Capítulo 13 La Lección más Importante (POV Syla)
El silencio reinaba en el departamento de misterios.
Eran casi las nueve de la mañana. Como todos los días laborales, el pasillo principal se mantenía en un silencio perpetuo. Los inefables del piso caminaban a sus destinos de manera sigilosa. Sus acciones se alineaban a este mutismo, casi de forma religiosa, siguiendo esta especie de superstición colectiva donde la ausencia de ruido mantenía protegido a los experimentos de este piso.
Esta oda al silencio se había adoctrinado hace un par de generaciones. Los magos inefables la habían incorporado para sí como una costumbre casi sagrada en el último tiempo.
Para bien o para mal, esa calma se había interrumpido para siempre el día que la joven de cabellos dorados llegó a las dependencias del ministerio de misterios.
Pasos fuertes resonaban por el pasillo. La presencia de la joven maga se hacía notar inmediatamente una vez que bajaba del ascensor. Su avance firme hacia las oficinas de al fondo sonaban como un estruendoso tumulto en contraste al silencio de sus pares.
Los inefables del piso la miraban con desdén, pero también con un dejo de curiosidad. Todos eran conscientes de las historias de Tom Riddle, de sus constantes ausencias y de su secretismo para trabajar. Nada nuevo en magos del departamento de misterios, pero con una distinción. Casi todos los subjefes del piso trabajaban en conjunto a otros colegas en sus proyectos
Tom Riddle no lo hacía con nadie.
El solo desarrollaba sus inventos en una modesta oficina al fondo del departamento. Poco y nada se sabía sobre él
O al menos había sido así.
Hace solo unos días, y después de medio año sin mayores noticias del joven subjefe, Tom Riddle había elegido a un mago para trabajar con él. No alguien de renombre, no un personaje misterioso, no alguien conocido por el mundo mágico, como todos pensaban que iba a ser, sino a una chica recién salida de Hogwarts.
"Bulliciosa"– concordaban la mayoría de los inefables.
Syla no tenía reparos en causar un estruendo cada vez que pasaba por el gran pasillo desafiando con descaro los canones establecidos por los magos del piso.
A los inefables no le agradaba para nada esa actitud.
A Vablastky no le importaba.
No por ser irrespetuosa, sino porque tenía otras preocupaciones en su cabeza.
Si bien Syla no era ajena de entablar lazos con sus pares y colegas, desde que llegó estaba absolutamente focalizada en su meta. Hoy en particular, estaba sumida en sus pensamientos para enfrentar su primera lección de duelos avanzado.
Las miradas inquisidoras de sus colegas por caminar rápido simplemente no llegaban a ella.
Hoy usaba blusa y pantalones bajo su túnica negra. Acompañaba su vestimenta con unas simples botas bajas de color café claro. Vestimenta simple y práctica, diametralmente distinta a su vestido de ayer. Para que decir que totalmente ajena a las sobrias vestimentas de sus colegas del subdepartamento de mentes.
No le importaba que opinara el resto de cómo se vestía. Si bien disfrutaba de un lindo traje, en este momento privilegiaba un atuendo que le diera mayor movilidad y soltura. Necesitaba poder esquivar magias como "Incendio", "Diffindo" o hechizos imperdonables si quería pasar el día.
"Definitivamente será más fácil sin tacos" – pensó.
Zaef Rowle, o como quisiera llamarse el espíritu del libro, se había ofrecido en mejorar sus habilidades de duelo. Ella había aceptado y venía preparada para ello.
"Es hora de aprender del diario de Tom"– pensó.
Su visión la había llevado por un camino interesante estos últimos días.
Impulsado por lo que había visto y profetizado, Syla había tomado la decisión de unirse al futuro mago oscuro. Sus objetivos eran claros: Infiltrarse en el círculo de Tom, acompañarlo en su ascenso a su versión tenebrosa, e ir recolectando los siete artículos de su visión para poder vencer eventualmente a la misma muerte.
Era un plan simple pero difícil de ejecutar.
No era ajena a la leyenda conocida en Hogwarts. Ingresar al círculo interno de Tom Riddle era muy difícil, casi imposible. Ya en Hogwarts existían muchas barreras que separaban a alumnos corrientes del estudiante estrella de Slytherin. Eso solo se había acentuado cuando dejó el colegio, o al menos, eso decía la gente. Acercarse a Tom hubiera estado fuera de su alcance de no ser por la publicación de un puesto de trabajo en el ministerio junto a él.
