capítulo 1: destino o casualidad
Este relato es una obra de fanfiction basada en la serie RWBY. No posee los derechos de autor de la serie original mencionada. Este trabajo de ficción ha sido creado con el fin de explorar las vastas posibilidades de la imaginación y, sobre todo, proporcionar entretenimiento. Deseo que encuentren placer en su lectura, no poseo a batman...eso es obvio
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El amanecer se filtraba a través de las cortinas de seda, bañando la habitación de Whitley Schnee en un resplandor dorado. El joven heredero de la familia más acaudalada del Remanente se desperezó en su cama de cuatro postes, adornada con sábanas de satén y almohadas de plumas. Sus ojos azules, tan fríos y calculadores como los de su padre, se abrieron lentamente, revelando un cansancio que no correspondía a su corta edad. Solo tenía ocho años.
—"Buenos días, joven Whitley", saludó su mucama, una hermosa mujer fauno con orejas de zorro y una cola esponjosa que se movía con gracia. Su voz era suave, casi melódica, mientras se inclinaba ligeramente en una reverencia., se llama Ema —"¿Cómo ha dormido?"
—"Como siempre, perfectamente", respondió Whitley con una voz que destilaba una elocuencia innata. Sin embargo, sus pensamientos eran un torbellino de sarcasmo y desdén. — "Hubiese sido mejor si el olor del pesticida no estuviera tan presente en la noche", pensó, mientras observaba a la mucama preparar su ropa del día.
El fauno, aunque educado y profesional, no podía ocultar del todo el leve temblor en sus manos ni la mirada de cautela en sus ojos. Whitley notó estos detalles con una precisión casi cruel, y aunque una parte de él se divertía con las reacciones imperceptibles de los sirvientes, otra parte sintió una punzada de dolor. — "¿Por qué ella siente miedo de mí?" se preguntaba, mientras se levantaba de la cama y se dirigía al baño.
—"¿Algo más que necesita, joven Whitley?" preguntó la mucama, manteniendo una distancia respetuosa.
—"No, eso será todo por ahora", respondió él, con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos. —"¿Se han encargado de la plaga en la mansión?"
—"¿Habla de los murciélagos? Los exterminadores se están encargando de eso, pero..."
—"Son escurridizos, ¿no?" ,Sí, esas pequeñas alimañas han sido una completa molestia durante unos meses en la mansión. No se sabe de dónde vinieron o cómo lograron establecerse sin ser notados. Prácticamente hacían mantenimiento a la mansión una vez al mes, pero en ningún momento estos murciélagos fueron detectados.
De hecho, fue él mismo quien logró darse cuenta de la plaga. Es difícil no darte cuenta si despiertas con uno encima de tu cara. Esta plaga, que en cierta manera están tratando de eliminar, se aferraba con fervor a la vida, como cualquier ser vivo en la tierra maldita del Remanente. No desaparecían por más que trataran de exterminarlos; siempre reaparecían con más fuerza, al parecer.
Tenía que admitir que estaba admirado de esas criaturas. Su capacidad de supervivencia era impresionante, casi inspiradora, aunque también profundamente irritante. Mientras se vestía con la ropa que la mucama había preparado, no podía evitar pensar en la tenacidad de los murciélagos y cómo, de cierto modo, reflejaban su propia lucha por encontrar su lugar en un mundo que parecía decidido a desafiarlo a cada paso.
Después de vestirse con la ayuda de la mucama, Whitley se dirigió al comedor de la mansión Schnee. Las paredes estaban adornadas con retratos de sus antepasados, todos ellos con la misma mirada severa y autoritaria. La mesa del comedor, larga y majestuosa, estaba cubierta con una repisa de encaje y una vajilla de porcelana fina. Su desayuno, un festín de frutas frescas, panes recién horneados y jugos exóticos, estaba dispuesto con una precisión impecable.
Whitley se sentó en su lugar habitual, al final de la mesa, y observó el banquete frente a él. — "Todo esto y aún así, nada de lo que realmente quiero" , pensó, mientras tomaba un trozo de pan y lo mordía lentamente. Los sirvientes se movían a su alrededor con una eficiencia silenciosa, siempre atentos, siempre temerosos.
—" ¿Es esto lo que significa ser un Schnee?", se preguntó, mientras miraba su reflejo en la cuchara de plata. ¿Ser temido y respetado, pero nunca amado? Sus pensamientos eran un remolino de emociones contradictorias, su soledad contrastaba con su comportamiento exterior impecable.
Whitley estaba sentada en el comedor, rodeada de lujo y opulencia, pero sintiéndose más solo que nunca. El desayuno se extendía ante él, una metáfora de su vida: abundante en apariencia, pero vacía en esencia.
El hecho de que estaba desayunando solo no ayudaba. Sus hermanas no eran precisamente un ejemplo de personas madrugadoras. Bueno, solo su hermana mayor Weiss. No le gustaba el término "mayor" cuando se trataba de su hermana; no había mucha diferencia entre ellos, solo un año de diferencia.
Y aunque ella era un año mayor que él y, por ende, en una jerarquía mayor que él, se comportaba como una niña caprichosa. Uno pensaría que ese sería el comportamiento normal para una niña criada en alta cuna, pero no tenía por qué ser necesariamente así, no cuando su padre era Jacques Schnee, un hombre tan severo y calculador que no permitía las insubordinaciones, no importaba si era de sus trabajadores o, más aún, de sus hijos. A ellos los tenía más aprisionados.
Él tal vez era un niño y no entendía muchas cosas acerca de la vida. No tenía por qué comprenderlas tampoco, puesto que tenía toda una vida para aprender. Pero entendía muy bien una cosa acerca de su entorno: la vida sería más sencilla si simplemente obedecía y hacía exactamente lo que Jacques quería.
Mientras Whitley mordía otro trozo de pan, no pudo evitar una sonrisa irónica. "Quizás debería pedirle a los murciélagos que me enseñen su truco de desaparecer cuando no quieren ser encontrados", pensó con sarcasmo. La idea de pequeños murciélagos impartiendo lecciones de evasión le arrancó una risa silenciosa, una rareza en su rutina matutina.
El hecho es que la dinámica familiar estaba empezando a cambiar poco a poco. Su hermana mayor, Winter, comenzó a desafiar a su padre, y las fricciones en la familia se volvieron cada vez más evidentes. Las discusiones entre Winter y su padre se intensificaban día a día.
La actitud de su hermana se volvió cada vez más hostil, contradiciendo las órdenes del patriarca de la familia y negándose a obedecer. Ella hablaba de otro tipo de vida, de las cosas que su padre estaba haciendo mal. Hablaba de cambio, de que su camino no era este, de querer hacer algo más.
Hablaba de justicia.
Muchas de las palabras dichas por su hermana aún no las conocía, no sabía el significado de muchas de esas cosas. Pero justicia, sí, entendía muy bien el término de esa palabra. Muchos de sus sirvientes lo mencionaban, y cuando merodeaba por la ciudad de Atlas haciendo compras, satisfaciendo sus caprichos, muchas personas hablaban de justicia.
No sabía por qué, pero resonaban en su mente cada vez que lo escuchaba. Todo el día esa palabra resonaba en su cabeza como un martillo golpeando el metal.
Su padre hablaba de desheredar a Winter, y ella parecía no importarle. Hablaba del ejército de Atlas, hablaba de no pertenecer a esta familia.
Winter no sabía el significado de esas palabras o no comprendía las consecuencias que podrían haber detrás de sus acciones. Ella era la heredera de la compañía de su padre. ¿Quién ocuparía su lugar? ¿Él? ¿Su hermana Weiss? Aunque Whitley era joven, comprendió que la compañía de su familia tenía que estar en manos de su hermana mayor. Ella era perfecta, centrada, competitiva, inteligente, todo lo que se podía admirar de una persona, perfecta en todo sentido.
—"¿Por qué arriesgarías una vida resultado?" , Whitley no lo comprendía. No entendía por qué alguien arrojaría la riqueza más grande del mundo. ¿Qué sería más importante que todo eso? ¿Qué importaba que tal vez sintieras un vacío en tu pecho cada vez que despertabas en esta mansión, que cada vez sintieras que parte de ti se estaba perdiendo, reemplazando, que te sintieras solo?
En todo caso, parecía que este espíritu combatiente de Winter estaba empezando a contagiar a su hermana mayor, Weiss.
Él también sintió que el espíritu de Winter empezaba a... ¿cómo se llamaba esa palabra? ¡Inspíralo! Sí, esa sería la palabra. ¿Pero inspirarlo a qué? ¿A llevar la contraria a su padre solo porque sí? ¿O había algo más que trataba de decirle? En todo caso, decidió guardarlo. Era mejor así. No arriesgaría su vida de opulencia por lo que sea que Winter tratara de encontrar.
