¡Feliz post San Valentín, mis querubines!

¿Cómo la pasaron? Originalmente, tenía planeado publicar ayer, pero no me dieron los tiempos *cries*; nada, acá estamos hoy lo más pronto posible a ver cómo se desarrollan los hechos luego del capítulo anterior ;)

Disclaimer: Ranma ½ es propiedad de Rumiko Takahashi.


26. Culpables

¿Qué? ¡¿Akane y tu novio son exs?!

Ranko dejó escapar una sonrisa nerviosa gracias a la cara incrédula de Ryū.

Por lo general, ella no asistía a la universidad los lunes, pero hoy debía reunirse con unos compañeros a terminar la tarea más importante del semestre. Ante esto, el chico le pidió verse también en la cafetería y hablar acerca de la petición que le hizo hace poco en el parque de diversiones.

Bueno, algo así. Son vecinos y estuvieron saliendo un tiempo, pero no llegaron a formalizar —una gotita rodó por su sien. Esperaba que no le preguntara la razón.

Cielos, no cabe duda de que es una chica muy popular —los ojos se le iluminaron.

La pelirroja le dio un largo sorbo al licuado de frutas que tomaba —Como ves, no creo ser la más adecuada para ayudarte a conquistarla —aquello era más una mentira que otra cosa. Tal como se lo prometió a Ryoga, no iba a interferir.

¿Y qué hay de tu primo? —cuestionó él, poniéndose serio.

¿Eh? —pestañeó, haciéndose la desentendida.

Por lo que entendí tiene novia y, aun así, lo vi muy interesado en Akane —explicó, levantando un dedo —Y a ella también le gusta, lamentablemente.

Ranko se rascó la mejilla —Eres muy observador.

Perdón que lo diga, pero, a mí parecer, él solo la está engatusando. Es un canalla.

Escucha, Ryū, no voy a defender a ninguno de los dos —dijo, terminándose la bebida —La relación entre ellos es... inentendible para el resto. Aunque quieras hacer algo al respecto, solo les incumbe a ambos. No hay mucho más.

No dejaré que se aproveche de Akane —decretó —Y si busca pelea, se la daré.

Calma, ¿no crees que estás exagerando un poco? —hizo un ademán con las manos.

Él sonrió confiado —En la guerra y en el amor todo se vale, ¿no?

Un suspiro de preocupación salió de Ranko sin agregar otra palabra. Si Ryū quería conquistar a la joven, estaba en todo su derecho; el resultado no le iba a sorprender. La situación con Shampoo no se resolvió aún, pero, a pesar de eso, Akane se mantenía esperanzada. Ranma, por su parte, no le daba un nombre a su sentir, mas se aferraba a ello como nunca.

Intuía, asimismo, que algo ocurrió durante el fin de semana. Primero, en la feria: al verlos bajar de la noria, parecían flotar sobre la novena nube; el resto del grupo lo notó por igual. Después, cuando se enteró de la invitación a cenar con los Tendo y que, para más colmo, se quedaron a dormir, se le encendieron las alarmas. El comportamiento errático de Ranma al regresar la mañana siguiente alimentó sus sospechas.

Ojalá se equivocara. No habrían sido capaces de hacer justo ahora lo que por tantos meses contuvieron.


¡Akane! —la llamó Satori, adolorido por cómo le jaloneaba el brazo —¡Ten cuidado!

La mencionada reaccionó, deteniendo la marcha. Junto a su hermanito, caminaban a sus respectivas escuelas tomados de la mano —Lo... lo siento.

¿Qué te pasa? Desde ayer estás muy rara.

Un escalofrío escaló por su espalda —¿Por qué lo dices? No sé de qué hablas —balbuceó.

¿Te sientes mal? —le preguntó ingenuo —Podrías ver al doctor.

¡Tonterías!

Ella sentía su rostro arder a medida que las imágenes de esa noche le golpeaban la mente. No pasaba un solo segundo sin recordarlo todo demasiado bien. ¡Tuvo su primera vez con Ranma! Tras miles de besos, intentos fallidos y sentimientos ambiguos, por fin, hicieron el amor siendo la lluvia su testigo. No existía otra persona con quien lo hubiese querido, además de que ya sabían que una cosa los llevaría a la otra en ese juego de los amigos con beneficios. El problema es la forma tan repentina y los términos en los que se dio.

Y todo por tu culpa —el ángel Kasumi seguía reprendiendo a su contraparte —Eres una imprudente.

La diabilla Nabiki puso los ojos en blanco, harta del mismo sermón —¡Deja de fingir que no lo disfrutaste también! Falsa puritana.

¡No me faltes al respeto! —una mezcla de bochorno y furia le pintó el cutis de escarlata.

La adolescente sacudió la cabeza, tratando de callar la pelea iniciada por dichas voces. Sus emociones eran más difíciles de silenciar. Apenas se marcharon los Saotome, corrió a encerrarse en su habitación, queriendo procesar los hechos sin que los mayores la vieran; le daba pánico que quedara al descubierto la pérdida de su virginidad mientras dormían. Tampoco fue capaz de llamar a sus amigos y contarles impersonalmente.

Por suerte, Ranma no buscó comunicarse todavía ni por mensaje, dándole el espacio necesario. Seguro estaba igual de incrédulo.

¡Hermana, nos vemos más tarde! —el niño interrumpió sus pensamientos, despidiéndola con la mano. Habían arribado al punto del trayecto en el que se separaban para ir cada uno a sus instituciones.

Akane solo se limitó a verlo unos segundos antes de continuar la ruta a Furinkan. Cada paso que daba, le aceleraba más y más el corazón al saber que tendría que toparse con Ranma. Dicho encuentro podía ser crucial por varios motivos, sobre todo, definir qué pasaría con lo suyo y con Shampoo.

Estás distraída, Tendo.

¡Mousse! —pegó un brinco al reconocer a su amigo. Ni siquiera se percató de que había llegado a la entrada del colegio —¡Me asustaste!

El chino irguió una ceja, extrañado —¿Te sientes bien? Luces muy pálida.

¿Por qué todos dicen lo mismo? —ella cruzó los brazos, fingiendo indiferencia.

Él abrió la boca, a punto de añadir otro comentario, cuando Ukyo y Kuno aparecieron a saludarlos.

¡Akane!, ¡Mousse! —llamó la cocinera —¡Buenos días!

