Capítulo 1 Empezando el Camino (POV Syla)
Era un día soleado en el verano de Londres.
Normalmente para Syla era causa de alegría tener a la vista de la ciudad desde el puente principal. El viento acariciaba su cara mientras veía a miles de personas inmersas en sus vidas. Le recordaba los tiempos donde era simplemente una niña feliz, acompañada de sus padres, caminando junto al río. Admiraba las bondades de la ciudad: majestuosas construcciones de siglos de antigüedad, árboles soltando sus hojas siguiendo la brisa. Recuerdos de felicidad a los ojos de una joven vida resultaba fascinante.
Esos dulces recuerdos se mantenían aferrados a su alma, aun cuando sus ojos ya no podían ver esas memorias reflejada en el escenario actual. Lo que para ella había sido un templo sagrado hoy, por los efectos de la guerra, se había transformado en un espejismo. Parte de ella deseaba que fuera una especie de pesadilla; pero no. Lo que veía era peor que un mal sueño. Era la realidad.
La mitad de 1947 transcurría y costaba creer que solo dos años habían pasado desde el fin de la guerra mágica y la muggle. Pasaría mucho tiempo para que los recuerdos alegres que Syla sentía se plasmaran nuevamente en Londres.
Agujeros de balas en las murallas, edificios destrozados y gente con caras dañadas eran los rastros que quedaban. Lo que eran avenidas alegres, hoy reflejaba el crudo dolor de la gente. Había temor, la incertidumbre del futuro y las complicaciones de como volver a vivir sus vidas. No era fácil volver al sentimiento de felicidad que se tenía antes de la guerra.
Si bien, parte de la reconstrucción ya estaba muy avanzada, pasarían décadas para poder volver a apreciar lo que alguna vez ella disfruto.
"Hacemos lo que podemos con el tiempo que tenemos" pensó Syla como le había dicho su padre.
El señor Vablastky era una persona sabia, llena de frases esperanzadoras como esa. Lo había escuchado con regocijo al crecer. Iba descubriendo el mundo a la par de las citas de su padre. Las guardaba con cariño dentro de su ser. Ahora en su adultez (había cumplido los 18 hace dos meses), esas frases saltaban en su cabeza como respuestas al mundo que la rodeaba. Hoy, sobre todo, las necesitaba. Ella sabía que era el día de dar el siguiente paso.
Syla se había levantado con anticipación y había venido a contemplar su lugar favorito antes de ir a la entrevista que cambiaría su vida. Titubeaba, tenía miedo, y a la vez, en el profundo de su corazón no estaba segura si iba a funcionar, pero ya no había vuelta atrás. Era el camino al que se aferraría para lograr su objetivo.
"Pon un pie frente al otro. Controla lo que puedas controlar y ve cual es el resultado" pensó Syla. Tal como le había escrito su padre en su primer invierno en Hogwarts:
"Un hombre sabio" se dijo Syla. Sacó un pañuelo para secarse las lágrimas de su rostro y miro su reloj. "Si, ya era hora, tengo que caminar a Westminster para llegar a tiempo". Contempló una vez más el horizonte y se despidió de su vista favorita.
Miraba una vez más su reloj mientras doblaba por la avenida Horseferry. Estaba a tiempo. Un par de minutos adelantada como había previsto por si hubiera contratiempos. Su destino estaba solo a unas cuadras. El ministerio de magia estaba cerca.
En su niñez, había ido incontables veces acompañando a su madre al trabajo, por lo que se le hacía fácil llegar a las chimeneas de ingreso. Tomo ese tiempo adicional para apreciar la fachada del ministerio.
De esta área urbana parecía ser el único que no fue afectado en demasía por la guerra. Seguro, tenía sus daños de balas y algunas grietas, pero probablemente el departamento de catástrofes tomó como prioridad el edificio finalizando el conflicto, devolviéndole su esplendor.
Era el símbolo del mundo mágico, y por ello, debía reflejar el temple de sus miembros. La guerra del mundo y la guerra mágica contra Grindelwald habían cesado. Los tiempos de paz habían llegado y, sobre todo, este estandarte debía reflejar el momento actual.
"Si todo fuera tan simple" -Se dijo Syla- "Pueden arreglar y repara esta fachada 1000 veces y aun así no van a borrar las cicatrices. Quedan profundas en la gente. No se pueden olvidar, no después de… No, no es hora de pensar en ello. Hoy es el día de tomar decisiones".
Syla entró a través de unas de las chimeneas de la entrada desapareciendo con un fugaz destello de fuego color verde de las Red Flu. Un segundo después apareció en la chimenea en medio del gran corredor.
Se dice que el ministerio de magia no ha cambiado mucho desde su establecimiento en 1707. Un gran salón construido de ladrillos, con cientos de oficinas y estatuas de antiguos primer ministros era la bienvenida al piso -8. Este era el piso de recepción donde toda la gente entraba y salía del ministerio, siendo los demás pisos donde se repartían los departamentos del ministerio.
