Disclaimer: Los personajes corresponden en derecho de propiedad a sus respectivos autores, esta historia es sin fines de lucro. Solo con el único fin de entretener a un público lector; de una fan para fans. Esta historia ha sido publicada únicamente bajo el usuario de ladykya0 si la encuentras en otra página con en un perfil diferente se trata de plagio.


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Té de media tarde

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El ensordecedor sonido de las turbinas de los aviones, al aterrizar y despegar de la pista, se colaba en sus oídos una y otra vez, mientras esperaba ansioso en la sala de llegadas de la terminal internacional de aquel aeropuerto. Su mirada alternaba entre el objeto en sus manos y el reloj sobre la amplia puerta de arribo, justo frente a él.

15:17.

Era la hora que marcaba.

15:35.

Era la hora en que el vuelo de ella llegaría.

Viendo pasar los segundos, comenzó a sentir un calor sofocante, que lo hicieron deshacer el nudo de su corbata, para liberar su garganta de la incómoda presión que le causaba la delgada tela. Decidió quitarse el saco gris y arremangar su camisa.

—¿Por qué hacía tanto calor si aún estaban a inicios de marzo? —se preguntó, acomodándose sobre el asiento metálico de la sala de espera.

Probablemente solo era su inquietud.

Movió los dedos sobre la pequeña caja que sostenía, y el sonrojo en sus mejillas comenzó a acentuarse al notar como el tiempo avanzaba.

No la veía desde hacía dos meses. La rutina de ambos y el cambio de horario les había dificultado mantener una comunicación constante y fluida esos días, y eso lo tenía casi al borde del colapso. Tanto así, que incluso Aizawa había accedido a suplirlo en su última clase solo para que pudiera llegar a tiempo al aeropuerto.

Porque, desde que ella le confirmo el día de su regreso, una necesidad creciente lo invadió: quería abrazarla de nuevo, tocarla y sentir su dulce aroma a vainilla. Pero... ¿sería demasiado intenso si lo hacía en cuanto la viera?

Inhaló profundamente, tratando de relajarse. A pesar de los años, no había logrado dejar de ser tan ansioso, y eso a veces lo desesperaba incluso a sí mismo, pues le pasaba factura en sus noches de insomnio.

Las puertas automáticas frente a él se abrieron y poco a poco las personas comenzaron a pasar por ella. Hombres, mujeres, niños... incluso sonrió al ver a un par de perros de compañía caminar alegres a lado de sus dueños, cansados de un viaje largo. La epoca de paz en la que vivian era realmente algo que atesoraba.

Rápidamente se puso de píe, se acercó a la pequeña valla divisora y esperó, buscando entre la multitud.

—¡Deku!

Su corazón latió con más fuerza al escuchar su voz. La vio acercarse a paso ligero, jalando su única maleta con ruedas y cargando, con su mano libre, su maletín de heroína.

—Urara... —comenzó a decir, pero se corrigió de inmediato antes de que ella pudiera reclamarle no llamarla por su nombre. —Ochako —murmuró con suavidad cuando ella rodeó la valla y llegó frente a él.

Ambos se miraron por unos segundos, donde la incomodidad amenazaba con llenar el ambiente entre ellos. La chica bajó su maletín al suelo con calma para después levantar su mirada hacia la verde de él. Sus mejillas, naturalmente rosadas, se encendieron aún más cuando decidió simplemente abrazarlo, rodeándolo con sus brazos y aferrándose a su pecho cálido

Izuku parpadeó un par de veces, sorprendido, alejando sus manos de ella, pero aferrado a la pequeña caja que aún sostenía en una de sus manos. Su corazón volvió a latir con fuerza al percibir el dulce aroma del champú que Ochako solía usar.

—Bi... bienvenida, Ochako —susurró en un tartamudeo que de inmediato maldijo. Bajando los brazos lentamente, por fin rodeó los hombros de ella en un abrazo tímido, que intentaba parecer firme. —Te... extrañé —soltó por fin, con su voz temblorosa pero llena de sinceridad.

Ella simplemente se abrazó un poco más a Deku y dejó escapar un suspiro profundo.

—Es bueno regresar a casa —dijo con su voz suave, separándose apenas de él, y ambos parecieron, por fin, relajarse ligeramente ante la presencia del otro.

Era estúpido.

O eso es lo que le decía Kacchan cada vez que se burlaba de él.

Siete meses saliendo y todavía tiemblas cuando la ves. NERD.