¡Hola! —respondieron.

Akane, querida —Tatewaki esbozó un gesto pícaro —No creas que no nos dimos cuenta.

¿Qué? —la aludida se tensó.

Ya sabes —prosiguió —Lo que pasó el fin de semana.

¡¿Có-cómo se enteraron?!

Oh, eso —Mousse se acomodó los anteojos, actuando desinteresado —Saotome y tú son tan obvios.

Akane sintió el pulso disparársele por los cielos. Sí, tenía la intención de revelárselo a sus amigos en un ambiente más calmado, por lo que no esperaba que ya estuvieran al tanto solo con mirarla. ¿Es tan notorio? ¿Su familia también se enteró? Deseaba desvanecerse de la faz de la tierra ya.

Por favor, las caritas que cargaban al bajar de la rueda de la fortuna —el castaño la codeó divertido —Es evidente que no se le da ser 'solo amigos'.

Aliviada, la de pelo azul resopló —Oh... se referían a eso.

Estábamos pensando que... —El discurso que Kounji iba a darle fue frenado por la tímida interrupción de Ranma, quien también recién llegaba a Furinkan.

Bue-buenos días, Akane.

Ra-Ranma.

Ambos se observaron fijamente, absortos en sus propias existencias. Un golpe de calor los invadió y la piel les pasó de blanca a roja en cuestión de segundos. Igualmente, eran capaces de escuchar el salvaje palpitar del corazón ajeno, tanto como si estuvieran dentro del pecho contrario. La tensión se expandía por el aire, siendo palpada por el resto de los presentes.

Ukyo, Kuno y Mousse intercambiaron miradas. ¿Qué mosca les picó?

¡Ranma!, ¡Mousse! —su compañero de equipo, Kirin, se apersonó vestido con el uniforme de baloncesto. Tras él, venían Hiroshi y Daisuke —Menos mal que los encontramos.

¿Qué sucede? —cuestionó el de cabello largo.

¿Se olvidaron de la práctica? —Hiroshi frunció el ceño —El entrenador está como loco esperándolos.

Oh, cierto —rodó los ojos —Qué histérico. Ni siquiera sonó la campana aún.

Bastó con decirlo para que el timbre resonara en los alrededores del recinto.

Apresúrense o se enojará en serio —advirtió Daisuke, agarrando de la muñeca a Ranma. Este continuaba imperturbado de su entorno, sin dejar de clavar sus pupilas en las de Akane —¿Y a ti qué te pasa? —tuvo que aplicar fuerza de más para arrastrarlo.

Nos vemos después, chicos —Mousse se despidió de los tres amigos, yéndose al gimnasio junto a los demás jugadores.

¿Por qué están tan extraños? —interrogó la chef a su amiga —¿Se pelearon otra vez?

La muchacha encogió los hombros, roja como un tomate. No sabía de qué forma contarles lo ocurrido, pues quería convencerse de que todo lo maquinó su imaginación luego de haber tomado tanto vino. De no ser por las pruebas contundentes en su cama y ropa interior, engañarse con esa mentira resultaría más fácil. Su cuerpo también revivía cada sensación.

¿Akane? —Tatewaki chasqueó los dedos frente a ella a ver si reaccionaba.

Con un movimiento robótico, Tendo se acercó a sus amistades, acortando la distancia. Al quedar muy, muy cerca de ellos, no quedaba espacio suficiente como para que se escapara el sonido. Solo así, les susurró pausadamente al oído aquella información trascendental.

¡¿CÓMO QUE COGIERON?!

Akane zarandeó a Kuno del cuello de la camisa finalizado el grito. Estaba desesperada, a punto de morir de la vergüenza —¡Dilo más alto que no te escucharon en América Latina!

La expresión de Ukyo se desencajó por completo; sí que los tomaron desprevenidos. Fueron varias las veces en las que Ranma y Akane casi follaban, pero nada más que eso. Aunque pactaron ser meros amigos, todos sospechaban que, mínimo, se habrían besado en el parque, que era lo usual.

Sin embargo, el verdadero suceso superó lo esperado.

Akane, ¿lo que dices es en serio? —Kounji se tapaba la boca con la mano.

Ay, ¿por qué les cuesta tanto creerlo? —dijo la diabilla Nabiki, aburrida.

Manchaste el buen nombre de nuestra Akane —lloriqueó el ángel Kasumi.

Pero... ¿cómo? —al salir del shock, el varón quiso discutirlo con seriedad.

Muchachos, ¿qué hacen acá? —la señorita Hinako les habló desde la puerta —Ya sonó la campana. No pueden estar afuera.

¡Sí, profesora! —contestaron al unísono, dirigiéndose al interior del recinto.

Ya nos contarás —le susurró la castaña. Akane solo alcanzó a agachar la vista.


En los vestidores, Ranma y Mousse comenzaron a cambiarse para salir lo más pronto posible al entrenamiento. En pocos días arrancarían las competencias intermunicipales, en las cuales varios deportistas de Furinkan representarían al distrito de Nerima tras clasificar contra otras escuelas del barrio. Dichos encuentros servían para que los jóvenes atletas postularan a becas universitarias financiadas por el Gobierno de la Ciudad de Tokio.

Velozmente, el chino se vistió con el uniforme y ya estaba a punto de salir. El de ojiazul, por el contrario, no se le veía tan concentrado en la tarea, lo cual llamó la atención de su compañero.

Saotome, ¿estás bien?

Él irguió la postura para disimular el tembleque de sus piernas —¡S-sí!

¿Shampoo te comió la lengua? —fastidió. Luego de haber hecho las paces, sentía la potestad de pincharle la paciencia —¿O acaso fue Tendo?

¡Akane! —estremeció nada más escuchar su mención.

El de anteojos (que para ese momento tenía puestos los lentes de contacto) lo miró con una ceja levantada —No me digas, ¿volvieron a discutir?

No... no precisamente —le desvió la mirada, sobándose la nuca.

Como sea —optó por cambiar el tema. Quizás no era prudente que, precisamente ellos, charlaran de eso —Hablando de Shampoo, no vino hoy. Supongo que sigue con malestar.

Cierto —Ya lo sabía. Anoche la mensajeó, un poco carcomido por la culpa, para verificar su estado de salud. Según dijo, necesitaría tomarse un día más de reposo —Pensaba ir a verla más tarde.

