Notas:

Hola a todos, aquí Vera trayendo un capítulo más de esta historia. Que, aunque será corto, prometo que será conmovedor y más que tendremos un momento especial entre padre e hijo que es necesario para esta historia.

Debo confesar que llore al estar escribiendo este capítulo y más que aquí conoceremos un poco más a Yuudai ❤ nuestro pequeño astronauta 👨 🚀 asi que espero les guste.

Preparen pañuelos, que esta nave espacial esta a punto de despegar hacia una galaxia que los conmoverá.


Capítulo 28. Yuudai, El Pequeño Astronauta

[Y yo solo quiero ser real
Y sentir el mundo igual
Que nosotros, por ellos, por mí
¿Por qué yo tendría que cambiar?
Nadie más lo va a intentar
Estoy solo y sigo aquí

Solo yo estoy aquí
Sigo aquí
Sigo aquí]

Continuación.

11:00 p.m.

Una vez Yuta salió de esa habitación, se dirigió a la sala, se dejó caer en uno de los sillones, recargando totalmente la espalda, sus brazos también fueron sobre el respaldo, elevando los a la altura de sus hombros e hizo su cabeza hacia atrás.

—Qué día...— se dijo para sí mismo.

Y sí que había sido un día muy movido para él. Primero el viajar de Tokio a Kioto, no fue tarea fácil, ya que ni Satoru ni Takeru lo querían dejar regresar, pero por suerte, Shoko intervino para que lo dejaran salir de la residencia del clan Gojo.

Y una vez llegó a Kioto sucedió aquel encuentro sexual entre él y Maki, donde por fin, después de siete años de estar lejos, pudo hacerle el amor.

Pero después de esa "reconciliación" este hechicero de grado especial no había podido tomar un respiro ya que sus hijos habían regresado de sorpresa a la casa y de ahí, tuvieron los tres que ir hacer las compras.

También tuvo que preparar la comida, bañar a los niños y mandarlos a dormir, descubriendo así que ser padre no era tarea fácil para él sólo.

Un rayo iluminó la sala. La lluvia no dejaba de caer y eso empezó a preocupar a Yuta, ya que en aquel hogar, faltaba una persona más.

—Maki— susurro ese nombre con nostalgia —¿Dónde estarás?— se dijo a sí mismo, preocupado por la madre de sus hijos.

Yuta tomó su celular y miró el chat de Maki. Decía que su última conexión había sido hace una hora atrás, cuando hizo aquella llamada.

—Quizás ya viene en camino, pero de seguro la lluvia la detuvo— pensó al ver como la lluvia se deslizaba por aquellos cristales. Realmente era una tormenta fuerte.

Así como de fuerte era su amor por ella.

Un recuerdo pasajero de lo que había hecho esa tarde invadió la mente de Yuta. Realmente todo eso había sido un gran avance en la relación de esos dos para recuperar los años perdidos, pero había otra relación a la cual, sentía que no estaba encajando. Donde incluso el kintsugi no podría ni ayudar, y esa era con sus hijos. En especial con Yuudai.

Yuta de nuevo miro al techo, estaba realmente cansado ya que toda la tarde fue un sube y baja con sus hijos, donde literalmente aprendió que no sabía nada de ellos.

Y eso lo hacía sentir bastante culpable.

—¿Cómo voy a poder decirles que soy su padre cuando claramente yo soy el problema por el que esos dos discuten?— se dijo en voz baja, llevando sus manos a su rostro.

La discusión que sus hijos habían tenido hacía un momento atrás, simplemente dejó en evidencia que ellos tenían una imagen nada favorable de él. Y más cuando ellos creían que su padre biológico los había abandonado cobardemente antes de nacer y el descubrir que el hombre a quien habían llamado "padre" durante tantos años no era realmente su progenitor, sino su padre adoptivo quien sólo les dio su apellido para protegerlos, había sido un golpe duro para ambos.

Yuta suspiro —Me preguntó cómo le hizo Megumi con este puesto que me correspondía a mi...— volvió a suspirar —Parece que es más fácil ser hechicero que padre... ¿Acaso haré un buen trabajo como padre de Yurika y Yuudai?— se cuestionó con demasiada tristeza.

Otro trueno rompió el cielo nocturno. Realmente la lluvia estaba cayendo con intensidad. Al igual que sus emociones las cuales se desbordaron y convirtieron en algunas lágrimas que empezaron a bajar por sus mejillas.