Impulsada por su resolución, ella no había dudo en postular aun cuando las chances de quedar eran muy bajas sin haber preparado ningún plan.
Su osadía había funcionado. Contra todo pronóstico y un poco de suerte (y probablemente lástima también), Tom la había aceptado (a medias) y hoy se encontraba en este departamento bajo su cargo.
Todo iba bastante bien (considerando el factor Riddle). La invitación al evento de los héroes de ayer había sido un voto de confianza (uno aceptable de su parte) y éste le había encargado su oficina en su ausencia (de manera forzada y claramente no teniendo otra alternativa).
Sumando y rectando, Syla veía que le había ido de maravilla.
Además, estaba el asunto del diario.
Tom se había ido a un viaje de manera abrupta, no sin antes encomendarle uno de los siete elementos de su visión que tanto añoraba. Ella se había acercado al primero de ellos más rápido de lo que hubiera imaginado. El diario, estaba en su poder…. o más bien, "acompañándola".
No era un simple objeto, sino un ser con vida propia. Artificial o, quizás producto de un alma verdadera, este se había manifestado como un mago. Totalmente funcional. Capaz de interactuar, discutir, bromear o hacer apuesta. El diario se había ofrecido incluso a enseñarles habilidades de duelo, una de las necesidades de Syla en el corto plazo.
"Conveniente, demasiado conveniente"–se dijo con un tono de duda.
Que el diario estuviera con ella había sido de alguna manera, fortuita.
Riddle había tomado esta decisión con apuro. No estaba en sus planes tener que salir de forma tan apresurada del ministerio. Alguien tan precavido como él, no hubiera dejado sus posesiones a una completa extraña. Menos encomendarle un artilugio mágico tan extraordinario como su propio diario.
Desconfiaba de que esta acción pudiera al azar del todo, pero quizás Syla estaba esta situación de forma equivocada.
Quizás simplemente Riddle lo veía de forma inversa.
No era "ella a cargo de cuidar el diario" sino "el diario a cargo de cuidarla a ella".
"Eso tiene más sentido"–concluyó de su nueva teoría.
Aún cuando ese fuera el caso, los acontecimientos estaban alineados con sus planes. Seguía dentro del círculo de confianza de Tom y estaba en una buena posición para ir descubriendo el resto.
Manteniendo este status quo, seguiría con lo que le había pedido Riddle: Tomar sus responsabilidades como subjefa del departamento de investigación avanzada y usar en el camino el diario encomendado.
Usaría este último para mejorar sus habilidades de duelo y poder enfrentar nuevamente a Tom al final del verano.
"Nunca había visto a alguien combatir como él en un duelo. El espíritu del diario es bueno de verdad… y agradable"–pensó para sí.
Syla nunca había perdido ante alguien sin varita. Los movimientos que había usado eran precisos y la forma de lidiar con cada ataque sublimes. Ninguno de todos los magos con los que había combatido con tanto visión y soltura. Ni siquiera Tom Riddle en la entrevista
Su "carta de presentación" la había dejado sin palabras y aceptado su oferta de entrenarla sin pensarlo demasiado.
Lo que había aprendido con Galatea durante dos años la había dejado entre los mejores de toda la escuela. Lo que podría aprender con el diario probablemente le permitiría lidiar con magos tan poderoso como el mismo Tom.
Syla no podía evitarlo. Le encantaban los desafíos más aún cuando implicaban desarrollar una nueva magia. Esta "forma" de enfrentar un duelo, era sin lugar a duda, una nueva magia.
Era curioso que su mismo diario quisiera ayudarla a vencer a su progenitor. También era extraño que Riddle hubiera escogido como avatar de su libro a un mago pelirrojo simpático. No iba de acuerdo a lo que había aprendido sobre él.
¿Tal vez lo había creado en semejanza a algún mago del pasado? ¿Sería parecido a un cuadro mágico, solamente que con más movilidad? Cabía la posibilidad de que simplemente hubiera moldeado esta personalidad para ser diametralmente opuesto. Era una acción acertada para evitar que los secretos de su diario fueran asociados con él.