Solo trata de ser gentil —solicitó, empleando un tono de voz muy dócil, casi como una súplica —Está enferma, después de todo.

Algo se removió dentro de Ranma al presenciar la vulnerabilidad de Mousse. Si hubo y hay alguien que realmente ama a Shampoo, es él; siempre fue él. Se sintió como un completo imbécil al haberse involucrado entre ellos. Fuera o no una relación tóxica e inmadura, les correspondía a ambos hacer algo al respecto. Su deber no era consolarla ni 'ganarle' a su eterno rival. Pese al gran partido que le pareciera ella, nunca conoció sus colores verdaderos, no como Mousse.

Era un ignorante del amor y, por ello, también se equivocó con Akane.

Los mejores amigos no hacían cosas de novios, pero ellos cayeron en eso. Le fascinaba y creyó que estar con la china sería lo mismo. Gravísimo error; nadie se comparaba con Akane. Ahora que habían escalado a hacer el amor, estaba más confundido que antes, no porque no lo deseara, para nada, fue el momento más mágico y placentero de su vida. ¿Cómo lograba aguantar las ganas de tomarla entre sus brazos? Le jodía que las circunstancias jugaran en contra.

Y tú... ¿estás mejor? —cambió el foco de la conversación, genuinamente angustiado —Es decir, lo de tu espalda...

No te voy a mentir, me diste un buen golpe —respondió, haciendo una 'V' con los brazos.

El de trenza se apretó el lado izquierdo del pecho al ser invadido por una leve taquicardia. Sí, la culpa le provocaría un ataque al corazón.

Pero, a fin de cuentas, le puede pasar a cualquier deportista —alivianó. No pretendía herirlo tampoco —Ya puedo jugar, Saotome. No te preocupes.

Él le dedicó una sonrisa. Mousse siempre sería su contrincante en la cancha y las luchas (si decidía pelear); mas, en el plano romántico, no quería seguir compitiendo.

Mousse...

¿Sí?

Sonará irónico, pero... gracias por ser amigo de Akane —admitió —Fui un idiota, y sé que necesitaba de alguien que la entendiera.

Lo que menos se imaginó es que escucharía aquello, y de cierta forma, le produjo satisfacción —Mientras no creas que tengo otras intenciones con ella.

¡Chicos! —Shinnosuke apareció, luciendo acelerado —¿Por qué tardan tanto? ¡El entrenador está furioso!

¡Ya vamos! —contestaron en conjunto y salieron apurados del vestidor.


La práctica de hoy tenía suma importancia para el equipo. No solo era una cuestión de entrenamiento, sino que, además, estaba invitada una representante del Ministerio de Educación supervisando el desempeño de los posibles postulantes.

Por pedido de la directiva, todas las secciones del último año tendrían que presenciar el juego, pese a que no se tratara de un partido oficial. Akane, Ukyo y Kuno se sentaron al fondo de las gradas a ver si conseguían algo de privacidad, sin embargo, platicar a gusto resultaba imposible debido al tumulto.

La cocinera se inclinó hacia su amiga a susurrarle. De una u otra forma, sacaría información.

¿Te dolió? —preguntó —¿Usaron protección?

Tendo asintió sutilmente, sonrojada hasta la coronilla.

Tatewaki imitó la acción de Kounji —¿De qué tamaño la tiene?

¡KUNO! —las dos le reprocharon, arrugando la cara.

La verdadera pregunta es —retomó Ukyo —¿Bajo qué términos están ahora?

Somos... amigos —respondió la de pelo azul en un murmullo.

El castaño rechistó —Y dale con eso.

Pues —cambió de posición, escondiendo las manos entre sus muslos —En la feria dijo que... ya fuera como amigos o algo más, quería... estar conmigo.

Pero todavía no corta con tú sabes quién, ¿cierto? —soltó la otra adolescente. Akane negó con la cabeza.

Es ahora o nunca —decretó Kuno —Ser solo amigos no funciona y es obvio que ya no está enamorado de ella.

Es que... —protestó.

¿Qué? —los castaños la observaron fijo.

N-no dijo que me amara tampoco.

¿Entonces qué crees que es lo que quiere? —el chico le palmeó el hombro.

No lo sé. Tal vez se dio cuenta de que ella no le gustaba tanto y cree que yo soy su propiedad —admitió suspirando.

La ilusión de que Ranma correspondiera a sus sentimientos fue descartada rápidamente. Aun así, más o menos, la mantenía como un fugaz anhelo en su alma. La cuestión es que, con lo ambiguo que estaba siendo, entenderlo era una tarea complicada.

¡Y luego la mala soy yo! —la diablilla Nabiki le reclamó al ángel —¿Por qué le siembras esas inseguridades absurdas?

¡Trato de que tenga los pies en la tierra! —se defendió Kasumi.

A raíz de los recientes eventos, las conciencias de Akane se dispersaron más de lo usual. La zona neutral en la que llegaron a congeniar brevemente se rompió cuando una quiso dominar por el lado del raciocinio, mientras la otra dejó que los impulsos actuaran por sí mismos. Esto desató una batalla de emociones y pensamientos que se disputaba en lo más profundo de su ser.

Akane —Kounji suavizó el timbre de su voz lo mayor posible —Comprendo que tengas dudas y que ni el mismo Ranma ha sido claro con sus acciones, pero tú lo conoces más que nadie. No es ese tipo de chico.

Más bien ha demostrado ser decidido con lo que le importa —prosiguió Tatewaki —Y se nota que no deja de pensar en ello. Mira nada más lo terrible que está jugando.

El entrenador volvió a sonar el silbato; era la cuarta vez en lo que iba de práctica. Cada una de ellas debido al mismo basquetbolista: Ranma Saotome. El Denominado el "Jugador Estrella", sorprendía a todos, aunque no por sus habilidades. Fallaba los pases, desviaba los tiros y dificultaba el partido al resto del equipo. Insólito, parecía un amateur.

¡Saotome! —bufó el hombre, colérico —¡¿Qué diablos ocurre contigo?! Estás haciendo un desastre.

Mousse y Shinnosuke se vieron mutuamente, adivinando qué o quién transitaba por su cabeza. A su vez, el grupo de porristas, liderado por Mariko Kounji, tenían la mandíbula en el piso.

Kodachi, campeona del club de gimnasia, respingo la nariz desde la primera fila de asientos. Todavía sentía indignación por el desplante que le hizo su amigo al preferir juntarse con "los plebeyos" —Jum.

