver que la velocidad de Aquiles era tal como decían las leyendas, aún sin su carruaje.

Leo tomará este desafío como una lección de humildad para que no vuelva a ocurrir en el futuro.

"Ya con eso, puedes decirle a tu Master que acepto formalmente la alianza que nos ha ofrecido", dijo Leo con tono tranquilo y educado, como se esperaría de alguien de su calibre. "Pero si quiere hablar de los planes y objetivos para la guerra, que mejor sea durante el día, ya hemos llamado mucho la atención esta noche".

"No creo que se oponga a esa idea", dijo Lancer.

Archer entrecerró sus ojos con silenciosa contemplación hacía la derecha del edificio donde estaban. Sin decir una palabra, materializo una flecha que tensó en el arco y salió disparado como un proyectil rojo.

"¿Y eso que fue?" Preguntó Aquiles, viendo en la dirección en donde fue disparada la flecha, y abriendo ligeramente los ojos al ver una explosión ocurrir en el aire.

"Nos estaban observando", respondió Karna.


A unos cuatro kilómetros de donde ocurrió el choque, Archer II había estado observando al Primer Archer y a Rider enfrentarse hasta que el choque termino cuando Rider llegó en donde estaban Archer y su Master. Pero en vez de luchar, o que Archer intentara alejarse para ganar distancia, o que su Master intentara huir, solo... comenzaron a hablar, nada más. Cualquier sed de sangre u hostilidad que haya habido durante el combate se desvaneció de repente y sin explicación.

Master, Tomoe se comunico con su Master a través de su conexión. Azaka estaba a salvo en la vivienda que había escogido durante su estancia en Fuyuki, protegida por hechizos de protección por si alguien venía a buscarla. Además, que la propia Azaka podía defenderse de cualquier mago, aunque no de un Servant. Acabo de ver el choque del Primer Archer y de Rider.

¿Quién gano? Preguntó Azaka a través de su vínculo.

Parece que fue un empate, pero eso no es lo raro. Después de que Rider llegara en donde están Archer y su Master... se quedaron hablando.

¿Hablando? Repitió Azaka con algo de incredulidad y confusión. ¿Solo eso?

Tomoe asintió, aunque su Master no podía verlo. Solo eso. No entiendo lo que pasa, pero si tengo que adivinar... parece que están forjando alguna clase de alianza.

¿Dos Masters haciendo una alianza? Eso será malo para nosotras a largo plazo, dijo Azaka con evidente preocupación, a lo que Tomoe podía entender. ¿Y donde están sus Masters?

El Master de Archer esta con Rider y Archer, y el Master de Rider… Tomoe enfoca su vista en el mago pelirrojo, que seguía de pie en la autopista encima del puente. Esta solo.

¿Y que estas esperando? ¡Acaba con él ahora!

Tomoe asintió. Acabar con el Master hará que el ancla de Rider desaparezca, provocando que a la larga, si no encuentra una fuente de mana, desaparezca, y con eso, uno de los dúos de la guerra habrán sido eliminados, siendo una pieza clave para la victoria. Dejar ir esta oportunidad sería una total estupidez, un error fatal que no se podía cometer.

Archer II materializo su arco y una flecha. Había visto la velocidad de Rider, y era algo que ella nunca podría igualar, pero como estaba distraído y ninguno de los otros Servants la había visto, tenía el factor de la sorpresa. Tensó la flecha en la cuerda, apuntando al Master de Rider.

Un tiro limpio, un golpe rápido e indoloro.

Aunque no disfrutaba de matar, esta era una guerra. No era la primera vez que usaba sus habilidades de arquería para eliminar a objetivos. Acabar con su vida de manera rápida para que no sufriera era toda la cortesía que podía darle.

Pero cuando esta a punto de disparar, sus ojos captan un ligero brillo de reojo desde la dirección en la que están los dos Servants y el único humano de ellos.

La mujer alzo repentinamente su arco, cambiando su dirección y canalizando prana en su flecha, ocasionando que esta se rodeara de fuego y la disparara en solo un segundo.

El impacto de las dos flechas creo una pequeña explosión y una onda expansiva, y al estar cerca de la explosión, Tomoe es empujada por la onda expansiva, sus pies se elevaron un poco del suelo antes de girar en el aire y recuperar el equilibrio, tensando una nueva flecha en su arco mientras entrecierra sus ojos, posando su mirada en la dirección de donde vino la segunda flecha.

Dos pares de ojos se encontraron. El azul zafiro y el rojo rubí se vieron entre si.

Master, tenemos problemas, Tomoe decidió comunicarle la nueva situación a su Master, sobre todo al notar que la mirada de Rider se puso en ella. Su rostro se tenso de la preocupación al comprender su situación. El otro Archer me descubrió y me ataco. Intercepte su flecha con la mía, pero eso revelo mi posición y no pude matar al Master de Rider.

Maldición... Tomoe podía escuchar a su Master gruñir de frustración ante la oportunidad que se le escapo.

Lo lamento tanto, dijo Tomoe, sinceramente arrepentida por su fracaso.

Retírate de inmediato. Confío en que eres fuerte, pero si realmente hicieron una alianza como piensas, ni tú podrías derrotar a dos Servants.