—"¿Mi padre sigue en su oficina?", preguntó Whitley mientras seguía comiendo su desayuno. Tenía que preguntar, ya que su padre rara vez salía de su oficina. Incluso cosas como el desayuno eran algo en lo que el patriarca de la familia no participaba mucho. Bueno, ni ninguno de la familia, se centraban más en trabajar. De hecho, creo que nunca lo han visto descansar una vez en su vida.
—"El señor Schnee ahora se encuentra en las oficinas de la compañía, tenía que hacer algunas diligencias", respondió la mucama con mucho respeto y con voz suave. Ella era una sirvienta de la mansión, pero se podría decir que era más como una especie de sirvienta personal para él, puesto que su padre la designó y ella siempre estaba para él. Al igual que cada uno de los integrantes de la familia tenían a alguien que los atendía personalmente. Aunque claro está que su madre y sus dos hermanas preferían los servicios de Klein, un mayordomo que lleva sirviendo a la familia durante mucho tiempo, desde la época de su abuelo Nicolás.
—"¿Mis hermanas?".
—"La señorita Weiss aún no se despierta y la señorita Winter se encuentra en su entrenamiento matutino. Se unirá al desayuno con usted en breve".
—"Ya veo". Aunque las palabras (unirse al desayuno con él) sonaban lindas, la verdad es que para cuando ella terminara de entrenar, él ya habría terminado.
—"¿Y mi madre?".
—"La señora Willow se encuentra un tanto... indispuesta por el momento. Durmió un poco tarde", la mucama respondió con un poco de cuidado, puesto que no quería decir nada incorrecto frente a él. Aunque de cierta manera, el niño sabía a qué se refería con "dormirse tarde". Ella había empezado a beber otra vez. Aunque joven, no entendía que lo que su madre estaba consumiendo no era nada bueno para ella; la hacía actuar de manera errática, muy vergonzoso.
Whitley sospechó. —"Bueno, al menos alguien en esta casa tiene una vida emocionante" , pensó con una sonrisa.
Con un suspiro de satisfacción, dejó la servilleta sobre la mesa y se levantó, listo para afrontar otro día de privilegios. A su lado, Ema, la hermosa mucama fauno, lo esperaba pacientemente. Sus orejas de zorro se movían ligeramente, captando cada sonido en el vasto comedor.
—"Vamos, Ema", dijo Whitley con una sonrisa traviesa. — "No quiero perderme el espectáculo de hoy".
Ema ascendió y lo siguió fuera del comedor, a través de los pasillos adornados con retratos de la familia Schnee. Llegaron al campus de entrenamiento, un lugar donde la disciplina y la destreza eran la norma. Whitley se acomodó en una de las graduadas, sus ojos azules brillando con anticipación.
En el centro del campo, su hermana Winter y el maestro de combate, un hombre de severo aspecto con un estoque en la mano, se preparaban para el entrenamiento. Whitley observó con fascinación mientras los dos se saludaban con una reverencia formal antes de comenzar su duelo.
El sonido metálico de los estoques chocando resonó en el aire. Winter se movía con la gracia de una bailarina, su estoque brillando bajo la luz del sol. El maestro de combate no se quedó atrás, sus movimientos eran precisos y calculados. Whitley no podía apartar la vista del combate, obviamente el maestro se contenia y Winter es buena, pero no tanto como un cazador o un cazador en entrenamiento de las grandes academias, pero es lo suficientemente bueno para impresionarlo, y también tenia todo el tiempo del mundo para mejorar.
—"¿Qué pasaría si el maestro de combate tropezara y se clavara su propio estoque?" Pensó Whitley, una sonrisa sin maliciosa asomando en sus labios. —"Sería un espectáculo digno de ver."
Winter lanzó una estocada rápida, que el maestro bloqueó con facilidad. Los dos se movían en un ritmo casi hipnótico, cada ataque y defensa perfectamente sincronizados. Whitley se inclinó hacia adelante, sus ojos brillando con una mezcla de admiración y expectativa.
— "Tal vez debería sugerirle a Winter que use un estoque electrificado ", pensó Whitley, su mente divagando.— "Eso haría las cosas mucho más interesantes".
El combate continuó, cada vez más intenso. Winter lanzó una serie de ataques rápidos, obligando al maestro a retroceder. Whitley se río entre los dientes, disfrutando del espectáculo.
—"Vamos, Winter, hazlo sangrar un poco o sudar por lo menos" murmuró para sí mismo, sus pensamientos contrastando con la elegancia del combate.
Finalmente, el maestro de combate logró desarmar a Winter, su estoque volando por el aire y aterrizando a unos metros de distancia. Los dos se detuvieron, respirando con dificultad, y se saludaron nuevamente con una reverencia.
Whitley aplaudió con entusiasmo, impresionado como cada mañana que veia el entrenamiento de su hermana. — "Tal vez la próxima vez deberían usar espadas de verdad" , pensó, su sonrisa ampliándose.
Mientras Winter y el maestro de combate se retiraban, Whitley se quedó sentada en las graduadas, su mirada vagando por el campus. De repente, algo en lo alto llamó su atención. Un murciélago estaba posado en una ventana, observando el campo de entrenamiento con ojos brillantes. Whitley lo miró fijamente.
—"escurridizo" dijo Whitley, su sonrisa transformándose en una mueca de diversión.
El murciélago pareció devolverle la mirada antes de alzar el vuelo y desaparecer en la distancia. Whitley se levantó, listo para enfrentar el resto del día.
—"Vamos, Ema", dijo, volviéndose hacia la mucama. —"Creo que ya he tenido suficiente entretenimiento por hoy."
Ema ascendió y lo siguió de regreso a la mansión, dejando atrás el campus de entrenamiento y el eco de los estoques chocando en el aire.
—"Vamos a Atlas, quiero zapatos nuevos"
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Whitley Schnee caminaba por las relucientes calles de Atlas, el reino flotante que se cernía majestuosamente en los cielos. A su lado, su fiel mucama Ema, junto con un grupo de guardias excazadores, formaron su séquito. Estaba allí para comprar zapatos. No es que los necesitara, claro está, simplemente los quería. Y de paso, cualquier cosa que se le antojara, sin importar lo caro que fuera.
Mientras caminaba, Whitley observaba las tiendas con una mezcla de desdén y aburrimiento. —" ¿Quién necesita tantos zapatos?", pensaba, aunque sabía que él mismo era el culpable de esa demanda.— " Quizás debería comprar una tienda entera y cerrarla, solo para ver la cara de los comerciantes", se decía a sí mismo , esbozando una sonrisa maliciosa.
Ema, siempre atenta, notó la sonrisa y susspiró. —"Señor Whitley, ¿le gustaría entrar en esta tienda de zapatos?", preguntó con su tono habitual, calmado y profesional.
—"Claro, Ema. Aunque dudo que encuentren algo digno de mis pies", respondió Whitley, disfrutando del leve fruncir de ceño que provocaba en su mucama. Le encantaba ponerla nerviosa, era uno de sus pasatiempos favoritos, de los muchos que tenia.
Entraron en la tienda, donde el dueño, un hombre de mediana edad con una sonrisa demasiado amplia, los recibieron con entusiasmo, si alguien de su familia entraba en algún establecimiento significaba ¡dinero!, obviamente estrian feliz. —"¡Bienvenidos, bienvenidos! ¿En qué puedo ayudarles hoy?"
Whitley se paseó por la tienda, mirando los zapatos con desinterés.— "Quiero los más caros que tengas", dijo finalmente, sin molestarse en mirar al dueño.
El hombre caminaba rápidamente y se apresuró a traer una caja de zapatos de cuero finamente elaborados. —"Estos son nuestros mejores zapatos, señor. Hechos a mano con los mejores materiales".
Whitley los tomó y los examinó con una mirada crítica.— "Podrían ser peores", dijo, arrojándolos de nuevo en la caja. —"Me los llevo."
Ema se encargó de los detalles de la compra mientras Whitley continuaba explorando la tienda. Encontró un par de guantes de cuero y una bufanda de seda que también decidió comprar, solo porque podía.
—"Señor Whitley, ¿está seguro de que necesita todo esto?", preguntó Ema, tratando de mantener su tono neutral.