A su lado, se encontraba sentada la delegada educativa encargada de aprobar las subvenciones universitarias. Su gesto inexpresivo denotaba insatisfacción por el vago desenvolvimiento del alumno en cuestión —Qué extraño, pensé que Saotome estaba calificado como un potencial candidato a la beca deportiva.

¡E-es mi mejor alumno! —el coach se puso nervioso —¡Solo está teniendo un mal día!

En ese caso, ¿por qué no tomamos un descanso? —la elegante mujer se levantó y caminó fuera del gimnasio —Dejémoslo respirar un momento antes de continuar con esta abominación.

Cuando esta se fue, el entrenador volvió a dirigirse a Ranma con bronca —¡Saotome! ¿acaso quieres perder las intercomunales y la beca?

Él pasó saliva, muy nervioso, y sudando frío —Yo...

Vaya, sea lo que sea que pasara con Tendo, debió ser grave —meditó el chino ensimismado.

Vamos, ¿qué no se dan cuenta? —Yuka, agitando sus pompones de animadora, habló —Es obvio que Ranma no está motivado porque falta Shampoo.

¡Ay, sí! La pobrecita sigue mal —agregó Hiroko.

¡Es mentira! —Akari exclamó entre la multitud —Por si no lo sabían, ¡él ya no está enamorado de Shampoo!

Los asistentes a la práctica jadearon estupefactos, cuchicheando unos con otros. Si bien algunos estudiantes no eran compañeros directos de Ranma y Shampoo al asistir a otro salón, conocían el chisme completo. El adolescente rechazó a varias de sus admiradoras alegando estar enamorado de la china, pese a que fuera novia de Mousse en ese momento.

¡Pero qué tonterías dices, Akari! —la encaró Asami.

¡Es la verdad! —se defendió —Ranma, mi amor, diles. Tú mismo lo admitiste en el parque.

Los ojos se posaron sobre el chico de la trenza, quien ni siquiera podía moverse a causa de la conmoción.

Agh, qué insoportable —masculló Kuno.

No me sorprende —Ukyo rememoró lo sucedido en la feria, cuando Ranma casi confiesa frente a ella que terminaría con Shampoo.

Akane se mordió el labio inferior, invadida por la ansiedad.

Ranma —Sayuri se le paró en frente, dispuesta a dar la cara por su amiga —¿De qué está hablando Akari?

A él le dio miedo esa actitud tan firme. Normalmente, Sayuri era igual de tranquila que el resto de las chicas.

¡Diles que piensas dejarla! —Insistió Unryū.

Tanto Mousse como Shinnosuke apretaron los dientes, expectantes a la respuesta de Saotome. El resto de los jugadores murmuraban entre ellos mismos.

El ojiazul solo atinó a buscar a Tendo con la mirada. El recuerdo de sus siluetas entrelazadas surgió, provocando que se acalorara. El pecho le explotaría de tanta pasión acumulada. Simple e inevitable: estaban locos el uno por el otro.

Apretando los puños, decidió pronunciarse —De ser así, no es problema de ustedes.

Sayuri ensanchó los ojos, mientras una potente ola de comentarios arroyaba a sus espaldas. Por más que no se tratara de una afirmación concreta, era fácil interpretar lo que había detrás; meses antes lo hubiese negado directamente.

Ranma —murmuró la de cabello azul, llevándose las manos al torax.

¡Ya ven! —Akari daba brinquitos de felicidad.

Cansado de la tertulia, el coach sopló el silbato para que los estudiantes retomaran el orden —¡Oigan! ¿por qué siempre hacen de esto un alboroto? ¡A sus posiciones ya!

¡Sí, entrenador! —respondieron en conjunto los basquetbolistas.

Los dos amigos de Akane le dieron contención con un abrazo, ella estaba de piedra y seguro lo necesitaba. Ninguno se percató de que Sayuri los examinaba en la lejanía, sabiendo que fue allí a donde Ranma miró antes de pronunciar aquello.


Una vez finalizada la práctica, los miembros del equipo regresaron a los vestidores para cambiarse y continuar con el resto de la jornada. Por suerte, Saotome logró espabilarse y dar un juego decente, aunque en comparación con su habitual desempeño, fue bastante deficiente.

Amigo —Shinnosuke se le acercó a Ranma —Si necesitas apoyo con algo, no dudes en decirlo.

Él lo sonrió. Desde que era novio de Ukyo, notaba la disposición de ayudarla y a sus allegados —Gracias.

Oye, Ranma —Hiroshi le habló —¿Es cierto eso de Shampoo?

Nah, ¿cómo crees? —respondió Kirin —Si estuvo babeando por ella durante un año.

Akari delira porque Ranma se fije en ella —bromeó otro de los jugadores.

¿Tú qué opinas, Mousse? —Daisuke le cuestionó apropósito, mas el chino lo ignoró.

No jodan. Ya dije que lo que pasé con Shampoo, es asunto nuestro —sentenció el Jugador Estrella.

Vamos, amigo, no te enfades —rió Hiroshi.

Mousse, ¿qué harías en ese caso? —Daisuke quiso seguir molestando —¿No estabas viéndote con Akane?

Eso ya quedó aclarado; Tendo y yo somos amigos —replicó el de cabello largo.

Oh, hermano, debo admitir que por un momento sentí envidia —siguió diciendo el adolescente —Una vez quise salir con ella, pero el celoso de Ranma no me dejó.

Eh, Daisuke... —Shinnosuke intentó callarlo, previendo lo peligrosa que se tornaría esa conversación.

¿Te gustaba Akane Tendo? —indagó Kirin.

Vamos, Akane es atractiva. Muchas de las chicas le tienen envidia por eso —explicó —No es tan agradable en cuanto a su forma de ser, pero es lo de menos.

Al escuchar esas palabras, a Ranma comenzó a hervirle la sangre. Tuvo que respirar profundamente para contenerse.

De todas formas, tampoco me interesaba como novia. Solo quería follármela —largó una risa estrepitosa —Estoy seguro de que todavía es virg...

La oración de Daisuke quedó inconclusa. En menos de un segundo, Saotome lo agarró de la camiseta y lo arrinconó contra la pared. El estómago se le revolvió nada más oírlo referirse de ese modo a la chica que le robaba el sueño. Su furia no solo provenía de la posesividad por tratarse de Akane; en el fondo, le asqueaba pensar que pudo haber sido así de morboso.