Tomoe no la contradijo. Ella se consideraba una guerrera hábil, pero ante la fuerza que demostraron esos dos Servants, sabe que enfrentar a cualquiera de ellos sería una mala situación, y si ambos la atacaran, no tendría ninguna oportunidad.

Retirarse era la elección más lógica y segura.

Con ese curso de acción, Tomoe se dio la vuelta y salto del tejado, disolviéndose en el aire en una nube de polvo azul.


Ciudad de Fuyuki: Ciudad de Miyama.

Tan pronto como los Servants chocaron sus espadas, el aire fue herido por un rugido de viento.

Haruka no perdió el tiempo. Concentró todo su prana en las piernas y cargó contra la Master enemigo con su brazo derecho en alto, con su mano abierta y los dedos estirados y juntos. Saltó hacia adelante, su embestida fue seguida por una pequeña explosión de viento, apuntando su mano como si fuera una espada que lanza una estocada con un grito de guerra.

Haruka no era ninguna chiquilla vulnerable. El Doctor Nozomu y el Doctor Twice, aparte de enseñarle sobre la magia, también le enseñaron combate cuerpo a cuerpo y como usar el prana y la magia de refuerzo para fortalecer sus músculos. Le habían dicho que hoy en día, debido a la degradación del misterio en el mundo, era obligatorio que un mago aprendiera artes marciales, o al menos a defenderse cuerpo a cuerpo. Haruka no era una experta, ya que había pasado solo dos años aprendiendo artes marciales en paralelo con sus estudios de magia, pero había aprendido rápido y tuvo profesores eficaces.

Sin embargo, su oponente no se iba a quedar quieta y recibir el golpe. Con los ojos abiertos, la chica de cabello rubio también echó a correr. Sus piernas brillaron con una luz verde mientras aplicaba un hechizo de Refuerzo en sus extremidades, y sus labios emitían un hechizo silencioso. "Es ist groß, es ist klein", dobló todo su cuerpo, entrecerrando los ojos en cuanto Haruka apareció frente a ella, lista para asestar un tajo. "¡Vox, Gott Es Atlas!".

Su cuerpo se aligeró, hasta ser tan ligero como una pluma, y ni un segundo después, la chica Tohsaka se alejo de Haruka, esquivando el golpe de su mano como una gacela huye de una leona. La chica de cabello castaño se detuvo bruscamente al ver que su ataque inicial había fallado, aturdida por la repentina reacción del enemigo, y detuvo su ataque. Permaneció allí, con los brazo en alto y los ojos entrecerrados, con la mirada fija en la otra chica mientras aterrizaba a pocos metros de distancia con una sonrisa de suficiencia.

Al otro lado de la plaza, el choque del metal contra el acero resonaba aún más, señal de la incesante batalla entre sus Servants.

"Qué atrevido de tu parte el intentar atacarme mientras estaba distraída", dijo la rubia mientras se acomodaba, con una expresión entre contemplativa y petulante. "Supongo que no eres tan ingenua como pensé. Pero igual no tienes posibilidades de ganarme en un combate cuerpo a cuerpo".

Haruka permaneció quieta, imperturbable. "No lo sabré hasta que lo intente."

Se miraron fijamente durante unos segundos, ignorando la batalla que se libraba al otro lado del apuro. La chica rubia se echó un mechón por encima del hombro. "Tienes agallas, te lo concedo", dijo con voz seria. "Me llamo Rin. Como heredera de la familia Tohsaka, te reto a una batalla entre magos para ganar el Grial. Veamos cuánto aguantas tu determinación".

Tras inhalar levemente mientras se armaba de más valor, Haruka preparo su postura. "Soy Kishinami Haruka, aprendiz del Doctor Twice. Acepto este desafío", declaro con la mayor seriedad.

La chica rubia, Rin Tohsaka, abrió los ojos un poco. "¿Doctor Twice? ¿Te refieres a Twice Pieceman?" Repitió, aturdida por la revelación. Luego, tras unos segundos, su rostro se contrajo ligeramente y su expresión volvió a ser vacía y concentrada. "Ya veo. Había escuchado de ese tipo, pero no sabía que tenía una aprendiz, ni mucho menos que sería mi primer oponente en esta guerra... que hilarante", dijo, hablando más para sí misma que para la joven.

"¿Cómo que hilarante?" Preguntó Haruka.

La chica mayor simplemente negó con la cabeza. "No importa. Mi política es no desaprovechar ninguna oportunidad cuando se presenta. Por eso, me encargaré de ti aquí y ahora", declaró, dejando atrás sus pensamientos y volviendo a concentrarse.

Por lo tanto, de repente y sin previo aviso, Rin se bajó la manga, revelando una cresta verde que brillaba en su antebrazo izquierdo.

Haruka entrecerró los ojos al verlo. Se dio cuenta de lo que con solo verla. "Una Cresta Mágica".

"En efecto. Esta es la encarnación de la Magia que se ha transmitido en mi familia", explicó Tohsaka con suficiencia, levantando el brazo con una sonrisa de confianza. "Con solo pasar maná a través de ella, puedo invocar cualquier hechizo grabado aquí. Es mi mayor orgullo como maga".

Eso... no era bueno.