—"¿Necesitar? ,No, Ema. Pero querer, eso es otra cosa", respondió Whitley con una sonrisa traviesa. —"Además, ¿qué sería de Atlas sin mis caprichos?", debia aprobechar por que muy pronto muchas responsabilidades caeran sobre sus hombros al igual que su hermana Winter,cosas como caminar por las calles dejaran de ser comunes.
tardaron todo el dia
El fauno, que había permanecido en silencio todo el tiempo, observaba la escena con una mezcla de curiosidad y diversión. Whitley notó su mirada y le guiñó un ojo, provocando un leve rubor en sus mejillas.
Finalmente, con sus nuevas adquisiciones en mano, Whitley y su séquito salieron de la tienda y se dirigieron hacia su bullhead personal. una nave aérea, los esperados con las puertas abiertas.
Whitley se acomodó en su asiento junto a la ventana, mirando hacia abajo, hacia Mantle, el antiguo lugar al que pertenecía Atlas antes de alzarse a los cielos. —"Qué lugrube", dijo, observando las luces parpadeantes de Mantle. —"como un abismo"
Ema, sentada frente a él, lo observaba con una mezcla de preocupación y resignación. Sabía que detrás de esa fachada de niño mimado y cruel, había un joven que solo buscaba su lugar en el mundo. Pero por ahora, su deber era servirle y asegurarse de que sus caprichos se cumplieran.
La nave ateriso suavemente, dejando atrás las calles bulliciosas de Atlas, Whitley, con una sonrisa satisfecha, cerró los ojos y se dejó llevar por el suave zumbido de los motores, soñando con el día en que todo el Remanente estaría a sus pies.
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Whitley en este momento estaba sentada en su cama, mirando la enorme pantalla de televisión que dominaba una de las paredes de su habitación.
Las noticias hablaban del próximo torneo de las Cuatro Grandes Academias de los Cuatro Reinos, que se celebraría este año en el reino de eco de que la innaguracion se ala proxima semana lo tenia expentante, Whitley, con los ojos brillantes de emoción, observaba los combates. del torneo anterior que se reproducían en la pantalla. Los guerreros de todas las academias mostraron sus habilidades y armas únicas, cada uno más impresionante que el anterior.
— "¡Mira ese tipo con la espada gigante! ¿Cómo puede siquiera levantarla?", pensó Whitley, riendo para sí mismo. —"Y esa chica con los poderes de hielo, ¡es como si estuviera viendo a mi hermana Winter!"
La adrenalina corría por sus venas mientras veía a los combatientes realizar acrobacias imposibles y lanzar ataques devastadores.— "eso tuvo que doler", pensó con una sonrisa .— "casi estoy tentato a solicitar ami padre que me contrate un maestro", si , se le paso por la cabeza esa idea, pero desaparesio tan rapido aparecio, le tentaba la idea de hacer acrobacias llamativas, moverse a velocidades sobrehumanas y la super fuerza, pero solo habia algo que lo detenia que pedrir entrenamiento, y eso era que no le Quería el dolor y parese ser que ser un cazador es muy doloroso.
Las imágenes en la pantalla cambiaban rápidamente, mostrando a un luchador con una lanza que se movía con la gracia de un bailarín, seguido por otro que manejaba un martillo gigante con una fuerza descomunal. Whitley no podía apartar la vista, fascinado por la variedad de armas y habilidades que se desplegaban ante él.
—"¡Wow, ese tipo puede volar! ¿Cómo lo hace? ¡Quiero uno de esos trajes!", exclamó, aunque no había nadie más en la habitación para escucharlo. —"Y esa chica que puede controlar el fuego, ¡es increíble! ¿a que temperaturas podrán llegar?"
De repente, las noticias cambiaron de tono.
—"en las siguientes noticias, el robo de donaciones que ayudarian a los más vulnerables en Mantle, parece que estos actos ya no serán tolerados y el órgano militar del reino se ha involucrado, los ciudadanos esperan justicia y avalan todo el uso de la fuerza. de la ley",
La pantalla mostraba imágenes de un robo, donaciones destinadas a los sectores pobres de Mantle. La voz del presentador se volvió grave mientras describía cómo los fondos habían sido desviados por criminales sin escrúpulos.
Whitley frunció el ceño, su diversión interrumpida por la gravedad de la noticia. —"¿Por qué siempre tienen que arruinarlo todo con esas cosas tristes?", pensó, sintiendo una punzada de incomodidad.— "Aunque, supongo que si no pueden proteger sus propias donaciones, no deberían quejarse tanto, tampoco debería quejarme al parecer , nuestras donaciones también estaban entre esos robos"
Justo en ese momento, un golpe suave en la ventana llamó su atención. Whitley se levantó de la cama y se dirigió hacia la ventana, abriéndola con curiosidad.
El aire frío de la noche entró en la habitación, y Whitley miró hacia el paisaje nevado. A lo lejos, vio volar unos murciélagos, sus siluetas oscuras recortándose contra la luz de la luna.
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y esa era la rutina de whitley schnee, los dias pasaran y no cambiara, no tenia por que y no queria que cambiara
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El festival había comenzado, y el normalmente silencioso Atlas estaba muy bullicioso. La inauguración del campeonato comenzaba hoy, y gente de diferentes lugares del mundo llegaba a Atlas. Más específicamente, personas de los cuatro reinos venían a Atlas, incluyendo también a aquellos de fuera de los muros de los reinos, excluyendo, claro, a los locales.
Él también estaba extasiado. Bueno, no podía evitarlo, estaba emocionada. Vería de cerca a esos estudiantes aspirantes a cazadores pelear en un combate sin cuartel. Claro, había reglas que debían seguirse, pero no dejaba de ser emocionante. Armas de todo tipo, poderes inimaginables que solo un civil podría soñar con tener. Y él, aunque tuviese todo el dinero del mundo, no tenía esas capacidades. Podrían tenerlas si se dedicara de lleno a entrenar para ser un cazador.
...pero no iba a hacer eso.
Su vida era buena en ese momento, ¿por qué cambiarla?
Bueno, era un niño emocional, así que no esperaba ni un minuto para tomar el primer bullhead que encontró en la mansión e ir hacia la inauguración. Dicha inauguración se haría en la academia Atlas, que también sirve como base militar del reino.
El reino de Atlas era más como una sociedad militarizada. El hecho de que sea el único reino que aún tenga sus fuerzas militares en funciones era algo admirable. Los demás reinos ya habían descartado esa función en pro de dejar la seguridad de la gente en manos de los cazadores.
No entendía muy bien por qué todos los reinos hicieron eso. ¿No era mejor tener toda la ayuda posible contra los Grimm? Francamente, un ejército servía de mucho. Los cazadores en sí no son muy numerosos, y los militares, ya sea con aura o no, son gente entrenada. Con un arma sería suficiente para defenderse de los Grimm. No serían tan efectivos como los cazadores, pero aliviarían la carga de responsabilidad de los cazadores.
—"¡Vamos, Atlas! ¡A ver si esta vez no se les cae la bandera en la inauguración!" Pensó con una sonrisa mientras se dirigía a la academia.
Ahora, en ese bullhead, piloteado por un piloto exclusivo de La Mansión, había un pequeño problema. Whitley había ido solo, absolutamente solo. No esperó a que su mucama y sus guardaespaldas vinieran con él. No pensé que sucedería algo malo. ¿Por qué? Iba a la inauguración del Festival, un lugar rodeado por la fuerza militar, la única fuerza militar en todo el mundo y, por supuesto, la mejor, ya que no hay competencia. Dudaba mucho que estuviera en peligro. Además, su mucama y sus guardaespaldas lo seguirían detrás de él, y también había cientos de asientos VIP específicamente reservados para su familia.
Se recostó en un asiento, medio tarareando una canción. Era más un tarareo de una canción que su hermana estaba cantando. Tenía que admitirlo, ella era buena, pero demasiado triste y suave para su gusto.
—"Apenas llegue allí, voy a probar el famoso pollo a la mistraliana", Whitley lamió sus labios, imaginando el olor y el sabor de ese plato que nunca había probado. Recientemente, había probado queridas comidas de diferentes regiones, y en este festival sería la oportunidad perfecta para saciar su curiosidad.
Su resultado fue muy poco, ya que escuchó pequeños pasos en el techo del bullhead. ¿Por qué se escucharía eso? Por un momento, Whitley sintió miedo, pensando que podría ser un Grimm, pero no sonaba la alarma ni el piloto había alertado de algo. De hecho, el piloto no había hablado desde el momento en que se elevaron en el cielo.
Entonces, la escotilla de la nave se abrió y un grupo de personas entró.
—"¿Pero qué está pasando?"
Whitley no pudo terminar de decir otra palabra más, ya que una bolsa cubrió su rostro.
Y todo lo que pudo ver fue negro.
La emoción fue reemplazada por miedo.
