N/A: No pude evitar NO subir este fic que hoy se me vino a la mente! Espero que les guste y que me sigan y le den reviews!
Mención al Chavo del 8.
Ooc.
Naruto Shippuden no me pertenece.
CSI: Akatsuki.
Misión I: El gato.
A esa hora de la mañana, en una pequeña sucursal que hace poco se había abierto, entraba un hombre de apariencia escalofriante, con pelo naranja y ojos grises.
La sucursal era una oficina de policías privados, según los rumores se contaba que eran los ''despedidos'' de la famosa serie, Naruto Shippuden.
Cuando las puertas automáticas se abrieron, todos los trabajadores se dieron media vuelta con la esperanza de que fuera un cliente, pués desde que habían inaugurado la sucursal no habían recibido emergencias.
- Ah, solo es Pain, hum. - dijo Deidara, desilusionado.
- ¿Qué quieres decir con eso? - espetó el líder, fulminando con la mirada.
Deidara miró hacía sus uñas color verde, mientras tanto Konan se acerca a Pain a ofrecerle un vaso de agua.
Cada uno de los Akatsukis cumplía un rol, por ejemplo:
El de Deidara era atender las llamadas. Kisame mantenía el orden. Konan atendía a los clientes, ofreciendo aperitivos. Kakuzu se encargaba del presupuesto. Itachi, Sasori y Orochimaru estaban en una cabina, para las demandas.
Zetsu y Hidan se encargaban de la guardia, y Pain... bueno, el solo era el líder.
Y no hace falta comentar que todos, absolutamente todos tenía un uniforme de playera negra con una nube de Akatsuki y unos pantalones negros. La única excepción era Konan, pués ella usaba falda.
- ¿Cómo ah ido el negocio hoy día? - preguntó Pain, dirigiéndose a Kakuzu.
- Pésimo, como de costumbre... No hemos recibido ni siquiera llamadas para bromas.
- Eso es verdad, hum. Por lo menos antes yo me entretenía insultando a los pendejos que llamaban, hum. - comentó Deidara, el encargado de las llamadas.
- Además. - apuntó Kakuzu. - Este negocio más gasta que sobra, el presupuesto está colapsado.
- Yo opinó que deberíamos reducir personal. - dijo Hidan, saliendo del baño con solamente el pantalón.
- Tú serás el reducido si no te pones algo. - espetó Pain, fulminando con la mirada.
- Pero..
- Ahora.
Hidan coge la playera que estaba en la mesa de centro y se la coloca, de mala gana.
- No te pongas Masashi Kishimoto. - espetó Sasori, con odio en sus palabras. - Nos mató y pum, nos echa... que se cree... Gracias a nosotros la serie alcanzó éxito... Éramos los villanos más geniales del mundo, ósea... Akatsuki. - dijo el pelirojo, agrandando sus brazos.
- Es verdad. - dijo Kisame, haciendo que se secaba unas lágrimas falsas. - Eso aun corrompe mi corazón.
- ¡Y yo tengo mucha rabia contra Tobi! -exclamó Zetsu, dominado por su parte oscura. -¡Aún está en la maldita serie! ¡Con puros rellenos!
- Eso lo dices tú porque no te han dedicado ningún relleno, jé. - dijo Hidan.
- No hablemos de eso, ya nos vengaremos. - espetó Pain.
- ¿No será porque no llamamos mucho la atención? - dijo Konan. - ¿Será que la oficina es muy pequeña?
La oficina en sí era pequeña, pero no demasiado. En una esquina había una televisión casi de la prehistoria, había sillones negros pegados a la pared, y está era de un color gris. Las cabinas de Itachi, Orochimaru y Sasori no eran pequeñas, tenía un teléfono y un computador para casos más excepcionales. Había un baño y una pequeña cocina, que el Uchiha la utilizaba de vez en cuando para hacer aperitivos.
- No creo que se trate de eso. - puntualizó Itachi. - Solamente falta que ganemos confianza con la gente, a la más mínima petición. Hay que tener paciencia.
- ¡Así se habla, Itachi-kun! - exclamó Orochimaru, con corazones en los ojos.
- Uy si pues, Itachi, el pensador. - se burló Kakuzu.
De repente todos se quedaron en silencio, viendo como el teléfono de Deidara sonaba. El rubio era el más sorprendido, y a los cinco segundos Zetsu, le grito:
- ¡Contesta el maldito teléfono!
Y así lo hizo.
- ¿Moshi-moshi? hum. - dijo Deidara, con la voz demasiado nerviosa.
- ¡Ay Dios mío de la santa guardia de Nazaret, ampáranos y dejanos hacer nuestra primera misión! - exclamó Kisame, con un rosario.
Hidan, algo molesto le quita el rosario y se lo tira al suelo.
