NA: Bienvenidos. Soy Kat y esta es mi primer fanfic planeado para el fandom de Naruto. Antes de pasar al prologo de la historia quisiera hacer un breve comentario acerca de este proyecto. Esta es una historia What if (Que pasarìa si) o tambien un AU basado en mi musa favorita por lo que algunas cosas no van a ir apegadas al canon del anime/manga. Todo seria explicando a su debido tiempo para no dejar cabos inconclusos. Espero puedan darme una oportunidad y que esta fanfic logre ser de su agrado. Sin màs a la fanfic.
Disclaimer: Los personajes utilizados y la obra de Naruto no me pertenecen a Masashi Kishimoto. yo solo los uso para entretenimiento sin fin de lucro
Prólogo: La Sombra del Tiempo
La lluvia caía con la precisión ineludible de un destino inscrito en el cielo, sus gotas resonaban como el eco de antiguas tragedias sobre los techos de la sala de reuniones del clan Uchiha. Bajo aquel ritmo melancólico, la estancia permanecía inerte, su vasto vacío impregnado de historias silenciadas. Las sombras danzaban en sus rincones, entrelazándose como espectros que vigilaban secretos demasiado oscuros para ser revelados. No obstante, bajo el séptimo tatami hacia la derecha, dormía un legado que ni el tiempo ni el olvido habían podido borrar.
Itachi Uchiha estaba allí, bajo la penumbra, erguido como un espectador que contemplaba los restos de una grandeza rota. Sus ojos, dos abismos carmesíes que resplandecían con el fulgor inmortal del Mangekyo Sharingan eterno, perforaban las sombras con una intensidad que trascendía la comprensión terrenal. Había recorrido un camino de cenizas y de sombras para llegar a este momento, su alma cargada con el peso de las decisiones que habían definido y condenado su destino.
Sin vacilación, sus manos firmes deslizaron el tatami, revelando el acceso a una verdad oculta. Desde las profundidades brotó un aire denso y frío, cargado con la esencia de algo arcano, algo que existía al margen de la moral y el tiempo. La abertura se extendía como una boca oscura, un umbral hacia lo innombrable. Con una serenidad que solo podía enmascarar el torbellino dentro de él, Itachi descendió por la escalinata angosta, cada paso resonando como un latido que marcaba el inicio de lo irreversible.
El monumento de piedra lo aguardaba en el corazón de la cámara subterránea, su presencia austera e imponente, como un guardián que protegía los secretos del linaje. Para los ojos comunes, su superficie era muda y opaca, un fragmento inerte de lo que alguna vez fue importante. Pero al activar su Sharingan eterno, Itachi contempló cómo las inscripciones emergían como llamas invisibles, revelando palabras que solo un portador de aquel poder podía desentrañar.
Las líneas trazaban una revelación y una advertencia. Hablaban de un jutsu prohibido, una técnica nacida del deseo de desafiar al destino y doblegar el flujo del tiempo mismo. Pero en el núcleo de este conocimiento, inscritas con una precisión casi cruel, residía una advertencia ineludible: "Alterar el tiempo es tentar al abismo; cada decisión crea un eco que devora el equilibrio." Las palabras parecían pulsar con vida, como si cuestionaran la voluntad de aquel que las leía, desafiándolo a probar la fortaleza de su convicción.
Itachi permaneció en silencio frente al monumento, como si se permitiera un instante de reflexión. Pero su decisión ya había sido tomada mucho antes de llegar aquí. Había cometido demasiados errores, había soportado el peso de demasiadas pérdidas. Si este poder le ofrecía la oportunidad de redimirse, aunque solo fuera brevemente, entonces aceptaría el precio, por alto que fuera.
Las inscripciones detallaban los sellos y las complejidades del ritual, un proceso que requería una concentración impecable y un chakra inquebrantable. Itachi cerró los ojos un momento, como quien toma aire antes de sumergirse en aguas desconocidas. Luego, con movimientos deliberados y calculados, comenzó a formar los sellos, cada gesto resonando con una intención cargada de solemnidad.
El aire en la cámara comenzó a transformarse. Las sombras parecían cobrar vida, alargándose y retorciéndose como si respondieran al poder desatado. La luz tenue se fragmentó, devorada por una energía que rompía las leyes mismas de la realidad. Era como si el tiempo, con toda su inercia y su peso, luchara contra la voluntad que intentaba someterlo.
El último sello fue completado, y una luz cegadora estalló en el centro de la cámara. Itachi sintió cómo su cuerpo era arrancado de aquel lugar, arrastrado por una fuerza ineludible hacia lo desconocido. Mientras la energía lo envolvía, la advertencia inscrita en el monumento resonó una última vez en su mente, como un eco susurrado desde los confines de la eternidad: "Cuidado con aquello que buscas, pues el tiempo no perdona."
Y entonces, todo se desvaneció
NA: Espero que este pequeño prologo sea de su agrado. Gracias por tomarse el tiempo en leerlo. Nos estaremos viendo en otra actualizacion. Hasta pronto.