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—"¡Muy bien, ¿qué significa esto?! ¡¿Quiénes son ustedes y qué están haciendo?! ¡¿A dónde me llevaron?! ¡¿Dónde estoy?! ¡¿Saben quién soy?! ¡¿A qué familia pertenezco? ?!"
La bolsa que cubría su cabeza fue quitada bruscamente, revelando a un grupo de personas. Los reconocieron de inmediato: eran los mismos idiotas que lo habían secuestrado.
—"Sí, sabemos quién eres, Whitley Schnee, el menor de Jacques Schnee", dijo un hombre, aparentemente el líder del grupo. —"Hola, mi nombre es Jack. Es un gusto conocerte. Sé que esto es un poco traumatizante para alguien de tu edad, pero te garantiza que no te pasará nada... eso dependerá de cómo te comportas y de las respuestas que recibas. de tu padre."
Whitley se dio cuenta de que tenía las manos atadas, aunque sus pies no lo estaban. No es que eso le sirviera de mucho; no iba a correr más rápido que estos sujetos. Lo único que tenía a su favor era absolutamente nada.
—"Estás demente. No sé si siquiera pensaste en las consecuencias de esto. Seguramente el ejército ya te está buscando, sin contar a los cazadores que mi familia contratará", dijo Whitley con una sonrisa confiada, una confianza que desapareció al ver la sonrisa. en el rostro de esos hombres.
—"Déjame mostrarte algo entonces", dijo Jack mientras encendía un televisor, el único en ese lugar. El lugar parecía una casa abandonada, con madera carcomida que formaba las paredes y el piso, y un techo de lámina con agujeros. ¿Lo que acababa de ver por ahí era una jodida rata? Whitley se estremeció ante la vista. Este lugar era muy diferente a las paredes de su mansión, donde había marcos de oro, alfombras de la mejor calidad y pisos confeccionados con la madera más fina que podría existir. A diferencia de este lugar, que estaba a punto de caer a pedazos.
En todo caso, lo que Whitley vio en ese televisor fueron vítores, aplausos y celebraciones. El festival seguía tal y como estaba planeado. ¿Qué significaba esto? Muy fácil: que el mundo seguía su curso sin importar si él estaba ahí o no.
—"No te preocupes, yo te explicaré esto. El festival continúa y no es porque están tratando de guardar apariencias, sino porque todo lo que está pasando aquí", Jack levantó las manos señalando el horrible lugar, —"no está pasando realmente. "
—"¿Qué?", preguntó Whitley, aún confundido y temeroso. Su cuerpo temblaba, y no era por el frío que se infiltraba por las paredes deshechas.
—"Mírame bien, ¿acaso no te parece familiar, Whitley?" Jack se señaló a sí mismo, recorriendo su cuerpo con las manos, esperando con humor la respuesta en los ojos de Whitley. Y fue exactamente como esperaba: una sorpresa que le hizo soltar una carcajada.
—"¿Tú eres el piloto de la familia?"
—"Corrección, soy uno de los tantos pilotos de tu familia. Deberías ser un poco más observador, chico".
—"¿Por qué haces esto?"
Jack levantó una ceja, preguntándose si eso era en verdad una pregunta, pero también susspiró, sabiendo que este niño, y sí, era un niño, no sabría las implicaciones de todo este asunto. —"Extorsión".
—"¿Extorsión?"
—"Sí, bueno, hace un mes que estoy trabajando para tu familia. La paga es buena, pero en realidad no era el punto de ese trabajo. Esto de aquí ya tiene un tiempo de preparación, y el plan en sí falló un poco , por no decir demasiado", Jack se tocó la nuca como si estuviera avergonzado. —"Tú no eras el objetivo en realidad. El objetivo era tu familia entera, incluyéndote a ti mismo también o, en mejor instancia, tu padre".
Whitley frunció el ceño, tratando de procesar toda la información. —"Entonces, ¿todo esto es por dinero?"
Jack soltó una risa amarga. —"Sí, chico, el dinero mueve montañas. Pero en este caso, parece que la montaña se nos vino encima."
Whitley miró a Jack con una mezcla de miedo y curiosidad. —"¿Y ahora qué?"
Jack provocando una sonrisa que no alcanzó sus ojos. —"Ahora, chico, improvisamos."
Whitley solo observaba cómo este hombre parloteaba, sintiendo un malestar creciente en su estómago. Dios santo, se había metido en un problema muy grande, uno que posiblemente le costaría algo más que un par de golpes, tal vez incluso su vida.
—"En todo caso, está el hecho de que, bueno, tú te emocionaste y me llevaste a rastras, ordenándome llevarte a la inauguración del festival. Así que... no podía negarme a tus órdenes porque luego levantaría sospechas. Me conformo con Tenerte a ti como material de extorsión para tu padre."
Las risas resonaron en las cuatro paredes de aquella casa, que a pesar de ser lujosa, tenía un aire de abandono. Jack se disculpó, —"Lo siento, me fui por las ramas. Me preguntaste por qué no te buscarían. Bueno, el hecho es que para los demás tú fuiste a ver la inauguración del festival y posiblemente estés haciendo algunas otras cosas de ricos. Nadie está enterado de esto porque, en primera instancia, no fuiste asaltado ni nada. Simplemente te desviaste de tu rumbo... tal vez por capricho tuyo. A nadie le importas en realidad.
Esas palabras dolieron mucho, y más aún el hecho de que nadie lo estaba buscando. Era un golpe muy doloroso.
Entonces, algo resonó en el bolsillo de Jack. Abró los ojos y sonriendo, mirando con crueldad a Whitley y haciéndole un gesto para que guardara silencio.
—"Que comience el espectáculo. Todos ustedes, hagan silencio", señaló Jack a sus cómplices.
—"Hola, señor Schnee, ¿cómo está? Sí, no se preocupe, Whitley está aquí conmigo". Jack hizo una pausa dramática, —"Ah, sobre eso... le mentí. Whitley no está en un restaurante en Atlas comiendo comida mistraliana. En realidad, lo tengo aquí en... bueno, eso es un secreto. Su hijo es mi moneda de cambio. Si quiere verlo vivo, tendrá que seguir al pie de la letra todo lo que le diga."
Jack miró a Whitley y le dio una sonrisa siniestra que lo hizo temblar. —"Si divulga todo esto, si se atreve a meter al ejército en este asunto, o si hace público lo que está pasando, le cortaré un dedo a su hijo y luego seguiré y seguiré hasta que no quede más que trozos de carne esparcidos por "Todo el lugar, manchando las paredes. Tampoco quiero que se tarde porque soy un hombre ocupado", dijo Jack esto con una voz divertida, como si estuviera contando un chiste. Era cruel. ¿Cómo podría existir un hombre tan cruel en este mundo?.
esos hombres salen de la habitación, dejándolo solo
Whitley solo podía mirar, sintiendo que el suelo se desvanecía bajo sus pies. —" ¿Y ahora qué?" Pensó, sin atreverse a decirlo en voz alta.
De repente, una idea brillante cruzó su mente. Miró alrededor y vio una vieja lámpara de pie, una que reconocio que usaba aceite para mantenerla encendida, tambaleándose precariamente. Con una sonrisa traviesa, se levantó y comenzó a balancear la lámpara hasta que cayó con un estruendo, con desesperación tomo el aceite y se lo unto en sus manos haciendo las resbalosas, El ruido atrajo a uno de los secuestradores, quien entró corriendo en la habitación. .
—"¿Qué demonios estás haciendo, mocoso?" Gritó el hombre que en la oscuridad lo busco, se agacho, pero antes de que pudiera reaccionar, Whitley ya había tomado un trozo de madera del suelo y lo golpeó en la cabeza. El secuestrador cayó al suelo, inconsciente o eso cree.
-"¡Si!" susurró Whitley, sintiendo una oleada de adrenalina. Rápidamente, salió de la habitación y comenzó a correr por los pasillos oscuros y llenos de telarañas de la casa. Su corazón latía con fuerza mientras escuchaba los gritos de los otros secuestradores que se daban cuenta de su fuga.
—¡Atrápenlo! gritó Jack, el líder de los secuestradores, con una voz llena de furia.
Whitley corría tan rápido como sus piernas se lo permitían, esquivando muebles rotos y saltando sobre escombros. Podía escuchar los pasos de sus perseguidores acercándose, pero no se detuvo. —" No me atraparán", pensó, con una determinación feroz.
De repente, sintió un dolor agudo en su pierna. Miró hacia abajo y vio que había tropezado con un clavo oxidado que sobresalía del suelo.— "¡Ay!" gritó, pero no se detuvo. Cojeando, continuó su carrera, sabiendo que detenerse significaría su fin.
