Lala Lulu: Hola! Ay queridas, mis cielas divinas. Haaaa *Suspiros de pobre* Justo que creía tener todo resuelto, bien parece que Irlanda a veces se ensaña conmigo y no deja de sacudirme y meterme entre una aventura y la otra, jkjkjkj. Resulta y acontece que hace poco, mi agente inmobiliario me avisa que el dueño quiere vender la casa :V cuak! Así. Y no se imaginan el infierno de bienes raíces que hay aquí. Oportunidades laborales miles, pero casi casi que me fui a vivir al medio de un pueblo. T_T Pero bueno, veré si puedo hacerme un ahorradito de nuevo. Jajajaj ahora me río porque lo he solucionado, de mi parte ésa es mi historia en éste país como extranjero. Así que uff! No digamos nada y oremos para que la mudanza sea lo menos dolorosa posible. Un beso y una enorme disculpa por haberlos dejado con el Jesús en la boca y no de manera seppsual :V aaaajajajajajajja (sí soy)
¡Advertencia! Si ya has leído mi historia anterior sabrás que yo no escribo Lemon, sino Smut, mucho Smut. Smut es sabrosura primero, explicaciones después. Así que esto es para adultos ¡Porque soy una maldita pervertida!
No me pertenecen los personajes, son Creaciones de Akira Toriyama y Naoko Takeuchi. Hecho por un fan, para algún otro fan que ande dando vueltas por la Vía Láctea…
Capítulo 6
En una jaula, en un rincón de la habitación de Michiru, los gatos lunares hablaban aprovechando que no había moros en la costa.
—… Luna, debes entender, encerrados tampoco hacemos mucho. —Artemis comía su almuerzo con gusto, bebía agua.
Luna seguía de orgullosa, luchando contra su apetito. —No puedo creer que hasta te hayas atrevido a ronronearle a ésa tipa.
—Aissshh, Luna, no seas celosa ¡Miau! —Artemis recibe un rasguño en su hombro. —¡Oye! ¡Basta! ¡Yo quiero ayudarnos! ¡Y ésta actitud solo nos perjudica! ¡Hmp! — Resopla enojado y se va a un rincón, se hace pelota y trata de relamer su herida. —Pues ya, me decidí. Seré buena mascota y me dejarán salir. Buena suerte tú con tu soledad aquí entre rejas.
Luna frunce el ceño, no sabe qué le hace doler más el estómago; tragar su orgullo o el hambre que siente. —"No quiero, de verdad que no quiero ceder a éstos invasores…"—Llora para sus adentros y aplica la ley de hielo, dándole la espalda a su compañero.
En la biblioteca, una incrédula Rei seguía las indicaciones de sus sueños. Paso a paso, casi con miedo de confirmar que lo que vio fue real. Apoya la mano en la parte trasera del libro, ya casi no se leen las letras grabadas. Lo tira hacia afuera, presiona los labios, duda y toma coraje de nuevo. —"No puede ser cierto." —Su razón lucha, el libro es muy pesado y al abrirlo… —I-Impo…Imposible…— Incredulidad, pero una extraña euforia parece sacarle una lágrima. Lee en voz alta el grabado dorado, en una cubierta de cuero rojo como la sangre. —TEMPLO HIKAWA. —Sorprendida, limpia la lágrima. No comprende, en verdad no comprende nada. Mira a los lados, Ami entraba y la saludaba normalmente.
—¿Qué es eso? —Ami se acerca, casi que es su segundo hogar éste lugar.
—Eeemmm, no lo sé. Me dio curiosidad…—Rei disimula, se siente inmediatamente apegada a éste libro, sin razón, como si fuera algo privado.
Ami nota su actitud, mira la inscripción del libro. No parece un libro sucio como los que ha visto tomar a Mina. —"Ahora que lo pienso… Yo debería repasar libros sobre la intimidad sexual y hacerme a la idea…"—Una oleada de asco y vómito parece invadirla. Le da verdadero rechazo pensar que debe entregarse a ése viejo.
—…Me dio curiosidad, no lo sé. —Rei trata de no ver a Ami a los ojos, balbucea su respuesta. Se sienta a empezar a leer junto a su amiga.
"Del fuego, las llamas incontrolables ascienden, limpian todo a su paso, tanto lo maligno como lo bendito. No hay escapatoria, es por eso que éste poder, el poder de nuestra sangre, requiere un dominio espiritual. También refleja premoniciones, en forma de sombras. Es el poder del Fuego Sagrado que es heredado a las Sacerdotisas de nuestra familia y a los Sacerdotes, que son guardianes de éste mundo y el otro."
Las páginas revelan cosas increíbles y hasta fantasiosas. Rei no distingue bien entre la metáfora, la fantasía y la realidad. No obstante, no cansa su mente y hasta siente que quien le narra cada palabra es aquella mujer que le mostró el libro. Más se impacta al voltear la hoja y ver la vestimenta exacta dibujada y explicada en detalle. Traquetea sus dedos en el escritorio y su pierna no deja de temblar.
Ami siente ésos molestos ruidos que produce su amiga. Gruñe y la mira mal.
—Ups, jaja, lo siento. —Rei se levanta y se lleva el libro. —Voy al cuarto. —Inhala fuerte y toma envión para levantar el pesado libro. —"Ojalá Serena ya se haya ido a su reunión con el Agrio del Príncipe."
…
De todas sus obligaciones, tener que ver al Príncipe en la misma sala y a solas, era la verdadera prueba de fuego. Serena respira profundo cuando él está con la vista en los papeles.
Vegeta no es ningún tonto, se concentra en perfeccionar el Ki. —¿Nerviosa? —Pícaramente le consulta, muy consciente de los nervios de la hembra.
Serena mira los papeles, con los ojos temblorosos, toma aire y muerde su labio superior. —No sé cómo voy a hacer con todo esto. —Suspira fuerte. —De-de verdad que no… ¡Ah! —Se asusta cuando el Príncipe usa su increíble velocidad para estar junto a ella y tomarla de la mano.
Vegeta está parado junto a ella, mira sus finos dedos entre sus manos. —Vas a hacerlo bien. —Extrañamente no se lo dice para convencerla o simplemente calmarla. —Yo estaré a tu lado. —Con un tono dulce y bajo. Parpadea sin saber de dónde salió eso.
Serena abre y cierra la boca, su instinto le dice que debe acariciar la mejilla del hombre frente a ella. No, no es un hombre…—Un Saiyajin… —Esos ojos negros parecen iluminarse ante sus dichos. Mira sus labios, empiezan a inclinarse uno al otro.
Al diablo con la sutileza, Vegeta la toma de la nuca, toma el beso con la boca abierta, la levanta de la silla y la sienta sobre la mesa. Saborea esos delicados labios, es pasional, pero trata de medirse, de no dañarla. Se hace lugar entre sus piernas. —"Mierda, espero que al follarla de una vez se me pase ésta locura." —Gruñe para sus adentros, enojado de dejarse ver tan vulnerable.
—Ah, Pri-Príncipe. —Serena gime, en un intento de recuperar el aire y la cordura. Pero su lengua responde por reflejo a la lengua de Vegeta. Un suspiro de miedo se le sale al sentir algo duro rozando el interior de su muslo. —No. —Se cubre el rostro.
Vegeta larga unas risitas burlonas al verla así de tímida, roja hasta las orejas. —Solo no lo toques…Porque si lo haces, soy capaz de follarte como un animal. —Gruñe y espera que ella diga "Sí, hazlo, fóllame ahora."