Syla no tenía las respuestas a las nuevas preguntas que afloraban en su cabeza.
Sin embargo, estaba tranquila con ello. Sabía que estas respuestas vendrían con el tiempo. ¿Por ahora? Tenía que apurarse para acudir a su primera lección del duelo. La puerta de la oficina estaba ya al frente de ella y solo le quedaban un par de minutos para entrar.
Ella no estaba teniendo control sobre los extraños eventos que estaban ocurriendo en su alrededor, pero tomaría las oportunidades que aparecían frente a ella.
Tom le había mencionado (de forma muy críptica) que usara su diario y haría caso a la instrucción.
Confiaría en sus instintos, pero tendría cuidado.
Así como no podía confiar del todo en Tom Riddle, tampoco lo haría con su diario.
"Mantente alerta con los magos apuestos de ojos hermosos"– recito en su mente. No era una frase de su padre, pero le pareció apropiada para el momento.
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Syla atravesó la puerta de la oficina sintiendo por primera vez un cierto alivio. El mago más errático del departamento de misterios no estaba en su guarida.
De manera preventiva dio un vistazo rápido a la habitación para cerciorarse que todo estuviera en orden. Parecía ser así.
"Todos los elementos en sus lugares respectivos "–aseveró para sí.
Las velas mágicas sobre los candelabros brillaban con naturalidad, los estantes a los costados estaban ordenados de la misma manera y la larga alfombra roja del basilisco con detalles de oro y plata seguía radiante e imponente sobre el piso de madera. Esto último le dio un respiro de alivio. Esperaba que su pequeño "desliz" con los scones no hubiera dejado marcas permanentes de las que se tuviera que sentir avergonzada.
Los artefactos de la sala una vez más habían desaparecido, cambiado de lugar o desaparecido. Estos se reacomodaban cada vez que ella entraba a esta habitación. De seguro había un hechizo que protegía a estos artilugios de intrusos que quisieran ocuparlos. Ya sabía que algunos de estos eran trasladores a disposición de Riddle. Probablemente los demás tampoco serían objetos ordinarios.
Syla tenía unos deseos profundos de ir hacia los estantes y empezar a desentrañar la magia detrás del movimiento de los artilugios…. pero tenía que seguir con su misión. Sería un día largo entre las clases y su trabajo reemplazando a Tom.
Simplemente no podía.
"Un secreto a la vez. Será otro día" se consoló a sí misma.
Sin perder más tiempo, Syla atravesó la habitación y fue directamente hacia el escritorio frente al cajón donde yacía el diario de Tom Riddle.
Ella tomó su varita en su mano derecha con postura mixta defensiva y abrió la gaveta. Tomo el libro y lo abrió en el medio del mueble frente a ella. Acto seguido el hombre de cabellos de fuego apareció de pie frente a Syla, esta vez, con su varita en mano apuntándola.
–¡Bien Syla! Es exactamente lo que pedí. Postura mixta defensiva. –decía el Zaef Rowle con una sonrisa en su rostro. Ambos magos tenían sus varitas en alto y en guardia apuntado al otro– Vas aprendiendo
A diferencia del día de ayer, Syla lo veía con detenimiento. Se veía tal cual un mago de verdad. Vivo, y de carne y hueso. Se veía corpóreo y podía ver que respiraba. Sin embargo, sus pies se difuminaban levemente. Muy sutil, casi imperceptible, pero ahí estaba.
Zaef Rowle era una creación mágica.
–Hay muchos elementos que corregir para volverte una buena duelista. Lidiaremos con eso, durante las 8 semanas que tenemos juntos. Pero, primero, lo más importante, ¿cómo te fue investigando sobre mí? ¿Encontraste algo interesante?
Syla cambió su expresión a una de sorpresa. No esperaba esa pregunta
Tenía la misma sensación de miedo cuando era atrapada haciendo algo indebido.
-¿Cómo supis..-dijo Syla
–Es simple en verdad. No eres muy diferente a Tom en ese aspecto, o en verdad, a cualquier mago con esa cantidad de estudio. Siempre deseos de descubrir un secreto, ¿no es así?
El mago de los cabellos de fuego bajó su varita y comenzó a juguetear con ella. Syla no bajó la suya.