Los secuestradores estaban cada vez más cerca. Whitley podía escuchar sus respiraciones pesadas y sus maldiciones. En un momento de desesperación, se lanzó por una puerta lateral y se encontró en una habitación llena de cajas viejas y muebles cubiertos con sábanas. Se escondió detrás de una gran caja, tratando de controlar su respiración.
—"¿Dónde está ese mocoso?" gruñó uno de los secuestradores, entrando en la habitación. Whitley contuvo el aliento, rezando para que no lo encontraran.
El secuestrador se acercó peligrosamente a su escondido, pero en el último momento, otro de los hombres gritó desde el pasillo. —"¡Creo que lo vi correr hacia el sótano!"
El hombre en la habitación maldijo y salió corriendo, dejando a Whitley solo. Aprovechando la oportunidad, Whitley salió de su escondite y continuó su huida. Cojeando y con el dolor punzante en su pierna, se dirigió hacia la salida de la casa.
Finalmente, llegó a una gran puerta de madera. Con las manos temblorosas, la abrió y se encontró en otra habitación de la casa. "¡No puede ser!" Pensó, sintiendo la desesperación apoderarse de él. La casa era un laberinto interminable, y cada puerta parecía llevar más adentro en lugar de hacia la libertad.
Pero Whitley no se rindió. Sabía que tenía que seguir adelante, que no podía dejar que el miedo lo venciera. Con una última mirada a la habitación detrás de él, cerró la puerta y se preparó para enfrentar lo que fuera que le esperaba al otro lado.
La persecución no había terminado, pero Whitley estaba decidido a no dejarse atrapar. Con cada paso, con cada respiración, se prometía a sí mismo que encontraría una manera de salir de esa casa y volver a su familia. Con esa determinación, continuó su lucha por la libertad.
La casa en ruinas era anormalmente grande, seguramente había sido la mansión de algún aristócrata antes de que Atlas se separara de Mantle. Muchos de los ricachones que pertenecían a Mantle abandonaron sus mansiones en busca de nuevas oportunidades en el reino de Atlas. Abandonaron sus tierras y muchos de esos ricos se volvieron hombres comunes. Otros, como su familia, supieron aprovechar muy bien el cambio y se adaptaron a lo nuevo. Claro, también hubo un poco de regresión, una regresión que golpeó a su familia, según entendía por anécdotas que oyó de sus familiares.
Whitley sabía que en la época de su abuelo había habido una gran crisis económica que estuvo a punto de llevarlos a la quiebra. Esa quiebra fue evitada por el compromiso de su madre y su padre. De alguna manera, su padre logró levantar a la familia de su agujero y la elevó a niveles nunca antes vistos en toda la historia familiar.
Tenía que admitir que su padre era un completo desgraciado, pero era un desgraciado muy listo. En todo caso, estaba atrapada en una de las tantas mansiones de esos malditos ricachones que perdieron su fortuna o que se fueron a otro lugar. Ahora desearía estar en la casa de una mujer o un hombre común.
Caminando de habitación en habitación, abrió otra puerta. Con mucho cuidado entró, pero lo que vio dentro le heló la sangre. Se quedó sin palabras; nada parecido había visto en su vida, o en su corta vida.
En esa habitación oscura, donde la madera se caía a trocitos y la luz apenas perceptible de la luna se filtraba, había personas de todo tipo: hombres, faunos y, sobre todo, niños.
Su aspecto era desagradable. Estaban andrajosos, sucios y olían muy mal. Algunos tenían cicatrices horribles y moretones, signos de maltrato.
Esta vista lo hizo sentir mal, muy contrastante con la vida que él tenía, donde simplemente las preocupaciones no llegaban a su puerta. Estas personas habían visto mejores días. La realidad de su burbuja se reventaba ante sus ojos. Mientras él disfrutaba de muy buena comida y una manta cálida, seguramente ellos no comían y sentían frío.
—"Ayuda",se escuchó decir a un niño. Fue puro instinto; él se acercó al niño y lo revisó.
—"¿Qué pasó?", preguntó, esperando alguna respuesta que lo satisfaga, pero en realidad no quería saber. Tal vez ya no quería un poco más de ese malestar en el estómago.
—"Ayúdame, por favor", el niño empezó a llorar,—"Ya no quiero estar aquí, quiero volver a casa". Las súplicas del niño hicieron que Whitley se encogiera de tristeza. Rápidamente buscó en la habitación algo que pudiera servirle para cortar las cuerdas que aprisionaban a todos ellos. Entonces vio un trozo de vidrio tirado en el suelo. Eso serviría. Lo tomó y, con rapidez y prisa, cortó las cuerdas del niño.
Pero entonces se escucharon pasos fuera de la habitación. —"Escúchame, pon las manos detrás de tu espalda y guarda silencio. Todos ustedes, hagan silencio, ¿de acuerdo?",
Whitley se ocultó en una esquina de la habitación, encontró una manta tirada y se cubrió con ella. Cuando el hombre ingresó a la habitación, revisó a cada uno de sus secuestrados. Vio que nada estaba fuera de lugar y se retiró.
Whitley, con rapidez, empezó a cortar todas y cada una de las cuerdas que aprisionaban a esas personas.
—"¿Qué hacen aquí? ,¿Qué quieren con ustedes?", preguntó Whitley. Una mujer fauno se acercó. A duras penas pudo levantarse; se veía escuálida, seguramente no había comido en mucho tiempo o no había comido bien.
—"Estos tipos nos atrapan y nos venden como esclavos en Vacuo".
—"¿Esclavos? Pero la esclavitud se abolió hace 150 años", dijo Whitley, sorprendido. Esto era demasiado para procesar.
—"Sí, bueno, en algunas regiones fuera de los reinos no les importa un carajo", dijo un hombre que sostenía a un niño. Lo estaba abrazando, pues el niño estaba llorando y él apaciguaba sus sollozos.
—"Tú eres Whitley Schnee, te he visto antes", un fauno lo señaló.
—"Sí, ¿algún problema con eso?".
—"¿Por qué estás aquí?", preguntó el fauno que lo estaba acusando.
—"Obviamente porque me secuestraron y están pidiendo una recompensa por mi rescate. Logré escapar, pero estos tipos no van a parar hasta encontrarme", dijo Whitley con cansancio.— "Muy bien, seguramente ustedes han estado mucho tiempo aquí. ¿Tienen idea? ¿de cómo salir?".
Un jovencito humano levantó la mano y se acercó.— "Sí, yo conozco el camino, sé cómo salir de aquí"—. Whitley lo miró de arriba abajo; Ese tipo era más alto que él, obviamente era mucho mayor también, se notaba a todas las luces.
—"¿Cómo lo sabes?".
—"No eres el primero que trata de escapar"
—"Muy bien, sigamos. Guíanos", dijo Whitley con determinación.
El joven los guió con mucho cuidado y en silencio, tratando de no hacer rechinar mucho la madera del suelo. Caminaban en fila, siguiendo al joven. Por momentos, Whitley sintió esperanza. Podría salir de allí y, cuando lograra regresar a Atlas, volvería a Mantle, encontraría a esos idiotas y los haría sufrir.
Pero parece que la felicidad de un hombre dura poco, porque ellos estaban cerca, demasiado cerca. Los secuestradores estaban demasiado cerca; Podía oír sus voces y sus pasos.
Whitley se quedó en silencio, todos ellos se quedaron en silencio, temerosos de lo que podría pasar. Estaban tan cerca de liberarse, pero ahora parecía que su esperanza se esfumaba. Whitley vio la desesperanza en cada hombre, mujer, fauno... en cada niño.
Esto era una estupidez. No sabía qué demonios le pasaban por la cabeza. En realidad, ni siquiera lo pensé; era simplemente extraño, como si su boca y su cuerpo actuaran por cuenta propia.
Miró directamente al grupo. Ellos lo miraron a él, su miedo reflejado en sus ojos. No sabía por qué estaba haciendo esto. Simplemente dio pasos hacia atrás, se alejó lentamente y poco a poco hasta que miró hacia otra intersección, otro pasillo, y empezó a gritar.
—"¡Jajajaja! ¡¿Dónde demonios estoy?! ¡Cuando logre escapar, voy a quemar todo este lugar!", sus gritos resonaron por todo el lugar. Por cómo ya podía oír la voz de Jack y de los otros secuestradores, supuso que su inconsciente acto de heroísmo idiota había funcionado. Entonces, con rapidez, miró hacia ese pasillo oscuro, miró otra vez al grupo de secuestrados.— "¡Váyanse de aquí, busquen ayuda, ¿de acuerdo?".
