Las tornas se invirtieron esta noche, día de San Valentín. Demencia había llegado, buscando precisamente al chico de bata blanca y bolsa en el rostro.

Ellos se miraron, en silencio. Flug no tardó mucho, golpeando su lado izquierdo para invitar a Demencia a que se sentara. Habían vuelto al tejado, donde nadie podía molestarlos y pensar en el trabajo.

– Bueno, ¿y cómo te fue? –. Él inició la conversación, observando como ella sacaba varias cosas que tenía encima.

– Aaahhhh...bueno...al menos no fuí rechazada después que me besaron –. Demencia no parecía mostrar alguna tristeza, ladeando la cabeza con una sonrisa cómica.

– Toma, este chocolate al menos no se quemó –. Inocentemente le obsequió una de las cajas que tenía para Black Hat, y sobrevivió después de que la sacara a patadas de la oficina.

– ¡Uy, chocolate!; gracias, Demencia –. El científico sonrió bastante adorable, ganándose una sonrisa satisfecha y detenida de su compañera.

– Si no fuera por 505, nadie me habría dado nada hoy...aunque también podría referirme a tí, jeje –.

Flug habló, riéndose de sus desgracias y solitarias vidas.

Pasó un minuto de silencio, Demencia compartió las sobras que no se destruyeron en el rechazo que le dió Black Hat, casi matándola.

Flug estaba atragantado con algo, sintiéndose mal por Demencia. Después de todo, ella llegó a pedirle ayuda con la esperanza de conseguir la aceptación de su amor al jefe.

– No sé si sea correcto de mi parte darte algo ahora, s-si estás pasando por otras emociones... –. Estaba algo incómodo de decirlo, pero no quería ocultarlo.

La chica giró la cabeza, gimiendo en shock por sus palabras.

– ¡¿Regalo?!, ¡dame, dame!; ¡¿quién te dijo que no quiero nada, bobo?! –.

Demencia volvía a brillar, teniendo algo en mente. Se le había montado encima a Flug, sacudiendo su bata con una sonrisa entre dientes para que le diera ese regalo.

Es San Valentín, pero ciertamente Demencia no rechaza cualquier obsequio sin importar el momento.

Flug metió una mano detrás de la espalda, sacando un peluche envuelto. Demencia lo abrió con sumo cuidado...lo mejor que podía, tenía unas expectativas altas y rezando que fuera lo que estaba pensando.

"¡Dime qué si, dime qué si, dime qué..."

Estuvo con la cara congelada, sintiéndose igual que un coleccionista de cartas de Puchamón cuando no sale la carta que buscaba, como un jugador del Fc cuando pensaba que saldría el jugador del fútbol en el pack con todo el dinero que gastó, o un jugador promedio de juegos gacha cuando pierde el pity.

– Oooohhhh...¡es otro muñeco de Blacky! –. Disimuló completamente una emoción de alegría, mientras por dentro gemía de desilusión porque no es el muñeco de quien realmente estaba esperando.

– Tiene modificaciones, ya que pensé en hacer un peluche...pero no sabía cómo saldría todo, y estaba ocupado con varios experimentos –. Flug rápidamente respondió, tratando de darle razones para estar feliz con el muñeco de Black Hat.

– Tiene un mecanismo de voz con cuerda –. Flug señaló por detrás de la espalda del muñeco.

– Viene integrado con un control por si quieres manejarlo –. Él le entregó un control pequeño con joysticks, cómodo y sin necesidad de baterías.

– Hasta tiene un modo de combate, por si quieres verlo pelear –. En el mismo control, estaba el botón de cambiar al modo normal y al de combate.

Demencia estaba callada, escuchando y prestando atención a todo el esfuerzo que puso en darle este regalo. Resultaba adorable, verlo haciendo estas cosas aún si después lo molesta mucho.

– Puede que no sea igual al verdadero Black Hat, pero fue la mejor forma que se me ocurrió de recrearlo para tí –.