—¿No habré sido demasiado duro en castigarles con irse a dormir temprano?— se preguntó desanimado y cerrando por un momento los ojos.

Era la primera vez que los regañaba, pero debía poner orden. ¿Eso es lo que hace un padre, no es así?

El hechicero estaba perdido en sus pensamientos, con los ojos cerrados por el cansancio que fue una vocecita la que le llamó la atención.

—Yuta kun...

El hechicero abrió los ojos de golpe y rápidamente se acostumbró a la tenue luz que iluminaba la sala, ya que la única luz que estaba iluminando en ese instante, eran las de las lámparas de noche que había a los lados del sillón.

En ese instante, notó que Yuudai estaba ahí parado a un lado de él.

—¿Yuudai? ¿Qué sucede? ¿Te sientes mal?— pregunto Yuta con preocupación al ver a su hijo con sus bracitos cruzados sobre su pecho.

Este negó con la cabeza—Es que no puedo dormir...— dijo el niño con voz desanimada.—Extraño a mi mamá... y esta lluvia me asusta...

Yuta bajo un poco los hombros, ya que empatizaba con lo que sentía su hijo.
—Lo sé... Dormir lejos de tu hogar la primera noche es difícil... — lo decía por experiencia propia— No te preocupes, quizás Maki san no tarde en llegar, ella dijo que ya venía para acá y tal vez solo la lluvia la retraso un poco.

—Espero no tarde... porque de verdad la extraño...— susurro el pequeño, aguantándose las ganas de llorar.

En ese instante Yuta notó que su hijo traía algo entre sus manos ya que sujetaba algo contra su pecho.
—¿Qué traes ahí? — Pregunto con amabilidad. Quería empezar a ser más cercano con su hijo y más después de que este mostrará cierto rechazo hacia él aquella tarde.

Yuudai mostró aquel pequeño libro que traía entre sus manos.
—Es mi cuento favorito … es que cuando no puedo dormir, me gusta leerlo... en especial cuando llueve... la lluvia siempre me da miedo— contestó algo avergonzado, con la mirada baja y haciendo un leve puchero.

—¿Crees que podría darle una ojeada?— preguntó Yuta con amabilidad.

Yuudai dudó un poco. Aun así podía notar que aquel hombre quería ganarse su confianza. Sentía que quizás él también debía darle una oportunidad a Yuta como su hermana le había dado a entender.

—Está bien pero no te burles— entregó aquel libro mientras se sentaba a un lado de Yuta en aquel sillón, donde la lámpara les iluminaba cálidamente.

—¿Por qué me burlaría de algo que te gusta?— Preguntó Yuta confundido y alzando una ceja.

—Es que Yurika dice que este es un libro para bebés…— respondió Yuudai con la cara larga por las burlas de su melliza.

Yuta le acaricio el cabello.
—Nunca me burlaría de tu libro favorito— sonrió—¿Me dejarías leerlo contigo?

El niño dijo sí con la cabeza.

—Gracias, ahora vamos a leer un poco mientras esta lluvia se va— agradeció Okkotsu con una sonrisa.

Tomo aquel libro y miro con atención su portada.
Le llamó la atención que este tenía una portada muy llamativa, ya que era un dibujo de un pequeño astronauta, rodeado de estrellas y galaxias.

Yuta había notado que últimamente Yuudai tenía una nueva obsesión: las estrellas y la astronomía. Algo completamente normal para un niño de seis años que estaba descubriendo el mundo a su propio ritmo. Según Yurika, no era la primera vez que pasaba, ya que en palabras de la niña, primero fueron los piratas, luego los dinosaurios, y ahora los astronautas. Al final Yuta concluyó que su hijo no era más que un pequeño curioso.

—Voy a comenzar a leerlo ¿De acuerdo?— Yuta le sonrió amablemente.

Yuudai solo hizo un sí con su cabeza.

—Neo— el hechicero leyó el nombre de aquel libro con voz tranquila. En ese instante sintió un tirón en la manga de su suéter. Yuudai le estaba sujetando de la manga. Aquel niño tenía esa costumbre, sobre todo lo hacía cuando sentía nervios o tenía miedo.

Parecía que el sujetar la manga del otro le daba algo de seguridad. Y más en aquel momento de la noche donde seguía bastante asustado debido a la lluvia que seguía chocando con fuerza contra el edificio.

—Tranquilo, todo va a estar bien ¿De acuerdo?— dijo Yuta mirando a Yuudai, quien tenía los ojos cristalinos —Vamos a comenzar a leer ¿de acuerdo?