Syla lo sabía de memoria la distribución del ministerio, mal que mal, su madre se lo repetía a menos. El Piso -1, Ministerio de Magia y Soporte, Piso -2, Departamento de Defensa de Magia; Piso -3 Departamento e Accidentes Mágicos y Catástrofes; Piso -4 Departamento de Control y Regulación de Criaturas Mágicas; Piso -5 Departamento Internacional de Cooperación Mágica, Piso -6 Departamento de Transporte, Piso -7 Departamento de Juegos y Deportes Mágicos, y, finalmente, el Piso -9 Departamento de Misterios.
Un lugar lleno de vida para los ojos de Syla. Lo único comparable para ella era Hogwarts, que había sido su hogar desde su niñez hasta su graduación hace un par de meses. Podía entender el amor de su madre a este espacio tanto como su madre entendía lo que significaba la escuela para ella.
"Hogwarts" –reflexiono– "Tan lejano y a la vez tan cercano"
Solo tenía recuerdos hermosos de ese lugar. Sobre todos ellos, primaba la calidez de la sala de estar de Hufflepuff. Su espacio favorito para trabajar, estudiar y conversar. El espacio que más disfrutó juntos a sus inseparables amigas Evelyn y Anna esos 7 años y las visitas esporádicas de Robby en sus últimos años.
Si… fue su hogar, pero ya eran recuerdos del pasado. Estaba lista para nuevos horizontes. Había decidido que tenía un propósito en el Ministerio de Magia. Este sería su nueva casa. En parte por el deseo de aprender los misterios más allá de la magia, y en parte…, si, esa otra razón.
Sacudió la cabeza.
"Hora de seguir" se dijo. Camino rápidamente al ascensor principal, una estructura de proporciones exageradas que, bajo ninguna ingeniería muggle debería funcionar. En la entrada, se encontraba una criatura mágica.
–¿Destino? –pregunto el portero.
–Piso -1, a la administración –dijo Syla.
El ascensor empezó a subir junto a una serie de personas subiendo y bajando en cada piso. Nadie de su edad y nadie conocido. Le daba tranquilidad no encontrar distracciones en este día.
–Piso -1, departamento principal de Magia y Personal de Apoyo –recito la criatura mágica.
Syla bajo junto a un par de magos más. La sala principal de recepción no había cambiado desde cuando había venido de niña. Sabía exactamente dónde ir. Tomó rumbo directamente a administración. Tenía que notificar su presencia y verificar que su carta de aceptación hubiera sido ingresada apropiadamente.
En unos minutos, pasó a un par de guardias, llegó al despacho número 3 y se acercó al frente a la sala de atención donde una maga de edad mediana había acabado de terminar con una persona.
Tenía una multitud de archivadores alrededor de ella flotando. Cada uno tenía un lápiz alado que iba a actualizando actas, probablemente la gente que entraba y salía de los registros del Ministerio. Syla había recibido en la carta respuesta que debía presentarse antes de la entrevista para ser ingresada y recibir sus credenciales.
Antes que pudiera hablar, la maga terminó el papel que tenía, el cual voló directamente a unos los archivadores y le dirigió la palabra.
–Buenos días, Joven Señorita –Decía la secretaria– Bienvenida al Soporte del Ministerio de Magia. ¿En qué puedo ayudarle?
–Hola, soy Syla Vablastky –respondió– Vengo por una entrevista de trabajo. Tengo una cita.
–Deme un momento, señorita Syla, señorita Syla… Tengo que buscar. Ha habido mucho movimiento en los últimos meses. Muchos graduados de Hogwarts. Imagino que es una.
–Así es, envié mi postulación hace unos días.
–Déjeme ver, ni la magia es tan rápida para ordenar estas aplicaciones.
Con un movimiento de su varita, una de las aplicaciones salió de uno de los archivadores. Esta voló hacia la secretaria y quedó frente a ella suspendida en el aire.
–¡Aquí está! ¡Señorita Syla Vablastky! –empezó a decir la secretaria acercándose a la hoja– ¡Graduada de Hogwarts, con honores! Hufflepuff, de las 5 primeras de su generación, y la única no Ravenclaw. ¡Que interesante! Con un Extraordinario en Defensas contra las Artes Oscuras en sus exámenes EXTASIS, sobresalientes en las otras áreas y solo un aceptable en Herbología, recomendaciones de profesores Dippet y Galatea Merrythought. ¡Que increíble curriculum!
–Gracias –asintió
–Si, que increíble… Vablastky… Disculpe la pregunta, usted será pariente de Casandra Vablastky.
–Si, es mi tía.
–¡Que increíble! Una de las videntes más grandes que hayan existido sin duda. Dicen que predijo la guerra y todo lo demás. Gracias a las visiones de su tía se salvaron muchas vidas.
–Es una gran persona.
–Así veo... y bueno, imagino que postulo a Accidentes Mágicos. ¿Quizás algo más recreativo como el Departamento de Juegos y Deportes Mágicos?
–Bueno en verdad, postulé al Departamento de Misterios.
–¿En serio? ¿Alguien como tú? Y con cual de todas las divisiones postulaste..." –miro a su carta de presentación. La maga quedó en silencio– Esto… debe ser un error.
–Si… es correcto. Tengo entrevista con Tom Riddle, para el cargo de Investigadora Mágica.