¡Repite eso si es que tienes las agallas!

La cara de su compañero se tornaba púrpura por la falta de oxígeno. El resto del equipo contemplaba pasmado la escena.

Va a matarlo —dijo el chino, sereno, cruzándose de brazos.

¡Ni se te ocurra volver a irrespetar a Akane! —amenazó —¡¿Me oíste?!

¡Su-suéltame! —suplicó el castaño a duras penas.

¡Ranma, basta! —Shinnosuke los separó —Este no es el lugar.

Daisuke se deslizó por la pared hasta caer sentado, exhalando exageradamente y sobándose la tráquea. Con terror, dirigió sus ojos a Ranma, quien irradiaba fuego a través de los poros. Este solo se dio la vuelta, marchándose a la ducha sin más.

El resto de sus compañeros guardó silencio. Conocían el carácter volátil del muchacho, aunque era la primera vez que se comportaba tan territorial.

Hiroshi esperó a que se apartara lo suficiente —Entiendo que sea su mejor amiga y la proteja, pero eso no fue normal.

Kirin frotó su barbilla —Saotome a veces actúa como si la quisiera de otra manera.

Shinnosuke se palmeó la frente y Mousse sobó una de sus sienes. Ranma debía decidirse rápido, pues estaba exponiéndose ante todos sin haber aclarado sus sentimientos primero.


En términos generales, las clases transcurrieron como si nada. Un aura tensa flotaba alrededor del salón de Ranma y compañía, cosa que preocupó a la profesora Hinako. La única que no dejaba de sonreír era Unryū por estar fantaseando con él. Por otro lado, Akane notó que la mayoría de los varones, exceptuando a Kuno, Mousse y Shinnosuke, esquivaban verla cuando se acercaba a alguno.

Ya pueden retirarse —ordenó la educadora al sonar la campana de salida —Los veo mañana.

Tengo que hacerlo ahora —se debatía Saotome en sus pensamientos —Debo hablar con Shampoo y decirle la verdad.

Salió del salón, determinado a ir hasta la casa de la violácea. Sentía remordimiento al hacerlo, dada su condición de salud, pero ahora menos que nunca podía seguir posponiéndolo. Resultaba tormentoso fingir que la joven Tendo era solo su amiga; al carajo si los descubrían.

Sin embargo, mientras pasaba frente al pequeño armario de conserjería, unas suaves manos lo detuvieron y lo jalaron adentro. Él no se asustó, ya que desde el inicio supo de quién se trataba; más bien, le asombró esa acción tan inusual en ella. Ranma solía ser el "secuestrador", habitualmente.

¡Akane!

Ho-hola...

Tum, tum. Sus corazones retumbaron en consecuencia. Una sensación electrizante los recorrió de pies a cabeza; era la primera vez que se encontraban a solas desde que consumaron el vínculo que los unía. Sin aliento para pronunciar una sola palabra, frotaron sus mismos pulgares, tratando de disimular esa envolvente timidez.

¡Yo...! —quisieron hablar a la par y se sonrosaron más.

¡Escucha! —el ojiazul la sujetó de los hombros, tomando rienda de la conversación. Si ella tuvo la iniciativa de buscarlo en solitario, él podría hacer eso —Estaba a punto de ir con Shampoo. Esto ya no puede esperar.

Las pupilas avellanas de la chica resplandecieron —Ranma...

Akane, lo que pasó... pues...

Otra vez, mutismo.

Sa-sabíamos que sucedería —tartamudeó Tendo —Ya otras veces casi...

Exacto, pero ahora no fue 'casi' —aproximó su rostro al de ella —No me malentiendas, no dejo de pensarlo. Es más, estoy haciendo uso de toda mi cordura para no tomarte acá mismo...

¡Oye, no seas pervertido! —los nervios la invadieron.

Es solo que... —prosiguió —No puedo evitar sentirme culpable.

¿Eh?

Es decir, no quedamos en eso —clavó la vista en el suelo —¿Qué clase de hombre soy si no cumplo mis promesas?

Una minúscula sonrisa ladina curvó la comisura femenina —Sí, alguna vez también dijiste que "nada de sentimientos".

Saotome ejerció una leve presión en su agarre; aún no la había soltado. Cómo le gustaría retroceder el tiempo y contradecirse —Qué imbécil.

No fue tu culpa —trató de consolarlo —Después de todo, yo insistí.

¡No, Akane! —la miró directo a los ojos —¿No lo entiendes? Tuvimos nuestra primera vez juntos. Los dos lo quisimos.

La muchacha estuvo a punto de desmayarse debido a la cercanía.

Pero siento que merecías algo mejor. Ya sabes, bajo otras circunstancias.

Ella lo sostuvo de las mejillas con ambas extremidades —Lo único que me importaba es que fuera contigo.

El chico de la trenza descendió las manos hacia sus pronunciadas caderas, chocando mutuamente frente con frente. A esa distancia, respiraban las exhalaciones del otro.

También es justo para Shampoo que sea honesto —musitó él —Estamos atrapados en una mentira.

¿Eso crees?

Tiene asuntos pendientes con Mousse. No quiero seguir entrometido.

Akane tuvo que morderse la lengua o confesaría que Shampoo y Mousse también se habían acostado recientemente. Revelar la intimidad de su amigo le costaría su confianza, además de que no estaban compitiendo entre ellos. Eso no serviría de consuelo; los cuatro eran igual de responsables y culpables.

¿Y después? —empinó las puntitas de sus pies.

Después...

Quedó embelesado, contemplándole los labios. De ahora en adelante, saborearla no bastaría para saciar sus ganas. Aquel abrumador torbellino sentimental aún consternaba su razonamiento, pero la deseaba tanto que, mientras fuera suya, las dudas se desvanecerían.

¡Detente! —exigió el ángel Kasumi.

¡Bésalo! —incitó la diablilla Nabiki.

Sus bocas se rozaron en un fugaz contacto, casi convirtiéndose en un beso. De repente, la puerta se abrió, y ellos se apartaron de golpe, angustiados ante la posibilidad de que los atraparan.

¡Ah! —chillaron.

¡Per... ¿dón?! —Shinnosuke se exaltó, ya que no esperaba que hubiese una pareja dentro. En principio, no los reconoció, sino pocos segundos después.