Las Crestas Mágicas eran el orgullo y el mayor tesoro de cada familia de magos, dadas solo a los jefes y herederos directos de las familias. Era en donde todos los conocimientos que los magos dejaron en el pasado se transmiten hacía la época actual, a sus descendientes, para que puedan terminar lo que ellos no pudieron en vida. Funcionaba como un segundo órgano mágico que le permite a quien lo tiene, usar y tener más mana del que puede usar por si mismo.

Como estudiante y asistente del Doctor Twice, Haruka había estado presente en varios trabajos que el doctor había recibido de muchas personas, incluyendo magos. Entre esos trabajos, estaba la instalación y retiro de las Crestas Mágicas de los cuerpos de las personas. Había visto diferentes Crestas Mágicas, así que por eso, podía saber que la de la familia de Rin era bastante antigua y de buena calidad.

Haruka se trago los nervios mientras Rin la miraba con altivez. "Mi Saber se encargara de tu Servant, y yo me encargaré de ti", declaró la chica mayor con decisión, dirigiendo otra mirada al otro lado de la plaza, donde Saber y Caster seguían enfrascados en un furioso combate. Era evidente quién tenía la ventaja. La sonrisa de Rin era a la vez depredadora y altiva. "Mi Disparo Gandr bastará contra ti".

"¿Gandr? ¿No es una simple maldición nórdica que funciona como bala?" Preguntó Haruka, tensa y confundida.

Rin sonrió con picardía. "Así es... solo una maldición muy simple".

La forma en la que dijo eso... no le gusto a Haruka.

Y lo siguiente que sucedió lo confirmo.

Ni siquiera un segundo después, la chica de cabello rubio apuntó con el brazo hacia adelante, apuntando su mano hacia Haruka mientras un pequeño orbe de Energía Mágica comenzaba a concentrarse en su dedo índice. La joven Master solo pudo abrir los ojos de par en par y tensarse, justo antes de que un nebuloso orbe negro de contorno rojo de energía saliera disparado como una bala de los dedos de la chica.

Haruka no pudo reaccionar adecuadamente, pero gracias a su entrenamiento y guardia alta, pudo al menos hacerse a un lado, esquivando la bala mágica al hacerse a un lado. La bala de energía roja y negra la paso de largo al fallar, chocando con un poste de señal de transito que indicaba la velocidad que debían llevar los vehículos.

Cuando Haruka giro la cabeza de nuevo hacía Rin, vio otra bala dirigiéndose hacia ella, dirigida a las piernas, y rodó para apartarse en el último segundo mientras el hechizo se estrellaba contra el suelo con una pequeña pero fuerte explosión, agrietando el suelo y el hormigón. En cuanto se preparó de nuevo, miró al enemigo con los ojos entrecerrados, aturdida por lo que acababa de presenciar.

Ese hechizo es peligroso, pensó la joven Master de Caster II, sin ninguna duda al respecto. Según sus conocimientos sobre el tema, Gandr se suponía que era una simple maldición originaria de Escandinavia que reducía la salud física del objetivo. Sin embargo, el hechizo usado por la chica a la que se enfrentaba estaba cargado de muchísima más Energía Mágica; tanta que el ataque había cambiado drásticamente. Ese primer disparo poseía aproximadamente el poder destructivo de una bala de pistola, y aunque un solo impacto no era suficiente para matar a alguien, Haruka estaba segura de que aún podía dejar inconsciente a una persona normal. Supongo que lo más simple es lo más eficiente en varios casos. Le quedo claro que no podía subestimar ese poder. No debo descuidarme.

Rin bajó un poco el brazo; su rostro delataba cierta impresión. "¿Eh? No eres tan mala. Supongo que si sabes defenderte, aunque sea solo correr", comentó con un toque de diversión. Su sonrisa burlona pronto regresó a su rostro, llena de confianza y determinación. "Pero eso no será suficiente para salvarte".

Haruka la ignoro. Uso una de las habilidades del Código Místico que era el uniforme que portaba, usando el mana que había reunido hasta ahora al salir de patrullaje la noche anterior y hoy, canalizo parte de ese mana en sus piernas y brazos, lanzándose de nuevo hacía Rin para darle un golpe. En respuesta, Rin salto en la dirección opuesta. El sonido de las pisadas fuertes y explosiones resonó en el aire mientras Haruka se movía a una velocidad sorprendentemente buena para su edad y demostraba su agilidad al esquivar cada Disparo Gandr, y los pocos que no podía esquivar, se protegía con sus brazos usando la magia de refuerzo para hacerlos más resistentes, aunque los sentía vibrar cuando una de esas balas impactaba, lo que la hizo más decidida a esquivarlos mientras se acercaba; pero Rin no se lo dejaba fácil, disparando cada bala mágica a la velocidad de una bala, siendo ella el cargador y su mano la pistola.

Los magos realmente vivían en otro mundo en comparación con los humanos promedio.

El correr y esquivar no duro más que unos segundos, pero para Haruka fueron minutos, mientras luchaba por esquivar y bloquear todas las balas que amenazaban con alcanzarla. Al final, ante el ataque incesante de Rin, no tuvo más remedio que detener su avance y alejarse de un salto, corriendo a un lado mientras saltaba y corría desesperadamente en todas direcciones para esquivar los disparos que aumentaron su velocidad. El hormigón del suelo se agrietó y se hizo añicos al ser alcanzado por los hechizos de Tohsaka, y la chica de cabello marrón tuvo que esforzarse mucho para no acabar con varios agujeros en el cuerpo.