El pequeño de nuevo hizo un sí con la cabeza mientras aún se aferraba a la manga de este.

Yuta pasó la página y notó que aquel libro era uno de muchos dibujos y pocas palabras, así que aquella sería una lectura fácil de compartir.

Observó el dibujo de un pequeño astronauta, el cual estaba dormido en el espacio muy cómodamente, rodeado de estrellas y de un aura de total paz. Aquel dibujo le causó ternura y más al ver que su hijo no le quitaba los ojos de encima. Pero le llamo la atención que aquel pequeño astronauta tenía unido al ombligo de su traje, una larga línea blanca, parecía simular un cordón umbilical.

Yuta dio la vuelta a la siguiente página y comenzó a leer.
—Recuerdo que estuve mucho tiempo solo, flotando en el espacio. No es frío, como todos piensan, sino cálido y agradable.

El dibujo seguía siendo el espacio lleno de estrellas y de aquel cordón blanco cruzando aquellas hojas.

Yuta pasó a la siguiente página. Ahora el pequeño astronauta estaba con un fondo negro y el pequeño flotaba hacia una brillante luz.

Siguió leyendo —Un día comenzó a faltarme el aire. Sentía como mi cuerpo se aplastaba y tuve que buscar la manera de escapar.

El hechicero empezó a comprender quien era ese pequeño astronauta y como se empezaba a relacionar con su hijo.

Yuudai le miró y parpadeo un par de veces, como diciendo que continuará leyendo.

Yuta paso la página, ahora estas mostraban la densa oscuridad del espacio, mientras una leve estela de luz lo cruzaba, cual si fuera una estrella fugaz cruzando el firmamento, alejándose con rapidez.

Siguió leyendo.
— Recuerdo ver la pequeña luz a lo lejos y mi desesperación por querer alcanzarla.

Yuta sintió su corazón hacerse pequeño al ver que la siguiente página, continuaba con aquel dibujo de ese cordón que seguía atravesando el espacio, pero ahora, a su alrededor tenía colores negros y rojos al igual que las galaxias más lejanas en el firmamento. Yuta tenía la sensación de que algo importante estaba a punto de pasar con aquel pequeño astronauta que iba a la deriva.

Pero aún con el corazón marchito y la lluvia sonando detrás de ellos, este siguió leyendo.

—Cuando por fin la alcance, tuve la sensación de que nacía nuevamente. Por primera vez conocí el frío y el miedo. Luego…— fue interrumpido ya que Yuudai completó aquella oración.

—Luego, al sentir una cálida luz cubrirme es que me dormí— Yuudai miro a Yuta — Eso mismo sentí yo al nacer — comento aquel pequeño en voz baja y moviendo sus piecitos sobre el borde del sillón. Parecía un poco triste al decir aquello.

Yuta controlo sus lágrimas. Ya entendía porque su hijo se sentía tan familiarizado con ese libro y quizás eso explicaría mucho de él.

Dieron vuelta a la página y ahí estaba, aquel pequeño astronauta durmiendo rodeado de esa luz, la cual parecía la luna detrás de él mientras el cordón de aquel astronauta era cortado, mostrando leves destellos como si algo estuviera teniendo un corto circuito.

Yuta pasó la página y ahora mostraban a aquel pequeño astronauta en un cohete espacial transparente, con varias ventanas circulares en sus alrededores.
—Entonces desperté en una nave de cristal. En la cual viaje mucho tiempo en ella.

—Yo también viajé mucho tiempo en una nave así cuando era bebé— dijo Yuudai con una suave sonrisa —Eso es lo que cuenta mamá y tía Miki.

—¿Estabas en una nave como esta?— Pregunto Yuta apuntando a aquel dibujo. Sabia a que se refería. Aquello era la clara referencia a una incubadora.

Yuudai afirmo con la cabeza.
—Sip. También Yurika estuvo un tiempo junto conmigo en dicha nave. Pero ella duro poco tiempo ahí ya que su salud era mejor que la mía, en cambio yo dure meses... quizás eso explicaría porque ella tiene más energías que yo...

—Entiendo…— Yuta empezó a comprender mejor a sus hijos gracias a esas palabras.

—¡Sigue leyendo Yuta Kun! ¡Viene una de mis partes favoritas!— pidió Yuudai con algo ánimo y una sonrisa, sin soltarle de la manga.

Yuta hizo un sí con su cabeza y pasó la página, quería saber que más pasaba en dicho cuento.