Serena frunce el ceño enojada, pone sus codos entre sus pechos, tratando de separarlo. —¿Qué es follar? ¿Es sinónimo de sexo verdad? —Serena ha escuchado y leído palabras más delicadas en la literatura erótica que a veces tomaba de Mina.
Una sonrisita pícara se le sale y sólo parece enojarla más. Se relame. —Verás, novia mía. —La sostiene firme de la espalda, aunque se nota su forcejeo por separarse. —Hay maneras más delicadas de llamarlo, estoy seguro. —Su tono grave, se hace más caliente, porque carajo, ésta hembra lo calienta. — Pero el acto carnal es eso, una unión explícita y cruda de los cuerpos. Seguro has leído lo que te he mandado, los Saiyajin somos más instintivos y primitivos. Tomamos a la hembra como nuestra mujer y nos aseguramos que su cuerpo nos recuerde.
Sus piernas tiemblan del miedo, sólo por fuera ése bulto se ve muy amplio y está segura que eso de ahí abajo es pequeño. Sin querer se queda mirando su erección, casi al borde del llanto, imaginando como desgarra su carne, así como los libros indican.
Vegeta la toma del mentón. — Pero… No somos de tomar hembras a la fuerza. No te voy a negar que ha habido Saiyajines salvajes y despiadados que han hecho atrocidades a otras hembras, incluso de su misma raza. Pero yo… —La sacude un poco para que lo vea a los ojos. —Tengo honor, muy poco, lo sé… Pero lo tengo. —Explícitamente se acomoda el bulto, frunce la vista y se aleja.
Serena queda roja al ver lo que hizo, agarrarse ésa parte tan íntima y hacer algo tan obsceno. Y al mismo tiempo mostrar control. Su corazón palpita y el sudor la cubre. Toca su pecho y trata de abanicarse con una mano. —Pro-Prometo Alteza que… Que yo voy a cumplir co-
—Yo quiero que lo quieras, no que sea una obligación. —Vegeta le sonríe de lado. —Aunque puedo ver y sentir que también quieres. —Muy arrogante camina para sentarse.
Serena traga saliva ¿Cómo puede el tipo pasar de profesional, a apasionado, a considerado y luego a maldito arrogante presumido en sólo segundos? Se levanta, acomoda su vestido. —Muy fácil decirlo, cuando quién sabe con cuantas mujeres usted—Serena se muerde la lengua, presiona sus puños.
—Oh jojojo. Cuidado, el número puede asustarte. —Vegeta se burla y levanta la frente por todo lo alto. —Es bueno para ti, te dolerá menos.
—¡Basta! ¡Me parece poco delicado! —Serena no quiere asomarse a ésa puerta ahora.
—Jajaja ¿Qué? ¿Hablar sobre sexo? Tú sacaste el tema. —Vegeta levanta una ceja. —Si lo hablamos se te irá el miedo. El tabú por lo general se debe a eso. Pregúntame ¿Quieres saber con cuantas hembras estuve?
—¡Injusto! —Serena golpea la mesa con el puño, enojada se cruza de brazos. —Sabes que soy pura.
—¿Nunca te has tocado? —De nuevo, la empieza a sentir cabreada, su Ki oscila de manera agresiva hacia él. Le gusta, puede sentirla claramente. —Ya sabes, presionas la mano sobre tu pelvis, bajas un poco y—
—¡CIERRA LA BOCA! —Serena se cubre su propia boca, se avergüenza.
—¡Jajajaja! —Vegeta disfruta escucharla. Se levanta y camina despacio hasta ella. —Así que enojada sí me tuteas. Voy a mantenerte bien cabreada entonces. —La abraza desde atrás, cubre sus brazos cruzados. Con su nariz corre sus rizos dorados y planta un beso en su cuello. —Lo veo… Así despacio… Te gusta… ¿Te gusta? —Besa un poco más hasta su nuca.
—S-Sí. —Dios, Serena se siente tan estúpida y manipulable. Su orgullo la hace recordar unas crueles palabras del Príncipe. —Hasta que te aburras y busques otra.
Vegeta se enoja por ése comentario, es cierto que le dijo eso, pero por alguna razón siente que es porque la hizo sentir insegura. La toma de los pechos, presiona su pelvis contra su trasero. Ella larga un gritito por el susto. —Escúchame bien Serena… No eres una niña, eres una mujer y bien mujer. Es mejor que dejes de pensar en ti como un animal enjaulado y enfrentes la realidad. —susurra contra su oído. —Quiero que en algún momento te duches y te mires al espejo desnuda y lo entiendas, que disfrutes de la vista y te pase lo mismo que a mí. —La hace gemir amasando sus pechos y frotando su erección. —Que no puedas aguantar las ganas de darte placer.
Serena sacude la cabeza en negativa. —Eso es lujuria, eso es pecado… —El último gramo de sus defensas se quema.
—Jmjmjm… ¿Sí? ¿No quieres mudarte de una vez a mi ala del Castillo y lo averiguamos? —Mordisquea su oreja. —No te penetraré, pero mi lengua y mis dedos puedes hacer muchas otras cosas.
Serena siente la lamida del Príncipe en su cuello, junto con su estímulo en los pechos y el calor de su abrazo, quiere decirle que sí, gritarle que ahora ¡SÍ, SÍ Y SÍ! Se voltea y se aferra a su cuello, de un salto se sube al cuerpo del Príncipe, la sostiene de sus muslos, sus pelvis quedan pegadas, la ropa los separa de tener verdadero sexo ahora.
Los besos de la hembra son voraces, pero sus labios delicados. —"No hay manera, no hay manera… Me gusta su dulzura, su ternura es… ¡Maldita sea! ¡Que esto no sea una maldita farsa!" —Vegeta trata de contenerse, sin embargo, se entrega a sus besos, sube sus manos por debajo del vestido.
—¡Mmh! —Se exalta al sentir como agarra su trasero, la presiona todavía más y separa el beso. Se miran a los ojos. —"¡Estúpida Serena! ¡Mira a dónde te lleva la lujuria! ¡Por eso es un pecado! ¡ES UN PECADO!" —Su mirada azul nada en los ojos negros del Príncipe, no está segura de seguir.
Vegeta puede ver la piel erizada de Serena y hasta siente calor emanar de su centro. Inhala fuerte para tomar sus riendas y el olor a su humedad llena sus sentidos. Camina hasta la mesa y la deja sentada. —Ya… En un par de días… Haaa…—Recuesta su frente entre el espacio de su cuello y su clavícula. La abraza fuerte.
Tanto calor de golpe y ahora una pared parece detener las oleadas de pensamientos obscenos. Serena lo ve luchar contra sus anhelos, siente empatía por ello. No dice nada, solo lleva sus manos desde la nuca del Príncipe a su cabellera, lo peina, deja pequeñas caricias. Suspira al sentirlo aflojar su cuerpo, así como ella afloja el suyo. —"Sí, Dios, por favor… Más momentos así."
La calma es tan repentina, raramente puede percibir el Ki de Serena en calma total y hasta el suyo. —"Como si un capullo o una burbuja me rodeara… Extraño." —La aleja, una sonrisa sincera sale de él.