A diferencia de Ranma, Akane no se inquietó tanto. Agradecía al universo que fuera el novio de su mejor amiga y no otro de sus compañeros. En cuanto al chico de cabello castaño, aunque entendía el contexto, nunca los había visto en una situación similar hasta ahora.

Sh-Shinnosuke... ¡No es lo que crees! —por inercia, el de trenza intentó excusar la escena.

A su amigo le rodó una gotita por la sien —Mejor no lo hagas.

¿Está todo bien, Shinnosuke? —la de pelo cortó desvió el tema.

Estaba buscando a Ukyo para acompañarla al restaurante —contó —Pero no sé dónde se metió.

Entiendo. Te ayudaré a encontrarla —ofreció, saliendo de la conserjería.

En ese caso, te veré más tarde en el Uchan's, Akane —proclamó el pelinegro.

Ella asintió, regalándole una amplia sonrisa, la cual fue suficiente impulso para que prosiguiera con su propósito.


En la casa de Shampoo, su bisabuela recibió al adolescente con una simpatía inusual. Le guardaba demasiada estima como para negarle la entrada —Vaya, realmente no esperaba verte por acá. Estás preocupado por mi bisnieta, ¿cierto?

El azabache no respondió, sabiendo bien lo cizañosa que era Cologne; únicamente se limitó a seguirla hacia la habitación de la jovencita.

¡Querida, tienes visita! —anunció, golpeteando la entrada.

¡Pasa, abuelita!

Shampoo se acomodó en su lecho, queriendo sentarse. Le costó un poco, puesto que todavía tenía el cuerpo muy débil y moverse demasiado le producía arcadas. Hizo un esfuerzo extra para no irse de espalda al descubrir quién era su visitante.

¡Mousse!

Los dejaré a solas —dijo la anciana antes de encerrarlos en la alcoba.

¿Por qué venir? —indagó, aún sobresaltada. El rostró le empezó a quemar, no precisamente de fiebre.

Tienes muchos días enferma —se sentó al borde de la cama —¿Ya fuiste al médico?

La violácea calló unos segundos, entrelazando la mirada con la suya. Odiaba que jugara a ser misterioso.

Shampoo estar bien —respondió, cruzándose de brazos —Haberme intoxicado nada más.

Qué alivio —se acomodó los lentes y pasó a hablarle de otra cosa —Aproveché de traerte la tarea, si te interesa.

Ella enarcó las cejas, sintiéndose cada vez más irritada. Durante su noviazgo, la mayor carencia era la comunicación efectiva. Shampoo nunca se quedaba callada y Mousse, a pesar de ser un gran consejero, expresaba muy poco de manera verbal.

Así funcionaba su dinámica; tan opuestos como el día y la noche.

Resultaba una incógnita el cómo se enamoraron tan perdidamente. Todo comenzó hace un par de años, siendo unos preadolescentes. Shampoo y su familia emigraron de China para establecerse en el país del sol naciente, mientras que el chico de gafas lo había hecho de bebé debido al trabajo de sus padres, quienes se divorciaron tiempo después.

Cologne y la madre de Mousse ya eran amigas, se reencontraron y decidieron presentarlos con el fin de que él ayudara a Shampoo a adaptarse. Ahí nació la chispa, de una amistad que se transformó en amor. No cabía duda de que se trataba de la pareja más flamante en Nerima, o al menos es lo que aparentaban, pues sus caracteres tan adversos, los empujaron a diferir.

Al no concordar en ciertos aspectos, llegaron al punto de pausar la relación una, dos, incontables veces. Luego, se sumó el factor Ranma Saotome, el antiguo amigo de Mousse que se le declaró a la china. Ella no se incomodaba ni ponía límite a sus cortejos, y eso le jodía mucho al muchacho de gafas. Como consecuencia de los celos, terminaba diciéndole frases hirientes.

O peor aún, no decía nada en absoluto, justo como las últimas veces que hablaron; sobre todo, la última en la que Shampoo corrió a enfrentarlo por el maldito rumor con Akane, y él ni siquiera lo desmintió pese a que tuvieron sexo. De hecho, ahora que formaba parte de esa pandilla junto a Shinnosuke, parecía más abierto... Y feliz.

Con voz quebrada, pero firme, le cuestionó —¿Eso ser todo?, ¿No haber nada más?

Él meditó con cuidado la respuesta, queriendo ser preciso —Estaba preocupado por ti.

Una lágrima amenazó rodar por su pómulo, más la contuvo —Gracias.

Bueno, supongo que necesitas seguir descansando —se levantó y caminó hacia el escritorio —Te dejo los apuntes.

¿Ya irte?

No pretendo molestarte —colocó un par de hojas encima del escritorio —Me alegra que no tengas nada grave, Shampoo. Te veré en la escuela.

Ella no contestó, simplemente lo observó salir de su habitación. Como vino, se fue; tan típico de Mousse que dolía. Al girar la vista, se percató de algo colorido que resaltaba encima de su escritorio. Cuidadosamente, se acercó y descubrió que, aparte de las fotocopias, también le había dejado un sencillo ramo de sumires.

El pulso se le aceleró. Síp, eso también era digno de Mousse. No se trataba de su flor favorita, pero él alegaba que su característico tono morado le hacía recordarla. Por eso se las regalaba cada vez que peleaban o se distanciaban, como una señal de que siempre la tenía en mente.

Ya no pudo aguantar el llanto. Aquello le removió todos los sentimientos que estuvo intentando enterrar y, a la vez, le demostró que nada cambió. La efímera esperanza que tuvo la noche anterior, murió por completo. Lo buscó porque lidiar con la posibilidad de verlo amando a alguien más de la forma que quiso que fuera con ella, sería un duro golpe a su corazón y su orgullo.

Lo opuesto a Ranma en ese sentido, aunque muy parecidos en lo demás. No obstante, sabía que los dos ocultaban algo y Akane estaba involucrada; un triángulo bastante raro por donde lo mirara.

Mientras tanto, en las afuera de su casa, Saotome contemplaba la fachada, dando un respiro profundo para tranquilizarse. Algunas gotas de sudor adornaban su cabello oscuro, pues básicamente trotó allí. —Es ahora —se repetía, extendiendo el dedo temblorosamente.

Pero no alcanzó a tocar el timbre, ya que justo la bisabuela de Shampoo salía a despedir a la inesperada visita.