- ¡Resale a Jashin-sama, pescado tonto!
- ¡SHHHHHH! - exclamaron todos.
- Ah... si, hum... nosotros somos la nueva policía privada... hum... ¿En que calle?
- Uy si, a Jashin-sama... - se burló Kakuzu, en silencio. - Ahora cortate el brazo para darle un sacrificio.
- ¡¿Qué?! ¡Maldito viejo con hemorroides! - respondió Hidan, quien había escuchado todo.
- Si, hum... entiendo... no se preocupe, necesitamos más datos. - decía Deidara, mientras le daba una mirada de reojo a los dos que estaban peleando con sus más crueles defectos.
- ¿Perdón? - dijo la señorita quién había escuchado esos gritos.- ¿De quién son esos gritos?
- No, no, no... de nadie, son unos presos que tenemos capturados. - mintió.
- ¿Seguro?
- PAPANATAS, QUÍTATE LA MALDITA VERRUGA QUE TIENES EN EL CULO. - exclamó Hidan, con los ojos blancos.
- ¡Y tu sacate ese peinado de chicle mojado que tienes! - respondió Kakuzu.
En ese instante, el aura de Konan se oscureció y los dos que estaban peleando se quedaron en silencio para mirarlo desde abajo.
- MALDITOS %&%&%& CALLENSE DE UNA VEZ.
Pasaron cinco segundos y la expresión de Deidara se desfiguro, a una de horror, desesperación y todo mezclado.
- HUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUM.
- ¡¿Qué pasó?! - exclamó Pain, quien de tanto que estaba preocupado, ni si quiera se dió el tiempo para sermonear a los chicos.
- ¡Me dijo ''Son unos groseros, que policía tan mala'' y colgó! ¡Huuuum! - respondió, tirando el teléfono al suelo.
- ¡Oh, no! - exclamó Kisame, abrazándose a una silla. - ¡Que mala noticia! ¡Siento que moriré!
- Kisame, te oyes ridículo. - dijo Itachi, sin aparentes sentimientos.
- ¡No es para menos! ¡Hemos perdido la oportunidad de nuestras vidas!
Pain, estaba con los ojos completamente rojos y un aura que podía revivir muertos. Se dió media vuelta, mientras Hidan y Kakuzu estaban abrazados, completamente asustados.
- Malditos... ¡POR SU CULPA NOS QUEDAMOS SIN MISIOOOOOOÓN!
- ¡Perdón! - exclamaron los dos al mismo tiempo.
- ¡NO ME INTERESAN LAS DISCULPAS, ENGENDROS DEL MAL! ¡SI DE ACÁ A EL ANOCHECER NO TENEMOS UNA MISIÓN O SIQUIERA UNA LLAMADA DE BROMA, LOS ENCERRARÉ DE POR VIDA EN LA SALA DE CASTIGOS!
- ¡¿Y cuál es la sala de castigos?!
- El baño.
Todos se cayeron de espalda, al tipo anime.
- Aún así. - retomo Pain. - Les daré el peor castigo que hasta un masoquista como tú. - dijo dirigiéndose a Hidan. - no le gustará.
Y sus ojos brillaron a su máximo esplendor.
Una hora después todos estaban en sumo silencio, mirando la televisión, sentados en el sillón que se suponía, era del cliente. Estaban dando el Chavo del 8.
En una escena, sale Don Ramon pateando su sombrero en el suelo, con rabietas.
- ¿Kakuzu? ¿Eras actor? - preguntó Hidan, con intenciones de molestarlo.
El tesorero se tardó en entender la pregunta, pero cuando lo hizo pegó una exclamación.
- ¡Deja de molestarme! ¡Yo no eh dicho que te pareces a Kiko!
- ¡¿Qué diant-
Fue en ese mismo instante, que un niño entró a la sucursal y todos se quedaron en silencio, viendo con extrañeza.
O se había perdido, o era una broma.
Y pasaron un minuto en que todos se miraron, sin saber que decir, hasta que Zetsu gritó.
- ¡A sus puestos!
Itachi, Sasori y Orochimaru se fueron a las cabinas e hicieron como si estaban tecleando arduamente. Deidara fue hacía su cabina individual y se pusó el teléfono a la oreja, teniendo una conversación de mentira con un cliente.
Hidan y Zetsu se pararon a cada lado de la puerta automática, poniéndose en el camino unos lentes negros y unos woki tokis en las correas, para hacer de guardia.
Konan rápidamente le ofreció al niño unas galletas con chispas de chocolate.
Kakuzu y Kisame se refugiaron en el baño y Pain se fue a su oficina.
- Buenos días. - dijo Konan, con una risa más falsa que el pelo de Orochimaru.
- Hola, soy Konohamaru. - dijo el niño.