Entonces Whitley vio hacia otro lado del pasillo y ahí estaba Jack, quien lo miró con ira.—"Tú, idiota, mocoso, ven aquí".
Sin mirar hacia atrás, corrió lo más lejos posible, haciendo que los secuestradores lo siguieran. El maldito dolor en su jodida pierna era insoportable, pero tenía que aguantarlo si quería vivir.
Sentía que los secuestradores lo estaban alcanzando, casi podía sentir su respiración en la nuca. Entonces supuso que había entrado en algo que parecía un almacén de alimentos. Bueno, no podía distinguirlo del todo, pero no tenía importancia. Lo único que importaba era que estaba atrapado allí. No había otra puerta por donde escapar, solo una jodida ventana, pero estaba demasiado alta.
—"Dios santo... ¿y ahora qué?", se dijo a sí mismo con miedo. Cuando escuchó a Jack cerca de él, muy cerca como para entrar a la habitación, se ocultó detrás de una caja de madera.
El dolor y el miedo eran sentimientos que nunca había sentido antes. Bueno, no los sentido había juntos y con tal intensidad. Quería llorar, se sentía impotente, se hizo bolita en su propio cuerpo.
—"Eres un maldito niño, ¿sabes? Muy escurridizo, en serio. ¿Sabes cuánto nos hemos tardado en hacer todo esto? ¡Mucho! Recursos y tiempo. Escúchame muy bien, más te vale que salgas a las buenas o, si no , me temo que te voy a encontrar y esta vez te haré sufrir. El punto es entregarte a tu padre... ¿pero en perfectas condiciones?
Whitley se tensó, pues el tono de Jack era siniestro. Una lágrima cayó por su mejilla, su corazón latía rápidamente, sintió como si fuera a salirse de su pecho. ¿Qué podía hacer? ¿Qué iba a hacer? Nada, absolutamente nada. Debió escapar cuando tuvo la oportunidad, debió dejar que esos pobres secuestrados se quedaran y él aprovechara para irse. Pero no sabía por qué demonios hicieron eso.
—"Vaya, Whitley, te has metido en un buen lío esta vez" , pensó con amargura. —"¿Qué clase de héroe de pacotilla soy? Ni siquiera puedo salvarme a mí mismo, mucho menos a los demás".
Quería que alguien lo ayudara, pero no recibió respuesta. Solo se escuchaba la risa de Jack y de sus secuencias, además de un chillido molesto que reconoció. Arriba, en la ventana de esa habitación, lo vio posado: un murciélago. Sus ojos brillaban en la oscuridad, mirándolo fijamente. Sus pequeñas garras se aferraban a la madera, y sus dientes siniestros parecían formar una sonrisa.
No quería admitirlo, pero admiraba a esa criatura. Una pequeña criatura, débil, pero que se aferra a la vida. No importa cuantas veces traten de eliminarlo, siempre vuelve más fuerte, preparado. Sale del abismo rejuvenecido; Es vencido, pero nunca acabado.
El murciélago se relajó, como si quisiera decirle algo. Whitley no entendía, pero al igual que esa criatura pequeña y frágil, él se aferraría a la vida. No iba a morir allí. Su familia había estado presente en ese reino por generaciones; su linaje no terminaría con él. Caería y renacería más fuerte.
—"Vaya, Whitley, ahora te inspiras en murciélagos. ¿Qué sigue? ¿Hablar con las paredes?", pensó con una mezcla de tristeza y humor. Pero en el fondo, sabía que tenía razón. No podía rendirse.
El murciélago se enfrió de nuevo, y Whitley sintió una extraña conexión con él. —"Si este pequeño puede sobrevivir en este lugar, yo también puedo", se dijo a sí mismo. — "Además, siempre puedo escribir un libro sobre esto si salgo vivo. 'Cómo un murciélago me salvó la vida'. Suena un bestseller".
Jack y sus secuencias estaban cada vez más cerca. Whitley podía oír sus pasos resonando en el pasillo. —"Vamos, Whitley, piensa. ¿Qué haría un héroe en esta situación? Oh, claro, probablemente no se escondería detrás de una caja de madera, temblando como un cachorro asustado".
De repente, una idea loca cruzó por su mente. —"¿Y si intento negociar? No, eso es estúpido. ¿Y si...?" Pero no tuvo tiempo de terminar su pensamiento. Jack estaba justo encima de él.
—"Vamos, Whitley, no es momento de rendirse. Si ese murciélago puede aferrarse a la vida, tú también puedes" , pensó, tratando de infundirse valor. — "Además, siempre puedo decir que fui inspirado por un murciélago. Eso debería impresionar a alguien, ¿no?".
Whitley Schnee retrocedió lentamente, manteniendo la vista fija en Jack y sus secuencias. La habitación lúgubre, con sus paredes cubiertas de moho y el suelo lleno de escombros, parecía cerrarse sobre él. No había salida fácil, y un enfrentamiento directo estaba fuera de discusión. Tenía que ser ingenioso.
Jack avanzó con una sonrisa siniestra, sus ojos brillando con malicia. —"Vamos, niño, no tienes a dónde ir", dijo, su voz resonando en la habitación.
Whitley miró a su alrededor, buscando desesperadamente algo que pudiera usar. Sus ojos se posaron en un trozo de vidrio roto en el suelo. Con un movimiento rápido, lo recogió y lo escondió detrás de su espalda. —" No me atraparán tan fácilmente", pensó, tratando de infundirse valor.
—"¿Qué vas a hacer, pequeño? ¿Cortarnos con eso?", se burló uno de los secuaces, avanzando un paso más cerca.
Whitley no respondió. En lugar de eso, retrocedió hasta una pila de cajas de madera. Con un movimiento rápido, empujó una de las cajas hacia los secuaces, creando una barrera temporal. Aprovechó la confusión para correr hacia el otro lado de la habitación.
Jack gruñó, frustrado. —"¡Atrápenlo!", ordenó, y sus hombres se lanzaron tras Whitley.
El niño sabía que no podía enfrentarse a ellos directamente. En lugar de eso, usamos su entorno a su favor. Corrió hacia una esquina oscura, donde la suciedad y los escombros eran más densos. Se agachó y reconoció un trozo de madera, afilándolo en un extremo.
Cuando uno de los secuaces se acercó demasiado, Whitley lanzó el trozo de madera hacia sus pies, haciendo tropezar y caer. —" ¡Uno menos !", pensó con una mezcla de alivio y miedo.
Pero su victoria fue breve. Jack se balanceó sobre él, y en el forcejeo, el trozo de vidrio que Whitley sostenía se deslizó y cortó su brazo izquierdo. El dolor fue intenso, pero no podía permitirse el lujo de detenerse. —"¡Maldita sea!", gritó, apretando los dientes para no llorar, uso el vidrio y corto a Jack.
Con su brazo herido, Whitley se arrastró hacia una pila de sacos de harina, ¿por qué había harina ahi?, no se lo pregunto, no tenia tiempo. Los secuaces estaban cada vez más cerca, y podía oír sus pasos resonando en el suelo de madera. —" Piensa, Whitley, piensa" , se dijo a sí mismo, tratando de mantener la calma.
De repente, una idea loca cruzó por su mente. Con su mano buena, rasgó uno de los sacos, dejando que la harina se derramara por el suelo. Cuando los secuaces llegaron a su posición, la harina en el aire los cegó momentáneamente, dándole a Whitley unos preciosos segundos para moverse.
—"¡Maldito mocoso!", gritó Jack, frotándose los ojos.
Whitley aprovechó la distracción para correr hacia la ventana alta. Sabía que no podía alcanzarla, pero había una pila de cajas cerca. Con todas sus fuerzas, empujó las cajas hacia la ventana, creando una especie de escalera improvisada.
Subió rápidamente, ignorando el dolor en su brazo. Los secuencias se recuperaban y se acercaban de nuevo. — "¡Vamos, Whitley, tú puedes!" , se animó a sí mismo.
Finalmente, llegó a la ventana y, con un último esfuerzo, se lanzó hacia ella. La madera crujió bajo su peso, pero logró salir por otro lado, cayendo en un pasillo oscuro y polvoriento.
—"¡Lo logré!", dijo, su corazón latiendo con fuerza. Pero no había tiempo para celebraciones. Las secuencias estaban justo detrás de él.
Corrió por el pasillo, sus pasos resonando en la oscuridad. Cada respiración era un recordatorio del dolor en su brazo, pero no podía detenerse. Finalmente, vio una puerta al final del pasillo. Con todas sus fuerzas, la abrió y se lanzó al otro lado, cerrándola de golpe detrás de él.
