Capítulo 4: Fuego en la Oscuridad
Al día siguiente, Cloud despertó en su habitación, con una sensación de vacío en el estómago y un recuerdo confuso del día anterior. Los eventos con Sephiroth volvieron a su mente, y se estremeció al recordar la pasión descontrolada que habían compartido.
Después de asearse y vestirse, descendió al comedor, su mente distraída por las emociones turbulentas que sentía. En el comedor, encontró a Zack Fair sentado en una mesa, leyendo un informe de misiones. Cuando el joven rubio se acercó, su amigo lo saludó con una sonrisa.
— Buenos días, Cloud. ¿Qué tal la noche?
Cloud se sentó, evitando mirar directamente al pelinegro.
— Bien... Tenía que ir a hablar con Sephiroth sobre algo.
Zack arqueó una ceja, pero no presionó al otro SOLDADO, sabiendo que era evasivo sobre sus asuntos personales.
— Entiendo. De todas maneras, ten cuidado con Sephiroth. —advirtió Zack con calma—. No se deja manipular, y si tiene algo importante que decirte, asegúrate de tener respuestas preparadas.
Cloud asintió, su mente vagando de regreso a los sucesos con Sephiroth en la oficina. Aunque todavía sentía un flujo constante de excitación en su cuerpo, también estaba confundido sobre qué significaban realmente los sentimientos que el general había despertado en él. No había manera de entenderlo, siempre tan calmado y sereno, excepto cuando lo miraba a él con un brillo malicioso en los ojos.
— Debo irme.
Cloud se levantó de la mesa, sintiendo la mirada de Zack siguiéndolo. No había querido hablar de su encuentro con Sephiroth, pero tampoco podía evitar pensar en él constantemente. Cuando llegó a su habitación, se sentó en la cama, apoyando la cabeza en las manos. Su mente revivía el momento de aquel encuentro en la oficina SOLDADO con pasión desbordante. El joven rubio se estremeció, sintiendo un calor recorrer su cuerpo. ¿Qué era lo que sentía por el general? ¿Era solo atracción física, o había algo más profundo?
De repente, escuchó un ruido en la puerta. Se levantó cuando vio la puerta de su habitación abrirse silenciosamente. Se encontró cara a cara con Sephiroth, quién lo observaba con esos mismos ojos cian brillantes de la noche anterior.
— Cloud... —musitó Sephiroth, su voz grave y sensual—. ¿Puedo pasar?
El general entró sin esperar respuesta, cerrando la puerta detrás de sí. El joven SOLDADO notó cómo la habitación parecía ensombrecerse con la presencia de Sephiroth. Sintió un escalofrío recorrer su espalda cuando el general se acercó a él. El rubio se encontraba solo, sin Zack cerca para distraerlos, y no podía evitar sentir un sentido de anticipación y temor al mismo tiempo.
— Sephiroth, ¿qué deseas? —preguntó el joven SOLDADO, su voz firme pero temblando levemente—.
El general sonrió, sus labios curvándose en una expresión perversa.
— Solo quería ver cómo te sentías después de ayer, Cloud. —respondió Sephiroth, acercándose aún más a él—. Quiero saber si estás listo para seguir adelante con esto...
Se quitó el abrigo negro de su uniforme, revelando su torso desnudo y musculoso. Rodeó a Cloud entre sus brazos, su mirada fija en los ojos del otro hombre. Sin mediar palabra, comenzó a despojar al joven de su ropa.
Cloud apenas podía moverse, aturdido por la velocidad y decisión del general. Sus propias manos cayeron al lado, sin oponer resistencia alguna. No quería pelear, no ahora, no después de lo que habían compartido ayer. Una vez que el rubio estuvo desnudo, Sephiroth lo acercó a la pared, su cuerpo apretándose contra el de Cloud. Los labios del general buscaron los contrarios, besándolo con una pasión voraz que no permitía espacio para respirar.