¿Tan pronto te vas? Qué lástima —le decía —Mándale saludos a tu mamá.

Con gusto.

¿Mousse? —al de trenza le sorprendió verlo.

Ranma —contestó neutral. Luego, se fue como si nada.

Ah, el noviecito nuevo de Shampoo —saludó Cologne —¿También vienes a verla? No cabe duda de que mi bisnieta es toda una conquistadora.

Bu-buenas tardes, señora —se inclinó para reverenciarla —¿Podría pasar?

La anciana repitió el protocolo, guiándolo hasta el cuarto de su descendiente —¡Shampoo, vinieron a visitarte de nuevo!

¡Oh, Ranma! —su novia amplió los ojos, perpleja. Mentiría si dijera que lo esperaba.

Los dejo solos —antes de marcharse, se dirigió a su bisnieta —¿Ya tomaste tu medicación, querida?

Sí, abuelita. Acabo de hacerlo.

Cuando la mujer se fue, un silencio sepulcral reinó en el aposento durante eternos segundos. El adolescente tenía los ojos clavados en la figura femenina, detallando la rojez de su rostro y las marcadas bolsas bajo sus parpados. Sintió un enorme pesar invadirlo de repente por lo que haría.

¿Có-cómo te si-sientes? —su lengua se hizo nudo.

No ser tímido, mi amor —extendió una mano en su dirección —Acércate.

Dubitativo, dio un par de pasos, quedando en el borde de la cama —N-no quiero incomodar.

Tonterías —a pesar de tener el cuerpo cual gelatina, se las arregló para gatear sobre el colchón y, de un hábil tirón, lo recostó abrazando su cuello —Estar mejor contigo cerca.

El ojiazul se sacudió en busca de aire. Shampoo lo tenía bien apretujado entre sus senos, deslizándole ambas manos por el cuello y pecho —N-no te sobre esfuerces.

Me alegra que vinieras —susurró en su oído —Querer hablarte de algo.

¿Ah sí?

Ya faltar poco para graduación y estar pensando que... deber empezar a planear boda.

¡¿BODA?! —de un brinco, se liberó del agarre femenino. Sus globos oculares casi salían de sus cuencas —¡¿Qué estás diciendo?!

Vamos, ya conocer las leyes amazonas —sensual, le acarició la mejilla —Al terminar la secundaria, poder casarnos y vivir con la tribu.

Pe-pero... ¡¿Cómo vamos a casarnos ahora?! Es una locura —los vellos se le erizaron —Además, no tengo porqué cumplir con eso, no soy un amazona.

No, mas Ranma tener potencial para ser guerrero de primer nivel —sonrió —Convertirte en mi esposo y entrenar con los más fuertes.

Ese dato sí se lo contó alguna vez en una de sus citas, cuando hablaban acerca de artes marciales. Saotome no iba a negarlo, lo deslumbró la idea de adquirir tal estatus y que lo condecoraran como un poderoso luchador. Sin embargo, no estaba considerando en serio dejar su vida actual en Nerima, mucho menos si eso implicaba desposarse con Shampoo y abandonar la beca deportiva (y a Akane).

Escucha, Shampoo, no sé qué clase de normas tienen ustedes, pero carajo, somos demasiado jóvenes para el matrimonio —aclaró —Además... ¿No debería ser con alguien que ames?

Ajá —volvió a abrazarlo encima de los hombros —Poder adelantar la luna de miel. ¿Cuánto vamos a esperar, Ranma?

Sh-Shampoo... ¡Aguarda! —nuevamente, se le estaba insinuado; la china no paraba de insistir en que tengan relaciones sexuales, ni siquiera enferma. Su memoria evocó los sucesos recientes con su mejor amiga, impulsándolo a trazar el límite —Yo también debo hablarte de algo.

Dime —le besó la comisura de los labios torpemente.

Sé que Mousse vino a verte —arrancó con esa frase.

¿Eh? —ella se separó abrupta. ¿Acaso estaba celoso e iba a reclamarle?

Ustedes dos aún no han podido superarse, ¿cierto?

La visión de la joven se tornó borrosa y su fisionomía comenzó a flaquear, desvaneciéndose. Era secuela de las pastillas chinas que le recetó Cologne; efectivas, pero lo suficientemente potentes para dormirla de inmediato. Ranma no se dio cuenta, pues prefirió darle la espalda durante su discurso, cosa de que no resultara tan complicado terminarle.

Y lo entiendo. Lo suyo fue especial y todavía tienen cosas que aclararse. Fue imprudente de mi parte pretender que te haría olvidarlo —se sonrojó —La verdad, yo también descubrí ciertos sentimientos que ignoré por mucho tiempo y... creo que lo mínimo que esas personas merecen es que seamos honestos —volteó a mirarla —Por eso, lo mejor es que ya no seamos novi... ¿Shampoo?, ¡Shampoo!

¿Qué sucede? —la bisabuela entró corriendo al escucharlo gritar el nombre de su nieta.

No sé, la acabo de ver desmayada.

Oh, no es eso —la anciana esbozó una risita —La medicina que le di tiene efecto somnífero. Sirve hasta para derribar a ejercito entero.

¡Mierda! —bufó frustrado. Justo cuando se atrevía a terminar con Shampoo, cayó dormida. ¿Será que acaso oyó algo de lo que le dijo?


De regreso en Furinkan, Akane y Shinnosuke decidieron dividirse para localizar a Ukyo, ya que les extrañaba que no respondiera al celular. Pasó alrededor de media hora hasta que, por fin, les pudo avisar que tuvo que adelantarse al restaurante debido a una emergencia de su padre.

Mensaje de Shinnosuke: "Estoy en la entrada de la escuela".

Tendo leyó el mensaje, informándose sobre dónde buscarlo e ir juntos al local. A veces le costaba asimilar del todo que ahora eran compinches gracias al romance con su mejor amiga. Le alegraba, de todas formas; Kounji merecía a alguien que la quisiera incondicionalmente.

Se disponía a tomar las escaleras que conectaban con el pasillo de su salón y, al acercarse al mismo, escuchó dos despiadadas voces que conocía muy bien, platicando mordaces. La curiosidad le ganó, así que la chica detuvo el paso al lado de la pared.

Te juro, Akari es tan patética.