La siguiente página mostraba a ese astronauta dentro de aquella nave, con una pequeña sonda en la boca y sujetando unos cables frente a una consola llena de botones, aquel pequeño estaba averiguando para que servía cada uno.

Siguió leyendo —Yo tenía todo lo necesario para enfrentar cualquier aventura espacial; tenía suficiente aire y comida. Controles de navegación, luces blancas que me mantenían calientito y otras rojas que avisaban cuando había algún peligro. Y grandes ventanas redondas por donde podía ver el misterioso espacio exterior.

Yuta miro a su hijo, quien le dedicó una gran sonrisa, sus ojos como los de un cachorro le pedían que siguiera leyendo.

Pasaron a las siguientes dos páginas, donde podía verse aquel pequeño astronauta, el cual tenía una sonda en la nariz para respirar y varios cables más puestos en su traje, tratando de alejarse de las dos manos que habían entrado a su nave por aquellas dos ventanas circulares.

—Recuerdo cuando un día unas manos gigantes entraron por las ventanas. ¡Tremendo susto que me lleve! Me enredaron con cables y tubos y me colocaron brazaletes con luces que hacían ruido— Yuta fue interrumpido.

—Pero las manos de la siguiente página no son como estas que sí daban miedo … esas manos son cálidas y reconfortantes, eran como las de mamá y las de tía Miki— comentó Yuudai apuntando a dicho dibujo.

Yuta giro la página y comprendió mejor lo que Yuudai decía.
Observó aquel dibujo plasmado en esas dos hojas, donde podía verse a aquel pequeño astronauta, acostado boca abajo sobre una estrella, mientras dos cálidas manos lo cuidaban.

—Las manos venían todos los días, pero no siempre eran las mismas. Algunas llegaban en el momento justo en el que me sentía mal, para aliviarme y acariciarme. Me envolvían con dulzura, y yo quería quedarme en ellas para siempre— Leyó Yuta, comprendiendo así que esas cálidas manos que sentía Yuudai de pequeño eran efectivamente las de Maki y de todos los demás que cuidaron a su hijo cuando era un bebé prematuro.

—Yuta kun, sigue leyendo por favor, ya casi llegamos al final— dijo el niño con una tierna sonrisa. Parecía que su miedo a la lluvia se había ido.

El hechicero hizo caso a su hijo y dio vuelta a la página. En las siguientes dos podía verse aquel pequeño astronauta saludando a otro pequeño astronauta que estaba en otra nave.

—Recuerdo que mirando por la ventana descubrí aquella otra nave que volaba a mi lado. ¡Era bueno tener un compañero de viaje! Y Charlábamos cosas de astronautas.

—La tía Miki dice que tuve varios compañeros de viaje mientras estuve internado— comentó Yuudai sonriendo un poco —Aunque yo no los recuerdo.

Yuta comprendió a qué se refería aquello que decía su hijo. Le hubiera gustado haberlo apoyado estando en esas incubadoras, le hubiera gustado cuidarlo y demostrarle que él era un gran astronauta.

Yuudai apuntó al libro, para que Yuta diera la vuelta a la hoja.

El siguiente dibujo entristeció demasiado a Okkotsu, ya que este mostraba al pequeño astronauta rodeado de feos monstruos.

—Recuerdo todas las veces que luché contra los monstruos espaciales. Muchos de ellos eran horribles y muy poderosos, podían envenenarme con solo tocarme— Leyó Yuta, incluso carraspeo un poco para tratar de quitarse el nudo que se le había formado en la garganta — A veces, yo ganaba.

Okkotsu dio la vuelta a la página y aquel dibujo le termino por romper completamente el corazón.

La siguiente página mostraba a aquel pequeño astronauta enfermo, con la cara pálida y muy débil. Y detrás de él había un suero y un monitor.

—Y Otras veces, yo perdía...Es ahí cuando yo me enfermaba. Pero las manos siempre venían y me curaban… haciendo todo lo posible para ayudarme...— Yuta leyó con dificultad ya que el nudo en su garganta no le dejaba hablar bien.

Yuudai empezó a explicar—Según mamá, muchas veces me enferme estando incluso en el hospital. Pero siempre la mano de ella me apoyó a salir adelante — miro aquel dibujo— Incluso Mamá me siguió apoyando y acompañando años atrás cuando aún me enfermaba seguido, pero ahora estoy mucho mejor... o eso creo ... aunque a veces dejo de respirar por momentos y es ahí cuando debo usar mi inhalador — dijo moviendo sus pies y mirando a aquel adulto.