También una sonrisa sincera sale de Serena, pero ambos al darse cuenta de que su guardia estaba completamente baja, dan un salto como despabilándose de golpe. Ambos ponen los pies en la tierra y desvían sus miradas. Unos golpes en la puerta y unos gritos de mando los sacan de la situación incómoda.
Vegeta se acerca y abre las puertas dobles con mala cara, escucha al guardia anunciando la llegada de un enorme convoy de naves. Pero poca falta hace, en el cielo, las nubes hacen lugar a las naves.
Intimidante, por así decirlo. Mina mira por su ventana, se va a la pequeña cocina de su área del castillo. —"Todo se ve mucho mejor, todavía hay cosas del año que mi abuelita usaba faldas, pero peor es nada." —Imponente camina mientras todos trabajan sin parar. Sus ojos se abren grandes. —¡ÉLITE BROLY! —Al trote se acerca.
Broly escucha ésa irritante voz y resopla, enojado voltea y se acerca de golpe. Sin querer la choca y casi la hace tropezar.
—Au, cuidado. —Lo regaña sin darse cuenta. Traga saliva ante la imponente y peligrosa presencia del Saiyajin. Trata de verse segura, se endereza. —Va-Vamos. Debemos presentarnos como Prometidos oficiales. —Camina junto a él, lo nota molesto.
Broly levanta una ceja. —"Quiero ir solo, que ésta tipa desaparezca…"—Frunce el ceño y presiona su puño. —De acuerdo. —Empieza a caminar hacia el recibimiento de los invitados.
La primera nave en instalarse, cerca del castillo es la Nave de Tarble. Estacionan un poco brusco, asustando a los aldeanos y casi tirando una fila de árboles muertos. Tarble se pregunta qué hacen los Saiyajin aquí, qué hace su hermano en éste planeta desierto sin recursos que explotar. Luego recuerda a Freezer, quizás como castigo lo confinó aquí.
Vegeta nota a todos tratando de seguir la velocidad de sus pasos, gruñe hastiado. Apenas sale al aire libre, presiona su talón y de un salto vuela al encuentro.
Bajan de la nave. Muy serio, Tarble toma la delantera, saca el pecho y ondea su cola mientras la enreda a su cintura. —¡Au!
Su mujer lo baja a la realidad de un pisotón. —Por favor ¿Quién diablos te crees? —Gure le da una seña a Dieciséis y a Diecisiete que guarden las armas.
Todos saltan de un susto y vuelven a armarse. Alguien aterriza frente a ellos, no es tanto quién, sino el cómo. Tarble mira a su hermano mayor de arriba abajo, está con una ropa muy rara, al menos no una que represente el Orgullo y el linaje Saiyajin. Rechista de lado. —¿Ve…Vegeta?
Sin pensarlo, Vegeta se había presentado vestido como estaba vestido con Serena. Muerde el interior de su mejilla por tal imprudencia. Actúa con naturalidad. —Príncipe Tarble, Doctora Gure…
Tarble saca el pecho todavía más, recuerda el antiguo saludo Saiyajin. Pone una mano en forma de puño en su pecho y asiente firme. —Príncipe Vegeta.
Vegeta responde al saludo, no pasa mucho para que ya estén rodeados de los guardias. La primera en tomar delantera es Mina, casi empujando a todos. Broly cabreado frunce la nariz, de verdad que la personalidad de ésta hembra no le agrada.
Mina de puntitas trata de ver a los que bajan de las naves. En el cielo, puede ver volando a Bardock, Nappa y Raditz, vigilando alrededores.
Vegeta camina, casi como si pretendiera pisar a su hermano menor. Lo observa desde arriba. —Sigues siendo…Débil…
Tarble truena su puño, sonríe mostrando todos los dientes, con ganas de golpear a Vegeta en toda su enorme y presuntuosa cara. —Y tú… Sigues igual.
La oscuridad del ambiente y las palabras como un rayo tensan el ambiente. Hay algo de confusión. La primera en captar todo es Mina, ella está con la mente afilada, viendo
Serena llega, muy detrás, muchos guardias le hacen lugar. —Mu-Muchas Gracias. —Les dice y se inclina en reverencia.
Vegeta está algo molesto de que Serena se haya arrebatado así, prefería presentarla en la fiesta y ya. —Mi Prometida, Futura Princesa de los Saiyajin. —También mira alrededor con mala cara, todos murmuran y fisgonean. —"Maldición, si alguien quisiera hacerle algo ahora… Está demasiado expuesta." —Está enojado consigo mismo por no haber planeado bien esto y actuar espontáneamente.
De nuevo Tarble pone cara de situación. —Débil…—Sale como un graznido de su garganta, se sorprende de que su hermano esté por unirse con alguien así.
Vegeta hace cara de asco y truena su puño, qué ganas tiene de romperle la cara ahora mismo. Serena también siente la tensión en el aire.
—Qué demonios pasa ahí…—Muy a los lejos, unos ojos curiosos, equipados con la más alta tecnología, analizan la situación. Endymion aterrizaba, usa un sistema antiguo de cápsulas para esconder su nave y toca tierra. Y en ése momento…
"Bienvenido…"
Una voz clara como el día, pero completamente desconocida y lo hacen voltear. Al hacerlo, no hay nadie y cae inconsciente al suelo. Una energía estremecedora lo recorre, como si al clavar los pies y manos en la tierra pudiera hacerlo sentir todavía más fuerte.
"Ella… Rescátala, rescata a la Princesa de la mano de las bestias… ASESINA A LAS BESTIAS"
—¡Ah! —Se despierta de golpe, mira alrededor, unas personas se acercaron. —¡Aléjense! ¡Soy guardia de unos invitados! — Con notable pánico, se cubre el rostro y se esconde entre la multitud. Se frota la cabeza, parece uno de ésos sueños vívidos. La sombra de ésa mujer, que le ruega encontrar el dichoso cristal de Plata, se dibuja en su mente.
Rei, se acerca a la multitud, un escalofrío la dobla hacia adelante. Una presencia poderosa parece esparcirse, mira sus pies. —Dios mío ¿Qué me pasa? —Empieza a preocuparse. —¿Me estaré volviendo loca? ¡AAAAH! —Unos brazos enormes la aferran y la elevan en lo alto.
—¡¿Qué haces mezclándote con éstos seres comunes?! ¡Jajajaja! —Raditz grita de manera socarrona. La presiona en sus brazos. Parpadea, la siente con miedo. Creyó que sería una broma que la enojaría, no que la hiciera sentir así. —Rei, lo siento ¿Te mareé?
Rei se aferra al pecho de Raditz, hunde su rostro. Odia admitir que se siente cada vez más segura al saber que él la anda rondando. Mira hacia arriba, iba a escupirle, en cambio, verlo así, preocupado. —"Maldito, parece un maldito perro sin casa." —Aclara su garganta. —E-Estoy bien, no seas pegajoso. —Trata de actuar enojada.
Raditz afila sus sentidos, trata de leer su energía. Tal vez fue muy pronto después del desmayo que tuvo. Se eleva un poco más y se la lleva a la comitiva que al parecer va a romper el hielo con Vegeta golpeando a su hermano menor. —Cuando te diga, toma aire fuerte… —Guiña un ojo y la pone roja de pies a cabeza. Aterrizan en seco. —¡MALDITO ENANO PEDAZO DE INFELIZ! ¡JAJAJAJA! —Raditz golpea de manera juguetona a Tarble, casi tumbándolo hacia adelante.