Flug sonrió un poco nervioso, mientras Demencia estaba conmovida dentro de su corazón. No podía desechar o rechazar el regalo, aunque ya no sea de la persona que más le interesa ahora.

Solo con saber que lo hizo con sus propias manos, dedicando tiempo en esto, es suficiente para cuidarlo hasta el próximo año.

Sin más, ella estiró los brazos con la sorpresa de Flug ante el acercamiento.

Demencia lo abrazó, mostrando una sonrisa enorme que él no podía ver.

Estaba bastante feliz, no quería soltarlo.

– Ay...D-Demencia...¡me estás rompiendo los pulmones! –.

Luego de escuchar los quejidos, ella no pudo evitar reírse y bajar la fuerza en el abrazo.

– ¡Gracias, nerd idiota! –.

Flug escapó una pequeña risa, aún sintiendo el dolor de su espalda, pero descansando el rostro sobre la mejilla de Demencia.

Le hacía sentir bien que a pesar de todo, ella siga igual como siempre y no se vea detenida por el rechazo de Black Hat.

Lo más importante, entre ellos dos todo parecía seguir como siempre.

Pero Flug no estaba viendo las cosas desde varios ángulos.

Demencia todavía le costaba tener el muñeco de Black Hat, hecho por Flug.

Ahora mismo, hubiese preferido que él hiciera un muñeco de sí mismo y se lo regalara.

Solo de pensarlo, se imagina la cantidad de vergüenza y burlas que también podría hacerle solo con abrazar su muñeco delante de su cara.

"No puedo decirle directamente al nerd que me haga un muñeco de él mismo, no importa si es como regalo de cumpleaños o de navidad". Estaba pensando de qué forma podría conseguir un muñeco de Flug, porque un peluche sería más un sueño bastante lejano.

Mientras iba de camino a la cocina a abrir la nevera, se topó a 505 limpiando.

– ¡Baw! –.

Lo había ignorado hasta que este la saludó. Mientras Demencia tomaba el jugo que se encontró en la nevera. Una idea le hizo abrir los ojos sin dejar de mirar al oso.

– Hasta que por fin vas a ser de utilidad para algo, eh oso –. Ella se cruzó de brazos, respondiendo sonriente de forma inquietante.

– ¿Baw? –.

505 no sabía porque Demencia parecía estar a punto de proponerle algo, en donde no tenía opción más que aceptar por lo civil o lo criminal.

– Baw...baw –.

– ¿Eh?, ¿quieres que haga un muñeco y un peluche de mí, para que te hagan compañía al dormir? –.

– ¡Baw, baw! –. 505 asintió, mientras sudaba y sonreía muy tenso.

Flug, 505 y Demencia estaban tomando el desayuno en el comedor. El primero y el último respectivamente estaban tranquilos, comiendo sin sentir que sus vidas dependían de esta conversación.

Solo con sentir a Demencia mirándolo de reojo, a 505 casi se le va el color azul de la piel.

– ¡Baw, baw!...baw... –.

– Ok, haré varios por si las moscas. No tienes de qué preocuparte, pachoncito –. Flug le dió palmaditas en el brazo, con una carita feliz e inocente sin percatarse de lo que realmente ocurría a su lado.

"¡JEJEJE!, ¡POR FIN SERVISTE DE ALGO, 505!, ¡alégrate, parece que te vas a mear encima del miedo!; ¿has visto a la muerte a los ojos o qué?". Demencia le dió una sonrisa divertida, al haberlo sometido y conseguir su objetivo particular. Con mucha tranquilidad, acomodó los pies sobre la mesa mientras masticaba victoriosa.

"Bien, solo te falta entregarme lo que te pedí, cuando Flug tenga listos los primeros muñecos y peluches".

Ahora solo tocaba esperar, vigilar a 505 y poder

tener el mejor regalo que Flug podría darle.

Tal vez, sería el nuevo muñeco con quien practicaría los besos.