Haruka estaba a punto de preparar su postura y cargar de nuevo cuando sus instintos le gritaron peligro. Otra lección que aprendió del Doctor Twice, fue siempre confiar en sus instintos, ya que estos podrían definir entre vivir y morir. Tal fue este caso: salto a un lado y se oyó un golpe sordo de algo pesado penetrando la zona sobre la que había estado hacía un segundo. Resultó que Tohasaka había lanzado un hechizo, lanzando una lluvia de orbes mágicos desde arriba. Apenas logró esquivarlo gracias a su instinto. Maldijo para sus adentros mientras desviaba otro Disparo Gandr con su brazo reforzado, sintiéndolo temblar por un segundo antes de sacudirlo para quitar esa sensación.

"Tienes buenos instintos", elogió Rin con un tono impresionado mientras bajaba los brazos. "Aunque aparte de la magia de refuerzo, no te he visto hacer nada más que solo correr para alcanzarme. Realmente eres una completa novata, o una inepta en la magia. ¿Cuál de las dos?"

La chica de cabello marrón ignoro su comentario burlón y se concentró en debatir qué hacer. Estaba claramente en desventaja. Rin era experta en lanzar hechizos uno tras otro, como era de esperar de una maga poderosa, y aunque Haruka había sido entrenada en combate cuerpo a cuerpo, no conocía ningún hechizo más allá de los más básicos, y ninguno podría servirle en este momento contra la rubia. Ella era una maga promedio en el mejor de los casos, sin ser realmente mala, pero tampoco era capaz de sobresalir. La definición de alguien promedio. Era su mayor virtud y debilidad. Sin embargo, eso no significaba que no hubiera aprendido alguna que otra cosa para contrarrestar esa debilidad. Al fin y al cabo, no era estúpida y el Doctor Twice menos.

De hecho, posiblemente su mayor ventaja sobre otros magos es que sus Circuitos Mágico tenían la capacidad de almacenar grandes reservas mágicas, más que la mayoría de magos. El Doctor Nozomu dijo que sus circuitos podía almacenar el doble o triple de lo que podría un mago normal.

Hora de probarlo.

Esta vez, Haruka decidió atacar. Reuniendo todo el prana que pudo reunir en sus extremidades, infundió energía mágica en sus brazos y piernas, llevando al máximo su cuerpo con la magia de refuerzo y la expulsó al instante con una orden mental, recreando el efecto de una explosión de propulsión al gastar su prana con todas sus fuerzas. Así, en menos de un instante, se lanzó hacia adelante una vez más con una velocidad sin precedentes, con el objetivo de golpear a la otra chica por segunda vez.

Para su sorpresa, Rin reaccionó de nuevo a pesar de su velocidad, disparando otra serie de tiros mientras huía, dirigiéndose al lado oeste de la plaza. Pero fue inútil. La chica de cabello marrón paró y desvió todas las balas, ignorando el dolor en sus brazos, cuyas mangas del Código Místico se mancharon y continuó cargando contra la chica más alta con una descarga de maná, como un depredador que persigue a su presa que intenta huir.

Como una bala viviente, Haruka finalmente alcanzó a su oponente a pesar de sus intentos por mantenerla a raya. Consiguió esquivar y detener sus hechizos al moverse e incluso saltar con gran agilidad, sin detenerse en su objetivo, y en menos de cinco segundos ya se encontraba frente a la Master de Saber. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de asestarle un golpe en el pecho, la enemiga sonrió victoriosa, y Haruka abrió los ojos de par en par mientras su mente le gritaba peligro . Para cuando se dio cuenta de lo que estaba sucediendo, ya era demasiado tarde.

Fixierung, Eile Salve! " Cantó Tohsaka con un grito poderoso, arrojándole dos joyas verdes a la cara.

Los ojos de Haruka se abrieron de par en par al instante. Reaccionó de inmediato gracias a su instinto de supervivencia, que le gritaba, y logró mover los brazos en consecuencia. Lo siguiente que supo fue que había apartado las joyas con un manotazo, antes de que le golpeara la cara, pero no se dio cuenta de que su reacción era exactamente la que su enemigo esperaba ver. De hecho, al ser golpeada, las gemas verde emitieron un destello desde su interior que libero una descarga que dejó a la chica de cabello dorado desprevenida.

El efecto fue inmediato. Haruka no pudo alejarse y los rayos que salieron de las gemas la golpearon de lleno. Soltó un pequeño gruñido, pero no sentía dolor en realidad, y cualquier dolor que hubiera sentido fue amortiguado por el Código Místico que portaba. Aún con la electricidad golpeándola, intento alejarse, solo para darse cuenta con horror de que ya no podía moverse. Las descargas no eran para dañarla, sino para inmovilizarla, impidiéndole actuar como quería y dejándola prácticamente inmóvil. Lo único que pudo hacer fue mostrar los dientes con un siseo de frustración, mirando a Rin con los ojos muy abiertos mientras se señalaba la cara con una mano y una sonrisa que le partía el rostro.