Se apoyó contra la puerta, respirando con dificultad. —"Por ahora, estoy a salvo", murmuró, aunque sabía que la verdadera batalla apenas comenzaba.
Ahora, ¿en dónde estaba? Tenía que buscar una puerta y seguir con el recorrido. Tenía que salir cueste lo que cueste. Whitley miró a su alrededor, pero lo único que encontró fue... ¿comida?
Frente a él había cajas y más cajas hasta donde alcanzaba la vista. Estaba confundido. ¿De dónde sacaron todo esto? Eran solo secuestradores; dudaba mucho que usaran sus ganancias para comprar tantas provisiones. También dudaba que lo donaran; Eso sería demasiado bueno para estos imbéciles.
Por curiosidad, revisó unas cajas a su derecha. Su sorpresa fue evidente. No sabía cómo proceder con esto. Tomó lo que contenía esa caja y lo miró fijamente.
En ese instante, Jack lo encontró. —"Te encontré. Parece que ya te cansaste de huir. Al fin te diste cuenta de que era inútil", se jactó Jack. Entonces, de su bolsillo sacó un arma y le apuntó. —"Me cansé de ti. Al diablo con esto, te mataré. No me importa el rescate".
—"¿Ustedes son los que robaron los donativos para Mantle?", la voz de Whitley era suave, como un susurro que se perdía en la habitación.
—"Sí", dijo Jack sin importancia.
—"¿Por qué?".
Jack no dio una respuesta, solo se rió y levantó los hombros.
—"Esto está mal. Se supone que esto iba destinado a ayudar a los más vulnerables. Esto es cruel", la voz de Whitley se elevó, con reprimenda.
—"¿Un Schnee me habla sobre crueldad? Qué poético. ¿Qué más da? Simplemente hecho más cosas. Será sencillo para personas como ustedes", dijo Jack. Entonces, Whitley lo enfrentó. Se giró hacia él. Jack esperaba ver sorpresa y miedo en el rostro de Whitley al notar que le estaba apuntando con un arma, pero lo que recibió fue una mirada de odio. Retrocedió.
—"¿Donar más? ¿Para que ustedes lo sigan robando? Eso no es lo que más me molesta", los hombros de Whitley temblaron, apretó los dientes, su voz salió como el regreso de un tambor. —"¡Lo que más me molesta es esto!" Whitley señaló lo que tenía en su mano, un frasco de polvo. —"¡¿Un precio?! ¡Esto estaba destinado a los orfanatos! Daría energía a los generadores que calentarían a los más necesitados. ¡Es un donativo! ¡No debería tener una etiqueta de precio!"
Jack incluso se estremeció ante la elevada voz de Whitley, pero no se vio afectado ni avergonzado, solo divertido. —"¿Hay algún problema con eso?"
—"¡No solo eres un ladrón y un secuestrador, también eres un embaucador! ¡Robas lo que en cierta instancia les pertenece y luego tienes el descaro de venderles lo que les robaste!" La furia en Whitley se filtró. Esto estaba mal, este sentimiento era indescriptible, lo hacía sentir mal, había una opresión en su ser. —"Esto es injusto".
Claro que era injusto. Se preguntaba cuántas veces pasó esto. Sea de buen corazón o no, estos donativos serían de ayuda a las personas necesitadas. ¿Cuántas veces la ayuda que se enviaba no era recibida? No era justo, esto estaba mal.
—"Eres un ser repugnante, carente de toda la humanidad. Eres tan repulsivo que tu mera existencia te causa el vómito. Eres patético." Jack se enojó, su rostro se arrugó, las palabras de Whitley lo molestaron.
—"Voy a disfrutar el disparate, niño."
-"¡Jacobo!" Uno de los secuaces de Jack entró a la habitación.
—"¿Qué pasa?" gritó Jack frustrado.
—¡Cazadores! dijo el secoz.
—"¿Cazadores? ¿Cómo nos encontraron?"
—"¡Eso no importa, tenemos que irnos!"
Jack sacudió su cabeza, tratando de procesar la avalancha de información. Estaban jodidos. Un solo cazador era suficiente para acabar con todos ellos, y su ayudante dijo que eran cazadores, en plural. Tenía que escapar. Miró a Whitley, pero fue sacado de sus pensamientos por su secuencia.
—"Olvídate del niño. Si nos capturan, estamos fritos. Pasaremos toda la vida en prisión, y si estos cazadores son contratados por Jacques Schnee, significa que no habrá juicio para nosotros. Nos matarán".
Como si la lucidez volviera, Jack miró a Whitley con odio, se dio vuelta y desapareció por la puerta.
Whitley solo se quedó quieto, mirando la oscuridad, en silencio.
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En una habitación adornada con lujos inimaginables, un niño se encontraba sentado en el borde de su cama. A pesar de estar rodeado de riquezas y fortuna, su corazón se sentía furioso, como un incendio forestal. Sus ojos, que antes estaban llenos de melancolía y aburrimiento, ahora reflejaban una furia intensa mientras observaba el mundo exterior a través de una ventana adornada con cortinas de terciopelo.
Había sido rescatado y atendido por el mejor doctor que el dinero podía comprar. Todo se resolvió adecuadamente y nada de esto se hizo público. Su secuestro solo era conocido por él, su padre y un grupo de cazadores que había contratado. Y así se mantendría.
Resulta que estos secuestradores eran idiotas; Olvidaron que el bullhead tenía un rastreador, lo que hizo relativamente sencillo encontrarlos. Sin embargo, para los demás, todas sus heridas fueron causadas por una caída de unas escaleras y no se preguntó más.
Estaba molesto, no solo porque tuvo que vivir esa experiencia, sino porque los secuestradores lograron escapar. Desaparecieron como una sombra al sol. Insistió en que los buscaran, pero los cazadores dijeron que se habían escapado y que si ellos no podían encontrarlos, entonces nadie podía. Además, no tenían tiempo para venganzas mezquinas. ¿Venganza mezquina? Esto no era por venganza.
Era por justicia.
Gente como ellos no debería estar libre.
Whitley apretó los puños, sintiendo la ira burbujear dentro de él. Recordó cada detalle de su cautiverio, cada insulto y cada golpe. No podía permitir que esos criminales siguieran libres, haciendo daño a otros. Su mente se llenó de imágenes de los orfanatos que dependían de esos donativos, de los niños que sufrirían por la codicia de unos pocos.
Estaba furioso. Cada día, al mirarse en el espejo, veía reflejado el rostro de Jack y sus secuencias. Poco a poco, esta ira que sintió dentro se volvió insoportable. Sus puños se apretaron con fuerza, los nudillos blancos por la tensión.
Esa noche, trató de olvidarse de todo, pero por más que intentaba, no podía. Cada vez que cerraba los ojos, pensaba en lo equivocado que era todo esto. Un hombre malvado estaba libre, haciendo lo que le placía, sin consecuencias. Se sintió frustrado, impotente ante la injusticia.
La luna iluminaba suavemente la habitación, proyectando sombras danzantes en las paredes. Un murciélago apareció volando frente a él. El niño lo observará con curiosidad, sin miedo. El murciélago, con sus ojos brillantes, parecía querer decirle algo.
—"Debo estar loco, pero siento que quieres decirme algo... ¿Quieres que haga algo, pero no sé qué cosa quieres que haga?" murmuró Whitley, su voz apenas un susurro en la quietud de la noche.
El murciélago se acercó lentamente, y el niño extendió su mano, sintiendo una conexión inexplicable. En ese momento, ambos se miraron fijamente, como si compartieran un secreto antiguo y profundo. Whitley sintió que el murciélago le transmitía un mensaje, pero no lo entendía del todo.
El murciélago revoloteó alrededor de su cabeza antes de posarse en el alféizar de la ventana. Whitley lo observó, su mente trabajando a toda velocidad. ¿Era una señal? ¿Un llamado a la acción? La ira y la frustración que sentía se mezclaban con una nueva sensación de propósito.
pero faltaba algo...¿por dónde empezar?
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Las calles de Atlas seguían bulliciosas. El festival, en su máximo apogeo, ya había pasado una semana desde el incidente del secuestro. Todo parecía estar bien, como si nada hubiera ocurrido. La gente estaba ajena a lo repugnante del bajo mundo, ignorantes de la oscuridad que se escondía bajo el reino.
Whitley no podía disfrutar de este festival. Quería hacer algo, no, necesitaba hacer algo. Lo único que podía hacer por el momento era deambular, tratando de que los aplausos y las porras nublaran su mente.
Eso era lo único que Whitley podía hacer.