El beso era una fusión de deseos, su lengua invadiendo la boca de Cloud con avidez. El joven SOLDADO respondió con igual intensidad, sus manos recorriendo el torso desnudo del general, sintiendo cada músculo bajo su tacto. Sephiroth levantó la cabeza, sus ojos cian brillando con deseo.
— Quiero más de ti, Cloud. —susurró, su aliento caliente en el oído del otro hombre—.
Con una sonrisa perversa, el general guio al joven hacia la cama, tirando de él hacia abajo. El rubio se sentó en el borde de la misma, mirando a Sephiroth con una mezcla de temor y deseo.
Sephiroth se acercó a Cloud, sus dedos rozando suavemente la piel del rubio. Sin darle tiempo a reaccionar, colocó un dedo en el orificio anal de Cloud, aplicando presión para forzar la entrada.
— Shhh, tranquilo. —susurró el general, su voz calmada pero cargada de deseo—. Estoy apenas empezando...
Sephiroth movió su dedo dentro y fuera del orificio, extendiendo y estirando la entrada. Cloud gemía suavemente, su cuerpo tenso y listo para reaccionar ante cualquier movimiento brusco. De repente, el general agregó un segundo dedo, separandolos y volviendo a meterlos dentro del joven. La penetración fue gradual, pero insistente, ajustando la velocidad a la respuesta de Cloud.
Los dedos de Sephiroth entraban y salían con creciente confianza, estirando cada vez más la entrada rosada hasta que la abertura comenzó a responder, su elasticidad permitiendo un mayor ingreso. El general retiró sus dedos y luego volvió a meterlos con más fuerza, la cavidad se estiró y se ajustó a la presión. Cloud gemía suavemente, su respiración agitada y sus piernas abiertas para dar más acceso al general.
— ¿Te gusta, Cloud? —preguntó Sephiroth con voz ronca, mirando a los ojos del joven—. Quiero saber cómo te sientes.
El rubio apenas pudo asentir con la cabeza, demasiado ocupado con los dolores y las sensaciones de incertidumbre en su cuerpo. Sephiroth sonrió con satisfacción al ver que Cloud estaba listo para más. El general quitó sus dedos y, sin perder tiempo, se quitó el resto de su ropa, revelando su miembro erecto. Sin darle tiempo a respirar, deslizó su virilidad en la abertura anal del joven SOLDADO. La penetración fue lenta y profunda, controlando cada centímetro que ingresaba en el cuerpo de Cloud.
— Sephiroth... —susurró el rubio, su voz ahogada por el dolor y el placer combinados—.
El general se detuvo, su cuerpo apoyado en las piernas del joven mientras su falo se quedaba parcialmente dentro de él. Miró a Cloud con ojos brillantes de deseo.
— ¿Listo para más, Cloud?
Cloud asintió, resignándose a lo que se avecinaba. Su cuerpo se estremeció ante la idea, pero su mente estaba ya consumida por el deseo del general. Sephiroth enterró su miembro dentro de Cloud, llenándolo por completo. El rubio se quejó al sentir cómo se estiraba su orificio, pero el dolor se combinó con una sensación de plenitud que lo llevó al límite.
— Ah... —gimió Cloud, su cabeza echada hacia atrás, la respiración superficial y ralentizada—.
El general se movió, empezando a empujar con un ritmo constante. Cada golpe dentro del cuerpo de Cloud era una repetición de placer y dolor, su miembro entrando y saliendo de la cavidad anal en una danza asesina de pasión y control. Cloud gimió con cada golpe, su cuerpo arqueándose y desplazándose sobre la cama en busca de alivio que no llegaba. Sus manos se agarraban a las sábanas, las uñas clavándose en la tela.
De repente, Sephiroth aumentó la intensidad, golpeando con fuerza dentro del joven. El rubio se quejó, sus gemidos elevándose mientras su cuerpo era golpeado y estirado hasta el límite. El general controlaba cada embestida, manipulando al cuerpo de Cloud como si fuera un juguete. Los ojos de Sephiroth brillaban con un deseo salvaje, su expresión fija en una mirada de concentración y lujuria. El rubio se estaba acercando al límite, su cuerpo tensándose alrededor del miembro ajeno, listo para llegar al clímax en cualquier momento.