Yuta se secó unas lágrimas con el dorso de su mano.

—¿Estás bien Yuta kun?— preguntó Yuudai al verlo triste tan de repente. Incluso le sorprendió ver a un hombre como él llorar.

—Lo estoy — Yuta acaricio el cabello de ese niño y sonrío un poco — Sí que fuiste un astronauta muy fuerte.

—Gracias… — Yuudai sonrió ante aquellas palabras que considero como un halago por parte de ese hombre —Por favor, sigue leyendo —Pidió— El cuento está casi por acabar.

Yuta dio vuelta a la página y ahí estaba aquel astronauta, el cual parecía estar bastante apretado en su nave, ya que ese bebé ahora era más grande. Había crecido.

Siguió leyendo —Recuerdo cuando mi nave se achicó misteriosamente. Casi no podía moverme dentro de ella. Sentí que debía escapar de ahí lo antes posible. Me faltaba el aire y mi cuerpo se aplastaba cada día un poco más.

—¡Continúa por favor! ¡Ya casi viene la mejor parte!— Yuudai movió alegremente sus manos.

Yuta dio vuelta a la página y ahora, aquella nave de cristal estaba sola, flotando en el espacio.
—Y un día, cuando ya dejé de sentirme mal y también al notar que mi nave me quedaba ya bastante pequeña, es que llegaron las manos que todo lo curan y me sacaron de mi nave de cristal y me llevaron con ellas.

Aquel astronauta ahora estaba siendo sujetado por dos suaves manos.

La siguiente página ahora era muy confortante al corazón, ya que mostraban a ese bebé en los brazos de su madre.

—Entonces, supe que esas manos cuidarían de mí…—Yuta llegó a la página final, donde ese bebé astronauta ahora era un niño más grande y sano, y sus manos estaban tomando las manos de sus padres, mientras dejaban atrás el cohete —... Para siempre...Fin — dijo terminando de leer aquel cuento.

—¿Te gustó?— preguntó Yuudai muy emocionado, mirando como Yuta cerraba aquel libro.

—Mucho. Debo admitir que es un cuento muy lindo — comentó Yuta bastante conmovido. Realmente trataba de no llorar.

—Por esto esta es mi historia favorita, porque es muy similar a la mía— dijo Yuudai moviendo sus pies de manera alegre.

—Fuiste un pequeño muy valiente, así como tu nombre— dijo Yuta acariciando el cabello de su hijo.

—Gracias, eso es lo que siempre me dice mamá... ya que en si eso significa mi nombre... "Gran Valiente"— dijo Yuudai con una gran sonrisa— Aunque ella dice que mi nombre lo eligió alguien que fue muy especial para ella en su juventud...— dijo este mirando al suelo desde aquel borde del sillón.

Yuta sabía que ese alguien era él, ya que él había elegido ese nombre en sus años de preparatoria después de leer un libro.

—Y creo que ese alguien...— comento Yuudai rompiendo el silencio —Era mi papá...— susurro con un toque de molestia, podía notarse le aún ese rechazó hacia ese hombre.

—Aun asi quizás tu padre eligió tu nombre porque era especial para él...— logro contestar aquel adulto. Realmente sentía que debía decirle la verdad, pero no sabía cómo.

—Yuta kun— lo nombró el pequeño y más después de haber escuchado eso último.

—¿Sí?— el adulto miro a ese pequeño, quien movía aún sus pies sentado a un lado de él.

—¿Tú eres un detective, no es así?— preguntó Yuudai con curiosidad.

Yuta rasco su cabeza.
—mmm algo así— procedió a explicar —En realidad soy un hechicero, aunque digamos que otras personas me han puesto en esto de ser un detective para resolver algunos asuntos que ellos no han podido, pero ¿A qué viene esa pregunta?— contesto con una leve sonrisa de curiosidad.

Yuudai tomó un respiro, no sabía si lo que iba a pedir era correcto o no. Aunque desde hacía un año atrás, tenía una pequeña espina clavada en el corazón. Una que quería sacarse por el dolor que le provocaba.

—Tu... — titubeo un poco— ¿Crees que podrías ayudarme a encontrar a mi verdadero papá? O mínimo... — sus labios fueron de un lado a otro, en una mueca de tristeza — Saber quién es o quién era él— pregunto Yuudai deteniendo el movimiento de sus pies y mirando al suelo con desánimo—Simplemente me gustaría saber el porqué dejó a mi mamá antes de que nosotros naciéramos ...