"¡Te pillé!" Exclamó Rin triunfante. Su mano ya brillaba con energía roja mientras comenzaba a recitar un conjuro para poner fin a la lucha de una vez por todas. Sabía que su hechizo no duraría mucho, así que tuvo que aprovechar el impulso mientras Haruka estaba paralizada. "Eres bastante escurridiza, pero hasta aquí llegaste".

Su Cresta Mágica brillaba en la oscuridad de la noche. "Das Schließen Vogelkäfig…!" Rugió.

Haruka no pudo hacer nada más que abrir los ojos y mirar con horror mientras que el heredero de la familia Tohsaka convocó un Círculo Mágico gigante a su alrededor, atrapándola dentro de un Campo Delimitado creado para matar.

Pero antes que Rin terminara el encantamiento para terminar el combate, ambas sintieron como una gran cantidad de mana sin precedentes surgía desde donde luchaban los dos Servants, liberándose como si hubiera explotado, interrumpiendo su combate y atrayendo la mirada y la atención de ambas jóvenes. Una luz blanca emano desde la zona donde el prana era liberado.

Y Haruka lo pudo sentir a través de esa conexión. Lo que sea esa luz, Caster es la fuente.


El aire cambio y los Servants se movieron.

Caster dirigió su mana a los circuitos de sus piernas y se abalanzó hacia adelante. En un instante, sus simples ropas se cubrieron de prana mientras una ráfaga de viento las sacudía junto con su cabello. Con la espada ornamental de Astolfo, se agacho, esquivando un tajo del enemigo y se preparo para atacar, intentando deslizarse bajo la guardia de su oponente, pero el Servant enemigo estaba preparado para él.

Acero chocaba contra acero en una lluvia de chispas. Saber impactó la espada de Caster con la suya invisible, barriendo al enemigo de un solo golpe, lanzando un segundo golpe que Caster desvió antes de dar un paso adelante e intentar dar un golpe con su mano derecha al rostro de su enemigo, pero Saber esquivo el golpe al hacer a un lado su cabeza, para rápidamente retroceder un paso solo para retraer su espada invisible y lanzar un nuevo golpe que Caster bloqueo con su espada. Tomo su espada con ambas manos cuando el Servant enemigo hizo presión con su arma invisible. Gruñendo por el esfuerzo, Sieg alcanzo a patear a Saber en las costillas, empujándolo, pero sin hacerle daño. Ese no era el objetivo, sino apartarlo lo suficiente para alejarse de él, tambaleándose un poco hacía atrás por el esfuerzo que fue bloquear el último golpe antes de recuperar el equilibrio.

Ambos Servants volvieron a sus poses de combate. Los ojos de Saber se concentraron en la espada de Sieg.

"¿Acaso mis ojos me engañan?" Preguntó Saber. Su voz era suave, elegante y refinada; y tenía un timbre que a Sieg le resultaba dolorosamente familiar, pero no en el buen sentido. "¿O acaso tengo el placer de cruzar espadas con otro espadachín? ¿Eres el Segundo Saber?"

"Lamentablemente no" respondió Sieg impasible. Sin embargo, aprovechando la oportunidad, respiró hondo y se preparó para la batalla. Sabía que Saber probablemente no pretendía captar sus habilidades de combate con esa pregunta. "Soy el Servant Caster, pero soy bastante anormal para mi clase".

Una sonrisa se formo en los labios de Saber. "Ya me he dado cuenta. He visto a magos usar dagas para rituales, pero jamás hubiera imaginado ver a un Caster portar una espada".

Mientras sus ojos rojos miraban fijamente a Saber, Sieg no podía quitarse de la cabeza el rostro de Mordred Pendragon. Lo cual era comprensible, ya que estaba enfrentando a su padre.

El como llegó a esa conclusión, como averiguo de inmediato que el Saber que enfrentaba era Arthur Pendragon, fue muy simple. Al ver la cara del hombre que era prácticamente igual a la de Saber de Rojo, con una armadura con temáticas similares, y que también era un Saber, en la mente simple de Sieg, la única opción lógica es que este hombre era el padre que Saber de Rojo tanto ansiaba superar, el legendario rey de Camelot.

Si no era él, ¿entonces que otra explicación habría para que compartieran rasgos idénticos? Estaba claro que no era un homúnculo, como fue el caso de él y el resto de homúnculos que los Yggdmillennia crearon para usarlos como batería para la Gran Guerra del Santo Grial.

Antes que siguiera con su proceso de pensamiento, Arthur Pendragon no le dio más margen y volvió a acortar la distancia entre ellos. Sieg casi gruñó de fatiga al chocar sus espadas de nuevo, con chispas que le inundaban la vista mientras se movía y atacaba furiosamente en todas direcciones para parar y desviar los ataques enemigos. Como era de esperar, la diferencia de habilidades y fuerza era evidente. Por mucha fuerza y velocidad que Caster empleara en su ataque, sus ataques eran bloqueados y desviados constantemente con facilidad, y el enemigo seguía sonriendo mientras chocaban una y otra vez. Estaba jugando con él.

Ni aunque refuerce mi cuerpo con Galvanismo creo ser rival para él.

