Disclaimer: Los personajes e historia previos a la "boda fallida" en el manga Ranma ½ pertenecen a Rumiko Takahashi. No obstante, la trama, el desarrollo narrativo y los personajes creados tras este evento son de mi exclusiva autoría.

ADVERTENCIA: Esta historia está dirigida a un público mayor de 18 años. Contiene temáticas delicadas, descripciones de violencia, lenguaje vulgar y escenas de carácter sexual explícito o sugestivo que podrían afectar la sensibilidad de algunos usuarios. Leer bajo su propia responsabilidad.

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Owari no nai ai

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Capítulo 1: Osaka

La relación entre Ranma y Akane había comenzado a mejorar, pero aún no era tan cercana como él pretendía.

En un intento por acortar la brecha entre ambos, el chico decidió invitar a su prometida a un viaje a las montañas, bajo la excusa de que el aire puro le haría bien a su salud y con ello recobraría el apetito. El pronóstico del tiempo parecía favorable para acampar bajo las estrellas; sin embargo, también tenían la opción de ir a la posada que quedaba a diez minutos caminando en caso de que lloviera. Allí, podrían comer tranquilamente sin que Akane se viera tentada a hacer sus experimentos tóxicos con la comida.

Por otro lado, Ranma zanjó el tema con sus "otras prometidas". Las chicas no se mostraron muy receptivas con la decisión del pelinegro, afirmando que era otra de las muchas "manipulaciones de Akane"; aun así, el trenzudo no iba a cambiar de opinión. Incluso llegó a amenazar a Shampoo con dejar que Mousse ganara un reto contra él frente a Cologne y ofrecerse a pagar por completo la dote de Ukyo para que su honor no se viera mancillado. La castaña no dudó en ponerse a llorar, apelando a su amistad de infancia, pero el chico le explicó que no era justo para ambos estar comprometidos por una estafa que realizó su padre y que lo mejor para ellos era conservar su amistad o alejarse para siempre, ya que no podía sentir otra cosa por ella.

Las jóvenes prometieron que esto no se quedaría así, aunque en el fondo sabían que la interminable lucha por "quién era la mejor prometida" había llegado a su fin.

Ranma estaba confiado y seguro con sus decisiones. Por primera vez, se sentía valiente y creía que las cosas tomaban la dirección correcta.

Cuando llegó a casa, lo primero que hizo fue preguntar por su prometida, ansioso por contarle el plan que tenía para el fin de semana. Kasumi le comentó que Akane se atrasaría un poco porque pasaría a ver al Dr. Tofú.

Instintivamente, el trenzudo se puso en estado de alerta. Insistió en ir a buscarla a casa de su amiga, pero la peliazul fue tajante: solo serían un par de horas y volvería temprano.

Una sensación de ansiedad invadió su cuerpo. Odiaba dejarla sola desde lo ocurrido en el Monte Fénix. De hecho, estaba en conversaciones con Soun para ver si podía ocupar la habitación de Nabiki, además de estar más vigilante en caso de que algún enemigo intentara raptarla de nuevo. Sin embargo, el patriarca de los Tendo le contestaba que no era necesario hacer ese cambio, pues con cuatro artistas marciales en la casa resultaba bastante improbable que volviesen a secuestrarla. Consideraba mejor mantener, aunque sea un poco, el espacio entre ambos para que su hija pudiera recuperarse. A pesar de esto, el ojiazul no podía quedarse tranquilo, y la situación empeoraba por las noches, cuando soñaba que ella moría en sus manos sin que él pudiera hacer nada para evitarlo. Esa angustia y culpabilidad lo carcomía desde el subconsciente; la única forma de apaciguarse era entrando por la ventana de la chica para cerciorarse de que todo estuviera bien.

Para mantener a Ranma ocupado, Kasumi le pidió que llevara la ropa limpia de Akane a su habitación. El pelinegro estaba a punto de protestar cuando su madre intervino, diciéndole que era mejor que hiciera algo útil en lugar de quejarse.

El trenzudo, a regañadientes, entró en el cuarto de la chica, pero al cerrar la puerta, su humor cambió drásticamente. Todo el lugar olía a su marimacho, y una sensación de armonía le invadió el corazón. Le encantaba observar el espacio, sabiendo que era el más íntimo de Akane y el que albergaba sus secretos.