Abrumados por un suceso que no pueden comprender –continuó– Instintivamente se vuelcan a los libros a buscarle significado. Una sección de su cerebro inquieta que los impulsa a desvelarse buscando una respuesta. Así es Riddle, así eres tú. Dos personas inquietas con esa pequeña voz que nos deja descansar. Apostaría que te desvelaste investigando.
Ella no pudo evitar mostrar en su rostro una mueca diciendo "es cierto". El motor final de su interior era la curiosidad, y era difícil no seducirse por ella.
El mago se alejó de Syla y se sentó en la silla del escritorio. Puso ambos pies sobre ésta y estiro los brazos hacia atrás. Tomando cierta comodidad y cerrando los ojos, se dirigió a ella nuevamente.
–Vamos Syla, leí tu curriculum –prosiguió– No estoy recriminado tu naturaleza investigadora. Simplemente tengo curiosidad que obtuviste de mí.
Vablastky tomó unos segundos para meditar. No era la clase de encuentro que esperaba. Siendo el diario de Tom, pensaba que un ataque directo sin aviso era bastante plausible. Alzar su varita a la par con abrir el libro era parte de ello. ¿pero esto?
Pensaba que sus clases duelo serían mas directas, pero he aquí el diario, dispuesto a hablar. La cuestión ahora era confiar o no confiar.
¿Ser auténtica o tomar una máscara y una postura conservadora ante el objeto mágico..., no, ante Zaef Rowle?
Solo le quedaba seguir sus instintos una vez más.
"No soy Tom Riddle, no puedo mentir o ocultar mis intensiones a su nivel, así que con la verdad"
–No ha existido ningún Zaef Rowle en los últimos 200 años –afirmó Syla– No ha existido ningún duelista mejor que Elspeth, la tormenta roja, en medio siglo y eres de seguro una creación mágica a partir de un alma imbuida en el diario de Tom Riddle.
No apartó sus ojos de Rowle en todo momento. Si bien se trata de una manifestación mágica del libro, prácticamente era un ser de carne y hueso. Sus expresiones faciales eran idénticas a las de un mago vivo. No quería perder la oportunidad de leer sus movimientos mientras le decía las verdades que había capturado el día anterior en su investigación.
Casi no hubo permutación en su rostro, excepto ligeros cambios en sus cejas y labios mientras decía el nombre de Elspeth y Tom.
"¿Por qué esos nombres son importantes para él?"- dijo para sí.
Información casi ínfima, y, aun así, Syla pensó que había ganado algo. Rowle era consciente de la época actual si reconocía el nombre de Elspeth. No había estado desconectado del mundo en el último tiempo, al menos de la historia de Hogwarts.
El mago de cabellos de fuego abrió los ojos y miró hacia el cielo de la habitación.
–Cada frase que has dicho es correcta y errada a la vez –afirmó–Saber las implicancias de lo que acabo decir, queda a tu criterio.
Zaef Rowle posó sus ojos pardos sobre Syla. Ella no apartó el cruce de miradas. La mejor forma de entender a una persona era verla directamente a través de los ojos (aun cuando fueran estúpidamente apuestos y distractores).
–Syla, tú sabes que soy el guardián de este diario y también que estás a mi cargo ahora –dijo Rowle sin perder su serenidad– No puedo pedirte que confíes en mí. No puedo revelarte mi pasado ni mi origen. Hay un pacto que me prohíbe, pero si pudiera tampoco lo haría. Tanto por tu bien, y por del Tom hay ciertos tópicos que no puedo decirte.
Zaef Rowle, se levantó de su asiento para ponerse frente a Syla. Era alto, no tanto como Tom, pero si más fornido y de una espalda más ancha. Su presencia y su melena flamante emanaban un aura cálida pero imponente.
–No sé la verdadera razón por la que quieres estar con Riddle –afirmó– Desconozco tus motivos, pero sé muy bien que nadie toca su puerta sin querer nada a cambio. Te he observado estos días ¿Sabes? Tenía mis dudas sobre ti, pero veo que eres sincera con tus acciones… quizás demasiado sincera –dejó escapar un pequeño bufido– Has obedecido a Tom y no dudaste el protegerlo cuando te confronté ayer. Es todo lo que necesito para confiar en ti, por ahora.