Sephiroth lo sintió, sus embestidas volviéndose más brutales y veloces, queriendo llevar al joven SOLDADO al orgasmo antes de que él mismo lo hiciera.
— Ah... Sephiroth... ¡No puedo más! —gimió Cloud, su voz ronca y desgarradora. Su cuerpo temblando y tensándose, a punto de estallar en una explosión de placer—.
Cloud alcanzó el clímax, su cuerpo estallando en una oleada de placer que lo hizo gritar de éxtasis. Se convirtió en una masa de nervios y sensaciones, sus paredes internas apretando con fuerza el miembro de Sephiroth, succionándolo aún más adentro mientras eyaculaba en medio de ambos cuerpos.
El general se permitió perder el control, su cuerpo moviéndose con una fuerza salvaje y descontrolada. Con un jadeo de placer, eyaculó también, llenando el interior de Cloud con su esperma caliente y denso.
El cuerpo del joven SOLDADO temblaba, la piel cubierta de sudor y la mente en un torbellino de sensaciones. Sephiroth se retiró lentamente, su falo se deslizó de la cavidad anal del rubio con un sonido húmedo. Se sentó en la cama, acariciando suavemente el abdomen de Cloud con sus dedos.
— Eres perfecto, Cloud. —susurró Sephiroth, su voz ronca de satisfacción—. Nunca te he tenido así de debilitado antes.
Cloud jadeó débilmente, su cuerpo estirado y dolorido por la penetración anal.
Sephiroth se levantó de la cama, su cuerpo musculoso y desnudo, recogió su ropa, vestiéndose sin prisa ni apuro. El rubio se sentó, apoyando su espalda contra la cabecera de la cama, su respiración aún agitada.
— ¿Qué significa esto, Sephiroth? —preguntó Cloud, su voz débil pero cargada de emoción—.
El general se volvió, su mirada fija en Cloud con una expresión seria.
— Eres especial, Cloud. Y yo... necesito a alguien como tú.
El joven SOLDADO no sabía qué decir, su mente todavía procesando lo que acababa de pasar. La mirada de Sephiroth era seria, lo que hizo que se sintiera incómodo.
— No entiendo... —admitió, sus ojos mirando como el general se vestía—. ¿Por qué yo?
Sephiroth se acercó, sentándose al lado de Cloud en la cama. Puso una mano en el hombro del joven, su tacto cálido y seguro.
— Porque eres fuerte, Cloud. Luchas por lo que crees, incluso cuando te enfrentas a mí. Eso me atrae. —Su voz se volvió más suave—. Y creo que también sientes algo por mí, aunque no lo admitas.
Cloud asintió, su mente comenzando a funcionar con mayor claridad después del orgasmo y la conversación con Sephiroth. Se levantó de la cama, buscando su ropa.
— Debo ir a la sala de entrenamiento. Zack me está esperando. —dijo, poniéndose su uniforme y asegurándose de que estuviera bien ajustado—.
Sephiroth observó al rubio, su expresión enigmática.
— Adelante, Cloud. Pero no olvides que ahora sabemos la verdad.
Cloud se detuvo, mirando al general con curiosidad.
— ¿Qué verdad, Sephiroth?
El general se encogió de hombros, su sonrisa perversa regresando.
— La verdad sobre tus sentimientos por mí.
Cloud sintió un cosquilleo en su estómago, no sabiendo qué responder a la provocación de Sephiroth.
— Bueno, será mejor que me vaya. —dijo, finalmente, su voz un poco titubeante—. Zack y yo tenemos entrenamiento.
El rubio salió de la habitación, cerrando la puerta suavemente detrás de él. Sephiroth se quedó sentado en la cama, mirando la puerta cerrada con una expresión pensativa. Su pensamiento estaba lleno de estrategias y planes, sabiendo que su relación con Cloud era más profunda de lo que nunca había admitido antes.