—¡Grrr! ¡RADITZ! —Ambos hermanos gruñen y gritan al unísono.
—¡Jajaja! ¡Tal para cual! —Gure se ríe con el greñudo. —Ah, Raditz ¿Verdad?
Raditz mira a los lados. —El único alto, simpático y con cabello. —Le da codazos cómplices.
—Ahem. —En seco, Tarble se enoja por la cercanía con su esposa. —¿Sigues igual?
Raditz levanta las manos. —Oh, no me malentiendas.
Rei toma aire, la mano de Raditz toma la suya. Se pone roja. —S-Su alteza. Mu-mucho gusto.
—Lo sé, parece rabioso, pero te aseguro que los vacunaron al nacer. —Raditz bromea a costillas de ambos Príncipes. —Ella es Rei, mi flamante prometida. La futura esposa de un Élite Saiyajin.
Vegeta se frota la frente o su vena va a estallar. Parpadea al ver a Serena llamar la atención.
—Bienvenido. —Serena hace reverencia. —Lo siento, los esperábamos en un par de días.
—¡Pero ven aquí! —Gure se inclina ante la mujer de cabellos dorados, sonríe enorme y la toma del brazo. —Tanto drama sin sentido ¡Vinimos a una boda, no a un funeral!
Serena no sabe y seguir a su futura cuñada, en especial porque parece que Vegeta tiene mala relación con su hermano. —Jeje, bueno…Sí. Po-Por favor, pasen todos.
Vegeta la ve desenvolverse bien, un poco tímida, pero quién no lo estaría con todos éstos extraños. —Sigan todos al salón principal. —Todos dan un paso pero Vegeta los detiene, todavía no terminaba de hablar. —Cuando se hayan instalado. —Hace señas en el cielo a Bardock y Nappa. Toma del brazo a Serena.
Serena siente el tirón algo grosero de Vegeta, en especial los pasos acelerados que da. Trata de simular que lo toma delicadamente, tratando de que el agarre sea más civilizado. —Au. —Tropieza un poco con su vestido, frunce el ceño.
Vegeta se detiene cuando Bardock y Nappa aterrizan junto a él en el patio principal del Castillo. —¿Y? —No se separa de Serena.
Nappa niega y resopla por la nariz. —Casi imposible, las naves que entraron y los precarios radares no nos dejan hacer zona segura.
—Podemos ver uno por uno a sus invitaciones y confiar en tu hermano. —Bardock ofrece alguna especie de consuelo.
Vegeta rechista duro, mira a Serena. —Confiar en ése inútil. —Resopla y acepta la situación. —Que tome el tiempo necesario, pero todos y cada uno deberá entrar con el protocolo más seguro posible. —Vegeta está por tomar el brazo de Serena otra vez, pero ella lo esquiva. En un segundo se cabrea.
Serena sabe que lo hizo enojar, pero al segundo que esquiva su agarre, lo rodea y lo toma del brazo con ambas manos. Saca el pecho y frunce los labios. —Caminemos de forma civilizada, por favor. —Su tono altanero lo pone en situación.
Vegeta levanta una ceja, mira a sus camaradas, como preguntándoles sobre el atrevimiento de ésta hembra. —Vayan. —Ordena en seco, camina con ella. Aunque tiene ganas de tomarla de la cintura y llevársela volando a toda velocidad, hacerla gritar y dejarla despeinada y furiosa. Se reprime, nota que ella tropieza tratando de seguir sus pasos. Frena un poco, pone una mano sobre la de ella. —Vas a cambiarte a mi zona del castillo de una vez. Es más seguro.
Su corazón acelera, mira su mano, escucha sus palabras. Sólo responde con un zumbido ¿En verdad podría negarse? De pronto están caminando juntos, paso a paso. Serena mira su perfil, está tan serio.
Siente su mirada muy fija en él ¿Acaso puede leerle la mente? Inhala y exhala duro. Cuántas ganas de arrastrarla a su cuarto y… —"Se siente bien caminar, sólo caminar con ella…"—Quiere golpearse en la cara y ruega que de verdad no pueda leerle la mente. El camino se hizo corto, más de 400 metros parecieron consumirse en el silencio y el paso a paso que los seguía. —Aquí… Es el cuarto de huéspedes. Usa el scouter para pedir tus cosas.
Serena lo busca entre los bolsillos escondidos de su vestido. —Sí, aquí…—Muy tímida le enfoca la mirada.
Esos enormes ojos, tan hermosa y delicada ¿Sabe lo presa fácil que se ve para los demás? Pone un dedo en su mentón. —Cuando esté todo listo, vendré a buscarte.
Serena asiente, los dedos de Vegeta aferran suavemente su mentón y la acercan para un suave beso. Lo ve irse por el pasillo, ella no espera ni un segundo y se mete al cuarto. Patalea y se tira en la cama, grita contra la almohada. —Basta, Serena basta. Aaaah… —Reprime sus grititos, por unos segundos viaja en la fantasía y disfruta de lo que puede.
Muy concentrada en la biblioteca, Ami sigue leyendo y haciendo resúmenes y notas. Poco le importa la gente que vino y los mensajes incesantes que llegaban a su scouter.
El portazo que limpia el ambiente y hace temblar las paredes la hacen pegar un salto. —Hmp ¿Tu scouter está roto? —Nappa entra dando pasos largos y fuertes, manotea el aparato, casi partiéndolo. Sus mensajes completamente ignorados.
—¿Cómo se atreve maldito salvaje? —Ami levanta el mentón, de todas formas se mantiene a prudente distancia, con el escritorio de escudo.
—Vinieron visitas ¿Acaso no las viste? ¿Leer tanto te está dejando ciega? —Le quita el libro que tenía delante.
Ami frunce el ceño, gruñe y empuja con todas sus fuerzas el escritorio. Se nota que Nappa no lo esperaba, porque el pequeño golpe que le da el mueble en la rodilla lo dobla un poco.
Furioso, con la punta de un dedo hace volar el mueble por la ventana. Vidrios rotos y algunos gritos se escuchan desde abajo. —Mas te vale estar lista a la hora indicada, o no habrá piedra que no voltee hasta encontrarte. —La ve fría del miedo, parece una estatua de hielo con los ojos saltones.
Ami sale de su susto, cuando lo ve voltearse estalla. —¡Maldito, sucio, salvaje, bestia horrible! ¡Mal nacido, bastardo!
Nappa sigue su camino. —Al menos leer le hizo aprender sinónimos. —Rechista, mira su Scouter y sip, le llega la confirmación de que ella está leyendo sus mensajes.
…
Retrocedía despacio, luego de presenciar la escena, su mente burbujeaba con especulaciones ¿Por qué los Príncipes no se llevan bien? ¿Hay una vieja contienda? ¿Será por poder? Así trabajaba la mente de Mina. —Estoy segura que Broly debe saber algo. — Abre los cofres y saca su más brillante vestido. —¡Oigan, Oigan! ¡Acérquense! —Mina llama a unas desconcertadas sirvientas. —Miren ¿Qué les parece? —Presume un poco, si fuera por ella, estaría haciendo esto con sus amigas, pero bien sabe que ellas deben estar preparándose.
Las muchachas miran con asombro, el bordado y la delicada tela. —Wow, Señora ¿No le da miedo que se rasgue?
—Mmm, claro que no. —Mina lo pone en su pecho. —Pero sí quiero pedirles un favor enorme. Quiero que me ayuden a estar lista, a cambio, ésta noche también habrá bebida, baile y comida para ustedes.