Pero mientras más chocaba espadas con él, mayores eran las diferencias que Sieg podía ver entre este Saber con Saber de Rojo. Mordred tenía una presencia poderosa y pesada, Arthur tenía una presencia igual de poderosa, pero más elegante y fina, digna de un caballero como él. En donde Saber de Rojo era directo y bruto, usando la fuerza pura para aplastar a sus enemigos, al punto de ser comparado con un Berserker, este Saber, aunque fuerte físicamente, combinaba su poder con esgrima y una gran habilidad que Sieg no podía igualar, ya que era una habilidad nacida de la experiencia de cientos de combates durante una gran cantidad de años.

Pero lo más difícil de este Saber, era su espada. Era la primera vez que veía un arma invisible, por lo que le estaba costando seguir el ritmo al no ver la espada y ver en que ángulo atacara, algo que su enemigo sacaba provecho para hacerlo retroceder y ejercer cada vez más presión.

Por lo que había sentido al chocar espadas con esa arma invisible, es claro que era una espada, más grande que la espada ornamental que usa, probablemente era alrededor del mismo largo que Balmung, aunque su peso parecía mayor. Eso era todo lo que había sacado del implacable ataque de Saber.

Pero si de verdad era el Rey Arturo, eso quería decir que la espada invisible no era otra más que Excalibur, la Espada de la Victoria Prometida, la espada sagrada más poderosa de todas y la más famosa. Gracias a su conexión con el Grial, podía saber sobre la leyenda de los Servants que conocía, a pesar de nunca haberla escuchado o investigado.

Tal vez por lo fácil que sería reconocer la espada, es que la hizo invisible, para que no supieran quien es.

Arthur siguió con su implacable ataque. Cada golpe casi dejaba a Caster sin aliento; cada golpe era amplio y cargado de una fuerza tan poderosa que hacía temblar sus extremidades y crujir su espada. Y, sin embargo, a pesar de su abrumadora superioridad, Sieg se estaba acostumbrado al ritmo de la pelea con cada choque de espadas, y con cada segundo, el aura verde azulada a su alrededor se hacía más notoria y más grande, aumentando su fuerza y velocidad, pudiendo empezar a ver los movimientos del rey y bloquear con mejor precisión y destreza sus ataques.

Desafortunadamente, eso era algo que el propio Saber estaba empezando a comprender.

Al ver que la última docena de ataques habían sido bloqueados, el Servant enemigo frunció el ceño. Su espada invisible rebotó en la espada de Caster- El Rey plantó su pie blindado y blandió el arma, impulsando el siguiente golpe. Y, sin embargo, una vez más, Cater interceptó el ataque antes de que pudiera impactarle de lleno en el hombro. La fuerza de la colisión destrozó la tierra, sacudió los árboles e hizo gemir de dolor al aire. La espada ornamental de Sieg crujió, como si estuviera a punto de romperse, incapaz de soportar más tanto poder. Sieg abrió los ojos de horror al ver eso y empujo para alejar a Saber.

Pero ese acto abrió una abertura en su guardia. Al ver esa abertura, el hombre de cabello rubio no dudo. Él se abalanzo sobre su pecho con un corte ultrarrápido. Sieg lo vio venir y aunque salto en la dirección contraria, al no poder ver la espada invisible, no calculo bien el largo y fracaso al esquivar cuando sintió que la punta de la espada cortaba su ropa y piel en la zona de su pecho.

Sieg se tambalea hacía atrás mientras la sangre comienza a caer de la herida infringida. Gruñe de dolor mientras se lleva una mano a donde el corte ocurrió, sintiendo la sangre fresca que brota y empapar su ropa y mano mientras caía al suelo. Clavo la punta de su espada en el suelo para mantener el equilibrio y no caer de rodillas.

El Rey observo a su enemigo y como se esforzaba en mantenerse en pie. Su frustración era evidente en su mirada, ya que a pesar de conectar su golpe, el Servant enemigo logro alejarse lo suficiente para que el golpe, aunque siguió siendo mortal, no fue una muerte inmediata.

No importaba. Eso se podía solucionar con un segundo golpe.

"Aunque seamos enemigos, me enfrentaste con valor y honor en un combate de espadas, y puedo respetar a un oponente así", dijo Saber con calma, preparando su espada invisible con toda su atención en Caster, sin bajar la guarida ni por un segundo, ya que sabía bien lo peligroso que podía ser un enemigo herido.

Como si estuviera en trance, Sieg observo la valiente silueta de Saber. De repente, sentía una sensación familiar, un deja vú, como lo llamarían los humanos a algo que estaban viviendo y sentían que ya lo habían sentido antes. Eso es lo que Sieg siente en este momento.

Saber levanto su espada para terminar la pelea y seguir su camino en la guerra. "Nos vemos. Grabaré tu memoria en mi corazón, Caster".

Los ojos de Sieg se abrieron un poco y brillaron en comprensión al darse cuenta.

Oh, ya se a que me recuerda esto.

La misma situación, el mismo tipo de enemigo, incluso las mismas palabras dirigidas hacía él. Toda la situación era igual a su primer encuentro con Saber de Rojo en aquel campo de batalla entre ambas facciones.