Cloud Strife se reunió con Zack Fair en la sala de entrenamiento, sus ojos cansados pero su expresión feliz al ver a su amigo. Los dos SOLDADOs comenzaron su rutina diaria en una de las salas virtuales, saltando y golpeando con sus espadas a los objetivos, moviéndose en perfecta sincronía.
— ¿Cómo te sentiste con Sephiroth? —preguntó el pelinegro, notando la tensión en el cuerpo de Cloud—.
El rubio miró a su amigo, suspirando levemente.
— Fue... intenso. Pero también... diferente.
Zack entrecerró los ojos, su intuición lo llevó a sospechar que algo más había pasado entre Cloud y Sephiroth. Pero no dijo nada, no queriendo preocupar a su amigo innecesariamente.
Mientras ambos amigos entrenaban en la sala virtual, una figura se acercó, observando discretamente a los dos SOLDADOs. Era el profesor Hojo, el director del Departamento Científico de Shinra y padre de Sephiroth. Hojo era un hombre mayor con postura encorvada, cabello largo y negro atado en una cola y gafas redondas que le daban un aire de intelectualidad. Después de un momento, el profesor Hojo se aproximó a los jóvenes, su sonrisa enigmática brillando en su rostro.
— Ah, nuestros héroes SOLDADOs, ¿están listos para el próximo entrenamiento? —preguntó, su voz calmada pero cargada de una intensidad subyacente—.
Cloud y Zack se detuvieron en su entrenamiento virtual, mirando al profesor Hojo con curiosidad. El joven rubio tenía una expresión inquisitiva en sus ojos, mientras que Zack parecía más relajado.
— Profesor Hojo, ¿qué te trae aquí hoy? —preguntó Cloud, su tono neutral aunque su mente comenzaba a funcionar con todas las posibles razones detrás de la visita del director científico—. No estábamos programados para un entrenamiento adicional.
El profesor se rió con un tono condescendiente, su mirada se posó en Cloud y Zack con una mezcla de curiosidad y desdén.
— Ah, pero este no es un entrenamiento común, jóvenes. Esto es algo que exigirá todo lo mejor de ustedes. —Hojo sacó un dispositivo del bolsillo de su bata de laboratorio blanca y lo activó, proyectando una imagen en 3D en la sala de entrenamiento—. Este es el tema de mi última investigación: el potencial de los SOLDADOs para soportar el estrés máximo. Quiero ver qué límites pueden superar.
Con un gesto, Hojo activó el sistema de entrenamiento, creando un entorno virtual peligroso y desafiante.
Ambos SOLDADOs entraron en el entorno virtual, sus cuerpos materializándose dentro de la proyección holográfica. Inmediatamente, se dieron cuenta de la enormidad de la criatura que se encontraba ante ellos: una bestia gigantesca, cubierta de escamas oscurecidas y con alas de murciélago enormes. Emitía un gruñido bajo y peligroso, sus ojos brillantes de un verde pálido reluciendo con una inteligencia maligna.
— ¡Esta bestia debe tener al menos 30 metros de altura! —exclamó Cloud, su espada Fusión materializándose en su mano—. Es imposible que exista algo así en la naturaleza.
— Incluso como un proyecto genético, eso es excesivo. —asintió Zack, su espada Buster también presente en su mano—.
La bestia se movió, desplazándose con un movimiento torpe pero veloz hacia ambos SOLDADOs. Tenía un torso musculoso y robusto, con unas patas traseras similares a las de un perro gigante y unas garras largas y afiladas. Sus alas de murciélago se movían rítmicamente, generando un viento frío que hacía que el cabello de los dos amigos se moviera.
— No es un dragón, pero sí una criatura muy peligrosa. —dijo Cloud, ajustando su posición para enfrentar al ataque de la bestia—. Veamos qué habilidades tiene.