Aquí descubrió que, a pesar de que la ojicastaña se mostrara como una chica ruda e independiente, guardaba una gran colección de novelas rosas y mangas románticos en su estantería. Al principio, él la consideraba una tonta cursi con pajaritos en la cabeza; sin embargo, con el tiempo comprendió que en esas historias buscaba un amor correspondido y una escapatoria a su tortuoso compromiso. Aunque él sabía que era mil veces más guapo que cualquiera de esos protagonistas, lamentablemente, alimentaba las inseguridades de la joven con su enorme bocota. Además, últimamente habían aparecido nuevos libros de medicina en esa misma estantería, lo que despertó su curiosidad. Quería preguntarle a Akane por qué le interesaban esos textos, pero temía que ella se cerrara y negara toda explicación.

Por otra parte, le gustaba mirar las fotografías que ella tenía sobre la cama. Los recuerdos de sus aventuras le producían un sentimiento agridulce, ya que, por más que apareciera en esas imágenes, siempre terminaban separados o su expresión se arruinaba debido a que algún "entrometido" estropeaba el momento. A pesar de ello, no se iba a rendir tan fácilmente. Hace algunos meses, se propuso que la peliazul pusiera una foto exclusiva de los dos juntos y felices como prueba de que las cosas iban mejorando entre ambos. Además, quería demostrarle a ese estúpido cerdo quién realmente manda.

Para asegurarse de que todo estuviera en su lugar, Ranma revisó el área y notó que el primer cajón del escritorio no cerraba bien. Sin intención de espiar, lo abrió para acomodar las cosas y que encajara correctamente, pero no estaba preparado para ver lo que había allí.

Un folleto de la Universidad de Osaka se encontraba por encima de todos los papeles. Rápidamente tomó el tríptico para examinarlo con más detalle. ¡Mierda! Un círculo rosado rodeaba las palabras "medicina deportiva" y "traumatología". ¡Mierda! Un post-it decía: "Osaka = 509,7 kilómetros de Nerima". ¡Mierda! Otro círculo rosado rodeaba "internado en China".

¡Ahora todo tenía sentido! El interés de ir a las estúpidas charlas de los representantes de universidades en la escuela, la famosa práctica en el consultorio del Dr. Tofú, los misteriosos libros de medicina que aparecieron en el estante y las horas extras de estudio en casa de sus amigas. Akane se preparaba para dar el examen de admisión en la Universidad de Osaka y pretendía dejarlo solo en Nerima con la tropa de locos. Ranma sabía que la partida de Nabiki a la Universidad de Tokio abrió una vía de escape para la menor de los Tendo, aunque jamás pensó que ella quisiera alejarse tanto de él. Instintivamente, apretó sus puños, enterrando sus uñas en la palma de sus manos hasta que un hilo de sangre brotó. La estaba perdiendo en sus propias narices y ni siquiera se dio cuenta. Pensaba que las cosas mejoraban entre ellos, pero era todo lo contrario. El pelinegro se sintió traicionado, humillado y defraudado. ¿Fue el daño tan grande para que no le comentara sus futuros planes? Una ola de arrepentimiento y culpabilidad invadió sus pensamientos. Con cuidado, guardó los papeles de la peliazul y se retiró a su nueva habitación al fondo del pasillo.

Ranma no pudo contenerse más; un llanto desgarrador brotó desde su garganta, reflejando todo lo que sentía. Jamás vio esto venir y solo quería desaparecer antes de que Akane regresara de su súper cita con el Dr. Tofú. ¡Qué estúpido había sido! Seguramente ese cuatro ojos le daba clases especiales para recomendarla con honores a esa maldita universidad, y él se quedaría estancado en Nerima, esperando que algún día regresara. Un sentimiento familiar, como el que experimentó cuando la vio con ese tal Shinnosuke en Ryugenzawa, volvió a aparecer con agresividad. Ella ya no lo amaba más.

Nodoka salía de su habitación cuando vio al chico correr como un rayo hacia su dormitorio. La madre ya intuía lo que ocurría y no dudó en seguirlo. Se impactó al verlo llorando en posición fetal sobre su futón.

Sus instintos de onna-musha le indicaron que su hijo debía hacerse un seppuku inmediatamente. Era tan poco varonil verlo en ese estado, pero iba a darle una oportunidad para reaccionar como le enseñó su futura nuera. Sin embargo, si no recapacitaba, ella misma haría los honores de darle su katana.