Sayuri miraba a Kodachi maquillarse usando un pequeño espejo de mano. Ambas sentadas en sus respectivos asientos —¿Crees que lo dijo sea verdad?, ¿Ranma y Shampoo van a terminar?

Ay, por favor —rodó los ojos —Ranma estuvo desde el curso pasado rogándole a Shampoo, obviamente no lo harán.

Pero en la cancha no lo negó.

Seguro tuvieron un desacuerdo, algo normal de novios —dijo mientras pintaba sus labios— No sería capaz de dejarla. Eso es lo que las insulsas como Akari o Akane Tendo querrían creer.

Al escuchar su nombre, la muchacha de cabello azul se cubrió la boca, reteniendo un sonoro jadeo.

¿Akane? —la castaña quiso indagar —¿A qué te refieres?

Vamos, como si no supiera el colegio entero que está enamorada de Ranma. Ni se molesta en ocultarlo.

La aludida apretó los puños en un intento por contener la cólera que le provocan esas palabras. Sabía lo arpía que podía a ser la Rosa Negra.

Bueno, se supone que la quiere. Es su mejor amiga y pasan mucho tiempo juntos —meditó Sayuri —¿No sería posible que le corresponda algún día?

Kodachi largó una carcajada burlona —¡Por supuesto que la quiere! Como yo a mi perro que se la pasa detrás de mí todo el tiempo. Es una perdedora, si no le quedó más remedio que inventarse novios y hacerse amiga de Mousse para llamar la atención.

Akane tensó la mandíbula a punto de llorar.

¡Ya la asesino! —bramó la diablilla Nabiki.

Te acompaño —el ángel Kasumi estuvo de acuerdo. Parece que, nuevamente, concordaban en algo.

Sayuri frunció el ceño, incómoda por la actitud tan déspota de su compañera —Pensé que no aprobabas la relación de Ranma y Shampoo.

La pelinegra cerró el espejito dando un manotazo —A ver, no me parecía que, siendo Ranma el chico más popular de la escuela, tuviera que andar arrastrándose por la novia de otro; es de muy mal gusto. Además, tampoco es un secreto, Sayuri, Shampoo solo quiso darle celos a Mousse.

Supongo —musitó la castaña.

Pero, sinceramente, es la mejor opción para él. ¿Te lo imaginas de novio con una simplona como Tendo? Ridículo —le dio un meneo a su coleta —Y a mí nunca me interesó de esa forma porque, seamos honestas, Ranma será muy guapo, pero aún le falta madurar.

Akane no lo soportó más y huyó corriendo, con el rostro empapado de lágrimas. No debería prestarle atención a la despiadada Kodachi; después de todo, era una mustia. El problema recaía en sus inseguridades personales, con respecto a sí misma y a Ranma, siguiendo a flor de piel. En lugar de disiparse, estas se arraigaron aún más profundo en su persona.

En cuanto a las otras dos, abandonaron el aula sin enterarse de que ella las escuchó.

No lo sé, Kodachi —prosiguió Sayuri —No olvides que Ranma prefirió quedarse con Akane el día de la feria, ¿qué me dices de eso?

Bastó con recordárselo para que olvidara sus argumentos y se sintiera humillada —¡Cállate!


Una vez abajo, la chica de cabellera corta borró cualquier rostro de llanto que yaciera en mejillas, puesto que no deseaba que alguno de sus amigos lo notara. Lo que se imaginó es que alguien más, aparte de Shinnosuke, la estaba esperando.

¿Akane?

¡Ryū! —pestañeó sin parar —¿Qué haces acá?

Kūmon justo me preguntaba por ti, Akane —informó su amigo.

Perdón si te tomo de improvisto —el universitario se sobó la nuca —Es solo que no respondiste más mis mensajes y temí que te ocurriera algo.

Oh —le invadió un poco de culpa. No lo ignoraba a propósito, fue parte de las circunstancias —Dis-discúlpame tú a mí. Tuve un fin de semana un tanto ajetreado.

Comprendo. Quería asegurarme de que estabas bien —sonrió —¿Tienes algo que hacer ahora?

Yo, pues... quedé en ayudar a mi amiga con su restaurante.

Él forzó la sonrisa —Claro, entiendo.

Tendo notó su semblante decepcionado y pensó en una solución. No quería ser grosera con un chico tan amable como Ryū —Pero, si gustas, puedes venir. No creo que haya problema, ¿cierto, Shinnosuke?

Eh, para nada —afirmó él, aunque dubitativo. Tampoco quería ser maleducado —Te invitamos a comer.

¡Sería todo un honor! —alegó Kumon, recuperando la sonrisa.

Disimuladamente, Akane inhaló una honda bocanada de aire para controlar su ansiedad. Ranma aseguró que hoy mismo rompería con Shampoo y la buscaría más tarde. No sabía exactamente cómo planteárselo, pero, sí o sí, tendría que pedirle que aclare de una vez sus sentimientos por ella.


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Notas de autor:

Quiero contarles que, a medida que escribía, me pareció re importante profundizar en uno de los pilares de esta historia como no hice con anterioridad: la relación de Mousse y Shampoo. Sinceramente, en su momento no pensé demasiado el por qué de la inestabilidad que planteé en primer lugar, me bastó con decir "se separan y vuelven, y ya" sin ir más allá, pues tomemos en cuenta que mi experiencia de vida no era la misma que ahora.

En fin, yendo al punto, me topé con que las personalidades que le di a ambos son un excelente punto de inflexión. A diferencia del anime, Mousse acá es crítico y reservado, lo que choca con la forma de ser más espontánea de Shampoo. No es que no se amaran, sino que sus love lenguages son opuestos.

De hecho, fíjense en el contraste de la escena platicando con Ranma, y en la que visita Shampoo. Cada uno interpretó algo diferente en cuando a la forma de querer de Mousse. Siguiendo la misma línea de personajes, un detallito adicional que se me hizo divertido para explicar la forma de hablar de ella es que, al haber emigrado a cierta edad, lo aprendió con dificultad, al contrario de él.

Les comparto esto porque, de verdad, me emociona mucho el rumbo que le estoy dando a todo luego de tanto tiempo estancada.

Por otro lado, también hubo guiños a cositas de capis anteriores, como lo de Daisuke y el "compromiso" impuesto por las amazonas. Lo único que faltó esta vez, fue la canción, lol.

¡Gracias por leer y nos volvemos a encontrar prontito! XOXO.