Sentía su respiración. Aun cuando fuera una creación mágica, se sentía muy real. Demasiado real. No apartó la mirada tratando de mostrar en sus ojos la misma convicción que sentía en su interior.
–Nuestros objetivos son distintos, pero nuestros intereses están alineados. Tu necesitas estar cerca de Tom y yo necesito alguien cerca de él para cuidarlo. El tiempo se acaba y eres mi mejor apuesta Syla. Te lo dije ayer, y lo repito hoy. ¿Nuestro trato sigue en pie, no es así?
Rowle extendió su mano de manera similar a como lo había hecho ayer.
Ella estrechó su mano. No sabía si aceptar un trato del alma de un libro tendría implicancias similares a un juramento inquebrantable. De todas maneras, ya lo había prometido ayer.
–Hecho –afirmó Syla–
Ningún destello apareció. Ningún sello o símbolo rúnico se formó.
"Una simple promesa"- pensó Syla. Una promesa llana y simple entre ella y el libro de Tom Riddle.
–Bueno Syla, hora de empezar –dijo Zaef recuperando su mano y girando hacia el centro de la sala– Tenemos exactamente 2 hora y 45 minutos antes de tu reunión de jefatura. Debes cubrir la ausencia de Tom, hasta entonces entrenemos.
Syla lo siguió hacia el centro de la sala.
De todas las cosas que podía llegar a imaginarse… que el espíritu del diario de Tom fuera amistoso y honorable, no era uno de ellos.
No solo eso. Le llamaba la atención que fuera tan… "humano". Ahora mismo sentía que era ofensivo llamarlo simplemente "el espíritu del libro". Syla no podía distinguir entre él y un mago de verdad sin ver los cambios sutiles de sus pies.
"Demasiado misterio en Zaef Rowle"–pensó.
Aún tenía que investigar la verdadera naturaleza de Rowle. Ahora tenía más pistas sabiendo que conocía a la tormenta roja. No era demasiada información, pero era un comienzo. El diario conocía la historia de Hogwarts reciente.
Sobre su creación, era debatible. Claramente era parecido a un cuadro mágico, donde un encantamiento logra plasmar una impresión de una persona. Seguro, uno puede mejorar esa replica mágica al interactuar un tiempo la persona original con cuadro, pero la sensación de autenticidad y el rango para interactuar seguía siendo limitado.
Quizás podría ser más cercano a una….
—¿Vas a venir? —alzo la voz Zaef en el centro de la habitación—
"Rayos, otra vez" — pensó Syla para sí. No le molestaba perderse en sus pensamientos, pero sí que otros notaran cuando lo hacía– "Dejemos de lado las conjeturas y centrémonos en las lecciones ¡por favor!".
Syla apresuró el paso hasta la sección media sin descuidar la varita entre sus dedos. Tenía la mirada fija en Zaef que había cambiado su expresión jovial a una muy seria. Empezaría con las lecciones que había prometido, y al igual que Tom, probablemente tendría otra personalidad totalmente diferente en su interior.
Ella se paró a una distancia de cinco metros desde su posición, lo prudente para iniciar un duelo. Él tenía su varita en sus manos.
Zaef, sin apartar sus profundos ojos café de los símiles de Syla, comenzó a hablar.
—Solo tenemos ocho semanas —dijo con seriedad— No es ni cerca el tiempo para entrenarte como me gustaría Si tuviera un año, sería distinto, pero la realidad es que solo nos queda el resto de verano. Tendrá que ser suficiente.
Syla asintió.
Una amplia sonrisa se dibujaba en el rostro de Rowle otra vez. Dejó de lado su seriedad y miró a Syla esta vez con ojos serenos y calmados. Era un rostro que le causaba confianza a Syla, y el que prefería tener frente a ella.
—Solo podremos desarrollar tres o cuatro aspectos de los duelos que necesito que aprendas —continuó con energía— Hoy mejoraremos tu defensa y aprenderás el principio mas importante que te puedo enseñar Syla. En posición.
Rowle levantó su varita, tomo una postura ofensiva mixta y la levantó hacia ella. Syla tomo la postura defensiva mista al unísono.
"Aquí es donde la diversión comienza" —pensó Syla en su interior—
Rowle no hizo ningún movimiento. Solo alzo la voz.