Pero jamás había encontrado la forma de explicarle al rubio que, de esos siete meses, cuatro los habían pasado separados. Ochako había estado viajando constantemente, cumpliendo con su itinerario de Pro Hero, dando charlas en distintas ciudades y ayudando a niños con Quirks complicados.

La admiraba muchísimo y estaba orgulloso de todo lo que ella había logrado. Pero eso no facilitaba que él pudiera terminar de acostumbrarse a su cercanía, a la idea de invadir su espacio.

—¿Qué es eso? —preguntó la castaña, notando la caja que Izuku seguía sosteniendo y que, debido a su nerviosismo, comenzaba a deformar por la presión de sus dedos.

—Oh. Bueno... —comenzó a balbucear con su clásica voz nerviosa, llena de murmullos que Ochako había aprendido a descifrar. — Como estuviste mucho tiempo en el extranjero, pensé que extrañarías los postres japoneses. Por eso, te traje una caja con... mochis.

Terminó diciendo esa última palabra en un susurro, pues notó como ella simplemente lo miraba sorprendida para después soltar una suave risa llena de diversión.

Los años habían pasado, pero a Ochako todavía le resultaba graciosa la forma en que él se expresaba, y que en ciertos momentos aún le parecía tierno. Asintió, recibiendo la caja en sus manos.

—¿Té verde? —preguntó ella cuando al destapar la caja vio los dulces verdosos acomodados en filas dentro de la caja. Y, se sonrojo.

—Té verde —confirmó Izuku, para después carraspear y desviar la mirada con bochorno.

Así era como sus amigos habían comenzado a llamarlos, para referirse a su relación: "Técito verde". Y, aunque al principio les avergonzaba, también se les hacía curioso. Así que, terminaron adoptando el apodo con cariño ya que hacía referencia a la combinación de sus nombres.

Ochako tomó uno de los mochis para darle una pequeña mordida, saboreándolo. Mentiría si dijera que no estaba hambrienta; el viaje había sido largo y la comida del avión no había sido suficiente, así qué agradecía tener algo dulce para calmar su estómago.

El suspiro de satisfacción de parte de la Pro Hero, hicieron a Izuku sonreír satisfecho por su correcta elección. Pero su sonrojo volvió cuando la vio tomar otro de los dulces ofreciéndoselo, con la clara intención de que él solo tuviera que abrir la boca para dar una mordida al dulce.

Uraraka fingió tranquilidad, pero evidentemente estaba avergonzada solo esperando la reacción de él.

Izuku solo la observó con los pensamientos a mil por hora con su rostro ardiendo cada vez más.

Después de un par de segundos, inhaló profundamente y se atrevió a aceptar el gesto. Sintió algo cálido recorrer su pecho, algo mucho más dulce que el mochi que saboreaba. Y, en medio del silencio que se instaló entre ellos, se sonrieron, sintiendo cómo esa intimidad sutil los acercaba un poco más.

Probablemente, todos sus conocidos vieron venir su relación. Y, seguramente los únicos ajenos eran ellos. Porque cuando se conocieron, jamás imaginaron cómo se desarrollarían las cosas entre ambos, ni que la amistad y apoyo mutuo los llevaría a querer ser especial para el otro.

—¡Mira, mamá! Ese señor tiene la cara roja como tomate.

Ambos se separaron de inmediato cuando escucharon la pequeña voz de un niño señalar la obvia cara de vergüenza que Deku tenía, mientras era alimentado por su novia con el último mochi que sobraba en la caja. Deku respingó, apenado, queriendo huir. Nervioso, tomó una de las maletas y, con su mano libre, sostuvo la de ella antes de comenzar a avanzar apresuradamente hacía la salida de aquella sala de aeropuerto.

Ochako se sorprendió, pero al instante jaló su maletín de heroína y comenzó a caminar con rapidez, siguiendo los pasos de Izuku, notando desde su posición, como las orejas de él seguían rojas de vergüenza.

Solo sonrió para sí misma, pensando en lo divertido que serían los días ahora que había vuelto.

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¡Hola!

Si llegaste hasta aquí... ¡Gracias por leer! Espero te haya gustado este pequeño one shot.
Llegue muy tarde al fandom, probablemente. Pero ahora vivo por esta parejita que se me hace preciosa, y creo que ya no corro peligro publicando jaja. Bromi, creo.

En fin. Aquí todo se escribe con cariño así que si tienen algún comentario u opinión los leo en los reviews o mensaje privado para chismear a gusto. ¡Saludos!