A Yuta se le rompió el corazón al escuchar aquello.

Desgraciadamente no podía aún decirle la verdad sobre que él ya estaba a un lado de su verdadero padre. Y más por petición de Maki y sobre todo, porque aún debía ganarse el cariño y la confianza de ambos mellizos. Pero en especial de su hijo varón.

La mano de Yuta bajo con lentitud—Yo...— humedeció levemente sus labios, mientras Yuudai le regresaba la mirada.

Yuta tomo un respiro y siguió hablando—Yo podría en mis tiempos libres buscar algo de información sobre tu verdadero padre... — mintió con el corazón en la garganta.

Yuudai en ese instante le abrazo, aquel era el primer abrazo que ese niño le daba de esa forma tan libre y agradecida —Gracias Yuta kun... eres una buena persona... ahora entiendo porque le caes bien a todos en casa... en especial a Yurika y a Mamá — dijo con un hilo de voz, ocultando su rostro porque no quería llorar.

Aquellas palabras rompieron un poco más el corazón de Yuta. Quien contenía el querer llorar de impotencia. ¿Qué era ser un padre? ¿Qué tipo de padre esperaban sus hijos que él fuera?

—No hay nada que agradecer...— Dijo Yuta en voz baja, mientras veía como a Yuudai le empezaban a pesar los ojos de sueño y se le empezaban a cerrar.

Era como si al fin, el sueño le hubiera empezado a hacer efecto a ese pequeño.

—Ven, vamos a que duermas ¿Fue un día pesado, cierto?— pregunto Yuta, observando como su hijo hacía un sí con la cabeza y se tallaba los ojos.

—Si...— Yuudai arrastró esa palabra.

Yuta lo cargo en sus brazos con mucho cuidado, el pequeño recostó su cabeza en su hombro, parecía que de verdad, ese niño se estaba muriendo de sueño.

—¿Qué se habrá sentido cargarte de bebé?— se preguntó Yuta mentalmente mientras cargaba con cuidado a su hijo.

Abrió la puerta sin hacer ruido y puso a Yuudai en la cama, a un lado de Yurika, quien dormía profundamente.

Una vez acostó a su hijo, Yuta lo cobijo bien para que no tuviera frio con aquella cobija que compraron en el centro comercial. También volvió a cobijar a Yurika, ya que noto que está se movía mucho dormida, hasta se destapaba e babeaba un poco.

Aquella escena de sus hijos dormidos le dio un pequeño vuelco en el corazón. Quería proteger su sueño, quería cuidar siempre de ellos.

—Descansen...hijos...— dijo en voz muy baja pero con bastante cariño.

Y antes de salir de ahí, Yuta fue a su closet y tomó un pans y una camiseta más cómoda, ya que desde que llegaron, no había tenido tiempo de cambiarse de ropa, incluso haciendo la comida llegó a manchar un poco aquella camisa que pertenecía a Megumi.

Nunca imagino que cuidar de los niños llevaría mucho tiempo y sobre todo dedicación.

Pero, aun así, algo más lo haría llorar aquella noche y más que estaba a punto de ver aquel álbum de fotografías que lo haría tomar una decisión que podría traerle consecuencias como hechicero.

Continuara...


Notas:

Espero les haya gustado ❤

Y díganme ¿Qué les pareció este capítulo? ¿Qué les pareció el cuento favorito de Yuudai? ¿Qué piensan sobre este niño? Estaré leyendo sus comentarios.

Necesito saber su opinión sobre Yuudai o como lo perciben ustedes como lectores, en especial porque en los siguientes capítulos veremos la lucha interna de este pequeño respecto al tema de su padre biológico, al igual que el despertar de su técnica maldita, la cual, próximamente causara un gran desastre en el zoológico.

Una disculpa si fue algo corto, como dije, decidí dejarlo asi de corto para concéntranos en Yuudai.

Ya el siguiente capitulo será más largo y donde también puedo asegurarles que van a llorar porque se viene el álbum de fotografías de esos mellizos.

Ya para terminar, el cuento narrado aquí si se llama "Neo" y es de Gabriela Cortina, el cual, pueden encontrarlo en mi Instagram Vera1794_ (doble guion bajo al final) por si lo quieren ver a color ❤

En fin, estaré leyendo sus comentarios, teorías y dudas.

Nos leemos pronto ❤ Pd: feliz inicio de la primavera acá en el hemisferio norte y feliz inicio del otoño en el sur ❤