One Piece NO ME PERTENECE. Solo hago esto para su entretenimiento y mi diversión.
Desde que supo de su existencia, dos meses después de su concepción, Chopper presenció la gestación de una pequeña criatura que luego fue nombrada Olivia Rose. Todo pasó muy rápido. Se enteró que Zoro y Robin estaban en una relación porque estuvieron a punto de perder a la arqueóloga por un envenenamiento cortesía del gobierno mundial que, al mismo tiempo, le hizo perder un bebé, que no sabía que estaba esperando. En cuestión de meses, luego del suceso, sus nakamas se comprometieron y se casaron, concibiendo a su primera hija por los alrededores del cumpleaños del espadachín, según sus cálculos.
No estaba seguro de si fue a propósito o un accidente, pero la realidad es que había una mugiwara más en el mundo. Olivia nació casi un mes antes de lo previsto, en un parto bastante largo y difícil que provocoo que Robin tuviese que recibir transfusiones de sangre. Desde el día uno, él había sido su pediatra, asegurándose de que estuviera creciendo como se esperaba. La bebé se parecía mucho a Robin, pero había heredado el cabello de su padre, aunque más abundante, - asemejándose al de su madre - y de una tonalidad más oscura. Era muy linda, una "muñequita" como la llamaba Nami, "agradecida" de que los genes de su amiga ganaran las batallas más importantes durante la concepción de la niña.
Fuera de su rol como médico, gran parte de su tiempo lo pasaba estudiando a la niña, a la distancia. Sentía una responsabilidad importante con la pequeña Roronoa. Como no pudo salvar al primer bebé que esperaban, le debía un trato extra vigilante a Robin y Zoro, por lo menos, hasta que la niña se desarrollara lo suficiente. Además, era novedoso para todos, tener un bebé a bordo. Para él, lo era aún más, ante lo poco que conocía de las "crías" humanas. Era su oportunidad de observar todo el proceso en primera fila y aprender.
Para el médico, la dinámica entre los padres también era un caso de estudio. Desde la primera vez que presenció un beso entre la pareja hasta el preciso momento en el que recibieron a su hija, Chopper se preguntó cómo esos dos, que desconfiaban el uno al otro al principio, se habían enamorado. Los conceptos de amor, los entendía hasta cierta extensión. Él amaba a todos sus nakamas, a Doctorina y al doctor Hiruluk, pero el amor entre Zoro y Robin era diferente. No eran como las parejas que había conocido hasta el momento, esas que vivían pegados todo el tiempo y demostrando afecto al público. Era obvio que se querían, pero sin tener que demostrarlo continuamente.
Lo veía cuando Zoro se quedaba dormido con la arqueóloga en brazos mientras ella leía un libro. Lo era cuando la arqueóloga entrenaba, al ritmo de una persona normal, para acompañar al espadachín en su rutina. Lo veía en el sutil beso que solían compartir cuando se despedían en los pasillos o partían a aventuras separadas en la isla correspondiente. También lo veía en las marcas que solían adornar la espalda de espadachín y el cuello de la arqueóloga, pero no estaba seguro de por qué dejar marcas en el cuerpo del otro era "amor", pero los humanos lo hacían y debía tomarlo como bueno y valido.
Aún recordaba el día de la boda; el evento fue mágico. Él se encargó de entregar los anillos. Antes de que Robin apareciese con aquel majestuoso vestido y el reno exclamara "¡Robin, te ves hermosa!", Chopper recordaba la sonrisa del espadachín mientras se acercaba a él. El reno solo pensaba en la luz que parecía irradiar de la pareja cuando bailaron su primer baile como esposos. Sonrió, contagiado por el ambiente. Desde que comenzaron su relación, Zoro sonreía más a menudo. Se había transformado en una versión más amable que la que conoció cuando se unió a la tripulación.
Con el nacimiento de Olivia, Chopper había notado otro cambio en Robin y Zoro, como si cada etapa como pareja, trajera nuevas versiones de ellos. La arqueóloga solía sonreír más, mucho más que antes, disfrutando de cada pequeña interacción que tenía con la bebé, ya fuese amamantándola, cambiando su pañal o simplemente sosteniéndola en su regazo. Brillaba con algo inexplicable y no escatimaba en demostrar lo mucho que amaba a su hija. Sus sentidos parecían haberse afianzado, escuchando e interpretando hasta el mínimo sonido y acción de la bebé. Chopper se alegraba de que así fuese, consciente de cómo había sido la vida de Robin antes de convertirse en una Sombrero de Paja. La arqueóloga era verdaderamente feliz, sintiéndose amada y amando su rol como amiga, esposa y madre.