—Espero que no estés llorando porque Akane tiene planes para su futuro y tú no formas parte de ellos —la mujer se acercó a Ranma de forma sigilosa, provocando que él llorara aún más fuerte al darse cuenta de que su madre comprendió la situación —¿Cuántas veces te advertí que trataras mejor a Akane, Ranma? ¿Cuántas veces te ayudé para que te acercaras de manera varonil a ella y tú preferiste hacerle caso a tu orgullo? Ahora, compórtate como un hombre y escúchame con atención.

Ranma no podía creer lo que estaba ocurriendo: su propia madre no solo se negaba a consolarlo, sino que lo reprendía mientras sostenía peligrosamente su katana.

—Hijo, Akane es una chica inteligente y atractiva que no va a esperar eternamente a que tú la trates como se merece. Hace tiempo que la estoy observando y sé que planea alejarse de casa para rehacer su vida. No la culpo en absoluto. Si no hubiera sido por la destrucción de nuestra casa por parte de tus amigas, ya habría hablado con Soun para romper este compromiso. Lamentablemente, entre las malas decisiones de tu padre y tu comportamiento tan poco varonil, me han dejado sin opciones para proteger a esa niña que quiero como si fuera propia.

—¡Mamá, ¿es una broma lo que estoy escuchando?! ¡Soy tu hijo! ¡Deberías estar de mi lado! —la indignación de Ranma era palpable. Definitivamente, este era el segundo peor día de su vida.

—Ranma, sabes perfectamente que te amo, pero tus acciones tienen consecuencias. Ahora debes aceptar tu destino —dijo Nodoka mientras comenzaba a desenvainar su katana para entregársela a su hijo.

—¡Espera! ¡Espera! ¡Espera, mamá! ¡Guarda esa cosa ahora mismo! —el instinto de combate de Ranma se activó, haciéndolo reaccionar ante las acciones de su madre.

—Bien… Hijo… Aunque no lo creas, estoy de tu lado. Sin embargo, necesito saber si vas a comportarte como un hombre y escuchar cada palabra que te voy a decir —Ranma asintió con la cabeza sin despegar los ojos del arma —Como sabes, una madre tiene sus influencias. Me enteré de que Akane planea presentar su examen de admisión a la Universidad de Osaka para estudiar medicina deportiva y traumatología. Además, tiene la intención de realizar un internado en China, tal como lo hizo el Dr. Tofú.

—Sí, mamá, creo que eso es lo que está pensando hacer Akane —dijo Ranma, bajando la mirada avergonzado. ¿Acaso era el único en la casa que no sabía lo que pretendía hacer su prometida?

—Bien… Ranma, ¿quieres recuperar a Akane?

—Sí, mamá.

—¿Sí qué, Ranma?

—¡Sí, mamá! ¡Quiero recuperar a Akane!

—Bien… ¿Estás dispuesto a esforzarte para lograrlo?

—Obvio, mamá. Sabes perfectamente que no puedo vivir sin esa marimacho.

Nodoka inmediatamente desenvaina su katana y la apunta a su hijo.

—Ranma, empieza a controlar esa boca o no pienso ayudarte. Estoy harta de tus berrinches de niño consentido que solo te han traído problemas.

El pelinegro entra en pánico e inmediatamente comienza a hacer la técnica del Tigre Caído, diciendo:

—¡Perdón, perdón, perdón!

—Perdón se lo deberías pedir a Akane, pero ya es tarde para eso… ¿Vas a empezar a tratarla como se merece?

—Sí, mamá.

—¿Aunque te dé vergüenza y quieras decirle todo lo contrario?

—Sí, mamá… Aunque todos se rían de mí.

—Hijo, nadie se va a reír de ti por comportarte como un hombre frente a la mujer que amas. Me alegra ver que ya estás tomando las cosas con la seriedad que corresponde —la mujer enfunda su arma —Resulta que, con la ayuda de Nabiki, hemos encontrado una forma para que puedas ir a Osaka.

—¡¿Cómo?! ¡¿De verdad?! ¡Gracias, muchas gracias, mamá!