Mientras tanto, las calles de Nueva York estaban en caos. Edificios destrozados, coches volcados y el sonido de sirenas resonaban por todas partes. En medio de la destrucción, Loki, el dios del engaño, se reía mientras lanzaba hechizos y causaba estragos.
De repente, una telaraña se adhirió a su cetro, tirándolo de su mano. —"¡Hora de la función, Loki!" Gritó Spider-Man, balanceándose entre los escombros.
Iron Man aterrizó con un estruendo, su armadura brillando bajo el sol. —"¿Alguien pidió un poco de justicia metálica?" dijo, disparando un rayo repulsor que Loki apenas esquivó.
Loki trató de tomar distancia, pero Coloso, con su piel de acero, cargó contra él. Sin embargo, el dios se teletransportó justo un tiempo, apareciendo detrás de él. —"¿Es todo lo que tienes, gigante de hojalata?" Se burló Loki.
Magik apareció en un destello de luz, su espada brillante en mano. —"No subestimes el poder de la magia, Loki", dijo, lanzando un hechizo que lo empujó hacia atrás.
Whitley se sintió solo, sintió que su vida no podría ser igual que antes. Podría soportar el dolor del secuestro, tal vez incluso un golpe, pero no la injusticia. Por mucho tiempo había sido indiferente.
Se sintió ajeno a todo esto, como si caminara solo, apartado del mundo.
Venom, con su apariencia aterradora, rugió y se lanzó hacia Loki, sus tentáculos negros extendiéndose. —"¡Vamos a divertirnos un poco!" dijo con una sonrisa siniestra.
La batalla era un torbellino de golpes y hechizos. Spider-Man se mueve ágilmente, lanzando telarañas y esquivando los ataques de Loki. Iron Man volaba alrededor, disparando misiles y rayos repulsores. Coloso usó su fuerza bruta para intentar atrapar a Loki, mientras que Magik y Venom atacaban con magia y ferocidad.
Whitley tenía un sueño recurrente, un sueño donde caía al abismo, donde la oscuridad parecía aferrarse a él y arrastrarlo hacia abajo. Luchaba por salir,... pero siempre fallaba y era vencido. Este sueño lo perseguía, llenándolo de una desesperanza que no podía sacudir.
En un momento de la batalla, Loki lanzó un hechizo que hizo que el suelo bajo ellos se abriera, y todos cayeron en una tienda de cómics enorme. Las estanterías se derrumbaron, y los cómics volaron por todas partes. —"¡Cuidado con las primeras ediciones!" gritó Spider-Man, esquivando una pila de cómics que caía.
El miedo, la desesperanza, la indiferencia, pero sobre todo la ira... Ese sentimiento predominaba en la oscuridad, una ira que quemaba el corazón y fulminaba el alma. Las imágenes de las injusticias de las cuales era ajeno inundaban el abismo: un fauno andrajoso golpeado, una mujer delgada que no había comido en días, un niño que lloraba suplicando volver a casa.
Iron Man se levantó, sacudiéndose los escombros. —"Esto es un desastre", dijo, disparando un rayo repulsor que derribó una estantería sobre Loki.
Loki se liberó con un estallido de energía, enviando a Coloso a través de una pared. —"¡Esto es demasiado fácil!" se rió, pero su risa se cortó cuando Venom lo atrapó con sus tentáculos.
En lo más profundo del abismo, donde parecía que la luz ni siquiera podía filtrarse, se podía oír ecos de súplicas y pedidos de ayuda. Donde no había absolutamente nada más que oscuridad, una figura siempre estaba observándolo. No importaba cuánto se acercara a ella, siempre se alejaba. La mirada de esa figura era indiferente, si es que una sombra podía tener una mirada.
— "¡No tan rápido, Loki!" Rugió Venom, pero Loki se teletransportó de nuevo, apareciendo detrás de Magik.
—"¡Magik, ahora!" gritó Spider-Man.
Magik levantó su espada y abrió un portal brillante. —"¡Vamos a enviarlo lejos de aquí!" dijo. El portal destilaba poder, absorbiendo todo lo que podía, objetos entraban en él y Loki haría lo mismo.
Pero antes de que pudiera lanzar a Loki al portal, él se teletransportó una vez más, desapareciendo en un destello de luz.
La tienda de cómics quedó en silencio, con los héroes mirando alrededor, tratando de entender lo que había pasado. Spider-Man se acercó a Magik. —"¿A dónde iba a enviarlo?" preguntó, todavía jadeando por la batalla.
Magik sonando. —"No lo sé", respondió. —"Dijiste lo más lejos posible, incluso si tenía que ser al rincón del universo o dimensión."
Whitley tomó el primer autobús que lo llevó a casa. El festival lo fastidiaba y no quería reaccionar mal. Literalmente tomó el primer bullhead que se le presentó. Fue extraño porque en realidad era la primera vez que subía a un público toro.
Las expresiones de la gente eran un espectáculo digno de ver; ver al hijo menor del hombre más rico del mundo fue gratamente sorpresivo para la gente común.
Obviamente, este bullhead no lo iba a llevar directamente a su mansión, ya que la seguridad no lo permitiría. Solo el personal autorizado tiene permitido entrar a los terrenos de la familia. Así que optó por bajarse en los límites de los terrenos de la mansión.
Por suerte para él, y por insistencia de su padre, que desde el incidente ha estado un poco más... ¿cómo se puede llamar esa palabra? ¿Preocupado?, No, esa palabra es demasiado buena para su padre. Sería más como decir 'un poco más activo en su seguridad'. Sus guardaespaldas no le apartaban la vista ni un instante y su mucama siempre estaba al lado de él. Se sintió querido, y lo dice con obvia burla.
Aprovechó esta oportunidad para apreciar el paisaje frío y cuidado de vida hasta llegar a las puertas de la mansión Schnee. Caminó por los pasillos de la mansión con un objetivo claro: su habitación. Al fin llegó a la puerta de su habitación. Sin mirar siquiera a sus lados, habló directamente a sus guardaespaldas y también a su mucama.
—"Voy a estar en mi habitación, no quiero molestias. Si mi padre gusta de mi presencia, dile que estoy cansado y que no estará disponible hasta mañana. Lo mismo es para los demás miembros de mi familia... Claro, si se dignan a preguntar", dijo Whitley mientras abría la puerta de su habitación y entraba.
Whitley apoyó su espalda en la pared, dando un fuerte suspiro. Al fin estaba en su habitación, lejos del bullicio y esa felicidad que en verdad era molesta. No tenía nada en contra de las celebraciones; De hecho, él las disfrutaba, pero en ese momento no tenía ganas de eso. Por el momento, solo quería acostarse en su cama. Pero había un problema.
—"¿Qué... pasó... aquí?", dijo con sorpresa.
Su habitación, normalmente pulcra y limpia, estaba hecha un completo desastre. Parecía como si un huracán hubiera pasado por allí. Dudaba mucho que él hubiera sido el causante de todo esto, y aunque era un hombre que prácticamente no se movía ni un solo dedo porque todo lo tenía servido, no era desordenado. También dudaba mucho de que sus sirvientes hubieran hecho esto.
Todo estaba tirado. Caminó lentamente al centro de su habitación, observando objetos que no reconocía en lo más mínimo. Había juguetes, esas famosas figuras de colecciones Mistralianas. Las había visto antes en su visita a una tienda de cómics en Atlas.
Con lentitud y expectante, tomó lo que parecía ser un cómic bajo sus pies. Lo miré.
—Interesante —murmuró.
Detective Comics #27,
El Batman.
—{}—
¡Hola! Antes que nada, quiero expresar mi más sincero agradecimiento por tomarse el tiempo de sumergirse en las páginas de este capítulo.
Este es más bien un capítulo introductorio, así que no esperen demasiada acción. Aunque, siendo honesto, tampoco soy muy bueno escribiéndola. Espero sus comentarios.
Si bien la historia es un fanfic de la serie RWBY, no será 100% fiel al canon original, así que habrá algunas incongruencias. Espero que esto no sea una molestia para los fans.
Para aclarar, Whitley es solo un año menor que Weiss, o solo algunos meses menores.
Espero que esto sea bien recibido.
Les reitero la invitación a compartir sus impresiones sobre el capítulo. Y si les ha gustado lo que han leído, no duden en seguirme para más aventuras. ¡Hasta la próxima, queridos lectores!
¡Ah, la vida del escritor! Siempre buscando la inspiración entre la pereza y la ética de trabajo. A veces me pregunto si mi musa se ha ido de vacaciones permanentes. Pero bueno, aquí estamos, luchando contra la procrastinación y esperando que las palabras fluyan como un río... o al menos como un pequeño arroyo. ¡Gracias por su paciencia y apoyo!