El cambio en Zoro era más evidente. Chopper recordaba todo el proceso del embarazo de cara a Zoro. Siempre estuvo allí, en cada chequeo, cada molestia, preguntando todo lo que podía sobre los bebés y hasta leyendo libros sobre el tema, acontecimiento que tenía a toda la tripulación no creyendo sus ojos. Los síntomas fueron brutales para la arqueóloga y Zoro estuvo con ella en cada uno de los peores episodios, ya fuese abrazándola para darle algún tipo de alivio cuando los mareos no le dejaban abrir los ojos o sosteniendo su melena cuando las náuseas y los vómitos le atacaban en las mañanas. Durante el parto, exigió quedarse en la habitación; ni siquiera Nami pudo persuadirlo de lo contrario. El espadachín presencio la llegada de su hija al mundo y, durante esas primeras 24 horas, no se separó de su esposa mientras recibía la transfusión de sangre. En cada ronda que el medico hizo ese primer día, encontraba a un Zoro despierto, sentado al lado de la cama donde Robin dormía, sosteniendo su mano firmemente. Olivia estaba sobre su pecho desnudo, dormida ante la paz que le profesaba su padre, bajo el proceso de "piel a piel". Incluso dentro de las circunstancias, se le veía feliz, mucho más feliz que cuando el sake llegaba a bordo.
A partir de ese momento, no era extraño verlo bajo la enorme sombrilla reforzada para bebés de Franky, esa que le protegía del sol, con su hija en brazos, observándola dormir o encontrándose con los ojos que heredó de su madre. El espadachín no perdía la oportunidad de sentir la calidez del pequeño cuerpo, regando uno que otro beso sobre su sonrosada mejilla o frente. Amaba a su hija y eso hacía que el lado más tierno, ese que empleaba con Robin, se manifestara con frecuencia. Además, estaba bebiendo menos y entrenando aún más que antes.
"Debo ser más fuerte para proteger a las dos mujeres más importantes de mi vida. Ahora más que nunca, tengo que convertirme en el mejor espadachín del mundo...por mi familia."
Incluso entrenando, podía verlo observar hacia la proa, donde normalmente se encontraba Robin con la niña en brazos o a su lado en su pequeño corral. Zoro las vigilaba, alerta ante cualquier eventualidad en la que tuviese que intervenir. No podía evitar preguntarse si, sus padres, a pesar de que no contaban con ningún tipo de raciocinio, llegaron a sentir por instinto algo similar por él, por lo menos, antes de que se comiera la fruta del diablo. Olivia era una niña afortunada al, no solo tener a dos padres que la adoraban, también a una tripulación que se autodenominaban tíos y tías a disposición de lo que necesitara.
Nami no escatimaba en gastos cuando se trataba de la bebé. Compraba todo tipo de ropa, juguetes, accesorios, incluso compró un den den mushi para tomar todo tipo de fotografías del infante. Usopp y Luffy pasaban horas y horas contándole historias más que fantásticas que la bebé no podía comprender, así como, haciéndole todo tipo de muecas y gracia para provocar una reacción. Jinbei solía ser más sutil, sosteniendo la pequeña mano infantil o simplemente entreteniéndola con el sonido de su gruesa voz. Franky había modificado el Sunny para que fuese más amigable para un infante en alta mar; había creado artefactos y accesorios para que la niña pudiese interactuar en cubierta, sin que el incesante sol y el calor le maltratara la delicada piel. También, había insonorizado la habitación que compartía el matrimonio, los aposentos temporales de Olivia y lo proveyó con un compartimiento secreto, en caso de que algún enemigo lograse infiltrarse, pudiesen esconder a la niña de manera segura. Sanji se desvivía por la "futura jovencita" como era de esperar del autoproclamado "tío favorito"; había ideado un menú para cuando estuviese en la edad de los sólidos. Brook solía tocar el violín para relajarla en sus momentos de llanto, además de contarle chistes que obviamente no podía entender.
Todo aquellos pensamientos, llevaban al reno a su situación. Los Roronoa, desde la llegada de Olivia, se acurrucaban a observar las estrellas. A veces, la bebé descansaba en brazos de Zoro, otra en los de Robin, a veces sobre la manta provista en el lugar, pero siempre, ambos padres se encontraban sonriendo. Eran aún más cariñosos que cuando no contaban con ese título, lo cual pensó era normal. Se sentía perdido. Ellos tenían una hija, ¿para que agregar a alguien que no lo era?