—¡Pero Señora, ni más faltaba! —Muy contentas empiezan a calentar agua para bañarla y buscan cepillos para peinarla.
—Uh-Uh, Señora todavía no. —Mina sonríe y abre la puerta del baño. —Todavía, hasta ésta noche, Señorita. —Afloja los lazos de su corset y camina altanera.
…
Metida en la bañera, Serena mira sus dedos arrugarse y empieza a sentir la brisa fría, mientras el agua pierde temperatura. Unos golpecitos suaves la despabilan.
—Se-Señorita… ¿Está todo bien? —La sirvienta apoya la oreja contra la puerta. —¿Necesita ayuda?
Serena se levanta. —Sí, lo siento. Deme unos minutos. —Escucha los pasos de la sirvienta alejarse. En el silencio escucha el agua escurrir, da un par de pasos cuidadosos fuera de la bañera. Hay un espejo de un lado, parpadea, observa, como si fuera en tercera persona, las gotas de agua que caen y marcan las curvas de su cuerpo.
"—Quiero que te veas al espejo… Quiero que te toques…"
Como un susurro caliente en su oído, las palabras del Príncipe la estremecen de pies a cabeza. Cierra los ojos, sus manos masajean su cuello, baja por sus pechos, se mira a los ojos en su reflejo. Presiona sus senos carnosos, ya no está escuálida a como salió de esa celda. Sus manos siguen por la línea de su ombligo, descansa en su cadera. Ve como sus rizos dorados caen como cortina, decorando su figura. Es la primera vez que se ve como una mujer. —Una mujer, tan bonita, que atrae a un Saiyajin. —Susurra vanidosa, se cubre la boca, sacude la cabeza. Seca rápidamente su cuerpo y sale envuelta en una toalla. Traga aire del susto. —¿Qué es esto?
—Oh… Es el Vestido de la Prometida Real. —La sirvienta lo terminaba de sacar de la envoltura. —Alteza. —Se inclina.
Serena parpadea y niega con la cabeza, la sirvienta le pasa un guante, el guante del Príncipe, con una nota adentro.
"No acepto un NO como respuesta."
—Rayos. —Muerde el interior de su mejilla.
…
En una habitación lejana, una morena reniega de su destino.
—¡BASTA! ¡Ya les dije que me da igual! —Milk empuja a quienes tratan de ayudarla.
Lita se acerca, ya estaba con su vestido puesto. Uno de color verde y sencillo. —Conserva la calma Milk, se nos va a hacer tarde. —La sostiene firme de los brazos. —Todo va a terminar muy pronto.
—Negro. —Milk responde con lágrimas en los ojos. —Quiero que mi vestido sea negro. Esto no es una boda, es mi entierro.
Los dos se abrazan fuerte. Lita tiene los ojos rojos y llorosos. —Ya… Todo va a terminar. —La aleja y la mira a los ojos. —Por eso debes ser lista, recuerda…
Milk asiente, presiona sus puños tomando coraje. Las dos saltan al sentir a Ami entrar por la puerta.
Ami ya estaba lista, un par de sirvientes la acompañan para llevarse sus cosas al área del Comandante en Jefe. —¿Todo bien? —Pregunta con las manos en la cintura, las regaña sabiendo que estuvieron pataleando todo el día. Las ve cepillar su cabello y alistar su calzado. Suspira, ella está resignada. Se mira al espejo, su vestido azul cae con pequeños bordados, el velo en su mano espera. Saca el pecho. —Tienen 20 minutos más, si quieren llorar, es el momento. —Tira los hombros hacia atrás y se queda tras la puerta.
…
Para Vegeta era un trámite más y una excusa para medir un poco de terreno. Para Kakarotto parecía una humillación pública, donde debían mostrarse sin cola frente al mundo. Para Broly una carga horrible. Pero para Raditz, una oportunidad emocionante de usar uniformes diferentes.
—"¿Qué dirá Rei cuando me vea?" —Si esté Saiyajin pelilargo tuviera cola, estaría ondeando de un lado al otro o agitándose de alegría. Estos días sin tenerla cerca fueron un desafío. —"Aunque agradezco que ella se la haya pasado leyendo, y no intentando matarse." —Sonríe de lado.
Bardock se prueba el uniforme, frunce un poco el ceño. Al igual que Nappa, esto es una farsa y una oportunidad de hacer un banquete enorme y beber.
—¡No entiendo porqué tenemos que usar esto! —Kakarotto refunfuña por tener que usar algo así.
Bardock suspira fuerte por la nariz, están todos en la misma sala. El uniforme parece uno tradicional de los Antiguos terrestres, pero con colores y diseños Saiyajin. —Porque fue un presente de los pocos terrícolas que tienen recursos. Es algo diplomático, si despreciamos su—
—Deja de explicarle a tu hijo el idiota. — Vegeta lo interrumpe. —Mejor enfócate en el que sí puede darte nietos.
Bardock frunce los labios pero asiente dándole la razón. Nappa le da un golpecito a Vegeta detrás de la cabeza. —Deja de interrumpirlo cuando habla, al menos en público. Los Saiyajin y muchos Reyes han tenido conflicto tras conflicto con sus Jefes Militares. —El Comandante está más enfocado en el asunto de estado que otra cosa. —Así que por favor. —Señala con la vista a Vegeta, Raditz y Kakarotto, los apunta con su índice. —Prudencia.
—Ya escucharon a Mamá. —Bardock bromea un poco. —Papá también apoyará el castigo. —Truena sus puños. Los hermanos tragan duro saliva, es peligroso cuando se ponen de acuerdo.
—Hmp ¿Y quién te castigará a ti? —Nappa le quita el aire a Bardock de una sola palmada en la espalda. Lo deja tosiendo y se va. Aterriza cerca de su cocina, en su área del Castillo.
Ahí estaba Michiru a las risas con el gato blanco en su regazo. —¿Quién es el niño bonito? Tú lo eres, claro que sí…jajaja
Nappa se cruza de brazos, se recuesta en el marco de la puerta. Hasta le da ternura al fin disfrutar de al menos una de ésas pequeñas bestias. —Ja-ja, así que será uno para comer y el otro para jugar.
Michiru se endereza, sigue acariciando al felino blanco. —Pues qué feas cosas dices. —Hace un puchero enorme. —Oh, Dice usted Señor. —Larga unas risitas. —¿Crees que será prudente tratarte de usted con tu esposa aquí? —Lo escucha rechistar. —Ay, qué poco conoces a las mujeres. —Rueda los ojos. —Me asombra ¿En verdad estuviste casado?
—Mira, están moviendo sus cosas aquí. Así que con que la pongas al tanto de la casa es suficiente. —Nappa gira sobre sus pies, se inclina a ése gato y lo hace temblar.
Artemis tiembla, tiene de frente a ése Saiyajin pelón, que puede tranquilamente aplastarlo con un dedo.
Nappa se aleja, se alegra que lo haya domesticado. Pero le parece extraño que sea tan expresivo. Levanta los hombros, poco y nada sabe de ésa especie en la Tierra. —Recuerda que tú y Haruka están invitadas.
—¡Ay sí! Ya vi la comida que les regalaron y hasta otros presentes. —Aplaude y salta de emoción.