La bestia atacó, abriendo su boca ancha y mostrando unos colmillos largos y afilados. Los dos SOLDADOs se movieron juntos, sus espadas unidas en un flujo perfecto de defensa y contraataque. La criatura era rápida y potente, su ataque frontal golpeando con fuerza contra las defensas de Cloud y Zack. Cloud esquivó el golpe principal, su espada Fusión chocando contra la mandíbula superior de la bestia con un sonido metálico.
Al mismo tiempo, Zack saltó hacia atrás, aprovechando la distracción del ataque frontal para golpear con su espada Buster a la criatura en el costado. La bestia gruñó de dolor y furia, girando hacia el pelinegro con una velocidad sorprendente. Zack se desvió, esquivando el golpe de la garra larga que intentaba atraparlo. Aprovechó el momento para atacar con una serie de golpes rápidos y precisos con su espada Buster. La criatura se movió para evitarlos, pero Zack era rápido y agil, siempre manteniendo una distancia segura.
Mientras tanto, Cloud se preparaba para su próximo ataque. Con un salto poderoso, se elevó en el aire y lanzó su técnica Braver, golpeando a la bestia con un ataque devastador que resonó en todo el entorno virtual. La criatura se tambaleó, herida, pero no cayó. Su resistencia era sorprendente. El rubio se lanzó a un contraataque, golpeando con otro de sus ataques, Focused Thrust, penetrando varias veces en las escamas oscuras de la bestia.
La criatura se giró hacia Cloud, su expresión de dolor y furia cambiando a una de ira pura. Atacó con una garra larga, intentando atrapar al joven. Pero Cloud se movió con agilidad, esquivando el golpe y respondiendo con uno de sus ataques, Triple Slash, cortando a la bestia en rápida sucesión y causando un daño significativo con cada golpe. La bestia gruñó, su sangre manchando las escamas oscuras. Pero no se rindió. Con un rugido, se lanzó hacia Cloud con una velocidad sorprendente, golpeando con fuerza contra él. El joven rubio se preparó para el impacto, pero la fuerza de la criatura lo lanzó contra la pared del entorno virtual. Se puso de pie rápidamente, su respiración agitada pero sin tiempo para recuperarse. La bestia estaba sobre él, sus colmillos afilados cerca de su cuello. Pero Zack no se lo permitió.
El pelinegro saltó hacia delante, lanzando su ataque Costly Punch contra la criatura, usando parte de su propia salud para el golpe. La fuerza del puñetazo golpeó con fuerza, pero no lo suficiente para derrotar a la bestia. Sin perder tiempo, Zack se lanzó a una cadena de ataques rápidos con su espada Buster, golpeando a la criatura con otra de sus técnicas, Chain Slash y manteniendo una distancia segura. La bestia gruñó de dolor, pero se negó a retroceder.
Mientras tanto, Cloud aprovechó el momento para reagruparse.
— Esto no nos llevará a ninguna parte, Zack. —dijo Cloud, su respiración agitada y su expresión decidida—. Debemos acabar con esta bestia de una vez por todas.
— Totalmente de acuerdo. —asintió Zack, su mirada fija en la criatura—. Vamos a hacer un ataque conjunto.
Los dos SOLDADOs se unieron, su amistad y sincronización perfecta permitiendo un ataque conjunto devastador. El pelinegro saltó en el aire, blandiendo su espada Buster, enviando ráfagas explosivas con Meteor Shots que golpearon a la bestia con fuerza.
Al mismo tiempo, Cloud lanzó su técnica Blade Burst, desatando una ola de energía mako no elemental que se unió a las ráfagas de su amigo, golpeando a la criatura con un impacto devastador que la lanzó contra el suelo del entorno virtual.
La bestia yacía en el suelo, sus movimientos descoordinados y su energía disminuyendo. La criatura había sido derrotada, su resistencia agotada después del ataque conjunto de Cloud y Zack.
El profesor Hojo observó la escena con un interés morboso, su mirada analítica y calculadora analizando cada detalle del combate.
— Muy interesante. —murmuró para sí mismo, su voz cargada de satisfacción—. Eso demuestra que pueden superar límites extremos de resistencia y agilidad. Escribiré un informe detallado sobre este experimento.