Todo era igual a ese escenario... salvo una cosa.

La espada invisible de Saber descendió.

¡CLANG!

No fue sangre lo que se esparció, sino chispas.

No había más sangre cayendo, solo resonó el sonido sordo y vacío del hierro.

En un destello verde, Sieg había usado su espada ornamental para desviar la espada enemiga con una rapidez desarmante, desviando la hoja invisible con un movimiento brusco y dejando al Rey de los Caballeros sin palabras por un instante. Tras su momento de ventaja, Caster, brillando con la carga de Galvanismo en su cuerpo que cerró la herida que sufrió antes, se abalanzó y blandió su espada contra la cabeza del enemigo, solo para que este lo bloqueara con facilidad; pero eso también formaba parte del plan desesperado. El ataque fue seguido instantáneamente por una potente patada, que contenía más fuerza de la que aparentaba, ya que Saber quedo sin aliento por la patada de su pie derecho impactó que impacto contra el pecho blindado del enemigo, empujándolo con fuerza de un salto.

Cuando los pies de Saber tocaron el suelo, dio un par de pasos hacía atrás mientras se llevaba una mano a su pecho, notando que la protección blindaba que tenía en esa zona había sido ligeramente abollada por la patada, algo muy sorprendente de lograr. Saber entrecerró los ojos, estudiando al Servant enemigo con estupor aturdido.

"¿De donde salió esa fuerza?" Reflexionó, sorprendido a pesar de su buen juicio. Noto la intensa aura verde de prana que rodeaba a Caster y la herida que su espada le produjo antes se había cerrado. "¿Cómo lo hiciste?"

"Es porque... no puedo caer aquí", gruño Sieg con decisión, levantando una mano al pectoral izquierdo, donde latía su corazón, el corazón de aquel héroe que dio su vida a cambio por la suya, por el simple deseo de salvar a alguien que él eligió salvar.

A diferencia de aquella vez con Saber de Rojo, la situación actual era diferente porque Sieg era diferente. Ya no era un simple homúnculo que fue salvado por un gran héroe y que no sabía nada de la vida. Había visto y aprendido mucho. Había visto como los humanos se apoyaban entre si, y como eran capaces de cometer muchas crueldades. Había visto a personas luchar por los diferentes sentidos de justicia que tenían, por los deseos que todos querían cumplir. Él había desde un simple homúnculo hasta ser lo que es ahora gracias al cumulo de todas esas experiencias y sentimientos que presencio y experimento.

Es por eso... que no puedo rendirme aquí.

Recordó la promesa que hizo con Rider al despedirse, la promesa que se hicieron él y Ruler de volver a reencontrarse, y como ese deseo podría ser cumplido al final de todo esto. Recordó como Siegfried le dio su corazón voluntariamente y murió con una sonrisa.

Esa sonrisa... esa sonrisa era algo que él quería ser capaz de hacer.

Arthur entrecerró los ojos al ver como una luz comenzaba a emanar de la mano izquierda de Caster, justo donde tiene una especie de tatuajes.

Esos tatuajes se parecen a...

"Es por eso que... incluso si es solo un momento..." la luz que emanaba desde la palma de Sieg aumentaba, así como el prana que se comenzaba a liberar de él, arremolinándose. Saber levanto su espada, sabiendo que algo muy fuerte iba a ocurrir. "¡Oh, gran héroe, concédeme tus poderes!"

Un gran resplandor blanco cegó momentáneamente al Rey de los Caballeros, una luz antinatural que podría igualar con el resplandor del amanecer cubrió todo, cegando el mundo de Arthur por unos instantes, en donde estuvo preparado para cualquier cosa.

Cualquier cosa... excepto esto.

Cuando la luz se esfumo, el joven de cabello castaño, piel pálida y ojos rojos ya no estaba delante suyo. En su lugar, estaba de pie un hombre adulto con el porte de un guerrero curtido en años de combate. Era alto, más alto que el propio Saber, con una complexión robusta y una presencia imponente. Tenía cabello gris plateado que le cubría la espalda y su cuerpo estaba cubierto por una armadura de plata resplandeciente excepto la zona del pecho, exponiendo su piel marrón que, aunque no se veía a simple vista, estaba conformada por escamas y se podían ver líneas verdes brillantes. En su espalda llevaba una espada enfundada. Sus ojos verdes eran afilados y tenían una concentración y firmeza de un guerrero. Todo su porte era la de un guerrero solemne, un caballero de historias de honor. En su cabeza, tenía dos cuernos grisáceos de tono oscuro de dragón.

Todo el cuerpo de Saber se tensó, incapaz de entender lo que veía. ¿Se transformo? ¿Una habilidad de Caster?

"Lamento la espera, Saber", hablo el hombre con un tono suave, pero con una voz fuerte y firme se escuchaba por todo el lugar. Tomo la espada en su espalda y la desenfundo, revelando a Balmung a su oponente. "Pero no aceptaré la derrota ante alguien como tu".

"¿Caster?" Cuestiono Saber, incrédulo de lo que sus ojos veían, pero su instinto mágico no mentía. El individuo que estaba delante suyo era el Servant Caster contra el que estaba luchando, pero se había transformado. "¿Qué fue lo que hiciste?"