…
Rei se mira al espejo, la larga tela roja, que creyó sería perfecta para quitarse la vida, ahora parece de fiesta. Los bordados delicados, que tanto trabajo le tomó hacerlos. Cierra los ojos trata de descifrar el acertijo que parece perseguirla, pero es la emoción de saber que a la noche, ésta noche va a iniciar una nueva vida. —Ay Rei, ya hasta lo ves guapo al maldito. —Está roja y se cubre las mejillas.
Serena terminaba de arreglar su vestido, blanco, con bordes dorados, como las hombreras que usan los Saiyajin. Su cabello trenzado hasta atrás, sus labios resaltan rosa. Su escote resalta por su respiración profunda, le da pena. —No está apretado, pero…Pero quizás son mis nervios.
Por fuera, se escucha el movimiento de gente, expectantes. Mina escucha los golpes en la puerta, deja caer el velo en su cara. Toma el enorme ramo de flores de color naranja y un largo rosario colgando en su mano.
—Ya verá Señorita, ése rosario era de mi abuelita, ella era muy religiosa. —La muchacha la ayuda con lágrimas en los ojos de lo bonita.
Mina le toca el hombro y le sonríe. —Voy a devolvértelo, no te preocupes. Será mi "algo prestado". —Saca el pecho y vuelve a escuchar el llamado en la puerta. —No se preocupen, yo veré por ustedes. Por todos. —Sale triunfal por el pasillo, piensa deslumbrar a todos.
Unos suaves toques en la puerta sacan a Serena de su rezo. Toma aire y al levantar la mirada ve a Ami. —Hola. —La mira de pies a cabeza. —Ay Ami, estás hermosa.
Ella no sabe si reír o llorar. Se limita a asentir. —Serena, vas a entrar última, según protocolo. —La toma de las manos, la siente helada como un muerto. —¿Estás bien? ¿Quieres que pida unos minutos más? —Se da cuenta que su amiga estuvo aquí sola, preparándose.
Serena niega, de verdad que en cierta manera disfrutó el silencio y le dio temple a sus pensamientos. —Diles que estoy lista. Que voy a salir. —Le da unas palmaditas a las manos de su amiga y se sonríen.
Ami admira el valor de Serena, sale y asiente a los guardias y sirvientes para que informen que todo está listo. Ella también baja su velo y toma su ramo. Una lágrima cae por su mejilla, pero se seca rápidamente. Ami camina, como un condenado a saltar con los tiburones.
Murmullos, pasos que parecen oleadas de mar. —"Vas a arruinarlo… No podrás… Jamás serás digna de ser Princesa de Los Saiyajin…Saiyajin… Saiyajin…"—El tiempo alrededor de Serena parece detenerse, respira debajo de su velo.
En un trono improvisado, en medio del patio principal, los invitados se acomodan. Todo queda en silencio con el aterrizaje en seco de los Saiyajin frente a los escalones. Nadie sabe si aplaudir o asustarse.
—Por todos los malditos diablos. —Tarble levanta una ceja, hace gesto de asco por la arrogancia.
Gure le da un codazo y es la primera en hacer reverencia. Su esposo, el segundo arrogante, la sigue para no discutir.
Todos ven al Príncipe Tarble presentar sus respetos, lo imitan. Desde un lugar escondido, terrícola se siente un extraño entre la multitud. Muy concentrado Endymion analiza a los cercanos del Príncipe, trata de ver cómo salir vivo del golpe.
—Oye… —Un hombre lo empuja. — Recuerda que debes presentar tus respetos.
Endymion asiente y se inclina, presiona las riendas de los caballos a su lado.
De golpe unas puertas dobles se abren y todos toman aire del asombro. No pueden evitar levantar la vista. Una bella rubia, con un vestido de color melocotón y velo dorado se acerca liderando a las demás mujeres.
Mina sonríe enorme, los guardias le hacen lugar. Saliendo del protocolo, de su enorme ramo saca pequeñas flores y se las tira a la multitud. Todos vitorean y aplauden.
—Mina ¿Qué haces? —Ami frunce el ceño y chilla bajito.
Las demás solo suspiran, pero al instante se dan cuenta de la emoción de la gente, es abrumador ¿Es posible que todos vinieran a verlas? Es demasiado extraño.
Como si todos y cada uno fueran depredadores y enemigos en potencia, así los es como Vegeta observa a los invitados. Los guardias envían mensajes a los scouter sin parar, Nappa y Bardock se mandan señales con los dedos. Todo parece tranquilo…— Tan tranquilo como estanque de tiburones. —Vegeta musita, observa de lado a Raditz.
—Saldremos disparados a la primera señal de peligro. —Raditz le asegura, muy serio saca el pecho y degusta cada paso que Rei toma para acercarse.
Uno diría que los que más indiferentes serían los Saiyajin mayores, o que el más disgustado sería Kakarotto al ver a ésa salvaje engreía con cara de odio acercarse. Sin embargo, no, es Broly el más ardido y molesto. —"Maldita estúpida ¿Qué se cree que hace?" —Espía a Vegeta de reojo, no es que le importe que el Príncipe se enoje pero ¿No es la Prometida a Princesa quien debe destacar y liderar? —"Lo que menos quiero son dramas innecesarios de éste tipo…"
Llegan al frente de los Saiyajin, Mina toma su vestido, su sonrisa es brillante y sin dudar se pone frente al Príncipe. —Alteza. —Se inclina, escucha los aplausos, Mina ya se siente una Princesa. —"Jajajaja, todos deben creer que yo soy la prometida real, me ven digna de ser coronada." —Su lado más vanidoso y malicioso se recrea de que todo sea acorde al plan.
Vegeta observa a la rubia por el filo de su mirada, bien conoce esa sonrisa en las hembras, en especial aquellas que están a punto de matar a su presa. Acepta las reverencias y les hace lugar para que cada una vaya con su pareja.
Una pequeña ventisca se levanta, las pocas flores que pudieron tener a disposición vuelan. El asombro y el silencio se hace presente cuando las puertas dobles se vuelven a abrir.
Serena da un paso a la luz, da un paso a la gente reafirmando su posición. Si no estaban seguros, lo sabrán. Ella es la Prometida Real del Príncipe de los Saiyajin.
Risos dorados debajo del velo, un pequeño ramo. Un vestido sencillo, pero largo, tan largo que no se ven los pies y se arrastra, pareciendo una nube que le hace de alfombra. Serena no sabe si sonreír o no ante tantas miradas y el silencio. Presiona el ramo, por instinto se encoge de hombros por el miedo.
Con la mirada enojada, el Príncipe Vegeta rechista, frunce tanto el ceño que su nariz se respinga. Murmuraciones y un silencio cortante. A él no le importa, pero a Serena, su Ki no parece bien. Da un paso arrastrando un pie, y sale disparado en el aire.
—¡Vege! —Bardock estaba por detenerlo, por pedirle prudencia, pero ni a eso le dio tiempo.
Vegeta aterriza frente a Serena, casi la tira hacia atrás del susto. Sostiene su mano. —Serena. —Musita, la toma delicadamente y la lleva del brazo, la ve pálida como un papel. Le da un par de palmadas suaves a su mano.
Serena parpadea, mira al Príncipe, está preocupado. No quiere mostrar debilidad, saca el pecho. Zumba con la voz en afirmación y mira hacia adelante.