—Syla, ¿Por qué perdiste tu duelo contra Tom Riddle"
"¿Qué?" —pensó Syla perdiendo un segundo su concentración—
Rowle la sorprendía con sus palabras. No esperaba una pregunta… menos esa en particular. Era aquella que había rondado su cabeza desde que estuvo llorando desdichada toda la tarde en ese callejón.
El día que perdió contra Tom. El día que recibió esa paliza.
Pena y rabia aún se le venía al recordar el suceso. Había tomado la determinación de seguir y enfrentarlo al final del verano para mantener su puesto, mas aún las secuelas de su último enfrentamiento le afectaban.
"Pero es algo que tengo que superar"- pensó- "Tengo que hacerlo para continuar con Tom. Por el objetivo, por mis padres".
Con decisión Syla alzó su voz. Dio la respuesta plausible de lo que ella entendía de porque había perdido.
—Para un mago es certero que pierda si es inferior en los tres pilares de los duelos —respondió con cierta rabia en su interior—
"Rabia porque es cierto"- pensó- "
Alzó uno de sus dedos de su mano libre sin varita.
—Primero, Riddle puede conjurar hechizos mucho más rápido que yo. No pude contra la velocidad de sus hechizos y me vi superado por ello. Sobre todo, el triple hechizo.
Alzó el siguiente dedo.
—Segundo, él tiene mucha más reserva mágica que yo. Mis reservas mágicas se agotaron en la mitad del combate, mientras el prosiguió con lanzarme hechizo tras hechizo.
Alzó un último dedo.
—Tercero, el talento mágico de Riddle es mucho mayor que el mío. Fue capaz de imbuir hechizos con una cantidad de magia que nunca había visto. El incendio que casteo o lanzar tres hechizos a la vez, no es normal. Por eso él…
Syla no terminó la frase. Se sentía impotente en solo recordar lo inferior que había sido en un arte que supuestamente era buena. No podía pensar más que…
—Está bien Syla —prosiguió Rowle de donde ella lo había dejado— No te sientas avergonzada por ser inferior a alguien en poder mágico. O en talento. O en la disciplina que sea. Todos somos peores o mejores que otros en esta vida. Es totalmente, normal y debemos convivir con ello. ¿Bueno?
El bajó por un momento su varita y con la mano libre sacó de su bolsillo un bonito pañuelo color crema. Se lo acercó a Syla quien no se había percatado que un par de lágrimas habían brotado de sus ojos.
"Inevitable, ¿No?"-Se dijo- "Mejor con el diario que con Tom supongo"
Syla se limpió el rostro, y guardó el pañuelo de Rowle en su túnica.
Rowle continuó.
—Tu respuesta es correcta y la vez incorrecta a la vez -dijo Rowle- Es verdad que Tom es mejor que tú en todo lo que mencionas. Las enseñanzas que aprendiste en el club de duelo no están erradas. Quien vence en un duelo, tiende a ser el que presenta más ventajas, pero no siempre. Si no, esto no pudo haber sucedido.
Rowle lanzó un objeto a Syla. Ella lo atrapó en el aire con su mano libre y lo inspeccionó. Era un bolígrafo muggle. Los conocía perfectamente porque era el objeto para escribir que usaba su tío cuando hacía sus "cálculos muggles" de cañerías. Era el objeto con el que Rowle había para su "Arresto Momento" de su duelo de ayer.
—Ayer te vencí en un duelo sin una varita —dijo con cierto orgullo— Si los duelos fueran por poder mágico, entonces no valdría la pena enfrentar a dos magos, porque siempre sabríamos el resultado. La realidad no es así. Pude ganar porque supe en que momento un objeto tan inofensivo como una pluma muggle, podría significar la diferencia entre vencer o perder.
Syla miraba fijamente al hombre que tenía adelante.
—Syla, ¿Qué necesita un mago para ganar? —
Ella medito un momento. Pensó en todo los duelos que había tenido, desde el primer entrenamiento que tuvo con Robbie hace 2 años atrás y su duelos con Rowle el día de ayer.
De pronto, la respuesta fue tan claro como los primeros rayos del día.
—Un mago debe ser capaz de imaginar un escenario donde pueda ganar—dijo Syla con resolución.
—La primera lección. La lección más importante. Bien hecho Syla—dijo Zaef en aprobación.