- Puede pasar hacía algunas de las cabinas, si eso quiere.
El niño algo extrañado (porque sabía que en algún lugar había visto a estos personajes) se dirigió a la cabina de Itachi.
El azabache se sorprendió.
- Vaya, eres tú. - dijo Itachi. - ¿Qué haces por acá?
- ¡No me digan que son Akatsukis, jajaja! ¡Pensé que habían muerto!
- No confundas la realidad con los animes, niño. - espetó el Uchiha.
- ¿Y como le ah ido en su negocio? Después de ser los villanos mas fuertes, creo que la gente no confiará en ustedes fácilmente...
- Como dije, solo eramos actores.
Casi la mayoría estaba perdiendo la paciencia.
- Bueno, no me interesa tampoco... - dijo el niño, cambiando su rostro a uno penoso.
- ¿Cuál es tu petición o denuncia? - preguntó profesionalmente Itachi.
Todos pegaron oreja a la conversación.
- ¡Eh buscado por toda la ciudad a alguien que me ayude! ¡Pero nadie me quiere ayudar y no se porque! - sollozó el niño.
Rápidamente Konan le ofreció pañuelos.
- ¡Mi gato hace más de una semana esta en un árbol y no ah podido bajar! - dijo, sacándose los mocos. - ¡Necesito que me ayuden, porfavor!
- ¡¿QUÉ?! - exclamaron todos, estupefactos.
- ¡No hay manera que te ayudemos a sacar a un tonto gato, hum! ¡Somos policías! ¡¿Cuanto nos vas a pagar, 5 centavos?! - gritó Deidara.
- ¡Eso mismo pienso! - apuntó Kakuzu, saliendo del baño. - ¡Nosotros cobramos arriba de diez mil dólares!
- ¡Ay, no sean tan malos! - gritó Kisame. - Solo es un niño que quiere demasiado a su gato.
- ¡Hay que saber separar las cosas, Kisame, hum! - gritó Deidara.
- ¡CÁLLENSE TODOS!
Y todos se callaron.
Pain había salido de su oficina, estaba más serio de lo común, algo que alerto a todos. Se dirigió a Konohamaru, tocando su hombro.
- No te preocupes, mocoso. - dijo, en tono fraternal, haciendo que a todos se le cayera la mandíbula literalmente. - Yo ayudaré a esta buena causa, porque soy policía.
- ¡¿Pain?! - exclamaron todos.
- ¿Estás segurito Pain? Solo es rescatar a un gatito que está en un arbólito. No es nada tan importante. - dijo Konan.
- Itachi lo acaba de mencionar... Hay que responder bien a este tipo de causas, no podemos darle la espalda a casos como este.
Kisame se pone a llorar de la alegría.
- Los que me acompañarán serán Kisame y Deidara.
- ¿¡Por qué yo, hum?! - gritó el rubio.
- Porque fuiste el primero en reclamar, ¿algún problema? - dijo Pain, con su típico tono cortante.
- ¡Wi! - exclamó Kisame, abrazando por los hombros a Deidara. - Deidara-san, no te lo tomes a mal... Puede ser un oportunidad para liberar el estrés que sientes.
- No se como le puede ver lo bueno a esto, hum.
- ¡Es que yo amo a los animales!
- Con razón tienes cara de uno. - comentó Hidan.
- ¡Cállate! - grito Kisame, ofendido.
- ¡Son los mejores! - gritó Konohamaru, llorando de la alegría.
- ¡Mequetrefes, vamos a equiparnos! - gritó Pain, con puño al cielo.
Diez minutos después, Konohamaru, Pain, Deidara y Kisame salían de la sucursal con la cabeza en alto, siendo observados por los demás Akatsukis, con todas la esperanza puestas en esos tres.
Los tres policías, vestían de un traje azul marino completo, los tres con lentes también. Tenían algunas pistolas a los lados.
- ¿Donde queda el lugar del crimen? - preguntó Pain, serio.
- ¿Qué crimen, hum? Solo es un gato en árbol.
- Cállate Deidara y tómate esto seriamente. - corrigió Kisame, dramatizando como siempre.
- Es a la vuelta de la esquina. - respondió serio Konohamaru. - No necesitamos transporte.
Todos menos Deidara caminaron a gachas, mirando de acá para allá, con la pistola en mano. Varía gente se dio media vuelta a mirarlos, y el rubio sintió demasiado vergüenza.
- ¡Es en ese árbol! - gritó Konohamaru, apuntando a un gran árbol y un pequeño gato negro de ojos bicolores. - ¡Mumusi, ya te salvaremos! ¡Papi vino a por tí!
- Qué estupidez, hum. - se dijo Deidara, golpeándose la frente.