—¿Entonces ella es? ¿En verdad es ella la Futura Reina de los Saiyajin? —El hombre junto a Endymion comenta en asombro. Endymion también se asombra ¿Los Saiyajin no eran una raza que sólo valoraba la fuerza? Sanguinarios guerreros, de los más difíciles de matar, ése era el valor que tenían para los demás en la galaxia, era por eso que Freezer los tenía a su mando.
Llegan a las escaleras, la mente de Serena queda en blanco. —¿Y ahora? —Mira al Príncipe a los ojos.
Vegeta le sonríe de lado, da un paso en las escaleras y sube de a poco con ella. —Ahora, compartirás, pero solo si quieres hacerlo. —Se detiene a la mitad, sigue sosteniendo la mano de Serena.
Todos siguen en silencio, no pueden creer que ésa jovencita delicada y tímida sea la prometida del Príncipe. Parece un ser demasiado puro, aunque quizás sea la delicada tela blanquecina y los bordados dorados.
Raditz da una pequeña sonrisa, toma de la mano a Rei, en un pequeño rincón de las escaleras, nadie les presta atención. Y así le gusta que sea, un momento para ellos dos.
Rei puede ver felicidad en ésos ojos negros, está guapo, no hay dudas. También es posible que el velo le esté nublando la vista. Suspira fuerte, toma la mano del Guerrero. —"Es imposible… Que todo lo que quería, de todo eso, ya nada se hará realidad…"—No sabe si reír o llorar.
Los sirvientes pasan con copas metálicas, las sirven y da una a cada Saiyajin. Todos miran con atención, Tarble y Gure ya conocen el ritual. Con ojos serios y en duda observa Tarble a su hermano y con curiosidad y alegría Gure mira a los novios.
Un dolor horrible en su estómago la descompone, Lita no puede ocultar su mirada de desprecio porque trata de contenerse de vómito cuando el General le pasa la copa luego de beberla.
Lo mismo le ocurre a Milk, en especial porque ése Saiyajin se jacta con su mirada altanera y su sonrisa arrogante mientras bebe.
Bardock desvía la mirada, la tipa ésta no debe preocuparse de nada, sólo la necesita de adorno. Le pasa la copa y la ve ponerse verde, a nada del vómito. —"Tal vez no es de las que bebe… Pero es nada más que jugo de frutas." —Mira a los lados. —Si se desmaya o se descompone, la llevaré discretamente afuera.
Lita presiona los labios y toma un trago de la copa y del coraje. —"No quiero llorar, no puedo desmoronarme." —Trata de respirar, sabe que entra aire, pero aun así está siendo ahogada. Una mano grande y pesada se apoya en su hombro.
Esos ojos verdes destellan sorpresa. Tan grandes y profundos. Bardock sacude la cabeza, se inclina un poco. —¿Necesitas retirarte? —Susurra.
Lita enrojece y sacude su toque, como si la hubiera ensuciado. —Estoy bien.
Kakarotto estaba cerca y había escuchado. —Ni te molestes papá. —Kakarotto bebe y escupe el trago de nuevo en la copa, se lo pasa a Milk. —Son unas perras.
Porque el rostro rojo de furia de Milk no era suficiente, ahora éste horrendo gesto frente a todos. Manotea la copa, haciendo salpicar a los lados. Milk bebe con asco y escupe una mitad a los pies de Kakarotto.
Para suerte de muchos, nadie, pero nadie prestaba atención a ése pequeño rincón del infierno. Todos los ojos estaban en la rubia que alzaba su copa luego de que el Legendario bebiera.
—¡Saiyajin Élite Broly! ¡Y Mina Aino acepto unirme a ti! —Mina vocifera, se quita el velo. —¡Que esta unión sea tan fructífera y próspera como alguna vez el Reino de los Saiyajin lo fue! —Saca el pecho y mira al público. —¡Por el renacer de los Saiyajin de la Tierra! ¡SALUD! —Bebe hasta la última gota. El público estalla en aplausos
Los Saiyajin y las chicas se inclinaban uno detrás del otro. Ya no saben qué otra ocurrencia tendrá Mina.
Serena frunce la vista, frunce un poco los labios al ver la malicia de Mina en acción. —Ay, temo que meta la pata.
—Hmp, se está exponiendo mucho. —Mina está de acuerdo con Serena. —Se endereza, quita su velo y bebe un sorbo de la copa del Comandante el jefe.
Nappa ni siquiera la mira a los ojos, el trato está cerrado y listo.
Los aplausos se detienen cuando se ve al Príncipe Vegeta tomar la copa, no la levanta, la mantiene casi escondida. Le hubiera gustado que esto fuera algo más íntimo, donde ella no se sintiera presionada a aceptar. Aunque sabe que ella lo hace por voluntad propia, esto se le hace un show demasiado artificial. Frunce la vista mirando el cáliz.
Serena espera, lo siente tan pensativo ¿Está dudando? Mira a Mina ¿Puede ser que las esté comparando y se sienta decepcionado. —"¡SERENA REACCIONA! ¡Serena! ¡Actúa mejor, actúa como mujer! ¡Deja de ser una gallina!" —Su subconsciente trata de salvarla, de levantarla de sus pensamientos negativos. —Príncipe…—Serena quita su velo. Trata de enfocarlo a él y solo a él. Y por Dios que lo que ve no la decepciona, parece un Príncipe de verdad, no sólo un guerrero Saiyajin más. Siente calor en todo el cuerpo.
Mejillas rosadas, labios brillantes, parece rodeada de luz. Y ésos ojos azules, enrojecidos por el cansancio. Vegeta puede notarlo perfectamente. Los dos dan un paso hacia el otro, la mano de Serena también toma el cáliz.
Vegeta se inclina, bebe la mitad sin que Serena suelte la copa. Serena se pone un poco de puntitas, deja vacía la copa. En sus labios aun un par de gotas reposaban. Rompen la distancia con un beso.
—Ja, maldición. —Tarble siente un repentino shock al ver esto. Todos los que veían la escena sentían lo mismo.
—¡LARGA VIDA AL PRÍNCIPE Y LA PRINCESA! —Un visitante de otro planeta grita, junto a todos aplauden y silban en aprobación. Unos tambores se escuchan a lo lejos para celebrar.
Escuchan el estallido de las personas que los miraban, no separaban el beso por la pena enorme que les dio dejarse llevar.
Al alejarse, Serena abre prevenida los ojos. Se asombra de verlo enrojecido hasta las orejas.
Muy enojado de verse obviamente apenado, Vegeta gruñe y trata de cubrirse un poco con la mano. Tiene ganas de presionar los puños y hacer estallar todo al demonio. Rechista, en la multitud su hermano menor se acerca y presenta sus respetos a cada hembra. Serena levanta su vestido y camina junto al Príncipe, se sientan en el pequeño trono.
—Príncipe Vegeta, hermano. —Tarble se inclina, al enderezarse señala hacia atrás. —Todos estos representantes, enviados de planetas lejanos, te presentan sus respetos y algunos presentes.
Vegeta asiente, pide agua fresca para beber.
—Sí, por favor. Gracias. —Serena también acepta un vaso. Mira de cerca la relación entre Vegeta y Tarble, es fría por no decir otra cosa.
—Por favor. —Gure salta con entusiasmo. —Príncipe y Princesa, déjenme darles su primer regalo. —Gure ondea la mano a Dieciocho, Dieciséis y Diecisiete. Los tres androides activan unas cápsulas, dentro de ellas, scouter nuevos y varias naves.