—Hijo, no te precipites, porque esto no será fácil. Primero, debes demostrarle a la Universidad de Osaka que eres un prodigio deportivo para ser admitido, ya que con tus calificaciones y rendimiento académico actuales, no podrías ingresar. Segundo, tendrás que convencer a tu padre y a Soun de que esta decisión beneficiará tanto al dōjō como a la Escuela de Combate Libre. Además, deberás argumentar que es indispensable contar con un título universitario en deportes para poder enseñar —el chico, muy concentrado, empieza a tomar apuntes —Ranma, presta atención: ellos no son tontos; lo más probable es que investiguen y descubran que solo se necesita un certificado del ayuntamiento para dar clases en el dōjō. Por lo tanto, es crucial que les expliques que al estar en la universidad tendrás la oportunidad de aprender otras disciplinas y participar en torneos y campeonatos nacionales e internacionales, lo que traerá prestigio a tu carrera, al dōjō y a la escuela. Con el tiempo, podrás incorporar el Combate Libre dentro de la rama de las artes marciales y elevar a los cielos el apellido de los Saotome al ser reconocido como pionero y maestro junto a tu padre, Soun y Happosai. Además, el dōjō aumentará sus ingresos al tener un deportista de élite internacional en lugar de uno con un simple certificado del ayuntamiento. Estos dos puntos serán los más sencillos de alcanzar —Nodoka suelta un suspiro preparándose para lo siguiente.

—Mamá, puedes continuar, estoy tomando notas.

—Tercero: Aquí viene lo más complicado… Como sabes, en esta casa no disponemos de un presupuesto para enviar a tres hijos a la universidad y mantenerlos. Nabiki consiguió una beca parcial en la Universidad de Tokio, Akane pretende hacer lo mismo, y si logras convencer a los directivos de la universidad, es probable que también te otorguen una. Aun así, no podremos cubrir el alquiler de tres residencias estudiantiles, por lo que tendrás que convencer a Akane de que deben vivir juntos para compartir gastos.

—¡Pero mamá, lo que me dices es una locura!

—No Ranma, no es una locura; es tu última carta. Al vivir con Akane sin que tus amigos interfieran constantemente, las posibilidades de que ella vuelva a enamorarse de ti son altísimas. Además, en el día a día podrás demostrarle que eres un hombre varonil digno de casarse con ella.

—Mamá, prepara tu katana porque creo que esto se fue a la mierda.

—¡Saotome Ranma, controla tu boca y hazte un hombre! ¿Vas a perder a la mujer que amas por cobardía? ¡Qué vergüenza me das!

—¡Pero mamá!

—Nada de peros, lo haces y punto. No quiero ver como mis hijos se separan por estupideces y falta de comunicación. Vas a convencer a Akane que vivir juntos es buena idea y punto.

—¿Y si esa parte de la historia la cuentas tú, mamá, cuando de la noticia? Verás… Akane no va a aceptar de un inicio si yo propongo que vivamos juntos. Es más, puede que acepte la idea de que estemos en la misma universidad, pero vivir juntos es mucho y lo sabes perfectamente.

—Está bien, hijo, te cedo el punto. Voy a proponer esta idea a Nabiki para que te apoye, pero tendrás que asegurarte de que ella acepte. De lo contrario, la situación se complicará si ambos viven en departamentos separados. Mira, Akane va a estudiar medicina y lo más probable es que pase la mayor cantidad del tiempo tapizada en libros. Tú, por otro lado, estarás entrenando gran parte del día. Las únicas oportunidades para verse serán durante las comidas. Así que, si están separados, solo tendrás la posibilidad de verla en Navidad o Año Nuevo.

—Tienes razón mamá; parece que lo han pensado todo.

—Soy tu madre y me preocupo por tu bienestar, pero no seré blanda contigo después de todas las oportunidades que has tenido para solucionar las cosas.

—Gracias mamá —Ranma sonríe a su madre.

—No hay de qué, hijo. Recuerda que siempre serás mi favorito, pero no se lo digas a nadie —responde Nodoka, guiñándole un ojo.

—¿Y a quién se lo diría? —dijo el artista marcial, riéndose a carcajadas.

—Ese es mi hijo. Ahora, arréglate y ponte guapo para mi nuera. Te espero en el comedor —Nodoka sale de la habitación sintiéndose satisfecha.

Con el plan en mano, Ranma empieza a organizar cada detalle de sus próximos pasos, esperando que Akane sea receptiva a la idea.