- ¡Rodeen el árbol! - gritó Pain, poniéndose a un costado del árbol. Kisame así lo hizo con mucho gusto y Deidara por obligación.
Los tres cogieron un Woki Toki para comunicarse.
- Acá, yo. - dijo Kisame. - Ehm... - hubo un silencio. - Oye Pain.
- ¿Qué? - preguntó a través del aparato.
- No hemos elegido nuestros nombres de usuario. - comentó Kisame.
- ¡Como si fuera un juego, hum! - gritó Deidara, haciendo que el aparato soltará un pito molesto.
- ¡Cállate Deidara! - espetó Pain. - Además, claro que tenemos que tener un nombre de usuario... por ahora, yo me llamaré LíderMortal360.
- Pués, yo... Sirenitox30. - dijo Kisame, con tanta seriedad que Deidara no se había imaginado que en verdad era enserio.
- ¿Y tú, Deidara? - preguntó Pain.
- ¡No lo sé, hum!
- ¡Sólo elije el nombre, carajo!
- ¡Okay! ¡Me llamaré...! hum... DevilExplotion, hum.
- ¿DevilExplotionhum? - preguntó Kisame.
- ¡No! ¡Solo DevilExplotion, hum!
- ¿No va con el hum? - cuestionó Pain.
- ¡Claro que no, hum!
- Yo creo que le daría un toque especial, ósea... Todos sabemos que Deidara es igual a ''hum'' . - opinó Kisame.
- ¡Okay me llamaré DevilExplotionhum, hum!
- ¿¡Van a empezar con la misión o qué?! - exclamó Konohamaru, viendo todo el show.
- ¡Si, perdón! - exclamó Kisame. - Aca, Sirenitox30, me encuentro a 10 metros aproximadamente del gato... elías, Mumusi. Cambio y fuera.
- Recibido por LíderMortal360... Yo estoy en un ángulo 40, desde acá es fácil atraparlo, cambio y fuera. Necesito información sobre la ubicación de DevilExplotionhum.
- Acá, Devilexplotionhum, hum... Estoy bien. - respondió Deidara, queriendo terminar con el tema lo antes posible.
- Escalaré por el árbol, Devilexplotionhum, necesito con tu ayuda para sostenerlo en el aire. Cambio y fuera.
Pain, o más bien LíderMortal360, escaló el árbol con agilidad pescando al gato rápidamente quien no paraba de maullar.
- ¡Oh, con cuidado! ¡No se vaya a caer Mumusi! - exclamó Konohamaru.
El líder, agarró con fuerza al gato y al instante lo dejo caer. En ese momento efímero, Deidara lo alcanza en el aire, cayendo al suelo.
- ¡Acá, DevilExplotionhum, hum! ¡La situación del gato es positiva, no recibió ningún rasguño! Cambio y fuera.
Pain salto desde lo alto y le dió una palmada a Kisame, llenos de alegría. Konohamaru corrió a buscar a su gato, pero al ver que el su mascota estaba tan entretenida rasguñando la cara de Deidara, se rió.
- ¡Quítenmelo de encima, hum! ¡Terminaré todo magullado!
Después de aquella misión, en la cual el rubio terminó más perjudicado que todos, Konohamaru fue hacía la sucursal de la policía privada, Akatsuki.
- Muchas gracias por todo. No hubiera sabido que hacer si ustedes no estuvieran conmigo, Mumusí es alguien muy importante para mi. - dijo, abrazando al gato.
Kisame se secaba las lágrimas por la emoción.
- No te preocupes, fue un placer trabajar para ti.
Konohamaru se dirigió a Deidara, quien estaba con varios moretones, chichones y rasguños en su cara, parecía moribundo, con una bolsa de hielo en su cabeza.
- Especialmente muchas gracias a ti, Deidara-niichan... - e hizo una reverencia.
- Si, no fue nada, hum.
Luego se fue a pagar los 15 dólares a Kakuzu.
- Bueno, no está mal por esta misión. - dijo Kakuzu, recibiendo con desdén el dinero.
- Les aseguró que para mañana tendrán más clientes. ¡Adiós!
- ¡Adiós! - dijeron todos, al mismo tiempo.
Y ese día todos se fueron muy felices, especialmente Hidan y Kakuzu, quién no iban a recibir el castigo por arruinar una de las misiones.
Estaba muy inspirada escribiendo este fic, me tiene obsesionada!
Como es una parodia todo se basa en el humor, claro esta. Y bueno, quería que fuese más ''especial'' Así que, como los Akatsukis reciben llamadas, o correos o lo que sea, ustedes también podrían mandar sus casos por reviews! Yo les prometo que atenderé uno por uno, para que la cosa sea bien participativa, obvio que tienen que mandar OC :)
No se alarmen si no está Tobi, calmación! Ya vendrá!
Muchas gracias!