—Sí, justo lo que necesitamos. —Raditz con emoción se acerca, arrastra a Rei con él. —Mira, es tecnología de primera. —Le señala a su esposa.
—Oh, vaya…—Rei lo ve emocionado como un niño, entiende muy poco, pero se siente muy bien al ver que la incluye en pequeñas cosas.
—Y por supuesto, esto es lo mejor. —Diecisiete se eleva a un par de metros y activa un arma en una cápsula. Todos asombrados y un poco intimidados, si no era peligrosos por sí solos los Saiyajin, con armas, todos tragan duro por el miedo.
—Que poco conoces a un Saiyajin. —Gure niega al cielo, activa como diez cápsulas y la mayoría cae hacia atrás por la cantidad de explosiones.
¡COMIDA! ¡COMIDA Y AGUA COMO HACE RATOS NINGUNO VEÍA!
—¡Sí! —Kakarotto y Broly, los primeros en aterrizar y gruñir como perros salvajes sobre su plato.
Nappa se acerca a Tarble. —Hmp ¿Crees que algo de ésa comida pueda producirse aquí?
Tarble relaja los hombros. —Haaa, pues, mucha de ésa comida es terrícola. Cuando se deforestó este lugar, algunos sobrevivientes buscaron espacios de invernadero para replicar las condiciones. —Tarble mira alrededor.
—También me pregunto lo mismo. —Nappa le sigue la mirada. —¿Qué pudo haber pasado concretamente aquí para transformarlo en un desierto? —Al bajar un poco la vista, ahí está Ami. Aclara la garganta. —Ella es…
—Oh ¿Michiru? — Tarble presenta sus respetos con una sonrisa.
Ami frunce la vista, cree que confundieron su nombre. Toma aire para contestar, pero es interrumpida.
—No, ella es Ami Mizuno. —Nappa la presenta apropiadamente y de forma respetuosa. —Mi esposa. Ellos son Tarble, el hermano menor de Vegeta y su esposa Gure, científica del Planeta Tech-Tech.
—Mucho gusto. —Ami siente que le dan su lugar, se relaja al ver que no es tan bruto y salvaje como casi siempre.
Tarble se sorprende, es mucho más menudita. Busca alrededor. —¿Y Michiru? Creí que te casarías con ella.
—¡Tarble! —Gure lo regaña ¿Cómo puede decir eso con su actual esposa aquí?
Ami hace un gesto de disgusto, mira alrededor ¿El tipo tiene una amante o algo así? —"Tranquila Ami, es mejor. Ya sabes que no tendrás que acostarte con él tan seguido."
—Michiru es mi persona de confianza. —Nappa saca el pecho. —No tengo nada que ocultar, seguro anda por ahí, disfrutando la fiesta.
—Oh…¡Auch! —Tarble es pellizcado por Gure para cambiar de tema.
—Con lo difícil que es que un Saiyajin haga amigos, Jajajaja. —Gure se cubre la boca muy pícara. —¿Me dijeron que está trabajando en la biblioteca?
Ami asiente. —Sí, de verdad que me gusta ayudar a organizar y recolectar información. —Sonríe sincera.
—Oh, yo puedo ayudar, con computadoras que hagan el proceso de clasificar más rápido, también tenemos información extra. —Gure señala atrás. —¿Ves a mis guardias? Son terrícolas…
Los androides están con ceños fruncidos, vigilando sin parar a su alrededor, inadvertidos de que son tema de conversación. Ven con atención los regalos que les entregan a los Príncipes.
Unos animales salvajes y enjaulados, al parecer los terrícolas los cazaron para ellos. Leones y tigres dicen llamarlos. Vegeta los escanea atento, no parecen comestibles.
—Pobrecitos…—Serena musita, puede ver que son bestias peligrosas, pero en sus ojos hay tristeza.
Vegeta levanta una mano. —Agradezco el gesto, pero este no es el lugar natural de éstos animales. —Se gira al terrateniente y al grupo de cazadores. —Admito que me parece una proeza, que una raza tan enclenque como la de ustedes los hayan sometido. Pero si ni para comer me sirven. —Con mal tono, casi regañándolos.
Serena puede notar que los asusta, tose para llamar la atención. —Les agradecemos su gesto. Opino que me gustan más los animales si no están enjaulados. —Sonríe brillante.
—Entonces, creo que tampoco les gustará el siguiente regalo. —Le advierte uno de los terratenientes. Se acerca con dos bestias amarradas.
Serena se cubre la boca, Vegeta da un paso adelante, como si buscara protegerla. Pero las bestias se notan dóciles. —¿Qué son éstos?
—Caballos. —Un joven de cabello negro sostenía las riendas y lo invita a acercarse.
Con recelo, los animales levantan el hocico en alto. Orgullosos animales, hacen que Vegeta haga una mueca de sonrisa. —¿Para qué sirven?
—Se montan. —Serena responde, se acerca junto a él. Ha visto éstos animales en libros, de cerca parecen tan grandes e impredecibles. —Como medio de transporte, para personas o carretas.
—Hmp. —Vegeta puede ver que son desconfiados, solo responden cuando ése sujeto los toca o maneja las riendas. —¿Su nombre?
Se señala así mismo y al caballo, queda claro que es a él. —Chiba. Ahem, Darien Mamoru Chiba. —Se inclina en reverencia.
Los ojos de Serena observan al joven y siente una electricidad extraña recorrer su cuerpo. Da un paso atrás sin entender, siente que lo conoce. Y él también queda conmocionado, presiona los dientes, contra la luz del sol ella se parece… Su voz, Es idéntica a…
"El cristal de Plata…Encuentra el Cristal de plata"
…
AAAAAAAAAAAAAHHHHH! ZUZPENZOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Saluditos…
Kaysachan: Ayyyy amiga mía! Invéntame un cuanto infinitooOOOOOOO! Ok no XD. Primero, gracias por la paciencia. Segundo, uuuuhhh! Chismecito calienteeee! Ay, cómo disfruto con la rubia buena y la rubia mala con Mina *frota_susmanos_diabólicamente. Empuja y tira la cuerda, se cree que podrá dominar al Legendario, pero pppfff, yo que ella empiezo a bajarle de espuma al chocolate. El Raditz y la Rei, se me hace que van a tener la noche bien agitada, jajajaj sin pelos en la lengua (ok, quizás sí, jejejej sí soy bien cochina) La Haruka, en especial la Michiru, que anda pegadita al Nappa, ella sabe, tiene intinto. JAjajaja y los pobres gatos, el Artemis entregándose al enemigo. Luna no ve más allá de la estrategia. Muchas gracias por tus buenos deseos y seguir mis delirios. De verdad los extrañé mis queridas. Un beso grandeeeeee! (not homo)
OhaioIzumikun: Pues sí mi ciela, puros misterios, puro salseo, en tanto todo se pone en su lugar y yo jugándoles al sabroso con ése final. Jajajaja me extendí bastante en éste cap, pero quería llegar a ése momento, ahíiiii, en el impacto. Rei ahí, altanera, preciosa y orgullosa. Y el Raditz estilo "déjese quereeeerrrrrrr". Uy y lo que falta de ponerle a la dinámica NappAmi ¿Se viene un triángulo ahí? Hmmmmm *Musiquita_spiderman_mp3. Muchas gracias por tus rws y por seguir a pesar de los atrasos. Un abrazo grandeeeee!