Con un gesto, Hojo apagó la proyección holográfica, el entorno virtual desapareciendo abruptamente. Los dos SOLDADOs se encontraron de pie, recuperando el aliento y evaluando sus heridas menores.
El profesor Hojo se acercó a Cloud, su mirada recorriendo el cuerpo del rubio de arriba abajo con una expresión de apreciación.
— Excelente, joven. —dijo, su voz cargada de condescendencia—. Tu habilidad con la espada es impresionante. No es de extrañar que mi hijo Sephiroth se haya fijado en ti.
Hojo se detuvo, su voz cambiando a un tono más personal y emocional
— Y no solo por tus habilidades. Eres... hermoso. Tanto en cuerpo como en espíritu. Un verdadero artefacto de la naturaleza. —el científico se rió con un tono algo loco, su mirada brillando con un interés morboso—. Sí, mi hijo tiene buen gusto.
Cloud se sintió incómodo bajo la mirada del profesor Hojo, su cuerpo se puso tenso y su respiración se aceleró. El rubio intentó desviar la atención, mirando a Zack.
— Bueno, creo que eso es suficiente para hoy. —dijo, su voz un poco forzada—. Estoy cansado y quiero descansar un poco.
El pelinegro asintió, su expresión comprensiva.
— Totalmente de acuerdo, Cloud. Vamos a la sala de estar a relajarnos un rato.
— No tan rápido. —dijo de repente Hojo, deteniendo a los SOLDADOs en su paso hacia la salida—. Cloud Strife, tengo algo que mostrarte.
Cloud se detuvo, mirando al profesor con una mezcla de curiosidad y desconfianza. Zack también se acercó, su expresión preocupada.
— ¿Qué es, profesor Hojo? —preguntó el rubio, su voz firme pero curiosa—. ¿Qué necesitas que vea?
El científico sonrió, su mirada brillando con un entusiasmo morboso.
— Ven, te lo mostraré en mi laboratorio. —dijo, extendiendo una mano hacia el rubio con un gesto insistente—. Tu amigo puede esperar aquí.
Cloud miró a Zack, dudando por un momento. Pero finalmente asintió, su expresión decidida.
— Iré, pero solo porque quiero saber qué tienes que mostrarme, profesor Hojo. No por tu insistencia.
Hojo sonrió, satisfecho con la respuesta del rubio.
— Muy bien, muy bien. —dijo, caminando hacia el ascensor—. Me alegra que estés interesado, joven. Ven, te llevaré a mi laboratorio privado.
Dejando a Zack Fair atrás, los dos hombres entraron en el ascensor, que comenzó a subir con un sonido mecánico. Cloud se mantuvo a un lado, separado del profesor, su cuerpo tenso y alerta por la situación. No sabía qué esperar, pero tenía una sensación incómoda en el estómago.
El ascensor llegó a la planta 64, la Salas de Conferencias, y Hojo salió con paso rápido, Cloud lo siguió detrás. Se dirigió a un pasaje de escaleras de metal que estaba cerca, y el científico lo tomó, subiendo rápidamente. El rubio lo seguía, sus pies resonando en el metal frío.
El profesor condujo al joven SOLDADO a través del laboratorio, sus pasos resonando en el metal. El rubio miraba a su alrededor con creciente horror, su vista recorriendo las habitaciones sombrías y los tanques cilíndricos azules con especímenes dentro.
Finalmente, el científico se detuvo ante un tanque de mako. Cloud se acercó, temiendo lo que podría encontrar dentro. Su mirada se fijo en el contenido y su rostro se puso blanco, su cuerpo se estremeció. No podía creer lo que estaba viendo. La incredulidad se mezcló con el miedo y la ira en el corazón del joven rubio.
¿Qué diablos estaba pasando aquí? ¿Y por el profesor Hojo le estaba mostrando esto solo a él? Las preguntas inundaban su mente mientras su mirada se clavaba en el tanque de mako, fija en el cuerpo que yacía dentro.