"Me puse a tu nivel", respondió Sieg, agarrando la empuñadura de su espada y observó atentamente a Saber. "No hay nada en mí que sea insuficiente para ser tu oponente. Si algo lo fuese, eso sería mi espíritu".

Saber no dijo nada, concentrando en observar atentamente a su enemigo, estudiando su nueva apariencia.

Él no entendía lo que le había pasado, pero si sabía que el cambio no fue solo físico. Podía sentirlo, Caster ahora era más fuerte, por lo tanto, era más peligroso. Todo su ser le decía que tener cuidado con él, sobre todo con la espada que sujetaba en sus manos.

Tal vez esa transformación sea su Noble Fantasma, aunque no escuche ningún nombre o cántico.

Eso no importaba. Lo que importaba es que el enemigo que tenía ahora era más fuerte que hace unos segundos. La certeza de la victoria ya no era una certeza. A través de los años de experiencia, reconocía a un gran guerrero cuando lo veía, y ahora mismo, podía ver que Caster era un guerrero que era un rival para su fuerza.

¿Quién es este tipo? Saber no pudo evitar preguntarse.

Lo que sucedió a continuación fue instantáneo. El suelo tras Caster fue destrozado mientras saltaba hacia adelante a la velocidad del rayo. Saber abrió los ojos de par en par, sorprendido ante la gran velocidad que había adquirido su enemigo, sin compararse a la velocidad con la que se había movido antes. Caster blandió su espada para cortar a Saber en diagonal desde su hombro izquierdo hacía abajo.

Saber levanto su espada invisible, reaccionando a tiempo, bloqueando la espada de su enemigo con su espada invisible. La fuerza que iba detrás de ese golpe también era mayor, destrozando el suelo debajo de ellos por la fuerza del choque mientras ambos se empujaban con sus armas, y la onda expansiva generada por el choque fue tan poderosa que hizo temblar el mismo aire.

Sieg y Arthur se miraron fijamente. Ambos caballeros dispuestos a darlo todo en este combate, ambos por sus respectivos deseos y los deseos de sus Masters.

El choque de los poderosos apenas había comenzado.


¡Y listo! Lamento la tardanza, pero ya tengo un nuevo capítulo.

Escribir las dos batallas fue difícil. Tuve que recurrir a mucho material para hacer un choque parejo para que fuera coherente. Aquiles es descrito como el más rápido de los Servants, con su Noble Fantasma y sus hazañas en Aphocrypha y FGO, no hay duda de eso, además que Karna, aún si no es Lancer, sigue siendo un Top Servant que tiene a un Master adecuado y muy talentoso, por lo que puede explotar todo su poder.

El enfrentamiento de ellos me inspire un poco en el de Arturia y Emiya de Hollow Ataraxia, ya que es el único medio donde se representa a detalle a un Archer peleando como arquero contra un guerrero de cuerpo a cuerpo.

Y antes que lo digan, ni Karna ni Aquiles recuerdan al otro ya que los Servants olvidan lo que sucedió en otras invocaciones. Qué los de FGO recuerden sus invocaciones anteriores es fanservices. A lo mucho, ambos sentirán una sensación familiar, pero nada más.

Y ahora, el combate de Haruka y Sieg contra Rin y Arthur...

Como Haruka esta inspirada en Hakuno, y él es un Master de Fate/Extra, obviamente las habilidades que tiene no pueden encajar en una Guerra del Santo Grial normal, ya que están luchando en la realidad y no dentro de una supercomputadora, y lo único que se sabe sobre las habilidades de Hakuno fuera de las capacidades que da la Moon Cell, es que tiene grandes reservas de mana para mantener a uno o varios Servants sin problema durante luchas prolongadas. De hecho, sus reservas de mana son las segundas más grandes de los protas de Fate, solo por detrás de Ritsuka. Por lo tanto, tuve que inventarme una forma de pelear para Haruka, y elegí el combate cuerpo a cuerpo. Las habilidades que muestra como Servant en FGO obviamente no sirven.

Con Sieg y Arthur, no hay mucho que decir. Aunque Sieg como Servant es más fuerte que cuando era un homúnculo, no sería suficiente para vencer a Arthur o Arturia. Apenas pudo mantenerle la pelea a Tokisada Shirou, que reencarno y era un Servant Ruler, que es la clase más fuerte en la que puede llegar. Sieg como Servant podría derrotar a Shirou, pero solo podría mantenerle una pequeña pelea al Rey de los Caballeros antes de caer. La única posibilidad de victoria, igual que contra Mordred, sería transformándose en Siegfried.

Y por si no quedo claro, la apariencia de Siegfried es de su tercera ascensión, con los cuernos de dragón. Eso se debe a que como Sieg es Fafnir, parte de eso altero ligeramente la apariencia de Siegfried al transformarse en él. Eso no afectara mucho su fuerza.

Ahora el siguiente capítulo será un combate entre el homúnculo transformado en el Caballero Sangre de Dragón contra el Rey de los Caballeros. Hagan sus apuestas. ¿Quién creen que gane?

Como siempre, les pido disculpas por cualquier error ortográfico o gramatical. Si me lo indican, con gusto lo corregiré lo antes posible.

Nos vemos la próxima vez.