Vamos, Chopper; nada cambiará entre nosotros. le aseguró Robin poco después del nacimiento, al intuir las tribulaciones del reno, pero había pasado un mes y aun no se sentía a gusto con interrumpir esos momentos entre los tres.
Chopper, ¿por qué no te acercas? la voz de la arqueóloga hizo que saltara de su para nada elaborado escondite. Al recuperarse de su estupor, observó los rostros sonrientes de los padres. ¿No te gustaría ver las estrellas con nosotros?
Es que…ante la duda, tanto Zoro como Robin le observaron extrañados. no quiero interrumpir su momento familiar. era la primera vez que lo decía directamente.
El espadachín y la arqueóloga se observaron por breves instantes. Desde que Olivia nació, Chopper se había distanciado de ellos de manera sutil. Lo veían todos los días, era el médico de cabecera de madre e hija, pero fuera de lo médico, casi no se desenvolvía con ellos en lo personal, como solía hacerlo. No buscaba leer una historia con Robin ni se acercaba a tener charlas de hombría con Zoro. Al principio, no lo habían notado, demasiado inmersos en el caos de convertirse en padres, pero a medida que la rutina se instalaba, notaron el cambio y no les agradaba. Era la primera vez que el reno dejaba salir lo que pensaba.
Exacto, faltas tú. apremió Robin.
Olivia necesita a su hermano mayor. Chopper los observó por lo que le pareció mucho tiempo.
Nuestra hija no vino a desplazarte, solo agrandó nuestra familia, trayendo consigo mucho más amor para dar.
¿De verdad quieren que…sea…es decir, soy…? las lágrimas habían comenzado a salir de los ojos del reno. Entendiendo a lo que se refería, la pareja sonrió.
Así como Olivia tiene una cantidad considerable de tíos a su disposición, también tiene un hermano mayor, el cual resulta ser el mejor médico de todos los océanos. aseguró Robin.
Eran lo más cercano a unos padres que conocía. Los amaba y agradecía lo que hacían por él a diario. Que ellos, le confiaran a su preciosa hija para que él fuese su hermano mayor, era más que apreciado por el reno. Sus ojos llorosos lo comprobaban. Corrió hacia ellos, siendo recibido en los brazos del espadachín.
¡Prometo ser el mejor! Aunque…no sé cómo se hace. Zoro le abrió espacio entre él y Robin, quien sostenía a Olivia con el otro brazo.
Nosotros también estamos aprendiendo a ser padres, Chopper. No hay un manual para ello. se sinceró Robin mientras envolvía al reno con su brazo libre. A partir de ahí, se enfrascaron en un cómodo silencio. Chopper y Olivia observándose con calma; la niña le mostró lo que interpretó como una sonrisa sin dientes.
¡Le agrado! la bebé había bostezado, justo cuando el reno volteó hacia Zoro para comentarle el suceso. Los padres decidieron no contradecirlo.
¿Por qué no sería así? cuestionó el espadachín. Chopper apoyó su cabeza sobre el pecho de Robin, observando a la niña, acariciando con cuidado la manita que le extendía su "hermanita". Las horas pasaron hasta que tanto el reno como la bebé cayeron presos de Morfeo.
Los esposos sonrieron satisfechos. Para ellos, Olivia también fue una sorpresa. No por el proceso que conllevaba concebir, admitiendo que ambos eran más que activos en el ámbito entre las sábanas, era más por el hecho de que Robin se estuvo cuidando, sin contar que luego del aborto y el veneno, su cuerpo no era el mismo reloj que solía ser. La posibilidad de engendrar parecía diminuta hasta que no lo fue. Había sido un cambio del cielo a la tierra del que no se arrepentían en lo más mínimo. Olivia era lo mejor que habían hecho en la vida y les alegraba poder tenerla entre sus brazos, junto al primer "hijo" que tuvieron. Chopper era importante para ambos y sabían que era el complemento perfecto para esta familia que habían forjado. Con cuidado, Zoro extendió una frazada térmica sobre ellos, adicional a la manta y gorro que cubría a la pequeña recién nacida. Compartieron un beso dulce en los labios, sintiéndose afortunados con el momento presente. Aún eran piratas y tenían dos ambiciosos sueños que cumplir, pero por ahora, disfrutaron de la noche, acompañados de sus dos hijos.
Espero que les guste ;)
